Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es anhanninen, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to anhanninen. I'm only translating with her permission. Thank you, Ashley, for letting me share another one of your stories! :3


Capítulo 64

Paso todo el día de vísperas de Navidad horneando y usando la ayuda de Emmett. Pero honestamente, él probablemente es más un obstáculo que una ayuda. Estoy cubierta de harina porque él creyó que sería gracioso, y un cuarto de las galletas no se parecen nada a una estrella, árboles, y hombres de nieve.

Pero nos divertimos—bastante, de hecho.

Él me hace sonreír más de lo que he hecho en semanas, e incluso compartimos historias sobre las Navidades con nuestros padres. A pesar de la gran diferencia de edad, él siempre fue un hermano mayor increíble. Saca un álbum de fotos de cuando apenas tenía un año, y sonrío, viendo su versión adolescente ayudándome a abrir los regalos.

—Compré flores para mamá y papá —dice—. ¿Quieres ir a verlos hoy?

Asiento, sin desear nada más que eso.

—Realmente me gustaría. Déjame ir a asearme ya que hay más harina en mí que en las galletas.

Él sonríe, limpiando las encimeras.

—Los accidentes pasan, Bells. Te dije que no soy bueno en esto.

Simplemente me carcajeo, dejándolo a cargo de la limpieza mientras me dirijo a la ducha. Logro quitarme toda la harina, y entonces me visto con leggins y una chaqueta polar. Hace menos de diez grados, así que Emmett se asegura que esté cubierta con un abrigo y una bufanda antes de irnos.

El viaje al cementerio no es muy largo, y rápidamente caminamos hacia las tumbas de mamá y papá. Él claramente ha mantenido el lugar y coloca las flores nuevas en los recipientes antes de pasar sus dedos por cada lápida.

—Hola —dice, sonriendo con tristeza—. La pequeña está aquí conmigo esta vez. Es vísperas de Navidad, y queríamos verlos. Bells me hizo ayudarla a hornear, e hicimos un gran desastre en la cocina por el que mamá nos hubiera gritado.

Me siento frente a las lápidas con lágrimas en mis ojos. Lo que daría para tenerlos de vuelta.

—Hola, mamá. Hola, papi —digo—. Los extraño mucho.

—Nos están cuidando desde arriba, pequeña —dice Emmett, frotando mi espalda.

Asiento, secándome las lágrimas.

—¿Recuerdas el adorno de pepinillo que papá solía esconder?

Él se ríe.

—La tradición más jodidamente rara. Lo que más recuerdo era ayudarte a encontrarlo todos los años hasta que tuviste seis, y entonces insististe que podías encontrarlo tú misma. Te llevó dos días.

—¡Lo escondió muy alto!

—¡Porque sabía que yo te ayudaría!

Sonrío, apoyándome contra su hombro mientras asiento.

—Siempre has estado allí para mí. Honestamente, ¿no estuviste molesto de tener una hermana bebé a los trece años?

Él niega con la cabeza.

—No. Me tuvieron de muy joven, así que no fue una gran sorpresa porque siempre dijeron que querían otro. Simplemente no funcionó hasta que llegaste tú. Fuiste la mejor sorpresa, Bells. No pasa un día que no esté agradecido por ti. No estoy seguro que hubiera podido superar su muerte sin ti en este mundo, para ser honesto.

Es mi turno de abrazarlo cuando noto las lágrimas en sus ojos.

—Siempre nos tendremos el uno al otro.

Él asiente.

—Siempre. Te amo.

—También te amo, Em. Gracias por ser el mejor hermano del mundo.

—Soy bastante genial, ¿o no? —bromea, obligándome a sonreír.

Soy la chica más afortunada al tener un hermano como él.