Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.
Advertencias: Omegaverse, Mpreg, lactancia masculina, yaoi, angst, Sasunaru, leve Gaanaru, menciones de guerra, dolor y sufrimiento, matrimonio sin infidelidades…
Dedicada a Norilucas, por siempre estarme oyendo parlotear sobre nuevas ideas de fics que no han visto la luz del día y por seguir animándome a escribir 😊
.
.
.
Noches de lluvia, días de sol
10
.
.
Poco después de que se cumpliera un año desde que Gaara se había mudado a esta pequeña ciudad, Temari fue a visitarlo por primera vez.
Llevaba prometiéndole ir desde que se había mudado, pero su hermana había respetado su espacio y entendía que necesitaba pasar un tiempo solo. Sin embargo, al parecer, ella ya había decidido que había pasado demasiado tiempo sin verlo y en su última carta le había avisado que llegaría para pasar las navidades juntos.
Gaara no se quejó, extrañaba a su hermana, aunque no lo admitiera en voz alta. Era la única familia que le quedaba y la atesoraba con todo su corazón. Por esta razón, cuando Temari apareció un día en su puerta, no pudo hacer otra cosa que abrazarla con cariño. En verdad la había echado de menos.
—Te ves mucho mejor de lo que esperaba —sonrió su hermana al deshacer el abrazo, acariciándole una mejilla con suavidad. —Al parecer, mudarte aquí te ha hecho más bien de lo que pensaba.
—Me he acostumbrado al vecindario —el pelirrojo se encogió de hombros, recogiendo su maleta del suelo para llevarla dentro de la casa.
La rubia curioseó el interior de la estancia, notando como todo parecía estar limpio y en orden. Le había preocupado que Gaara no estuviera cuidándose a pesar de asegurarle que sí lo hacía en sus cartas, pero la casa lucía bien y su hermano también, así que se permitió dejar escapar un suspiro lleno de alivio.
Gaara le mostró el cuarto de invitados, donde le aseguró que podría quedarse el tiempo que quisiera, aunque Temari ya había decidido que su visita sería de un par de semanas, solamente. Su hermano también le mostró el resto de la casa, incluido su huerto, y Temari estaba gratamente sorprendida de lo bien que parecía estar Gaara, especialmente si recordaba lo desamparado que se encontraba al regresar de la guerra.
Todavía daba gracias a Dios por que su hermanito volviera a casa sano y salvo. Luego de lo de Kankuro y de su madre, la hubiera destrozado el perder a la única familia que le quedaba. Gaara lo era todo para ella, todo lo que tenía, y daría lo que fuera por verlo feliz, incluso a pesar de la distancia.
—¿Y? ¿Cuándo me presentarás a tu amigo el vecino? —sonrió Temari mientras cenaban. Ella misma había preparado toda la comida, de las favoritas de Gaara, y el pelirrojo no podía hacer otra cosa que estar agradecido con su hermana por darle tantas atenciones, aunque ya no fuera un niño.
La pregunta no le sorprendió. Ya le había hablado de Naruto en sus cartas, así que Temari sabía que era su vecino y además un buen amigo. Era natural que estuviera deseosa de conocerlo, sobre todo porque Gaara no era una persona que se relacionara mucho con otras personas.
—¿Mm? —se hizo el desentendido, llevándose un bocado de verduras a la boca.
—No te hagas el tonto —lo reprendió la mujer con una sonrisa traviesa en el rostro. —Hablas de él en casi todas tus cartas, así que si es tan amigo tuyo como dices, también quiero conocerlo.
Antes de poder responder, el timbre sonó repentinamente, interrumpiendo la conversación. Extrañado, Gaara se levantó a abrir la puerta. No solía recibir visitas. Solo podía recordar una vez en todo ese año que alguien tocara a su puerta, y fue una persona que se había confundido de casa y buscaba otra dirección.
Temari lo siguió con los ojos llenos de curiosidad y se asomó sin cautela cuando abrió la puerta, queriendo saber quién se encontraba del otro lado.
—Ah, Gaara, buenas noches. Espero no molestar.
—... ¿Naruto? —preguntó extrañado el alfa, observando a su vecino, quien cargaba a su hija en un brazo y lo que parecía ser una bandeja en el otro. —¿Qué haces aquí? ¿Necesitas algo? —no pudo evitar preguntar, sin intención de ser grosero. Simplemente estaba genuinamente confundido con la presencia de Naruto en su puerta. Era la primera vez desde que se conocían que el rubio lo buscaba directamente en su casa.
Al escuchar su pregunta, el omega le devolvió una sonrisa apenada.
—Es que, bueno, recordé que me habías dicho que tu hermana vendría hoy a quedarse contigo un tiempo, así que preparé un pastel para ustedes —alzó la mano con la bandeja, cubierta con una tela, para mostrarle lo que había traído.
Sin tener tiempo para responder, fue empujado hacia un lado por una emocionada Temari, quien inspeccionó al rubio de pies a cabeza.
—¡Hola, mucho gusto! Soy Temari, la hermana mayor de Gaara —se presentó amigablemente.
—Temari… —rezongó el pelirrojo detrás de ella, siendo completamente ignorado.
—Tú debes ser Naruto, ¿cierto? ¿El vecino de al lado?
El rubio sonrió enormemente, feliz de saber que la hermana de Gaara sabía sobre él.
—Así es. Naruto Uchiha, y esta es mi hija Nozomi —inclinó el rostro hacia la bebé que estaba acurrucada contra su pecho, observando con atención a los adultos con sus bonitos ojos negros y una mano regordeta en la boca. —Es un placer conocerte.
—¡Oh, pero si esta niña es una lindura! —comentó una encantada Temari. —Pero pasen, pasen, no se queden ahí. Apenas estábamos cenando, pueden unírsenos si quieren. Hay comida suficiente —lo invitó a pasar, y cuando el rubio se mostró dubitativo, no dudó en guiñar al interior de la casa.
Al verse repentinamente dentro de la estancia, Naruto le dirigió una mirada sorprendida a Gaara, quien solo se encogió de hombros y suspiró.
Temari tomó el pastel que Naruto traía en sus manos, agradeciéndole por su gesto, y se encaminó a la cocina para dejar la bandeja a un lado y servirle comida al rubio.
—Lamento la actitud de mi hermana —se disculpó Gaara, a lo que Naruto solo rio y negó con la cabeza.
—Me agrada —le confesó. —Lamento interrumpir su cena.
—No interrumpes. Temari quería conocerte de todas formas.
La pequeña Nozomi comenzó a balbucear cosas sin sentido y pronto toda la atención de Naruto estaba en su hija, alzándola de modo que sus rostros quedaran uno frente al otro. Fue entonces, al verlos convivir juntos, que a Gaara se le vino el fugaz pensamiento de que esta era la primera vez que tanto Naruto como la niña estaban en su casa.
Pronto Temari los llamó a la mesa y, para su sorpresa, Naruto y ella parecían llevarse muy bien. Nozomi, que era muy tranquila pero no estaba acostumbrada a los extraños, incluso dejó que la mujer la cargara.
El pastel de naranja que había traído el rubio tenía bastante buen sabor, aunque este admitió que era el primero que preparaba. En general, lo pasaron bastante bien, y más o menos una hora después Naruto insistió en que debía irse porque su hija comenzaba a adormilarse.
—Muchas gracias por recibirme —sonrió el omega antes de irse. —Y fue un placer Temari, espero que nos sigamos viendo mientras estés aquí.
—Claro que sí —respondió inmediatamente ella.
Dando las buenas noches, Naruto se marchó, emprendiendo un largo viaje de apenas unos metros de regreso a casa.
—Que tipo más agradable —comentó Temari con las manos en la cadera, observando al rubio caminar en la oscuridad hasta cruzar a su propia casa.
—Sí…
Temari lo miró, notando cómo realmente no le había prestado atención a sus palabras. Gaara esperó hasta asegurarse de que Naruto entrara en casa para suspirar y regresar a la suya, sintiendo los ojos de su hermana fijos en él.
Cuando se giró a mirarla, extrañado por el exceso de silencio, se dio cuenta de que esta lo observaba con los ojos abiertos y una mano cubriendo su boca.
—¿Temari?
—Estás enamorado… —susurró ella.
—¿Qué dices?
—Puedo verlo en tus ojos. Te enamoraste del vecino —insistió, sin ningún ápice de duda en su voz.
—Él está casado, Temari —le recordó inmediatamente su hermano menor.
—No has negado lo que dije. No creas que no noté el modo en que lo mirabas durante la cena, y luego, cuando se marchó… Oh, Gaara.
Gaara se quedó en silencio y se dio cuenta de que era cierto, en ningún momento refutó las insinuaciones de su hermana. Tal vez su mirada reveló más de lo que debía, o tal vez Temari era más intuitiva de lo que originalmente creyó.
Pero, oh, ahora todo tenía sentido. Llevaba tiempo negándose a nombrar esos sentimientos que afloraron dentro de él. Su necesidad de buscar a Naruto y de involucrarse con su hija, levantarse todas las mañanas con la esperanza de verlo, siempre aprovechar cada excusa para pasar un momento a su lado… Se había enamorado de Naruto.
.
.
.
N/A: ¿Actualización menos de un mes después del último capítulo? ¿Quién soy?
