30. 13 años. Finales de julio.

Harry siempre había sido especialmente cuidadoso con su vida privada. No le gustaba dar demasiada información. Y mucho menos desde que sus idas y venidas habían empezado a causar tanto revuelo en la opinión pública. Pero siempre había podido contar con algunas personas cercanas con los que poder hablar de estos temas. Sin embargo, tras lo que había pasado con Ginny, se había cerrado mucho más. Había estado muy harto de todo lo que se había hablado sobre el tema en la prensa, sí, pero eso era lo esperable. Que en El Profeta mencionasen el nombre Harry Potter era una cosa que sucedía a diario. El problema había sido lo mucho que se había hablado del tema entre su propia familia. Es decir, vale, Ginny era la hermana de Ron y tampoco le iba a prohibir a Ron hablar del tema, ni mucho menos. Pero le habría gustado haber podido contar un poquito más con Ron y Hermione en ese momento sin que lo juzgaran o le tuvieran lástima.

Al menos, las cosas habían mejorado sustancialmente en ese punto. Es verdad que confiaba mucho más en Ron y Hermione. Pero todavía le costaba un poco con algunos temas.

Con algunos temas específicos.

Con el tema de Draco, en concreto.

Harry suspiró mientras se pasaba una mano por el pelo, despeinándoselo todavía más. Había pasado algo más de un mes desde el cumpleaños de Draco y las cosas habían ido… bien. Sorprendentemente, teniendo en cuenta que estaban hablando de Harry. No le había dado más vueltas de las necesarias, no había intentado huir de Draco. No, todo lo contrario, de hecho. Harry y Draco se habían visto casi a diario, si no era con una excusa, era con otra. Si no se encontraban en el Ministerio, quedaban para hacer algo. Y si no, iban a verse el uno al otro. Lo cierto es que Harry no podía quejarse, no señor. Se sentía como un adolescente emocionado por su primer amor.

El problema no era Draco, nunca era Draco. Harry se buscaba sus propios problemas.

El problema era que, después de algo más de un mes, Harry se sentía moralmente obligado a contárselo a Ron y a Hermione. Y todo esto en la teoría, muy bonito.

Pero en la práctica, era otra cosa.

Pero, ¿qué mejor momento que ahora mismo?

Hoy había sido el último día de colegio de sus hijos y habían vuelto de Hogwarts. Por azares del destino –más bien porque se había entretenido con otras cosas, muchas gracias–, no le había dado tiempo a llegar a King's Cross para recogerlos, así que les había pedido a Ron y a Hermione que recogieran a James, Albus y Lily. Cosa que habían hecho y Harry les agradecía enormemente, por supuesto. Pero una cosa lleva a la otra y ahora Harry estaba sentado en el salón de la casa de Ron y Hermione intentando buscar una manera no demasiado violenta de sacar el tema de Draco.

A lo largo de los últimos meses, Harry había ido dejando caer algunos retazos de información relevantes. Por ejemplo –y más importante–, la situación sentimental que tenían Draco y Astoria. Harry era completamente consciente de cómo se veía desde fuera que estuviera bebiendo los vientos por Draco Malfoy con su mujer al lado, ya había pasado por esa situación. Así que mencionar que Draco y Astoria no estaban juntos juntos era un punto bastante clave para que Ron y Hermione no le torcieran el morro. No demasiado, al menos.

Aunque tenía que decir que Ron y Draco no habían querido asesinarse todavía y tenían una relación bastante cordial, lo cual también ayudaba a su causa.

Y había que asumir que Hermione siempre había sido la bruja más lista de su generación, así que probablemente ya supiera muchas más cosas de las que Harry quería contar, así que si no le había frito el culo a hechizos, probablemente no fuera a hacerlo próximamente.

Harry volvió a suspirar, cogiendo aire lentamente con los ojos cerrados y soltándolo bruscamente, abriéndolos de nuevo para ver cómo sus amigos lo miraban como si le hubiera crecido otra cabeza.

Tenía que decirlo y tenía que hacerlo ya.

Pero, ¿cómo?

"¿Estoy viendo a Draco?" Eso era evidente, lo veía a menudo, sobre todo en el trabajo.

"¿Estoy conociendo a Draco?" Bueno, sí, pero desde hacía años, y conocerlo había sido la causa de estar ahora como estaban.

"¿Estoy saliendo con Draco?" Espera, ¿estaban saliendo? ¿Qué eran? ¿Novios? ¿Amigos con derechos? Esa conversación no la habían tenido todavía.

Arg, todo era mucho más complicado de lo que Harry había previsto. Seguro que si Draco estuviera ahí, lo habría solucionado sin pestañear. ¿Qué diría Draco?

- Me… gusta Draco.

Bien, Harry, así se empieza. Por el principio.

El primero en romper el silencio que siguió a la confesión de Harry fue Ron, cosa sorprendente teniendo en cuenta el color blancuzco que estaba cogiendo su cara, como si se acabara de tragar un limón y se hubiera atragantado con él.

- Bueno, Harry. Ya era hora de que te dieras cuenta. Pensaba que le iba a dar un patatús a Malfoy de esperar a que lo asumieses.

- ¡Ay Harry! ¡Qué alegría! Sabía que nos lo dirías cuando te sintieras preparado.

Espera, a Harry esto le resultaba raro. No, no habían entendido lo que quería decir.

O no se había explicado del todo bien.

- No, no… no sólo me gusta. Yo también le gusto.

Ron estaba cada vez más blanco, como si le fuera a dar el patatús a él, pero eso sí, Harry nunca podría decir que no estaba intentando ser comprensivo.

- Amigo, perdona, pero… eso era evidente. Esa tensión que tenéis entre vosotros… es extremadamente incómoda.

Venga, va, a Harry se lo había dejado Ron en bandeja, ¿no?

- No, que hemos encontrado formas de resolver esa tensión.

- ¿A golpes? ¿Te estás pegando con Malfoy, habéis llegado a las manos?

Bueno, era una forma de decirlo, ¿no? A las manos habían llegado.

- No, Ron, a golpes no, a besos.

Bueno, ya más directo ni podía ser, si no se enteraban, ya era porque no querían.

- Oh, puaj. No. Demasiada información. No, no, nonono, no necesitaba eso, Harry. –Ron se llevó las manos a la frente y se la frotó, como si quiera borrar esa información de su memoria y de verdad que Harry pensó que le iba a dar algo. Estaba blanco como el papel. Y no ayudaba que Hermione le acabara de dar un manotazo en el brazo que uf, tenía que haber dolido bastante, sobre todo por la cara que puso Ron–. Auch. No, en serio. Mione, no me dirás que la imagen de nuestro mejor amigo besando a Malfoy no es un poco difícil de tragar.

- ¡Ron!

- Que no digo que no fuera de esperar ni que no apoye a Harry. Sólo digo que había conseguido no imaginarme esa situación hasta ahora y era un poco más feliz.

Harry se rio, porque en el fondo era todo un poco cómico, pero se rio sobre todo porque acababa de quitarse un peso muy grande de encima. Y sólo había que confiar en Ron para quitarle más hierro al asunto.

Pero llevaba tanto tiempo dándole vueltas a este tema, cómo abordarlo con sus amigos y, sobre todo, cómo iban a reaccionar, que ni se había planteado qué hacer si lo aceptaban con toda la calma del mundo.

Hermione, ignorando a su marido por completo, se levantó del sillón en el que estaba sentada y se acercó a Harry, prácticamente lanzándose a sus brazos para poder abrazarlo.

- Harry, no le hagas ni caso a Ron. De verdad que nos alegramos mucho por ti.

La voz de Hermione sonaba emocionada y bueno, Harry no quería pensar en ello más de la cuenta porque, al final, estaba seguro de que de otra forma y quizás por otras causas, pero sus amigos también lo habían pasado mal por él.

De repente, sintió una mano en el hombro y levantó la mirada por encima del pelo de Hermione para encontrarse con la cara de Ron, quien le sonreía como si hasta hace un momento no hubiera tenido cara de acabar de tragarse un gusarajo.

- Ya era hora, compañero.

Sí, ya era hora.


N/A: Capítulo cortito, cada vez más cerca del final. Prometo que no queda mucho.

Los reviews se agradecen y encienden la chispa de la inspiración.

A camino largo, paso corto.

MayaT.