Salió afuera, mirando a ambos lados, abrió ligeramente sus ojos al ver aquella cabellera plateada, dándole la espalda, mientras que, al frente del joven, la silueta de su compañera se distinguía

No debería interrumpirlos

Pensó, desacelerando sus pasos

- ¡Kagome! - volteó - Pensamos que te habías quedado a entrenar - pronunciaron las tres jóvenes, acercándose a la entrada, con unos refrescos en sus manos

- Chicas - desvió su camino, hacia sus amigas - Lo lamento, pero se me va a hacer tarde, sin embargo - volvió a mirar a los jóvenes - No quiero entrometerme en su plática


Caminaron a la salida en silencio. El corazón del peliplata latía a mil por hora, sin entender del todo porque, mientras que su mente volvía a reproducir aquella dulce fragancia, casi con miedo de olvidarla. Disimuladamente, miró por el rabillo del ojo a Kikyo

¿Por qué siento la necesidad de saber quién es esa chica?

Frunció el entrecejo, después de todo, no quería arruinar las cosas con la mujer que caminaba a su lado, por alguien a quién ni siquiera conocía

Salieron a la acera e hicieron unos pasos a la derecha, quedando a unos metros de la entrada, él se colocó de espaldas, observándo fijamente a la joven

- Pensé que no vendrías

- ¿Bromeas? Sólo estaba a unas calles - sonrió

- Inuyasha... yo... quería verte - desvió la mirada, sonrojándose un poco

- Eh... yo... yo también - comenzó a sentir que un ligero calor envolvía sus mejillas

- Sé que ambos estamos ocupados con nuestros compromisos, pero... - regresó su vista a él - Me gustaría, que cuando termine el intercolegial, tú y yo, tengamos una cita

- ¿De verdad?

Su cuerpo se tensó, al mismo tiempo en que trató de disimular los latidos de su corazón y la sorpresa en su rostro

El perfume... ella... está cerca

- Si - la mujer sonrió - Me pareces un buen chico, Inuyasha y... quiero conocerte mejor - antes de que pudiera responder, la mujer dio un paso al costado, mirando detrás de él, asintiendo - Lo lamento... debo irme

- ¿He? Eh... bueno, está bien - fue lo único que logró articular

- Llámame... cuando quieras - le sonrió, pasando por su lado, en dirección a sus amigas

Él permaneció inmóvil, no por las palabras de la chica que le gustaba, si no por la persona que se encontraba a sus espaldas y aún no conocía. Contuvo el aire, volteando lentamente hacia el pequeño grupo de 5, que seguía parado en la entrada del edificio

La joven del perfume, al igual que Kikyo, se encontraba dándole la espalda, sin embargo, ésta vez no pensaba moverse de su sitio

Sus orbes dorados se dilataron, al mismo tiempo en que sus mejillas hirvieron, en el mismo momento en que, aquella desconocida, volteó, mirándolo directo a los ojos


- ¿Es su novio? - preguntó Ayumi

- No creo - respondió Eri

- Por lo que me comentó, lo conoció en una de las fiestas de sus amigos - acotó Yuka - Pero él nunca avanzó con ella

- Típico - Eri blanqueó sus ojos, llevando el sorbete de su bebida a su boca

- Chicas - pronunció Kagome - Lamento interrumpir su interesante conversación, pero de verdad, necesito que terminemos

- Entonces ve a decirle, Kag

- ¿Qué? ¿Yo? - las miró, abriendo sus ojos ampliamente

- Así es - la miró - Tú eres quien está apurada, ¿no es así?

- Oye, eso es grosero, Eri - se quejó Ayumi - Si Kagome no se siente cómoda...

- No, Ayumi - frunció el entrecejo - Déjala

Volteó y comenzó a caminar en dirección a los jóvenes, intentando demostrarse segura, aunque por dentro su corazón estaba temblando de la vergüenza que le ocasionaría interrumpirlos. Para su suerte, antes de llegar, Kikyo asomó su mirada, lo que le permitió realizar un gesto con su mando, señalando un reloj, que no poseía y obtener un asentimiento, por parte de su compañera

Regresó sobre sus pasos, al mismo tiempo en que un sonoro suspiro abandonaba sus labios y su expresión se relajaba. Se detuvo al frente de sus amigas, quienes la miraban divertidas

- Qué suerte tuviste - rió Yuca - Hubiese muerto por verte intervenir

- ¿Por qué? - preguntó con curiosidad - Es lo último que desearía

Antes de que pudieran continuar con la plática, Kikyo se colocó al lado de la estudiante

- ¿Debes marcharte? - preguntó, mirándola

- Si - respondió, sin devolverle la mirada - Hay demasiadas cosas que hacer en casa, por eso quería acelerar un poco la práctica

- Comprendo... además, debemos seguir preparándonos

- Oye - intervino Yuca, sonriendo pícaramente - Parece que lo tienes loco

- ¿De que hablas?

- Ay no te hagas, Ki - acotó Eri - Aún sigue parado ahí, observándote

Como un acto reflejo, casi involuntario, Kagome volteó, encontrándose con unos orbes dorados, que la miraban fijamente, los cuales atravesaron su alma en aquel mismo instante


Inuyasha

Mi respiración se detuvo en el mismo momento en que sus ojos se encontraron con los míos. Fueron milisegundos, aún así, me dio el tiempo suficiente de deleitarme con su pequeño y refinado rostro. Para mi sorpresa, era muy similar a Kikyo, pero con algo diferente... algo que no sé determinar... algo que me intirga... algo que desearía descubrir, ¡Carajo! ahora comprendo porque su perfume causó estragos en mi interior... era sólo una advertencia de lo que me pasaría al verla por primera vez a la cara

Ojos castaños... podría jurar que el cielo se vería bonito, si tuviese el color de sus ojos. Mirada penetrante, casi atravesadora. Labios rosados, delicadamente delgados. Mejillas un poco sonrojadas, aún no sé si porque ese es su color natural o se transformaron debido a nuestro pequeño encuentro, un acontecimiento que nadie notó, sólo ella y yo

Kagome

Una corriente eléctrica azotó mi cuerpo cuando aquellos ojos de oro se fijaron en los míos. Su rostro era más hermoso de lo que imaginé, casi como si él hubiese formado parte de lo que denominamos "ángeles", en alguna otra vida. Voltee, antes de que alguna de mis amigas se percatara de la situación, sin embargo, su imagen se grabo en mi cerebro y, estaba segura, de que no podría sacarla de mi mente por el resto del día. ¿Perfección? jamás creí en ella, pero... si aquella palabra fuese una persona real, estoy segura de que él se acercaría bastante

Tenía una ventaja sobre él... ya conocía su nombre y, por lo que Sota me había comentado, estaba en su escuela trabajando, información que, al comienzo me pareció irrelevante, sin embargo, a esta altura, es algo que agradezco haber escuchado


Extra: El hermano prodigio

Cortó la llamada con el menor de los Taisho y volteó, mirando por el gran ventanal, el cuál le proponía una mirada inmensurablemente bella, de la gran ciudad de Tokio

Sesshomaru Taisho, el mayor de los dos hermanos, el "diferente" como lo catalogaban en su familia, debido a que había elegido los negocios por sobre los deportes, era un conocido abogado, quién se había ganado el sobrenombre de "El señor de hielo", ya que su mirada no transmitía emociones, amén de que, con pocas palabras, había ganado juicios impensados, muchos de los cuales, sus colegas, daban por perdidos

- Sólo espero... que no me deje en ridículo - profesó, molesto

La relación con su hermano siempre había sido cordial, pero distante. Su falta de intereses en común y gustos opuestos, no hicieron más que alejarlos a medida que iban creciendo, sin embargo, la presencia del otro no podía faltar en eventos o acontecimientos importantes, después de todo, se querían, a su manera

- ¿Molesto desde temprano, señor? - aquella seductora voz, hizo que volteara

- Kagura - pronunció, sentándose nuevamente en su silla

- ¿Es un delito visitar a mi pareja?

Se acercó, sentándose en sus piernas y robándole un pequeño beso, en la comisura de los labios

- No deberías estar aquí - pronunció, comenzando a escribir en su computadora

- Lo sé - ella, por su parte, comenzó a jugar con su corbata - Pero... quería comenzar el día...

Él comprendió rápido el mensaje, por lo que, tomándola por la cintura, la colocó sobre la mesa y se dirigió a la puerta, cerrándola

- Sabes lo que me gusta - pronunció, mientras el peliplata se colocaba entre sus piernas y comenzaba a besar su cuello

La incondicional

El reloj marcó las 03:15pm y el mensaje de su prima llegó, aquel que solía enviarle a las 03:00, hoy se había retrasado unos quince minutos

Lo siento, Rin... se me hizo tarde

- Kag... - sonrió, tecleando su respuesta - "No te preocupes, ya estoy con el abuelo" - lo envió, regresando a la salida de la pequeña tienda, en dónde el anciano se encontraba barriendo la vereda

- Rin - sonrió, deteniéndose - ¿Ya hablaste con Kagome?

- Si abuelo, acaba de escribirme, ya se encuentra en camino

- ¿Sabes si Sota está con ella?

- Seguramente - se estiró - ¿Qué debemos hacer hoy?

- Hay algunas cajas en el almacén, que hay que desempacar

- De acuerdo - volteó, reingresando a la tienda, para dirigirse al depósito

Se arrodilló ante las cajas, mientras su abuelo se acercaba lentamente. Elevó la mirada, sin perder la sonrisa

- ¿Cómo te fue en tu entrevista?

- Mejor de lo que pensaba - comenzó a sacar los artículos - La jefa de recursos humanos me dijo que me llamarían, pero le enviarían el currículum a Kagura antes

- ¿Y quién es esa tal Kagura?

- Si todo sale bien... mi jefa - sus sonrisa se iluminó, al pensar en todas las posibilidades que aquel empleo de secretaria personal, podría darle


Nuestras bellezas se vieron a la cara por primera vez :D ¿Quién será el primero en tomar coraje y acercarse al otro?