—¿A dónde vas? —me preguntó Todomatsu, emparejándose conmigo.
—A la estación.
—Ya, veo. Así llegaremos más rápido al centro de la ciudad, ¿no es así, my dear? —complementó Karamatsu mientras nos alcanzaba.
—Así es —dije sonriendo y girando la vista rápidamente hacia atrás para asegurarme de que los otros nos seguían. En efecto, nos seguían—. ¡No deberemos ser los únicos dentro de todo el bullicio urbano! Consigamos dulces.
—¡Bien, ya la oyeron! —exclamó Osomatsu—. ¡Andando, muchachos!

Caminamos hasta la estación y abordamos el metro. Nos ganamos varias miradas de desconcierto de quienes salían de la oficina y regresaban a casa. Poco nos importó. ¡Es Halloween! En la noche de las brujas todos tienen derecho a mostrar su faceta más monstruosa.

Cuando bajamos y llegamos a la ciudad efectivamente estaba llena de gente con sus disfraces y las luces neón de las calles estaban llenando el lugar con un aura de Halloween estupenda. Hasta parecía que estábamos recorriendo el distrito principal de Harajuku.

—¿Cuándo llegamos a Shibuya?
—En ningún momento, Choromatsu-kun. ¡Pero pareciera que lo fuera! —dije con ánimo. Estaba rodeada de seis chicos preciosos con rostros iguales, lo que me hacía sentir especial en cierto modo.

Seguí caminando, pero una mano me detuvo. Los dedos de Todomatsu estaban rodeándome gentilmente de la muñeca mientras llamaba mi nombre.

—Espera un momento, _. No te vayas aún.
—¿Eh?
En ese momento pude ver al resto de los chicos mirándonos desde unos pasos más atrás. Parecía como si hubiesen platicado sobre algo antes de llegar. Quizá en el metro, o quizá fue el momento en que me quedé sola.
—P-Permíteme acompañarte en esta parte de la noche —me dijo con expresión cas suplicante y ojos de cachorrito.
—Eh, claro. Pero los otros…
—Ellos tomarán otro camino. Los veremos después.
—Pero…
—¡Estaremos bien, _! Deja que nuestro hermanito te acompañe. Conoce mejor que nadie estos rumbos —añadió Osomatsu dando un paso adelante para poner una de sus manos en el hombro de Todomatsu. El sexto hermano todavía no me soltaba de la muñeca.
—Bien. ¿Estarán bien? —pregunté—. No se vayan a perder…
—¡Qué va! —exclamó Choromatsu.
—Estaremos all right —afirmó Karamatsu.
—No te preocupes en exceso —dijo Ichimatsu con voz adormilada.
—¡Estaremos bien, _! —añadió Jyushimatsu.
—Si ustedes insisten… —dije dubitativa. ¿Por qué de repente estos bobos hermanos se comportaban tan amistosos cuando momentos atrás no hacían más que pelear los unos con los otros? Suspiré temiendo cualquier cosa y esperando no estar sorprendida. Mi giré a Todomatsu y le dediqué una sonrisa. Puse una mano sobre la suya que aún me sostenía y le dije—: Guíame, Totty.
—Déjamelo a mí, _. —Sonrió.
—¡Bien, entonces nos vamos! —Osomatsu se despidió sonriendo meneando su mano. Se dio la vuelta para sujetar al menor fuertemente del brazo y le susurró algo con expresión sombría—. Más te vale que la trates adecuadamente.
—¡Auch, Osomatsu-niisan! ¡Qué tosco eres!
—Bien. ¡Nos vemos en un rato!

Dicho eso, los cinco hermanos se fueron y nos dejaron solos al menor de los seis y a mí. Todomatsu era un conversador nato, por lo que estar a su lado nunca me hacía sentir incómoda. Sacar tema de conversación era fácil, e incluso si yo no ponía de mi parte, nunca era cansado.
Aun así, me preguntaba por qué el repentino comportamiento amistoso entre los hermanos. Hacía tiempo que me había soltado.

—¿No tienes hambre, _?
—Ahora que lo dices…
—Hay que ir a comer algo. ¡Yo invito!
—¿Tú invitas? ¿Cómo? —me reí.
—Vamos, _. No porque mis inútiles hermanos sean unos ninis quiere decir que yo también lo sea.
—Así que tú sí ganas dinero.
—Ajá —me miró con una media sonrisa, retándome quizá a una competencia de miradas. ¡Esos ojos eran muy coquetos!
—¡Ja, ja! Bien, vamos entonces. Me aprovecharé.

Esperamos para cruzar la calle y nos dirigimos a una pequeña cafetería en donde había cosas deliciosas para cenar.

—Después de usted, princesa _. —Se inclinó ligeramente tras mencionar mi nombre y abrirme la puerta.
—Gracias.

Entramos el lugar y tomamos asiento.
También me ayudó a sacar la silla para que pudiera sentarme. Todomatsu estaba siendo tan caballeroso y servicial como esperaba de un buen hombre.
Nos tomaron la orden y mientras nuestra comida y bebidas llegaba, nos quedamos charlando.

—Creía que quizá podríamos ir a buscar algo de dulces en algún nuevo concurso de disfraces cerca de aquí luego de comer… —opiné.
—Lo que a usted más le guste, mi princesa.
En ese momento sentí un poco de confusión por sus palabras tan formales; sonreí un poco entre el nerviosismo y la curiosidad.
—¿Qué haces? —pregunté sonriendo con normalidad.
—Por esta noche eres mi princesa y haré lo que más te plazca, _.
—¡Vaya! No me esperaba esto, pero, acepto, mi príncipe.

Ambos sonreímos. ¡No contemplé en lo absoluto que haríamos un juego de roles durante esta salida! Pero pensándolo mejor, no estaría mal. Todomatsu llevaba puesto ese traje precioso de príncipe color rosa, y yo… bueno, un traje de conejita que no iba para nada a mi parte del rol, pero que no estaba mal tampoco. Rara vez me quitaba el saco de encima puesto que no me sentía muy cómoda todavía mostrando tanta piel. A Todomatsu parecía no importarle.

La comida vino a nuestra mesa. Pedimos malteadas de calabaza, y rebanadas de pay de calabaza y zanahoria también. ¡Es octubre, después de todo! La temporada otoñal lo amerita. Para comer pedimos unos simples hot dogs para calmar el apetito. No combinaba en lo absoluto, pero a mí qué me importaba; a Todomatsu se lo veía complacido también con la cena de aquella noche.

—¿Cuál es su platillo preferido de esta noche, Majestad? —dijo imitando un acento sofisticado de lo más gracioso.
—¡Los hot dogs están buenísimos! —dije—. ¡Haré que todo el reino los conozca! Semejante arte culinario debe expandirse por todo mi reinado, príncipe Todomatsu.
Mi acompañante soltó una carcajada ante mi reacción. Su sonrisa fue tan contagiosa que no pude evitar hacerlo yo también. Seguimos jugando entre nosotros y siguiendo el juego de roles que repentinamente habíamos creado, aunque en realidad yo me estaba sintiendo más como el conejo de Alicia en el país de las maravillas, aunque jamás lo admitiría.
Al poco rato ya abandoné mi papel, pero Todomatsu no lo hizo.
—¿De qué pidió su pastel, princesa?
—De calabaza. No soy muy fan de la calabaza, pero es temporada así que debo aprovechar.
—¿Quiere probar del mío? Es de zanahoria, perfecto para una princesa conejita como usted.
Sonreí y me encogí de hombros también.
—De acuerdo —dije. Decidí que me dejaría consentir.

Sin embargo, no me había esperado la reacción que tuvo. Sujetó su tenedor y con el partió un trozo de su postre. Enseguida se dirigió a mí con el cubierto diciéndome:

—Diga "Ahh".
No supe que debía hacer. De repente sentí mis mejillas ponerse rojas y las manos temblar un poco. No podía negarme… De hecho, sabía que en mis adentros no quería negarme a hacerlo. ¡Era tan tierno! Las luces acogedoras del lugar solo hacían que esto se sintiera como una cena romántica. No obstante, me dije a mí misma en mis adentros: «Tranquilízate, _, es tu amigo de la infancia. No hay razón para sentir vergüenza con él». Y, teniéndolo en mente, sucumbí a mis deseos. Abrí la boca mientras cerraba mis ojos con sutileza.
Todomatsu me alimentó. No dejé que mis mejillas coloradas me intimidaran a mí misma y mastiqué el bocado. Maldición, ¡su pay era más rico que el mío!
—Está muy rico —dije al terminar de masticar.
—¡Debería pedir uno también! Lo haré por usted, princesa _. ¡Señorita mesera! —alzó la mano.
—¡No! —enseguida lo detuve—. Así está bien, Totty. Siéntate.
—Pero, _, déjamelo a mí.
Guardé silencio.
—Terminemos y vayamos afuera. Hay un buen ambiente esta noche.
—De acuerdo.

Estuvimos comiendo nuestros postres y platicando sobre la noche de Halloween. Platicamos sobre los lugares que visitamos para conseguir nuestras golosinas y hasta le dije sobre mi nueva experiencia en cuanto a las travesuras que hice junto a Jyushimatsu. Noté como me hacía preguntas leves sobre Karamatsu o su quinto hermano, pero no dije demasiado. ¡Lo que menos quería era comenzar una enemistad fraternal a causa mía!

Al final de estar hablando tan amistosamente terminamos los roles por fin. Todomatsu de vez en cuando seguía llamándome princesa, sin embargo, habíamos vuelto a tratarnos como los viejos amigos que éramos.

—¡Cielos, no puedo terminar! —exclamó Todomatsu mientras intentaba seguir bebiendo por el popote de su bebida—. Creo que comí demasiado en casa.
—Como siempre solían hacerlo. La comida de la señora Matsuyo es deliciosa, según lo recuerdo —dije con una sonrisa en el rostro.
—¡Lo es! —convino—. Este… ¿Crees que podrías ayudarme?
Lo dijo señalando su malteada a medio terminar. Quizá estaba realmente lleno o quizá estaba averiguando si era capaz de beber del mismo sorbete que él. Como sea, no me dejaría intimidar ni mucho menos. La verdad era que no me disgustaba pensar en dicha acción.
—Muy bien, trae acá. No puedo dejar que desperdicies así tu dinero… Si tu salario es tan bajo como el mío, me da pena de solo pensarlo.
—Uff… Gracias, _. ¡Te debo una!
—Ni que lo digas… Con lo de hoy es suficiente —sonreí y bebí de la malteada. Estaba tan tranquila, hasta que de repente pensé en que, en ese mismo sorbete, habían estado los suaves labios de Todomatsu. ¡Santo cielo! De solo tenerlo en mente, mi rostro se sintió caliente. ¿Acaso estaba teniendo un beso indirecto con él? Bebí la malteada tan rápido como pude y tomé distancia del vaso. Me atraganté.
—Uh, ¿qué pasa, _? Si bebes demasiado te va a sentar mal. —Me frotó la espalda y me limpió con gentileza la boca, pues estaba ligeramente manchada—. ¿Estás mejor?
—S-Sí, gracias Totty.
—Vamos, afuera. Quizá debas tomar algo de aire. —Me tendió su mano.
—Bien, vamos. Hay un lugar que quiero visitar. —Yo tomé su mano.

Acabamos nuestra comida y bebidas y salimos del pequeño restaurante. Sin decir nada, ambos caminamos tomados de la mano por un buen lapso. Con la otra mano sosteníamos las calabazas de dulces.

—¡Mira! —dije apuntando al sitio. Era una tienda de regalos en donde se estaba llevando a cabo un show para realizar un concurso de disfraces. Había una chica haciendo cosplay que hablaba por micrófono invitando a la gente a participar—. ¡Vamos allá! La recompensa podría ser buena. Además, nuestros trajes no están nada mal.
—¡Espero que no te equivoques! —Rio y se echó a correr todavía sosteniéndome de la mano.

Cuando llegamos al lugar le dijimos a la chica que nos gustaría participar. Había varios chicos y chicas de nuestra edad más o menos, por lo que no me parecía penoso. No mientras no me encontrara a alguien que conociera, al menos.

—¡Bien! —dijo la muchacha con mucha energía—. ¡Llenen esta lista con sus datos y podrán participar! Mucha suerte.

Llenamos la hoja con nuestros nombres, edad, números y correos. Al final nos unimos a los demás miembros que estaban a las afueras de la tienda.

—¡Wah! Qué bello joven —se aproximó una de las chicas en cosplay a Todomatsu tentándolo de la mejilla, haciendo que volteara a verla—. ¿Cómo te llamas?
Yo la vi fijamente sin agregar nada.
—Matsuno Todomatsu —dijo sin más.
—Uh, qué bonito traje llevas puesto, y qué alto estás. Me llamo Noriko. ¿Tienes pareja para esta noche?
—¿Pareja?
—Así es. El concurso de esta noche es en parejas… ¿No se los dijeron?
—Eh, nope.
—Ja, qué distraído eres. Se ve que somos como de la misma edad. Vamos, anímate y sé mi pareja de esta noche. No trajiste a tu novia, ¿cierto? Ve alrededor… Todos trajeron a sus parejas, pero estamos aquí solo tú y yo. ¿Qué dices?
—Y-Yo…
No supe qué hacer. El pobre Todomatsu estaba metido en un lío. De repente me sentí tímida por el hecho de compararme a aquella mujer. Ciertamente era muy linda, pero no podía dejarme intimidar por ello y sucumbir a sus mañas. ¡Debía hacer algo y no quedar en segundo plano! Me armé de valor y formé parte de la escena de aquella noche.
—Totty —lo llamé, interrumpiendo la conversación con brusquedad—, ¿qué haces? Vamos a formarnos, el concurso está por comenzar.
—Eh, ¿quién eres? —preguntó ella, escudriñándome. Su acto me disgustó, sin embargo, sabía que me miraba realmente bien en mi traje y no me sentí menos atractiva que ella teniéndolo en mente. Evidentemente el seudónimo que utilicé para referirme a él la desconcertó.
—Es bueno presentarse primero antes de preguntar el nombre ajeno —dije—. Pero, ya que estamos, me llamo _. ¿Qué tal?
—Bueno, _. ¿Podrías dejarnos terminar? Matsuno-kun y yo estábamos hablando.
En ese momento me giré hacia Todomatsu para verlo a los ojos. No parecía estar de acuerdo. Al darme cuenta de ello, hablé sin pensar, y con una mezcla de enojo y celos, dije:
—Deja de molestar a mi novio.

Los ojos de Todomatsu se abrieron y sus mejillas se pintaron de rosa. «¡¿Qué estás haciendo?!», me dije a mí misma. La tal Noriko hizo una expresión de molestia y bufó sin poder hacer otra cosa. Tal y como creía, ni siquiera estaba concursando en el lugar. En cuanto vio que no hubo oportunidad de ligar, se fue.

—¡Me da igual! —exclamó y desapareció entre los otros chicos y chicas.

Suspiré. Hasta sentí que sudé un poco.

—¡Fuh!
—¿Qué fue eso, _?
—Eh… Y-Yo… no lo sé. No me gustaba que estuviera molestándote y creí que… quizá de esa forma se iría. Y funcionó, je, je…
—¿Diciendo que éramos novios?
—Que somos —corregí. En seguida mis mejillas se pusieron rojas de nuevo y comencé a temblar. ¡Lo único que hacía era empeorarlo! La mirada llena de brillo de Todomatsu me ponía nerviosa también—. ¡Ay! B-Bueno… ¡Ustedes me defendieron hace rato del cruel Iyami! Era lógico que yo también los defendería de un acosador o acosadora. Es que… una no puede quedarse nomás viendo. —Lo único que podía hacer era reírme con nervios.
—Qué amable de tu parte, _. Siempre has sido muy amable. Desde que teníamos como 6 años. Y ahora a tus _ años también, ja, ja. —Sonrió con dulzura.
—Vamos, Totty. Deja eso… —me sonrojé.

La voz de la chica anunciadora nos interrumpió. El volumen del micrófono de repente se volvió realmente alto.

—¡¿TODOS LISTOS PARA EL CONCURSO?! ¡NO SE VAYAN, ESTAMOS POR COMENZAR!

Todomatsu y yo nos vimos fijamente tras escuchar aquello con la voz súper animosa y aguda de la chica. Me hizo recordar a Mikuru Asahina.
De un momento a otro me crucé de brazos y me dispuse a moverme. La voz de Todomatsu me detuvo.

—Por cierto, dijo que era de parejas, ¿verdad? ¿Qué haremos? —me preguntó.
¡Obviamente él ya sabía la respuesta!
—Quizá… podamos ser novios esta noche —dije.
—¿Segura?
—Claro, ¿qué podría salir mal?
—Bueno, si tú lo crees así, estoy de acuerdo. No voy a obligarte a nada…
—¡Vamos entonces! Solo será por un momento de esta noche.
—Ujum…

Ambos caminamos hasta el lugar en donde el concurso estaba llevándose a cabo, una vez más. Además de evaluar los trajes de cada quien, había distintas actividades para decidir quiénes serían los ganadores. ¿El premio? El premio del primer lugar estaba en efectivo, además de unas cajitas con pequeñas sorpresas dentro.
Por supuesto, para hacer notar mi ropa me deshice de mi saco, poniéndolo en mi mochila también, dejando ver la piel de mi pecho, busto y hombros. La verdad era que el tono de mi piel iba bien con la tela del atuendo, y mi cabello ligeramente desordenado daba un toque sexy. Se suponía que mi traje en primera instancia debería dar miedo, pero esto era lo que tenía.

—¡QUE COMIENCE EL CONCURSO!

El primer juego consistía en envolver a la momia.
Dicho juego fue fácil y divertido, sin embargo, algo vergonzoso para mi gusto. Ver a Todomatsu envolverme de papel higiénico y pasar por cada parte de mi cuerpo fue algo aterrador en cierto sentido; su tacto me hizo sentir escalofríos. Luego siguió el juego de morder la manzana. Era una manzana que tenía que ser comida en pareja y sin meter las manos… Quien la acabara mas rápido, ganaba aquella ronda. Fue la más difícil de todas, no fuimos ni el primer ni el segundo lugar. Ambos éramos de boca pequeña. Además, dicho juego hizo que mi cara se pudiera colorada otra vez. ¡Tener a Todomatsu tan cerca me hacía sentir calor!

Finalmente llegó el tercer juego. Dicho juego fue uno de los más simples pero que vergonzosamente fallamos varias veces también… Consistía en hacernos preguntas. Preguntas de pareja.
Como era de esperarse, no adivinamos casi nada el uno del otro. Puede que nos conociéramos cuando éramos unos chiquillos, pero siendo mayores, poco o nada recordábamos de los nuevos gusto o disgustos ajenos. Por suerte no fuimos la única pareja que había fallado, y, por suerte nuevamente, estuvimos entre los finalistas gracias a los siguientes juegos.

Cuando ganamos en primer lugar por fin el juego de cortar y adornar la calabaza, el cual se nos dio muy bien a ambos, llegó la parte final. La parte más difícil quizá, pero que sin embargo era el broche de oro.
La parte final era hacernos una fotografía dándonos un beso.

¡Un beso!

¡¿Cómo podría hacer yo eso!? Suponía que era uno de los requisitos para comprobar que en efecto éramos pareja y éramos merecedores de los premios, pero, ¿en serio? Era demasiado para mí…
Todomatsu buscó mi mirada y yo la suya. ¡Cielos! En esta situación me sentía como si estuviera abajo del muérdago. Muchas de las parejas pasaron hacia la cabina para hacerse fotos en sesión con toda clase de poses, luciendo sus trajes, y, además, la última foto con su beso. ¡Rayos! ¡Rayos! ¡RAYOS!

—To… Totty…
—Tranquila, no tienen por qué notarlo. Puede parecer que es un beso, pero quizá no es así. —Me tomó de la mano.
—B-Bien.

Pasamos solos a la cabina de fotos para hacernos una sesión. No podía negarlo, ¡sería un bonito recuerdo! Sin embargo, un beso… Tener una foto de un beso era un poco demasiado.

Nos fue bien en el concurso. Todomatsu era guapo, lindo e impecable, y yo la verdad estaba muy guapa. ¡Le había puesto empeño a mi traje! Me acomodé las orejitas de conejo y la cola esponjosa, además de las mallas negras, y finalmente hicimos las fotos. Abrazados, tomados de la mano, juntos haciendo poses extrañas y graciosas, haciendo gestos, entre otras cosas. Sin embargo, finalmente llegó la hora de la última foto… La IA habló: "Por favor, dale un beso a tu novio o novia". En ese momento, Todomatsu y yo nos quedamos estáticos. No había modo de saber que se enteraría de aquello, sin embargo, era requisito para poder pedir nuestro premio. ¿Aquel efectivo lo valía? ¡Claro que sí! Quizá hasta podría comprarle algo a mi madre… Pensando en ello, suspiré.

—Todomatsu…
—Oye, _, ¿quieres renunciar al premio? No es la gran cosa…
—¿Qué no es la gran cosa? ¡Es más de lo que gano en una semana!
—¿Entonces quieres que tú y yo…?
Lo miré fijamente.
—Totty, espera. ¿Estamos seguros de que ganaremos?
—Prácticamente ya ganamos. Solo tenemos que reclamar lo que nos corresponde. Necesitamos mostrar esa foto…
—¿C-Con "esa" foto te refieres a…?
—Ajá.
—Oh, bueno, ajá.

Entonces nos quedamos estáticos. La IA volvió a repetir: "Por favor, dale un beso a tu novio o novia".

—¿Qué quieres hacer, _?
—Que sea rápido —dije dando ligeras palmaditas sobre mis muslos con nerviosismo—. Solo estamos jugando, ¿verdad? No somos novios de verdad… No tiene que ser un beso en serio.
—Hey, no te sientas obligada…
—Que sea rápido —repetí.

La IA volvió a repetir lo mismo por tercera vez. Entonces, cuando comenzó el conteo, estuvimos preparados para hacerlo.

3…

Nos pusimos frente a frente. Nos miramos a los ojos y nos inclinamos ligeramente hacia adelante. No podía creer que de verdad estuviéramos tan siquiera considerándolo. En ese momento me di cuenta de que, quizá, sí quería besarlo.

2…

Todomatsu sujetó mi mejilla para, quizá, guiarse mejor. ¿Por qué era tan dulce? Estaba siendo tan tierno y caballeroso todo el tiempo. Estábamos mucho más cerca que antes, ya podía sentir su respiración sobre mi cara. Era tan cálido y tenía buen aroma… ¡Su atuendo de príncipe me hacía sentir realmente como su princesa! La capa, los guantes y las hombreras… Todo se le veía bien.

1…

Finalmente llegó el momento. Cuando su rostro estuvo tan cerca del mío, cerré mis ojos, y tuve el presentimiento de que él hizo lo mismo. Estando a tan escasos centímetros pude sentir sus suaves labios rozar los míos con gentileza. ¡Dios! Eran tan esponjosos y carnosos. Aquella sensación fue tan cálida, tan hermosa. No quería admitirlo, pero de verdad, había querido besarlo. Mantuve mis manos sobre mis rodillas, mientras él me mantuvo sujeta del rostro para acércame a sus labios. Me sentí segura durante esa fracción de segundo.

0…

El flash iluminó nuestros rostros, y nos separamos.