Volviendo con Kung Lao, al colocar el objeto del Reino del Caos, el siguiente portal que se abrió fue el del Mundo Exterior.

-Al siguiente – comento el sujeto.

- ¡Espera Kung Lao! – detuvo Damashi a su buscador – Creo que llamarías mucho la atención, así como vas. Los espías de Shang Tsung que identificarían de inmediato.

- ¿Crees que deba usar un disfraz o algo parecido? – cuestiono el monje.

-Creo que esto servirá – dijo el fulgor usando su magia para cambiar la ropa de Lao.

El shaolin ahora vestía unos pantalones color crema con botas de color café oscuro, una túnica tradicional china de color gris oscuro con escarcela incluida y un cinturón rojo, unos brazaletes negros y su sombrero estaba ahora en la espalda dejando su cabello largo atado a una cola de caballo (Skin de MK:DA)

-La verdad es que te luciste – alago el hombre mientras apreciaba su nuevo traje – Gracias Damashi.

-Ahora si, en camino.

Ya después de entrar en el portal.

-Bienvenido de nuevo al Mundo Exterior, Kung Lao – presento el brillo.

-He escuchado tantas historias de este reino – confeso el hombre – Solía gobernarlo Shao Kahn.

-Solía si… de hecho… creo que eso será para otra ocasión – comento un tanto incomodo Damashi – Bueno a lo que vinimos a buscar.

-Mmm… este lugar es tan inmenso – reclamo Lao sacando su objeto – Esto tomara toda mi vida.

-Sabes… tengo una corazonada de donde podría estar el Kamidogu – intervino el fulgor.

-Pues dímelo, no pierdo nada.

-Sígueme…

Momentos después.

-Sabes creí que el cielo era morado – comento Lao.

-El cielo suele cambiar de color – aclaro Damashi telepáticamente.

-La gente de aquí no es de fiar – dijo Lao.

-No llames la atención – pidió Damashi.

Kung Lao solo asintió comenzando a caminar hasta una plaza con una multitud que esperaba expectante la ejecución de una supuesta traidora.

-En estos tiempos, la fidelidad a Shang Tsung es inquebrantable – hablo un soldado – Por tanto, al haber cometido traición se castiga con la muerte.

-Mi gente está muriendo, nos ha esclavizado – escupió la acusada mientras otros guardias lo colocaban en posición de decapitación.

-La van a matar – dijo alterado Kung Lao – Tengo que hacer algo.

-No olvides tu lugar Lao – hablo severo Damashi – Oh puedes jugar el papel de damisela en peligro.

Lao por su parte, se teletransporto a una zona mas alta, con su sombrero decapito a los 3 guardias, el publico sin saber quien lo hizo en su mayoría aplaudió el acto y otros lo abuchearon y la acusada, hecho un vistazo a donde iba el sombrero de su salvador y aprovecho de escapar.

Kung Lao por su parte también aprovecho de irse del lugar siendo guiado por Damashi.

-Fue fácil – comento triunfante Lao ya llegando a una zona apartada.

-Espero que los guardias no te hayan identificado – dijo ahora Damashi.

-Todo estaba planeado – respondió ahora el monje – Nunca estuve ahí.

- ¡Espera! – llamo una voz femenina.

-Tenías que hablar.

Mientras tanto con Julián.

Las cosas ya se habían calmado, los edenianos renegados se fueron por su camino, mientras que las edenianas azul y verde se quedaron para seguir planeando su próxima jugada con los tarkatanos, mientras que el trio volvió al pueblo donde encontraron a Nitara.

- ¡Maldición funciona! – dijo el pelimarrón apretando una y otra vez su celular hasta que decidió ignorarlo.

- ¿Qué tanto maldices? – cuestiono alguien acercándose a él.

- ¡Oh eres tú Frost! – dijo el ojirrojo viendo a la cyborg - ¿No deberías estar descansando?

-Sabes que soy una cyborg y no lo necesito – recordó la peliceleste sonando seria - ¿Por qué esa cara de pocos amigos?

-Sabes es frustrante no saber nada de tus seres queridos – dijo el chico.

Frost se sentó al lado de el para poder hablar mejor – tal vez hablar un rato para matar el tiempo – dijo ella.

Por su parte Julián solo le dio una mirada de irritación - ¿Te envió Erron?

- ¿Por qué me enviaría él? – cuestiono ella confundida.

-Para asegurarse de que no cause problemas – respondió el algo molesto – Esto la verdad es desesperante.

-No tienes a donde ir, deberías quedarte hasta que encontremos el momento perfecto para atacar – aconsejo la chica sonriéndole bajo su mascara – y en este tiempo ya me has caes bien.

-Gracias… supongo – dicho eso, miro la fogata de la chimenea, mirando profundamente la llama mientras intentaba pensar en algo para romper el hielo – Supongo que todo sucede por algo.

-Tengo curiosidad, pero tú y Cassie – cuestiono un tanto intrigada la cyborg – Ya sabes, están saliendo.

-No te sabría decir eso, la ultima vez que nos vimos su enorme ego nos condenó – confeso melancólico – Si hubiéramos enfrentando a Shao Kahn juntos tal vez sería diferente.

-Interesante…

- ¿Y qué hay de ti? ¿Por qué tanto odio a Sub- Zero?

-Me limitaba, criticaba todo lo que hago, jamás me escuchaba y no entiende nada – comento, molesta la chica – Me tenia atada a sus reglas.

-El solo quería lo mejor para ti – le recordó el pelimarrón – Aun así, sigues ligada a él.

-No empieces Solo.

-Ah mierda aquí vamos de nuevo.

Volviendo con Kung Lao y la otra persona. La mujer era bella estaba vestida con ropas lilas, tenia una cola de caballo y un mechón de cabella fuera de esta.

-Disculpa señorita, pero debo irme – se excuso Lao no queriendo meterse en problemas.

- ¿Eres…Kung Lao? – intuyo la chica.

-Emmm…no… - mintió el otro intentando salir de ahí – Bueno, adiós a no llamar la atención.

-Bo Rai Cho me hablo de ti, dijo que estabas muerto – dijo ahora la chica

-Mira no te conozco y ya he perdido mucho tiempo hablando contigo – se excusó el humano – Ni si quiera se tu nombre y así que con tu permiso…

-Lo siento…soy Li Mei – se presentó la mujer - me salvaste y ahora estoy en deuda contigo.

-En lo que me metí por hacer una buena acción – murmuro el hombre – ¿Qué quieres?

-No puedo escapar, mi pueblo esta esclavizado y si me vuelven a atrapar me volverán a ejecutar – explico Li Mei preocupada – No puedo volver tampoco… ¿Puedo ir contigo?

-… ¿Damashi tú qué opinas? – llamo a su compañero Kung Lao.

-No estoy tan seguro – respondió el severo apareciendo y sorprendiendo a Li Mei – Aunque veo una fuerte determinación en la señorita.

-Sea lo que sea, los ayudare en su búsqueda – prometió la mujer.

Lao y Damashi se miraron por un momento hasta que tomaron una decisión.

-Bienvenida al equipo – dijo Lao estrechándole la mano y ganándose una sonrisa por parte de Li Mei – Entonces Damashi ¿Hacia dónde?

-Ah un viejo lugar – respondió el fulgor y guiándolos – La montaña del dragón.

- ¿Qué es ese lugar? – pregunto el monje siguiéndolo.

-Es una estructura hueca la cual tiene un laberinto en ella – explico Damashi – Fue hecha por el culto de Onaga, el verdadero emperador del Mundo Exterior.

- ¿Verdadero, no siempre fue Shao Kahn? – pregunto confundida, Li Mei por las historias que le han contado.

-Emperador, de hecho… el fue un ladrón e impostor – confeso el brillo sorprendiendo a los 2 – Hubo un tiempo que él era como Raiden de la Tierra: Un asesor.

- ¿Asesor? – cuestiono la chica siguiéndolos - ¿Pero de quién?

-Luego abandonó su posición y usurpo el Mundo Exterior para sí mismo – explico Damashi sonando un poco irritado – Lo usurpo al mismo Onaga un poderoso comandante militar. En esa era, el Mundo Exterior estaba unificado.

-Después de eso, bajo el mando de Shao Kahn, el Mundo exterior se ha convertido en un lugar peligroso y caótico – complemento Damashi – Con Mileena fue mas de lo mismo, Kotal trajo algo de prosperidad al reino, luego Kitana gobernó efímeramente sin llegar a nada y pues volvimos al principio, pero ahora con otro tirano como Shang Tsung.

-Y pensé que conocía bastante mi reino – admitió Li Mei.

-Y llegamos, pocos conocen este lugar, pero este es un atajo a la montaña – dijo Damashi ya despidiéndose – Sean cuidadosos mientras continúan con su misión.

Les llevo unos minutos llegar al principio de la montaña, debían buscar lugares por los cuales subir.

-Allí vamos – dijo Kung Lao indicando una zona por la cual podrían ir ascendiendo – Si, será más rápido ir por aquí.

-Rayos – murmuro Li Mei.

- ¿Qué?

-Nada, es que… nunca vi nada como esto – respondió la chica.

- ¿Una colina? – cuestiono el hombre.

-Si, nunca estuve por aquí – confirmo Li Mei – Es genial.

Siguieron unos senderos con piso de piedras, que eran más fáciles de seguir que ir escalando. Los pájaros volaban al verlos pasar. El aroma de la flora le daba un tono natural muy agradable a la zona. Parecía relajante, siguieron ascendiendo por una colina. Hasta que ya no tenían como seguir avanzando.

-Sin salida – murmuro Lao mientras buscaba una zona por la cual avanzar.

-Aquí impúlsame – dijo Li Mei señalando una plataforma con una cadena más arriba.

-Está bien. Dame tu pie – pidió el shaolin juntando sus manos – Bájala para que yo pueda subir.

-Está bien – dijo la mujer mientras Kung Lao le daba un impulso – No mires nada.

-No lo hice – se defendió inmediato el hombre.

Li Mei dejo caer la cadena y Lao pudo subir por esta y finalmente habían llegado, el lugar era una plataforma en el centro rodeada por ciertas cabañas al estilo asiáticas.

-No esta nada mal – dijo asombrada, Li Mei observando el lugar – ¿Hacia dónde?

-A la principal – respondió Kung Lao sacando su brújula – Nuestro objetivo debe estar adentro.

El dúo se adentro en el monumento, la entrada era un largo pasillo que los llevaba a una caverna conectada con otro túnel el cual atravesaron llegando al laberinto.

Ambos se miraron confundidos antes de dirigirse hacia el laberinto, sin saber si estaban yendo por el camino correcto, tras unos momentos Kung Lao se detuvo de repente, logrando que su compañera también lo hiciera como percibiendo el peligro.

A su alrededor, vieron varias estatuas del mismo Onaga iluminadas por braceros a sus costados, Li Mei sin querer movió una de estas logrando que se destruyera por completo.

-Lo siento esa fui yo – se disculpó la mujer.

- ¡No toques nada! – le ordeno el monje cuando se percato de que algo de las sombras comenzó a moverse.

El joven de inmediato preparo su sombrero, aquel silencio que rodeaba la zona era bastante perturbador, desde la oscuridad una pequeña criatura de aspecto arácnido con cola bastante larga salto con intenciones hostiles contra uno de ellos, pero los reflejos de estos mismos lograron evitarla.

Kung Lao rápidamente con su sombrero intento rebanarlo, sin embargo, esa cosa evadió todos sus lanzamientos, nuevamente se dirigió con la intención de atacarlos.

Pero esta vez, Li Mei conseguiría patearlo lejos de ella, el abraza-caras quedaría de espaldas en el piso por un momento y cuando logro reponerse, Kung Lao lo piso dejándolo inmóvil y con ambas manos arranco la cola de este haciendo que la criatura chillara de dolor hasta morir.

- ¿¡Qué carajo!? – dijo atemorizado al ver como la sangre de la criatura consumía el suelo y a la vez soltaba la cola del animal.

-Nunca había visto un espécimen de estos – admitió Li Mei mirando al abraza-caras.

- ¿Por qué no nos vamos rápido? – propuso Lao no queriendo volver a ver algo así – Ya estamos cerca.

Cuando terminaron de recorrer el laberinto, pudieron divisar como una gran luz naranja se apoderaba de la oscuridad, el dúo no perdió tiempo y cruzaron aquel pasillo admirando todo a su paso, pero lo que los detuvo de la sorpresa fue lo que tenían delante, una estatua del mismísimo Shao Kahn y debajo de esta estaba el Kamidogu del Mundo Exterior.

A Sus alrededores había varios arcos con unas esferas brillantes encima de estos y fuego debajo de estos para no pasar.

-Tengo el presentimiento de que cuando lo retire esa estatua va a cobrar vida – murmuro Kung Lao ideando algo para que no suceda eso, por su parte Li Mei fue a conseguir el objeto sin importar nada - ¡Li Mei no!

Cuando Li Mei tomo el Kamidogu, la estatua dio un fuerte golpe al suelo derribando a los intrusos.

Cuando se reincorporaron los 2 miraron los arcos como si pudieran sacar ventaja de estos.

- ¡Las esferas brillantes! – señalo Li Mei - ¡Si pudiéramos liberar sus poderes!

- ¡Pero no las alcanzo! – reclamo el Shaolin mientras evadía los rayos lanzados por los ojos del coloso.

La mujer por su parte uso sus poderes para lanzar una bola de energía a uno de estos, cuando su ataque impacto este empezó brillar con más intensidad.

- ¡Eso es! – dijo Kung Lao - ¡Te daré el tiempo que necesites!

-Bien – dijo ella simplemente volviendo a lanzar energía hacia una de las esferas – Tal vez pueda focalizar la energía de esas esferas y usarlas contra el coloso.

Cuando termino de activar los 4 arcos, de esta mismas emergió una bola de energía la cual impacto en la estatua dejándola aturdida brevemente justo en ese momento Kung Lao aprovecho para darle un fuerte golpe Shaolin a está generándole un severo daño.

-La energía de las esferas ha debilitado la estatua – comento el monje – ¡Li Mei, vuelve a hacerlo!

El coloso volvió a hacer temblar el suelo con un fuerte golpe a este interrumpiendo lo que estaba haciendo Li Mei.

- ¡Maldito! – insulto la joven, volviendo a encender las esferas las cuales volvieron a aturdir a la estatua.

Li Mei esta vez dio un gran salto y con una fuerte patada destruyo la cabeza del coloso acabando con ella, lo que no se dio cuenta es que esa patada consumió parte de su energía la cual la dejo caer agotada salvo que Kung Lao la atrapo justo antes de que cayera.

-Lo hicimos – felicito el joven mirando a su acompañante.

-Si… - dijo ella simplemente hasta ver la situación en la que estaban – Ya puedes bajarme.

-Oh lo siento – se disculpo un tanto avergonzado el monje – Misión cumplida. De vuelta al Nexus.

Continuara…