Seducción involuntaria
Vidas hay, vidas nacen, vidas caen, muchas de ellas irrelevantes o innecesarias. Hinata creía que su vida era una de ellas, de las que a nadie le importaba.
Unos pequeños aleteos de unas abundantes pestañas dieron el indicio, de que una joven de cabellos azulados, ojos color perla y una piel de un tono pálido, estaba por terminar de despertarse y se volvió oficial cuando escuchó el sonido producido por una campanita (TIRIN-TIRIN) una desconcertada Hinata se levantó de la cama, y fue directo a encontrarse con el generador de tal sonido.
- Buenas días, espero que hayan tenido el placer de descansar plácidamente en el Hyuga Moon resort – Hinata se encontraba frente a una muchacha de unos 20 años o menos, pero su rostro era igual de indiferente que el resto de los empleados. "Será un requisito de mi padre" es lo que su mente podía pensar - Me complace informarle que el Sir. Hyuga Hiashi – "¿Sir?" en ese preciso momento Hinata quería estallar de la risa – quería informarles de la hora del vuelo, el lugar, y los días de hospedaje cómo el lugar en donde se instalaran, estarán a cargo de él y no deben preocuparse si quieren quedarse más días. Él se encargará de todo. Por último, he aquí su desayuno. - "¿Mas días?". Hinata no podía creer que tan cínico era su padre. Tuvo carias dudas e indignaciones ante las palabras dichas por la joven, pero solo le ofreció su más cálida sonrisa. - ¡Ah! Casi me olvidaba. ¡Felicitaciones por su reciente casamiento, Señorita Hyuga! Disculpe, quise decir, Señora de Uchiha.
- Jajá, Muchas gracias, no sabe cuánto amo a mi esposo y cuan feliz soy de haberme casado – Hinata sabía que debía fingir y debía hacerlo bien – Por favor, podría informarle a mi padre mi reciente comentario y mi resplandeciente felicidad.
Después del retiro de la empleada, Hinata miró detenidamente las tostadas francesas, las frutillas y muchos alimentos más que reposaban en las bandejas de aquel carrito. El hambre que había sentido en algún momento se había disipado. Sin detenerse a profundizar en sus pensamientos o en los de su padre, ella prosiguió levantado una de las bandejas y llevarlas hacía el Uchiha, seguramente el podría estar muriéndose de hambre y ella no era de las esposas que dejaría morir a su esposo, aunque eso la dejara libre de ataduras.
Sus ojos estaban abiertos cómo si hubieran visto a un fantasma, sus mejillas rojas como un par de tomates y su nariz respingante lucía roja cómo si un hilo de sangre estuviera por caer. Todo fue producto de la apariencia del Uchiha, posición y el lugar en donde dormitaba: estaba sin remera, con un pantalón azul de seda, su cabellera despeinada y con el ceño fruncido; con respecto a los otros factores estaba con una mano en su pecho y la otra, de una manera perturbadora, se posicionaba en su entrepierna, y por último que desconcertó a Hinata fue que él estaba en la cama en donde ella había dormido. Su cerebro intentó conectar todos los elementos observados y la probabilidad de que hayan dormido juntos fue de un redondo 100%. Su estabilidad mental no podía procesar tal indecente información, sus manos empezaron a temblar y la bandeja presentaba síntomas de un final en el suelo, pero el siguiente suceso provocó escalofríos en ella, la estremeció de tal forma que quedó paralizada.
-Hinata - su nombre fue pronunciado por los labios de su durmiente esposo "¿Qué debería pensar?"- más, quiero más- "¿Eh? ¿Qué quiere más?" Hinata no sabía qué era lo que estaba ocurriendo pero los sonidos producidos por el azabache la atrajeron hasta él. Terminando labios a oído – Ah, Hinata no, no p-pares. Ah – sus sonidos se hicieron menos audibles a tal punto que ella se iba a cercando más y más, sin darse cuenta hasta que sintió su cálido aliento que chocaba contra su pómulo y tal descuido de ella provocó que su piel se erizara y sintiera un nudo en su estómago, cuando decidió dar fin a su indiscreción, la curiosidad se hizo presente y ganó la batalla. Hinata siguió inmóvil en su lugar, nerviosa e incómoda de cómo se estaba comportando por saber que era lo que Sasuke Uchiha estaba soñando con ella o tal vez era una pesadilla, quien sabe, pero por sus gestos parecía lo contrario – Hina, Hinata yo, yo, yo – ella no podía soportarlo, por qué debería haber tanta intriga en un maldito sueño y por qué ella quería saberlo, capaz soñaba que la estaba matando o no, no importa, si ella sigue así terminará por enloquecer. Cuando finalmente ella se dio por vencida, lo inesperado sucede. Él se despierta por el solo hecho de sentir una presencia sobre él, un agradable aroma que perforó sus fosas nasales y por las caricias que uno que otro mechón producía al chocar contra su mejilla - ¿Qué haces? – Hinata se perturbó por un instante, ¿él seguía soñando o no? Cuando gira su rostro para responder su duda, descubre la temerosa verdad. Él había despertado, él la observaba en aquella posición y en una extrema cercanía, unos milímetros más y un beso podría pasar fácilmente.
- Ohm, yo, yo estaba, yo quería. Ohm, Uchiha yo – el mencionado no sabía si reír o enojarse, pero sus pensamiento se vieron nublado por su sentidos. Sus ojos podían observarla delineando sus facciones, su nariz estaba inundado de su aroma natural, su oído está complacido de oír su armoniosa voz tartamudeando, los único que faltaban eran el gusto y el tacto. No había problema en concederles a ellos lo que demandaban – ah ya me acordé, yo vine a traerte el desayuno y te encontré durmiendo así que ahora voy por él – en un movimiento eficaz y sin el consentimiento de Hinata, Sasuke Uchiha impuso sus deseos. Los labios de ambos estaban unidos y el azabache aprovechó la confusión de su esposa para mejorar la posición.
La bandeja reposaba en el suelo, los líquidos extendiéndose por todos lados, las tostadas desarmadas. El lujoso desayuno de un reconocido hotel con los mejores chefs culinarios, descansaba en el suelo como basura por el deseo incontrolable de Sasuke Uchiha, el animal pasional responde a sus instintos sin preocupaciones.
De estar, Hinata en la parte superior, quedó sumida en el lado inferior, debajo del fornido pecho del azabache. Ella se negaba a contribuir a los deseos del azabache porque ella no los compartía o eso quería creer, con sus débiles manos intenta apartarlo, quitárselo de encima pero él responde de una manera desconcertante e insólita, bueno de cierta manera tal acción solo era insólita para Hinata Hyuga, una joven decente y sin perturbaciones mentales; él levanta el vestido que ella llevaba puesto, sin dejarla de besarla apasionadamente, con su mano derecha deslizándose por el cuerpo de la joven, llega a su objetivo, la parte interna del muslo, lo sujeta, determinado a saciar su deseo, su sed carnal que aquella maleta había despertado y culminó el estallido de sed con la cercanía de la joven y un plus fue el erógeno sueño que compartía con la excitante figura corporal de Hinata Hyuga.
Las piernas de Hinata estaban separadas una de las otras y con Sasuke era el motivo de su separación, él se encontraba apoyado en la parte inferior del vientre firme de ella, y para el desagrado de Hinata, él hacía, según ella movimientos incoherentes. La cadera del azabache subía y bajaba, presionándose en ella. El calor de la habitación aumentaba desproporcionalmente, ella se mantenía perdida en las nuevas sensaciones que su cuerpo estaba experimentando, pero aquello no evitaba que ella se sintiera incómoda y avergonzada, porque aunque ella quería huir de las indecencias que estaban ocurriendo, su cuerpo demostraba lo contrario. Ella no quería,definitivamente noestaba su consentimiento en lo que Sasuke Uchiha estaba provocando en ella. Sin poder evitarlo, con su respiración agobiándola y sus mejillas ardiendo, empezó a temblar, a morderse su labio inferior y a llorar. Sus ojos se encontraban sollozando mientras Sasuke tenía una de sus manos en su pecho y la otra en su trasero y su boca en su cuello. Cuando el azabache se percata de un gusto salado en el cuello de la pálida joven, él alza la vista y se paraliza. Lo que sus ojos presenciaban nunca le había ocurrido en su vida y nunca pensó que le ocurriría, ella estaba llorando. Él no hacía llorara a las mujeres, las excitaba, las llevaba al clímax, las utilizaba por un bien común, al fin y al cabo los dos salían beneficiados, pero entonces porque aquella desconcertante mujer se encontraba llorando cuando ella debería estar gimiendo y disfrutándolo.
- Maldita sea, tu si sabes apagar a un hombre – Sasuke se retiró de su posición y observó a su presa: su pecho subía y bajaba con dificultad, sus piernas tambaleaban y su cabello azulado tapizaba a lo largo y ancho de la cama, pero lo que hizo que la culpa lo inundara fue su rostro y en donde su manos se encontraban, sus mejillas rojizas estaban opacadas por las abundantes y brillantes lágrimas y con sus manos entrelazadas encima de su pecho – Cámbiate, te veo abajo.
Ni siquiera un perdón, la culpa no habitaba en su alma. Hinata solo podía pensar que él era un ser insensible, dominante e inquietante "¿Cómo era posible que un ser de tales manías pueda existir en el mundo y al mismo tiempo sentirse bien consigo mismo?" ella estaba acurrucada en la cama, llorando y echándose la culpa, aquél error había empezado por su curiosidad y su memoria tan eficiente como siempre le recuerda una antigua frase dicha por su nana: la curiosidad mató al gato. Una sonrisa se escapó de su fúnebre rostro.
El Uchiha vestía elegantemente, unos pantalones de vestir beige y una camisa blanca. Prendas adecuadas para su lugar de destino. Su impaciencia le producía irritación, su dama de acompañante no llegaba pero recordando los sucesos anteriores, hoy sería condescendiente con ella, pero solo por hoy. Él percibe una diminuta figura a lo lejos, una mujer de aspecto juvenil y pasional, era la imagen que desprendía Hinata Hyuga de Uchiha. Ella llevaba puesto un vestido largo hasta el suelo de color verde agua, un delgado cinto de color mostaza en su cintura, escote en v y una chaqueta de jean. Sasuke con una sonrisa deja de apoyarse en la parte trasera de la limusina e ingresa al auto, dejando la puerta abierta.
- Hinata te tardaste, espero que no te hayas olvidado nada y también quería. – la siguiente acción de Hinata lo dejó perplejo: ella se sienta en el asiento del acompañante del chofer, ignorándolo por completo – Por si te lo olvidaste y no sabes cuál es tu lugar, es al lado de tu querido esposo, Hinata – él quería asesinarla, al diablo con cualquier rastro de culpa y también con lo de ser amable, ella no lo iba a humillar.
- Amor, conozco perfectamente mi lugar. Soy tu amada esposa de día y un objeto a tu disposición de noche. No te preocupes, seré una encantadora esposa enfrente de todo – ella suelta una pequeña sonrisa que se notaba su origen: faso, indignada y enojada. Sasuke no sabía que le deparaba el resto del día con el humor de su esposa.
El esposo frustrado permanecía con una cara de furia indomable en el asiento trasero, mientras su esposa vengativa se encontraba deleitándose de una agradable conversación con el chofer, que resulta ser de Suiza, un ex modelo y que está soltero, ah y no olvidemos su nombre Armin. El azabache no soportaría más, estaba en el punto perfecto de ebullición., él extrañaba al chofer de 60 años que tuvieron en su casamiento.
La curiosidad nunca falta y menos cuando el chofer Armin presenta síntomas de agrado hacía Hinata.
- Jajá. Disculpe mi intromisión, sé que no es de mi incumbencia pero me gustaría saber si usted ama a su esposo de no ser así ¿Yo tendría alguna oportunidad? – Sasuke tenía los ojos como platos "¿Qué demonios con esa pregunta? ¿Quién carajos se creía para preguntar eso delate de su esposo? ¿Y ahora que será lo que responderá? Hinata te asesinaré si la respondes". De pronto, con una sonrisa Hinata gira su rostro hacía el lado de él, y Sasuke no sabía cómo terminaría todo.
- ¿Qué preguntas Armin? Claro que amo a mi esposo, lamento romperte el corazón pero si no fuera así yo no me hubiera casado con él. De hecho hoy casi tuvimos relaciones.
Armin estaba aturdido, Sasuke permanecía atónito a tal confesión de su neurótica esposa y Hinata se mantenía relajada y sonriente, observando del paisaje que brindaba la autopista.
"¿Qué pasó con la Hinata que lloraba en la habitación? ¿Qué hizo que cambiara de tal magnitud? ¿Qué he hecho?" Tales pensamientos taladraban su cabeza.
- ¿Ca-casi? – la curiosidad había aumentado de nivel en Armin y Sasuke quería noquearlo.
- Si, lamentablemente mi esposo no pudo cumplirme, el porqué es humillante para él, y cómo esposa no debo decírtelo. Por favor Armin, es un se-cre-to – ella le dedicó una dulce sonrisa y Sasuke la quería acribillar, "cómo que había sido SU culpa, cómo que no te PUDE cumplir, como que era HUMILLANTE".
Después de unos minutos en que el ambiente se tornó sombrío por Sasuke, nervioso por Armin y divertido por Hinata, finalmente arribaron en al aeropuerto donde su viaje juntos les aguardaba, y fue ahí donde Hinata la invadió el terror, "¿Ahora cómo lo veo a la cara? Estoy mucho más muerta que aquel gato curioso pero no me arrepiento de nada. Nana me dio un consejo que debía ejecutar". El porqué de su transformación, de un manojo de nervios a una mujer vengativa, fue el la llamada de su nana en el hotel. Ella le contó lo ocurrido y de su culpa, su nana quería matar al azabache, quería descuartizarlo, si él no la había violado pero aquella era su intención así que su nana furioso le aconsejó de una manera que no es propio de una nana: ella debía devolver el golpe y era dándole en donde más le duele, su orgullo y el querer poseer las cosas, eso es igual a darle celos y que ella no estuviera bajo su control.
Ya en el avión a Hinata le sorprendió no ver a nadie de su familia, no lo lamentaba de hecho estaba feliz no sentirse todo el tiempo presionada por la mirada de ellos y su nana no pudo venir, fue por eso que la había llamado pero "¿y qué pasaba con la familia del Uchiha?" a ella le preocupaba que ellos fueran igual de indiferentes y sin escrúpulos que su padre, porque ella todavía albergaba alguna que otra duda en su corazón del motivo que la familia Uchiha tuvo para que él se casara con ella. Hinata no sabía absolutamente nada, no sabía del arreglo y mucho menso del casi embargo de su familia para a la de Uchiha, aunque Sasuke creía todo lo contrario.
El avión había despegado y las aeromozas empezaban informar medidas de seguridad y el destino del vuelo.
- Señores pasajeros el vuelo de Japón a Australia, acaba de despegar. Espero que disfruten del viaje – Hinata estaba ida, "¿Australia? Pero ¿no era en un lugar cercano, cómo Tokio o Okinawa?" ella no lo podía creer, hasta que una pregunta la acechó en todo el viaje "¿Sasuke lo sabía?". El mencionado y malhumorado de Sasuke desde que encontraron sus asientos fingió dormir a lo largo del viaje, que fueron entre unas 8 a 10 horas. Hubo un momento en que Hinata pensó que estaba muerto.
Hinata estaba con-mo-cio-na-da, nadie había mencionado un helicóptero y ella apenas pudo aguantar el primer viaje en avión. Si tuvo sus sospechas con respecto en el momento que aterrizaron a las 21.00, era la zona horaria de Australia y después fueron directo a una 4x4 negra en lugar de un taxi.
- Uchiha ¿Estabas enterado de esto? Digo no crees que estaremos demasiado apartado de nuestro origen. – El azabache solo dio una magnética sonrisa y le proporcionó su desinterés con respecto a su desinformación- Parece que los Hyuga no son para nada comunicativos. – él siguió su camino hacia el helicóptero con una sonrisa triunfante hasta que Hinata lo tuvo que arruinar, cómo diría él.
- U-Uchiha esa es mi maleta porque la roja es mía ¿no? – Sasuke mira que maleta sostenía sus manos y se percató que Hinata estaba en lo correcto. Su cerebro empezó a traer de vuelta a su mente las imágenes de lo que aquella maldita maleta contenía, sus acciones nerviosas lo controlaron de inmediato: tiró su maleta cómo si quemara y un hilo de sangre empezó a descender por sus fosas nasales.
- ¡Hey! Esas es mi maleta, ten más cuidado. – Hinata corre hacía ella como si de verdad fuera su maleta. Sasuke solo intenta borrar cualquier rastro de debilidad.
Abordarían el helicóptero por separado, Sasuke no tuvo contacto visual con ella ni viceversa, parecían dos totales desconocidos que pasaron por variedades de situaciones inolvidables juntos. El copiloto al ver a Hinata quedó deslumbrado por su belleza y porque no podía cargar la maleta. "¿Qué empaco mi nana, el closet completo?" Hinata no entendía porque pesaba tanto. Al verla de tal forma, desocupó su lugar de vuelo para ayudarla y su segunda intención era conquistarla pero al ver su anillo de casada sus intenciones se marchitaron pero de igual forma la ayudó, al fin y al cabo él si era un caballero.
- Hinata, ya veo. Es un hermoso nombre con el cual la bendijeron – ella no sabía que decir a tal comentario más que reír y Sasuke la observaba de reojo, el copiloto llamado Shino le aseguraba su asiento y él retenía sus ganas de cortarle las manos, y de quitarle su sonrisa del rostro a su mujerzuela que tenía de esposa. Primero era el chofer, luego el copiloto, seguro que también hubiera coqueteado con el cura si no fuera porque lleva un camino espiritual. La odiaba y también lo que podía provocar en los hombres.
El helicóptero dio comienzo con el despegue, fue ciertamente más movido a comparación al del avión, desencadenando así la desesperación y nerviosismo de Hinata, sus manos se aferraban al cinturón de seguridad y sin querer mencionara el nombre del copiloto y no el de su esposo. La furia de Sasuke era incontrolable, así que su instinto de querer dominarla se impuso ante su juicio parcial.
- Hinata, amore mío no quieras darme celos solo porque fui amable con la recepcionista, tu muy bien sabes que eres la luz de mis ojos – "¿Eh, celos?" Hinata estaba perdida en las palabras dichas por el azabache, ella quería o intentaba descifrar el código que él había dicho. "seguramente me intenta decir otra cosa, pero qué." Ella permanecía confundida con la vista en él, y tal hecho permitió su siguiente acción. La besó, la besó como un esposo demostrando autoridad y pertenencia. Fue un alarido: ella es mía. El copiloto tragó saliva y se percató del enamoramiento de la pareja.
Al aterrizar en una pista privada y proporcional al espacio que necesita un avión, ellos permanecieron inamovibles, inmersos en sus pensamientos. Los pilotos en si habían apagado lo motores, Hinata en el motivo del beso y Sasuke en lo innecesario que fue el beso.
Hinata observa cómo el helicóptero despega de nuevo pero esta vez para alejarse de ellos, ahora estarían ellos solos y con el resto de la población pero "¿Dónde estaba la querida población? No hay nadie" Hinata no sabía que pensar aquel lugar estaba solitario, ni un alma rondaba los alrededores o por lo menos, es lo que ella pudo examinar. Sasuke al encontrarse con la mirada desconcertada de ella, iluminó su mente.
- Es una isla privada, una que me prestaron, no importa quién así que no preguntes. Es una opción relajante, no tendremos que pensar ni preocuparnos del público o los paparazzi. No hay nadie quién te pueda ayudar Hyuga. Estas a mi merced, querida y atrofiada esposa.
- ¡¿Atrofiada?! ¿Quién es el atrofiado? Yo no intente violar a nadie, yo no digo que te odio y luego te beso como si fuera lo contario, yo no lanzo maletas por los aires y yo no quiero estar a solas contigo. – El azabache estaba aturdido por sus palabras, "¿Qué demonios con ella? Nadie me había hablado así en mi vida, ni siquiera mi madre. Te arruinare Hyuga, haré de tu vida un infierno." Bueno al parecer Sasuke poseía signos de resentimiento.
Al percatarse de sus palabras, Hinata apura el paso aunque su maleta le dificultaba su objetivo. Al llegar al único alojamiento del lugar, una mansión enorme en medio de la isla, que gritaba a los cuatro vientos: soy llamativa, exageradamente lujosa. Ignorando los lujos que tal mansión poseía, cuadros, jarrones, tecnología, entre otras cosas invaluables, ella fue en busca de una habitación. Encontró una, se tiró en la encantadora cama, un colchón suave, muy suave para ella. Al relajarse por completo, quiso ver qué era lo que hacía tan pesada su maleta.
- ¡EHHHHHHHH! ¡KAMISAMA, ESTO NO ES MÍO! – empezó a rebuscar en aquellas prendas inadecuadas para su gusto, quería encontrar algo que fuera de su talle, algo normal, pero no pudo encontrar nada. La maleta permanecía abierta por completo, vacía y gris. No había nada que le perteneciera, que fuera originalmente suyo. – Es-esto no lo empacó mi nana. Esto no es mío. Tal vez Uchiha se equivocó de maleta, si es lo más seguro. – ella se dirigió a todas las habitaciones, debía encontrarlo, debía encontrar ropa adecuada para su cuerpo.
- No, cuantas veces debo decírtelo. La maleta roja y azul eran nuestras. Estaban las dos juntas en la habitación del hotel, fue tu padre quien las dejó, o eso creo. No importa solo es ropa – Sasuke sabía muy bien a qué se refería Hinata, él sabía que aquellas prendas no le pertenecían. El aura de Hinata Hyuga no gritaba: quiero tener sexo con el hombre que no amo; más bien era un: me reservaré y haré el amor con el amor de mi vida.
- Pe-pero, yo no puedo, no definitivamente no puedo usar tales prendas. ¡Quiero mi ropa no una que ni siquiera me cubre apropiadamente! – Sasuke sin ganas alza sus hombres y la deja a la deriva de su desolación pero la culpa golpeaba su puerta. Al fin y al cabo, él pudo haberle avisado.
- Hay varias habitaciones en esta mansión, es seguro que no nos vemos. No te preocupes por pequeñeces. Yo permanezco de mi lado y tú del tuyo – el Uchiha vio relajarse las facciones del rostro de Hinata y al parecer ella reflejaba que había tenido una idea. Él la descartó de inmediato. - Tampoco seas ingenua, en una isla privada no hay shoppings.
Era de noche, ya era hora de dormir pero Hinata intentaba coser un pantalón o una remera que no le ajustara en las partes inadecuadas. Ella se rehusaba a usar esa clase de ropa, pero al final el sueño y el cansancio venció a la vergüenza. No podía dormir con el vestido, era muy incómodo, tampoco en ropa interior aunque no había mucha diferencia con lo que había en la maleta prohibida. Dio un suspiro tendido y mandó todo al diablo. Se colocó el short más pequeño que había visto en su vida, la remera, si se podía decir que era una, cubría sus hombros y una parte de su vientre, de un color celeste, ambas de seda. Se acomodó en la cama, se tapó hasta la mitad de la cara y cerró sus ojos. Sasuke se había dormido más rápido, pero no sin antes pensar en todos los besos que compartió con ella, y en casi cómo la hace suya, una sonrisa se escapó de sus labios y luego su ceño fruncido reflejaba frustración.
No puedo creer que casi llego a las cuatro mil palabras. oh yisus! ok, no sé estoy re loca. espero que les guste y que su vista no se canse :P
story: mine
character: kishimoto
Pda: recién me di cuenta que escribía mal el apellido de Hinata; hyuuha jajajjajajaja y es Hyuga XD
