En cuarentena
Veinte un días permanecerán encerrados. En un lugar apartado de todos y todo cosa que no fuera más que el océano, la arena, la flora natural y los corales del arrecife y sin olvidarnos del alojamiento: la mansión que posee múltiples habitaciones, baños, y cocinas. Un patio con un gran dimensión y un magnifico salón.
A Hinata le encantaría el salón, tiene todo lo que a ella le gusta, es un amplio lugar con una espectacular vista del paisaje, una vista panorámica que era posible por los grandes ventanales que poseía. El reflejo de la luna o el sol en el agua era sublime, un exquisito regocijo de placer, uno que no era suficiente para Sasuke, el no disfrutaba aquellas clases de placeres que se logran con la vista, o demás sentidos que no fueran con el tacto y oído. Escuchar su nombre entre gemidos producidos por sus caricias y más, eso era sublime para él.
En el día uno después del aterrizaje, Hinata permanecía en su cama con 38° de fiebre. En su primer viaje al exterior con su primer esposo falso, estando ellos solos, fuel el momento en que su cuerpo decidió enfermarse por primera vez. Se puede asegurar que la suerte no está de su lado.
El sol estaba en lo alto del cielo despejado, brillando con todo su esplendor. El mar permanecía tranquilo pero hermoso, las aves producían cantos que no irritaban a Sasuke, algo que no era común. Él estaba en el sillón recostado en al salón, único lugar que compartía con Hinata, por lo que su presencia ahí estaba premeditada. Uchiha quería ver a su esposa con las prendas sensuales y eróticas que la caja de pandora albergaba. Era la cuarta vez que iba a la cocina a buscar un bocadillo, Hinata no aparecía. Sasuke empezó a pensar que se pasaría todo la luna de miel encerrada, avergonzada de la ropa inadecuada como decía ella.
Se hizo de noche y la larga espera empezaba a malhumorar a Sasuke, ella no lo iba a privar de verla, ella no se pasaría rodeada de sus cuatro paredes de la habitación dejándolo a él apartado y solo. Ella lo iba a escuchar porque nadie ponía sus necesidades ante las de él, no a menos que lo permitiera.
Una vez que dio con la habitación de Hinata, la cual era la última de la casa, la más apartada de todas ingresó sin tocar, para su benefició no estaba cerrada con llave. La imagen que la atmósfera completa transmitía, era una desolada y de un trágico martirio. Sasuke no podía explicar cómo se sintió en aquel momento al ver a Hinata empapada de sudor, roja y agonizando.
- ¡Hyuga! ¿Qué te sucede? ¿Por qué sudas tanto? – cuanto más se acercaba a ella, más aumentaba su desesperación, ¿Cómo era posible que estuviera en tan malas condiciones? – Hinata a qué hora empezaste a sentirte mal – preguntó sin querer saber, cómo iba ayudarla, estaban apartados de todos - ¿Debería sacarte de la cama o no? ¿Uso un paño caliente o frío? ¿Te ayudo o dejo que tu organismo se encargue de todo? ¿Era malo tener fiebre? – sus preguntas eran muchísimas, algunas tontas otras en cambio importantes, él no sabía como debería actuar, no sabía nada con respecto de cuidados o de enfermedades. Sasuke Uchiha no se preocupaba de los demás, nunca le parecía necesario ni beneficioso. ¿Qué ganaba él? Nada. El ayudar a otros no era su virtud pero en aquel momento no titubeó ni un segundo, nada de eso importaba cuando su esposa estaba enferma y podría morirse. ¿A quién le echarían la culpa de la muerte de su esposa? A quién más que a su único acompañante en un solitario lugar, a él.
Sasuke no permitiría que además de condenarlo a pasar el resto con su vida también perjudicara su imagen social y acabara en la cárcel. Después de varias vueltas en su cabeza, su siguiente acción fue sacarla de la cama, no era bueno dejarla en un lugar donde estaba sudorosa y mojada, eso no la iba a mejorar sino empeorar. Su lógica funcionaba bien hasta que la destapó.
Las largas piernas de Hinata estaban a la vista del azabache igual que su vientre, la clavícula y sus brazos. Sus pechos era espectaculares para Sasuke, no lo había previsto, su reacción no era digna de él: quedarse mirando sin tocar no era merecedor de un Uchiha. Cómo si no fuera suficiente, Hinata se voltea, su rostro queda contra la cama y la inspección de Sasuke se completa, pudo ver su espalda y otras cosas más pero en donde sus ojos se instalaron fue en su trasero. Odiaba el short "¿Por qué demonios no cubre más?" raro en él, pedir que una prenda cubriera más en vez de lo contario, que no la tuviera puesta. Sasuke no querías verla más, si seguía esto terminaría mal porque él nunca lo hizo con una enferma y menos si está inconsciente. Todas aquellas imágenes estarían guardadas en los más profundo de su ser.
- Ah. Con que así te veías – después de haberla cubierto con la sabana hasta la cabeza como si hubiera muerto, suelta un suspiro - ¿Por qué Hinata? Si solo te hubieras enfermado en los últimos días – él de verdad lo lamentaba, ahora no sabía por cuánto tiempo no podría jugar con ella.
La traslada de una habitación a la otra con sábana y todo, él no se permitiría riesgos. La deja reposar en una de las habitaciones que estaba continua a la suya, para poder tenerla vigilada alegaba él.
Cambiarles los paños húmedos no eran el problema sino su higiene personal. Bañarla era todo un problema para Sasuke Uchiha, quien nunca había o muy pocas veces encontraba problemas que no podía resolver.
Los días pasaban y Hinata seguía llevando puesto la misma ropa como la misma gripe. La fiebre no había bajado ni un centígrado, sino por lo contrario había aumentado. Sasuke se empezó a percatar que una isla privada sin comunicación con el exterior no había sido una buena idea.
- Maldición Hyuga ¿Acaso todo lo que tocas lo arruinas? – La furia de Sasuke no había disminuido ni por el estado en que se encontraba Hinata.
Fueron los peores cuatro días y 5 noches en los cuales Sasuke Uchiha el ser más egoísta del planeta tierra quedó en segundo plano por "intentar" cuidar de su enferma esposa. Él se había transformado en una persona totalmente diferente a lo usual y solo por ella y, por la idea de que podría acabar en la cárcel.
Sí algún conocido suyo lo hubiera visto, su reacción sería una sorpresa alarmante pero no sin antes reírse a carcajadas. "Es imposible e inaudito que esto sea Sasuke"
Los parpados de Hinata Hyuga por fin se levantaron y dejaron ver a sus ojos perlados la luz que ingresaba por su habitación o lo que ella pensaba que era suya. Con pesadez y cansancio se movía de un lugar a otro, para dar fin a su agotamiento vespertino y sin sentido para ella, estira sus extremidades a lo ancho y largo de la cama. Después de soltar un suspiro, se encorva luego de sentarse, mira a sus costados por simple costumbre y lo ve. La silueta de Sasuke era de un hombre agotado, tenía las piernas abiertas de par en par, con un brazo en su pecho y la otra la usaba en donde reposar su cabeza; para sorpresa de Hinata él parecía estar usando un piyama: remera y pantalones de tela cómoda de un color azul marino.
Sasuke siente una mirada penetrante que le empezaba a inquietar y la ve. Uno de sus ojos estaba cubierto por el cabello despeinado que tenía y el otro miraba a través de los espacios entre sus largos dedos. Ella no se percibió la mirada del Uchiha y siguieron observándose uno al otro, como animal a su presa y la presa al animal.
- Es bueno saber que ya no tendré que cuidarte por la estúpida gripe que encubaste pero es malo que no te murieras. – Después de lo dicho Sasuke se retiró de la habitación y dejo a una perpleja Hinata que luego de verlo levantarse se asustó y sus palabras siguientes la entristecieron. Él seguía siendo el mismo para ella pero en realidad se puede afirmar que Sasuke Uchiha ha cambiado, un milímetro, una pequeña parte de su ser ha sido alterada por una simple joven como lo es ella.
Pero ella seguía sin entender la parte en que mencionara una gripe. Hinata no recordaba nada de los días que estuvo enferma, ella creía que era el primer día después del arribo en la isla. El objetivo: saber de qué hablaba Uchiha se había puesto en marcha. Tiró las sabanas por los aires y lo siguió, terminando en la cocina.
- ¿Qué gripe Uchiha? ¿Estuviste en gripado? ¿Estás bien? Entonces es por eso que te ves en tan mal estado – el comentario de ella lo aturdió: "¿Qué tan mal se veía? Y tú te veías peor Hyuga".
- Deberías callarte Hyuga antes que yo – Ambos se había olvidado de las pequeñas prendas que Hinata vestía. Él subía y bajaba su mirada y no podía aceptar que en todas las noches que pasaron juntos no la hubiera hecho suya – de que yo…yo lo haga.
- Uchiha porqué me ves de tal forma – A ella le incomodaba su lujuriosa forma de examinarla y lo entendió cuando se miro en el reflejo de la metálica puerta de la heladera. Su huída fue inmediata - ¡Ya…Ya vuelvo!
Una carcajada se escapó del agotado esposo que pasó días y noches cuidando de su "odiosa" esposa.
Hinata tardó en hallar su habitación, la mansión era un laberinto para ella, pero después de una extasiada búsqueda la encontró. Estaba cómo la había dejado, un desorden, ropas por todas partes, lo cual le facilitó la búsqueda de unas prendas para ponerse. Su vestimenta de aquel día era un short de jean y una amplia musculosa salmón. Descalza y sin haber pasado por el baño a retocarse, regresó al lado de su misterioso esposo.
- Uchiha por favor dime que pasó ¿Es nuestro segundo día? No recuerdo ninguna gripe y yo – Antes de que prosiguiera con sus dudas Sasuke la detuvo y la acalló.
- Te enfermaste, te cuidé para que no te pasara nada y no me echaran la culpa. Solo di gracias y cállate – él de verdad estaba cansado, se había preocupado mucho por ella. Con su taza de café bien cargado se dirigió a la sala, Hinata se quedó paralizada y atónita.
- ¿Es eso verdad? – ella no lo podía creer, ¿De verdad se había enfermado en su propia luna de miel? Sasuke la miró con desprecio y desvió su mirada hacía los ventanales El sonido de las olas era hermoso pero Hinata no podía quitarle la mirada de encima a Sasuke. – Entonces ¿tú me cuidaste? ¿De verdad lo hiciste Sasuke? – Sasuke se quemó su mano derecha por girarse rápidamente, ella había dicho su nombre y eso lo había tomado por sorpresa. Era la primera vez que ella dejaba salir por sus labios su nombre de pila. Él solo asintió y soportó el dolor de su mano. Una sonrisa se delineó en los carnosos labios de Hinata Hyuga pero la faceta autoritaria y dominante de Sasuke hizo su aparición y la sonrisa se trasladó a la de él y abandonó la de ella.
- Bueno Hinata, qué me darás a cambio por haberte cuidado por cinco días. Me merezco una generosa retribución de tu parte ¿no crees? – "¿cinco días? ¿Algo a cambio?" Hinata no sabía que decir, qué era lo que intentaba decir el Uchiha. El aura que desplegaba el cuerpo de Sasuke era temeraria y maliciosa. Ella estaba invadida por el miedo y prefirió haber seguido en cama con cuarenta grados de fiebre.
Él aprovecharía al máximo los otros siete días que le restaban.
Hola despues de tanto tiempo, otra vez nos leemos jaja.
Como anteriormente el problema fue con la computadora y seguirá siéndolo, los iento.
Espero que les guste, en el próximo capítulo es dedicado para las mentes lujuriosos. No se ilusionen no creo que haya lemon, no uno que llegue a la etapa final ;o jajajaja
Los derechos reservados son de Masashi Kishi con respecto a los personajes y míos con la historia.
Saludos, besos y abrazos super ninjas, ultra mega alpha (trauma de un capítulo de Gravity)
