¿Podré amarte?
Hinata no podía creer lo que Sasuke le había pedido; no esperaba eso de él, la vergüenza la estaba consumiendo.
- Apúrate. La paciencia no es una de mis cualidades – Sasuke observaba cómo ella iba de un lado al otro, correteando cómo si su vida dependiera de ello y le encantaba verla de tal forma. Ver lo que él producía en ella, sería su nuevo hábito de diversión - ¡Hyuga, dije que te apuraras!
- ¡Ya… ya termino! Ya casi está, no te enfades Uchiha – el nerviosismo de ella era descomunal, no podía hacer lo que le había pedido si él seguía sus pasos esperando que se equivocara – U-Uchiha ¿podrías esperar en la sala?- él sonrió ante su comentario.
- Hinata, tú elegiste esta opción porque acuérdate que te ofrecí dos opciones a beneficio que pudieras elegir a tu conveniencia. Sí te molesta tanto, puedes cambiar de trato cuando quieras – ella pasó por todas las tonalidades del rojo mientras pensaba en la segunda opción, y negó efusivamente. La bochornosa segunda opción era que ella pasara una noche con él – Perfecto, entonces deja de parlotear y termínalo.
- ¡Listo! – Hinata estaba nerviosa y alegre al mismo tiempo; no sabía que le esperaba con las siguientes peticiones del insensible, indiferente y dominante de Sasuke Uchiha pero que él haya cuidado de ella por cinco días la hacía inmensamente feliz, porque significaba que él no la odiaba tanto como para dejarla morir. - ¿Lo vas a probar acá o en el comedor?
- No se ve bien ¿Qué hiciste? – él era bueno comentado lo contrario; con solo verlo le daba un hambre voraz.
El pedido de Sasuke fue que ella le cocinara cualquier cosa, solo y cuando sea delicioso y comestible. Él ambicionaba saber que conocimientos tenía de las artes culinarias su reciente esposa.
Hinata empezó a cuestionarse, ¿Por qué había hecho tomates rellenos y omusubi? Al parecer para el paladar de un Uchiha eran simples comidas aunque para ella eran difíciles de preparar ya que no eran sus comidas predilectas. Hinata quería salir corriendo de la cocina, sus ojos empezaban cristalizarse por las inesperadas lágrimas que deseaban salir impulsivamente. La bandeja que sostenía empezó a tambalearse por sus temblorosas manos. Sasuke se percató de eso y él no permitiría que ella lo dejara hambriento. Le arrebató la bandeja de las manos, lo apoyó en la mesada de mármol que se posicionaba en el medio de la cocina y se interponía entre ellos.
- Veremos si eres digna de ser mi esposa, por lo menos en la cocina porque no lo eres en otros aspectos – Aunque él no lo haya comprobado, ya le atribuí a su esposa el ser incapaz de complacerlo en la cama. La consideraba frígida.
Hinata estaba expectante a los gestos que él articulaba y los comentarios que en algún momento él iba a espetarle.
Lo primero que tocó los labios de Sasuke fue el omusubi que estaba compuesto por arroz y fruta o pescado maceradas en vinagre y es de una forma ovalada o triangular también lleva alga nori. En este caso en particular eran de tomates. En aquel soleado día Hinata Hyuga, una desconocida para Sasuke Uchiha y él un desconocido para ella, por cosas del destino su frígida esposa había preparada un delicioso almuerzo con la fruta preferida de él y se sentía estafado. La imagen que tenía de ella se estaba distorsionando "¿Qué era realmente ella? ¿Podrían convivir pacíficamente? ¿Llegarían a ser amantes? ¿Ella llegaría a ser algo más?" Unas de las pocas preguntas que se atravesaron por su mente fueron aquellas, pocas que intentaban generar un gran cambio en su perspectiva pero que él no permitiría tan fácilmente.
- No siento el sabor – una vil mentira, él hubiera pedido doble ronda – No le veo el sentido ¿Por qué tomates? – su comentario intentaba averiguar si su madre o algún familiar lo había entregado en bandeja de oro a la frígida.
- Tomates. Yo lo preferí porque… - no lo sabía, ella no sabía el porqué. No había sido porque son deliciosos, ni por el manejo en la cocción, tampoco porque a ella le gustara solo lo había hecho porque el día lo ameritaba, porque recordó los tomates rellenos de su nana, en sí no había un motivo especial de la elección de la fruta y ella no sabía que quería escuchar el Uchiha – Porque tú querías tomates – "¿Eh?" Lo pensaron al unísono, qué clase de respuesta era esa, Hinata lo dijo por no tener suficientes recursos para divagar en la respuesta pero ella quedó sorprendida y confundida luego de decirlo.
- Con que era eso – Sasuke sonrió y ella se estremeció, nunca era bueno que él sonriera. Su sonrisa era el preludio de un mal augurio – Es que acaso hay un rostro especifico para cada fruta o verdura ¿Qué cara tengo ahora? ¿La de querer banana o frutilla? Dímelo – Hinata volvía a quedarse sin respuesta.
- Ehhm, ¿Frutilla? – La ingenuidad de Hinata y su miedo le provocó responder una tonta pregunta.
- jajaja ¿De verdad, frutilla? Parece ser que tengo una esposa mitómana, manipuladora, falsa y ¿clarividente? – sus nocivas palabras lastimaron el pobre y esperanzado corazón de Hinata, su siguiente acción fue salir corriendo pero antes de llegar a la puerta Sasuke agarra uno de sus brazos y la atrae hacia sí. – no te di el permiso de poder irte, acuérdate del trato.
- Al diablo con el trato. Suéltame – ella quería alejarse de él, de sus malos hábitos de querer tratarla como si no fuera nada – te digo que me sueltes. Ya comprendí. No soy buena cocinando, tampoco soy una buena esposa. Ya lo entendí, ahora déjame ir – sus lagrimas amenazaban por salir, sus piernas la traicionaban queriendo sucumbir al miedo y la desilusión de haber creído que podían llegar a ser una pareja feliz si trataban con todas sus fuerzas pero otra vez la realidad la derrumbaba una vez más. Sasuke nunca sería feliz a su lado porque ella nunca sería suficiente para satisfacerlo y aquello la convertía en una mujer desechable. Ella estaba creando su propio desastre interno. El sentimiento de inconformidad estaba latente.
- No dije eso. No eres buena cocinando, lo cual está claro pero – ella no lo quería escuchar, no a una crítica que la volvería a lastimar – pero tampoco eres pésima. Estarías cerca de ser mala y un tanto lejos de ser buena. Serías gris, entre el blanco y el negro – tal comentario dejó perpleja a una joven de ojos perlados que se mantenía cerca; juntos el uno al otro mientras ella observaba la varonil mandíbula, barbilla, mejillas, nariz, frente y finalmente los ojos azabaches del Uchiha.
- ¿Eh? ¿Soy gris? ¿De verdad? – la felicidad de Hinata se había restaurado por completo al escuchar unos ambiguos cumplidos de parte de su desalmado esposo, adjetivo que merodeaba su mente mayor parte del día.
La repentina consideración por parte de él, lo estaba molestando ¿Por qué no solo dejó que se fuera? Tendría más tomates rellenos y omusubis para él, pero su reflejo al verla correr fue detenerla, fue consolarla por algo que él había empezado. Y de pronto puede apreciar nuevamente su rostro con un tenue rojizo que se superponía en su pálida piel, y sus labios, sus lujuriosos labios, rojos como… ¿frutillas? Lo había confirmado, su esposa debía ser clarividente, psíquica, lo que fuera porque se le había antojado comer frutillas.
El calor en la habitación había aumentado unos centígrados, como la pasión de Sasuke para con su esposa y ella intentaba mantener las nuevas emociones escondidas en lo más profundo de su ser.
Sasuke simplemente la besó demandante, su estilo preferido. Con Hinata sorprendida, él aprovecha su oportunidad y la levanta sosteniendo una de sus piernas y la apoya en la mesada de la cocina sin dejar de besarla apasionadamente. Ella detestaba su forma de besar pero no podía evitar sentirse extraña consigo misma y aunque no lo quisiera aceptar, ella quería más, deseaba más.
- S…Sa…sasu…ke – él recorría su cuello, la clavícula sería su lugar privilegiado de ahora en más. El joven enceguecido por el deseo no oía las peticiones para que se detuviera por parte de la frágil Hinata, no podía hablar sin tartamudear ni tampoco pensar sin sentir como las manos y los labios recorrían su convulsionado cuerpo. Las estimulaciones que el tacto del azabache le producía, la dejaba inútil y al merced de él.
La mano derecha del Uchiha se posicionaba por detrás de la nuca de ella mientras volvía a ser domador de sus labios una y otra vez, ambos respiraban unos segundos antes de volver a comenzar el ciclo vicioso de saciar la acreciente pasión que se provocaban entre ellos. Las manos de Hinata se aferraban a los costados de los brazos de él y de vez en cuando, se aferraban con fuerza dejando la marca de sus dedos en la piel del azabache. Las piernas de Hinata estaban al lado de las piernas del azabache y cada tanto las doblaba cuando sentía que no resistiría más, Sasuke sujeta férreamente ambas piernas y las coloca por detrás de su cadera y el siguiente movimiento fue dar su primera estocada. Sublime, la sensación que ambos sintieron era indescriptible pero en un sentido positivo.
En los 10 minutos que se pasaron saciando su sed de lujuria, Hinata hizo todo lo posible para no producir ningún sonido vergonzoso; los gemidos que tanto anhelaba escuchar Sasuke, ella no se los iba a ofrecer. Pero se le dificultaba cumplir con su objetivo cada vez que Sasuke le ofrecía una de sus estocadas y peor aún cuando lo hacía mientras reposaba una de sus manos en sus pechos.
Los labios, de la pareja sumida en la excitación y en el erotismo, se encontraban hinchados y rojos, pero a Hinata le producía ardor porque además de ser besados, mordidos por ella para retener los revoltosos gemidos que amenazaban emerger de su boca también eran mordidos por el azabache. Una manía que había emergido con ella y solo con ella.
Todos los toqueteos y roces, los realizaban por encima de la ropa, por diez minutos o tal vez más, ellos permanecieron juntos y apasionados pero con ropa y Hinata no tenía la intención de quitársela. Cuando Sasuke intenta ir más allá levantando su blusa y queriendo besar uno de sus pechos, ella interpone sus brazos en forma de cruz y le grita un rotundo no con sus ojos a punto de llorar.
- ¿Qué diablos pasa contigo? ¿Te detendrás justo ahora? Cuando finalmente yo… - Sasuke se detuvo abruptamente, casi dice algo de lo cual se arrepentiría tarde o temprano. No le confesaría que se sintió bien con ella, bien con el casamiento, bien consigo mismo. "¡Carajo Hinata! ¡Eres una maldita loca! ¿Por qué me molesta tanto no hacerla mía? ¿Es orgullo o algo diferente?" Aquel día se había caracterizado por las insurgentes dudas del azabache.
La posibilidad de ser feliz junto a ella o con otra estaba descartada porque él no se consideraba merecedor de la felicidad aunque Hinata lo hacía dudar de su filosofía de vida como sus afirmaciones.
La intriga de la continuación de la frase del Uchiha se había instalado en la cabeza de una muchacha que temía perder su primera vez con alguien quien no la amara. Ella se odiaba a si misma porque ella sabía que podía llegar a sentir un cálido sentimiento hacía el azabache. Hinata Hyuga podría llegar a sentir amor por Sasuke Uchiha, con su consentimiento o no, porque a diferencia de Sasuke ella se conocía perfectamente.
Ella era débil y una persona débil necesita a una persona fuerte, y sin que ninguno de los dos lo supiera, él encajaba en su definición.
Un tomate relleno perecía del tiempo en la mesada, el plato de omusubis estaba semivacío y en la atmosfera se transmitía la pasión que hubo en una diminuta parte del tiempo y el espacio.
Hinata pensaba en la frase sin terminar de su esposo y de su cara de frustración, una sonrisa se delineo en sus labios y soltó pequeños gritos de alegría y complacencia. Sasuke estaba imaginando de lo que pudo haber sido su noche si ella hubiera aceptado seguir adelante, "Si solo ella hubiera gemido, sería suficiente" La frustración, decepción, enojo, no sabía qué pero lo detestaba. Sin poder evitar y sin dar rodeos, procedió a ejecutar una acción que no lo hacía desde los 16 años ya que no lo necesitaba porque las mujeres le ofrecían hacerlo por él. Maldiciendo a Hinata se dirige al baño y abre la canilla de la bañera y vuelve a imaginar la situación que su esposa le negó.
Hola a todos! Gracias por sus hermosos reviews! me alegran el día cada vez que los veo o cuando hay nuevos seguidores :3
Bueno como había previsto hay sexys scenes :o
Espero que les guste, rezo todos los días porque así sea :P
Si alguno de ustedes siguen o les gusta mis otras historias las voy a completar y todo porque no soy de dejar trabajos inconclusos.
personajes: Masashi
Historia: Yo
