El alcohol y la verdad

¿Qué soy? Un egocéntrico, un inútil, un desconsiderado, un desgraciado, un obseso del control, un mujeriego y, ¿Qué me había dicho mi abuela? Ah, sí. Un sin vergüenza. Estos particulares adjetivos son abordados por mis oídos cada vez que alguien se le da la gana de gritarlo a los cuatro vientos. Tipos con baja autoestima, tipos que se cansaron de ser nada comparados conmigo, personas despedidas, mujeres rechazadas, y claro, esposas neuróticas.

Realmente, lo dicho por otras personas no me interesan ni me conmueven pero lo dicho por ella, me hizo sentir algo que hace mucho no sentía ninguna otra persona había logrado que me enorgullece de alguien, a excepción de mi mismo, y tenerla a mi lado lo hacía.

Como lo había previsto, ella aceptó. ¡Por favor! ¿Quién podría rechazarme? Ella lo intentó pero no pudo… aunque en relación al sexo, siguen ganando sus nos. Hyuga, uno. Yo, ¿Un medio?

- Hyuga, ¿Estas lista? Ya es hora de irnos – hace horas que espero su salida de la habitación, o eso quiero creer, al mirar el reloj solo han pasado diez minutos cuando acabé de alistarme.

Supongo, que una camisa blanca y un suéter negro con botones y un par de jeans van de la mano con un día de campo. Y sí no, a quién le interesa.

Cuando por fin sale, después de veinte minutos, observo el fruto de la demora y puedo alegar que la espera valió la pena. Sí no fuera por su frigidez, ella sería una sensual y hermosa esposa. Lleva puesto una túnica blanca con escote profundo en V que me permite ver la parte de arriba de su corpiño strapless del mismo color. De Mangas 3/4 holgadas, los bordes del largo son ovalados. Lo acompaña con unos jeans azules ajustados. Me enfurece admitirlo, pero se ve jodidamente bien.

- Bien. Vayámonos… - me mira directo a los ojos y luego se sonroja - ¿Es demasiado? Tal vez llueva o algo parecido, y yo vestida de verano. Mejor me cambio.

- No, ¿De qué hablas? Ya es tarde.

Primero muerto, antes que elogiarla. Fue suficiente humillación con el maldito "te necesito".

- Uchiha, no entendí muy bien de qué trata este evento de caridad ¿Pavos reales lisiados? – una vez en el auto en movimiento, ella comienza su primer ataque y estoy preparado.

- Como te dije, son animales en extinción y hay que "arreglar, curar" los que quedan.

Sé que no fue una ingeniosa mentira, pero fue la única que se me ocurrió la noche anterior. Es imposible que le dijera que estará todo un día con mi familia.

- Pero esas cosas debería encargarse los de Greenpeace, algunas ONG encargadas de tales objetivos – al parecer mi esposa no tenía ni un pelo de tonta.

- Sí, bueno, como estas personas saben de eso y del trabajo arduo que deben padecer aquellos que hacen esas cosas, bueno, quieren ayudar ¡¿Está mal ayudar, Hyuga?! Si no querías, no venías y problema resuelto. – me estaban hartando sus conjeturas.

- ¿Uchiha? Era obvio que al principio no me apetecía venir, te lo dije varias veces.

- Claro, ajá. No hagas más preguntas. Todo sea por los indefensos pavos reales.

Su mirada sospechaba de lo que salía de mis labios pero sus preguntas cedieron. Estábamos en la mitad del camino a recorrer y la noche se hacía cada vez más penumbrosa, logrando que encendiera las luces del frente del BMW. Unos kilómetros más y estaríamos frente a la casa de campo de mis padres en Shirakawa. Un día con ellos y no sabríamos de mi familia por un largo periodo de tiempo. Relax total. Descanso, y en el momento menos esperado visitaré unos de mis clubes; seguro se nota mi ausencia.

Resistí las arduas siete horas al volante sin paradas. No dormí, comí entre otras cosas vitales; ella solo se pasó observando el paisaje y después durmiendo. Como hubiera querido que tuviera que empujar el auto si estuviera varado. Nunca quise dormir tanto en mi vida pero por mi eficacia y magnificencia llegamos a la casa y creo que somos los primeros. ¡Tomo eso, Itachi!

Hyuga se despierta a sentir mi tacto en una de sus piernas, me mira de reojo y desliza mi mano de su cuerpo. Tampoco quiero tocarte, loca. Lo hice… para molestarla.

- ¿Es aquí? Es un hermoso lugar, parece antiguo y al mismo tiempo una maravilla – se quedó embelesada por la sublime belleza tradicional de nuestra casa hogareña de campo. Bueno, ella solo alcanzó a ver una de ellas, la principal que se encuentra al inicio de la entrada de un espeso y verdoso pasto.

- Si, es aquí. Toma la llave y abre la reja.

Se dirige lentamente, examinando sus alrededores y sintiendo la brisa primaveral de la temporada. Se queda unos segundos en la entrada de la reja y luego me mira furiosa.

- ¿Por qué dice Residencia Uchiha? – pregunta mientras señala una placa de cerámica algo descuidada.

¡Oh, mierda!

- … Eso se debe a que es… - ¿Cómo se lo digo? – porque… - cuando estaba a punto de decirle la verdad, veo una pequeña silueta a lo lejos y me recorre un escalofrío.

- ¡Sasuke! ¡Hijo! Al fin apareciste, pensábamos que no vendrías o que lo harías solo – termina de comentar al instalar su mirada en mi enojada y desconcertada esposa.

- ¿Ellos estaban invitados al evento de caridad o ellos lo organizaron? – la mirada expectante las comparten ambas pero la de mi madre se fue intensificando hasta mostrar una expresión de decepción y enojo.

- ¿Evento de caridad, Sasuke? No pudiste inventar una mejor ¿cierto? – me fulmina con un suspiro de resignación.

Mi resentida madre toma de la mano a mi engañada esposa y empieza, con lo que creo, dejar caer un desastre sobre mis hombros. Le cuenta la verdadera razón de su visita.

Más cerca me encontraba de la entrada de la casa cuando analizo los recientes hechos: era curioso pensar que había sido el primero en llegar a mi hogar vacacional pero al parecer me equivoqué. Sí mi madre ya estaba aquí también mi padre y si ellos fueron los primeros en llegar, significaba que él ya podría haber llegado.

- ¡Sasuke! – una conocida voz me quita de mis innecesarios pensamientos.

- ¿Si? – quiero pensar que no es quien creo que es, pero al girarme percibo otra equivocación.

- Hermanito, hace tanto tiempo que no te veía - se acerca con paso firme y me abraza. Un abrazo falso puedo asegurar.

- ¿Recién llegas? Pensé… - me interrumpe.

- No, hace unas horas atrás tuve el agrado de pisar el suelo del increíble lugar que abarcó la mayor parte de mi… de nuestra infancia – sonríe plácidamente y yo retengo las ganas de noquearlo.

- Ah, ya veo, entonces de dónde vienes – me enseña una maderas recién cortadas que sus brazos cargaban.

Entramos a casa, cada uno llevando un poco de madera fresca y yo me había olvidado de mi deschavetada esposa.

- ¿Y tú eres? – la curiosidad de mi hermano no se hizo esperar. Antes de que los labios rosáceos de mi esposa se pusieran en movimiento, mi madre se adelanta.

- ¿Cómo es posible tu desconocimiento, Itachi? Ella, obviamente es la esposa de tu hermano – la sostiene con fuerza en los hombros y la asoma a él - ¿No es hermosa?

- Claro que si, madre. Es una hermosura. – no sé por qué exactamente pero sus palabras me exasperaron y peor aún la reacción de Hyuga. Odio que se ruborice de tal forma por cualquier hombre que le habla.

- Esa hermosura me pertenece – dejo la madera en un costado y le arrebato a mi esposa de las garras de mi madre y la apego a mí - ¿Y tu prometida? No tuve la satisfacción de conocer a la mujer que cautivó el corazón de Itachi Uchiha.

Él suelta una carcajada, deja la madera en las manos de mi padre, quien le dedica una complaciente sonrisa y se gira para verme fijamente.

- Ella se llama Konan, y de verdad la amo, por tal motivo no deberías preocuparte de nada hermanito – se acerca a la madera que dejé en el suelo y la levanta - Yo no haría nada para perjudicarte.

Sus palabras resonaron en mi mente, "No deberías preocuparte", "Yo no haría nada para perjudicarte" ¿De qué demonios hablaba? Lo de perjudicarme ya lo había hecho en complot con mi familia pero también fue mi culpa al haber accedido pero ¿Preocuparme? Yo nunca me preocupo por nada porque no ninguna cosa me interesa lo suficiente como para gastar energía en preocupaciones estúpidas.

El día estaba llegando a su fin y la prometida no estuvo presente en toda la tarde y mucho menos a la noche.

Las conversaciones fueron ambiguas, no hablábamos de ningún tema en específico por suerte. Hyuga se mantenía distante y reacia creer que debía pasar una noche con mi familia, una en donde dormiríamos en la misma habitación. No sofás, misma cama. Preludio de una situación incómoda o excitante. Pero ella no se rendiría tan fácil.

- ¿Es necesario que durmamos en la misma habitación? Digo, sin pretender nada en absoluto, yo sé que ustedes saben con respecto… - mi madre expresa desagrado pero lo siguiente que dice, se puede afirmar que lo hace sutilmente.

- ¿Qué tiene de malo que una pareja de casados duerman juntos? ¿No es verdad que están casados? ¿No es cierto que lleven una relación matrimonial de seis meses? ¿No es verdad que es una relación consumada? ¿Qué insinúas, Hinata? ¿Acaso no amas a mi hijo? – sus preguntas eran estúpidamente optimistas. Así que me vi obligado a detenerla ya que nadie había nada, ni siquiera mi tonta esposa.

Mi madre exageraba en creer que nosotros vivíamos en un maldito y asqueroso cuento de hadas con un hipócrita "final feliz".

- Creo que ya entendimos, madre. No te preocupes, nos amamos incondicionalmente; como un amor de novela. Mi encantadora esposa solo está enojada conmigo por la mentira del "evento d caridad". Bien, por hoy es suficiente. Nos iremos a dormir. Ven, Hyu… Hinata.

No podía o no quería creer que además de la selecta audiencia de todos los días a nuestra mentira, ahora se sumaba el fingir delante de los ojos de mi familia. O yo soy una porquería o lo son ellos. Malditos hipócritas malagradecidos.

- Sasuke, todavía no cenamos. Quédate – mi padre me obsequiaba una orden, que no me interesaba cumplir.

- Tengo ganas de revolcarme con mi esposa – eso los acallara´ por un rato. Tiro del pálido brazo de mi esposa cuando un comentario me entumece.

- Bueno, ¿Guardaste las maletas, Itachi? - ¿De qué maletas hablaban? Hyuga empezó a tironear de mi muñeca para que siguiera caminando pero no me veía posibilitado a ejecutar su petición – Esperemos que las dos semanas en familia sean inolvidables.

- Y con Sasuke aquí, serán definitivamente inolvidables, padre – mi hermano responde entre risas

¿Dos semanas? ¿Qué me perdí? Debía saber qué estaba ocurriendo. Nadie había mencionado dos insufribles semanas con los imbéciles de mi familia. Una familia que amaba y ahora me provoca nauseas.

- ¿De qué están hablando? Nadie dijo nada sobre dos semanas – mi confusión y enojo eran evidentes.

- ¿No te ibas a revolcar? – unas sonoras carcajadas se elevaban en el aire. El intento de mi padre de ser graciosos se vio perjudicado con mi inexpresivo rostro y la seriedad mi hermano mayor.

- ¿Y bien? ¿Quién me otorgara una explicación de mi desconocimiento sobre la cantidad de días con ustedes?

- Hijo, yo te lo dije – comienza mi madre con una delicada sonrisa – Te dije que festejaríamos el compromiso de tu hermano y que pasaríamos unos días en Shirakawa. Nunca me escuchas

- Te equivocas madre, siempre te escucho. Hasta tal punto que comité la peor decisión de mi vida – unos ligeros tacones resuenan en el suelo de madrea. Hinata se había ido – Mencionaste un "día de campo". Para tu información un día consta de veinticuatro horas y no de catorce días.

- Ya no importa, Sasuke, ya estás aquí. Disfruta y no discutas, por favor. Es el primer día que pasamos en familia y ya lo intentas arruinar. Si no lo haces por mí ni por nuestros padres, hazlo por tu esposa y mi futura compañera de vida.

Las designaciones que le dedicó a cada una me enfurecieron. Mi esposa es mucho mejor que la suya. Ni siquiera apareció su maldita prometida. Tres contra uno, no eran números con los cuales podía hacer algo, por lo cual me dirigí a mi habitación, intentando entender en qué se había convertido mi familia y en qué me había convertido.

Antes de ingresar a mi cuarto que compartiría con mi testaruda y loca esposa, escucho una canción que decía algo como:

"Oh, oh , I never felt this way
How do you give me so much pleasure
And cause me so much pain
Just when I think
Ive taken more than would a fool
I start fallin' back in love with you"

Veo una escena que era patética, humillante pero excitante. Ella estaba sosteniendo una botella de vodka en su mano derecha, bailando eróticamente mientras intentaba cantar la canción, de hecho lo hacía bastante bien.

El significado de la canción, su túnica que se deslizaba de un lado de sus hombros dejando casi al descubierto por completo uno de sus pechos con el strapless blanco y sus lágrimas a los costados estaban sincronizados por completo. No podía quitarle la mirada de encima, ella deliberadamente me estaba excitando. Cuando logra percatarse de mi presencia, se ruboriza de inmediato y luego con pasos torpes se dirige hacía mí. Antes de terminar de acercarse, deja reposando en una mesa de luz su tan querida botella semivacía de vodka.

Se sostiene de mi cintura y comienza a moverse de una forma sensual. Sube y baja con su cadera en movimiento, se acerca más a mi pecho y desabotona mi suéter y yo solo me dedico a observar, a tratar de entender qué demonios le había pasado, porque sabía que trataba de hacer. Refriega se cuerpo contra el mío, incitándome. Me da su espalda y deja su cabello de un lado para dejarme su cuello a la vista, sin poder controlarme más. La ataco, le ofrezco lo que pide.

Poso mis manos en su cintura y la apego más. La frustración y furia producto del cambio de mis padres se desvanecieron al tenerla en mis manos, al verla apasionante y sedienta de mi cuerpo. Dejo moretones en su cuello y una de mis manos viaja por su cuerpo para quedar impregnado en uno de sus pechos. Su trasero está en mi entrepierna y mi cuerpo empieza a contornearse sin control. Me muevo en círculos y la quiero hacer mía en aquel maldito instante. De una manera brusca la giro y la alzo agarrando sus piernas y enredándolas en mi cadera. Ella gime y me orgullo se explaya por todo mi ser. La beso con lujuria, la beso como se debe besar a una mujer. Me adentro en su interior y ella compite conmigo en el beso, por primera vez se atreve a corresponder mi beso de la misma forma.

Hinata, uno. Uchiha, uno y medio.

La recuesto en la cama, la sigo besando. La túnica blanca salió volando por los aires igual que mi suéter y mi camisa. Por fin la haré mía, debí haberle dado alcohol desde un principio. ¡Gracias a los dioses del alcohol!

Me abraza con fuerza y sigue complaciéndome con sus gemidos, sus piernas siguen enredadas a mi cadera, lo que dificulta mi tarea para despojarme de las ropas inferiores. Cuando finalmente estoy a punto de arrebatarle el corpiño, ella habla.

- Lo siento, Sasuke. De verdad, lo perdóname. Nunca quise ser una errada decisión para ti. Eres un gran hombre aunque intentes empedernidamente demostrar lo contrario, cuidaste de mí y te detenías cuando te pedía que te detuvieras. Cuidas de tu familia antes a que a ti mismo. Yo sé que una persona amble, confiable e incondicional se esconde en lo profundo de tu alma. Si, eres orgullosos pero no es nada malo, jajaja aunque tú exageras. Y al final, eres más que suficiente en derrochar tu apuesta apariencia. Odio ser tu esposa… pero no me molesta que seas mi esposo – ceso mis movimientos, la miro perturbado y vuelvo a presenciar a mi típica esposa. Está llorando y la excitación se fue al diablo, todo se fue al diablo. Me separo de ella, me doy una ducha fría y al salir la veo profundamente dormida.

La dejo en ropa interior, la observo por unos minutos para luego acomodarla en la cama y taparla. Agarro unos almohadones, un acolchado y duermo en el frío suelo de la habitación, mientras en la radio, que se quedó todo el tiempo encendido, pasa una canción.

Decía algo que me causó gracias, por el momento en el que estaba pasando.

"But they're just afraid of something they can't understand
Ooh, but little darlin' watch me change their minds
Yeah for you I'll try, I'll try, I'll try, I'll try
I'll pick up these broken pieces 'til I'm bleeding
If that'll make you mine"

La apago y me duermo más frustrado que antes pero con una jodida sonrisa de orgullo. Logré sacarle un gemido y además me elogió con sus tonterías baratas pero los borrachos dicen la verdad ¿no?

Nunca creí que un simple sonido y unas palabras producidas por sus labios me harían tan feliz, que patético pero quiero volver hacerlo. Tener dos semanas con ella, en este maldito lugar no parece ser tan mala idea como lo pensé al principio.


Aparecen partes de canciones, sus derechos a sus respectivos autores (Alicia Keys, Bruno Mars)

Bueno, casi, casi vuelvo a escribir un montón. ¡La inspiración volvió y cuando lo hace hay que aprovecharla!

Amé sus reviews como siempre, son tan lindos con sus hermosos mensajes que me hacen muy feliz.

Para Elena: pobre tu cel, jajaja bueno gracias por dejar tus comentarios que se vieron dificultados por tu celular. Me agrada saber que lo lees en el trabajo, no creía que mi historia llegara a importar tanto :P o tal vez estoy exagerando.

Gracias a todos por sus ánimos con mi historia.

story: mine

Characters: Kishimoto Masashi