La última flecha de Cupido

Vaciar media botella de vodka cuando es tu primera vez tomando alcohol, es definitivamente una mala decisión. Y Hinata Hyuga no tomó eso en cuenta.

Una joven se observa en el espejo, despeinada, con ojeras y un tono de piel más pálido de lo normal. Y no podemos olvidar la jaqueca que atormentaba su cabeza y que fue en aumento cuando intentó recordar que hacía ella en aquella desconocida habitación. Se sumerge bajo la fría agua que delineaba sus curvas y se confundían con sus lágrimas que empezaron a salir sin razón alguna. Al finalizar de alistarse, su primera acción sería merodear sus alrededores y ver qué pasaba porque ella de verdad no recordaba nada, no más que "el evento de caridad" que su esposo le había mencionado y unas caras conocidas y otras no.

Unos suaves golpes en la puerta de la habitación le dan un ligero susto a Hyuga y con temor se acerca para saber de qué se trataba. Vuelven a sonar los tres golpes seguidos y ella sigue sin decir nada hasta que se escucha del otro lado una armoniosa voz de mujer.

- ¿Hinata? ¿Estás despierta? – Se escucha un suspiro y prosigue – Espero que lo estés porque ya son más de las once de la mañana y Sasuke dijo que debería dejarte dormir, que "no me perdía de nada".

Hinata Hyuga sin evitarlo por aquel comentario digno de su irritable esposo, abre la puerta sin rodeos y la ve, una mujer de pelo azul opaco y con un delicado rostro que poseía unos hermosos ojos de color miel, un tono casi anaranjado. En la desconocida belleza de aquella mujer se posa una sonrisa de felicidad.

- Sasuke no pudo decir algo tan errado. No verte es simplemente perderse cierta belleza incomparable.

Las mejillas de Hinata se pintaron de un rojo efusivo, uno que se vería de lejos. La vergüenza inundaba su rostro; recién caía en la cuenta que ya era mediodía y que su esposo no se había percatado de despertarla sino que lo había hecho una desconocida y que decía cosas que la molestaban y avergonzaban.

La desconocida reveló datos importantes, era su cuñada, la prometida de Itachi Uchiha, (a quien ella había olvidado gracias al exceso de alcohol) y se llamaba Konan. Hinata temía que su memoria la haya borrado a ella también. No fue así, ella llegó al anochecer y había sido una sorpresa para todos menos para Hinata que no recordaba nada de la noche anterior porque una parte de su memoria había regresado, recordó a los padres de Sasuke y algo borroso a Itachi, casi nada.

Konan no dejaba de hablar de sus vivencias amorosas con su "amorcito", como apodó a su prometido, y de su país de procedencia; Inglaterra parece ser un gran lugar para vacacionar. Pero Hinata le agradecía que la acompañara mientras ella desayunaba tardíamente y se ruborizaba cada vez que Itachi aparecía de vez en cuando para dedicarle un beso en la mejilla a Konan. Por suerte, no llegó a ver a los padres, eso sería fulminante para Hinata, moriría de la vergüenza. Prefería ver a Sasuke que a sus suegros. Su pedido se hizo realidad.

- Y la bella durmiente se digno a abrir sus ojos – una sonrisa macabra se explayó en su rostro – Sabes, Konan, no importaba cuantas veces la besara, ella no se despertaba. Hubo un momento en que me asusté pero luego ella… - Los ojos de Hyuga intentaba descifrar que estaba a punto de decir su detestable esposo, "ella eructó, se tiró un gas, me abrazó como loca en celo. ¿Qué piensas decir Uchiha?"- Bueno, detalles de más, ella solo siguió respirando.

Después del comentario que casi le paraliza el corazón a su esposa, Sasuke se dirige directo a la canilla y se sirve un vaso de agua para luego irse pero no puede evitar mirarla de reojo y que las imágenes de ella semidesnuda y sus gemidos aparezcan, por tal motivo la idea de ofrecerle una muestra de amor delante de Konan estaba descartada.

- ¿Ya te vas, Sasuke? Que frío. ¿Y el beso?

Él la mira con suspicacia y sonríe.

- ¿Un beso? Qué pena Konan, esperaba más de ti. No puedo besarte sin el permiso de mi hermano aunque me alaga que lo hayas intentado.

Konan se enfurece y se levanta repentinamente de su silla para gritarle montones de groserías pero no lo hace, solo le sigue el juego para "joderlo".

- ¿El permiso de tu hermano? No sabía que fueras tan correcto y sumiso. Entonces, puedo ver que Hinata es quién lleva las riendas de la relación. Y Hinata, ¿sí o no?

Verse envuelta en un juego donde Sasuke podría perder no era el mejor modo de empezar el día. Hinata solo quería volver a su habitación y desear no estar en aquel lugar. Ella no hizo movimiento alguno, solo sus ojos demostraban terror y nervios.

- Veo que mi hermano sabe elegir a sus mujeres. – un comentario que irritó aún más a Konan.

Sasuke se acerca ágilmente a Hinata, que mientras él y Konan intercambiaban miradas de guerra, ella se dispuso a marcharse pero después de limpiar sus utensilios. Su esposa estaba de espaldas cuando él posa una de sus manos en su cintura y la otra en su vientre lo que provocó que ella diera un pequeño salto y sin querer golpeara el mentón de Sasuke. Enfurecido y excitado por las imágenes de la noche anterior, él la besa deseoso de pasión. Konan perpleja sin saber qué hacer, solo sonríe y deja la cocina.

Al darse cuenta de la situación, Hinata decide empujarlo con sus temblorosos brazos y se aleja lo más lejos de él y sus malditos y lujuriosos labios, que siempre que toca los suyos logra dominarla y adormecer su inmensa tristeza de esposa indeseada. Sasuke solo permanece en la posición en que la tenía en sus brazos e inhala con fuerza, intentando así aspirar todo el aroma que su inocente/arrebatada esposa había dejado.

- Malditas mujeres. – Murmura un insaciable lobo que ansia la sangre de su deseable presa. - … O maldita esta la mía.

La noche cayó de golpe cómo los recuerdos a Hinata, ya podía decir que no estaba pérdida en aquella hogareña casa, que ya no trataría a los padres e Itachi como desconocidos (aunque conocerlos por un día y de vista en la ceremonia de bodas no se puede decir "conocerlos").

Llego el tiempo de ir a dormir. Sasuke se despide de sus padres y de la recién llegada y se dirige a la habitación que compartiría con la loca por los próximos días, al verse enfrente de la puerta da un suspiro profundo y entra en la habitación; aunque él lo negara una y otra vez, la idea de no dormir solo lo complacía. Una vez adentro, se limita a ver el delicado bulto que sobresalía de entre las sábanas, entonces cierra el cerrojo y agarra un par de almohadones y de vuelta al suelo. Él no sabía por qué lo hacía, sí fuera por él, seria ella quien debería dormir en el suelo pero al parecer lo había vuelto un hábito: Vivir bajo el mismo techo pero por separados.

La calefacción no había sido instalada en el hogar, por una petición de su madre de mantener intacta la casa. Sasuke se estaba congelando en el frio piso de la habitación. Sus movimientos hacían rechinar el piso, lo cual despertó a Hinata, que permanecía cálida debajo del acolchado. Y se da cuenta que su acompañante estaba tiritando. Ella solo logra pensar un rotundo no como respuesta a su primer pensamiento de dejarlo dormir en la cama. Su corazón se oprime al ver como él se aferra a la fina sabana y reacomodaba la almohada. Se da por vencida, su bondad gana.

- Sasuke, Sasuke – Susurra su nombre pero no la escucha - … ¡Sasuke! – finalmente profirió un grito bajo para despertarlo.

- ¡¿Qué?! Maldición, Hinata ¿No ves que estoy tratando de dormir? – un refunfuñado friolento responde.

- Bueno, solo quería decirte que… – la voz de ella se apaga – puedes dormir en la cama.

Sasuke sorprendido se mantiene inmóvil hasta que una corriente de aire lo despabila. Salta a la cama y se cubre con el cálido acolchado de plumas. Sin poder evitarlo, su mirada se desvía al lado de Hinata, y puede ver que ella está lo más apartado de él, a punto de caer de la cama. Sonríe y cae rendido al sueño.

Se duerme sonriendo y se despierta de la mima manera. Abraza con más fuerza lo que cree que es una almohada, pero no lo es, huele un aroma a lirios y se percata que está abrazando a Hyuga en la cintura. Mira con cuidado sí ella estaba despierta y para su suerte no era así. Lo siguiente que hace no lo admitirá ni aunque lo torturarán. Se apega más a ella y se vuelve a dormir.

- No despiertes, Hinata. Todavía no.

Una joven somnolienta se despereza para dar comienzo al día. Ella no sabía por qué pero se sentía muy feliz. Hinata Hyuga estaba exageradamente feliz.

- ¡Vamos a montar! – sin pedir permiso y a los gritos ingresa una eufórica Konan - ¿Todavía descansando? ¿Los japoneses duermen tanto? – Hinata no quería admitir que solo le pasaba a ella, por lo que asiente tímidamente.

Después de saltos y aplausos innecesarios de parte de la prometida, Hinata se entera qué era eso de salir a montar y qué hora era. Respuestas: Pasear por los alrededores y el mediodía.

Sin ropa alguna más que la que llevaba puesta, Konan le presta un par de prendas a Hinata para que se aliste y o tenga excusa alguna para no ir. Cumplido. Hinata al terminar de desayunar, otra vez tarde, parte con la familia a dar el tan ansiado e imprevisto paseo. Pero al llegar al establo en compañía de Konan, se sorprende al ver solo tres caballos.

El despistado de Sasuke no se dio cuenta de la presencia de las recién llegadas hasta que vio un particular brillo en los ojos de su hermano. Hinata estaba despampanante, de hecho siempre lo está. Llevaba una blusa blanca ceñida a su silueta con las mangas recogidas, unos pantalones beige y unas botas negras de montar y el cabello atado en una coleta alta. Él ni se fijó en Konan que también vestía unas prendas parecidas que le resaltaba su fina silueta.

- Bien – comienza Mikoto Uchiha – Es un caballo por pareja, por eso los tres caballos. Suban a uno y alcáncenos ¿Preparados? Ya.

Las dos parejas se adelantan, montan a un caballo como profesionales y se van cabalgando de lo más felices, mientras que la pareja atormentada de Hinata y Sasuke van en busca del último semental del color de la noche y de un solo movimiento Sasuke se posiciona en él, pero Hinata no estaba cómoda con el transporte por tal motivo dudaba en seguir con el plan.

- Diles que me enfermé. – Se retira sin cuidado.

- Konan no sabe que somos un matrimonio arreglado y mi familia hipócrita actúa por ella.

- ¿Y? – a Hinata le agradaba ella pero no montaría a un caballo con Sasuke solo para encubrir la sucia mentira de otros.

- Y también porque Itachi me suplicó que no arruinara nada, que no superaría su pérdida.

- Él no la merece por el simple hecho de haberle mentido. – Lo dice con desagrado y furia.

- Lo sé, pero no lo hago por él o por ella. Lo hago por ti, no creo que te agrade ver una mirada de estupefacción o hasta de desagrado en la única persona que puede llegar a caerte bien ¿O sí? – Sasuke estira su cuello mientras su esposa no sabe qué decir – Subirás o qué.

Ella accede a montar solo porque no sabía qué decir. Su esposo le había provocado un sutil regocijo en el pecho. La hacía muy feliz que él se diera cuenta de aquellos pequeños detalles.

- Ahora por tu culpa vamos a perder. Sujétate… si quieres. Arre.

El caballo empezó a mover sus patas a una gran velocidad y por inercia, los brazos de Hyuga, o mejor dicho, de Uchiha Hinata se enredaron sin pudor alguno en el abdomen de su esposo. Una sonrisa flamante se posa en el rostro del azabache.

- Me gusta… me gusta esto – un susurro inaudible para cualquiera se escapa de los rosáceo labios de una encantadora joven que puede llegar a sentir amor por su esposo.


Lo sé, lo sé. Soy una malvada, una desconsiderada sin perdón alguno, pero perdooooooooón (con muchas os para que vean que de verdad lo siento)

Pues, he aquí el capítulo que puede definir el rumbo de esta historia o, solo es uno mas de la lista. Ya se verá.

Gracias por todo y de verdad, perdónenme. No fue apropósito.

Derechos de autor:

Personajes- Masashi Kishimoto.

Historia- Yo.