Perdidos al encuentro

Cansados, hartos y deprimidos. La pareja disfuncional de Hinata Hyuga y Sasuke Uchiha estaban en su límite.

Estar todos los días evitándose y sobreviviendo al día, no era precisamente lo que alguno hubiera planeado en sus planes a futuro.

"¡Demonios! Ya tenían más de un año de casados". Ellos no podían evitar pensar que muchas cosas habían pasado entre ellos. Algunas los alejaron y otras lo contrario, los acercaban tanto que temían acercarse lo suficiente como para lastimarse mucho más de lo que ya lo hicieron estando apartados.

Pero… otra vez, todo volvió a cambiar.

Los maltratos emocionales del Uchiha hacía su esposa, a demás de su desinterés por la compatibilidad de ellos, logró perturbar a Hinata. A lo que ella, respondió ingeniosamente y de brutal manera al ejecutar sus planes de venganza.

En resumen, se mutilaron el uno al otro. Hinata a no cree en ninguna posibilidad de amor entre ellos y Sasuke ya no quiere verla, ni a ella ni al mismo. Los siguen odiando su matrimonio. Pero… ¿Se odian el uno al otro?

La respuesta estaría en esas noches en que Hinata no le prohíbe la entrada a su esposo a su habitación.

De la noche en que Hinata se entregó a Sasuke pasaron tres meses. Y solo llevaban viviendo cinco semanas en la mansión cuando Sasuke en una noche la hizo suya, de nuevo. No era algo que Hinata hubiera esperado.

Acostarse con su marido, no estaba en los pendientes de Hinata.

Ocurrió en un domingo en donde Hinata no quería abandonar la cama por la lluvia torrencial que estaban aconteciendo. Sasuke seguía con su botella de coñac en el sofá frente al Smart tv gigantesca que cubría la pared de la sala. Ellos no hacían contacto visual hace mucho, pero en esa ocasión fue diferente.

Sasuke ya no bebía desde la noche anterior porque se terminaron las pocas botellas que había en la repisa del bar y estaba más consciente de lo que su acompañante de casa podía provocar en él. Y pudo ver a Hinata con las mismas prendas cortas de siempre, ya que la calefacción la mantenía cálida.

Fue en ese tormentoso día en que Sasuke se percató de su ansiedad por un cálido cuerpo debajo de la suyo. No, era el cuerpo de su esposa al que anhelaba y necesitaba.

En esas veces que él salía a los clubes y se encamaba con las mujeres de la noche no sentía nada. Ni placer ni calidez. Nada parecido a lo que sintió con Hinata.

Hinata estaba preparando su té de lavanda cuando un escalofrío recorrió su espina dorsal. Agitó la cabeza levemente hacía los lados y siguió a la espera de que el agua hirviera.

En unos segundos, Sasuke posaba sus manos en los muslos de la blanca piel de su esposa y devoraba su boca con ímpetu.

Ella no sabía qué hacer, lo que estaba ocurriendo no lo había visto venir. No sabía cómo actuar. Él la besaba con deseo e indecoro y su cuerpo actuaba sin su consentimiento. Sus piernas se abrazaban a la cadera de Uchiha y sus brazos a su cuello, mientras que sus manos desordenaban el cabello del azabache. Su mente estaba en blanco, pero eso no evitaba que su cuerpo se sintiera bien. Los gemidos y gruñidos se hicieron escuchar.

-S-S-Sasuke – ella no podía más que decir su nombre pare que él se detuviera, pero provocó lo contario.

Sasuke terminó de alzarla para llevarla a la habitación mientras pasaba su lengua en donde el cuello y la clavícula se funden.

-Cómo extrañaba esto – lo soltó acompañado de un gruñido.

La recuesta en la cama, y mientras Hinata permanecía temblando y agitada a lo ancho de la cama, él aprovechó para quitarse las prendas de ambos.

Remeras, pantalones y shorts terminaron en diferentes lugares.

Sasuke le dedica otro apasionado beso, posa su mano en uno de los descubiertos senos de Hinata y se encarga con su boca del otro. Hinata seguía perdiéndose en las sensaciones que él le producía.

-S-Sasuke… yo no… ¡Ahh! – el Uchiha sin previo aviso ingresó en ella de una sola estocada.

Hinata no sabía que tanto su cuerpo anhelaba esto. Al parecer más de lo que ella temía porque a los pocos segundos ella se empezó a removerse debajo del fornido cuerpo de azabache para que el la embistiera y así lo hizo.

Con cada estocada Hinata sentía que enloquecería. Y su mente se desconectó por un momento.

-M-más… m-más ¡Ahhh! – Hinata le hizo saber a su esposo que debía esforzarse un poco más si la quería satisfacer.

Entonces Sasuke Uchiha respondió. Sus embestidas se hicieron más certeras y toscas, ya no se reprimiría con respecto a su condición de virgen porque ya no lo era.

Una y otra vez, él entraba y salida de ella rápidamente. Sus varoniles manos se aferraban a la ancha cadera de ella y no la soltaría hasta por fin satisfacer sus meses de abstinencia.

Hinata ya no soportaba más aquel nudo que se estaba formando en su estómago desde que él la besó en la cocina. Con cada estocada, con cada vez que sentía entrar la hombría de Sasuke en lo profundo de su ser quería romper algo. Y cuando él se inclina para besarla y manosear uno de su pecho decidió que ese era su límite.

- ¡S-S-sasuke! ¡Hmm! ¡ Ahhhh! – Hinata profirió un grito de éxtasis y los labios de Sasuke se delineó una sonrisa.

Su cuerpo se estremeció sin poder controlarlo y sus uñas se clavaron en la espalda del azabache. Pero para Sasuke todavía no habían llegado a SU límite.

-Esto… todavía – le costaba armar una frase a Sasuke – no terminó.

Él siguió dando certeras embestidas y continuas hasta que no pudo más y dejó liberar la presión que había estado acumulando.

Desde esa noche, todas las que las siguieron fueron tórridas noches pasionales y Hinata siempre quedaba más extasiada que él.

-¡S-S-Sasuke! ¡ Ahngg!

- No, todavía no.

Ella siempre "desataba el nudo de su estómago" primero. Hasta había veces en que lo hacían más de una vez. Y era en esas noches en donde Hinata se despertaba hasta al mediodía o faltaba al trabajo.

-S-Sasuke. Ya. No. Mas.

- ¡Hina! ¡Hinata! – era la segunda vez en que él lograba satisfacer su exigente apetito sexual.

Hubo veces en que Hinata intentó cerrar con llave su habitación, pero en medio de la noche se volvía a levantar para dejarla abierta ¿por qué? No lo sabe, o tal vez sí, no quería volver a estar sola en tal gran cama matrimonial.

Y así fueron pasando los días, y las semanas. Su relación se había vuelto carnal. De cuerpos en busca de fricción. No había nada más allá que noches de pasión.

Con el tiempo, ellos podían tolerarse mejor. Al pasar cada noche juntos y dormir cálidamente el uno al lado del otro conseguían un mejor humor al día siguiente. Mejor emprendimiento y desenvolvimiento en las empresas. Una vida más vívida que la anterior.

A Hinata dejó de importarle si había amor o no entre ellos, le bastaba con la pasión y las noches de arrumacos. A Sasuke le bastaba y sobraba con el sexo, pero, aunque lo intentara negar, hacerlo con su esposa era mil veces mejor que con cualquier otra. No solo conseguía saciar su deseo hacía la fémina, sino que obtenía una paz que lograba dormirlo como un bebé.

Su acercamiento empezó solo en las noches porque en el día o no se veían o no les interesa verse. Pero al transcurso del tiempo, Hinata no podía evitar sentirse incompleta e insegura de lo que estaba haciendo. Por lo tanto, ella buscó establecer un vínculo que pasara lo carnal.

Ella sabía que no podía esperar amor o querer de parte de la azabache, pero se ilusionaba con una simple y minúscula amistad de parte de él. Y a lo largo de los días, ella empezó a entablar conversaciones banales con su esposo.

Primero con frases cortas, pero después tales frases se volvían conversaciones. Y de simples conversaciones de cortesía pasaron a ser amenas conversaciones. Y ahora esperaban, si ambos, querían que aquellas conversaciones estúpidas y sin sentido como a veces todo lo contario, interesantes e ingeniosas se volvieran cotidianas y parte de la rutina.

Les llevó y año y siete meses darse cuenta de la fórmula de convivencia: el sexo consensuado, uno pasional y tórrido.

Todos los días tenían algo de qué habar e interactuar con el otro y en cada noche sus libidos se desprendían de toda cordura y cortesía. Se entregaban por completo al deseo del otro, a la pasión pura.

Pero, desafortunadamente, otro cambio en sus vidas quería ser protagonista de aquel vigésimo mes de casados.

El casamiento de Konan e Itachi se estaba aproximando demasiado rápido para ellos. No estaban preparados para otro casamiento y mucho menos para toda la familia reunida y la estupidez de mantener apariencias.

Lo de las apariencias había quedado en segundo plano para ellos desde que no estuvieron envueltos en ninguna ridícula reunión o ceremonia. De hecho, los padres de ambos se habían distanciados de ellos. Permitiendo que se terminaran de destruir o que una vez por todas trataran de llevarse bien.

Y por lo que se podía observar estaban optando por la segunda opción.

Pero todo lo que estaban construyendo podía venirse abajo con un solo movimiento en falso. Porque siendo honestos no habían avanzado mucho. Hinata de vez en cuando lloraba en la regadera y Sasuke tomaba una que otra copa en la oscuridad de su despacho.

Hanabi seguía rondando en la cabeza de Hinata e Itachi en la de Sasuke. Los problemas seguían apareciendo, pero ellos trataban todo lo posible a no ceder a la oscuridad porque, al fin y al cabo, cuando estaban juntos sentían que podían una vez más, salir adelante.

Pero con el gran acontecimiento del verdadero casamiento. Del anhelado amor en un matrimonio que Hinata inconscientemente espera conseguir y de los profundos celos de Sasuke para con su hermano intentarían consumirlo en aquella ceremonia, no tardarían en darse por vencidos otra vez.

Unos pocos detalles podían dejar en descubierto todo lo que en verdad son que indisimuladamente intentan olvidar.

En dos días tendrían que enfrentar sus mayores temores, por los anhelos que enterraron y el sufrimiento que les provoca la presencia de ciertas personas.

En cuarenta y ocho horas verían el verdadero rostro de la felicidad. Y ellos no estaban preparados para tal fatalidad.

El corazón de Hinata y la mente de Sasuke no estaban preparados.


¡Hola, chicos y chicas!

He vuelto y con un nuevo capítulo que cada vez está más cerca del final. Todavía no me decido si por un "happy ending" o si por un " bad ending". Hmmm, voy a tener que hablarlo con la almohada o dejen un review con su opinión.

Hasta acá llego por hoy, pero ya tengo en mente algunas cositas para el siguiente capitulo. So don't worry, my cuties.

Gracias a todos por todo. Los quiero y hasta nuevo aviso.

Personajes de Masashi Kishimoto y la historia me pertenece.