Estoy solo
Los dedos en la computadora no se mueven. Mi mirada no ve nada y mi corazón ya dejó de latir por un milisegundo, un eterno milisegundo. ¿Cómo era posible la existencia de un embarazo? ¡Maldita sea! Sé que no me encargué de verificar que ella se cuidara, pero pensé que era obvio que no tendríamos hijos, por qué se le ocurrió la idea de embarazarse ¿O fue un accidente? ¿O no? La Hinata que yo conozco no usaría a un bebe como represalia o seguro, o lo que fuera. Ella es demasiado compasiva como para planear embarazarse y usarlo a su favor, porque definitivamente tener un hijo en este matrimonio arreglado beneficiaria a su familia. Pero no, ella no podría.
Mis dedos vuelven a conectarse con mi cerebro y mi corazón sigue latiendo. Realizo las actividades laborales como de costumbre, de hecho, no me doy cuenta que ya estoy en el auto conduciendo hacía la mansión en donde vivo con mi esposa y es donde mi esposa y mi hijo están esperándome. Mi estomago se revuelve y siento asco de ella, de ese bebe y de mí. La dirección que tomo es hacia el bar más cercano y me pido un Martini doble, necesito olvidar aquel día.
El olor a lirios que proviene de mi acompañante me hace despertar con una sonrisa, me visto y me dirijo hacia la cocina a prepararme un café cargado con un revuelto de huevos para dos. Busco entre los muebles, cajoneras cualquier utensilio que me sirva para transportar, unas frutas, el revuelto, mi café y el té de manzanilla para ella. Una vez en la puerta no puedo dejar de mirarla, hace unas semanas atrás se estuvo comportando raro, pero ayer volvió a ser la misma, sus besos, sus caricias, la manera de gemir mi nombre fue la de siempre. Pensé que aquella noche después de la boda de mi hermano todo se iría al traste, perdería todo avance con ella, casi lo doy por echo cuando ella pronuncio las palabras malditas: "desearía volver el tiempo atrás y no haberme enamorado de ti", pero fue una falsa alarma, todo volvió como antes. Como debe ser, este tipo de relación que tenemos no debe cambiar por sentimentalismos estúpidos.
Le acaricio la mejilla y le ofrezco el desayuno, ella se acomoda en la cama y me dedica su sonrisa más dulce, desayunamos juntos y nos dedicamos a conversar sobre nuestros trabajos o alguna que otra noticia o chisme, de lo que nunca hablamos es de nuestras familias y me alegra no hacerlo. Todas las mañanas siguientes siguen igual excepto aquella mañana, esa fatídica mañana. Una vez que acerco la bandeja a la cama, Hinata corre hacia el baño y la escucho vomitar, me dice que no se siente bien y que me vaya a trabajar, que cuando salga se tomara un té. Justo ese día estaba ajustado de reuniones así que confié en ella. Sería la primera y última vez que confiaría en alguien.
La enfermedad de Hinata no se iba, seguía con malestares y vómitos, me dijo que ya había ido al médico y que ya se le pasaría que no era nada grave. Lastimosamente yo no tengo sexo con personas enfermas así que tenía que esperar que su estado fisco mejorara progresivamente, por lo que me dedicaba a navegar por las redes oscuras de mi imaginación y los del internet. Ya habían pasado dos meses y unas semanas de la ceremonia de boda de mi hermano y las páginas amarillistas de internet estaban publicando mentiras jugosas, ya ni puedo masturbarme tranquilamente. Este anuncio de embarazo en la familia Hyuga me tiene tenso. Mañana hablare con estos parásitos inútiles. Realmente quería desmentir eso, quería creer que la enfermedad de Hinata no era un embarazo, quería creer en mi esposa.
- No es mentira, Sasuke – está recostada en el respaldo de la cama, con sus manos temblorosas apoyadas en su vientre y su mirada perdida entre sus dedos que juguetean entre ellos. Tiene un hermoso pijama de dos piezas, aquel rosa pálido le hace justicia a su tersa piel, la seda le queda exquisito.
- ¿Qué? ¿Qué acabas de decir? - mis ojos no dejaban de apreciar su bella figura, pero mis manos querían acercarse a su cuello y rompérselo. Mi mente estaba dividida en dos.
- Lo siento Sasuke, es verdad que estoy embarazada. No quería que te enteraras así, fui muy cuidadosa con mis síntomas delante de otras personas. No sé cómo llegaron a esa conclusión. De verdad lo siento, no quería que sucediera de esta manera.
Ella seguía hablando y diciendo cosas, pero yo no la escuchaba. Mi mente solo repetía una y otra vez muérete Hyuga, muérete... gamueretehyugamueretehyugamueretehyuga.
- Muérete Hyuga – sin darme cuenta mi verdad sale como un susurro, pero noto la brusquedad en que ella levanta su cabeza para mirarme con asombro, porque fue lo suficientemente fuerte para que me oyera decirlo. Su llanto deja de fluir y vuelve a bajar la cabeza para finalmente levantarse de la cama.
Desde aquel fatídico día, ya no nos volvimos a hablar y por no haber desmentido la noticia del embarazo ahora es de público conocimiento. Mi padre no me mira desde el día que se enteró, mi hermano Itachi se comporta de una manera extraña, es como si supieran algo que yo desconozco. El eterno milisegundo en que mi corazón se detiene me pasa una vez al día siempre a la misma hora, 10.15 am y aparece una película de todos los momentos con mi mentirosa esposa, todas las veces que la hice mía y pensar que en unos de esos días ella deliberadamente se embarazó, por qué a mí no me engañan dos veces. Ella lo planeo todo, tenía razón desde un principio, no es más que una maldita farsante que vela por los intereses de su familia. Ella nunca me amó como tantas veces me lo quiso hacer creer. Gracias a mi escepticismo pude salvarme de sus garras de la manipulación. Esa maldita perra rastrera no me llevara al infierno con aquel engendro, no lo permitiré.
Hoy se cumplen 9 días, 16 horas y 39 minutos desde que me enteré de la huida de mi esposa. Pensaba que el que terminaría huyendo seria yo, pero al final el remordimiento de conciencia le fue más fuerte. Está bien, es ella quien debe sufrir con las consecuencias de sus actos, bien podía abortar a esa cosa, pero lo dramatiza huyendo del lugar del crimen. Lo único bueno de esta situación es la cara de consternación de su padre, no podía aguantar las ganas de reírme en su cara.
- ¿Cómo que sus maletas no están? ¿Realmente se fue de la mansión sin decirte nada? ¿Acaso la amenazaste? - sus ojos parecían que iban a explotar y su ceño fruncido le aumentaba la edad, pero yo solo le dedique una amplia sonrisa.
- No tengo la culpa de que usted no haya sabido educar a su primogénita. Hinata Hyuga tomo su decisión sin consultarme, obvió en su totalidad la existencia del acuerdo entre nuestras familias. Su hija es una mujer sin escrúpulos, ni siquiera me dijo a donde se llevó mi hijo. - deberían darme un Oscar por mi perfecta actuación de esposo dolido porque así lograría quitarme a esa maldita familia de mi vista y mi padre por fin estaría satisfecho con mi desempeño a lo largo de este acuerdo matrimonial, por más de dos años mantuve mi compostura con mi esposa y con su podrida familia. Ya no será necesario, por fin soy libre de cualquier enredo matrimonial o financiero.
- Ahora usted bien sabe lo que prosigue ¿no es así, Hyuga? - mi padre manifestó su preocupación por la situación matrimonial pero nunca espere lo siguiente - Según el contrato entre nuestras familias, una vez disuelto al matrimonio entre nuestros hijos, sí es debido a los Hyuga, entonces la otra parte, en este caso mi familia quedará libre de deuda. - mi padre no podía tener una sonrisa tan triunfante y yo solo recordaba todos los momentos en que actuaban como si yo me hubiera casado por amor. Con que esa era su manera de decirme que me era imposible divorciarme de ella o de abandonarla siquiera. Todo cobró sentido.
- Es de la cláusula 9 inciso número 2, no hay existencia concreta de disolución matrimonial. - el rostro del viejo, Hiashi Hyuga, volvía a sus facciones normales – debe existir una separación palpable entre las dos partes involucradas, en este caso seria los papeles de divorcio firmado por ambos o el abandono de uno de ellos por más de un año desde su partida y recién hoy se cumplen 3 días, por motivos desconocidos. - su mirada se queda fijada en mí y yo solo quiero matarlos a todos, malditos sanguijuelas. De tal padre, tal hija.
- Bueno de ser así, como no hay papeles de divorcio, nos queda esperar que se cumpla el plazo para que oficialmente me cedas los papeles pertinentes que decreten la inexistencia de cualquier deuda con tu familia. Y no nos volveremos a ver en lo que se termina nuestras vidas, Hiashi Hyuga.
Mi padre sale de la oficina de aquel viejo irritante, y yo no puedo dejar de pensar que finalmente no tendré que regresar a esa asquerosa mansión. Podre volver a comenzar mi vida de antes de esta miseria. Una vez en el auto mi padre me dice que me quede unos días en la mansión para que no levante sospechas indeseadas y que luego puedo ir a casa, pero yo elijo ir a un departamento, él no se opone. Ya son 19 días desde el abandono de mi esposa, sí decidió seguir con el embarazo, ahora sí no me equivoco tendrá 3 meses y dos semanas. Mi cabeza trae la imagen de ella con una prominente panza, inflada como una pelota. Sacudo mi cabeza y borro esa imagen, quiero olvidarme de ella, debo hacerlo para seguir con la idea de reconstruir mi vida en lo que yo merezco, en lo que verdaderamente debió ser desde el inicio. Sasuke Uchiha vicepresidente de día, soltero codiciado de noche. Esa es la vida que siempre quise, yo no pedí una familia.
Van 23 dias y 9 horas me parece que es el tiempo esperado de un esposo que ansía ver de vuelta a su esposa. Pero ya estoy harto, me quiero ir así que hoy es el último día que viviré en esta maldita e infernal mansión. Hoy hablare con los empleados de la mansión, Nilda y sus dos compañeras, además de Ruperto y Hanzo. Ellos se encargan del mantenimiento del lugar, como sabían de la clase de vida que teníamos con mi esposa, solo trabajaban mientras estábamos en el trabajo y en la noche solo quedaba Nilda por cualquier problema que pudiera surgir, los demás se iban a sus casas.
Cuando les pedí que se retiraran y que su liquidación les llegaría en el transcurso de la semana, la única que se quedó fue Nilda.
- Con el debido respeto que se merece, Uchiha – hace un ademan con su cabeza y yo le dejo proseguir - La señora Hinata me dejó encargada de esta carta hacia usted, me pidió que lo diera dentro de cinco meses, exactamente el 16 de noviembre. - ella saca de su abrigo la carta y la acerca a mis manos – pero yo solo podré dársela ahora. Espero que sean felices, juntos o separados. Los dos se merecen felicidad.
No puedo dejar de mirar la maldita carta, no sé cuánto tiempo me pasé absorto en ella. Intenté varias veces romperla, pero no pude, el eco de su risa empezó a sonar en la mansión, sus gemidos empezaron a susurrar mi nombre, mi cuerpo empezó a recordar sus caricias. Un escalofrió recorrió mi espalda y tiré la carta en el sillón. Me fui en busca de un buen alcohol que me nublara los sentidos, quería abandonar cualquier rastro que ella pudiera haber dejado en mí.
Al día siguiente con resaca y con las maletas en el pórtico estaba preparado para iniciar mi vida como Sasuke Uchiha libre de cualquier atadura. Pero ahí estaba leyendo la carta de mi esposa fugitiva y sintiéndome solo. Asquerosamente solo.
"Mi querido esposo, quiero que seas feliz. No quiero ser la razón por la que pierdas la fe en la vida, no quiero pensar que acabo de destruir tu ilusión en las mujeres como esposas. Eres un buen hombre Uchiha, solo que no te casaste con la persona que hubieras querido, no tuviste esas experiencias con la mujer que querías para ti. Sé que en el fondo sabes que yo si te amo, te amo como no amé a nadie y es por eso que no puedo ver tu mirada de odio hacia mis todos los días que me quedan de vida. Por eso elijo, desaparecer de tu camino y devolverte la libertad que te sienta tan bien, elijo que estés libre de todo, absolutamente todo y que seas el Sasuke Uchiha que te dé la gana ser, sin tener los prejuicios de tus padres o mis padres. Porque sé que vas a elegir lo que te haga verdaderamente feliz mi amado esposo"
Con la carta venían los papeles firmados de divorcio y siento que un hoyo se abre debajo de mis pies y la risa de mi esposa resuena en mi alma. Siento el rostro húmedo, miro al cielo para ver la lluvia, pero me encuentro con el blanco e impoluto techo del pórtico. Mi corazón deja de latir por ese eterno milisegundo y siento la muerte suspirar en mi nuca.
- ¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHHH! ¡TE ODIO HINATA, TE ODIO CON TODO MI SER! - mi hombro se apoya en la columna y me voy deslizando hacia el suelo, suelto mi último quejido de dolor, el único que me permitiré sentir – te odio, te odio por ser la primera mujer que logro hacerme sentir tan débil. Yo también deseo no haberme enamorado de ti, maldita fugitiva.
Hola hermosos y hermosas. Casi, casi se me va la inspiracion otra vez pero justo escuche una cancion que me vino de 10 jajajajaja
Espero que disfruten la lectura, los amo con todo mi corazon. Quedan últimos caps y por fin terminare la historia de estos dos.
Tengo derechos en esta historia menos en los personajes, los mismos pertenecen a Masashi. Tengo sueñoooooo ;)
