Capítulo 4: Miedo
La luz del sol empezaba a molestarle sobre los ojos, así que se acurrucó contra la almohada que estaba abrazando, quejándose un poco por la incomodidad. Abrió lentamente sus ojos color miel, aún tenía sueño, pero quería ver por qué la almohada estaba tan pesada y no podía moverla; sin embargo, lo que se encontró le detuvo el aliento.
Levi estaba durmiendo a su lado, la estaba abrazando y parecía estar profundo como un bebé, ella ni siquiera recordaba haberlo visto tan relajado antes.
—Levi… —murmuró, detallando cada parte de su rostro, lucía tan sereno en ese momento, tan apuesto, aquellos labios siempre la llamaban a querer besarlos, le hacían sentir sedienta, pero sabía que no podía tener lo que quería.
Se sentó con cuidado sobre la cama y lo observó un momento más, ¿por qué él estaba ahí? ¿Qué hacía a su lado? ¿Qué era lo que pretendía Levi al acercarse así a ella?
—Despierta, Levi —llamó, intentando alzar un poco el tono de su voz, pero él no abrió sus ojos, debía estar realmente cansado—. Levi… —insistió la chica, acercando su mano a él para moverlo un poco.
El azabache fue despertando lentamente, estaba un poco desorientado, pero rápidamente se incorporó, mirando a la joven que estaba a su lado, quien lo veía con curiosidad y cierta incomodidad. A pesar de que ella esperaba algún tipo de reacción de su parte, Levi simplemente se levantó de la cama y estiró un poco sus brazos, soltando un hondo bostezo. Parecía como si al fin hubiera dormido profundamente, pero no fue así, apenas había conciliado el sueño porque Petra no dejaba de moverse por la noche.
—¿Por qué estabas aquí? —preguntó la chica, un poco cabreada al ser testigo del nulo intento del hombre por explicarle la situación.
Él la volteó a ver, mientras se aflojaba el nudo de la corbata, ni eso se había sacado anoche.
—Estabas teniendo pesadillas, así que vine —explicó del modo más obvio y desinteresado del mundo, pero eso no fue suficiente para Petra, que continuaba enojada, aunque también se sentía avergonzada.
—¿Y por qué me abrazaste? —cuestionó, bajando un poco el tono de su voz, sus mejillas se sentían calientes y su corazón agitado, no entendía por qué tenía que reaccionar de ese modo al estar cerca de Levi, no era justo.
La pregunta lo tomó por sorpresa, miró a Petra y notó su forma de actuar, ella seguro que lucía hermosa cuando se sonrojaba, era una cosa de ella que él disfrutaba de ver, aunque jamás se lo hubiese dicho.
—Tú me abrazaste —respondió, aunque sabía que no era cierto, era mejor mentir que admitir que él había cometido tal acto—. Por cierto, tengo que ir a trabajar, pediré que alguien venga a ayudarte.
Petra no respondió nada, simplemente asintió con la cabeza y luego vio a Levi salir de la habitación, seguramente iba a ducharse para luego preparar el desayuno. Ella se recostó nuevamente, estaba harta de estar en esa cama, pero tenía que aguantar por el bien de su bebé.
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A pesar de que no quería dejar a Petra sola, Levi ya había tomado varios días libres, así que tuvo que presentarse a trabajar, ya que pronto sería el aniversario de la compañía y había muchas cosas que organizar. Cuando el elevador se abrió en su piso, lo primero que vio fue a su secretaria, quien estaba organizando unos cuantos documentos.
—Nifa —la nombró, como no había ido a trabajar desde el accidente de Petra, todavía no había tenido la oportunidad de aclarar el malentendido con la joven de cabello rojizo, así que apenas ella lo escuchó, por poco y le dio un infarto.
—¡D-director Levi! —exclamó, tirando unos cuántos documentos al piso.
El Ackerman frunció el ceño, no esperaba una reacción tan intensa de su parte.
—Recoge eso y ven a mi oficina, tenemos que hablar —dijo con parsimonia, para luego retirarse y perderse tras la puerta blanca de su despacho.
Nifa estaba nerviosa, sabía que había metido la pata hasta el fondo cuando se le ocurrió confesar lo que sentía hacia el director Ackerman, por supuesto, tampoco era como si esperara ser correspondida por él, pero quiso arriesgarse y terminó liando todo con la novia de él, que, según los rumores que había oído, estaba esperando un hijo suyo.
—Bueno, Nifa, fue bueno trabajar aquí mientras duró… —murmuró, acabando de recoger todos los documentos que tiró, los dejó sobre el escritorio, suspiró hondamente y caminó hacia la puerta, que estaba adornada con la placa que indicaba que el dueño de dicho espacio era el director Levi Ackerman. Ella golpeó despacio, dos veces, sentía que las piernas le temblaban—. Señor, permiso…
—Adelante —escuchó desde el interior.
La mayoría de los empleados de Liberty le tenían terror a Levi, tenía fama de ser casi un tirano, o esos rumores se corrían, lo cierto era que sólo era estricto y exigente, pero solía respetar bastante a sus subordinados, aún así, por el modo en que los miraba, la mayoría sentía el instinto asesino viniendo de él.
Cuando Nifa ingresó, efectivamente, Levi la miraba como si la fuera a asesinar, o eso pensó ella, pero la expresión del hombre se suavizó lentamente.
—¿Por qué tienes esa cara de perro asustado? —le preguntó su jefe, sorprendiéndola un poco—. Como sea, siéntate, necesito decirte algo.
—S-sí —la pelirroja rápidamente tomó asiento, entonces, Levi puso una pila de documentos sobre el escritorio.
—Pronto vamos a celebrar la fiesta de aniversario de la empresa, necesito que ordenes estas listas de personas y descartes a todos los que no sean posibles inversores, hay que reducirla lo más posible y sólo traer a los que nos sirvan.
La secretaria parpadeó, estaba confundida, podría jurar que él la iba a despedir, pero, en lugar de eso, le estaba indicando que simplemente siguiera con su trabajo.
—Claro, señor, pero…
Levi la observó con más seriedad esta vez, parecía un poco molesto, aunque, más bien, estaba buscando las palabras correctas para comenzar a hablar.
—Nifa, escucha, sobre lo sucedido el otro día… —empezó, sus palabras hicieron temblar a la pobre chica, sentía tanta vergüenza y culpa en ese momento—. No sé cómo decirlo, pero, supongo que ya has oído los rumores, en esta empresa todos hablan con bastante rapidez.
Ella bajó la mirada, agarrándose la tela de la falda.
—Uhm, ¿sobre que va a tener un bebé con la señorita Petra?
Él asintió con la cabeza.
—Exactamente —respondió, cerrando sus ojos y cruzándose de brazos—. Tienes que saber que ese rumor es cierto, Petra y yo tendremos un hijo, así que, como comprenderás, no puedo corresponder a tu confesión.
La cara de Nifa se puso totalmente roja, toda esta situación era bastante incómoda, aunque le parecía algo "lindo" que Levi se tomara el trabajo de rechazarla, cuando bien pudo haber ignorado el asunto o pudo echarla a patadas del trabajo, era por eso que le gustaba, a pesar de todo lo malo que decían de él, era un hombre amable y paciente.
—Comprendo, señor —dijo la pelirroja, tomando una gran bocanada de aire para calmar sus nervios—. No puedo dejar de pedirle disculpas por el malentendido que causé, siento lo del accidente de la señorita Petra y espero que se recupere.
—Está bien, ve a trabajar —dijo Levi.
Nifa asintió con la cabeza, se puso de pie y tomó los papeles que él le pidió que organizara, dirigiéndose a la puerta, pero antes de salir, se detuvo y volteó a mirar a su jefe una vez más.
—Señor, si me permite una pequeña intromisión… —habló, llamando la atención de él—. La señorita Petra es muy afortunada, se ve que usted realmente la ama —después de sus palabras, Nifa salió de la oficina y cerró la puerta, aunque Levi se había quedado pasmado.
Se echó hacia atrás contra su silla y suspiró.
—El único afortunado soy yo por tener a Petra —murmuró para sí mismo—. Realmente no quiero perderla…
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Dejó el lápiz sobre la mesa y miró a las aves que volaban sobre el cielo, a través de la ventana del quinto piso del edificio educacional. Hange Zoe se encontraba en medio de su clase, tomando un examen a sus estudiantes, la mayoría parecían muy concentrados, pero había uno de ellos que no dejaba de revolverse el cabello con desespero, como si no hubiese estudiado nada. También se dio cuenta que la chica que estaba sentada al lado de él, disimuladamente, le permitía copiar de su examen. Hange río en voz baja, estaba a punto de regañarlos y quitarles el examen a ambos, pero el chico rechazó la ayuda, sorprendiendo a la maestra.
Cuando la clase terminó, la jovencita de cabellera negra salió primero del salón, acompañada de su mejor amigo, un chico rubio con apariencia delicada, aunque él era el cerebrito de la clase. El otro joven, que había estado teniendo problemas durante el examen, soltó un suspiro y se quedó en su lugar.
—¿Qué sucede, Eren? ¿No estudiaste? —le presentó, sentándose frente a su alumno. Como docente, Hange era bastante cercana, solía llevarse muy bien con todos sus pupilos y hasta sabía uno que otro chisme sobre ellos.
Eren Jeager era un buen estudiante, aunque no era del todo brillante, era muy trabajador, tenía encima la presión de que su padre y su hermano mayor eran médicos, eso solía abrumarlo bastante y lo ponía en varias situaciones incómodas, porque a veces se sentía insuficiente frente a esos dos.
—Sensei… —respondió el castaño, soltando un suspiro—. Sí estudié, pero creo que mi cerebro se bloqueó un poco, tuve una pequeña discusión con Zeke ayer, ya sabe cómo es.
—Oh, sí, tu hermano.
A diferencia de Eren, Zeke sí era un prodigio, por decirlo de un modo simple, aunque no se llevaba tan bien con su padre, era sumamente inteligente y muchas personas lo seguían, él y Hange habían estudiado juntos y jamás se llevó con él, no era la clase de sujeto con el que ella pudiera sentirse identificada.
—El otro día vi a tu padre, atendió a mi amiga en emergencias.
—¿Sí? —Eren suspiró—. No me dijo nada.
Hange frunció el ceño, apreciaba mucho a Eren, era un chico muy trabajador y se esforzaba demasiado por conseguir sus objetivos, no le gustaba verlo tan deprimido.
—Hey, pude ver que no quisiste copiarle a Mikasa —habló en tono pícaro, buscando hacerlo sentir un poco mejor—. ¿Tanto te importa ella como para protegerla de que le quitara el examen?
La cara de Eren se puso totalmente roja con esas palabras, era el tipo de persona que no sabía disimular sus sentimientos.
—¡Para nada! —exclamó, estaba sumamente avergonzado—. Simplemente no me gusta hacer trampa, es todo —añadió, desviando la mirada—. Además, era obvio que se daría cuenta, Hange-sensei.
La mujer se acomodó los anteojos, dibujando una sonrisa maliciosa en su rostro.
—Oh, ¿entonces no lo hiciste porque ella te gusta? Ya veo, tal vez Mikasa debería hacerle caso a Jean y… —antes de que pudiera completar su frase, el golpe que le dio Eren a la mesa la interrumpió, él estaba furioso.
—¿Qué con ese cara de caballo? ¿Qué tiene que ver con Mikasa? —cuestionó, podía verse la ira reflejada en sus ojos verdes.
Hange se aguantó la risa.
—Nada, sólo lo oí decir por ahí que le gustaba mucho Mikasa.
—Ese idiota se va a enterar —dijo el castaño, que se puso de pie y salió del salón dando zancadas.
La profesora por fin se empezó a reír, parecía que su plan de subirle el ánimo a Eren había funcionado, aunque ahora temía haber provocado una pelea entre dos de sus estudiantes, pero bueno, eran jóvenes, ¿qué más daba?
—Erwin va a regañarme —murmuró para sí misma, él siempre le decía que no fuera intrigosa y que cuidara un poco más sus palabras.
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Habían pasado unas dos horas desde que Levi se marchó al trabajo, Petra estaba muy aburrida, como no era recomendable que se levantara, se quedó acostada viendo la televisión. Estuvo un rato cambiando de canal, hasta que llegó a uno donde estaban pasando una especie de docuserie, de esas que mostraban las vidas de diferentes personas.
Justamente, estaban mostrando el caso de una madre adolescente y todos los pesares por los cuales había tenido que atravesar para sacar adelante a su hijo. Al principio no parecía interesante, pero a medida que avanzaba, a Petra le fue despertando la curiosidad, le sorprendía ver lo mucho que había sufrido esa chica.
—Al menos ya soy adulta… —murmuró, soltando un suspiro.
Desde el preciso instante en que se dio cuenta de que estaba enamorada de Levi, no quiso imaginar una familia con él, lo conocía, sabía la clase de aspiraciones que él tenía para su vida, un hijo no era una de ellas, por eso, su embarazo había sido un descuido tremendo, aunque no esperaba que –dentro de todo lo malo–, Levi fuese a tomarlo de buen modo, incluso si lo hacía sólo por compromiso.
—Puede que no sea una madre adolescente… —murmuró, llevándose las dos manos a su vientre, de pronto se estaba sintiendo muy sensible y tenía ganas de llorar—. Pero él no me quiere… no me quiere y yo lo amo mucho —añadió, dejando que un par de lágrimas recorrieran sus mejillas, al mismo tiempo que su mente la llevaba a recordar aquella primera vez que despertó junto a él.
A pesar de que siempre solía levantarse relativamente temprano, cuando el sol aún no acababa de salir, esa mañana Petra sintió los rayos del sol de lleno contra sus ojos, así que abrió los mismos con cierto fastidio. Le dolía la cabeza como si le hubiera pasado un tren por encima, y no era para menos, si tenía muy baja tolerancia al alcohol y anoche se había bebido hasta el agua del florero.
—Ah, duele… —murmuró, sentándose sobre la cama y llevándose una mano a la sien, fue entonces cuando escuchó a alguien quejarse a su lado.
Sus ojos se abrieron enormemente con la sorpresa de ver que Levi Ackerman estaba durmiendo junto a ella, al principio no entendía lo que estaba pasando, pero lentamente las imágenes fueron llegando a su memoria, provocando que su cara se pusiera completamente roja.
¡Estaba loca!
Había besado a Levi y le confesó lo que sentía por él, además de comportarse de modo vergonzoso y reprochable, no se suponía que una jovencita decente actuara de esa manera, ¿qué iba a pensar él de ella?
—Mejor me esfumo —dijo para sí misma, intentando pararse de la cama, pero fue sostenida por la muñeca y arrojada sobre el colchón.
—¿A dónde pensabas huir? —cuestionó el azabache, quien la miraba con sus penetrantes ojos azul oscuro, provocando que ella temblara del puro nerviosismo que le causaba el hombre—. ¿Ibas a irte de tu propia casa sólo para escapar de mí?
La peli naranja se sonrojó todavía más –si eso era posible–, cubriéndose la cara con ambas manos, para evitar la vergüenza que estaba sintiendo en ese momento.
—Levi-san, lo lamento mucho, no pretendía portarme así —dijo con la voz temblorosa, pues podía sentir el fuerte cuerpo del hombre sobre el suyo, encerrándola, apoyando sutilmente su peso contra ella, aquello era agradable, pero también era vergonzoso, ya que Petra jamás había estado así con un hombre.
El Ackerman frunció el ceño, le molestaba no poder ver el rostro de Petra, además de sus palabras.
—¿Por qué te disculpas? —interrogó, obligándola a apartar sus manos—. ¿Te arrepientes de haberme besado y confesado lo que sientes por mí? —esta vez, sus ojos se mostraron ligeramente desolados, ¿quizá había hecho mal en dejarse llevar por la declaración de Petra? ¿Tal vez estaba asumiendo cosas que no eran? ¿Ella sólo dijo cosas sin sentido porque estaba borracha?
—¿Qué? —ella se sorprendió un poco por la pregunta, notando que Levi se alejaba y se sentaba al borde de la cama, eso fue un alivio para ella, pues pensó que iba a escupir el corazón por la boca—. Levi-san, yo no me arrepiento de eso —aseguró, sentándose también.
Levi la miró sin comprender, él no era bueno en temas amorosos y no conseguía entender a esa chica, parecía que todo el tiempo se estaba contradiciendo.
—No entiendo —dijo con honestidad, no importaba su orgullo en ese momento, Petra era, quizás, la única persona con quien eso no tenía relevancia.
La cara de Petra estaba tan roja que parecía un semáforo, su corazón también estaba latiendo a un ritmo acelerado y sus manos y piernas temblaban, le gustaba Levi desde que lo había conocido y siempre le pareció alguien inalcanzable, no sabía de dónde sacó el valor la noche anterior para declararse tan campantemente, pero ya estaba hecho y no podía echarse atrás, no podía jugar a ser la niñita cobarde que cambia de parecer de un momento a otro.
—Lo que dije era en serio, Levi-san, me gustas mucho —aunque no recordaba con claridad todo lo de anoche, sí que se acordaba de sus propias palabras y de que lo había besado, no podría olvidar el tacto de sus labios ni aunque lo deseara—. Sé que estaba ebria, pero no me arrepiento de lo que hice, es sólo que… me siento muy nerviosa y avergonzada, es todo.
Después de escuchar sus palabras, Levi la volteó a ver, descubrió la expresión llena de timidez de su rostro y lo bonita que se veía, a pesar de estar despeinada y hasta con el maquillaje medio corrido, jamás le había parecido tan linda una chica de aspecto descuidado, por lo general, era sumamente exigente en esa área en concreto.
—Entiendo… —dijo él, esbozando una casi invisible sonrisa. Acarició la mejilla de Petra con una de sus manos y se acercó a ella hasta desaparecer totalmente la distancia entre sus rostros.
Al principio, Petra estaba sorprendida y un poco anonadada, no esperaba que Levi la besaría así, tan de la nada, pero no pasó demasiado tiempo para que ella empezara a corresponder. A simple vista, él no lucía como el tipo de persona que fuera intenso o apasionado, pero el modo en que la estaba besando, le hizo entender a Petra que Levi Ackerman no era para nada lo que aparentaba, que lejos de ser un tipo aburrido y cuadrado, sabía muy bien lo que hacía, pues ella se volvió adicta con sólo unos cuántos roces.
Lentamente, casi sin que ella siquiera lo notara, sintió que su espalda topaba contra el colchón de la cama, se dio cuenta de que Levi nuevamente la estaba acorralando con su cuerpo, pero esta vez no dejaba de besarla, añadiendo sutiles caricias que fueron escalando a través de una de sus piernas, por debajo del bonito vestido de fiesta que no se había sacado desde la noche anterior. Su cuerpo entero se estremeció, literalmente, cuando la delicada tela empezó a ser removida.
—L-Levi-san… —lo llamó, su voz se tambaleaba y soltó un ligero quejido cuando los besos abandonaron sus labios, dirigiéndose a su cuello.
—Deja de llamarme así, mocosa —dijo Levi, separándose unos cuántos centímetros para poder verla a los ojos, no pudo evitar que le diera un poco de risa que el pintalabios de Petra se hubiese corrido aun más por culpa de él—. ¿Vas a seguir tratándome de ese modo mientras estemos en la cama?
Los ojos de ella se abrieron con bastante sorpresa.
—¿L-la cama? —repitió, como si fuera una palabra de otro mundo.
El Ackerman frunció ligeramente el ceño ante la cara de confusión de Petra, ella actuaba como si fuera una niña, es decir, tampoco era tan grande, pero ya tenía veintitrés años, al menos ya sabía de qué iba el mundo, no podía ser cierto lo que él estaba pensando, ¿no?
—Anoche parecías muy dispuesta a estar conmigo, pero ahora no dejas de temblar —dijo con seriedad, aunque no se alejó de ella, podía darse cuenta de que sus ojos mostraron cierta decepción, quizá, porque ya sabía lo que él le iba a preguntar—. Petra, ¿eres virgen?
Responder a eso era demasiado para alguien como Petra, claro que lo era, nunca se había enamorado antes y no era del tipo de chica que haría esas cosas sin sentir algo por la persona en cuestión. Como no tuvo el coraje de decirlo, solamente se cubrió la cara con sus dos manos –otra vez– y asintió con la cabeza.
—Ya veo… —murmuró Levi, aunque se mantenía tranquilo, debía admitir que estaba algo sorprendido, esa chica que ahora mismo se encontraba debajo de su cuerpo era realmente bonita, ¿cómo es que no había estado con ningún otro hombre? ¿Y acaso alguien como él merecía ser el primero?
Mientras se debatía mentalmente si esto era o no correcto, si tomar la primera vez de Petra era algo a lo que él tenía derecho, sintió que la chica lo jalaba del cuello de la camisa y lo acercaba a ella para abrazarlo.
—Petra…
—Quiero estar contigo —murmuró la peli naranja, su suave aliento acarició el cuello del hombre, cuyo ligero tacto envió un escalofrío a través de todo su cuerpo—. Estoy muy nerviosa… —añadió Petra, causando el mismo efecto en el incauto director—. Pero quiero que mi primera vez sea contigo, Levi… —esta vez, ella desechó por completo el honorífico de su nombre y, a pesar de su vergüenza, sus dulces labios rodaron sobre la piel masculina, lo poco que el cuello de la camisa no cubría.
El hombre pensó que se derretía en ese pequeño instante, ¿cuántas veces había pasado la noche con mujeres y jamás, ni una sola de ellas le hizo sentir de esa manera?
—¿Estás segura? —cuestionó, mientras la mano de ella se deslizaba sobre su torso, bajando desde su pecho hasta su abdomen, por encima de la ropa.
—Sí…
Ninguno de los dos necesitó más palabras, volvieron a unir sus labios en un beso apasionado y, al poco tiempo, ambos se encontraban desnudos, descubriéndose mutuamente, haciéndose un solo ser. Fue la primera vez que se entregaron el uno al otro, sin pensar en nada más que no fuera estar juntos.
El timbre empezó a sonar insistentemente, Petra no se podía levantar tan rápido de la cama, pues todavía no caminaba bien, así que tardó un poco en llegar hasta las escaleras, pero se sorprendió cuando vio que la puerta simplemente se abría, dejando ver a una chica joven, que tenía el cabello rojo y dos enormes y relucientes ojos verdes. Era la primera vez que Petra la veía, e igualmente era la primera vez que esa joven la veía a ella, así que ambas se quedaron observándose en silencio.
Pero ¿quién podía ser ella? ¿Era acaso la famosa novia secreta de Levi? ¿Ella estaba por fin frente a sus ojos?
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Después de una mañana de trabajo bastante pesada, Levi se encontraba comiendo algo, solía saltarse casi siempre el almuerzo, a no ser que Petra le llevara algo en sus visitas, ella siempre estaba pendiente de velar por su salud, ya que Levi era como un anciano olvidadizo y descuidado, aunque hoy, teniéndola tan presente en su mente, por supuesto que no podía olvidarse de las miles de veces que ella lo regañó por no comer a sus horas.
Detestaba salir cuando tenía mucho que hacer o ir a comer en la cafetería con los demás empleados, así que le había pedido a su secretaria que le comprara algo, a pesar del malentendido vivido, Nifa era una chica muy eficiente, así que no había querido despedirla, después de todo, ya habían hablado y dejado todo en buenos términos.
—No se ve tan bueno como lo que traía Petra —dijo al ver la comida, que estaba empacada dentro de una de esas cajitas para llevar que suelen entregar los restaurantes.
Apenas dio una probada cuando escuchó que alguien tocaba a la puerta.
—Joder, ¿quién molesta justo ahora? —masculló enojado—. Adelante —indicó, alzando un poco la voz, para que la persona del otro lado le oyera con claridad.
La puerta se abrió, dejando ver la figura del presidente, Erwin Smith, quien ingresó y se sentó frente al escritorio de su mejor amigo.
—Lamento interrumpirte, venía a invitarte a comer, pero veo que ya estás en eso —dijo el rubio, que notó de inmediato la cara de fastidio del más bajo, Levi –como era de costumbre– no estaba de buen humor.
—Aunque no está tan bueno —dijo Levi, revolviendo un poco el arroz con carne y verduras de su comida—. Oye, ya quedó listo lo de los invitados, sólo falta que lo apruebes —comentó.
Erwin se cruzó de brazos, mirando por la ventana de la oficina del Ackerman, el día pintaba muy bonito afuera.
—Eso me parece bien, pero me gustaría hablarte de otra cosa.
El azabache dejó los palillos con los que estaba comiendo sobre el escritorio.
—Oye, apenas acabo de volver al trabajo, no puedo ir tan rápido —se quejó, pues tenía un par de pendientes más en los que estaba trabajando para ser resueltos lo antes posible.
—No es de trabajo —el rubio hombre negó con la cabeza inmediatamente—. Quería preguntarte sobre Petra y sobre ti.
Realmente Levi detestaba hablar de su vida personal, incluso si se trababa de su mejor amigo y éste lo sabía de sobra, así que no entendía qué hacía preguntándole esto.
—¿Por qué quieres saber? —cuestionó.
Al igual que su amigo, Erwin era una persona reservada, no hablaba demasiado sobre sí mismo y solía guardarse los detalles de su vida privada para sí mismo, pero eso no significaba que fuera un mal amigo y para él era evidente que el ser "hermético" no le estaba ayudando a Levi, él necesitaba, aunque sea una vez, exteriorizar sus problemas, y quién mejor que él para escucharlo.
—No creas que es porque Hange me lo preguntó ni nada —aclaró, porque por la expresión del azabache, era obvio que eso estaba pensando—. Estoy preocupado por ti, Levi, te conozco y no me creo que esto de ser padre te lo hayas tomado con tanta calma, dime la verdad, estás aterrado, ¿no?
Levi bajó la mirada, era inútil actuar frente a Erwin, sabía que no podía mentirle.
—Todo esto es terrorífico para mí —admitió, cubriéndose la mitad de la cara con una mano—. Nunca en la vida pensé en tener hijos y luego resulta que Petra está embarazada justo después de que hice una estupidez, ni siquiera quiere verme.
—¿Qué fue lo que le dijiste para que terminaran? —interrogó el presidente, presentía que Levi había hecho algo sumamente impulsivo, pero no imaginaba que también fuese tan estúpido.
—Le dije que la engañé con otra.
Los ojos del serio Smith se crisparon de la sorpresa y la incredulidad, sabía que su amigo era un poco idiota, bueno, bastante, pero no pensó que tanto, es decir, era obvio que no engañaría a Petra, él no era ese tipo de hombre, pero mentirle de ese modo también sobrepasaba los límites.
—¿Te golpeaste la cabeza? Es obvio por qué ella ya no quiere verte —dijo, dándose una palmada en la frente—. ¿Le dijiste que no era cierto?
—Lo intenté —respondió el azabache, soltando un suspiro—. Pero pasó todo lo demás, tenía miedo de alterarla y provocar que pueda poner en peligro al mocoso.
Erwin se aguantó una carcajada.
—¿Le dices mocoso a tu hijo? Tú no cambias.
Levi torció los labios con fastidio.
—Sí, bueno, el crío, el bebé, es lo mismo, es mío y le digo como quiera —dijo cruzándose de brazos, parecía un chiquillo haciendo berrinche.
—Bueno… —el rubio esbozó una sonrisa al escucharlo, parecía que Levi no lo notaba, pero cuando había dicho que el bebé era suyo, un ligero brillo de orgullo destelló en sus ojos, parecía que, aunque estuviera asustado del futuro que le esperaba, todavía estaba algo emocionado de tener un hijo con la mujer que amaba, porque sí, para Erwin y para medio mundo, era evidente que Levi amaba a Petra como un loco.
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Petra estaba nuevamente recostada en la cama, acababa de terminar de comer lo que aquella chica le había preparado, ella pensó que se trataba de la novia de Levi, pero la amable joven le aclaró que ella sólo era una vieja amiga de él, quien estaba haciendo el favor de ayudar a Levi a cuidarla. Su nombre era Isabel, era muy alegre y divertida, pero Petra jamás escuchó hablar de ella durante el tiempo que llevaba conociendo al Ackerman, ¿cómo podía estar segura de que no se trataba de su amante?
No, él no podía ser tan descarado como para pedirle a su amante que cuidara de ella, ¿verdad?
—¡Petra-san! —escuchó la alegre voz de Isabel, acompañada de sus pasos presurosos—. ¿Ya terminaste de comer?
La peli naranja asintió con la cabeza cuando la vio ingresar a la habitación, lo cierto era que ella cocinaba bastante bien y su compañía era agradable, a pesar de los cuestionamientos mentales de Petra.
—Sí, estuvo muy bueno, gracias —respondió, tratando de mantenerse tranquila ante sus insistentes ideas infundadas.
—Me alegra que te haya gustado —dijo Isabel, acercándose a recoger la bandeja—. Mi hermano me dijo que también eres muy buena en la cocina, así que estaba un poco insegura, no sabía si iba a llenar tus expectativas.
A pesar de que Petra estaba un poco distraída debido a la voz de su cabeza, las palabras de la pelirroja le llamaron la atención, haciendo que volteara a verla con curiosidad.
—¿Tu hermano? —cuestionó.
Isabel parpadeó confundida, volviendo a dejar la bandeja con las cosas usadas sobre la mesita de noche, junto a la cama.
—¿Levi no te lo dijo? —le preguntó, ahora tenía el ceño un poco fruncido—. Ese enano, cuándo no, nunca habla de mí.
Ahora sí que Petra estaba confusa, no entendía absolutamente nada.
—¿Levi y tú son hermanos? —insistió, esta era la primera vez que escuchaba algo semejante y, ahora que lo pensaba, no sabía mucho sobre la familia de Levi, a excepción de que tenía un tío con quien no se hablaba y que su madre había fallecido cuando era muy pequeño.
La pelirroja empezó a reírse, parecía nerviosa, ella pensaba que Petra, siendo la novia de Levi, conocía su pasado, pero se daba cuenta de que había hablado demás, como siempre.
—Bueno, no somos hermanos de sangre —explicó, no quería decir mucho, pero ya que había soltado "un poco" no podía dejar las cosas a medias—. Nos conocemos desde que éramos niños, desde entonces hemos sido como hermanos, Levi cuidaba de mí en la casa hogar —después de pronunciar lo último, de inmediato se cubrió la boca con sus manos.
—¿Casa hogar?
—Demonios —masculló la ojiverde.
Una cosa que Isabel aún no aprendía a controlar, a pesar de los años, era su enorme capacidad de hablar sobre lo que no debía.
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Eran pasadas las ocho cuando Levi regresó a casa, Petra lo sintió llegar desde la habitación, escuchó que se despedía de Isabel y luego ésta se marchaba. Durante la tarde, luego de que esa parlanchina chica no pudiera evitar contarle cosas que Levi jamás le dijo, después de que ella insistiera, Isabel le confesó que Levi había vivido varios años en un orfanato, que era ahí donde ambos se convirtieron en "hermanos" y, que era por eso que Levi no hablaba de ella, ¿cómo le explicaba a la gente que su hermana era alguien a quien conoció mientras vivía en un hogar para niños huérfanos? Y no es que le diera vergüenza, sino que, seguramente, era algo que le dolía recordar, porque según lo que Isabel le confesó, ambos sufrieron muchos abusos en ese lugar, que era como un infierno para los niños indefensos.
Sabiendo todo eso, Petra por fin entendía un poco la forma de ser de Levi, siempre decía que lo amaba tal y como era, pero había muchísimas cosas que no conocía, ¿cómo podía amarlo con sinceridad si ni siquiera sabía todo lo que él tuvo que pasar?
De pronto, sus pensamientos se vieron interrumpidos por unos golpes a la puerta de la habitación.
—Petra, ¿estás despierta? —lo oyó preguntar, seguido de eso, él entró.
—Sí —contestó, evitando su mirada, aunque se sentía triste y abrumada por las cosas que ahora sabía, no dejaba de dolerle el engaño y el rompimiento por el que había pasado.
Levi pudo notar que ella no lo miraba, ¿hasta cuándo iba a tener el valor de arreglar todas sus tonterías con ella?
—Isabel me dijo que ya cenaron —comentó, intentando hacer conversación, aunque no era mucho lo que podía decirle—. ¿Necesitas algo más?
Petra negó con la cabeza, él estaba a punto de irse, cuando ella de pronto volvió a hablar.
—¿Hoy te fue bien?
El hombre se detuvo justo en su lugar, volteándose a verla, sus ojos estaban tan tristes, le daba impotencia saber que todo eso era su propia culpa, si le decía la verdad ahora, ¿cuál era la probabilidad de que Petra no lo mandara al demonio?
—Me fue bien —respondió, tenía tantas ganas de ir hacia ella, de abrazarla, de pedirle perdón por haber intentando huir de lo que sentía y por haber sido un novio tan malo con ella, en serio quería decirle que lo iba a intentar más de ahora en adelante, que quería estar con ella y con su hijo, pero estaba aterrado de su reacción, de causarle más dolor.
¿Qué podía hacer? Él, el que nunca le tuvo miedo a nada, ahora no podía actuar debido al terror que sentía de perderla para siempre, ¿quién lo diría?
—Me alegra… buenas noches —dijo ella, entonces, él simplemente asintió con la cabeza.
—Buenas noches, Petra, descansa —contestó antes de marcharse, cerrando la puerta tras su espalda.
Nuevamente, Petra sintió deseos de llorar, quería correr hacia Levi y estrecharlo entre sus brazos, decirle que entendía su modo de actuar, pero que él ya no estaba solo, anhelaba hacerle saber que lo amaba con todas sus fuerzas, ¿pero qué caso tenía? Él quería a otra mujer.
Entonces Petra se dio cuenta de que la sola idea de que Levi amara a otra, le aterraba terriblemente.
Continuará…
...
¡Hola!
Ahhh, esta vez me tardé un poquito más que las otras veces, bueno, tuve un problemita aquí, medio triste :c pero en fin, quería agradecer por los reviews, realmente me agrada leer sus opiniones respecto a la historia.
En este capítulo no avanzó taaanto la historia, pero quería mostrar un poquito lo que hacemos las personas cuando estamos asustadas, o más bien, no hacemos. Para el próximo episodio prometo más cositas divertidas.
PD: No pude evitar poner a Eren celoso, me lo imagino y lo adoro, jajaja.
