Capítulo 6: Los celos arruinan todo
En una cafetería cerca de la casa de Levi, se encontraba él sentado frente a sus dos mejores amigos, el par de ratas traicioneras que no habían sido capaces de siquiera mencionarle que llevaban tiempo saliendo y, no conformes con ello, casualmente tampoco le habían dicho que se iban a casar, que sí, puede que hayan tenido la intención de hacerlo a futuro, pero tendrían que habérselo dicho desde el inicio.
—¿Y bien? —cuestionó, cruzado de brazos y con el ceño fruncido, ni siquiera le había dado un sorbo a su té y eso sólo podía significar que estaba realmente enfadado.
Erwin y Hange estaban nerviosos por igual, no habían planeado que Levi se enterara de ese modo, querían decírselo con tiempo y de buena forma, pero era evidente que las cosas mal planeadas salieran mal.
—Bueno… —la primera en hablar fue Hange—. Ya te íbamos a contar, sólo que con todo el lío de Petra no quisimos preocuparte demasiado —confesó, suspirando, a pesar de todo, lo que decía era cierto, no querían agobiar todavía más a su amigo, que ya tenía demasiado con todo lo que estaba pasándole, aunque él mismo se lo haya buscado.
—No pongan a Petra de excusa —contestó el Ackerman, todavía más molesto que antes—. Es obvio que tuvieron mucho tiempo para decirme, antes de que todo esto pasara, así que, ¿cuál es su excusa?
Esta vez, Erwin se aclaró la garganta, con intención de tomar la palabra.
—Tienes razón —admitió, cerrando sus ojos—. Pudimos decirte antes, pero lo cierto es que todo esto también nos tomó por sorpresa, me refiero a descubrir lo que sentíamos y… —ligeramente avergonzado, miró hacia un costado, distrayéndose un poco con los clientes que entraban y salían—. A decir verdad, nos asustaba un poco tu reacción.
Hange, tomando la mano de Erwin por encima de la mesa, asintió varias veces con la cabeza, en lo que Levi –por fin– bebía un poco de su taza de té, tomándola por encima con su mano derecha, de ese modo tan peculiar que él tenía.
—Pues sí… —dijo el azabache, arrugando el entrecejo un poco más—. A decir verdad, es un poco desagradable, es decir, mis dos mejores amigos… ew, de sólo imaginarlo, quiero vomitar.
—Enano grosero —se quejó la única mujer presente, pero ya más relajada, empezó a reírse—. Bueno, lamentamos no habértelo dicho antes, pero ya entiendes por qué.
Levi dejó la taza de té sobre la mesa con bastante rapidez, mirando de reojo como sus dos amigos se sonreían entre sí.
—En serio quiero vomitar…
Hange lo miró con reproche —¡Vamos! No exageres.
—No es eso… —antes de poder continuar, el más bajo se levantó del asiento y se fue corriendo hacia el baño de la cafetería, ante la mirada atónita de Hange y Erwin, que luego de verse con confusión el uno al otro, voltearon nuevamente hacia la entrada del baño de hombres; sabían que a Levi no le iba a gustar su compromiso, pero ¿era para tanto?
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El desagradable sonido de las arcadas se podía oír desde el baño del segundo piso de la casa de Levi, en donde Petra se encontraba agachada, con mucho trabajo había conseguido llegar ahí y descargar lo que le estaba molestando. Si había un síntoma del embarazo que realmente detestaba, era este, vomitar era una de las cosas más feas que le podían suceder a su cuerpo.
—Bebé, tan pequeño y haciendo rabiar a mami —murmuró, limpiándose la boca con una toalla de papel que alcanzó al estirar un poco el brazo.
Ya no se sentía tan nauseabunda como hace un rato, al menos esto había servido de algo, pero el sabor amargo en su boca no iba a desaparecer de la nada, así que se lavó los dientes. Tenía que darse prisa y regresar a la habitación, parecía que Levi tenía razón en regañarla tanto, porque en serio no se sentía nada bien.
Estaba un poco preocupada por lo que había pasado hace rato, Levi se veía muy enojado al descubrir que nadie le contó sobre la relación de Hange y Erwin, seguro que también estaba molesto con ella, aunque también debía entender que ese tema estaba fuera de su jurisdicción como amiga de ambos involucrados.
Con cuidado volvió hasta su cama y se recostó, le dolía un poco la cabeza y sentía algo de sueño, quizá si dormía un poco se sentiría mejor, pero cuando apenas iba cerrando sus ojos, escuchó el ruido de la puerta, parecía que Levi ya había regresado a casa. Sonrió ligeramente, no importaba lo mal que estuviera su relación, lo extrañaba cuando él no estaba, quería verlo, aunque sólo pelearan.
—Levi… —murmuró, abriendo los ojos para mirar hacia la puerta.
Escuchó algunos sonidos, pasos, como si él se apresurara en algo, luego sintió el ruido del agua del grifo corriendo, quizá él estaba en el baño. Después de un momento, los pasos se fueron acercando hacia su habitación, así que se apresuró a cerrar los ojos y acomodarse como si ya estuviera dormida.
—Petra, regresé —dijo él al entrar a la habitación, pero la encontró en dicha posición, así que dibujó una leve sonrisa en sus labios—. Mocosa, seguro que estuvo haciendo de las suyas mientras no estaba.
Aunque hace rato se sentía asquerosamente mal y hasta había vomitado, ahora estaba fresco como una lechuga, jamás le había pasado algo así, pero no creía que fuese nada malo, así que no le dio importancia, quizá algún ingrediente del desayuno le había caído mal, luego revisaría en la nevera por si tenía algo que estuviera echado a perder.
Con cuidado se acercó hasta la cama de Petra, mientras ella soñaba, siempre lucía tan serena, excepto cuando sufría de aquellas pesadillas que la hacían gritar violentamente. Esa tarde estaba tan bonita, sus labios entreabiertos lucían especialmente rojos, se preguntaba si acaso había un modo de que esa chica dejara de gustarle alguna vez, ni siquiera con todo lo que había hecho para deshacerse de esos sentimientos, había conseguido algo.
—Me alegra que estés aquí —dijo, mientras estiraba su mano para acariciar de forma suave el cabello de la chica—. Lamento todo lo que te hice pasar, soy un idiota… —murmuró, soltando un suspiro—. Espero poder decírtelo de frente un día —al terminar su pequeño discurso, se inclinó hacia el cuerpo de la joven, dejando un suave beso sobre su frente—. Descansa —añadió, alejándose de ella, para luego salir de la habitación y cerrar la puerta.
Cuando notó que él ya no estaba, Petra abrió nuevamente sus ojos, no entendía lo que acababa de pasar, pero Levi se había disculpado con ella.
—Desearía que me lo digas mirándome a los ojos, Levi —dijo para sí misma y, al cabo de un rato, realmente se quedó dormida.
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Habían pasado algunos días ya, hoy era la cita de Petra con el doctor para conocer el estado y el desarrollo del bebé, pero Levi estaba en el trabajo. No había hablado mucho con Erwin, ya que estaban tan ocupados con todo lo que había que hacer, además, seguía un poco sentido con él.
Cuando eran casi las cuatro de la tarde, Levi le avisó a su secretaria que se iría temprano, cosa que sorprendió un poco a Nifa, ya que su jefe jamás se permitiría algo como eso, él era demasiado comprometido con su trabajo, pero al escuchar que llevaría a su novia a su cita con el médico, entendió todo. A decir verdad, todos pensaban que Levi y Petra aún estaban juntos, sobre todo, luego de enterarse –mediante chismes– que iban a tener un hijo, por lo que él no se "molestó" en negar nada.
El director caminó hasta el elevador, presionando el botón, pero notó con impaciencia que éste estaba hasta abajo, por lo que iba subiendo lentamente. En medio de su espera, su mejor amigo se puso de pie a su lado, también iba a bajar.
—¿Todo bien? —preguntó el rubio—. Es raro que te vayas antes.
Levi volteó en otra dirección, no quería verlo o hablar demasiado con él, por supuesto, era muy rencoroso.
—Llevaré a Petra con el doctor —contestó, aunque de muy mala gana.
Erwin abrió la boca con algo de sorpresa, para luego sonreír —Ya veo, espero que todo salga bien.
El más bajo simplemente chasqueó la lengua, en lo que las puertas del ascensor se abrían frente a ellos. Se metió al mismo y se apoyó contra el espejo del interior, cerrando sus ojos y cruzándose de brazos. Erwin, que sabía a la perfección la razón de la molestia de su amigo, suspiró antes de subirse al elevador con él.
—Vamos, Levi —dijo, observando que las puertas se volvían a cerrar—. ¿Cuándo me vas a perdonar? Ya te dije por qué no te contamos, no queríamos darte más problemas.
El Ackerman abrió sus ojos, sólo para mirarlo con el ceño fruncido y la expresión de un asesino en serie, era lo más preciso para describirlo en ese momento.
—¿En serio? No me digas —respondió con la voz áspera—. Se supone que somos amigos, ¿no? Ni siquiera tienes la confianza de decirme las cosas, yo te dije lo de Petra inmediatamente, pero tú ahí vas a casarte sin siquiera hacérmelo saber, y no sólo tú, la cuatro ojos maldita también.
—Lo lamento, ¿sí? —el rubio bajó la mirada, esta vez no pensaba excusarse, a decir verdad, Levi tenía razón, no deberían haberle ocultado su relación, si eran amigos, tenían que haber confiado en él—. Estás en lo cierto, a decir verdad, teníamos miedo, pensábamos que estarías molesto.
—Pues estoy molesto —el azabache arqueó una ceja—. Son un par de asquerosos, en serio.
Erwin no pudo evitar reírse de esas palabras, cuando su amigo decía esa clase de improperios, sólo podía significar que su ira había disminuido, incluso si sólo era algo mínimo.
—¿Crees que es gracioso? —cuestionó Levi, que al cabo de unos segundos también dejó salir una pequeña sonrisa—. Está bien, te perdono, pero tendrás que esforzarte más para que lo olvide por completo —aseguró, aunque ahora mismo sólo estaba dramatizando y Erwin lo sabía.
—No se preocupe, su majestad, daré lo mejor de mí —aseguró el presidente de la compañía.
Cuando llegaron al primer piso, ambos salieron hacia el recibidor del edificio, Levi miró hacia la entrada de cristal y suspiró, había notado que su mano derecha estaba temblando, además de que su pecho se sentía apretado; estaba muy nervioso.
—Todo saldrá bien —dijo su amigo, a lo que éste asintió, aún le sorprendía que Erwin siempre pudiera darse cuenta cuando se sentía mal o alterado, era algo que sólo él y Petra podían hacer.
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Isabel estaba ayudando a Petra a vestirse, ya se había dado un baño y estaba alistándose para su cita. Petra estaba bastante mejorada, ya podía moverse mejor y hacer más cosas por su cuenta, pero Levi no la descuidaba, si él no estaba, siempre tenía a Isabel presente, era como una niña mimada de una familia rica, seguro que su padre no se lo creería.
Todavía no hablaba con él, como él era del campo, no solía pegarle mucho a la tecnología, así que Petra lo llamaba de vez en cuando, pero si ella no se comunicaba después de un tiempo, él mismo se las arreglaba para hablarle, a veces le pedía ayuda a sus vecinos que eran más jóvenes o iba a la tienda, donde la llamaba con el teléfono público.
—Ya viene siendo hora de que le cuente todo a papá… —murmuró, acariciándose el vientre.
Estaba segura de que él la regañaría, le diría que no la mandó a la ciudad para quedarse embarazada de cualquier "pelafustán", mucho menos sin estar casada, tal vez le ordenaría que volviera a casa, cosa que ella no haría, evidentemente, pero no se salvaría de los gritos, su papá todavía la trataba como a una niña, aunque ya tenía casi veinticinco y se mantenía por su cuenta.
—Petra-san —dijo su pelirroja acompañante, quien se sentó a su lado para ayudarla a cepillar su cabello—. Te ves muy bonita, apuesto a que a Levi se le caerá la baba al verte —comentó sonriente, provocando que la peli naranja sólo bajara la mirada, torciendo un poco los labios.
—No creo que algo como eso tenga mucho caso —respondió.
Isabel la miró con tristeza, a decir verdad, no entendía al idiota de Levi, había hablado con él sobre Petra y sabía lo enamorado que estaba de ella, ¿entonces por qué no se lo decía? ¿Qué era lo que estaba esperando?
—Vamos, no te pongas así —dijo la chica, tratando de subirle el ánimo a Petra—. Estoy segura de que ese tonto pronto aclarará todo contigo.
Esta vez, ella no respondió, decidió quedarse callada, era mejor que seguir con ese tema que la incomodaba tanto. Después de peinarla muy bien, Isabel se levantó para dejar el cepillo en el baño, entonces Petra se miró al espejo de la habitación, se había puesto de pie y notó que realmente estaba linda ese día, llevaba un pantalón de tela elástica, porque le era más cómodo por el yeso de su pierna, una blusa amarilla con flores blancas pintadas por toda la tela y, además, Isabel la había maquillado, aunque era algo muy suave y poco llamativo, la hacía parecer mucho más radiante que los últimos días.
Se preguntaba si Levi se daría cuenta de eso, aunque él jamás notaba si ella se arreglaba, o al menos no decía nada. Cuando se llevó los dedos a los labios, apreciando el labial rosa que llevaba puesto, pudo ver la figura del hombre reflejarse en el espejo detrás de ella, lo que la asustó un poco.
—¿Estás lista? —cuestionó él, viéndola fijamente.
A pesar de lo que ella y todos pudieran creer de él, Levi sí se daba cuenta de lo hermosa que se veía y también lo había hecho todas las veces anteriores, si no se lo hacía saber, era porque ese tipo de comportamiento no iba con su persona, a decir verdad, hacer cumplidos le parecía algo innecesario, pensaba que si las chicas se arreglaban y se maquillaban era porque sabían que se veían bien, no era imperativo tener que decírselos, ¿no?
—Sí, estoy lista —respondió la chica, alejándose del espejo para voltearse a verlo, cuando lo hizo, notó que él movió ligeramente los labios con urgencia.
—Te ves… —justo cuando iba a decirlo, ambos notaron que Isabel regresaba, entonces Levi les dio la espalda a ambas—. Voy a preparar el auto —avisó, saliendo como un rayo de ahí.
Él jamás hacía cumplidos, pero, por algún motivo, en ese momento había tenido muchas ganas de decirle a Petra que estaba preciosa.
—¿Y a este qué le pasa? —cuestionó la pelirroja, ladeando el rostro con confusión.
—Levi es así —dijo Petra, encogiéndose de hombros.
Todavía no lograba entender por qué estaba tan enamorada de ese sujeto, a veces se lo preguntaba y se regañaba mentalmente, porque él era insensible, arrogante, poco paciente y muy grosero, pero entonces también recordaba que era una gran persona, que se preocupaba por los demás hasta el punto de descuidarse a sí mismo, que era sumamente inteligente, que tenía un corazón generoso y que cuidaba de ella como nadie más lo haría, podía no ser el hombre más romántico del mundo, pero Petra no necesitaba nada de eso, ella sólo quería estar junto a él.
—Madura, Petra Ral, ya no volverás a estar con él —se dijo mentalmente, tratando de convencerse de la realidad, ya habían terminado, esto era definitivo, pues Levi no la quería.
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A pesar de la insistencia de Levi para que fueran a una clínica privada, Petra no quiso hacerlo, ya que su cita estaba programada de antes con el médico del hospital general. Él siempre había sido un poco "delicado" en temas referentes a la salud, desde que había visto a su madre deteriorarse por una enfermedad que los médicos no supieron diagnosticar ni tratar, él casi no confiaba en quienes practicaban la medicina, por eso evitaba en la medida de lo posible enfermarse, así que mantenía un orden y limpieza excepcionales.
—Sigo pensando en que debimos ir a otro lugar —se volvió a quejar, una vez que estaban en la sala de espera.
Petra estaba sentada en una de las sillas del recinto, le parecían un poco incómodas, pero estaba bien, mientras que él estaba de pie a su lado, golpeando su pie contra el suelo una y otra vez con impaciencia, como si no pudiera esperar a que este suplicio acabara.
—Y yo dije que no —contestó la terca joven, frunciendo el ceño.
La mayoría de las personas no eran capaces de llevarle la contraria a Levi Ackerman, les daba miedo el solo hecho de pensar en qué les podría hacer él, pero ella era diferente, no le asustaba ni le importaban mucho las consecuencias, porque sabía que él no sería capaz de hacerle daño, aunque muchas veces se enojaba, terminaba siempre haciendo lo que ella quería.
—Tsk —masculló él.
Después de un rato, ambos vieron que la paciente que estaba siendo atendida salía, era una mujer en un estado ya avanzado de su embarazo, pues llevaba una panza muy notoria, la cual los dos se quedaron viendo con curiosidad, preguntándose si la de ella se vería igual. Al cabo de unos minutos, el doctor salió de la habitación, ajustándose los anteojos que llevaba puestos, para enfocar su visión en la paciente que le tocaba atender a continuación.
—Señorita Petra Ral —dijo el hombre, que era sumamente alto, tenía el cabello rubio, un poco ondulado y desordenado, además de una barba bastante prominente, que llamó la atención de la chica.
—Soy yo —ella se puso de pie sin ayuda, no la necesitaba para algo tan simple, pero de todos modos Levi la sostuvo para caminar.
Cuando él alzó la mirada para ver al doctor, tuvo que morderse la lengua para no decirle algún improperio, porque sí, lo conocía bastante bien, ese tipo había asistido a su misma universidad y era un completo imbécil.
—Oh, pero si es Levi —dijo el médico, esbozando una enorme sonrisa—. No imaginé que algún día te vería aquí, ¿así que atenderé a tu esposa?
—No somos esposos —dijo Petra, interrumpiendo cualquier cosa que él fuese a decir—. Ni siquiera somos pareja, él sólo es el padre del bebé —añadió, no sabía por qué había hecho tal aclaración, pero simplemente le molestaba la idea de que alguien pensara que aun tenían una relación. Sólo después de eso, se dio cuenta de algo curioso—. ¿Ustedes se conocen?
Levi, que estaba claramente enojado, seguía mirando al doctor con esa expresión de pocos amigos.
—Fuimos a la misma universidad —comentó.
—Soy Zeke Jeager —habló el doctor, observando a la joven madre con bastante atención, hasta ahora se tomaba el tiempo para detallarla; ella era muy bonita—. Pero pasen, vamos —añadió, medio "recordando" que él era el doctor y ella la paciente, así que le abrió la puerta.
Levi ayudó a Petra a acomodarse sobre la camilla especial y luego se alejó, a decir verdad, tenía pésimos recuerdos de Zeke Jeager, era un mujeriego idiota que sólo se la pasaba molestando, no le sorprendería enterarse que ahora se dedicara a salir con sus pacientes, después de todo, era esa clase de persona.
—Muy bien, señorita Ral, estoy enterado de que sufrió un accidente hace poco y tuvo síntomas de pérdida, ¿cómo ha estado últimamente? —preguntó, revisando el expediente de Petra que tenía en sus manos.
En lo que ellos hablaban, Levi recibió una llamada referente al trabajo, así que salió un momento para contestar. No tardó más que un par de minutos, pero cuando volvió, vio que Zeke ya había comenzado a realizar la ecografía, pasando aquella máquina extraña sobre el vientre desnudo de Petra, mientras ella se reía de lo que sea que ese tipo le contaba. Tan sólo de verlos así, sentía que algo muy oscuro comenzaba a crecer dentro de él, algo que conocía con anterioridad y que siempre había detestado sentir: celos.
Llevar cinco meses en una relación seria era algo que él nunca esperó llegar a vivir, acostumbrado a los amores pasajeros, a no dejar que su corazón se involucrara demasiado, de pronto estaba junto a esa chica, quien era todo lo contrario de él, ella no tenía problemas en demostrar sus emociones hacia los demás, incluso si era tímida, todavía era abierta y alegre, por eso le gustaba tanto, porque Petra lo complementaba.
Pero había algo que no le gustaba, algo que no soportaba y es que, desde pequeño, siempre fue posesivo con todas sus pertenencias, como no tenía muchas cosas que fuesen suyas, aprendió a cuidarlas con su vida y si alguien trataba de robarle algo, se ponía furioso, tanto, que a veces ni siquiera se daba cuenta de ello. Así fue la primera vez que sintió celos, solamente porque Petra le sonrió a un camarero para agradecerle su buen trato, Levi se había sentido lleno de ira. Claro, esa vez se contuvo y no le dijo nada, hasta él sabía que era estúpido sentirse celoso por algo tan mínimo, pero la siguiente vez no tuvo tanto autocontrol.
—¡¿Qué te sucede, Levi?! —exclamó la chica, soltándose de su agarre con brusquedad. Ambos estaban saliendo de un restaurante, en donde se habían encontrado con unos amigos mientras cenaban.
—¿Qué me sucede? —repitió él, con ironía—. ¿Acaso eres ciega, Petra? —cuestionó, señalando a la muchacha con su dedo índice—. ¿Por qué vienes con ese vestido diminuto? ¿Te diste cuenta de cómo te miró ese idiota? Poco más y te comía con los ojos, mientras tú le sonreías como tonta.
—¿Disculpa? —Petra, ofendida por lo que él acababa de decir, abrió sus ojos escandalosamente—. ¿Te estás oyendo? Suenas como un anciano machista de la era de las cavernas.
Él la miró como si estuviese viendo al mismísimo demonio, sus ojos sólo demostraban enojo y frustración, pero, además de eso, estaba convencido de que él tenía la total y absoluta razón en esto, no importaba lo mal que se viera.
—¿Crees que soy machista por preocuparme de que un imbécil te mire de forma lasciva?
Petra, enojada por sus palabras, no pudo evitar explotar.
—¡No me estaba mirando de ninguna forma! —aseguró, dándole una pequeña pata al suelo, aunque ella solía ser torpe y, sin darse cuenta, pisó mal y se dobló el tobillo, cayéndose al suelo estrepitosa y patéticamente, ante los ojos sorprendidos del mayor, pero en realidad el gritillo que soltó fue bastante gracioso.
Sin pensarlo mucho, Levi se agachó para ayudarla, pero sólo pudo ver las lágrimas en los ojos de su novia, estaba claro que la había ofendido por el modo en que le habló, tal vez debió ser un poco más "sutil", o eso pensó en ese instante.
—Lo lamento, ¿estás bien? —le preguntó, tomando su mano.
La chica abultó las mejillas, parecía una niña pequeña haciendo rabieta.
—No, me duele, idiota —respondió, viéndolo a los ojos—. Vas a tener que cuidar de mí toda la noche o no te perdonaré.
Levi esbozó una pequeña sonrisa, no importaba lo incómodo que había sido ese momento, Petra era adorable.
—Está bien —contestó, ayudándola a ponerse de pie.
Cuando regresó a la realidad, se dio cuenta de que la imagen en el monitor había cambiado, se veía distinta de la primera vez que Petra se hizo una ecografía, en aquel momento apenas y podía notar un puntito, ahora era algo más grande, aunque seguía sin entender demasiado de ello.
—Todo parece ir en orden —dijo Zeke, sonriendo de forma amable hacia su paciente—. Eso es bueno, parece ser que pronto podrá regresar a su rutina diaria normal, señorita Ral.
Petra sonrió ante la noticia, no hallaba la hora de irse a su casa y olvidarse de Levi de una vez, ya no quería seguir viéndolo y torturándose por lo que sentía hacia él, era ciertamente doloroso, a pesar de que sabía que siempre tendrían un lazo irrompible que los uniría; su hijo o hija.
—Me hace muy feliz que mi bebé esté sano.
El Ackerman miró a la chica cuando la escuchó decir eso, todavía le parecía un poco increíble que él y Petra fuesen a tener un hijo, ni siquiera se veía siendo padre, pero ahí estaba ese bebé, ese pequeño ser que había sido concebido por ambos, ahora mismo no sentía gran cosa hacia él, pero se preguntaba si cuando éste naciera, cuando viera su rostro, ¿eso cambiaría? ¿Podría convertirse en una persona importante para él?
¿Acaso él sería capaz de ser un buen padre para esa criatura?
—Hemos terminado por hoy, su siguiente control será durante el tercer mes —explicó el doctor, apagando la máquina y pasándole a Petra un par de toallas de papel para que se limpiara el vientre del gel que éste le había aplicado.
La chica se limpió tranquilamente, estaba muy ilusionada al respecto, estaba ansiosa por saber lo que sería, por poder escuchar su corazón latir, había oído que ese era un momento muy emocionante para las mujeres que iban a ser madres.
—No vendremos aquí para el siguiente control —dijo Levi, llamando la atención tanto de Zeke como de la misma Petra, que lo miraron con cierta sorpresa, pero ella no tardó en fruncir el ceño.
—Disculpa, Levi —el médico tomó la palabra—. Pero no me parece correcto que expongas a Petra a un cambio tan repentino, ella ya ha sido tratada aquí y tenemos su historial médico —intentó explicar lo que parecía más lógico, pero Levi no era alguien que escuchara los consejos de los demás, menos de los que no podía ver ni en pintura.
—Me importa un bledo, no quiero que vuelvas a tratar a Petra —contestó, se veía bastante enojado—. Petra, vámonos.
Esto era el colmo, ¿ahora qué demonios le pasaba a Levi? ¿Por qué estaba siendo tan grosero con el doctor Jeager? Sí, estaba bien que se conocieran de antes, pero eso no le daba derecho de comportarse de ese modo.
—Realmente eres terco —Zeke simplemente suspiró, sabía que tratar de discutir con aquel "enano" no terminaría más que en algo mucho más grande.
Levi se acercó hasta la camilla para ayudar a Petra, pero ésta lo apartó —Yo puedo sola —aseguró, poniéndose de pie y arrastrando la pierna herida hasta la puerta.
—Parece que realmente te odia —comentó el rubio, una vez que la joven se había marchado de la sala, su sonrisa molesta sólo hizo enfurecer más al Ackerman—. Es normal, todo lo que sabes hacer es que la gente te deteste, ¿no es así, Levi?
—Cierra la boca o te la cerraré de un puñetazo —contestó el azabache, procediendo a dar un monumental portazo antes de salir.
Afuera lo estaba esperando Petra, sus ojos destellaban de rabia, no podía creer que Levi se comportara así, parecía un niño inmaduro.
—Vámonos —le dijo él, también estaba enojado, había visto claramente el modo en que Zeke estaba mirando a Petra, no parecía la visión de un profesional hacia su paciente, sino la de un hombre hacia una mujer.
—No me toques —dijo la peli naranja, que empezó a caminar sin la ayuda de él, aunque le doliera, prefería eso a tener que recibir su ayuda en estos momentos.
Él no insistió, sabía que Petra estaba molesta, pero él tenía sus razones para actuar de ese modo, esta vez no eran sólo sus celos, había algo más, y es que él conocía muy bien a ese tipo y nunca había sido un trigo limpio, podía actuar como el ser más amable sobre la tierra, pero sólo era una fachada.
Cuando llegaron al estacionamiento del hospital, Levi le abrió la puerta trasera del auto a Petra, ya que a ella no le gustaba ir a su lado, la chica se subió sin siquiera mirarlo y cerró la puerta de golpe. Él suspiró, ¿realmente la había hecho enojar tanto? Después de subirse y, mientras se ponía el cinturón de seguridad, la escuchó murmurar, podía ver su fiera mirada a través del espejo retrovisor, parecía que soltaba chispas.
—No me importa lo que opines —dijo Petra—. Seguiré controlándome aquí, con el doctor Jeager.
El Ackerman apretó sus manos contra el manubrio.
—No quiero que veas a ese tipo.
—¿Por qué no? —cuestionó la joven Ral, a pesar de que no podía ver el rostro de Levi, por el tono de su voz, podía adivinar que él estaba tan enojado como ella lo estaba.
—Porque es un mujeriego que sólo piensa en seducir a las chicas, no le importa si tienen una relación o si incluso van a tener un bebé —explicó lo más clara y concisamente posible que pudo, esperaba que Petra lo entendiera de ese modo, pero estaba tan ofuscada que era evidente que no lo escucharía.
—¿Y a ti qué te importa?
Al escucharla, esta vez él se volteó y la miró a los ojos.
—¿Qué dices?
Sin apartar la mirada ni sentirse intimidada, ella continuó.
—¿Qué te importa si me seduce? —interrogó, apretando los puños con demasiada fuerza, casi podía sentir que las uñas se le enterraban en las palmas de las manos—. Te recuerdo que fuiste tú quien me dejó por otra, no tienes ningún derecho a meterte en mi vida.
Él abrió la boca para responder, pero no tenía nada que decir, porque en algo Petra tenía razón, él no tenía ningún derecho a intervenir, si es que ella decidía salir con Zeke o con cualquier otro tipo, él no podría hacer nada.
—Eso no importa —finalmente dijo, sentía la boca seca y amarga, al igual que el estómago apretado—. Vas a tener a mi hijo, así que tengo todo el derecho del mundo a opinar.
—Eres un estúpido —fue la respuesta de Petra, Levi sólo estaba siendo caprichoso, todavía sentía que tenía derecho sobre ella, aunque la hubiera desechado como a un trapo viejo, ¿por qué era así? ¿Por qué siempre tenía que ser tan posesivo?
Esta vez, él no respondió, volvió su vista al frente y encendió el auto para partir. Odiaba actuar de ese modo, odiaba ponerse celoso por cualquier cosa, se suponía que por eso había cortado la relación con Petra, para no hacerla pasar más por ese suplicio, pero ahí iba nuevamente a joderlo todo.
¿Por qué siempre tenía que arruinarlo todo de ese modo?
Ninguno de los dos volvió a cruzar palabra durante lo que restó del día, ni siquiera a la mañana siguiente o dos días después, ambos se sentían heridos y enojados, Petra incluso llegó a pensar que él no volvería a dirigirle la palabra nunca más, pero algo sucedería esa tarde que cambiaría un poco las cosas.
Sólo hacía falta un pequeño empujón para que dejaran salir sus sentimientos.
Continuará…
...
¡Hola!
¿Cómo han estado estos días? Les cuento que me atrasé con la publicación del fic porque estuve muy enferma durante más de un mes, fue horrible, la verdad :c pero ya estoy mejorando, poco a poco, pero ahí vamos (y no, no es covid xd).
Me dio un poco de gracia poner a Zeke como el doctor de Petra, tomando en cuenta lo que él quería hacer en la serie/manga con los futuros hijos de Eldia, pero me causó intriga ponerlo al paso de Levi, sabemos que esos dos se odian, así que por supuesto que él va a seguir por ahí incordiándolo un poco más.
¿Ustedes creen que Levi realmente tenga un problema grave con sus celos? Parece muy ajeno a todo eso, pero sinceramente, creo que él sería así de posesivo con lo que considera "suyo", me gustaría decir que es algo lindo, pero sabemos que eso no es algo sano, jum, habrá que ayudar a nuestro Levi a solucionarlo.
Bueno, pero en fin, gracias por sus reviews, nos vemos en el próximo episodio, prometo no tardar tanto, jeje.
