Disclaimer: Bleach y sus personajes no me pertenecen son propiedad de Tite Kubo, pero la historia es completamente mía.
Uno más y estamos a dos capítulos de por fin tener una actualización completamente nueva, por fin acabaremos la reedición :33
"La razón puede advertirnos sobre lo que conviene evitar; pero sólo el corazón nos dice lo que es preciso hacer."
–Joseph Joubert
CAPITULO XXIII – "Amenaza"
Pov Rukia
Después de que el peliceleste le llevara a "su hogar", se refugiaron ante uno de los grandes sauces que estaban en el jardín de la gran casa Kurosaki, ante el silencio reinante, era inevitable pensar que al parecer ninguno de los dos quería despedirse. Se podía sentir un ambiente pesado, que se encontraba muy lejano de la incomodidad, pero muy cercano de la pena y la tristeza, de la incertidumbre y la melancolía. Realmente no le hacía feliz alejarse del muchacho, pero lo mejor sería estar un poco distanciados y evitar cualquier tipo de acercamiento más allá del amistoso, al menos… al menos hasta que pudiera resolver lo suyo con Ichigo, hasta que entendiera que pasaba con ella y que pudiera dejar ser libre a su corazón de nuevo. Era una acción egoísta de su parte, pero en la situación, fue la única respuesta que su mente encontró más viable. Sin palabra alguna el muchacho se fundió con ella en un abrazo fuerte y acogedor, el cual respondió gustosa, aquello era desesperante, aun con el nudo en su garganta y el hueco en el estómago que se estaba haciendo presente. ¿Por qué aquello era tan difícil?
A penas se había separado de aquel cálido abrazo de Grimmjow cuando sintió como era apartada con fuerza. Desconcertada enfocó la escena frente a ella y observó como un iracundo Ichigo se encontraba frente a ella con un perfil realmente enfadado.
El pelinaranja la mantenía atrás mientras miraba retadoramente a Grimmjow. –¡Desgraciado! ¡Que mierdas haces en mi casa con mi mujer!
Petrificada en el momento, miró a Grimmjow tensarse y sin embargo mantenerse al margen. – ¡Maldito imbécil, como te atreves a llamar a Rukia como si fuera un objeto de tu propiedad! ¡Ella es mucho más de lo que te imaginas! ¿Tu mujer…? Debes estar bromeando. –Observó al muchacho apretar sus manos en puños. –¡Ella ahora es libre, tu solo eres el maldito que le arruino la vida! No eres más que una puta escoria.
Al sentir como Ichigo se movía con intenciones de golpear a Grimmjow, salió de su ensueño y rápidamente lo detuvo abrazándolo por la cintura. –¡Basta Ichigo! Grimmjow no ha hecho nada malo, ya estaba por irse.
El peliceleste le miró fijamente. –Rukia… yo… –La voz del muchacho ahora carecía de fuerza y parecía cansada.
Sintió a Ichigo relajarse y se soltó suavemente de su agarre. El pelinaranja parecía irritado y su voz era grave. –¡Quiero que te largues de mi casa! ¡No eres bienvenido aquí!
El peliceleste gruñó manteniéndose en su lugar. Volteó viéndola directamente, compartieron una mirada cómplice y le envió un mensaje implícito para después reafirmarlo con sus palabras. –Por favor Grimmjow…
Grimmjow desvió su mirada –Tsk… no sé qué es lo que me sucede Rukia, pero esta es la primera vez que siento la necesidad de destrozar por completo a alguien y sin embargo no puedo hacerlo.
Ichigo parecía querer recobrar sus deseos de golpear al muchacho, así que rápidamente lo volvió a tomar con fuerza de uno de sus brazos. –¡Lárgate de mi casa bastardo! ¡Si no quieres que te eche de aquí por la fuerza! ¿Qué no lo entiendes? Aunque Rukia sea libre ¿crees que se merece algo como tú? ¡Un maldito estercolero de animales de zoológico! ¡Un hombre miserable! ¡Maldito vagabundo de tercera! ¿Qué le puedes ofrecer? ¿Una cama llena de pulgas, la indigencia absoluta, la carencia de buena comida y una dotación de enfermedad? Nunca podrás darle felicidad, jamás serás capaz de hacer algo así. Deja de creerte demasiado, no te burles de nosotros, nunca serás capaz de llegar a nuestros talones o a los talones de nuestras familias.
Miró como Grimmjow esbozaba una sonrisa forzada y aquello le inquieto. ¿Qué pensaba el peliceleste? –¡Gracioso que digas eso bastardo con traje! Pero si no mal recuerdo la situación de Rukia… ¡Estas hablando de la misma familia que no le apoyo y le dejó tirada a su suerte con un maldito monstruo, porque eso…! ¡Eso es lo que eres Kurosaki! ¡Un maldito monstruo! Te juro que si Rukia no me lo hubiera pedido, ya estarías en el piso suplicando clemencia.
El pelinaranjo forcejeo nuevamente de su agarre, pero ella lo apretó con mayor fuerza. No quería que ninguno de los dos muchachos saliera lastimado y peleara sin sentido alguno. –¡Por favor basta Grimmjow! ¡Lárgate de una maldita vez!
El muchacho de ojos celestes retrocedió ante sus palabras y la observó con tristeza. Aquello en verdad le dolió. –Yo… maldita sea…
Le regresó la mirada con pesar y sonrió débilmente al muchacho de ojos azules. –Por favor… prometo que te llamare después…
Ante sus débiles palabras y después de segundos eternos para ambos, el peliceleste asintió y emprendió su caminata fuera de la propiedad, mientras Ichigo dejaba de forcejear.
Entraron a la casa en total silencio, su ropa estaba mojada y a decir verdad estaba bastante cansada de sostener al pelinaranja, algo que realmente le extraño, ya que a pesar de dejar de hacer ejercicio, no recordaba que tan poca actividad física le cansara de aquella manera.
Pov Ichigo
No podía creer lo que había presenciado ¡El maldito basurero de mierda de zoológico estaba en Japón! No entendía como los había encontrado, pero se aseguraría de que Urahara lo averiguara y pusiera un dedo en el renglón en el asunto. Sin embargo, ahora que el desgraciado se había ido se sentía mucho más tranquilo. Por lo que, hasta ese momento se dio la libertad de mirar a Rukia que se encontraba igual de empapada que él, la chica parecía afligida. ¡¿Por qué maldita sea tenía esa expresión?! Frunció el ceño molesto – Lo mejor será que tomes una ducha y te cambies de una vez o pescaras un resfriado, en cuanto termines iremos a buscar a Kei. Mis padres deben estar esperándonos.
La chica le miró con incertidumbre para después endurecer el gesto. –¡¿Por qué maldita sea te comportaste así Ichigo?! ¡Ya no soy tu esposa y aunque lo fuera sabes que odio esos arrebatos de posesividad sin sentido!
Gruñó con fuerza. –Lo siento Rukia pero… Es fácil para ti decirlo pero yo… no sabes lo que yo pensé cuando te vi con ese tipo de New York, sabes mejor que yo que su presencia aquí no es normal. ¡¿Cuál es la razón por la cual el tipo vino a buscarte desde tan lejos?! Es tan obvio… tan…
La chica parecía cansada y con lentitud le tomó de una de sus manos para llamar su atención. – Grimmjow me apoyo mucho en New York, a decir verdad le debo mucho. Me ayudo cuando más lo necesitaba e indiscutiblemente se ganó mi confianza, sin dudas él es una persona muy importante para mí, por todo lo que ha hecho. Por otro lado, entre nosotros Ichigo…
La voz de Rukia se cortó y entonces recapacito su posición, se había comportado tan "dominante" sabiendo que Rukia odiaba ese tipo de actitudes, maldijo por dentro sus instintos primitivos y también maldijo las palabras que Rukia había pronunciado "él es una persona muy importante para mí" ¿pero cuánto era importante para Rukia?
–Lo entiendo Rukia, solo no pude controlarme, ese tipo no me agrada –Rechinó con fuerza sus dientes –tal vez ya no seas mi esposa, pero te pido por favor no lo vuelvas a traer aquí.
La chica le soltó y suspiró cansada. –De acuerdo, pero por favor déjalo en paz. He decidido que pronto me mudare, así que no tendrás que preocuparte más de ello.
Asintió lentamente ignorando el hecho de que Rukia había mencionado que se mudaría, dentro de sus planes estaba evitar que aquello pasara, así que por el momento decidió no mostrarle mucha importancia. Además no importaba lo que Rukia dijera esta vez, el investigaría a fondo a ese estercolero –Lo prometo, aunque no deja de molestarme que eso tipo sea demasiado personal contigo y yo no lo conozca en absoluto. Es un puto dolor de cabeza, me recuerdo esa vez que Ishida intento besarte.
Sus palabras atrajeron la atención de la chica después de un silencio prolongado. –Cómo voy a olvidarlo, Ishida solo ensayaba para una obra escolar y en ausencia de su pareja decidió practicar un poco conmigo. Nunca pensé que eso le costaría un puñetazo de tu parte.
Sonrió al ver como Rukia le seguía la corriente a pesar del ambiente pesado. –El desgraciado actuaba demasiado bien, creía que en realidad si quería estar contigo y no pude resistirme. Después de todo en ese punto del instituto ambos ya éramos pareja y no había nadie que no lo supiera, incluso el siendo uno de nuestros amigos parecía tenerlo bien claro.
Observó a la pelinegra estremecerse por el frio de sus ropas húmedas y consiente de la situación miró como su blusa se transparentaba, una imagen de fragilidad y seducción junto con un contraste de la personalidad fuerte y de fuego que Rukia cargaba, era imposible no desearla y resistirse. Tragó grueso al sentir como una parte de su cuerpo respondía inconscientemente. La silueta de su expareja era simplemente demasiado tentadora. En un arrebato se acero a ella, abrazándola con instinto protector y una creciente excitación. La deseaba, en verdad la deseaba tanto, quería protegerla y volver a estar junto con ella, hacer más grande su familia juntos… quería sentirla como su mujer, solo suya y de nadie más.
La chica se removió entre sus brazos y ropas húmedas. –Ichigo, necesito cambiarme…
Hundió su rostro en el cuello de la pelinegra, mientras respiraba profundamente su esencia. –Solo espera un poco… solo un poco… déjame sentirte...
¿Hace cuánto tiempo que no tenían un acercamiento tan profundo, un poco de intimidad? Realmente no lo recordaba, pero en ese instante poco le importaba aquello. La calidez que Rukia emitía por todo su cuerpo solo hacía más que encenderlo a niveles estratosféricos. Se dijo así mismo que solo la abrazaría unos segundos para no incomodarla, sin embargo aquello ya lo había hechizado por lo que empezó a mover sus manos por el cuerpo de su compañera, acariciándolo con fervor, por su espalda, por sus caderas… el roce con su cuello era demasiado tentador y no pudo evitar empezar a besarlo sin recato.
Sintió a la chica tensarse, por lo que la apretó con mayor fuerza. –Ichigo… ¿Qué crees que haces zanahoria idiota? –A pesar de las fuertes palabras de Rukia, el tono de la chica parecía más débil que un tono enfadado, por lo que continuo con su faena sin detenerse a contestar.
Besó su cuello, desde el inicio de su mentón hasta su clavícula donde se perdía entre sus ropas su sensual pecho. Sus manos bajaron por su figura, entre sus esbeltas piernas y cintura contorneada. El mismo se vio jadeando al sentir la euforia que se extendía por cada fibra muscular de su cuerpo. –Yo sé que lo necesitas Rukia… tanto como yo… nosotros lo deseamos más de lo que podemos imaginar, no podemos estar mucho tiempo lejos el uno del otro, el uno para el otro. Te amo, te amo tanto.
Ante el silencio y falta de movimientos de su compañera se detuvo de su frenética tarea, la cogió delicadamente por el mentón y le obligó a mirarle, esas bellas amatistas que le habían encantado desde niño le miraban con sorpresa. ¡Maldita sea! Estaba demasiado excitado como para pensar con claridad. Intentó unir sus labios en un beso ante la estupefacción de la pelinegra, sin embargo el sonido timbrante de su celular le hizo detenerse en último momento. Molesto se alejó de Rukia mientras susurraba una blasfemia, cogió su celular y contestó sin recato al ver el nombre de Isshin Kurosaki en el identificador.
Las palabras que su padre mencionaba apenas entraban por sus oídos, la comprensión llego rápido he hizo eco en su corazón, sin poder controlarlo palabras cargadas de miedo y furia salieron de su boca mientras miraba a su exesposa. Su hijo… Kei… – ¡COMO ES POSIBLE QUE KEI ESTE EN EL HOSPITAL!
Pov Isshin
Se encontraba bastante nervioso desde que su nieto entro a urgencias en el hospital, al principio pensó que aquello que tenía el pequeño no era nada grave, sin embargo cuando este se desvaneció en el jardín presentando convulsiones, entonces el miedo los dominó. Masaki llamó rápidamente a la servidumbre para que prepararan un coche, de inmediato había conducido al hospital mientras su esposa cuidaba del pequeño Kei en el asiento trasero, el cual ahora presentaba problemas respiratorios, tal parecía que se estaba ahogando al no poder recibir aire.
Al llegar a urgencias los separaron inmediatamente del niño, mientras sentía como el mundo caía lentamente abrazó a su esposa, intentado consolarla y hacerle ver que todo estaría bien. Realmente no sabía que es lo que había pasado. Simplemente el pequeño de un momento a otro se había desvanecido después de decirles que le dolía el estómago, después las convulsiones, la falta de aire y su dificultad para respirar creciente. Un poco más tranquilo se apresuró a buscar su celular y llamar a su hijo.
No fueron ni 20 minutos cumplidos, cuando llegaron Ichigo y Rukia, ambos completamente empapados y con un semblante agitado. –Hijo yo…
Ichigo lo tomó fuertemente por los brazos –¡Qué diablos paso viejo! ¡Se supone que estaban cuidando de Kei! ¡Que tiene!
Entendía el miedo de su hijo, sin embargo no tenía como contestarle. Simplemente era desconocido aquello que le sucedió al pequeño Kei. Miró como Masaki tomó de un brazo a Ichigo haciendo que le soltara en el proceso. Masaki tenía lágrimas escurriendo por sus mejillas, aquello le mataba. –Por favor hijo tranquilízate, tu padre y yo estamos igual de asustados que ustedes. Pero desde que Kei entro a urgencias nadie nos ha dicho nada.
Abrazó de nuevo a su esposa, mientras observaba como su hijo jalaba de sus cabellos y maldecía sonoramente. –¡JODER! ¡MALDITA SEA! ¡MIERDA! ¡ES UNA PUTA MIERDA!
Después de ver aquella reacción, dirigió su mirada hacia la pelinegra, y solo entonces fue consiente de como la pequeña Kuchiki se sostenía con dificultad de una de las paredes del hospital detrás de Ichigo, tal parecía que apenas y se podía mantener en pie. Su esposa al parecer también había percibido lo mismo, porque de inmediato se separó de él y abrazó maternalmente a la pequeña pelinegra, ayudándole a sostenerse –¿Rukia, hija te encuentras bien?
Pov Ichigo
Aquella parecía una maldita pesadilla, aunque claro al destino le gustaba burlarse de él y hacerlo ver lo contrario de sus pensamientos, enseñándole que las cosas aún se podían poner peor. Después de perder los estribos por varios segundos, notó como sus padres se acercaban a Rukia rápidamente, entonces vio como Rukia parecía estar a punto de desmayarse, por lo que de inmediato se acercó a ella y la cogió en brazos, haciendo cuidadosamente a un lado a su madre.
Un escalofrió recorrió su cuerpo al ver el pálido semblante de la pelinegra, que en un instante perdió el conocimiento. –¡Rukia! ¡¿Qué sucede?! ¡Rukia! ¡Respóndeme por favor!
La movió lentamente mientras la abrazaba. –¡Por favor Rukia no puedes hacerme esto! ¡Despierta!
Los segundos pasaron lentamente mientras el sonido desapareció y un lejano palpitar era lo único perceptible, antes de que un hombre de bata blanca y su padre lo alejaran de Rukia aun en contra de su voluntad. Su madre tuvo que ponerse en medio de ellos para evitar que él se les fuera encima. No quería que la separaran de él y aunque su madre parecía hablarle con fuerza, no oía nada, ni entendía nada, solo sintió un golpe en el rostro antes de que el sonido y la coherencia regresaran.
Su madre le había abofeteado. –¡Ichigo reacciona! ¡Rukia y Kei te necesitan cuerdo!
Llevó su mano al rostro y la claridad cayó en su espalda. –¡¿Qué diablos acaba de pasar con Rukia?!
Su madre negó con la cabeza. – Espera hijo, tu padre se hará cargo, ella estará bien, confía en mí. Probablemente le están atendiendo ahora mismo y solo se trate de un ataque de pánico. Asintió lentamente. Esperaba que solo fuera eso, dejaría que su padre cuidara por el momento de Rukia mientras esperaban tener más noticias de Kei. Fueron largos 30 minutos antes de que dos médicos salieran de la sala de urgencias, de los cuales solo uno se detuvo a hablar con ellos. Rápidamente tanto él cómo su madre se acercaron a dicho hombre de bata blanca. –¿Ustedes son los familiares de Kei Kurosaki?
Asintió rápidamente y con la ansiedad creciendo. –Soy su padre. ¿Qué sucede con mi hijo?
El medico suspiró y negó con la cabeza de manera reprobatoria. –El pequeño ya está estable, pero estuvo a punto de tener un paro cardiorrespiratorio debido a un shock anafiláctico, algo sumamente grave y peligroso. Esto sin lugar a dudas lo ocasiono una fuerte reacción alérgica, le hicimos un lavado estomacal y encontramos nueces en gran cantidad.
La duda se instauro en su interior –No entiendo, Kei si es alérgico a las nueces, pero tanto nosotros como mis padres jamás permitimos que las coma, incluso el mismo sabe que bajo ningún motivo debe ingerirlas, imposible que no se diera cuenta.
El hombre de bata volvió a negar lentamente. –No conozco el tipo de cuidados que tienen con el pequeño, pero al parecer ingirió una poderosa cantidad de nueces para llevarlo a este estado. Debo advertirles que esto no debe volver a pasar, en primera instancia es una verdadera imprudencia que permitiera que esto sucediera. Ahora mismo el chico está durmiendo y en observación, tiene una intravenosa con antihistamínico y suero, debemos mantenerlo hidratado, mañana por la mañana podrán visitarlo. Ahora si me disculpan tengo trabajo.
Miró como el hombre de bata blanca se perdía en el hospital. Dejó salir el aire contenido en un sonoro respiro cuando escucho las palabras del médico. Kei estaba bien, sin embargo se encargaría de averiguar cómo es que su hijo había terminado en ese estado, aquello le daba mala espina. Pero ahora… –Madre puedes esperar aquí por si surge cualquier cosa. Iré a buscar al viejo, necesito saber que ha pasado con Rukia.
Dejó a su madre en el lugar y después de recorrer gran parte de urgencias, por fin encontró a su padre junto con Rukia caminando en su dirección. –¡Rukia!
La chica le miró rápidamente y casi le saltó encima. –¡¿Dónde está Kei, Ichigo?! ¡¿Está bien?!
La tomó por los hombros y la atrajo a su cuerpo en un abrazo. –Me alegro de que no te pasara nada. Kei está bien, ahora esta descansado en una habitación, nos dejaran verlo por la mañana.
Después de explicarle a detalle tanto a Rukia como a su padre la situación de Kei, este último no evito expresar el hecho de que todos los cocineros de su hogar conocían que Kei era alérgico a las nueces y que se encargaría de averiguar quién había cometido semejante error que pudo haber sido fatal. Por otro lado su otra preocupación era el estado de la pelinegra, el cual ella insistió se debió al hecho de no haber comido adecuadamente en el día y al estrés acumulado, por lo que en las palabras de su exesposa, los médicos no insistieron en revisarla. Algo que no le dejo tan satisfecho, últimamente la notaba demasiado cansada y taciturna, por no decir decaída.
Pov Rukia
El cansancio era demasiado, le dolía todo el cuerpo y la preocupación que cargaba no ayudaba en nada. A las siete de la mañana en punto le permitieron ingresar a la habitación de Kei, aunque el pequeño aun no despertaba, ella quería estar ahí cuando lo hiciera. Se encontraba sentada en la cama del pequeño mientras que Ichigo se mantenía en una silla al lado de la misma. Ver dormir a su hijo la hacía sentir segura, ella protegería de cualquiera peligro a su pequeño.
Ichigo carraspeó llamando su atención. –Rukia sé que estas preocupada por Kei, pero creo que lo mejor es que permitas que alguien del hospital pueda hacerte una revisión adecuada antes de que él despierte, me inquieta que te hayas desmayado. No te preocupes yo me quedare aquí hasta que él recupere la conciencia.
A pesar de las palabras del muchacho, ella no despegó la vista de su hijo. –No quiero discutir Ichigo, solo déjalo pasar como antes lo hacías… fue solo el estrés.
Escuchó a Ichigo resoplar con fuerza. –Yo tampoco quiero pelear Rukia, pero debes de dejar de ser tan terca y testaruda, me preocupas. Entiende que un médico debe revisarte e incluso aún más, debes de entender que no puedes vivir sola con ese tipo de debilidad. El divorcio no implica que deje de preocuparme de ti y si estás sola y algo pasa, no habrá nadie para apoyarte.
Miró al pelinaranja a los ojos, tenía una creciente inquietud en el pecho. – Por favor no digas esas cosas. No sabes lo que significan.
Ichigo bajó la mirada. –¿Acaso nunca podrás perdonarme? Sé que he errado pero… déjame enmendarme, no sabes cuánto me tortura todos los días recordar y ser consiente de todo lo que me he equivocado, del daño que te he hecho, del dolor que te he provocado. Esas son las razones por las cuales, tome el valor suficiente para darte el divorcio a pesar de amarte tanto. Porque tú la sabes Rukia, no son falsos mis sentimientos.
Las palabras dolían, pero también abrían heridas que quería cerrar. Estuvo por contestar cuando sintió como Kei se removía en la cama, apenas volteó su mirada al pequeño, escuchó como pronunciaba una oración que le lastimó más que cualquier argumento anterior – ¿Ya no nos quieres mamá? –Kei tenía lágrimas en sus ojos. ¿Qué tanto había escuchado de su plática con Ichigo? –¿Por qué te quieres divorciar de papá? ¿Por qué te quieres ir de casa?
Pov Byakuya
Tanto tiempo desde que Rukia había regresado a Japón y sin embargo aún no tenía resultados, estaba enfurecido de que el maldito que había contratado aún no se hacía cargo de su caso como era debido. Con fastidio miraba los papeles en su escritorio. Cada día su impaciencia crecía más, ¿cómo era posible que siguiera trabado en el mismo lugar después de tantos años? El dolor solo crecía, la mancha, la suciedad y la vergüenza cubrían su semblante y la imagen de su familia, no había poder humano para soportar aquello.
Después de dar vueltas por su oficina, se sentó en su mullida silla detrás de su escritorio principal. Sacó de un cajón una botella muy bien guardada de vino junto con una copa y se sirvió una proporción considerable de aquel líquido tan rojo como la sangre. Después de varios sorbos presto atención a un papel que resaltaba en particular, debajo de todos los informes llenos de números, estadísticas e inteligencia, resaltaba el contorno de una fotografía, una de las pocas que aun sobrevivían en su posesión. En la misma se podía ver a su esposa y su hija en un parque de atracciones, abrazaba a su mujer su pequeña hija le sostenía con su pequeña mano, mientras en la otra tenía un globo de conejo. Con dudas de tomar aquel objeto entre sus manos o simplemente ignorarlo, por fin se armó de valor y lo cogió suavemente. ¿Cómo había permitido que esa pequeña niña se convirtiera en el más grande dolor de la familia?
Pensó en deshacerse de dicho retrato como muchos más habían sufrido el mismo destino, sin embargo recapacito fríamente, si sus planes resultaban y todo salía como estaba planeado, no habría necesidad de deshacerse de aquella fotografía, ni de ninguna otra.
Sin mucho ánimo, desde su celular marco un número en específico. Después de escuchar timbrar la línea por largo tiempo, una voz gruesa hizo eco en el teléfono.
–¿Desea algo?
Se mantuvo sereno al escuchar al hombre al otro lado de la línea –Ya no hay más tiempo. Quiero que me entregues resultados. Quiero su maldito cadáver en bandeja de plata.
Un silencio se mantuvo por varios segundos –Señor Kuchiki, el trabajo casi está terminado. Tan solo deme un poco de tiempo más.
¿Cuánto más tiempo quería? Para él ya había pasado una eternidad de tormento
Pov Kei
En todo el tiempo que había estado lejos de su mamá, había tenido muchas pesadillas que le llenaban de miedo y muchas veces le aterrorizaban a tal punto que le hacían despertarse por las noches buscando el consuelo del buen Kon, el cual no se negaba a quedarse a su lado hasta que conciliaba de nuevo el sueño, pero ahora, todas esas pesadillas parecían muy pequeñitas a comparación de lo que escuchó cuando despertó en ese cuarto blanco con olor a alcohol y medicinas. Sus papás se separarían y se alejarían de él. No comprendía porque estaba pasando aquello, ¿su mamá, ya no quería a su papá? ¿Su papá, ya no quería a su mamá? ¿Era culpa de Riruka que su papá ya no quisiera a su mamá? ¿Era por qué se había portado tan mal con su mamá, que ya no lo soportaba y se iría? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?, era la pregunta que se repetía.
Asustado observó a su padres. Ambos se veían sorprendidos. Sus dientes empezaron a titiritar y el miedo mezclado con desesperación lo abrazaron –¡¿Por qué?! ¡¿Por qué quieres dejarnos mamá?! ¡Creí que estaríamos juntos desde ahora! ¡Me lo prometiste! ¡Me lo juraste! ¡Que ya no nos dejarías! ¡Me mentiste!
Se limpió las lágrimas con una de sus manos. Su madre intento tomar su mano, pero en un arrebato no lo permitió. – Kei, tienes que escucharme, tu padre y yo tenemos algunas diferencias que…
–¡Cállate! ¡Eres una mentirosa! ¡Si solo ibas a volver para dejarnos, hubiera sido menos que no regresaras nunca! ¡Que jamás volvieras! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!
Miró como su madre con expresión triste se alejó de él. Su padre de inmediato se acercó. – ¡Kei! ¡No puedes hablarle así a tu madre! Debes entender que hay ocasiones en las que se debe…
Fulminó con furia al hombre frente a él –¡Tú también eres un traidor! ¡Toda es tu culpa! ¡Si nunca hubieras engañado a mamá ella no querría irse! ¡Tú la lastimaste! ¡Por eso no nos quiere! ¡Todo por irte con esa fea mujer bruja! ¡Es tu culpa! ¡Esa mujer y tú hicieron enojar a mamá! ¡Es toda tu entera culpa! ¡También te odio!
Vio a su papá quedarse mudo. La mirada de sus padres era completamente nueva para él, jamás los había visto ¿asustados? ¿Tristes? ¿Aterrados?
Lo único que sabía era que no quería estar cerca de ninguno de los dos y aunque sabía que ambos tenían cierta culpa de la situación, tampoco podía evitar echarse en cara lo malo que se había comportado con su mamá, tal vez… todo aquello no era más que su maldita culpa… su culpa… enteramente su culpa y de nadie más.
Eran demasiados sentimientos los acumulados, por lo que se permitió llorar sin contenerse más. Le dolía mucho… mucho… nada se comparaba a ese dolor…
Su mamá lo abrazó rápidamente y a pesar de sus palabras, se aferró con fuerza a ella. No quería que lo dejaran de nuevo, no quería estar solo… quería que sus papás estuvieran con él. –Kei sabes que te amamos mucho, tanto para tu padre como para mí, eres nuestro más grande tesoro y eso jamás dejaras de serlo, debes de entenderlo y tenerlo bien en claro. ¿Lo entiendes?
Se alejó de su mamá y miró a su padre, el cual se mantenía estático en una esquina de la habitación. Negó con la cabeza. – No quiero, ya no los quiero. Quiero a mis abuelitos.
En ese instante tal vez no fue consciente de lo mucho que lastimaron aquellas pocas palabras.
Pov Rukia
El regresar a casa fue melancólico y deprimente, ya el anochecer empezaba a asumir su dominio con su lúgubre ambiente, aún más con la lluvia que no parecía dejar de ceder. Aunque le dolió mucho, llego a un acuerdo con Ichigo de que lo mejor para su hijo era quedarse un poco más de tiempo con los padres del pelinaranja, sin embargo esta vez su exesposo se encargó de que un guardaespaldas acompañara a su pequeño y se hiciera cargo igualmente de su perro.
Un día, solo un día fue suficiente para echar abajo todo lo que había logrado con Kei, de nuevo su pequeño parecía odiarla, pero entre el dolor que le causaba dicho hecho y la certeza de que no había vuelta atrás después de las palabras que su hijo había pronunciado, solo sentía un miedo y tristeza creciente. Kei era un niño y su reacción había sido la esperada para su temprana edad. Sentada en la cama de su habitación repasaba entre sus manos dos fotografías, en una se podía ver a un pequeño Kei abrazándola a ella junto con un enorme peluche de un conejo, en la otra… la imagen de Saito y de Grimmjow le sonreían en aquel día en el cual los tres había ido al parque. ¿Acaso era tan mala madre? ¿Tan mala persona? Había abandonado a Kei una vez, después le rompió el corazón con la noticia del divorcio y ahora… probablemente Saito también estuviera muy triste ante su ausencia y también la de Grimmjow. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué todo le salía mal?
Entre sus sollozos y dolor, escucho como Ichigo entraba a la habitación y rápidamente metió en el cajón de su cómoda ambas fotografías. De nuevo se sentía débil y sabía que a Grimmjow no le gustaría verla así después de todo lo que había hecho por recuperarle la seguridad.
El pelinaranja parecía no haber notado sus acciones, simplemente se sentó a su lado en la gran cama y cogió una de sus manos en silencio. Sumida en su amargura, en el fondo agradeció el gesto que tuvo al tomar su mano, era reconfortante.
Lo sintió apretar su mano –Se lo que estás pensando Rukia y estas equivocada, esta no es tu culpa.
Miró el suelo mientras también apretaba su agarre al del muchacho. –Tú eres el que está equivocado, es completamente mi culpa. Nunca debí haber huido, no debí enfrentar las cosas así.
Lo escucho gruñir. –¡Eso no es cierto! ¡Si yo hubiera confiado en ti desde el principio, nada de esto hubiera pasado, si no te hubiera engañado yo..!
Negó rápidamente y lo interrumpió. –¡No quiero hablar de eso Ichigo! Lo hecho, hecho esta.
Anclándose del agarre de sus manos, Ichigo le jaló hacia él en un rápido movimiento abrazándola en el acto. –Perdóname Rukia.
Se sentía sola, con un gran hueco que le deprimía, simplemente no le importaba nada en aquel instante, necesitaba tanto la cercanía de otra persona. Beso al muchacho sin contemplaciones y se dejó llevar por las sensaciones, el chico no tardo en corresponderle y enfrascarse en su propio mundo, en aquel donde los besos, las caricias y los jadeos eran los únicos expectantes del momento. No tardaron en deshacerse de sus ropas continuando con aquel milenario ritual. El muchacho empezó a besarla desde el inicio de su cuello hasta el final de su vientre. Era consciente de la suavidad de sus manos sobre su piel, de la delicadeza y del calor que transmitían sus caricias, como si temiera romperla en cada movimiento. Lo volvió a besar mientras sentía como el comenzaba a separar su piernas, en un último instante antes de siquiera mover un musculo más, el insistente sonido del celular de Ichigo los hizo separarse y como un balde agua fría, retomó la compostura tapando de inmediato su cuerpo desnudo con las sabanas de su cama.
Ichigo tenía un semblante molesto, tomó el aparato entre sus manos y con un gruñido lo contestó. Escuchaba del pelinaranja monosílabos en respuesta a la otra persona en la línea. He inconscientemente se preguntó de quien se trataría.
El muchacho terminó la llamada y comenzó a vestirse mientras le hablaba –Debo irme Rukia, me necesitan de urgencia en el puerto, lo siento. Al parecer hubo un incidente con un carguero de nuestros productos.
Miró el reloj en su pared, 7:00 pm. El pelinaranja ya completamente vestido se acercó a besarla rápidamente – Volveré pronto. Te amo.
Bajó la mirada avergonzada y soló después de sentir como su exesposo se había marchado, empezó a llorar. ¿Qué estuvo a punto de hacer? Si antes se sentía mal… ahora se sentía mucho peor.
Pov Urahara
Con la noche encima y el clima lluvioso de testigo, se permitía y perdonaba que los más sabios y cautos prefirieran quedarse en casa rodeados de sus seres queridos, en el calor de una familia y un poco de comida caliente, con tal de no salir a las caóticas y tormentosas calles. Bebió de su café caliente y no se sorprendió cuando de un portazo interrumpieron en su cómodo despacho, de aquel edificio de quinta.
El Kurosaki lo miraba fijamente. –¡Maldita sea, ya lo tienes Urahara! No creí que lo investigaras tan rápido.
Asintió en silencio y le extendió un sobre. –Toda la información ya la había investigado, desde que llegamos a New York estuve analizando que un escenario así podía ser posible así que jamás deseche la información. Sabía que podría ser de tu interés, solo fue cuestión de buscar la carpeta.
Ichigo arrugó los papeles después de leer varios de ellos. – Estos informes no son muy diferentes a los que ya había leído de él en América, no hay nada nuevo. ¡Es un maldito miserable! No tiene nada, ni cuentas ni propiedades, ni acciones, ¡no tiene absolutamente nada!
Río con ironía al escuchar al pelinaranja. –Creí que en este punto ya te habrías dado cuenta que tiene lo más grande y necesario para que Rukia se haya fijado en él y él en ella.
El chico gruño y lo encaró. –¡¿Cómo puedes saber eso?! ¡No digas estupideces!
Miró su café y después al joven frente a él. –Puedo saberlo porque los observe en New York, el chico Grimmjow, no tendrá mucho pero su corazón debe ser muy grande para haber ayudado a tu mujer y más aún más grande para también ayudar a un niño callejero. Algo así no puede ser fácilmente ignorado. Debes apresurarte o perderás esta contienda, él es un enemigo peligroso y muy digno.
Ichigo dejó los documentos en el escritorio. –¿Dónde está? Dijiste por teléfono que tenías su dirección. ¿Dónde la tienes?
Sacó el papel con dicha información de uno de los cajones de su escritorio y se lo extendió. –Esta es su dirección actual, fue muy fácil triangularlo. Son pocos los lugares que rentan en tan bajos precios, solo era cuestión de descartar tres o cuatro lugares de esta área.
El chico le arrebató el papel de entre sus manos y antes de que se fuera del lugar lo detuvo de un brazo. –Eso no es todo Ichigo, también te llame porque tengo información de Mayuri y necesito hablar pronto con Rukia mientras recopilo las piezas faltantes, estamos muy cerca de aclarar todo. Ya es momento de que llevemos su caso de nuevo a la corte.
Lo vio asentir y detenerse. –Yo me encargare de eso, del maldito que la hizo sufrir, me asegurare de llevarlo al mismísimo infierno.
Suspiró cansadamente. –Dame una semana más y déjame hablar con ella.
El pelinaranja volvió a asentir para después soltarse de su agarre y salir de la habitación. En el fondo se preguntaba si había sido buena idea darle aquella dirección al Kurosaki. Sus informes y su experiencia eran claras… Grimmjow Jaegerjaquez era un buen hombre, con un poco de mala suerte al haberse enamorado de la persona menos esperada en una situación difícil, le daba un poco de pena. Sonrió tristemente pensando en las posibilidades, sabía que en aquel escenario más que uno saldría lastimado. Sostuvo de nuevo algunas hojas y sorbió de su café. Su trabajo aun no terminaba.
Pov Grimmjow
Cuando su padre aún vivía, solía contarle historias de varios de los viajes que había tenido en su juventud, entre una de estas recordaba la anécdota de un pantera herida y a punto de morir por cazadores, según el equipo de protección de su padre cuando llego al lugar la última acción que tuvo dicho animal, fue gruñir, posarse frente a su cría, sin moverse se mantuvo alerta, encarándolos, retándolos, con una amenaza implícita, así murió postrada en aquel sitio. Aquella pantera sabía que no sobreviviría y sin embargo su última acción fue simple… proteger. "Eso es lo que debes aprender Grimmjow, a proteger con todas tus fuerzas lo que más quieres"
¿Por qué recordaba eso ahora? Por mucho que se mintiera, sabia la razón… no podía estar un momento tranquilo porque de inmediato la imagen de Rukia llegaba a su mente, la necesidad de sabes si estaba bien era demasiado grande y el dolor… ese dolor… Se disponía a dormir cuando unos fuertes golpes en su puerta lo alertaron. ¿Quién maldita sea se atrevía a molestarlo a esa hora? No tenía relación con vecinos y tampoco se metía con nadie.
Abrió la puerta de apartamento y se sorprendió al ver un rostro familiar. –Buenas noches Jaegerjaquez.
Gruñó mientras tomaba al maldito exesposo de Rukia por el cuello. –¡¿Qué haces aquí maldito desgraciado?!
El tipo parecía extrañamente tranquilo a comparación de lo que había pasado la última vez que se habían visto. Algo que le daba muy mala espina. Lo miró alzar sus manos en mensaje de rendición y después de varios segundos de duda, lo soltó de manera brusca. –No vengo buscando pelea bastardo, ni siquiera vales mí tiempo ni mis energías para eso, quiero que entiendas que estamos en niveles distintos. Solo vengo a hablar por algo que nos conviene a ambos.
La manera tan despectiva con la que le hablo, le hizo hervir la sangre en furia. ¡Que se creía ese tipo! –Tienes razón en decir que somos de niveles distintos, no me rebajes, estoy muy por lo alto a alguien que abandono cobardemente a su esposa y la engaño tan despreciablemente. Estas en lo correcto Kurosaki, estamos en niveles diferentes, estas muy, muy por debajo de mí. ¿Qué te hace pensar que me interesa hablar contigo?
Su comentario por fin hizo reaccionar al maldito Kurosaki el cual le miró con odio. – Estoy siendo paciente contigo y créeme que si Rukia no te tuviera un poco de aprecio, me encargaría de que aprendieras cuál es tu lugar, vagabundo. Pero vayamos al grano, es muy simple el asunto, soy consciente que te interesa y te importa Rukia, pero si sabes lo que a ella en verdad le conviene y lo que a ti te conviene me escucharas. Veras que soy un hombre compasivo.
¿Acaso lo estaba amenazando? –No juegues conmigo Kurosaki.
Él tipo sacó un cigarro de su chaqueta y lo prendió para fumar de el –Lo mismo digo Jaegerjaquez. No tiene sentido que sigamos con esto, solo terminaras lastimándote, no puedes compararte con la situación.
Lo miró retadoramente. ¿A qué se refería? –No te entiendo bastardo.
Miró como Ichigo tomó una calada de su cigarrillo y después se dirigió a él. –Escucha no eres una persona que sea de mi agrado, de hecho es todo lo contrario. Aun así, quiero que sepas que no me ha tomado mucho tiempo averiguar quién eres y la situación ha quedado clara para mí, espero que también lo sea para ti.
Su actitud ya le estaba cansando. – No me impresionas para nada maldito, dime… ¿Según tu quién soy?
–Simple, eres un don nadie. Sin familia, sin dinero, sin propiedades, un título vago de universidad pública y un trabajo mediocre, a penas te alcanza para vivir o debería decir… apenas te alcanza para sobrevivir. Tu mejor que nadie debe de saber que no eres un hombre calificado para tener una familia. ¿Qué harás en una emergencia? ¿Tienes la libertad suficiente para tener tiempo para tus seres queridos? ¿Tu trabajo no te exige viajes y estar lejos? ¿Serás esposo o padre a un cuarto de tiempo? ¿Podrás dar un techo y comida segura? ¿Si alguien enferma que harás?
Demasiadas ideas pasaron por su mente y miles de escenarios se plantearon frente a él, porque si bien aquello que decía el exesposo de Rukia evidentemente era un plan para alejarlo de ella, en parte cada palabra tenía sentido y una fuerte razón que pesaba bastante… como un yunque.
No pudo contestar en aquel instante. –No Grimmjow… no puedes hacer ninguna de esas cosas. Entiende que Rukia necesita alguien que le dé estabilidad y seguridad y seamos sinceros, contigo nunca lo tendría. Deja a mi familia en paz, Rukia aún me sigue amando, no es bueno que te ilusiones, eso solo te hace ver patético. Haz lo mejor para ella si en verdad te importa y lárgate de una buena vez. Si lo haces, prometo darte una buena cantidad de dinero para apoyar a tu fundación de rescate de felinos, estoy seguro que podría ayudar a tu situación. Piénsalo y avísame cuando estés en el aeropuerto, en ese instante tendré a alguien preparado para pagarte. Por el bien de todos, has lo correcto y vete.
Observó como el Kurosaki dejaba una tarjeta en una silla de la habitación y posteriormente salía del lugar. Su mirada cayó en la puerta por largo rato, justo por donde había salido aquel maldito. Golpeó con toda su furia dicha puerta y sintió como líquido caliente escurría por sus nudillos. ¡Joder! ¡¿Qué se creía ese maldito?!
La conversación poco a poco peso en sus hombros, se sentó en la silla tomando la tarjeta, manchándola con aquel fluido carmesí. La miró por largo rato hasta arrugarla.
Pov Gin
Que suerte había tenido ese mocoso… ya habría algún otro momento para tomar su dulce cabeza, él iba a hacerlo suplicar por que la perdiera.
gitana99K: Pues el escandalo ya llego, ya llego de nuevo y estamos a nada de nuevos capítulos. Mil gracias por el apoyo, muchos saludos
Ya casi, ya casi llegamos de nuevo a donde nos quedamos, solo nos faltan 2 capítulos y muy pronto tendremos capítulos nuevos, así que espero con ansias, muchos saludos, buenas posadas y nos leemos pronto. Vinsmoke fuera.
