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"One sees clearly only with the heart.
What is essential is invisible to the eye."
- Antoine de Saint-Exupery
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c4- A Conspiracy Unmasked (Una conspiración revelada)
Dando tumbos y más de un traspié, Sakura subió lo más rápido que le fue posible por las escaleras del pasadizo secreto en el templo Nakano. La necesidad de escapar superaba cualquier instinto de prudencia que su entrenamiento ninja indicaba como necesario en territorio enemigo. Aunque, técnicamente, todo estuviese pasando en el interior de su cerebro.
Tan pronto se encontró con la incipiente luz del amanecer en el horizonte y el aire fresco luego del largo y sofocante encierro, se dejó caer al suelo allí mismo, brazos y piernas en todas direcciones, los ojos fijos en las últimas estrellas visibles en el cielo.
Un leve tremor le recorrió el cuerpo mientras trataba de regular su respiración. Tenía un enjambre enfurecido zumbando dentro de su cabeza.
El problema era que lo que acababa de presenciar no tenía sentido para ella. No al menos en el contexto idealizado en el que siempre imaginó al Clan Uchiha y a todos los clanes que conformaban la aldea.
Para Sakura –y para todos los ninjas de su generación, quienes crecieron luego de la guerra– Konoha era una aldea modelo para el mundo ninja. La primera en establecer el sistema de clanes unificados por país, acabando con el caos y restableciendo la paz en un sistema funcional y autorregulado de gobierno.
O al menos eso era lo que le habían repetido hasta la saciedad en la academia.
Que ese ideal y el equilibrio entre clanes fuesen menos que perfectos nunca se le había pasado por la cabeza y no podía sentirse más estúpida por ello. La posibilidad de descontento, incluso de disidencia dentro de una organización tan compleja como una aldea shinobi le parecía ahora, muy evidente.
El presenciar por varias horas cómo los líderes de uno de los clanes más poderosos del mundo ninja, conspiraban en contra del Hokage y de su propia aldea, sin duda había dado un giro de ciento ochenta grados a su perspectiva de la realidad.
'Yo te enseñaré la realidad de tu mundo, de tu aldea, dentro de esta ilusión'.
Las palabras de Itachi resonaron como una sentencia en su cabeza. Ahora mismo, el miedo a no poder distinguir entre la verdad y las mentiras del nukenin le sofocaba. ¿Cómo podía defenderse de un ataque semejante? Ella no conocía lo que ocultaba el pasado Uchiha más allá de los rumores que circulaban en la aldea y que, francamente, tenían menos credibilidad que nada de lo que había visto hasta ahora. Sin poder contrastar con otras fuentes los hechos que presenciaba, era poco lo que podía hacer para refutar lo que la ilusión le mostraba.
Con todo lo visto hasta ahora, tenía que admitir que, lo más desconcertante para ella había sido descubrirse sintiendo lástima por el niño-ANBU que parecía estar solo en medio de la tormenta que se gestaba en el seno de su clan. Algo le decía a la kunoichi que lástima era lo último que el Uchiha deseaba despertar en ella.
'Mientras no te dejes confundir por sus manipulaciones' su yo interior protestó enseguida.
Sakura cerró los ojos y respiró profundo. Kakashi-sensei les había enseñado a ver debajo de lo que estaba debajo de las cosas. Quizás la realidad de la aldea que le presentaba ahora Itachi le daría una oportunidad de ver más allá de sus intenciones y descubrir esa verdad que necesitaba para sobrevivir... descubrir lo que quería Itachi de ella y, tal vez, un modo de salvar a Sasuke.
'¡No te dejes manipular, Sakura!'
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"¡Me temo que ya no podemos esperar más, Sarutobi!"
Con un golpe de su puño sobre la mesa, Mitokado Homura protestó en un tono de voz muy inapropiado para un miembro del Consejo, más aún para dirigirse al líder de toda Konoha. "Es claro con este reporte que la situación se ha agravado más allá de todo lo previsto".
"Los Uchiha deben ser detenidos de inmediato o tendremos una guerra interna en puertas". Utatane Koharu, parecía estar más compuesta, pero no fue menos enfática que su hermano.
El Tercero cerró los ojos, sopesando la gravedad de todo lo que había escuchado. A su lado, el principal detractor del Clan Uchiha se puso de pie.
"No sólo deben ser detenidos ahora, querida Koharu, o esta situación de insubordinación se repetirá, como tantas otras veces, en el futuro". La voz calmada y profunda de Shimura Danzo contrastaba con la agitación de sus colegas.
"El reporte que nos ha dado Itachi no nos deja lugar a dudas. Es hora de tomar una acción definitiva, como ya lo hemos hablado muchas veces, Hokage-sama. La supresión del Clan Uchiha es necesaria si la aldea ha de continuar...".
"¡NO!"
Sakura gritó, la furia haciéndola temblar de pies a cabeza.
"¡Has ido demasiado lejos esta vez, Itachi!" vociferó, apuntando con el dedo a la figura del shinobi arrodillado frente al consejo, ataviado en un uniforme ANBU que aún le perturbaba ver en el cuerpo de un niño. "¡De ninguna manera voy a aceptar que esta farsa es cierta!"
A sus espaldas, la 'farsa' se había detenido, el tiempo congelado al parecer con la sola fuerza de sus gritos. La cara de Danzo a medio camino entre una palabra y otra sería cómica sino fuera por la gravedad de la situación.
Esta vez Tsukuyomi la había llevado a la Torre Hokage, a presenciar el reporte del joven ANBU ante el Honorable Consejo de Konoha.
En verdad ella había tratado de controlarse desde el inicio, pero había un límite a lo que podía soportar sin inmutarse.
"¿Realmente piensas que voy a creer que eras un doble espía? ¡¿Qué denunciaste la conspiración de tu propio Clan?!"
Frente a ella, Itachi parecía tan paralizado como el resto del Consejo con su interrupción, y Sakura quería ir a arrancarle los estúpidos cabellos de la cabeza solo para hacerlo reaccionar.
"Si ahora va a resultar que eres inocente de todo y que la aldea es la verdadera culpable de… de…".
Ella no podía ni siquiera decirlo, mucho menos considerarlo como verdadero.
"Yo no soy inocente".
Itachi se puso de pie con rapidez, volviendo las palmas de sus manos, enfundadas en guantes negros, hacia ella. "No dudes por favor que con estas manos yo asesiné a todos los Uchiha".
Sakura dio un par de pasos hacia atrás, espantada con la frialdad de sus palabras.
"¿Y lo hiciste por orden de Konoha?" La kunoichi negó con la cabeza. "Estás desquiciado si piensas que yo voy a creer…".
"Si yo sufriese de algún desequilibrio mental como sugieres" la interrumpió con una calma enervante, "no me hubiese detenido luego de exterminar a mi propio Clan". Itachi comenzó a moverse en su dirección y Sakura tuvo que hacer un esfuerzo consciente por no retroceder y mostrar debilidad.
"¿Por qué no ir a por otros clanes en la aldea? ¿Por qué no ir a por el Hokage directamente y tomar el control? ¿Por qué no destruir a otras aldeas en todos estos años?" Se detuvo por fin a un par de metros de ella y aun así la distancia se sentía sofocante.
Sakura abrió la boca, pero no logró articular una respuesta coherente.
"No te parece que todo fue demasiado… sistemático, casi quirúrgico. Extirpar algo indeseado y cerrar la herida sin dejar mayor rastro".
"Tal vez no estás loco, pero la alternativa…".
"La alternativa para ti es abrir los ojos a lo que el mundo shinobi no quiere que veas. A lo que Konoha y cualquier otra de las aldeas es capaz de hacer para mantener el estado de las cosas. En este caso, la paz interna y con ella, el equilibrio del mundo shinobi".
Sakura se volvió para ver la figura del Hokage a sus espaldas. El semblante siempre afable en su memoria, estaba marcado por profundas líneas de preocupación, más evidentes ahora que estaban congeladas en su rostro inmóvil. Este era el hombre que siempre le había hecho sentir segura cuando era niña. El hombre que había representado todo lo bueno y formidable de ser un ninja de la aldea entre las hojas.
"¡No! Me niego a creer que un hombre como el Sandaime haya considerado siquiera hacer algo como esto". Sakura se llevó las manos a la cabeza, halándose un poco de los cabellos en su desesperación.
"¡Es absurdo!" Ella tenía… no, necesitaba creer que había un límite que nadie nunca cruzaba. "Incluso si los Uchiha iban a intentar un golpe de Estado, eso no justifica ordenar el genocidio de todo un Clan".
"El Sandaime hizo entonces todo lo posible por evitarlo…" Itachi bajó la mirada por unos segundos.
Sakura, muy a su pesar, alcanzó a ver en sus ojos un mínimo destello de remordimiento que la estremeció. Cuando Itachi volvió a alzar la mirada, dura y distante de siempre, Sakura ya no sabía si lo que había visto era real o no.
Y dentro de una ilusión, esa era una pregunta imposible de contestar.
"Creas o no en lo que has visto, debes saber que el culpable de todo lo que ocurrió entonces y de todo lo que va mal ahora en Konoha, es este hombre". El ninja apuntó con su mano y Sakura se volvió de nuevo para encontrarse con el rostro inanimado de Shimura Danzo.
"En este momento yo aún no conozco las verdaderas intenciones de Danzo y para cuando las descubra ya será demasiado tarde". Itachi sonaba agitado por primera vez, como si perdiera un poco su eterna compostura con solo hablar del infame jefe de la División Root. "Es indispensable que sea detenido antes de que el daño sea irreversible. Él es el verdadero enemigo oculto al que deben vencer".
Por unos segundos, Sakura se sintió tan paralizada como la escena a su alrededor. Tantas emociones y dudas cruzaban por su cabeza que explotar parecía ahora una posibilidad cierta. Y en eso, la joven kunoichi, aprendiz de la Godaime, era sin duda una experta.
"¿Así que esto es lo que quieres?" se volvió hacia Itachi con puños apretados y el rosto enrojeciendo más a cada segundo. "¿Desviar nuestra atención hacia alguien dentro de la aldea? ¿Es ese el plan de Akatsuki? ¿Dividirnos desde adentro?"
El nukenin permaneció impasible y silencioso frente a sus acusaciones, como era de esperarse. Sakura solo se encendió más con ello.
"¡Y tú creías que me ibas a convencer fácilmente, ¿verdad?!" siguió recriminando a toda voz, el miedo que le inspiraba Itachi y la ilusión en la que estaba atrapada completamente olvidado en su arrebato. "¡¿Cómo te atreves a intentar volverme en contra de mi aldea?!"
La kunoichi estaba a segundos de demolerlo todo, cuando lo absurdo de la situación en la que estaba la golpeó de frente: gritando a la ilusión de un niño ni siquiera existía ya. Nada de lo que veía era real, nada era verdad, y Sakura iba a necesitar muchas horas de terapia para recuperar la confianza en sus propios sentidos.
"Bueno, esta ha sido una historia entretenida, pero creo que ya tuve suficiente de fantasías" sentenció, poniendo con dificultad un freno a su temperamento. "No entiendo bien qué esperas ganar con esto, pero yo aquí me bajo".
"No".
Una palabra y el mundo se tiñó de rojo. Sakura cayó de rodillas al suelo, sofocada, las manos al cuello tratando de recuperar la facultad de respirar.
"Lo que yo quiero es que protejas a Konoha y a Sasuke".
La kunoichi apenas alcanzaría a oír sus últimas palabras, antes de caer al suelo, inconsciente.
"Y voy a probártelo".
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Su elección fue la acertada sin duda.
Haruno Sakura tenía la motivación correcta –su deseo de salvar a Sasuke– y las influencias necesarias en la aldea como la aprendiz de la Hokage, para lograr el objetivo que él se había propuesto. Su posición en el tablero de shogi era perfecta.
Con Naruto tenía a su disposición una fuerza en verdad ilimitada, si las cosas se salían de control. Con Sakura la influencia política y la mediación que serían necesarias para superar la crisis sin revelarlo todo.
Lo que no esperaba Itachi era encontrarse con una kunoichi tan determinada como impredecible.
La emocionalidad la esperaba en cierta medida, pero ella era más compleja que eso, cuando la fuerza de su carácter controlaba su temperamento, pero no su intelecto. No iba a ser fácil convencerla, pero esa era la idea. Alguien fácil de convencer no tendría la inteligencia ni la fortaleza necesaria para la tarea pendiente.
Y detener a Danzo iba a requerir de las mejores habilidades de todos trabajando al máximo de sus capacidades.
El problema era que todo tomaba tiempo y, paradójicamente, a Itachi se le estaba terminando el suyo cuando en Tsukuyomi parecía tener tanto a su disposición. Pero hasta eso, como muchas otras cosas en su vida, había sido una ilusión.
"La próxima vez, ¿puedes avisar antes de hacer eso?"
A su lado, la kunichi tendida en el suelo estaba recuperando el conocimiento. Itachi volvió su atención hacia ella, calculando cuánto más necesitaría presionarla para obtener los resultados que necesitaba.
Por su parte, Sakura parpadeaba con fuerza, tratando de disipar las manchas rojas y negras que bailaban frente a sus ojos. Hasta ese momento las transiciones en Tsukuyomi habían sido en su mayaría rápidas, casi imperceptibles si no se estaba prestando verdadera atención. Este último cambio tan brusco le decía a Sakura que Uchiha Itachi, en la forma del joven ANBU a su lado, estaba más frustrado de lo que sus maneras parecían indicar.
"¿Dónde estamos ahora?" inquirió mientras se levantaba despacio, su estómago protestando todo movimiento.
"En el cuartel de la División ROOT".
Eso puso en alerta a la kunoichi, despejando lo que quedaba de su malestar; su molestia previa con el nukenin aparentemente olvidada.
Siempre le había intrigado el tema ANBU y el misterio que rodeaba a las fuerzas especiales tanto como a todos los demás. Desde que Sai se había integrado al equipo, esa curiosidad se había vuelto casi en una compulsión, al punto de interrogar a la propia Godaime siempre que la encontraba pasada de tragos.
¿Qué? Era una táctica ninja válida como cualquier otra.
No que hubiese logrado obtener mucha información de ese modo. Pero si las fuerzas especiales eran misteriosas, su división ROOT era ese secreto sucio de la familia que nadie quería revelar. Tal vez ahora tendría oportunidad de aprender un poco más –tanto como de cierto fuese lo que el Uchiha le mostraba.
En cualquier caso, las mejores mentiras son las que tienen un asidero en la realidad, así que algo lograría sacar en claro de todo esto, estaba segura.
Itachi comenzó a moverse entonces y ella le siguió sin mediar palabra.
Estaban en un corredor mal iluminado y estrecho, que parecía no tener fin. Tuberías de todos los diámetros brotaban como raíces de paredes, suelo y techo, como tejiendo una red a su alrededor. Eso y el aire viciado por mala circulación le confirmaron que se encontraban en algún lugar debajo de la aldea.
El corredor les condujo a otro más amplio y que giraba en torno a una gran habitación con forma de domo en el centro. Las puertas de entrada frente a ellos eran de metal pulido, que brillando bajo la tenue luz artificial parecían ser tan gruesas como su torso. Itachi giró hacia la derecha avanzando hasta alcanzar una de las tres estrechas ventanillas de ventilación que se encontraban repartidas a intervalos en toda la amplia circunferencia del recinto.
"¿Que es este lugar?" inquirió, rompiendo el silencio al tiempo que espiaba a través de las rendijas.
La habitación estaba bien iluminada, muros y pisos blancos típicos del ambiente estéril de un laboratorio. En el centro –también de manera circular– una serie de camillas estaban dispuestas en torno a un enorme aparato mecánico que se elevaba hasta el techo y que Sakura nunca había visto antes. Sus luces intermitentes contrastaban con las runas y sellos que cubrían su superficie y que tampoco pudo identificar.
En cada camilla había un ninja atado firmemente a ella, con innumerable cantidad de tubos que le conectaban al aparato. Todos parecían dormir plácidamente, excepto que, en lugar de una almohada, sus cabezas estaban dentro de una especie de casco metálico que les rodeaba el cráneo, y del que salían otro tanto de cables.
"Este es el Centro de re-acondicionamiento".
Sakura se sobresaltó con la voz de Itachi. Estaba tan ensimismada en el examen de todo lo que veía que se había olvidado por un momento que él estaba allí a su lado, o siquiera de la pregunta que le había hecho momentos antes.
"¿Qué significa eso? ¿Qué le están haciendo a esos shinobis con esa máquina?"
"Danzo elige personalmente a los candidatos para entrar en su división. Candidatos que representan los valores más ortodoxos de la vida ninja y que él aprecia como esenciales para lograr sus objetivos".
En ese momento las puertas de entrada a la habitación se abrieron, reclamando de nuevo la atención de la kunoichi. Dos doctores vestidos con batas blancas ingresaron primero, seguidos de cerca por el propio Danzo y otro ninja que Sakura reconoció como Akimichi Torifu, su ex-compañero de equipo y mano derecha en la División.
Como siempre que le veía, el líder de ROOT le causó a Sakura un desagrado sin nombre ni motivo, que muchas veces le hacía sentir avergonzada de su reacción, pues Danzo era un shinobi de renombre, muy respetado de la aldea. Ella sabía que además era un hombre peligroso que no debía ser subestimado, aunque su aspecto –un viejo invalido, cubierto de vendajes y usando bastón– parecieran indicar lo contrario.
"Luego de ser seleccionados" continuó explicando Itachi, "entrar en ROOT no requiere de ninguna prueba o entrenamiento especial".
Cuando la kunoichi se volvió a verle, algo en la intensidad de sus ojos le quitó el aliento.
"Lo único que se necesita es sobrevivir a esto" sentenció.
Con aprehensión, Sakura volvió su mirada a lo que ocurría en el interior de la habitación.
Los doctores se acercaron a uno de los shinobis, llevando consigo una bandeja con varios utensilios de los cuales Sakura solo logró identificar la mitad como verdadero equipo médico. A cada lado del paciente, comenzaron a colocar lo que parecían unas agujas, delgadas y alargadas a través de cada una de las muchas perforaciones que antes se le antojaron decorativas en el casco que rodeaba su cráneo. Con el movimiento de pequeñas tuercas a los lados del punto de inserción parecían ir ajustando el ángulo al milímetro, discutiendo entre ellos los ajustes y el próximo lugar de colocación.
Una vez que no menos de ocho agujas estuvieron en su lugar a completa satisfacción de los doctores, uno de ellos tomó una especie de martillo y con pequeños golpes comenzó a clavar cada aguja en el cráneo del paciente con la naturalidad de quien pone un clavo en la pared.
Los gritos llenaron el lugar, mientras el paciente se sacudía con violencia contra los amarres que le mantenían atado a la camilla. A una distancia prudencial, Danzo y Torifu observaban todo con interés.
Muy a su pesar, los ojos de Sakura estaban pegados a lo que ocurría; atrapada entre el absoluto horror y la parte racional y científica de su cerebro que le exigía seguir mirando hasta obtener respuestas.
Para cuando todas las agujas fueron clavadas a diferente profundidad según el criterio de los médicos, los gritos habían cesado. El shinobi sobre la camilla parecía ahora murmurar para sí mismo, babas cayendo de su boca abierta a borbotones. Unos ajustes de tuercas después y el shinobi se quedó por completo inmóvil, los ojos abiertos y mirando al frente. Los médicos le hicieron varias preguntas que Sakura no pudo escuchar, y que increíblemente el shinobi contestó con aparente soltura.
La kunoichi cerró los puños cuando se dio cuenta de que sus manos estaban temblando.
El segundo shinobi en ser atendido no corrió con tanta suerte, convulsionando hasta su muerte a la segunda aguja.
Cuando el tercero comenzó a chillar, ojos y orejas llorando sangre, Sakura no pudo seguir mirando. Tampoco tenía sentido, pues ya había visto suficiente como para llegar a una conclusión satisfactoria.
"Daño controlado. Modifican el comportamiento y las respuestas cognitivas de los candidatos cambiando directamente la configuración de sus cerebros".
Itachi confirmó sus sospechas con una indiferencia estudiada. "A mayor edad, mayor el riesgo de obtener… efectos indeseados".
Un procedimiento semejante no debería ser posible, solo a cuenta de ser completamente inhumano y fuera de toda ética profesional. Sakura se mordió los labios con fuerza, tratando de borrar la imagen de Sai atado en la camilla de su cabeza.
"Imagino que cosas como no sentir dolor y obediencia ciega están al tope de la lista ¿no?" inquirió aferrándose a un cinismo científico que no estaba segura de sentir por completo.
Itachi asintió solemne. "A los que sobreviven les sellan la lengua para que no puedan divulgar los secretos de la organización o de Danzo. Cualquier intento, voluntario o forzado por una técnica en contra del portador, terminará en su muerte".
Sakura cerró los ojos por varios segundos, tratando de discernir entre su indignación ante todo lo que había visto y lo verdaderamente importante de los hechos que Itachi le presentaba.
"Todo esto es horrible y deshonesto, sí, pero no significa que Danzo sea un enemigo de Konoha. Sus métodos son cuestionables pero su lealtad, hasta el momento, no lo es".
En ese instante, Sakura hubiera jurado que las comisuras de los labios de Itachi se movieron un tanto hacia arriba, como luchando contra una sonrisa.
Entonces, el ruido de las puertas abriéndose cortó cualquier respuesta. La kunoichi dio un vistazo rápido al interior de la habitación comprobando que Danzo y Torifu ya no estaban dentro.
Itachi ya se movía rápidamente por el pasillo hacia la puerta y Sakura le alcanzó a tiempo para interceptar a los shinobis.
"¿No crees que estás apresurándote con esto? Los nuevos candidatos no estarán listos a tiempo".
La kunoichi se colocó al lado de Itachi, la espalda pegada de la pared. Un poco más adelante, ocultos por la curvatura del pasillo, ambos hombres se habían detenido a charlar.
"Puede ser el final de todo lo que hemos construido si alguien se entera de tus planes", continuó Torifu en un tono que delataba mucho de su nerviosismo.
En contraste, la voz de Danzo carecía de inflexión alguna. "No podemos esperar. Si los Uchiha actúan antes, sin duda perderemos todo".
"Pero destruir el Clan significa destruir el Sharingan".
"No necesariamente…" Sakura no le veía, pero adivinaba la sonrisa de Danzo oculta en sus palabras.
"¿Has encontrado cómo hacerlo entonces?" Torifu parecía muy sorprendido. Esta era una cuestión que sin duda tenían mucho tiempo sopesando.
Los pasos de Danzo se reanudaron, evidentes solo por el "tac-tac" de su bastón. "El Sharingan es un arma invaluable, que será preservada. Son los shinobis que los poseen la única basura que será descartada".
En pocos segundos ni sus voces ni sus pasos se escucharon más.
Sakura miró a Itachi de soslayo. Si el comentario de Danzo había hecho alguna mella en él, no lo demostraba. Pero eso no era lo sorprendente, considerando lo estoico que era el Uchiha. Lo verdaderamente increíble eran esos pequeños indicios que la kunoichi comenzaba a notar en él, reflejo de lo que pensaba y sentía. Duraban menos de un segundo, pero estaban allí y Sakura quería –no, ella necesitaba– ver más.
"Está claro que los Uchiha no están en su lista de clanes favoritos", Sakura desestimó, tratando de sacar alguna reacción del shinobi a su lado.
"Danzo siempre ha sido tan ambicioso como peligroso", Itachi contestó, moviéndose unos pasos hacia adelante, "pero en este momento yo lo subestimé pensando que estaba más allá de su capacidad el dominar el verdadero poder del Sharingan".
"¿Quieres decir que, en el presente, él lo ha logrado?"
"De una forma que yo mismo no esperaba" Itachi apretó los puños y Sakura tomó nota de otra reacción para analizar y clasificar después.
"Por mucho tiempo mi preocupación estuvo en que tratara de hacer un ejército con shinobis como Hatake Kakashi, cuyo caso él siempre estudió de cerca, reclutándonos a ambos en varias misiones".
Sakura se sorprendió. Sabía que Kakashi-sensei había estado en ANBU pero nunca le pasó por la cabeza que en algún punto él hubiera trabajado con Danzo o hecho equipo con el mismísimo Itachi.
"Pero el caso de Kakashi-san es único, su resistencia a…" Itachi calló abruptamente, volviéndose hacia ella con el semblante en blanco. "Estaba equivocado y ese error pone a la aldea en peligro en este momento".
"Aun así, esto no prueba lo que dices". Sakura eligió ignorar la extraña pausa y continuar con su argumento inicial, tratando de forzar la mano de Itachi. "Las acciones de Danzo siguen priorizando sólo lo que beneficia a la aldea ante una amenaza presente".
"Danzo siempre ha protegido a Konoha, es cierto". Itachi confirmó de inmediato, ningún reproche o duda marcaba su rostro. "El problema es que, en su opinión, él es el único que entiende lo qué es Konoha y lo que debe ser en el futuro".
En ese momento, viendo al joven ANBU frente a ella y oyendo sus palabras, Sakura por fin entendió perfectamente lo que significaba el lema de ROOT: 'Mantener al gran árbol de Konoha desde la profundidad de la tierra'.
Danzo era sin duda el jardinero de la aldea.
Desde las sombras, siempre abonando la tierra… arrancando malas hierbas a su alrededor y podando sus ramas, a capricho.
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"Ah, Itachi-kun, ¡qué bueno que has venido!"
Itachi hizo una profunda reverencia al entrar, sus modales perfectos como siempre.
"Con su permiso, Hokage-sama".
Sakura entró a la oficina del Sandaime detrás de Itachi, apenas conteniéndose de hacer también una reverencia por la fuerza de la costumbre. Era fácil olvidar que ella era poco más que una sombra en este mundo pasado que Itachi había creado en su mente.
Luego de salir del cuartel de ROOT, Sakura había seguido al Uchiha corriendo a toda velocidad por los techos de la aldea, llegando a la Torre Hokage en tiempo record y sin sudar una gota –cosa que definitivamente iba a echar de menos en el mundo real.
Si es que volvía con vida al mundo real, claro.
"Espero que estés aquí con buenas noticias".
"Eso quisiera, Hokage-sama, pero no tengo progresos que reportar".
"¿Qué tienes entonces que reportar, Itachi-kun? Si bien apreciaría mucho una visita social, tú nunca vienes sin motivo a verme". Con un gesto de su mano le invitó a acercarse, al tiempo que él mismo tomaba asiento, no tras su escritorio, sino en una de las sillas reservadas para las visitas. Itachi tomó asiento a su lado, eliminando efectivamente toda formalidad entre ambos.
Las sorpresas no parecían tener fin para Sakura, cuando el actuar del Sandaime dejaba tan en claro la familiaridad y la confianza que existían entre ambos shinobis. Era evidente que el Hokage apreciaba y respetaba a Itachi y este a su vez admiraba al viejo Sarutobi.
"He estado pensando mucho en segundas oportunidades y nuevos comienzos". Con la mirada clavada en la alfombra frente a sus pies, el temido prodigio ANBU parecía desaparecer en la forma más simple de un niño tímido buscando algo de simpatía.
"¿Para ti?" inquirió el Sandaime sin malicia.
"Para todos los Uchiha, Hokage-sama".
El viejo Sarutobi se recostó con más comodidad contra el respaldar de su silla, volviendo el rostro hacia la ventana por varios segundos antes de contestar. Si bien su mirada reflejaba serenidad, su voz no podía ocultar una medida de impotencia y otra de vergüenza.
"Nadie lo merece más. Desde el ataque del Kyuubi, los Uchiha han sido castigados como responsables a pesar de no existir ninguna prueba en su contra. Quitarles el poder que tenían como Policía de Konoha y segregarlos dentro de la propia aldea solo precipitó un daño que ya estaba hecho desde que el Segundo Hokage no fue un Uchiha, como era lo propio. Tampoco nadie en el Consejo ha sido Uchiha en la historia de la aldea".
Sakura nunca lo había pensado antes, pero ahora que el Hokage lo decía no parecía justo que solo uno de los dos clanes fundadores tuviese todo el control.
Frente a ella, el silencio entre ambos se extendió por varios segundos, mientras que el viejo Sandaime examinaba con ojos cansados pero afectuosos a un Itachi inmóvil en su asiento, algo encorvado sobre sí mismo.
"La oportunidad de un nuevo comienzo te espera Itachi, pero me temo que no será sin cambios profundos y dolorosos para todos".
Itachi asintió despacio, despegando por fin la mirada del suelo. En un parpadeo el niño desapareció tras el ANBU, de espalda rígida y voz segura.
"Danzo está acelerando su proceso de… reclutamiento".
"¡Ah! Él pretende actuar si nosotros no lo hacemos. Con el Consejo en sus manos de seguro conseguirá la aprobación que busca. ¿Tienes idea de cuándo estará listo?"
"Pronto" sentenció sin emoción.
El Sandaime cruzó unas manos nudosas y arrugadas sobre su regazo, los nudillos blancos por la fuerza con la que las apretaba. Sakura se había acercado a él poco a poco sin darse cuenta, atraída por la nostalgia de verle vivo y unas ganas terribles de abrazarle y borrar la pena que era visible en sus ojos.
Cuando Sarutobi Hiruzen volvió a hablar, Sakura se sobresaltó porque parecía estar mirándola directamente a los ojos.
"Sin una prueba real de las manipulaciones de Danzo, o del responsable del ataque del Kyuubi; sin algo concreto con que ganar el favor de todos los miembros del Consejo y del propio Clan Uchiha… revertir el daño no parece posible".
El viejo Sandaime se puso de pie, caminando hacia los ventanales que rodeaban la mitad de la amplia circunferencia de su oficina, las manos cruzadas a su espalda. Itachi también se puso de pie, su cuerpo erguido y firme en la posición de atención que todos los shinobis aprenden desde niños.
"Y si todos nuestros esfuerzos fallan, la ejecución de los Uchiha va a ser inevitable".
Un sonido se abortó en la garganta de Sakura antes de poder salir. Solo podía mirar atónita la resignación de un hombre a quien muchas veces creyó indestructible, física y moralmente.
"Lo que la aldea va a pedir de ti entonces, Itachi…".
"Yo estoy dispuesto. Si deben morir será por mi mano y con dignidad".
El tercero asintió, volviéndose a verle con un brillo extraño destellando en sus ojos.
"Dignidad no es tu única preocupación, ¿cierto?".
"No, no lo es".
Una mínima sonrisa amarga se asomó en el rostro del joven Uchiha y Sakura pudo ver que mil cosas fueron dichas entonces entre ambos sin necesidad de usar palabras.
"¡Nadie más debe tener este poder, Itachi, solo tú!" ordenó el Hokage, agitado por primera vez desde que llegaron a la oficina.
Itachi asintió solemne y Sakura estaba a punto de preguntar a qué poder se refería el Hokage cuando el joven ANBU hizo una reverencia y salió del lugar a toda velocidad, saltando por la ventana justo al lado del Tercero.
"Ese poder maldito debe terminar contigo, Itachi" concluyó, mirando a la figura que se perdía en la distancia. "Es tu destino".
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Sin más remedio que saltar por la ventana tras él, Sakura siguió a Itachi, cada vez con más preguntas y menos certezas. Atrás había dejado al Hokage, en su semblante una expresión innombrable para ella, pero que sin duda tendría grabada en su mente por el resto de sus días.
Con el viento frío en el rostro y el calor del chakra circulando por sus músculos, la familiaridad de su entrenamiento ninja le dio el sosiego necesario para admitir, en su mente al menos, lo muy jodida que estaba.
Volando con el impulso de su energía, entregándose a la sensación de libertad que le proporcionaba, podía admitir también que era muy posible que la realidad de Itachi y la suya propia fuesen la misma, solo que vista desde ángulos muy distintos. Pero era más fácil seguir negando lo que su corazón estaba comenzando a aceptar.
Sakura se detuvo en la rama más próxima, respirando agitadamente.
Estaba perdiendo el juicio.
Estaba también perdida, en el sentido más literal.
El bosque a su alrededor le resultaba completamente extraño a pesar que sabía que aún se encontraba cerca de la aldea, apenas unos minutos al noreste del muro.
No le veía, pero podía sentir el chakra de Itachi pulsar como un faro en la distancia. El Uchiha quería ser encontrado, y eso, como nada, le daba mucha mala espina a la kunoichi. Como estar al borde de un precipicio a punto de dejarse caer, Sakura se enfrentó a un momento de decisión del que no tendría vuelta atrás.
Si aceptaba la versión de la historia de Itachi cambiaría su mundo irremediablemente. Si no lo hacía, tampoco habría mucha diferencia, porque ya jamás volvería a mirar a su aldea con la misma inocencia de antes.
Reanudando su carrera, Sakura se decidió por… no decidir. De momento iba a dejar que la ilusión continuara guiándola, iba a seguir presionando por la verdad hasta sus últimas consecuencias. Si su realidad iba a cambiar, ella quería dejar también alguna huella en la realidad de Itachi. Como prisionera de su técnica, a poco más podía aspirar.
En unos minutos más de carrera, llegó a la ladera de la montaña Hokage, donde los grandes rostros de piedra tallada parecían reprocharle sus dudas desde sus perfiles imponentes. Por primera vez Sakura no sintió orgullo al ver a los líderes de una aldea que ya no sentía la certeza de conocer, para su pesar.
El ruido de agua corriendo en la cercanía la llevó hasta un arroyuelo y desde allí, subiendo contra corriente, fue fácil encontrar el pequeño claro rodeado de altos pinos desde donde podían verse las estrellas comenzar a brillar, tenues, en el firmamento. Apertrechándose en una rama oculta por el follaje, Sakura se detuvo a observarle. Sabía que no podía ocultarse de él en su propia ilusión, pero pretender era lo único que podía hacer para darse un poco de confianza.
En la orilla a pocos metros, Itachi terminaba de quitarse la armadura como si le pesara una tonelada colocándola con cuidado al lado de la perenne máscara ANBU. En cuclillas se lavó la cara y las manos mecánicamente. Luego se tendió de espaldas con los pies desnudos dentro el arroyo.
Para cualquiera, la actitud del joven Uchiha era una de distención luego de un día de trabajo. Para la kunoichi era evidente que él está comenzando a quebrarse bajo la presión de lo que parecía una decisión imposible.
Sakura se sintió entonces irracionalmente incómoda por estar presenciando lo que era un momento privado. Toda la retahíla de cosas que quería cuestionarle y reclamarle se diluyó de nuevo en una pena repentina por el niño solitario que parecía cargar con la aldea sobre sus hombros.
La historia que le contaba Itachi dentro de Tsukuyomi era poco menos que aterradora, tan pronto se consideraba no desde el punto de vista político y las implicaciones sociales de un genocidio, sino desde la perspectiva del niño obligado a hacerlo. Sakura se sentó mejor sobre el tronco, abrazó sus rodillas y por primera vez desde que fue atrapada en la ilusión, sintió verdaderas ganas de llorar.
Manipulación o no, ni su mente ni su corazón podían ser indiferentes ante semejante tragedia y las implicaciones que tenía, tanto para su presente como para su descarriado compañero de equipo.
Si Sasuke supiese…
Sakura tenía que admitir entonces –al menos en su mente– que Itachi le había hablado con la absoluta verdad cuando ella llegó a Tsukuyomi: Si Sasuke conociese esta versión de la realidad y de su pasado, nada le detendría en su empeño por destruir Konoha y vengar verdaderamente a su familia y a su hermano.
Sakura apretó los dientes. No era razonable comenzar a adelantarse a los hechos sin saber cuáles eran las verdaderas intenciones de Itachi. Puede que discernir entre realidad e ilusión fuese un esfuerzo fútil de momento, pero quedarse en la distancia y de brazos cruzados no iba a traerle las respuestas que necesitaba tampoco.
"Este lugar, ¿es también es un recuerdo tuyo?" no alzó la voz. El claro estaba silencioso salvo el suave rumor del agua corriendo.
"Así es". Sakura esperó paciente a que dijera algo más al respecto, comenzando a conocer las maneras particulares de cómo este Uchiha se comunicaba –y que no eran tan diferentes a las de su hermano menor.
"Meditaba aquí cuando no podía conciliar el sueño".
"¿Ayudaba?"
"No mucho".
"¿No tenías a nadie con quien hablar?"
"Mi primo Shisui… pero eso tampoco terminará bien".
'No te dejes manipular, no te dejes manipular'. En su mente Sakura se aferró a su determinación inicial como un ahogado a un salvavidas. Sabía ante todo que no podía darse el lujo de demostrar debilidad ahora, no importaba lo que sintiera en verdad.
"Crees que ganas mi simpatía con esto, ¿no?" remarcó poniendo todo el desagrado posible en su voz. "Yo solo veo tus intentos de manipularme, aunque sigo sin entender tu interés en continuar con esta farsa".
"Mi único interés es proteger a Sasuke. ¿Acaso no es eso lo que tú y Naruto-kun quieren también?"
"¿Proteger?" una risa fea se le escapó. "Tú estás tratando de matarlo".
"Si lo quisiera muerto, lo habría matado esa noche".
"¿Y por qué lo dejaste vivo, entonces?"
"Sasuke es mi esperanza para el futuro. Un futuro distinto al que mi padre y todo el Clan trazaron para él y todos los Uchiha. Una oportunidad para empezar de nuevo".
'He estado pensando mucho en segundas oportunidades y nuevos comienzos' le había dicho al Sandaime.Sakura tragó grueso, tratando de recuperar el foco de lo que debía hacer.
"Puedes decir lo que quieras de tus intenciones ahora, pero eso no cambia lo que has hecho. Tú eres el culpable de que Sasuke se marchase de la aldea en primer lugar, obsesionado con la idea de vengarse de ti".
"Todo lo que he hecho, ha sido siempre por el bien de Sasuke".
"¿Eso incluye matar a los padres de un niño de ocho años?"
"A través del sufrimiento él encontrará el único camino posible hacia la redención del Clan".
"Hablas como un verdadero fanático, ¡bravo!" Sakura aplaudió afectadamente. "¿Y aun así quieres venderme la idea de que la aldea te lo ordenó todo?".
La kunoichi se aferró entonces, con todas sus fuerzas, a este último pilar que mantenía en pie su realidad en contra de la de Itachi.
"Ni siquiera la amenaza de una revuelta civil es suficiente para justificar tantas muertes innecesarias" remató, más para reafirmarse a sí misma que como argumento.
"La sangre Uchiha jamás es derramada de forma innecesaria. Todas nuestras muertes son cuidadosamente planificadas con un solo propósito".
"¿Qué…? ¿C-cómo que planificadas?" balbuceó, sin lograr contener la sorpresa en su voz.
Itachi se puso de pie, caminando unos pasos al frente hasta que el agua le llegó a las rodillas.
"Es hora de mostrarte otra pieza importante de este rompecabezas, Sakura-san".
Un estremecimiento recorrió su espalda, y Sakura supo entonces que lo peor estaba aún por venir.
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NDA: Mejor no sacamos cuentas del tiempo que he tardado, verdad? Lo importante es que aquí seguimos, sufriendo con Itachi como si le hubiéramos parido…
