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"Revenge is a confession of pain."
- Latin proverb
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"Revenge is like a forest.
And in the forest, it's easy for you to get lost."
-Hattori Hanzo
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c7– The Struggle to Fulfil Fate (La lucha por cumplir con el destino)
Todos estaban paralizados en torno a la figura postrada en el suelo.
Todos en distintos grados de rabia y confusión.
Solo Kakashi miraba imperturbable los intentos desesperados de Naruto por reanimar a Sakura. Él los sabía inútiles y por ello su frustración iba ganando terreno a pesar de lo que sus maneras indiferentes pudieran comunicar al exterior. Itachi les había engañado con facilidad y no había maldiciones suficientes para recriminarse cuando un compañero de equipo había sufrido las consecuencias.
El copyninja se puso en cuclillas, colocando su mano sobre el hombro de un Naruto casi al borde de la histeria.
"Naruto…".
"¡Haz algo pronto, por favor Kaka-sensei!"
"No hay mucho que yo o nadie pueda hacer por Sakura en este momento", contestó con sinceridad, levantando la mirada hacia Yamato, que esperaba alerta sus instrucciones. "Debemos mandarla de vuelta a Konoha, enseguida".
"¡Pero tú tienes un Sharingan también!" Naruto protestó de inmediato, renuente a darse por vencido sin pelear. "¿Qué no puedes romper la ilusión?"
Kakashi suspiró pesadamente. Nunca era fácil encontrar una forma sencilla de explicar las cosas a Naruto.
"Las ilusiones ordinarias provocadas por un genjutsu, se sostienen en tiempo real. Un minuto dentro de una ilusión es un minuto fuera de ella, ¿cierto?" Naruto asintió, siguiendo la explicación con atención. "El poder del Tsukuyomi que usa Uchiha Itachi puede comprimir gran cantidad de tiempo dentro de una ilusión mientras que afuera de ella transcurre solo un segundo".
El jinchuurriki se rascó la cabeza, asintiendo ya sin tanta seguridad. "Vale, vale, aunque funcione diferente seguro debe existir algún modo de romperla".
"Tal vez lo haya, pero yo no puedo romper la ilusión porque ya no existe ninguna. El Tsukuyomi con el que fue atacada Sakura terminó en un segundo, mucho antes de que ella cayera al suelo".
Naruto se quedó boquiabierto, procesando la información al tiempo que Kiba silbó por lo bajo, "¡Eso es realmente aterrador!" A sus pies Akamaru gemía y se encogía más sobre sí mismo como intentando hacerse invisible.
"¿Al ser más corto, no es menos agresivo?" inquirió Hinata con su timidez habitual.
"Por el contrario. Basado en lo que yo mismo he experimentado, lo que para nosotros fue un segundo para Sakura han podido ser hasta tres días sometida a su tortura, todo eso en un parpadeo".
Hinata pareció palidecer aún más con su respuesta.
Kakashi volvió su atención a la kunoichi tendida a sus pies, revisando con movimientos rápidos sus signos vitales. "No podemos detenernos ahora" dijo con urgencia al grupo mientras se ponía de pie.
Naruto reaccionó finalmente, la protesta evidente en su rostro, pero Kakashi le detuvo con un gesto.
"Sé que te preocupa Sakura, pero aquí no podemos ayudarla. En la aldea Tsunade puede atenderla con todo lo necesario".
"Así es, Naruto" confirmó Yamato, tratando de ayudar a Kakashi a convencer al impredecible jinchuuriki. "Si perdemos más tiempo aquí no tendremos oportunidad de encontrar a Sasuke".
Por varios segundos Naruto se quedó callado, mirando entre el cuerpo tendido de su compañera y la dirección indefinida en la que el infame Uchiha les esperaba. De ningún modo se trataba de una elección fácil para quien sus compañeros de equipo eran su única familia. En ese sentido, Kakashi entendía bien cómo se sentía Naruto, pero no tenían el lujo de más tiempo para pensarlo.
"¿Naruto?" apuró.
En respuesta el rubio se puso de pie, asintiendo. "De acuerdo, enviémosla a casa".
Con eso, Yamato entró enseguida en movimiento, extrayendo de su chaleco un pergamino de transporte e inclinándose a un lado de Sakura para extenderlo; Hinata y Sai se pusieron a su lado listos para ayudar.
"Esto es lo mejor, Naruto". Kakashi trató de consolarlo, colocando de nuevo una mano sobre su hombro y apretando fuerte. El joven ninja parecía a punto de llorar, atrapado entre la rabia y la impotencia.
"¡ITACHI!"
Todos pegaron un brinco, sobresaltados.
Sakura se había sentado de golpe, gritando el nombre de su atacante. Yamato se fue de espaldas para evitar uno de los brazos que Sakura agitaba, el pergamino volviéndose a enrollar en su mano.
"¡Sakura-chan!" Naruto se abalanzó sobre ella enseguida, echándole los brazos al cuello mientras la kunoichi miraba a su alrededor trastornada, parpadeando profusamente, encontrando de vuelta el mismo desconcierto en los ojos de sus compañeros.
Kakashi se acercó enseguida a los dos ninjas perdidos en el abrazo, pero con mucha más precaución que antes. Algo no estaba bien. Ya el ataque de Itachi le parecía de por sí innecesario y muy extraño en lo que a tácticas concierne. ¿Los quería retrasar, distraer, hacerles daño? ¿Por qué había elegido atacar solamente a Sakura? De un enemigo ordinario, Kakashi podría creer que no habían otros motivos subyacentes. De un genio como Uchiha Itachi, nunca.
El copyninja iba a llegar al fondo de lo que estaba oculto en este asunto.
Haciendo una seña discreta al resto del equipo, el copyninja les hizo alejarse un par de pasos, poniéndoles en alerta enseguida. Kakashi volvió a ponerse en cuclillas al lado de los dos ninjas y Sakura le miró enseguida, desembarazándose de Naruto en el proceso.
Por supuesto, el escandaloso ninja no estaba dispuesto a dejarla ir sin algo de forcejeo.
"Naruto, estoy bien. Ya puedes soltarme".
"¡Pero si caíste en el tsuku-coso-ese, estoy seguro!" contestó renuente a dejarla ir por completo, como si temiera que iba a volver a desmayarse si dejaba de tocarla.
"Yo…".
"Explica qué fue lo que pasó, Sakura". En la voz de Kakashi no había lugar para protestas. Era una orden del líder del equipo y Sakura contestó enseguida, aunque no con la seguridad de siempre.
"Es cierto que caí en Tsukuyomi, sensei. Pero Uchiha Itachi no me hizo daño…" la kunoichi miró al suelo, tratando de ocultarle unos ojos que destellaron con un dolor que contradecía sus palabras. "En lugar de eso me dio información que debo discutir contigo y con la Hokage".
"¿Qué tipo de información?"
"Del tipo que puede cambiarlo todo".
Kakashi pasó de estar preocupado a seriamente alarmado enseguida. Hubiera preferido mil veces la tortura a la posibilidad de una manipulación mental. "Sakura…" comenzó con firmeza, pero no podría continuar porque la pequeña kunoichi le interrumpió enseguida.
"Sé que tienes preguntas, pero ahora no tenemos tiempo, sensei. ¡Sasuke está por encontrar a Itachi y debemos detener esa pelea!"
Igual que su voluble carácter, los ojos de Sakura pasaron a brillar ahora con una determinación indetenible, bien conocida por él. Kakashi levantó la vista, cruzando la mirada con Yamato, que negó con la cabeza. Evidentemente, él no era el único…
"Sakura" repitió con suavidad tratando de aplacar de antemano su conocido mal temperamento, "entiende que no puedes seguir después de esto. No sabemos cuál fue el propósito de Itachi para atraparte y qué pudo haberte hecho mientras te mantuvo prisionera de su técnica. Lo mejor es que regreses enseguida a la aldea".
"¡No! No puedo volver ahora…" Sakura se frotó el rostro con ambas manos, frustrada con la respuesta, pero lejos aún de ponerse furiosa. Entonces volvió la mirada hacia Naruto que seguía pegado a ella como un chinche. "¿Tú piensas igual, Naruto?"
"No lo sé, Sakura-chan, tal vez sea lo mejor para ti" el rubio se rascó la cabeza esquivando la mirada de la kunoichi.
"Pero tú también hablaste con Itachi hace poco ¿no es así, Naruto?"
Kakashi miró a Naruto con renovado interés. Itachi hablando con los dos compañeros de Sasuke definitivamente no era una coincidencia. ¿Qué rayos se traía entre manos ahora? ¿Otro intento de hacerse con el nueve colas?
"Sí, lo hice, uno de mis clones le encontró más temprano y yo… espera ¿cómo lo sabes?"
"Alguien que me explique qué rayos está pasando". Kiba sonaba fastidiado, pero en su rostro la confusión y hasta algo de miedo eran un reflejo perfecto de lo que sentían sus otros dos compañeros del equipo Kurenai. 'Bienvenidos al Team 7', pensó Kakashi con humor.
Sakura llamó de nuevo su atención al colocar una mano sobre su hombro y la otra sobre el hombro de Naruto.
"No fui torturada ni manipulada. Itachi solo me mostró algo importante, y es por eso que debemos irnos". Sakura mantuvo firme el contacto visual con él y Kakashi no encontró en su mirada nada que no debiera estar allí. Física y mentalmente no parecía diferente a la Sakura de siempre.
"Yo estoy de acuerdo con Kakashi, Sakura-san. Itachi ha podido poner cualquier cosa en tu cabeza y tú ni siquiera lo sabrías", Yamato contraatacó con fuerza, sus ojos empezando a expandirse en toda su escalofriante intensidad, "lo más prudente sería volvieras para ser examinada".
Pero su aguerrida kunoichi estaba lejos de dejarse intimidar fácilmente.
"Tú lo conociste en ANBU, ¿no es cierto Kakashi-sensei?" continuó con renovada urgencia, haciendo caso omiso de las palabras de Yamato. "Trabajaste con Itachi en varias misiones a petición de Danzo-sama".
Kakashi parpadeó desconcertado. Información como esa era estrictamente clasificada y muy fuera del alcance de Sakura, aprendiz de la Hokage o no.
"¿Cómo sabes eso?"
Sakura evadió la pregunta con otra aún más sorprendente. "En ese entonces, ¿hubieras confiado tu vida en él como tu compañero de equipo?"
Kakashi abrió al máximo su ojo visible, quedándose sin palabras.
"Guau, realmente se le frieron los sesos ¿no?" gruñó Kiba a lo que Shino murmuró algo ininteligible por respuesta. Hinata se echó las manos a la cabeza.
"¡Oye!" Naruto se mosqueó enseguida, volviéndose a verlos mostrando los colmillos, aunque en el fondo parecía tan desconcertado con todo el intercambio como los demás. Pero ello no le iba a impedir defender a su compañera.
"Las probabilidades de un daño irreparable son ciertamente superiores en personas con predisposición a la locura". Sai confirmó con total seriedad.
"¿Y tú de qué lado estás?" gruño el jinchuuriki en respuesta.
El copyninja cerró su ojo con un suspiro largo y desganado, tratando de bloquear una discusión que, para su sorpresa, estaba teniendo muy poco efecto en una Sakura siempre propensa a la violencia con muy poca provocación. Así de enfocada se encontraba ella en su respuesta.
Kakashi ya lo veía venir. Iba a ser una de esas misiones… lo que Sakura estaba insinuando era claro, Itachi le había mostrado algo sobre el pasado de la aldea. Lo que estaba oculto de momento era la motivación para hacerlo y qué tipo de información había sido. Estas distaban mucho de ser las circunstancias normales en las que él podía confiar en ella y en su juicio, pero al menos le debía la verdad.
Abrió su ojo y la miró fijamente por unos instantes antes de responderle a viva voz.
"Sin dudarlo; también hubiera dado mi vida por él entonces". Las voces a su alrededor cesaron. Tal vez a él también se le habían freído los sesos…
"Y si te digo que su misión no ha terminado" replicó la kunoichi de inmediato.
Kakashi sintió una vieja chispa de curiosidad reencenderse en su interior. Una que le había ocupado brevemente los días posteriores a la masacre Uchiha, buscando respuestas donde solo había encontrado dedos apuntando ciegamente, alimentados por un prejuicio más viejo que la misma aldea. El copyninja había visto a muchos shinobis quebrarse bajo la presión de su trabajo, tanto como a shinobis dejarse consumir por la ambición de poder, pero ni entonces ni ahora le parecía que Uchiha Itachi era del tipo que encajase en ninguna de las dos categorías.
"Te diría que nunca le he visto fracasar en una misión".
Sakura esbozó una amplia sonrisa, la primera desde que había salido de Tsukuyomi, y eso le reconfortó más que cualquier explicación. "Entonces, ¿vamos?" inquirió con una renovada esperanza brillando en sus ojos.
Había demasiadas incógnitas y no menos de un centenar de alarmas sonando todavía en su cabeza, pero, a decir verdad, la idea de dejar a Sakura atrás tampoco le gustaba del todo en las presentes circunstancias. Si algo le había sido hecho por el Uchiha, era mejor mantenerla vigilada con el único sharingan que les quedaba disponible, aunque eso no fuese garantía suficiente para lidiar con el peligro que podía entrañar para todos su presencia.
Kakashi se puso de pie y miró brevemente al cielo azul apenas visible más allá de la copa de los altos árboles. Podía sentir las miradas de todos clavadas en él, esperando su respuesta.
Tsunade le iba a freír los huevos si algo llegaba a pasarle a su aprendiz.
Sí, era sin duda otra de esas misiones.
"¡Vamos!" confirmó.
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Aparentemente, ella no había tardado más de cinco minutos en volver en sí, pero por las reacciones de todos sus compañeros de misión, parecía más bien un paciente que se recupera por milagro de un coma de cinco años.
Después de todo el tiempo que pasó en Tsukuyomi pensando en cómo abordar la realidad que le esperaba y cómo las revelaciones le iban a afectar, nunca se le ocurrió pensar en cómo iba a superar el primer obstáculo al volver: convencer a sus compañeros de que estaba bien.
O tan bien como se puede estar después de que alguien te ha hecho dudar de la realidad misma y de todas las cosas que creías como ciertas.
Era poco menos que insólito. Un segundo de su vida y Sakura ya no se sentía la misma que había entrado al Tsukuyomi de Itachi. Definitivamente las cosas habían cambiado en su interior.
Algo había madurado finalmente.
Algo también se había roto.
Y algo nuevo había nacido en su lugar. Algo que le aterraba contemplar a fondo de momento.
Ahora, todo el equipo estaba volando entre las ramas de nuevo, avanzando a toda velocidad y Sakura agradeció estar en movimiento. A pesar de que la ilusión transcurrió en un segundo, su cuerpo se sentía como si hubiese estado detenido por los tres días que pasaron en su mente. Sus músculos estaban aletargados, pero su ánimo tenía energías renovadas: uno de los clones de Naruto había encontrado de nuevo a Sasuke y al menos tenían una dirección clara que seguir a pesar del retraso que les provocó Itachi.
Sakura miró a su alrededor entre un salto y otro y no pudo evitar reírse por lo bajo. Sus compañeros no podían ser más evidentes. Ahora viajaba en el centro del grupo, con siete shinobis rodeándola por todos lados y desde arriba, con Sai volando en una de sus creaciones de tinta. Era como si estuvieran transportando una bomba con el temporizador corriendo a cero.
A decir verdad, ella tenía mucha suerte de poder continuar en la misión. Luego de volver en sí, por un momento pensó que no podría evitar que la enviasen de vuelta a Konoha, considerando que les sobraban los argumentos para hacerlo. Si ella hubiese estado en su lugar, les habría dado la razón sin lugar a dudas. Pero entonces recordó algo que había dicho Itachi: Si Sasuke, Naruto y ella no habían sido asignados juntos al azar, tampoco lo había sido el que Hatake Kakashi fuese su sensei.
Y efectivamente, él había entendido a la perfección lo que sus preguntas implicaban más allá de lo inmediatamente evidente, y aunque distaba mucho de haber ganado su total confianza con ello, al menos le había interesado lo suficiente como para no obligarla a marcharse.
Por eso tal vez, las palabras de Yamato le inquietaban también. ¿Y si Itachi había puesto algo en su cabeza? ¿Algo que podía afectar su comportamiento en un momento crucial? Era sin duda una posibilidad que sus compañeros hacían bien en no descartar.
Además, si era sincera, una pequeña parte de ella aún temía haber sido víctima de un engaño; manipulada tontamente por sus sentimientos por Sasuke…
Pero hacía tiempo que Sakura había aprendido a no escuchar tanto a sus inseguridades y centrarse en lo que su capacidad de análisis y sus competencias le decían. Itachi estaba lejos de ser inocente, pero su carácter, más que todos los hechos que le había presentado, le habían convencido de que tenía razones para apostar por él.
Solo esperaba no equivocarse.
Entonces, la magnitud de lo que había pasado y todo lo que había aprendido en las últimas setenta y dos horas se le vino encima de un golpe y su pie trastabilló peligrosamente en la siguiente rama, preocupando a Shino lo suficiente como para hacer que se acercase a ella desde la derecha hasta quedar volando casi a su lado.
Sakura trató de mostrarse tranquila, pero era demasiado. Se había enfrentado a uno de los shinobis más infames y peligrosos del mundo ninja y había salido de allí pensando en él como en uno más de sus chicos del Team 7.
Además, en la última conversación que había tenido con Itachi, él se había mostrado más abierto, sus emociones más aparentes en su rostro y en su voz. ¡Por kami, si hasta se había dejado arrastrar por ella en un ridículo intento por hacerle bailar!
Tardíamente, Sakura sintió su rostro calentarse con la vergüenza. ¿En qué rayos estaba pensando? Eso había sido muy poco profesional de su parte, por no decir peligroso. Solo esperaba que Tsunade no la obligase a declarar todos los detalles de lo ocurrido o nunca podría verle a la cara de nuevo.
Apretando los dientes tanto como los puños, Sakura puso un poco más de chakra en su último salto, dejando atrás la inquietante mirada de Shino. No era momento para ponerse a dudar ni a pensar en lo que había hecho o dejado de hacer. A pesar de lo mucho que las cosas habían cambiado luego de la experiencia en Tsukuyomi, su convicción de rescatar a Sasuke de sí mismo seguía siendo tan firme como cuando había salido de la aldea.
Claro que el tiempo les jugaba en contra ahora. Itachi no quería que su enfrentamiento fuese interrumpido, pero Sakura tenía su propia agenda. Esta vez, ella estaba de vuelta en una realidad que sí podía afectar y cambiar, y eso era algo que no iba a desperdiciar. ¡Y los Uchiha con complejos de mártir, iban a tener que lidiar con ello!
Apoyando el pie en una nueva rama e impulsándose esta vez con total firmeza hacia la siguiente, la kunoichi encontró por fin en el ritmo de sus pasos la tan necesaria sincronía con los demás miembros del equipo. Todos estaban listos para los retos que les esperaban en esta misión y Sakura sintió su confianza crecer exponencialmente. No podían fallar ahora. De ello dependía no solo el futuro del Team 7, sino el de toda la aldea.
Una inesperada claridad en medio del bosque les esperaba al frente, y Sakura trató de escudriñar desde la distancia de qué se trataba.
Cuando la línea de árboles llegó a su final, encontraron la razón. El bosque se abría hacia un enorme espacio hecho de árboles derribados cuyos troncos se cruzaban de un lado a otro marcando el final del camino. La destrucción no era reciente; el moho crecía en la superficie de todos los árboles y la hierba prosperaba en cada rincón. A un lado, el flujo natural de un arroyo había sido interrumpido parcialmente, anegando parte del área.
El grupo no se detuvo ni cambió de marcha ante este obstáculo, pero sí que redoblaron su vigilancia. Sakura estaba segura que no era la única en el equipo que se sentía observada. Ya estaban llegando al otro lado, donde se reanudaba el bosque, cuando Hitnata gritó una advertencia hacia Naruto en la vanguardia del grupo.
"¡Espera Naruto… hay un chakra…!"
"¡Hola, hola, hola-a!"
Naruto frenó contra la rama y cayó de espaldas, evitando tropezar con el desconocido que había salido de la nada a cortarle el paso. De inmediato todos pusieron un alto a su avance, asumiendo una formación defensiva. Sai descendió desde el cielo para cerrar la retaguardia.
"¡Ah! nunca imaginé que encontraría a Konoha aquí… uno, dos, tres, cuatro… ocho contra uno, ¡no parece justo!"
Frente a ellos, parado casualmente sobre una rama, estaba la silueta de un hombre con la inconfundible capa de nubes rojas sobre fondo negro que distinguía a los miembros de Akatsuki. El desconocido usaba una máscara peculiar y guantes negros, al parecer empeñado en ocultar cada centímetro de su piel.
"Este sujeto no está en la lista de miembros que nos proporcionó Kabuto", confirmó Kakashi enseguida al grupo.
"¡Jajaja, es que soy nuevo! Un gusto conocerlos". La voz chillona les llegó a todos con claridad, dando respuesta a una pregunta que nadie le había formulado directamente. Al parecer este Akatsuki era realmente novato y no sabía cuándo era prudente parar de hablar.
"¡No me hagas reír, no tenemos tiempo para esto!" protestó Kiba, conteniendo a duras penas a Akamaru, que parecía listo para devorarse al recién llegado de un bocado. Kakashi enseguida calmó los ánimos de todos.
"No hagan nada precipitado", ordenó Kakashi, "solo observaremos por ahora. Tenemos la ventaja numérica".
Como era de esperarse, el atolondrado de Naruto hizo caso omiso de la orden tan pronto terminó de ser dada. Un kagebunshin saltó por sorpresa a las espaldas de enemigo y Sakura contuvo el aliento. Cuando el bunshin atravesó a su adversario como si fuese un fantasma incorpóreo, las exclamaciones de sorpresa fueron colectivas.
"¡Jajaja eres muy creído!" el Akatsuki se burló inclemente. "¿Qué puede hacer un niño como tú?"
Eso, claro, no detuvo a Naruto, que intentó nuevos ataques con más kagebunshin desde distintos ángulos a los mismos efectos. Repentinamente, el Akatsuki se hizo sólido justo a tiempo para darle una patada al verdadero Naruto en la cara, enviándolo con fuerza al suelo. Su cuerpo cayó en el arroyo detrás del grupo levantando agua por todas partes. De alguna forma, Sakura estaba segura de que el enemigo siempre supo dónde estaba el verdadero Naruto. Esto no era un buen presagio.
"Para ser nuevo soy bastante bueno, ¿no?" les preguntó con el entusiasmo de un niño buscando aprobación. El Akatsuki había aterrizado en una rama más cercana al grupo, directamente arriba de donde estaban Kakashi y Yamato en la vanguardia, siguiendo todos sus movimientos. Sakura finalmente pudo distinguirle mejor y entonces algo hizo clic en su memoria. Esa máscara con ondas que convergen hacia un único ojo. El color era distinto, pero…
"¿Qué juego vamos a jugar ahora, amigos de Konoha?" se burló, palmeando sus rodillas.
"¡No tenemos tiempo para perderlo contigo!", gruñó Naruto mientras se ponía de pie, choreando agua por todas partes. Parecía apunto de soltar un par de improperios de los suyos, pero Sakura ni siquiera lo notó como para reprenderle. Ella había comenzado a caminar hacia el desconocido sin quitarle la vista de encima, sus pies llevándola hacia él como un si un imán la estuviese impulsando con su fuerza.
"¡Sakura, ¿a dónde vas?!" Hinata llamó enseguida, alertando con ello a los demás sobre su comportamiento anormal. Ella nunca rompía formación.
En lugar de responder a su compañera, Sakura levantó su mano y apuntó al Akatsuki.
"Tú" dijo al tiempo que se detuvo ya muy cerca de Kakashi y Yamato.
"¡Tú eres Uchiha Madara!" declaró.
La reacción física del shinobi a sus palabras fue mínima, casi imperceptible, pero ella alcanzó a verla porque la estaba buscando de cerca. Miró a un lado y enseguida pudo ver que Kakashi también la había visto, su mano descubriendo por fin el sharingan.
Con una risilla desagradable el shinobi se recuperó enseguida en lo que, Sakura estaba segura, no era más que una actuación.
"¡Pero qué ridículo! Creo que a tu compañera le hacen falta lecciones de historia, ¿no?" se dirigió a Naruto, pero el rubio estaba muy ocupado mirando con preocupación a la kunoichi.
"¿Sakura, estás bien?" inquirió. Sin duda todos estaban pensando lo mismo que él: que había perdido la cabeza en Tsukuyomi.
Pero en ese momento la kunoichi eligió ignorarlos a todos. Había algo muy importante que tenía que decir y esta era su oportunidad.
"¡Si crees que vamos a permitirte que manipules a Sasuke con su pasado, estás muy equivocado!"
En respuesta, el shinobi inclinó la cabeza hacia atrás, dejando salir otra larga carcajada. Sakura sintió la mirada fija de Kakashi a su lado y se volvió a verle rápidamente, asintiendo a la pregunta silenciosa que veía en sus ojos.
"Vaya, vaya, parece que Itachi no pierde pisada" contestó, con una voz que sonaba algo diferente, más profunda, con un acento más neutral.
"No importa. De aquí no pasarán. Esa es la única verdad".
"¡Eso lo veremos!" Sakura respondió al tiempo que se ajustaba los guantes. ¡Vaya si quería darle un golpe a este tipo!
A su lado, Kakashi también se puso en movimiento, decidiendo por fin el curso de acción que debían tomar.
"¡Terminemos con esto!" vociferó, haciéndole una seña a Yamato, que ordenó enseguida: "Atención todos, 'Formación B'"
"¡HAI!"
"¡Oh, se están poniendo serios!" el Akatsuki se burló, de vuelta a su estúpida voz de timbre descompuesto. "¡Yo también lo haré!"
Sakura apretó los puños. Ella le iba a probar que tan serios podían ser.
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Sasuke estaba cerca.
Itachi podía sentir como su hermano se aproximaba a él sin necesidad de usar ninguna técnica especial. Lo sentía en todo su cuerpo, calando hondo hasta el tuétano de sus huesos. Este era el momento que tanto había ansiado, como temido; el momento por el que lo había sacrificado todo, incluso lo que no era suyo para dar.
Sasuke se aproximaba rápido, con movimientos firmes y decididos. Su ansiedad por llegar también podía sentirla como si fuera propia.
No cabía duda. Sasuke finalmente estaba listo para enfrentarle y ejecutar su venganza. O al menos, tan listo como podía estar un adolescente al enfrentarse con lo que más odia y teme a la vez.
Hacía tiempo ya que Itachi había hecho las paces con ser tan solo un obstáculo a vencer en la vida de Sasuke; de haber cambiado el amor devoto por un odio inextinguible. Sin embargo, hoy, de todos los días posibles, su pecho se contrajo con el dolor breve pero no menos severo, del arrepentimiento.
No por sí mismo y lo que había perdido, sino por Sasuke y toda aquella inocencia que él había pintado de rojo con sus manos en una sola noche.
Moviéndose despacio en contraste con su hermano, Itachi subió sin prisas los escalones que llevaban al trono de piedra al fondo de la habitación. No se podía negar que los Uchiha, aun siendo en general austeros en cuanto a decoración, tenían una gran debilidad por el histrionismo. Y eso era algo de lo que él iba a hacer buen uso en esta pelea. Tenía que convertir este encuentro en todo un espectáculo a beneficio de su hermano, para consolidar en él la idea de que su causa no solo era justa sino necesaria.
El nuevo comienzo del Clan Uchiha no podía ser de otro modo: una batalla de la que se hablaría por generaciones.
Sasuke, un héroe memorable.
Él, un criminal menos en el mundo.
Itachi se sentó en el trono, estirando las piernas y cruzándolas a la altura de sus tobillos. Sacó el brazo izquierdo de la manga de su túnica, descansándolo con cuidado en la abertura al frente. Tomó una respiración profunda con ojos cerrados y se relajó en la postura.
Él, al igual que su hermano, se sentía listo para dar el paso final.
Listo no solo para morir por Sasuke, sino también para encontrar por fin una paz que le había eludido toda su vida, aun cuando había luchado siempre por ella con todas sus fuerzas.
Paz, era tal vez, una utopía para el mundo ninja. Pero cuando tenía cuatro años, él había visto la guerra de cerca, había sentido su mordida y comprobado directamente el vacío terrible que dejaba a su paso. En medio de todo ello, él empezó a preguntarse si la paz era siquiera posible. El Sandaime, con su particular excentricismo, le había dicho entonces que solo los locos se atrevían a soñar con lo imposible, un guiño cómplice brillando en aquellos ojos cómicamente saltones; desde entonces, Itachi había encontrado siempre en ese recuerdo una sonrisa y la convicción para seguir adelante.
Pero listo o no, en las últimas semanas, una preocupación había crecido en su mente y en su corazón a medida que el momento de enfrentar a Sasuke se acercaba. Madara sabía del potencial de su hermano y le asechaba de cerca, en especial desde la muerte de Orochimaru. Itachi no dudaba que tendría un plan siniestro y solo esperaba su muerte para atacar.
Por un tiempo, Itachi entretuvo la idea de posponer un poco más el encuentro con su hermano, pero pronto la descartó, sabiendo que no sobreviviría el tiempo suficiente como para hacer algo al respecto. La enfermedad que le consumía ya no podía ser detenida con ninguna medicina conocida. Itachi estaba al límite de su tiempo y de sus fuerzas.
Como para confirmarlo, un dolor punzante comenzó a subir por su brazo izquierdo, los dedos entumecidos moviéndose en espasmos en contra de su voluntad. Su mano derecha se aferró enseguida a la muñeca izquierda tratando de controlar el tremor. Solo necesitaba aguantar un par de horas más, antes de dejar que su cuerpo sucumbiera finalmente.
Por ello, no valía de nada lamentarse ahora por la falta de tiempo. Itachi había tomado todas las medidas necesarias para garantizar que sus planes siguieran en marcha, aún después de su muerte. Pero también era cierto que nadie, por muy genio que pudiese ser, era capaz de ver el final de todos los caminos. Por eso, él solo podía confiar en que todas sus trampas y estratagemas funcionasen a su favor después de muerto. Lo demás quedaría en las manos del propio Sasuke, tal y como le correspondía al ser, finalmente, dueño de su propio destino.
En lo inmediato, Kisame y los nuevos compañeros de su hermano estaban muy cerca y podrían llegar hasta él y protegerle después de la batalla sin problemas. No era lo ideal, pero Konoha estaba aún demasiado lejos y sin duda enfrentando ya la interferencia de Madara. Con suerte, ellos mismos serían también un retraso para el viejo patriarca Uchiha.
En cualquier caso, él tenía todavía un par de protecciones más para dejarle a Sasuke durante la pelea. Era difícil saber si funcionarían o no, pero al menos le ganarían un tiempo tal vez crucial.
Itachi se reacomodó ligeramente en su asiento. El dolor había remitido, pero sus dedos aún se sentían rígidos y torpes como para hacer sellos con la velocidad de costumbre. Al abrir los ojos, recibió otro recordatorio de sus desventajas para esta pelea.
Delante de él podía ver la puerta de entrada al viejo escondite Uchiha como una mancha de luz sin ninguna definición. Su visión estaba muy deteriorada y la batalla en ciernes sin duda la llevaría hasta límite, si iba a lograr todo lo que se había planteado.
Una parte de él lo lamentaba; no tener la oportunidad de ver a Sasuke con propiedad y descubrir en los planos de sus facciones y en la forma de su cuerpo, qué tanto había crecido y madurado con los años en los que estuvo ausente.
Otra parte lo agradecía; no tener que ver de primera mano las consecuencias de sus elecciones…
¡Tú no estuviste aquí para ver su soledad, su aislamiento; como el odio que plantaste en él le consumió!"
El certero reproche se había quedado grabado en su mente junto con la imagen de aquellos ojos furiosos que parecían destellar llamaradas de un infernal fuego verde, capaz de consumir a sus enemigos en un centelleo.
Haruno Sakura había sido sin duda todo un descubrimiento; tan inesperado como bienvenido. La aprendiz de Tsunade, princesa de las babosas, la kunoichi que había derrotado a Sasori de la arena roja, tenía una mente interesante y llena de contradicciones extremas. Él podía ver por qué el Sandaime la había elegido para el equipo de su hermano, como una influencia positiva templando su competitividad con un impredecible Naruto. Su rol sería sin duda más efectivo una vez que la venganza de Sasuke fuese consumada.
Inteligente y disciplinada, donde otras mentes se hubiesen doblado como papel mojado, la de ella solo se endureció en sus convicciones dentro de la ilusión, luchando hasta el final para proteger lo que ella entendía como importante y verdadero en su corazón. Sus sentimientos por Sasuke eran genuinos y lejos de debilitarla, la kunoichi hallaba en ellos la fuerza que necesitaba para proteger lo que amaba.
Eso, junto con la declaración de Naruto de ser el verdadero hermano de Sasuke, le había proporcionado un alivio y una alegría que no sabía que necesitaba, pero que estaba agradecido de recibir en sus momentos finales. Era, para ser honestos, mucho más de lo que un sujeto como él se merecía.
Una sonrisa levantó la comisura de sus labios sin su permiso. El recuerdo de aquella risa distendida y melodiosa cuando le hizo girar sobre sí misma, era una imagen que él bien podía permitirse atesorar ahora, en los últimos momentos de su vida. Esa clase de felicidad que proporcionan las cosas sencillas de la vida era algo que él ya no podía recordar haber sentido nunca. Pero ella se lo había hecho sentir de nuevo de una manera totalmente inesperada, dentro de una ilusión en la que él se vio cediéndole, por unos instantes, todo el control.
Si las nuevas generaciones de ninjas crecían todos con esa determinación y fuerza de espíritu, tal vez la utopía de paz que habían soñado el Sandaime y él aún tenía esperanzas de dar frutos.
Naruto para enfrentarle y llevarlo a casa. Sakura para sanarle y ayudarle a vivir sin odio. El equipo de Hatake Kakashi era no solo excepcional, sino la clave para salvar a su hermano y lograr el cambio de paradigma en el mundo ninja.
Por ello, ahora más que nunca, confiaba en que Sasuke iba a tener la oportunidad de rehacer su vida, de reconstruir un Clan libre de odio y de vivir una vida sin la limitación de una maldición que consumió a tantas generaciones antes que él.
El eco de unos pasos le sacó de sus cavilaciones. Una figura oscura comenzó a distinguirse en medio de aquella claridad empañada por su ceguera. Sasuke entró con la confianza que da la fanfarronería, claramente envalentonado aún por su éxito con Orochimaru. Iba envuelto en una capa y con una katana atada al cinto.
Itachi cerró los ojos unos instantes, relajándose aún más en el trono de piedra, templando su cuerpo y su espíritu para abordar la tarea final.
"¿Qué tan lejos puedes ver… con ese sharingan tuyo?"
"Veo tu muerte, Itachi". Sasuke respondió de inmediato, con una mueca que pretendía pasar por una sonrisa triunfal.
Itachi abrió los ojos.
Morir, era lo único que le quedaba por hacer.
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NDA: Vaya sorpresa! Quién puede recordar cuando inner actualizaba seguido y no una vez al año? xDD
Y quién se dio cuenta de que el summary de este fic está en este capítulo casi palabra por palabra? Ahora que estamos dejando el canon atrás, muchas cosas interesantes van a pasar.
