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There is nothing for it but to try
and see through our missions to the end,
as best we can, for until we do so,
we will be permitted no calm."
― Kazuo Ishiguro
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c10- The Flaw in the Plan (La falla en el plan)
"Alguien se fue de aquí con mucha prisa, sempai".
Kakashi asintió, bajando su hitae-ate para ocultar el sharingan en su ojo. No hacía falta un Kekkei-genkai para llegar a esa conclusión. Bastaba ver como la edificación frente a ellos continuaba parcialmente en llamas, algunas áreas destruidas completamente por algún tipo de explosión.
No tenía pruebas concretas, pero tampoco dudas de que este lugar había servido como un punto importante de las operaciones de Akatsuki en el País de Fuego, y había sido abandonado no más de un par de horas antes de que ellos llegaran al lugar.
La pregunta, claro, era ¿por qué?
Hasta el momento no habían encontrado señales de lucha, ni rastro alguno de las idas y venidas de los habitantes del lugar. Cualquier cosa de valor que hubieran dejado, de seguro estaba siendo consumida por el fuego.
¿Sabían con antelación que su equipo estaba cerca? ¿O tal vez, su salida apresurada tenía que ver con su temperamental alumna, extraviada desde hacía horas?
Kakashi frotó su mentón; la incipiente barba que daba cuenta de todos los días que llevaban de viaje comenzaba a pincharle a través de la máscara. ¿Qué podía ser tan importante que les hiciese dejar atrás un punto de operación, sin duda estratégico? ¿Evitar una confrontación con su equipo?
'…o una confrontación entre Naruto y Sasuke'.
El supuesto Madara que les detuvo en el camino, no parecía tener problemas para manejarles él solo, aunque doliese admitirlo. Si, efectivamente, Sakura había seguido hasta aquí el rastro de Sasuke, sin duda Akatsuki tendría interés en mantener a salvo el potencial reemplazo de Uchiha Itachi en sus filas.
Aun así, la situación era muy extraña. Akatsuki no tenía fama de huir por la puerta trasera ante una pelea, y menos en su propio terreno. Un lugar como aquel, hablaba tanto del poder como de las influencias de la infame organización criminal en todos los países, así como de su capacidad de establecerse en cualquier sitio con facilidad.
Puede que el fuego estuviese borrando las evidencias sobre sus actividades, pero con suerte, encontrarían suficientes pistas para seguir avanzando en una misión que había duplicado su importancia para el Team 7: encontrar a Sasuke y ahora, a Sakura.
Kakashi llegó hasta el punto de encuentro frente a la entrada principal, Tenzou siguiéndole de cerca. El resto de equipo, dividido en parejas, estaba regresando también desde distintas direcciones a reportar los resultados del reconocimiento. Hasta ahora, de lo único que tenían certeza era de que Sakura había llegado hasta aquí y que el viaje no lo había hecho sola. En el camino, les había dejado la señal acordada, lo cual indicaba que al menos no había estado seriamente incapacitada en caso de haber sido capturada.
Se habían tardado demasiado en llegar hasta allí. Kakashi se recriminó mentalmente, reajustando su chaleco con más fuerza de la necesaria. No se habían dado cuenta de inmediato de la ausencia de Sakura, enfocados como estaban en seguir una pista de Sasuke que resultó ser falsa. Para entonces fue evidente que la kunoichi estaba algo más que simplemente retrasada.
Y todo era su culpa.
Tratando de atacar el nudo de tensión en su nuca, el copyninja movió el cuello de un lado a otro con un sonoro crack. Realmente esperaba no haberse equivocado con Sakura. Luego de haber caído en Tsukuyomi, sus facultades estaban en tela de juicio, y haberla dejado sola podía ser un error muy costoso para todos.
Uno que la Hokage, sin duda, no le iba a perdonar.
El copyninja fue sacado de sus pensamientos fatalistas por un Naruto frenético, que seguido de Pakkun, llegaba de último al grupo ya reunido en un amplio círculo.
"¿Encontraron algo? Vamos, díganme. ¿Qué encontraron, qué encontraron?" resopló, casi vibrando sobre sus pies. El silencio inmediato de sus compañeros no presagiaba nada bueno.
"Reporten" Kakashi ordenó, y todos volvieron a verle. Con una señal de su mano, indicó el grupo que debía comenzar.
"El vuelo por el perímetro no reveló ninguna ruta de escape o evidencias de que algún grupo haya salido de aquí recientemente" comenzó Sai. "Hay un par de poblaciones pequeñas más al sur que podemos investigar en caso de que hayan visto algo sospechoso".
Kakashi no esperaba otra cosa, pero oírlo era decepcionante de igual modo. Sai miró en dirección a Shino, que enseguida dio cuenta de su progreso.
"Mis insectos encontraron un depósito importante de contrabando, bien escondido en una especie de sub-sótano, en la esquina suroeste de la edificación. Se encuentra aislado, por lo que no ha sido afectado por las llamas".
Tenzou reaccionó de inmediato a la información. "Eso coincide con nuestros reportes de una ruta clandestina en esta área, proveniente de-"
"¿¡A quién le importa el estúpido contrabando ahora!?"
"Naruto…" Kakashi advirtió enseguida, cruzándose de brazos. El siempre impaciente jinchuriki se tranquilizó de mala gana, murmurando quien sabe que improperios que sin duda iban a ofender más a Tenzou de lo que su grosera interrupción lo había hecho.
Tenzou se aclaró la garganta. "¿Algo más que reportar, Shino?"
El shinobi negó con un mínimo movimiento de su cabeza y la mirada del copyninja se movió de inmediato hacia el siguiente grupo.
"Sakura estuvo aquí y también Sasuke" confirmó Kiba, tocando su nariz. "Aunque hay algo extraño con los rastros de chakra, según Hinata".
Todos se volvieron a ver a la aludida, que comenzó a estrujar una mano una contra la otra. "Pude encontrar restos del chakra de Sasuke en una habitación, aunque era más que nada una imagen residual. Me parece que pudo estar malherido o inconsciente por la batalla que tuvo".
Naruto se había acercado a ella mientras hablaba y la kunoichi se esforzó por no mirar en su dirección. "En, en cuanto a Sakura… creo que su chakra pudo haber sido interferido".
"¿A qué te refieres con eso?" preguntó Kakashi.
"Una de las marcas que encontré era completamente caótica, como si se mezclasen cientos de chakras distintos. En ella pude reconocer algo del chakra de Sakura solo por lo peculiar de su afinidad con el elemento Yin".
"Bien, bien, y eso qué quiere decir, ¿eh?" Naruto volteó, mirándolos a todos por turno, esperando ver alguna reacción que indicase que no había entendido algo crucial, como de costumbre.
Hinata negó con la cabeza, los ojos clavados en el suelo frente a sus pies. Kiba prosiguió por ella. "No sé nada de ese chakra, pero el rastro estaba en lo que quedaba de una especie de laboratorio. Creemos que estaban atendiendo a alguien allí".
"¡Seguro se trataba de Sasuke!" exclamó Naruto, puño en alto.
"No puedo decirlo con seguridad, pero parece lo más probable".
Tenzou especuló en voz alta: "Tal vez capturaron a Sakura para que le diese asistencia médica a Sasuke. No sabemos en qué condición quedó luego de la pelea". Naruto asintió a cada palabra con entusiasmo.
Por su parte, Kakashi había llegado a las mismas conclusiones. "Si es así, lo más probable es que sigan estando juntos, lo cual puede ser ventajoso para nosotros, si Sakura logra dejarnos alguna otra pista". El copyninja frotó su barbilla con fuerza. La situación le gustaba cada vez menos, pero tenía que trabajar con la información disponible y eso solo significaba una cosa.
"Vamos a hacer una segunda batida de este lugar, que no quede piedra sin voltear. Shino, Kiba, Yamato, ustedes están a cargo de la edificación, apaguen el fuego y revisen todo. Los demás, tendremos que cubrir nuevamente todas las direcciones. Avancen desde este punto, y en una hora de vuelta aquí".
"¡Qué estamos esperando!" Naruto ya estaba a punto de completar los sellos para manifestar cien de sus ruidosos kagebunshins cuando Tenzou le detuvo, tomándole de las manos con brusquedad.
"¿Eh? Yamato-taichou…" Naruto le cuestionó, desconcertado. Kakashi siguió la dirección de la mirada atenta de su kouhai y entendió enseguida el por qué.
"Es una invocación de la Hokage" señaló Pakkun a sus pies, poniendo a los demás al tanto.
Una pequeña babosa había aparecido unos metros detrás del grupo y se les acercaba arrastrando su cuerpo lentamente. Algunos de los ninken la rodeaban, aproximando sus curiosas narices tanto como se atrevían.
Una comunicación de emergencia como esta, nunca presagiaba nada bueno.
Kakashi avanzó hasta la invocación, tomando un pergamino lleno de babas de su boca. El mensaje en sí mismo no daba detalles, solo una nueva orden que debía cumplirse de manera inmediata. Claro que las implicaciones detrás de la solicitud preocuparon enseguida al jounin. Con un movimiento de su mano, el pergamino se consumió, con una llamarada intensa pero breve.
Todos le miraban con absoluta atención. Él no traicionó su inquietud más allá de una rápida mirada a Tenzou, antes de hablar.
"Naruto, debemos regresar a la aldea enseguida".
"¿¡Ehhhhhhhh!? ¿¡Debes estás bromeando!?"
"Es una orden directa de la Hokage".
"¡Me importa un bledo lo que diga la vieja esa, seguro está borracha!"
"¡Naruto!" exclamó Tenzou, alarmado.
Kakashi se reiría de buena gana de la indignación de su kouhai por los modales de Naruto, si la situación no fuese tan seria. Hacerlo abandonar una misión tan importante para él iba a ser una tarea casi imposible.
"¡Ya dije que yo no pienso regresar!"
"Es una orden de la Hokage, no tienes elección, Naruto". El rostro de Tenzou comenzaba a transformarse en su versión más aterradora, y todos menos Naruto se alejaron un par de pasos.
"¡NO-NO-NO! No voy a abandonar a Sakura ni a Sasuke".
"Nadie ha hablado de abandonarlos, Naruto". Kakashi intervino, tratando de encontrar una postura más conciliatoria, interponiéndose entre los dos shinobis en disputa.
"Yamato, te quedas a cargo con Hinata, Kiba y Shino. Ustedes continuarán junto con mis ninken haciendo el reconocimiento y buscando retomar el rastro. De ninguna manera tomen acción por su cuenta, entendido".
"Entendido, Kakashi-sempai" contestó.
"Usen a Pakkun, para mantenernos informados".
Cuando todos asintieron, Kakashi volvió su atención hacia su volátil alumno.
"Sai, Naruto, ustedes se regresan conmigo".
"¡Yo voy a quedarme!" reiteró tercamente, el rostro enrojecido. El copyninja se forzó a enunciar con calma las instrucciones.
"La Hokage te necesita de vuelta a ti especialmente, Naruto".
"¡No me importa- lo- que- quiera-!"
Todos asumieron una postura de combate. El aura naranja del kyuubi se había hecho visible alrededor de Naruto y la mínima provocación podía escalar la situación a una explosión de colas. Tenzou se posicionó a sus espaldas, las manos juntas, listo para invocar el jutsu de contención a su señal.
"El Team 7 no deja a nadie atrás, ¿acaso no nos enseñaste eso Kakashi-sensei?" reclamó, mostrando los colmillos.
Kakashi levantó las manos, las palmas al frente para aplacar el temperamento del jinchuriki, cuando Hinata, de todas las personas, le ganó la palabra.
"Naruto-kun, debes confiar en Sakura-chan. Si ella pudo traernos hasta aquí, seguro que está haciendo algo por ayudar a Sasuke. Ella no va a abandonarle".
"Pero Hinataaaa…" lloriqueó, volviéndose a verla.
"Si la aldea te necesita en este momento, deberías regresar, por el bien de todos".
Hinata hablaba poco, pero cuando lo hacía, realmente marcaba la diferencia. Naruto se desinfló como un globo recién pinchado y el aura asesina del kyuubi se disipó de inmediato. Volviendo a mirar en dirección al copyninja, asintió de mala gana.
"Déjalo de nuestra cuenta, Naruto" Tenzou se acercó, dándole un par de palmadas en el hombro, "vamos a encontrar a Sakura y a Sasuke sin falta".
¡Claro que sí!". Kiba vociferó con entusiasmo; Akamaru haciendo lo propio con un par de ladridos.
"Recuerda, Naruto. Esta vez, yo sí estoy en el equipo de búsqueda" entonó Shino con su seriedad habitual. "No como la otra vez, que me dejaron atrás, eso hace toda la diferencia-".
"¡Hasta cuando vas a seguir con eso!" gimoteó Kiba.
"Hasta recibir una disculpa apropiada".
"¡Aghhh!"
Naruto reía ahora de buena gana con sus amigos y Kakashi sonrió tras la máscara. Cada momento de alegría que tenían se hacía ahora más precioso, antes de que la inevitable tormenta que se aproximaba, inexorable, estallase sobre sus cabezas.
Y si el mensaje urgente de Tsunade era un indicio, ya las primeras gotas comenzaban a hacerse sentir en Konoha.
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"¿Por dónde entraron ustedes?"
Cinco pares de ojos la miraban expectantes mientras Sakura terminaba la cena. Estaba segura de que había cerrado la puerta tras de sí, pero no parecía haber fin a los gatos en el templo.
"Acaso no tienen suficientes ratones que cazar por ahí, ¿hm?"
La kunoichi comenzó a servir el estofado, hecho con algo de pescado que había logrado atrapar más temprano usando una de las trampas rudimentarias que todos los ninjas aprendían durante las lecciones de supervivencia en la academia. No tenía con que darle sabor más que con sal y algunas legumbres y hierbas de la zona, pero al menos sería algo saludable y fresco con lo cual acompañar las perennes raciones de viaje, duras y desabridas, que tenían por todo alimento. Esperaba que el sabor del pescado resultase tolerable al menos. Su paciente necesitaba la mejor alimentación posible para recuperarse y en las presentes circunstancias, era poco lo que podía hacer al respecto.
Dejando en el suelo los restos del pescado para su audiencia felina, Sakura templó sus nervios antes de volverse hacia su paciente. Itachi había permanecido consciente la mayor parte del día, pero bien podía haber estado inconsciente por todo lo que se movió o comunicó; su silencio tan inflexible como su semblante.
Le crispaba los nervios.
Sin embargo, tenía que admitir que se estaba portando como un paciente modelo, si bien uno taciturno, para su mayor preocupación. Las palabras que le había dicho más temprano acerca de su decisión de morir y las razones para ello le perseguían incesantes en cada momento en que no se encontraba ocupada. La practicidad de Itachi rayaba en lo inhumano y ella se debatía entre tratar de descubrir lo que pensaba o mantener una fría –y necesaria– distancia profesional.
Con cada faceta descubierta, Sakura se preguntaba si con su decisión no había traspasado una línea de la que no había retorno. Una línea que la llevaba directamente a ese futuro donde Itachi era otro monstruo desquiciado por el poder y ella, la única culpable por todas las desgracias que se sucedieran como consecuencia. Pero no era momento para arrepentimientos tardíos.
Con un último sacudón mental, Sakura colocó con cuidado la bandeja con los alimentos en la destartalada mesilla a un lado de la cama, donde el hitae-ate de Itachi descansaba junto a una de las dos viejas lámparas de aceite que daban luz al lugar.
"Con tu permiso" dijo, antes de sentarse despacio a su lado. La única respuesta de Itachi, sentado contra la cabecera de la cama, fue volver el rostro en su dirección. La mirada perdida en aquellos ojos tormentosos también le crispaba los nervios.
"Preparé un estofado, aquí tienes la cuchara".
Con el utensilio en la mano, el shinobi siguió paciente las indicaciones de Sakura para encontrar el plato humeante que ella le ayudaba a sostener frente a él. Se encontraba aún bastante débil, pero no lo suficiente para no poder alimentarse por su cuenta.
"Espero que esté bien, no hay mucho aquí para hacer una comida decente".
"Te lo agradezco".
No dijo más mientras devoraba su cena. Su buen apetito era un indicativo claro de la rápida mejora de su salud, aunque probablemente, no de la calidad del platillo, lamentó Sakura.
Mientras comía, la kunoichi se encontró estudiándolo de nuevo. Un hombre como él estaba acostumbrado a ser independiente, a nunca mostrar debilidad. La clase de vida que había llevado puede que no hubiese afectado sus modales o sus ideales, pero sin duda había puesto una barrera entre él y el resto del mundo.
En Tsukuyomi él se había mostrado –hasta cierto punto– abierto con ella por necesidad, pero fuera de la ilusión, en la realidad, él no podía ser más misterioso y distante. Lo que, si era sincera consigo misma, solo aumentaba su magnetismo natural, y que ni una enfermedad tan agresiva como la suya, había podido arrebatarle del todo.
Pronto Itachi terminó el estofado, y la kunoichi cambió el plato por una taza de té, que puso con cuidado entre sus manos.
"En la mesilla a tu lado están las raciones. No es lo más adecuado, pero le darán a tu cuerpo la energía que necesita para sanar" explicó, e Itachi asintió por toda respuesta. Sin más que hacer a su lado, la kunoichi se levantó, dispuesta a ir a comer su propia porción de la cena.
La voz de Itachi la detuvo.
"Me gustaría conversar contigo, Sakura-san".
"¡Oh!"
Después de dudar por unos segundos con la sorpresiva petición, se decidió a retomar el lugar a su lado.
"¿De qué quieres hablar?" preguntó enseguida. Considerando el desastre que resultó ser su primera conversación, ella temía tanto como deseaba saber a qué conclusiones había llegado Itachi.
"He estado pensando en nuestra conversación de esta mañana". Su rostro no delataba ninguna emoción, pero sus facciones estaban relajadas, al menos. "A pesar de otras circunstancias, sin duda apremiantes, coincidimos en que los dos tenemos la misma prioridad inmediata".
"Sasuke".
"Así es" confirmó.
"Sé que va a ser muy difícil alcanzarle ahora que sabe la verdad, pero sigo convencida de que entre tú y Naruto, podrán hacerle entrar en razón".
Itachi tomó unos segundos antes de responder. "Que conozca su pasado no significa que su odio por mí se haya terminado".
"No con Madara azuzando ese odio, pero si eres tú quien le explicas todo, estoy segura que él entendería".
"¿Lo haces tú?" preguntó, con genuina curiosidad en su voz.
"¿Eh?"
"Tú trataste de detener la masacre, aun sabiendo que estabas en una ilusión, ¿no es así?"
Sakura se quedó muda, mirando a Itachi tomar un sorbo de su té. Debería esperarlo después de todo lo que habían pasado juntos, pero no dejaba de sorprenderle la facilidad que tenía para descolocarla. En ese momento, se hizo muy consciente del sudor empapando la palma de sus manos y su mente se quedó, como pocas veces, en blanco.
"¿Por qué lo hiciste?" Itachi insistió, ante su falta de respuesta.
"No lo sé".
"Creo que sí lo sabes".
La kunoichi no contestó e Itachi cambió de táctica. "¿Harías tú lo mismo que hice yo, puesta en mi lugar?"
En esto, Sakura no podía sino ser sincera con él.
"No" sentenció.
"¿Puedes perdonar algo así?"
Sakura comenzó a estrujar el delantal improvisado que había atado a su cintura. La verdad era que ella tenía miedo de encontrar la respuesta a esa pregunta. Desde el fin de la ilusión había tratado de racionalizar toda la situación, las opciones, las decisiones, anteponer el bien común por encima de todo y llamar a la masacre una "acción necesaria" para prevenir una guerra. Pero no dejaba de ser un asesinato masivo… había niños, civiles, ancianos; no todos eran ninjas en el Clan Uchiha. Aunque ellos llevasen también la maldición en su sangre, matarlos era tan cruel como innecesario.
En lugar de contestar, la kunoichi reiteró sus esperanzas, la voz casi un murmullo: "Si Sasuke te supiese con vida luego de conocer la verdad, creo que cambiaría todo para él. Recuperar a su hermano es-".
"Recuperar a su hermano es imposible", le cortó tajante.
"¿Por qué?"
"Subestimas su determinación. Él es un vengador, y yo siempre seré un criminal a sus ojos".
Sakura abrió la boca para protestar, pero Itachi se le adelantó.
"Independientemente de mis intenciones, mis acciones no pueden ser justificadas bajo ninguna moral. Sasuke me odia y esa es una realidad que tú no puedes cambiar".
Sakura no encontró forma de refutarle y eso le sentó mal. "Entonces, ¿qué piensas hacer con Sasuke?" inquirió.
"Nada".
"¿Qué has dicho?" sacudió un poco la cabeza. De seguro lo había escuchado mal.
"Lo he pensado con cuidado, y he decidido no hacer nada respecto a Sasuke".
"¡Debes estar bromeando!" La kunoichi se puso de pie enseguida. Después de todo lo que había pasado, lo último que ella esperaba era que Itachi se negase a ayudarla a salvar a Sasuke.
"Mis planes originales contemplaban la posibilidad de que Madara lograse contactarle y contarle su versión de los hechos. Lo mejor, en las presentes circunstancias, es dejar que la situación siga su curso".
"¡¿Que la situación siga su curso?!" Sakura repitió, llevándose las manos a la cabeza, completamente descolocada. La decisión que había tomado de salvar a Itachi parecía comenzar a desmoronarse frente a sus ojos.
"¿Quieres decir que vas a dejar que tu hermano se vuelva en contra de la aldea?"
"Su deseo de venganza es indetenible, como bien sabes" confirmó.
"Eso significa que… ¡que Naruto deberá enfrentarle de nuevo! ¿es ese el curso que trazaste?"
"¿Esperabas que eso no ocurriera?" inquirió.
"Yo he estado allí para ver el resultado de cada enfrentamiento entre ellos", con esas palabras Sakura se sintió de vuelta en la aldea, de pie frente a sus puertas, viendo a Kakashi-sensei llegar, cargando lo que parecía el cadáver de Naruto. Pálido, empapado y con un agujero en su pecho que parecía imposible de recomponer.
"¡Haría lo que fuera por evitarlo!" cerró los ojos con fuerza, tratando de deshacerse de los recuerdos. "¡Y se supone que traerte de vuelta era una forma de hacerlo!"
Aparentemente inmune a su exabrupto, Itachi solo se reacomodó levemente contra las almohadas a su espalda. "¿No crees que tú puedes detenerlos?"
La kunoichi negó con la cabeza, antes de recordar que Itachi no podía verla.
"No, yo no podría hacer nada" admitió.
"Entonces, si Naruto y Sasuke se enfrentan de nuevo, ¿a quién de los dos vas a proteger?"
"Yo…". Sakura sabía bien lo que era estar de pie entre ambos, sin esperanzas de poder detener a dos trenes a toda marcha, a punto de chocar de frente. Decidirse por uno, era ahora tan imposible como entonces.
"¿Crees que puedes proteger a ambos?" insistió, antes de tomar otro sorbo de té.
"No lo sé".
"¿Crees que Naruto estaría dispuesto a matar a Sasuke para proteger a Konoha?"
"¡No, nunca!" al menos de esto sí estaba segura. "Naruto encontraría la forma de detenerlo. De ninguna manera le mataría".
"¿Y si no hay otra forma?"
"¡Tiene que haberla!" chilló.
"¿Si Naruto no puede, lo harías tú? ¿Matarías tú a Sasuke?"
"¿¡Por qué rayos tiene que morir alguien en este escenario!?" alzó la voz, alejándose de la cama y dando vueltas como una fiera recién enjaulada. Las preguntas de Itachi la sofocaban; la sola idea de ver a sus dos compañeros enfrentándose de nuevo le hacía sentir enferma.
Entonces, se le ocurrió una idea aún peor.
"El poder que le dejaste a Naruto, ¿es para matar a Sasuke?" inquirió acercándose de nuevo a su lado. "Porque no pienso dejar que pongas algo como eso en su conciencia. Naruto jamás se recuperaría, ¡jamás!"
"No. Ese no es el poder que le dejé a Naruto" aseguró enseguida.
Sakura exhaló con fuerza, algo aliviada, pero lejos de lograr parar la carrera desbocada que sentía golpeando en su pecho.
"¿Por qué me haces todas estas preguntas?" reprochó finalmente, "¿Quieres asustarme?"
"Solo quiero que consideres todas las posibilidades" declaró, con un dejo de dureza en su voz hasta ahora ausente de la conversación.
En todas esas posibilidades estaba justo el combustible perfecto para sus peores pesadillas. Perder a Sasuke le aterraba más allá de lo racional. No solo por el fin injusto de su compañero descarriado y los sentimientos que aún albergaba por él, sino por el abismo que fracasar iba a crear en el corazón de Naruto –en especial si él era la causa. Y aun con todo su estoicismo, Sakura sabía que ese fracaso también iba a afectar profundamente a Itachi. Proteger a Sasuke era probablemente lo único que le mantenía cuerdo contra la maldición en su sangre.
Sakura se forzó a recuperar algo de calma con un par de respiraciones profundas. "Entonces, ¿no ves forma de salvar a Sasuke? ¿Es eso lo que quieres decirme?"
Si Itachi no era capaz de encontrar una salida, tal vez todo si estaba perdido en verdad.
"Sasuke siempre ha tenido un buen corazón. Es, esencialmente, una buena persona. En eso, creo que estarás de acuerdo conmigo".
Sakura lo estaba. Ella había sido víctima de la indiferencia de Sasuke, de su arrogancia; y él muy tonto había tomado decisiones estúpidas, sin duda, pero eso no le hacía una mala persona. Donde contaba, ella siempre le había visto brillar, a pesar de sus desplantes.
"Si no lo estuviera, no estaría aquí" contestó.
Itachi asintió, antes de continuar explicando. "En la integridad de su carácter está la garantía de que su espíritu se mantendrá atado a la justicia que persigue, y con ello a lo mejor de sí mismo".
"Entonces, apelar a su sentido de justicia es la forma de alcanzarle…". Sakura volvió a sentarse en la cama, concentrada en perseguir la idea que comenzaba a formarse en su mente, apenas un destello. "Si fuese posible convencerle de que su justicia está mejor servida defendiendo a Konoha que destruyéndola…" musitó ensimismada, "aún tenemos oportunidad de alcanzarle… tal vez…".
Entonces sintió el peso de la atención de Itachi puesta en ella y al volverse se percató de lo cerca que se había sentado de él.
"No olvides lo que has aprendido en Tsukuyomi", aportó el shinobi, "es más importante de lo que imaginas".
"¿Crees entonces que-?"
"No toda esperanza está perdida, Sakura-san, no todavía". La suavidad en su voz la sobresaltó y de repente le pareció inapropiado seguir allí sentada. Sobre sus dos pies y a una distancia respetable, Itachi se parecía más al terrible nukenin del que debía cuidarse.
Ninguno de los dos parecía tener nada más que decir, considerando el silencio se extendió entre ellos. Sakura carraspeó antes de cortarlo. "Bien, si eso es todo lo que querías decirme, voy a retirarme a comer" señaló, aunque lo que menos tenía, después de todo lo dicho, era apetito.
"Hay algo más".
Sakura cerró los ojos por unos segundos, preparándose mentalmente para más de sus preguntas debilitantes, llenas de terribles posibilidades.
"Mi reacción no fue la mejor cuando conversamos más temprano y lo lamento", explicó, el rostro vuelto hacia ella como si pudiera verla. "No quisiera que tuvieras la impresión de que no agradezco todo lo que has hecho por mi hasta ahora".
Una disculpa era, desde luego, lo último que habría imaginado. "No, yo… mi reacción tampoco fue buena, la verdad… y no tienes nada que agradecer", respondió de prisa, agitando las manos en un gesto nervioso.
"Me salvaste la vida".
"Solo estoy haciendo lo que creo mejor…" descontó, acomodando innecesariamente su delantal, "salvarte es lo que hubiera hecho cualquier médico".
"No cualquiera, estoy seguro".
Y allí estaba de nuevo, ese discreto movimiento de la comisura de los labios, casi imperceptible, casi sonrisa, y que en cualquier otra persona Sakura se atrevería a llamar, afectuosa. Pero se trataba de Uchiha Itachi, lo que la obligaba a concluir que estaba delirando.
Sin saber qué responder, optó por la vieja táctica de cambiar de tema. "Debes estar cansado, la regeneración está en su fase final" se movió hasta la mesilla para retirar la bandeja, dejando las raciones a su alcance. "Termina de comer y trata de dormir un poco, ¿está bien?"
Itachi asintió volviendo su rostro hacia el frente, la taza de té aún entre sus manos. La kunoichi se retiró con pasos ligeros hacia el área de la cocina.
Con el apetito arruinado y un dolor de cabeza incipiente, se dejó caer en la silla, su cuerpo encorvado como si no le quedaran energías. Sin embargo, a pesar del agobio que sentía, ella se iba a obligar a comer y se iba a obligar a pensar en todo lo que habían conversado.
Escapar de sus problemas –aunque fuese solo por unos momentos– era un lujo que ya no se podía dar.
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Sakura despertó sobresaltada; el susto de quien cae al vacío acelerando su pulso.
Cada vez que cerraba los ojos, entregándose al cansancio, comenzaban sus pesadillas en aquel mundo negro y rojo del que no podía escapar.
De inmediato miró en dirección al culpable –con dagas por ojos– y le encontró tal y como le había dejado; dormido plácidamente mientras ella no lograba más que unos cuantos minutos en cada intento.
Tomando una bocanada profunda, la kunoichi intentó calmarse, su atención puesta en la única luz que ahuyentaba las sombras que aún la seguían desde sus pesadillas. La lámpara continuaba encendida en la mesilla al lado de la cama, con la llama más tenue posible, pero suficiente para ver a su paciente en la penumbra. La chimenea crepitaba desde el otro lado de la habitación, obligando al frio a retroceder un poco.
Buscando una postura más cómoda en la pequeña butaca que le servía de cama, Sakura se tendió de espaldas, sus piernas pendiendo fuera a un lado mientras su cabeza descansaba en una almohada colocada sobre el otro apoyabrazos. Estaba transpirando por los terrores nocturnos, la frente perlada a pesar de la baja temperatura de la temporada.
Era incómodo dormir así, sin duda, pero eso la ayudaba a mantenerse mucho más alerta, tanto por su paciente y su condición como por posibles indeseables que pudiesen acercarse al lugar. Ella había puesto trampas y sellos de protección por todo el perímetro, lo que les garantizaría algunos segundos de ventaja en caso de que alguien les atacase, pero dependiendo de la condición de Itachi, tal vez no fuese suficiente tiempo para escapar.
Sakura se arrebujó bajo la manta y dejó salir un suspiro largo; la mirada perdida en el techo, con sus desgastadas vigas de madera que ya se había hartado de contar como si fueran ovejas. Los huesos le pesaban y nada quería más que poder dormir unas horas sin interrupciones. Aunque también tuviese miedo de hacerlo y encontrarse de nuevo en la aldea, rodeada de los cadáveres de cientos de Uchihas; o ver a Naruto y Sasuke, prefiriendo arrancarse la vida el uno al otro, antes que ceder, cada uno empeñado en sus convicciones. Y ella allí, siempre allí, tan solo para verlos, incapaz de hacer nada por salvarlos.
Las cosas no estaban saliendo como lo que había planeado en su mente, durante el largo camino que hizo con Kisame hasta el templo. Con Itachi inconsciente, era fácil imaginar escenarios en donde el nukenin era, por milagro, la solución a todos sus problemas. La realidad era, claro, muy distinta al ideal que había construido en su cabeza.
Y ya debería haber aprendido esa particular lección de la vida, pero los viejos hábitos eran difíciles de romper.
Su espalda comenzó a protestar, obligándola a moverse de nuevo a un costado, tratando de acomodar sus piernas dobladas entre su pecho y el respaldo de la butaca sin caerse. Ella era menuda, pero el espacio disponible era realmente limitado y ninja o no, hay un límite para lo mucho que uno puede contorsionarse sin lastimarse.
"¿No puedes dormir?"
El nuevo sobresalto le hizo perder el equilibrio esta vez, mandándola de trasero al suelo. El aire se le escapó de los pulmones con un sonoro gritillo.
"¿Estás bien, Sakura-san?"
"Sí, estoy bien, no fue nada…" contestó, manoteando para ponerse de pie con la velocidad de un resorte desgastado. Si hubiese sido un enemigo y no Itachi, ella no lo habría contado. ¡Vaya con los reflejos ninja! Kakashi la hubiera deshonrado en el sitio, lo menos.
"¿Tú estás bien? ¿Qué haces despierto? ¿Te duele algo?", se afanó en chequearle, tan pronto recuperó la compostura. La médico de movimientos prácticos encontró enseguida el pulso en su muñeca, liberando algo de chakra para constatar todos sus vitales.
"Tampoco puedo dormir" explicó.
"Puedo darte algo para que du-"
"No" le cortó. "Prefiero conversar contigo, si te parece bien".
"Eso sí que va a quitarnos el sueño…" masculló por respuesta, antes de poder contenerse. El Uchiha dejó salir una exhalación de golpe, el sonido sospechosamente parecido a una risa contenida y Sakura se relajó enseguida, muy a su pesar.
"Tal vez puedas contarme un poco más sobre ti" tanteó Itachi,
"¿Sobre mí?" repitió, sin ocultar una sorpresa que le apretó el pecho de forma extraña.
"Háblame de tus padres".
La sincera petición, dicha además con aquella voz hipnótica –suave, pero masculina– era para Sakura imposible de resistir. Su voz interna se apagó; las eternas advertencias hechas a un lado en nombre de la irresistible curiosidad por acercarse un poco más, como polilla a la flama más intensa.
Dándose tiempo antes de contestar, la kunoichi terminó el examen y retiró su mano. Los resultados eran los esperados por ella según su progreso hasta el momento. Cambiando su peso de un pie a otro, trató de pensar en algo interesante que decir, pero sus antecedentes eran de lo más mundano que había, en una aldea llena de lo más extraordinario e imposible.
"Pues, no hay mucho que contar…" reveló por fin, rindiéndose ante los hechos. "Mis padres son civiles, ambos contadores. Mamá trabaja para la oficina de comercio y papá en recaudaciones, en la Torre Hokage. No son más que aldeanos ordinarios, supongo".
"Algo de vida ordinaria está bien, para variar".
Sakura sonrió, de acuerdo con el shinobi. Ver a sus padres todos los días era una de las pocas cosas que la mantenían cuerda y con los pies en la tierra.
"Te aseguro que mis padres son tan normales como es posible serlo en Konoha".
"Imagino que no fue fácil para ellos aceptar que su hija tomara el camino ninja" inquirió.
"Ah, papá siempre cuenta que me empeñé en ello desde los seis años, sin explicación aparente. Al principio, ninguno de los dos me tomó muy en serio, esperando que fuese un capricho pasajero. Hasta que me lancé desde la ventana del segundo piso persiguiendo al gato del vecino y vociferando sobre el honor del Hokage, o algo así".
"Hm, eso de seguro les abrió los ojos". La nota divertida en su voz era ahora clara y sonora, y Sakura sintió la necesidad de sacarle toda la que fuese posible. Quería ver más de esa expresión, casi jovial, en su rostro, tan parecida a la que había tenido cuando bailaron juntos en Tsukuyomi.
"¡Oh, sin duda! Aunque todavía intentaron disuadirme mientras me enyesaban el brazo en el hospital. Recuerdo que mamá trató de sobornarme con promesas cada vez más increíbles de dulces y juguetes, pero yo estaba muy decidida. Así que al día siguiente me llevaron a la academia para gestionar mi cambio desde la escuela regular".
Sakura sonrió, recordando el momento con la nostalgia por tiempos más sencillos, la felicidad de entonces llenándola como pocas cosas podían hacerlo. "Aunque no entiendan mucho de lo que hago, desde ese momento ellos siempre han apoyado la decisión que tomé".
"¿Fue difícil para ti cambiar de escuela?"
La sonrisa se le apagó un tanto. "No, no", mintió sin mucha convicción, "estaba tan feliz de empezar que… nada me importaba más que convertirme en kunoichi".
"Antes, en Tsukuyomi, dijiste que no tenías amigos".
Sakura maldijo mentalmente la capacidad del Uchiha para dar siempre en el blanco, aun con limitada información. ¿Era ella acaso, tan transparente para él?
Sus dudas volvieron a por venganza, cuando la conversación la movía a revelar información cada vez más personal, dándole armas a un ninja en extremo peligroso y probadamente despiadado. Si pudiera verla, su Shishou se arrancaría todos los cabellos de la pura frustración.
Y a pesar de todas las buenas razones que sustentaban sus temores, en ese mismo momento, Sakura se acercó un poco más a la cama y se sentó al lado del shinobi. De algún modo, el gesto se sintió diferente de cuando hizo lo mismo para ayudarle con la cena.
Ella lo estudió por unos segundos, tendido como estaba en la cama, con el cabello suelto sobre la almohada como una especie de halo negro. La verdad era que no quería tratar a Itachi como si fuese un enemigo; tampoco con la educada distancia de un mero aliado por necesidad.
¿Pero cómo debía tratarle, entonces?
Sakura no tenía idea, la línea entre lo correcto y el desastre estaba tan difuminada que ya no sabía de qué lado estaba la mayor parte del tiempo. Así que, por el momento, se decidió a continuar respondiendo a sus preguntas con toda la sinceridad posible.
Esta también era parte de la apuesta que había hecho al salvarle. Para bien o para mal, Sakura se la iba a jugar a todo o nada con él.
"De niña era muy retraída, no sabía cómo hablar con los otros niños y estaba consciente de que me veía diferente, ¿sabes? El cabello rosa no es particularmente común".
"No puedo decir que lo sea" concordó.
"Además me acomplejaba mucho… el-tamaño-de-mi-frente" murmuró rápido y de mala gana, continuando antes de que Itachi pudiera formular las preguntas que sin duda se ocultaban detrás del ceño fruncido en su rostro. "Así que cambiar a la academia ninja solo añadió un motivo más para que los demás se burlaran de mí, por no venir de una familia con tradición ninja que respaldara mi derecho a estar allí".
"Es una vieja manera de pensar, tristemente común", comentó el shinobi, "a pesar de toda la evidencia de lo contrario".
"Era muy niña para entender eso. Solo sabía que me rechazaban y yo me sentía como una impostora, tratando de tomar un lugar que no me correspondía".
Si era sincera, Sakura todavía se sentía inadecuada muchas veces. La diferencia era que había aprendido a ignorar esa insidiosa voz interna y sobreponerse a ella a fuerza de mal carácter. Lo que tal vez no era lo más saludable, pero si funciona…
"¿Se lo ocultaste a tus padres?" la voz de Itachi la regresó a la conversación.
"Lo intenté al menos, pero los padres siempre saben de una forma u otra ¿cierto?"
Itachi asintió. "¿Pensaste alguna vez en renunciar?"
"A veces, pero adoraba demasiado mis clases, a mis maestros, y no quería perderme ni un día, aunque tuviera que soportar las burlas de otros niños". Sakura se estremeció. La verdad era que ella había estado muy cerca de caer en las garras de la desesperanza, y de allí a darse por vencido, solo había un paso. Pero alguien la había detenido, justo antes de acercarse a ese precipicio. Y ella no podía dejar de agradecérselo, aun cuando las cosas eran ahora tan distintas entre ambas.
"Tiempo después conocí a Ino, y ella me ayudó a reconocer que yo también tenía mi propio valor como persona, aun siendo diferente", una lección aprendida entre flores, porque no podía ser de otro modo con ella. "Y, claro a cómo defenderme de los demás".
"¿Ino es tu amiga?"
"Sí… bueno, no exactamente…" la kunoichi se mordisqueó el labio inferior, insegura de cómo explicarlo. "Es decir, lo fue entonces, pero ahora más bien tenemos una sana rivalidad entre nosotras".
Itachi levantó las cejas, claramente pidiendo más explicaciones y Sakura carraspeó tratando de evadirlas.
"Estoy hablando de más, seguro no te interesa nad-"
"Me interesa", la interrumpió, "cuéntame sobre Ino, por favor".
Sakura se frotó las manos, tratando de contener los nervios.
"Las dos siempre hemos sido competitivas y, bueno, a los doce años…" la kunoichi tomó una bocanada de aire, para darse fuerzas, "nos declaramos la guerra por conseguir el amor de Sasuke-kun".
Ahora sí que Itachi estaba sonriendo abiertamente y Sakura alzó mentalmente un puño en señal de victoria, maravillada de lo mucho que ese gesto cambiaba su rostro y lo hacía verse más joven.
"Ah, mi hermano menor rompiendo corazones, no me extraña en lo absoluto".
"No te burles… ¡lo tomamos muy enserio entonces!" Sakura protestó por protestar, con fingida molestia.
"No tengo dudas de que así fue" aseguró, mostrando las palmas para aplacarla y Sakura se sonó los nudillos por pura costumbre.
"Te burlas ahora, pero seguro que tú también tuviste un club de fans cuando estabas en la academia".
"No. Era muy niño para eso, entonces".
Sakura recordó lo que había leído en su expediente. "Es cierto, tú te graduaste muy temprano de la academia, ¿no es así?"
"A los siete años".
A esa edad ella apenas estaba entrando en la academia. Si Sakura fuera la Hokage, prohibiría que se graduara a niños como ninjas, sin importar el nivel de habilidad. Ellos mismos, a los doce años, habían estado muy mal preparados para enfrentarse a lo que el mundo ninja les tenía en reserva.
"No imagino lo difícil que debió ser para ti". comentó, su tono abandonando el fingido mal humor de antes.
"Era mi deber" replicó, encogiendo un tanto los hombros, y a Sakura no le sorprendió en absoluto su respuesta. "Aunque como tú, yo tampoco encontré amigos en la academia".
"¿Por qué?" inquirió, genuinamente desconcertada. Itachi tenía todo para ser popular, tal y como lo había sido siempre Sasuke entre sus compañeros.
"También era diferente. Todos mantenían su distancia, en especial cuando empecé a avanzar muy rápido de nivel y mis compañeros eran cada vez mucho mayores que yo. Solo me tomó un año completar mi instrucción, así que no estuve mucho tiempo".
"¿Y tus compañeros de equipo genin?"
"Al graduarme, me asignaron como reemplazo en otros equipos que habían sufrido pérdidas, al no tener a nadie de mi edad con quien colocarme. Luego entré al ANBU y ya sabes que no estaba allí para hacer amigos…".
"Entonces, ¿tu único amigo fue Shisui?" Sakura se arrepintió enseguida de nombrarle, al ver como el rostro de Itachi se apagó un tanto.
"No, aunque sin duda era el más cercano".
"Oh". Ella en verdad quería preguntar más al respecto, pero sabía que estaba entrando en un terreno peligroso que solo podía llevar directo a la tragedia. Se mordisqueó el labio inferior, indecisa, cuando Itachi continuó de igual modo, terminando con su conflicto interno.
"Su nombre era Izumi. Aunque no nos hicimos amigos voluntariamente, siempre pude contar con su compresión y compañía".
Con una introducción así, desde luego que tenía que preguntar: "¿Cómo te haces amigo de alguien por la fuerza?"
"Como era la costumbre del Clan, nuestras familias sellaron un acuerdo de compromiso entre ambos, cuando cumplí los diez años. Ese día fue la primera vez que nos vimos y nos odiamos de inmediato" rememoró. Un tono de voz afectuoso coloreaba sus palabras y Sakura encontró a Izumi desagradable sin razón. "Yo era demasiado serio y ella era una traviesa incorregible, cuando podía salirse con la suya. No teníamos oportunidad de congeniar".
Sakura se mordió literalmente la lengua para evitar el comentario inapropiado que cruzó por su mente.
Itachi continuó: "Sin embargo, teníamos que vernos todos los viernes, como parte de los requerimientos del cortejo. Ambos fingíamos que todo era normal, guardando las apariencias para los chaperones que nos vigilaban y de algún modo terminamos por hacernos amigos, unidos por nuestra mutua frustración con una situación que estaba fuera de nuestro control".
"¿Por qué no me la mostraste en Tsukuyomi?" Sakura reprochó, dando rienda suelta a unos celos repentinos y completamente irracionales. Era la falta de sueño, se justificó mentalmente.
"El ritual que presenciaste era de su familia. Ella estaba entre los presentes". Su desagrado por Izumi solo aumentó con esas noticias.
Sakura se preguntó entonces qué clase de obligaciones pondría el Clan Uchiha en el rol de la matriarca. Considerando la importancia que tenía la descendencia para el poder del Sharingan, de seguro que para ella se reservaban otro tipo de rituales referidos a la fertilidad, tan macabros como el que había presenciado.
La kunoichi volvió su atención hacia Itachi y le encontró con los ojos cerrados y el rostro vuelto hacia el techo. Por un momento pensó que se había quedado dormido, pero el shinobi cortó el silencio con una declaración tan lúgubre como lo habían sido sus pensamientos.
"Ella también me estaba esperando… esa noche".
Sakura contuvo la respiración. Sabía que esto venía y, sin embargo, no pudo evitar sentir un familiar golpe en el estómago con la noticia. Itachi los había asesinado a todos, y eso, claro, incluía a su prometida.
"Contra ella, que como yo estaba atada a las obligaciones de familia y Clan, tampoco fui capaz de levantar mi Tanto. Así que la atrapé en Tsukuyomi y cree para los dos la vida que debimos tener…".
Sakura parpadeó profusamente. 'No estará insinuando que…'.
"En la ilusión tuvimos la oportunidad de crecer siendo amigos. Luego nos enamoramos de verdad, contraíamos matrimonio, tuvimos dos hijos y disfrutamos de una vida sencilla pero gratificante. En nuestra realidad, el Clan Uchiha era como los otros clanes, y durante nuestras vidas la paz de la aldea perduró sin mayores contratiempos".
Lo que Itachi estaba describiendo era tan absurdo como imposible de comprender; descomunal en su ejecución y desgarrador en su propósito. ¡Esto no eran tres días en un segundo, sino una vida entera! Aun habiendo experimentado Tsukuyomi, Sakura no lograba imaginar siquiera cómo hacer algo semejante pudiese ser posible.
Y, sin embargo, Itachi lo había logrado.
"Izumi murió de edad avanzada y fuera de Tsukuyomi, no sintió nada", concluyó.
Sakura se quedó sin palabras. Un momento de compasión en medio de la violencia más terrible. La dualidad en Itachi no hacía sino profundizar el abismo de sentimientos confusos que la sofocaban.
La kunoichi se miró las manos, apretadas en puños sobre su regazo. Itachi había vivido mucho más de lo que sus años podían dar cuenta. Dentro de la tragedia que le había tocado vivir, Sakura se alegró de saber que, aunque solo fuera dentro de la ilusión, en el destello de un segundo, Itachi había tenido un chance para ser feliz.
"No tienes que ocultarme tus lágrimas, Sakura-san" acotó de repente, con gran gentileza.
"¡No estoy llorando!" Sakura negó rápido, ofuscada. La verdad es que ni siquiera se había percatado de que unas pocas lágrimas traicioneras se le habían escapado, rodando despacio por sus mejillas.
"La forma en que puedes sentir por otros, sin importar quien sea, es lo que te hace tan excepcional".
Nuevamente sintió los dedos de Itachi tocando su rostro, y al igual que la noche en que despertó por primera vez, él borró con una caricia de sus dedos los surcos que marcaban su piel. Solo que en esta ocasión se apartó rápido y Sakura sintió la ausencia de su tacto enseguida.
"Tú también sientes todo, ¿no es cierto?" inquirió. "Puede que no lo manifiestes abiertamente como yo, pero si no fuese así, esa noche, tú…" las palabras se detuvieron tras el nudo que le apretó la garganta.
Itachi tomó una de sus manos y la atrapó entre las suyas por toda respuesta.
Esas manos, capaces de la mayor crueldad, tenían entonces para ella, una calidez especial que se encontró necesitando más que nunca, como si la solución a todas las contradicciones y misterios y sin sentidos que presentaba el shinobi frente a ella, pudiesen ser resueltas en la realidad que sostenían aquellas manos llenas de un poder inescrutable.
Su mirada pasó de sus manos unidas, hacia el rostro de Itachi y lo que vio le robó el aliento. Sus ojos grises estaban puestos en los suyos como si pudiera verla.
Sakura abrió la boca queriendo poner en palabras algo de lo que…
"¡NYAAANN!"
Por segunda vez en la noche, la kunoichi aterrizó con el culo en el suelo. El odioso gato naranja había saltado sobre la cama y entre ellos, como un ladrón para robarles el momento.
"¡TÚÚÚ!" chilló, poniéndose de pie para echarle mano, pero el gato se escabulló bufando hacia el fondo de la cama y de allí de un brinco hacia las sombras desde donde había salido en primer lugar.
"¡Ni creas que te vas a salvar de esta!" ya sabía ella que tenía que haberlo pateado más temprano, cuando tuvo la oportunidad.
"Tal vez hemos sido nosotros los culpables, por no dejarle dormir".
Sakura se volvió enseguida hacia un Itachi que no ocultaba lo divertido que estaba con su predicamento. Cuando no masacraba gente, este hombre casi podía ser un santo.
"¿En serio? Porque mañana el estofado puede ser de gato, sin problemas" aseguró, sonándose los nudillos con gusto.
"Creo que lo que todos necesitamos ahora, es dormir ¿no te parece?"
Sakura se desinfló un tanto. Tenía razón, pero la adrenalina que se había disparado en su cuerpo iba a hacer doblemente imposible para ella conciliar el sueño. Sin embargo, su paciente si requería de descanso y ya se había trasnochado más de lo que era recomendable en su condición. Igual que no había forma de recuperar el momento y, si era sincera consigo misma, tampoco estaba segura de querer hacerlo.
Ambos intercambiaron un educado "buenas noches" antes de disponerse a dormir.
Sakura se acomodó en su butaca con la sensación de que algo tremendo había ocurrido esa noche, y ella no había comprendido ni la mitad.
-o-
"Puedo hacerlo solo".
"¡Ha! Famosas palabras de todos los pacientes que he tenido que tratar con la cabeza partida en dos luego de resbalar en el baño", regañó con la impaciencia que da la recurrencia de vivir la misma experiencia. "No es momento para ser orgulloso, Itachi-san".
"Puedo hacerlo solo, Sakura-san" reiteró. "Conozco bien este lugar, no voy a caerme y partirme la cabeza".
La incredulidad que siguió a su afirmación le sentó particularmente mal por razones que no sentía ganas de examinar. Era cierto que sin su ayuda le hubiese costado mucho llegar hasta el baño; aún estaba lejos de poder moverse con facilidad por su cuenta, pero estaba seguro de ser lo suficientemente competente para bajar sus propios pantalones.
"Puede que sí, pero no tienes necesidad de hacerlo y arriesgar una contusión" la kunoichi insistió, tirando un poco más de su brazo para que le dejara entrar, pero él se zafó con habilidad, transfiriendo su peso de la kunoichi al marco de la puerta, logrando estabilizarse enseguida.
"Gracias por tu ayuda". Contestó, antes de cerrarle la puerta en la cara.
Una serie de improperios se escucharon al otro lado de la puerta y no dejaba de sorprenderle que, de una jovencita en apariencia tan delicada, pudieran salir tales palabras sacadas de las cañerías más podridas del peor bar de mala muerte que se podía conseguir en todo el país de Fuego.
Itachi suspiró despacio. No era pudor lo que impulsaba su repentina necesidad de privacidad; sin duda ella ya había visto de él y de sus innumerables pacientes, todo lo que había que ver de otro ser humano. Por dentro y por fuera. Tener un momento a solas había sido imposible desde que había despertado en el lugar, y realmente necesitaba reagruparse y pensar. El camino a seguir demandaba de todas sus facultades y, tenía que admitir, cierta médico le hacía difícil concentrarse.
Ahora mismo, estaba en un lado de la historia que durante años solo había podido imaginar, deduciendo las múltiples posibilidades y apostando por el resultado deseado a cambio de su propia vida. Ahora tenía una nueva oportunidad para hacer una diferencia, pero, ¿realmente quería hacerlo? ¿Realmente merecía esa oportunidad? Sakura había hablado de una vida más allá de una misión y eso, aunque le costara admitirlo, le había afectado profundamente.
Hacía tanto que no se pensaba a sí mismo de ese modo que realmente no sabía si alguna vez lo había hecho. Él siempre había sido algo "más" que solo Itachi: el heredero del Clan, el niño prodigio, el genio ninja, el ANBU perfecto, el soldado dispuesto a todo por una misión… y lo más importante, el hermano mayor que hizo de proteger a su hermano menor y darle una oportunidad, su razón de vivir. Realmente quería hacer realidad para Sasuke aquella ilusión en la que había crecido: un clan perfecto, una familia amorosa, una aldea que le veía más allá del potencial del arma oculta en sus ojos.
Itachi había fallado espectacularmente en esto último, sin duda, y en donde más le importaba triunfar. La causa principal había sido subestimar nuevamente a su enemigo. Sin embargo, tal y como le había dicho a Sakura, no todo estaba perdido.
En una nueva realidad, con una nueva oportunidad, Itachi tendría un raro privilegio, además de una nueva y poderosa motivación: no podía decepcionar a la mujer que le había devuelto la vida y algo de esperanza; a una kunoichi que no se rendía ni se amedrentaba ante la catástrofe o sus propias limitaciones.
Aun si ella terminaba odiándole también, él le iba a devolver a Sasuke. Itachi iba a arreglar todo aquello que su arrogancia había destruido. Para ello, tenía que terminar primero y de una vez por todas con la misión que la aldea le había encomendado ocho años atrás:
Destruir a todos los Uchiha…
…y desaparecer con ello, su maldición.
-o-
NDA: qué se traerá Itachi entre manos? Esta historia se está publicando también en AO3, para los que prefieran leer allí. En el pov de Kakashi, él piensa en Yamato como Tenzou siempre, aunque luego le llame en voz alta por el nombre con el que le conocen todos. Espero que no sea confuso.
Si tuvieran que explicar este fic usando un meme, cuál elegirían? La respuesta y otras cosillas sobre esta historia en mi twitter.
