Meira miraba alrededor de la fiesta, se estaba animando, la gente bailaba en las pistas y bebía. Suspiró mientras tomaba champán, ya empezaba a arrepentirse, sin darse cuenta una chica chocó con ella. La chica con la que había chocado era una diosa, de color rosa llevaba un vestido blanco y tenía una dulce sonrisa, a su lado vino una diosa que Meira conocía. Artemisa la diosa de la caza en cuanto la vio se quedó sin palabras, hacía años que no venía al Olimpo antes incluso de que se fuera Deméter.

Perséfone la miró, la mujer era muy hermosa llevaba un vestido blanco perla, de piel color lila pero no tan intenso como el de Artemisa y unos ojos de color rojizo y rosa, su pelo era blanco como la nieve recogido de forma elegante pero dejando unos mechones sueltos, tenía una cálida y sincera sonrisa. Y había un aire de poder y autoridad muy fuertes de ella, antiguo incluso.

—¡Discúlpeme no miraba por donde iba!—dijo avergonzada. Para su sorpresa la mujer se rio.

—No te preocupes en este tipo de fiestas es normal—Luego se volvió hacía Artemisa—Cuanto tiempo Artemisa ¿cómo te ha ido?—

La diosa se recompuso de la sorpresa y la saludo profusamente.

—Muy bien señora gracias por preguntar—

—¡Oh relájate es una fiesta! Me llamo Meira por cierto ¿Y tú como te llamas? —le preguntó a la diosa más joven.

—Ko…Perséfone diosa de la primavera—

La mujer se sorprendió, de modo que es la hija de Deméter de la que oí hablar.

—Eres la hija de Deméter, tu madre y yo somos amigas desde hace mucho—

A la diosa de la primavera le salieron estrellas en los ojos—¿Así?—

Las tres diosas estuvieron de charla divirtiéndose.

—Bueno me voy un momento a ver a los tontos de mis hermanos menores—la diosa se despidió de ellas.

—Es una mujer encantadora ¿no crees?—dijo Perséfone.

—Si—suspiró Artemisa—Cuesta creer con los hermanos que tiene—

Perséfone miro intrigada a su amiga—¿Los conoces?—

Artemisa se quiso dar una palmada en la cara pero no era culpa de Perséfone, su madre la había tenido aislada del mundo.

—Perséfone son los tres reyes, ella es su hermana mayor es Meira la diosa de la justicia y la ética, aquella a la que apodan la ejecutora de acero—

A Perséfone se le pusieron los ojos como dos puntitos negros y una o en su boca, había oído muchas veces hablar de ella por su madre, la más antigua de los hijos de Cronos y Rea fue la que encadenó a Cronos con cadenas de hielo y acero, se decía que era aterradora a la hora de castigar culpables, fría y dura como el pedernal.

¡Y ella se había puesto a hablar con ella y había tropezado casi cayéndose sobre ella!, quería morirse de vergüenza.

Mientras arriba Hades miraba embelesado a la diosa de la primavera, jamás había visto a alguien tan hermosa, sus hermanos divertidos se daban miradas de complicidad.

—¿A si que a eso te dedicas ahora Aidoneus? ¿a babear a través de los cristales?—

Los tres hermanos se congelaron, esa voz...no la oían desde hacía años. Se volvieron y efectivamente allí estaba su querida hermana mayor, sonriéndoles de esa forma que los reconfortaba de manera amorosa y acogedora.

—¡Meira!—Poseidón se precipitó hacia ella y la abrazó con fuerza hasta el punto de alzarla mientras se reía.

—¡Poseidón no has cambiado nada! ¡sigues siendo como un niño!—sonrió ante el puchero del dios del mar pero se fue enseguida y ambos hermanos se abrazaron felices. Luego se volvió hacía el que mantuvo un semblante serio—Ahora hermanito ¿no me saludas después de tanto tiempo?—

Zeus con expresión seria se cruzó de brazos—No viniste en estos años—

Meira puso los ojos en blanco—Oh vamos Zeus a diferencia de otros me gusta el reino mortal y me tomo mi trabajo en serio cosa que tú no haces y además os escribí—dijo clavándole el dedo anular en el pecho de forma acusatoria.

Una gota salió de la cara del dios del rayo asustado, pero pronto se le pasó y abrazó a su hermana que le correspondió, a pesar de todo Meira fue como una madre para él y sus hermanos y a pesar de sus diferencias ambos se preocupaban profundamente el uno del otro.

Luego la diosa se volvió hacia su hermano Hades, ambos se sonrieron y se abrazaron en un cálido abrazo el dios de los muertos no se daba que cuenta de cuanto extrañó a Meira hasta que estuvo aquí y lo mismo con Meira lo había echado tanto de menos, a todos.

Los hermanos se pudieron al día, luego Hades tuvo que irse según él para hablar con una chica y Zeus lo ayudaría, la diosa puso los ojos en blanco pero sonrió con las travesuras de sus hermanos, mientras se quedó con Poseidón charlando.

—¿Y quién es la pobre afortunada a quien Aidoneus a echado el ojo?—preguntó en broma.

—La diosa de la primavera Perséfone—

Meira casi escupe lo que estaba bebiendo en la cara de Poseidón del la impresión.

¿Perséfone?

¿¡Perséfone!?

Y un cuerno que lo iba a permitir no le gustaba lo que hacían sus hermanos pero sabía que Hades estaba por encima de eso lo que no le gustaba era que fuera hija de Perséfone y era demasiado joven.

Tendría que aclarar eso.