Meira seguía a su hermano Hades con discreción, después de despedirse de Poseidón fue tras él, no quería que Perséfone se viera envuelta en los planes sórdidos de sus hermanos y durante la fiesta lo siguió.

Afortunadamente no pareció encontrarla y vio como se iba furioso de la fiesta.

Una parte de ella se sintió aliviada pero la otra no quería que el estuviera así. Quería que encontrara a una buena pareja y no como la ninfa rampante con la que ahora estaba liado. (Por lo que le contó Hera en sus cartas).

Vio al rey del inframundo ir a su coche estaba por volver a la fiesta cuando notó algo.

Transformándose en gorrión fue al coche y lo que vio la dejó anonadada, la diosa de la primavera estaba profundamente dormida en el asiento trasero, claramente muy ebria.

Aidoneus no emborracharía a la chica así para aprovecharse lo conocía bien (sino lo mataba), además por su forma de actuar ni siquiera parecía saber que estaba allí.

¡Menuda sorpresa se llevaría cuando descubriera que la chica por la que se interesó estaba dormida en su coche!

Decidió seguirlos por curiosidad hasta la casa de Hades.

Desde luego la había modernizado, excesivamente ostentosa y cara su hermano siempre presumiendo de su riqueza, no pudo evitar reírse.

Por una ventana vio a su hermano cargar a Perséfone y acostarla, taparla en su cama y luego irse con cuidado de no despertarla después de tener una breve charla con la diosa.

Parecía un momento íntimo y decidió irse sabiendo que Perséfone estaba a salvo, Aidoneus era un caballero después de todo.

Decidió volver a la fiesta para estar un rato más, por suerte se encontró con Hera y Amfitrite las tres mujeres felices de reencontrarse.

—¿Y cómo te ha ido Meira en reino de los mortales?—le preguntó Hera con curiosidad.

—Ya sabes trabajando y ayudando a que tu hijo Ares no acabe más herido de lo normal—

La reina de los dioses suspiró su hijo como siempre, pero era el dios de la guerra sino atraía los conflictos el los buscaba.

—Si espero que regrese pronto—

Meira le colocó una mano en el hombro—Tranquila sabe cuidarse y por lo que vi esa campaña militar no creo que dure mucho más—

—Sí—

—¿Y que tal con mi hermano?—

Hera sacudió la cabeza y puso los ojos en blanco.

—Como siempre yendo tras las faldas—

—Ya sabes como es el, es un idiota pero si sé una cosa, él te ama lo que pasa es que el muy tonto no suele expresartelo—

Hera sonrió su cuñada siempre la calmaba en sus momentos más oscuros y a veces también ponía en su lugar a Zeus el rey de los dioses no se atrevía a ir contra la cólera de su hermana.

Así continuó la fiesta viendo a viejos amigos y bailando.

Horas más tarde.

Meira llegó a casa de Aidoneus un poco pasada de copas, hasta el punto de que se tambaleaba hasta la entrada de la casa donde fue recibida por Cerbero que al reconocerla meneó el rabo y le lamió la cara.

—Hola guapo espero que a tu amo no le importe que deje mi estómago en su baño ¿no?—

Cerbero en respuesta meneó la cola, la diosa le rasco cariñosamente la cabeza y entró.

En ese momento Hades estaba charlando con Perséfone en la cocina, estar con ella era...reconfortante y cálido pero ese momento especial se vio interrumpido por dos de sus hermanos.

Primero su hermana Meira irrumpió en la cocina con una resaca de campeonato y la cara tornándose verde y una palabra, baño.

¡Bleedd! la diosa estaba vomitando en el baño mientras Hades le sujetaba el cabello y Perséfone le frotaba la espalda.

Luego Zeus le exigió que viniera al almuerzo familiar con sus hermanos, es decir un club de strippers.

Si el momento especial terminó, después de dejar a su hermana dormida en una cama de la habitación de invitados y haberle dado un café bien cargado se fue con Perséfone eso sí diciéndole a Cerbero que cuidara de su hermana.

¿Cuantas veces el estuvo así y ella le sostenía el pelo mientras él dejaba sus tripas?

Los dos dioses dejaron la mansión sin darse cuenta del fotógrafo que captó una imagen de ellos.