Capítulo 4

Ella era bajita y delgada, su piel era blanca como la porcelana, sus ojos eran un par de esmeraldas que brillaban después de ser pulidas por el mejor de los joyeros, su nariz era respingada y encima de ella había muchas pecas que la hacían parecer un ángel, su cabello rizado le hacía ver silvestre, no como las chicas del colegio que eran totalmente superficiales, ella era una diosa, puedo jurar que era Afrodita ¡Dios, mi piel se eriza con sólo recordarla!

Mantuve una conversación corta con ella, trate de disimular mi dolor disfrazándolo con falsas carcajadas, utilizando mi humor ácido, creo que la pecosa me odio por eso, pero lo deje pasar.

Después volví a encontrarla, el destino se encargó de acercarnos cada día más, nos hicimos grandes amigos, aunque nunca lo declaramos en voz alta, reconozco que nuestra complicidad era mágica.

Ella me inspiraba ternura, ella me hacía sentir emociones que en ese entonces eran nuevas para mí.

Éramos tan sólo un par de chiquillos, ambos con dolores diferentes en nuestros corazones.

Candy White Ardley se fue metiendo en mi corazón llegando a lo más hondo de mi ser, pero yo era un ser roto, herido y nunca me permití mostrarle lo que albergaba mi alma, sólo en pequeños momentos le enseñaba al "Niño Terrence" que siempre era consentido por la madre de Marc, mi nana.

Su forma de ser era despreocupada, pero a la vez se interesaba en los sentimientos de los demás, a tal grado que terminaba sacrificándose por su bienestar.

Ella era un rayito de luz en la oscuridad, su alegría contagiaba, además ante mis malos humores y comentarios mordaces siempre era comprensiva, me toleraba y pienso que hasta comprendía el porqué de mi comportamiento, a veces evitaba verla a los ojos ya que sentía que podía descubrir mis secretos más profundos.

Dios si te dijera que es lo que me hacía sentir te sonrojarías, ¿Sabes? Creo que es la única en el mundo que puede tolerar mis más oscuros momentos, pero paradójicamente también es ella la que puede hacer que yo sea la mejor persona del mundo.

En la ocasión que descubrió la historia de mi madre yo me porté como un salvaje y como respuesta obtuve su comprensión y una gran sonrisa, ella era mi sol, mi pareja perfecta el más grande de mis tesoros, de pronto mi vida se volvió un dulce caramelo que de poco a poco suavizaba mi alma y me iba llenando de bellos recuerdos.

Después me enteré de que en su vida hubo alguien más, fue una pesadilla, pensé que la perdería antes de haberla hecho parte de mi vida, los celos que sentí me hicieron querer ser cruel con ella, la lastime, lo hice a propósito y no podía evitarlo, no sabía cómo canalizar las emociones que recién estaba descubriendo, pero a pesar de mi pésima actitud, su corazón bondadoso me perdono: su dulce sonrisa y trato amable no tenían fin.

Tan sólo unos instantes después me enteré de que ese chico por el que aún sentía celos estaba muerto, por lo que no sería mi rival, pero mi egoísta corazón y mis oscuros pensamientos sólo me decían que yo quería ser el único, "El único que habitará su alma" no quería que en su cabeza existiera ni siquiera un recuerdo de alguien más. Ahora me doy cuenta de lo injusto que fui con mi pecosa.

En una ocasión pude ver una foto del primer amor de mi Candy y me sentí profundamente herido, él era... Lo que se dice buen mozo, el típico americano: ojos azul cielo y rubio mmmm ahora que lo pienso era igual a ti sólo que más joven.

Fue entonces que me decidí y no me achique, me di cuenta de que con el tiempo él sería sólo una bruma en su mente, en cambio yo estaba ahí y podía construir el más grande de los catillos edificado con sueños y con memorables recuerdos que juntos crearíamos, yo sería su presente y su futuro.

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Odiaba verla cerca de esos Cornwell porque sabía que ellos babeaban por ella y como no hacerlo si yo mismo me sentía embobado al verla, a partir de ese momento comencé a frecuentarla más, a llenarla de mi presencia, de mis bromas y de mi cariño indirecto, al menos eso era lo que yo pensaba, aunque nunca lo hablamos claramente.

Llego el festival de mayo... Nos divertimos tanto: fue maravilloso, pero lo mejor fue verla en ropa interior, aunque debo confesar que no vi mucho, ella merecía mi respeto, aunque no pude evitar notar esas curvas que seguramente eran resultado de ejercicio continuo al que se sometía debido a sus aventuras, era una chica físicamente fuerte, tú lo sabes.

Llegué a mi parte favorita: cuando me hice amigo de los chicos Cornwell en Escocia, es increíble, pero ella me integro a su pandilla de amigos y lo hizo de una forma tan sutil, que ni ellos ni yo nos negamos a pertenecer a ese selecto grupo de chicos que convivía sanamente, secretamente le agradecí el gesto ¡Por fin estaba haciendo mis sueños realidad! ¡Al fin tenía los amigos que siempre deseé tener desde que era tan sólo un pequeño!

Una tarde frente al lago le confesé mis más grandes sueños, nunca se lo había dicho a nadie, pero con ella parecía que las palabras fluían sin control, así como contigo...

Le dije que quería ser un gran actor que me encantaba el mundo del teatro, le pedí bailar y antes de terminar le robe un beso.

Noto que la cara de mi amigo rubio se pone rígida, no denota enojo, pero tampoco alegría, ha perdido su aire relajado y es aquí donde me doy cuenta de que tengo mucho que perder, pero trato de ignorarlo y continuo mi relato...

En ese momento ella me abofeteo y mi acto reflejo fue defenderme de lo que mi mente concibió como una agresión y amenaza, no tengo como justificar mi actitud, sin embargo, puedo decirte que lo hice porque estaba acostumbrado responder a innumerables ataques y me habitué a ser fiero al sentirme agredido.

Observó como los ojos color cielo que lucían pacíficos, en este momento han cambiado y reflejan tempestad, a pesar de que la cara de mi acompañante parece inescrutable, en sus ojos pueden observarse sus emociones. Conozco esa forma de conducirse, es de las primeras lecciones que nos dan a los herederos de grandes emporios, con la finalidad de tener ventajas en los negocios. Trato de acallar mi inquietud y sigo conversando, debo aprovechar que aún tiene paciencia para mí.

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Mis agradecimientos a:

Mia8111

Australia77

ELYER G

Sofía Saldaña

Yelani

Blanca G

Elizabeth Alvare

Australia77 desgraciadamente el capítulo de Susana lo tengo que describir, pero creo que no te será tan desagradable ya que pienso escribirlo sólo como un peldaño para alcanzar el éxito.

Yelani la historia se dirige a que el rebelde del San Pablo como cualquier ser humano es capaz de superar los obstáculos para alcanzar la felicidad.