Capítulo 5
En ese momento ella me abofeteo y mi acto reflejo fue defenderme de lo que mi mente concibió como una agresión y amenaza, no tengo como justificar mi actitud, sin embargo, puedo decirte que lo hice porque estaba acostumbrado a responder a innumerables ataques y me habitué a ser fiero al sentirme agredido.
Observó cómo los ojos color cielo que lucían pacíficos, en este momento han cambiado y reflejan tempestad, a pesar de que la cara de mi acompañante parece inescrutable, en sus ojos pueden observarse sus emociones. Conozco esa forma de conducirse, es de las primeras lecciones que nos dan a los herederos de grandes emporios, con la finalidad de tener ventajas en los negocios. Trato de acallar mi inquietud y sigo conversando, debo aprovechar que aún tiene paciencia para mí.
Después de este hecho quise pedir disculpas, pero no lo hice, ella era un pan, solamente me perdono sin siquiera pedírselo, puedo decir con toda seguridad que ella estaba enamorada de mí, lo sé, aunque nunca me lo dijo pudo sentir su amor, Podía olerlo: Los hechos hablan.
Ahora me doy cuenta de que la "Relación" que usó siempre estuvo llena de silencios, pero esto no impidió que nuestros corazones se comunicaran gritándose cuanto se necesitaban.
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Algo que no quiero dejar de contarte fue que, a nuestro regreso de Escocia comencé a tener una amistad cercana con Stear, estoy seguro de que ni el mismo "Elegante" sabe de nuestras andanzas. Él y yo salíamos por las noches para conseguir los materiales que ocupaba para sus inventos y mientras lo hacíamos charlábamos de como era su vida, ahí deduje estuvo muy enamorado de Candy, su manera de expresarse y sus ojos melancólicos lo delataban. No lo niego, sentí celos por sus sentimientos, me hubiera gustado poder esconder a mi bella dama para que nadie pudiera admirarla, pero eso era imposible, la forma de ser de esa pequeña rubia hacía que cualquier persona que la conociera quedara prendada de su encanto .
En realidad "El inventor" era una persona sumamente interesante y muy inteligente ¿Sabes? Me gustó mucho pasar tiempo a su lado.
En una ocasión que requería pólvora lo lleve por la noche a casa de mi padre le mostré fotografías de mis parientes nobles que pertenecieron al ejército y la armería de mi padre, también le platique de las hazañas de los héroes de guerra de mi país con los que mi padre o la duquesa tenian relacion. ¡Vi brillar sus ojos! No sabes cómo me arrepiento de haberlo llevado esa noche al castillo, aún me odio por eso. Pienso que de alguna forma contribuí a que decidiera irse a la guerra.
No creo que nadie sepa que una vez que llego a América, nos seguimos escribiendo de hecho, me envió una misiva en la que me informó que se iría como soldado voluntario y que me encargaba la seguridad de su amada prima. Sobra decir que no pude cumplir su petición.
Me remuevo en mi asiento un poco incomodo, mi acompañante no sabe que estoy aquí porque en parte, quiero cumplir el pedido de mi muy querido amigo Stear Cornwell.
¡Puedes darte cuenta de que por Candy obtuve una de las dos únicas y más entrañables relaciones de amistad que ha tenido en toda mi vida!
Hasta eso le debo a mi tarzán con pecas.
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Ahora te platicaré de los malditos Leagan, supongo que sabes que ese maldito de Neal quiso abusar de Candy en el colegio ¿O no?
Mi rubio amigo asiente con su cabeza y toma una postura que denota interés en mis palabras.
Pero estoy seguro de que ella no te conto como fueron en realidad las cosas, porque es tan buena que seguro temió las represalias que pudiste tomar con esa lagartija, pues bien, te contaré:
Era una tarde soleada en la que decidió dormir sobre un árbol, de pronto vi a Neal ya sus amigos reunidos y comenzaron a hablar.
- No tarda en venir para acá esa mugrosa huérfana y entonces llevaremos a cabo el plan- Dijo Neal con voz amenazadora.
- Pero Neal, queremos algo más que golpearla, ella es muy bonita por muy huérfana que sea- Dijo uno de sus acompañantes.
- Hagan lo que quieran con ella después de que yo la ponga en su lugar, ¡Me tiene sin cuidado!, aunque a mí realmente sólo me causa náuseas, no entiendo que le ven- Respondió Neal con cara de desagrado.
Mientras usaba de comprender las negras intenciones de esos asquerosos tipos, Candy llego y fue jalada por Neal, la arrojaban de unos brazos a otros para amedrentarla y jalaban su cabello, no pude contenerme más y baje a darles una golpiza a todos, lo hice con furia, no podía soportar esos actos de crueldad en el que se abusara de una inocente.
Hoy lo recuerdo y creo que debí matarlos a todos, muero de indignación de pensar que pudo ocurrirle algo a mi hermosa pecosa si no hubiera estado ahí. Cada que rememoro ese momento, me reprocho por no haber razonado rápidamente lo que ocurría dejó que la maltrataran, pero realmente en ese momento pude ver pasar por mi memoria las innumerables vejaciones que la duquesa cometía conmigo, es algo que no puedo explicar, pero como ya te dije, aún ahora recrimino mi reacción lenta.
Por estos hechos me fue imposible creer que ese maldito Leagan estuviera comprometido con Candy. Lo confesaré, cuando leí ese maldito periódico vomité, afortunadamente después también leí lo de la cancelación de ese aberrante compromiso.
Luego conocí a la estúpida de Eliza Leagan ella era una arrastrada, pero según sus "Con clase", la pobre esperaba que me fijaría en ella y no perdía la oportunidad de buscarme y hablar conmigo, honestamente estaba acostumbrado a que las chicas se fijaran en mí, esto era sumamente desgastante a estas alturas, ya que yo ya estaba perdidamente enamorado de Candy y no podía tener ojos para nadie más. Las dulces aventuras que vivíamos cada día, así como esos atardeceres compartidos no dejaban que en mi corazón hubiera espacio para alguien más.
Estaba a punto de declarar mis sentimientos a mi tarzán pecoso, pero los malditos Legan se metieron en nuestras vidas tendiéndonos una trampa para separarnos, tú sabes, nos encontraron en el establo por la noche y esas malditas monjas pensaron lo peor. Para salvarla decidí irme con mi madre a América con la que me había reconciliado en Escocia, también gracias a mi pecosa.
-Le debo tanto a Candy- Digo suspirando.
Cuando llegué a Nueva York comencé a forjar mi futuro, estuve haciendo pruebas en todas las compañías de teatro, comencé por las empresas más pequeñas y sin renombre, fue un ir y venir ya que mi orgullo me impedía pedirle ayuda a Eleonor.
Cuando al fin me aceptaron tuve la mala suerte de que Susana se fijara en mí, maldigo no haber puesto un alto a sus acercamientos, pero no me di cuenta, yo estaba concentrado en mi desarrollo como actor y por dentro sentía un profundo dolor e incertidumbre al no saber cómo podía comunicarme con mi pecosa, después de un tiempo pensé en pedirle a uno de mis compañeros de teatro que le escribiera al colegio para averiguar su paradero, pero no fue necesario ya que en una gira la encontré y aunque no hablamos estoy seguro que pudimos sentir la presencia uno del otro y eso nos motivó a buscarnos. Supimos que ambos estábamos en América, la vi y mis sentimientos dormidos despertaron con más intensidad sentía una gran desesperación por estar a su lado.
Sé de antemano que cualquiera podía pensar que me olvide de ella, pero ¡No fue así! Yo siempre la tuve en mi corazón y apenas tuviera los medios económicos iría en busca de mi gran amor.
Supongo que sabes lo que paso después porque fue cuando comenzaste a vivir con ella, tuvimos un noviazgo a distancia en el que nos fue imposible vernos y convivir, hasta ese maldito invierno.
- Si Terry fui testigo de cómo se ilusionaba al leer tus cartas y de la devoción con la que escribía las respectivas respuestas, también sé tú historia con ella en el colegio y todos sus detalles, ya que ella me obsequio su diario y en él se describían las anécdotas que tú me has relatado, porque entre ella y yo, no hay secretos, pero también fui testigo de cómo dejaste que ella tomará una decisión que te correspondía tomar a ti, dejaste que se fuera de Nueva York y con ello rompiste su alma y fui yo el que estuve con ella, fui yo el que curo sus heridas.
Dijo Albert en tono enojado.
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Agradezco los comentarios de:
Australia77
Mia8111
Elyer G
Sofia Saldana
Paty
Guest
Delice
Australia77, yo también odio a Susana, no sabes todo lo que lloré cuando era niña y vi la caricatura de Candy Candy…
Mia8111 Me alegra que te guste el fic.
Elyer G Espero que llegues conmigo hasta el final de la historia.
Sofía Saldana Siii, aunque no abiertamente, se supo quién era el rubio de ojos azules desde el capítulo 4.
Paty, tienes razón es Albert, creo que en este capítulo quedo aclarado el misterio.
Guest, trataré de escribir de forma continua, aunque es un minific muy cortito y quisiera crear expectativa, además de que el trabajo no me deja avanzar tanto. De cualquier forma, espero que sigas leyendo la historia.
Delicia gracias por tus palabras.
