Capitulo 9

No puedo creerlo padre, tu ¿Hiciste eso por mí? ¿Por qué no me lo dijiste antes? Me hubiera gustado saberlo - Aunque no sé si me gusta que hayas jugado con mi vida, pensé rápidamente-

- No Terry, yo prometí dejarte decidir y eso hice, pero hoy me siento decepcionado porque has dejado pasar tu oportunidad de recuperar al amor de tu vida.

- Padre, Albert es mi amigo- Agache la cabeza y respondí: Además, ella lo ama. Se ha decidido por él.

- Ella te lo ha dicho?

No, pero….

- Pero nada Terrence es momento de que vayas y luches por tu amor, ¿A caso quieres terminar como yo? Casado por un compromiso falso y suspirando en cada rincón por el amor que perdí. Yo no quiero eso para ti. Así que vamos a ir a negociar ese acuerdo con Sir Ardley lo quieras o no.

Me sorprendí de los sentimientos guardados por mi padre, aunque sospechaba que nunca había amado a nadie como a mi madre y que a la duquesa la detestaba. Me asombro el poder descubrir los secretos de su corazón que guardo durante tantos años y sentí un hueco en el estómago al visualizarme como él en el futuro…

Φ-Φ-Φ-Φ-Φ-Φ-Φ-Φ-Φ-Φ-Φ-Φ

Hoy es un día soleado, es plena primavera, han pasado dos años desde esa visita de mi padre al departamento, aún recuerdo la escena que se armó cuando la Matriarca de clan Ardley, la señora Elroy, nos recibió con todos los protocolos que merecía el título mobiliario de mi padre.

Retrospectiva.

La pobre señora no sabía dónde meterse, lucía más delgada y demacrada, pude adivinar que no estaba muy de acuerdo con el compromiso de mi pecosa con Albert.

Después de beber té, fuimos llevados a la gran biblioteca de la mansión y a los pocos minutos entro Albert, quién por más que tratará de disfrazar sus emociones, lucia desencajado, hablo con nosotros tratando de realizar un nuevo acuerdo con el fin de romper mi compromiso con Candy, mi padre callo durante toda la conversación.

Al final el duque dio el "Jacke mate" diciendo que en mis manos estaba la decisión de dejar o no libre a Candy y en qué condiciones sería.

En ese momento sentí una nueva esperanza, de pronto me sentí el chico del San Pablo que estaba ilusionado por su primer amor, pero tenía que intervenir mi rubio amigo, diciendo:

- Sé que Terrence es un caballero y que dejará libre a la dama pues es su deseo casarse con alguien más.

Observe como el sudor recorría la frente de Elroy Ardley, la verdad es que el romper el acuerdo se beneficiaría al 1000% a los Grandchester, pero eso no me importaba en lo absoluto, yo lo único que deseaba es volver a sentir esa paz y felicidad que sólo provenía de estar cerca de mi Candy.

Pensé rápidamente en las palabras de mi padre:

"¿Ella te lo ha dicho?"

Di una respuesta rápida y apliqué mi buena educación en cuanto a los negocios.

- Bien lo has dicho, soy un caballero inglés y por eso, aunque sé de antemano que si rompemos el acuerdo bajo los términos en que tu tía firmo, ustedes serán gravemente perjudicados y probablemente te destituirían de tu cargo como patriarca del clan debido a las pérdidas monetarias que esto representaría y por otra parte, es posible que los miembros más ancianos de tu clan no vean con buenos ojos como se desperdiciaría la posibilidad de emparentar con descendientes directos de la corona británica, por lo anterior analizaré la propuesta que ofrecen sin miras a querer perjudicarlos, siempre y cuando pueda hablar con Candy a solas, en el lugar, día y hora que yo elija.

Sabía que Albert no tendría más remedio que aceptar, no podía arriesgarse a perderlo todo y también sabía que sería mi oportunidad para averiguar cuáles eran los sentimientos del amor de mi vida.

- Estoy de acuerdo siempre y cuando ella quiera verte, jamás haría algo en contra de su voluntad, sabes que preferiría perderlo todo antes de que ella sufra- Dijo el ojiazul mostrando calma.

- Pero William eso no…

- Te recuerdo Tía que si estamos en esta situación es por decidir sin mi autorización el futuro de la que era mi protegida, pero eso lo platicaremos más tarde. Enviaré un mensajero con la respuesta de mi prometida a Terrence.

- Mmmm dirás: míííííí prometida- Acentué y sonreí de lado de forma sarcástica.

Albert y la señora Elroy apretaron sus puños y soportaron mi mal comentario, mientras mi padre con sus ojos se reía a carcajadas.

Al salir de la mansión Ardley mi padre dijo:

- Al fin regreso mi pequeño Terrence irreverente- Se carcajeo dejando de lado sus finos modales de duque.

- No sabes el dulce sabor a triunfo que sentí en mi cuerpo, pero tengo miedo de que ella diga que no me ama, porque si es así perderé mi alma, tengo miedo del resultado de esa reunión.

- No, yo no tengo un hijo cobarde, en caso de que ella te diga que ya no te ama, la dejarás ir con la cabeza en alto, con la dignidad de un Grandchester.

Me abrazo y casi rodo una lagrima sobre mi mejilla, pero pude contenerla.

Un día después llego al hotel el mensajero de la familia Ardley a decirme que mi pecosa había aceptado verme siempre y cuando fuera en un lugar público bajo el resguardo de una chaperona.

De no muy buena gana tuve que aceptar su condición y fije la fecha para vernos al día siguiente en un parque cercano, identificaba perfecto el lugar y sabía que la doncella de mi amada podría sentarse a unos metros de distancia, permitiéndonos hablar a solas, aunque bajo sus ojos inquisidores.

De sólo pensar en volverla a ver moría de amor y de nervios, nunca me había sentido así en mi vida, ni siquiera cuando hice la audición para que me aceptarán como actor, ni siquiera antes de darle ese primer beso que guardo en mi memoria como el mas precioso tesoro.

Fin de la retrospectiva.

Me parece tan lejano ese día, creo que hoy es un buen día para ir a casa caminando…

Agradezco los comentarios de:

Los invitados

Australia77

Mia Brower Graham de Andrew

paty