En la mente de Ryuu.

La elfo se encontraba en un fondo blanco y sin fin, sin nada más, solo ella y el eterno vacío que no parecía tener final alguno.

-¿Mmm?-Salió de su boca ese pequeño sonido de queja, mientras abría sus ojos y se tomaba de la cabeza. El brillo que se dirigía a su rostro le imposibilitaba ver con claridad.

-¿D-Dónde estoy?-Preguntó, poniéndose de pie.

Volteó alrededor y se topó con lo antes mencionado.

Su rostro se tensó y su mirada se hizo más aguda.

-¿Q-Qué es este lugar?-Cuestionó nuevamente, sintiendo un poco de desesperación.

"¿Qué sucede? Se supone que debería estar con B-Bell... en los pisos profundos... él... me rescató..." dijo en su mente, recordando los acontecimientos recientemente vividos.

-Saltó para salvarme...-Susurró, a la par que su corazón aumentaba su ritmo.

-Ryuu...-Una voz se hizo presente en donde se supone que estaba desolado.

La elfo volteó instintivamente al llamado tras salir de sus pensamientos, los cuales, se centraban en una sola persona... Aquel que fue a salvarla... su héroe.

Cuando se posó cara a cara con dicha voz, su impresión fue en aumento, aún más que cuando despertó.

-L-Lyra... K-Kaguya...-Dijo, sintiendo miedo de ver a aquellas chicas.

Se preguntarán ¿Por qué sentía miedo? Y la respuesta es simple... siempre que ella las veía, las pesadillas surgían y despertaba saltando de su cama.

El peso de sus muertes seguía acarreando su alma... su mente... su corazón.

"No... por favor no, no más pesadillas..." pensó, apretando con fuerza su mano derecha.

-Lo haz hecho bien, Ryuu-Dijo la Hobbit de cabello rosa, acercándose a donde Ryuu se hallaba.

-¿Cuándo creciste tanto?-Preguntó la chica con aspecto oriental, dibujando una sonrisa de oreja a oreja mientras caminaba hacia su dirección.

Ryuu comenzó a alejarse por instinto, el temblor de sus piernas evitaba lo hiciera de buena manera, sentía como estas podrían derretirse, como si de una gelatina se tratara.

-E-Esperen-La chica estiró su palma hacia adelante, tratando de impedir su avance.

Sin embargo, fue en vano.

"No me lastimen... no digan cosas crueles... por favor... por favor..." rogaba, cerrando sus ojos y teniendo una especie de recuerdo azotando de repente, el cual, mostraba todo lo que vivió con ellas en ese maldito día.

Las lágrimas brotaban, nuevamente, el recuerdo se presentaba para atormentarla.

Ryuu se había preparado para lo peor, apretó con fuerza sus párpados.

Los segundos parecían eternos hasta que...

*puff*

-¿Eh?-Dijo ella al sentir una fuerte presión envolviendo su cuerpo.

Al abrir nuevamente sus ojos, miró hacia abajo y lo notó.

Lyra... la abrazaba.

-Sigo yo-Dijo Kaguya, haciendo lo mismo que la Hobbit.

Envolvió sus brazos en la espalda de la elfo.

-¿Q-Qué significa...?-Trató de preguntar, sin embargo, sus palabras fueron frenadas en un instante.

-Al fin... al fin comprendiste el por qué de nuestra decisión-Dijo Kaguya, con sus ojos lagrimeando, tomando la mejilla de su ex compañera con la palma de su mano izquierda con el objetivo de estar frente a frente.

-Eres una tonta Ryuu, tardaste demasiado en entender la razón por la que te salvamos ese día-Agregó la pequeña chica de cabello rosado, levantando su cara, por obvias razones era más baja que la persona a la que abrazaba.

-¿A qué se refieren?-Cuestionó Ryuu, sin salir de su sorpresa.

-Ese día, la razón por la que te salvamos, no fue para que vivieras tu vida como lo estuviste haciendo hasta el día de hoy, llena de remordimiento y odio a ti misma, lo hicimos para que tuvieras un mañana y fueras feliz-Respondió la chica de cabello negro.

-Queríamos que nuestra pequeña compañera consiguiera su final feliz, no que te hundieras en la oscuridad-Continuó Lyra.

-Y-Yo... lo lamento...-El corazón de Ryuu dolía, por el simple hecho de no haber cumplido el último sueño de sus amigas.

Sus piernas por fin cedieron y no pudo mantenerse de pie ni un minuto más.

-Y-Yo... tomé venganza, asesiné a toda la familia Rudra... me recluí... olvidé mi justicia... me encerré tanto en mi pasado, en mi dolor de no haberlas podido salvar, que perdí el rumbo de mi vida...-Decía, llorando en demasía. Su corazón estaba dejando salir todo ese sufrimiento contenido.

-Eso no importa ahora-La interrumpió Kaguya, agachándose y poniéndose a la misma altura que ella.

-Ese dolor, ese sufrimiento, al fin y al cabo, seguirá siendo parte de tu vida, de tu historia, no obstante, esta misma aún no termina-Dijo la oriental.

-Tienes camino a recorrer, personas a las cuales proteger y con los cuales dibujar nuevamente una sonrisa en tu rostro... con las cuales ser feliz otra vez-Complementó Lyra.

-Chicas...-La mirada apagada de la elfo recuperó su color por esas palabras.

En su mente, la imagen de las personas que se han vuelto importantes en su vida hizo acto de presencia.

"Syr...".

"Chloe...".

"Lunoire...".

"Anya...".

"Mama Mia...".

Las chicas del bar, con las cuales había convivido en los últimos tiempos eran las primeras en ser visualizadas.

"La señora de la abundancia"... su hogar.

-¿Lo ves? Ya no debes seguir aferrada al pasado, si lo haces, te perderás del hermoso presente que haz construido y del brillante futuro que te espera-Aconsejó Kaguya, tomando la mano de la elfo y jalándola para ponerla de pie.

-Rompe tus cadenas-

El sonido de algo metálico fue escuchado.

-Libera tus alas-

Un gran peso se quitaba de su espalda, dejando solamente un cálido sentimiento en la misma.

-P-Pero...-La duda seguía dentro de su ser, dentro de su alma.

-Nosotras seguiremos aquí-Apuntó Lyra al lado derecho del pecho de su amiga.

-Siempre estaremos en tu corazón, no pedimos que nos olvides, no pedimos que entierres el pasado, solo pedimos que... lo superes, sigas adelante, no mires atrás por arrepentimientos pasados, hazlo para revivir momentos felices-Continuó Kaguya.

Una gran paz abundaba el cuerpo de Ryuu tras estas palabras.

Ella... obtuvo el perdón desde el más allá de sus compañeras.

Una fuerte brisa pasó y golpeó en su rostro, moviendo su cabello.

-Creo que es momento de irnos-Avisó Lyra, tomando un paso atrás.

Ambas se juntaron y miraron a Ryuu.

-Muchas gracias por todo, muchas gracias por haber sido mis compañeras... por haber sido mi familia...-Dijo la elfo de cabellos color verde, sonriendo y derramando pequeñas lágrimas, con el detalle de que en esta ocasión eran de felicidad.

-Ambas fuimos afortunadas, así que, no lo olvides... Ryuu, pequeña Ryuu... se feliz-Expresó Kaguya.

El viento era más fuerte tras esto, lo que se asemejaban a hojas de árbol comenzaron a volar a todas partes.

-Adiós chicas, gracias por todo-Se despidió la chica.

El cuerpo de Kaguya y Lyra se desvanecía, aunque eso no fue impedimento para unas últimas palabras por parte de esta última.

-¡POR CIERTO! ¡MUCHA SUERTE CON ESE CHICO PELIBLANCO! ¡HAZLO CAER EN TUS ENCANTOS FEMENINOS! ¡SE VE QUE EN VERDAD TE QUIERE!-Gritó la pelirrosada con gran fuerza.

Las mejillas de Ryuu se impregnaron de un fuerte color carmesí.

-¿Ah?-Preguntó.

Ambas mujeres rieron.

-¡¿D-D-DE QUÉ SE SUPONE QUE HABLAN?! B-B-Bell y yo...-Gritó pero la fuerza en esa pregunta iba perdiendo fuerza gradualmente.

-¡NO NOS PUEDES MENTIR!-Contestaron.

-¡NO PASA NADA DE ESO ENTRE BELL Y YO!-Les respondió totalmente roja.

Por un momento, dejó de lado la vergüenza gracias a una duda que abundó su mente.

-¡E-Esperen! ¿D-Dónde está Alise?-Preguntó sobre la pelirroja, ex capitana de la familia Astrea y una de sus mejores amigas, como ambas mujeres de antes.

-¡Adiós Ryuu!-Se despidieron sin tomarle importancia a las pobres patadas de ahogado que su amiga daba al tratar de negar sus obvios sentimientos nacientes y próximos a florecer, al igual que a la interrogante que dirigió la elfo.

-¿P-Por qué Alise no estuvo aquí...?-Se cuestionó a sí misma.

De vuelta al mundo real.

-¿Q-Qué...?-Fue lo que salió de sus labios al abrir de poco en poco sus ojos.

Su cuerpo se sentía adolorido y en algunas zonas entumido, sin embargo, aún si era de esa su condición, se levantó y sentó en la cama donde se encontraba.

-¡AL FIN DESPIERTAS RYUU!-Gritó una voz conocida para ella.

-¿Syr?-La nombró.

De pronto y sin previo aviso, fue abrazada por su compañera y amiga.

-¡TONTA, TONTA, TONTA!-Gritó Syr en repetidas ocasiones, aumentando la fuerza de su abrazo.

-¡¿Tienes idea de lo mucho que me preocupaste?!-Preguntó mientras las lágrimas continuaban brotando.

-L-Lo lamento, Syr...-Se disculpó la elfo, dejándose abrazar sin poner objeción alguna.

-Eso ya no importa, lo principal ahora es que estás bien-Se tranquilizó la humana, limpiando sus ojos y quitando todo rastro de humedecimiento.

-Estoy de vuelta-Sonrió Ryuu, tras su encuentro y resolución, por fin podía decir con seguridad y tranquilidad que estaba en donde quería estar.

Los segundos pasaron hasta que... recordó algo importante.

O mejor dicho.

A alguien.

-¡S-S-Syr! ¡¿D-Dónde está Bell?!-Preguntó con gran preocupación, reaccionando casi igual como cuando rompió los vasos del bar en aquella ocasión no muy lejana.

-¿B-Bell?-Preguntó la peligris al oír la forma en la que Ryuu nombró a aquel chico.

-¡Sí! ¡¿Está bien?! ¡¿Dónde está?! ¡¿No le pasó nada?!-El gran ataque de preguntas no hacía nada más que aumentar con el tardar de Syr en dar la respuesta.

-¡T-Tranquilízate! ¡É-Él está bien! Se encuentra en la otra habitación, recuperándose de sus heridas, aún no despierta, Airmid dijo que vendría a decirnos cuando abriera los ojos-Respondió Syr, calmando el miedo desenfrenado de su amiga.

Ryuu se tiró de espaldas a su cama.

La intensa preocupación se disipó al oír lo que deseaba oír.

Dio un largo suspiro.

-Está bien... él está bien...-Susurró. La noticia la llenaba de felicidad, tanta así que en su boca no pudo evitarse formar una hermosa y dulce sonrisa.

Syr, por su parte, tomó su mano y la vio con una mirada complicada.

"El color de tu alma... ha cambiado..." pensó.

-¡¿CÓMO QUE HAN PASADO 5 AÑOS?!-

Un grito rompió todo el ambiente.

Ryuu se levantó.

-Ese era Bell...-Susurró.

-S-Sí, tal parece que ya ha despertado...-Respondió Syr pero frenó sus palabras al ver como la elfo se ponía de pie.

-Tengo que ir a verlo-Declaró.

-¡E-Espera Ryuu! ¡N-No puedes dejar la cama!-La mujer de cabello gris intentó detenerla sin éxito alguno.

-¡Debo ir a verlo! Quiero comprobar por mi misma que está bien-Declaró Ryuu.

Ante esto, Syr dejó su pobre intento de frenarla.

-De acuerdo-Contestó.

Tras la respuesta, Ryuu abandonó la habitación a toda velocidad.

Estando en total soledad, la camarera de "La señora de la abundancia" tuvo tiempo para pensar.

"Sí... definitivamente no puedo permitir que eso pase" dijo en su mente, llena de determinación,

Un ceño totalmente serio e intimidante se dibujó en el fino rostro de la chica, al igual que un brillo morado se desprendió de sus ojos color gris.

En la habitación de Bell.

-¿Mmm? ¿En qué lugar me encuentro?-Preguntó el peliblanco al no reconocer ese sitio.

Extendió sus manos para sentir la superficie donde se acostó, o al menos eso intentó.

-¿Q-Qué es esto?-Dijo al darse cuenta de la imposibilidad de mover su brazo derecho.

Levantó lo que parecía ser una manta y dirigió su mirada al brazo.

Ahí vio lo que se asemejaba a un arnés de metal, ese era el artefacto que causaba dicho problema.

-Estoy en una cama... tengo un arnés en mi brazo derecho... sí, definitivamente estoy en un hospital, pero... ¿Cómo demonios llegué aquí?-Se cuestionó.

-Veo que al fin despiertas-Dijo cierta persona, después de abrir la puerta de la habitación.

-¿H-Hermes-Sama?-Nombró Bell a la presencia a su costado, el dios Hermes.

-Sí, soy yo, me toca vigilarte, las demás chicas casi me asesinar por pedir un turno para verte-Respondió Hermes, acercándose y sentándose a un costado de la cama.

-¿Cómo te sientes? ¿Mejor? Debo admitir que cuando Aisha llegó y dijo que te encontraron desmayado en los pisos profundos me sentí un poco asustado, creí que no la librabas ¡Pero Hey! ¡Aquí estás!-Declaró el dios, con su típica alegría.

-¿M-Me encontraron desmayado...?-Preguntó el chico, no obstante, antes de hacerlo, el miedo abundó su ser.

Levantó su espalda de golpe.

-¡HERMES-SAMA! !¿DÓNDE ESTÁ RYUU?! ¡¿SE ENCUENTRA BIEN?! ¡¿NO ESTABA CONMIGO?!-Interrogó a gran velocidad, agitando a la deidad con su único brazo libre.

-¡T-TRANQUILO BELL! ¡TRANQUILO!-Hermes lo intentaba calmar.

-¡NO PUEDO ESTAR TRANQUILO! ¡NO PUEDO ESTARLO! ¡SÍ A RYUU LE SUCEDIÓ ALGO YO...!-Gritaba Bell con dolor en su corazón, no deseaba que nada malo le haya pasado a la hermosa elfo.

-¡Y-YO LE PROMETÍ SALV...!-Antes de finalizar esa declaración, lo interrumpieron.

*¡PLAF!*

-¡Ryuu está bien! ¡Tranquilo!-Gritó Hermes tras soltarle una bofetada.

-Perdón por golpearte pero comencé a sentir como si estuvieras apunto de arrancarme los hombros-Agregó, girando sus brazos y estirando el cuello.

-Y-Yo lo lamento, perdí la calma, no debí hacerlo, es que... no quiero que nada malo le pase a Ryuu-Contestó, recuperando la cordura y mirando hacia abajo.

Hermes se dio cuenta de el tono de voz y la actitud que el joven tomó tras esa declaración.

-Bell, ella está bien, no te preocupes, sin embargo, hay un detalle que debes saber-Comentó el dios.

-¿U-Un detalle? ¿C-Cuál es?-Preguntó el peliblanco, ladeando la cabeza.

-Bell... han pasado 5 años desde eso-Respondió Hermes, cambiando su actitud a una seria, contrario a la normal.

-¡¿CÓMO QUE HAN PASADO 5 AÑOS?!-Gritó Bell como si recibiera una noticia muy impactante.

-¡Ya deje de molestar a los pacientes!-Dijo cierta chica de cabello plateado, dándole un golpe a Hermes en la cabeza con su bastón.

*¡PUM!*

-¡Auch! ¡¿Por qué haces eso Airmid?!-Preguntó el dios, sobando su cabeza.

-Si vino con el único objetivo de molestarlo, le voy a pedir que se vaya-Declaró la médico.

-Ya, perdón, perdón, de todas formas debo avisarle a todos que ya despertó...-Decía Hermes hasta que una voz lo interrumpió.

-¡BELL!-Lo nombró la tan ansiada voz que Bell deseaba escuchar desde que despertó.

-Ryuu...-La nombró al tenerla justamente adelante suyo.

La elfo traía ropa sencilla, también se encontraba llena de gasas en brazos y algunas en su rostro y oreja.

Ella corrió a donde él estaba y... lo abrazó.

-¿R-R-Ryuu...?-Dijo su nombre nuevamente.

-Gracias... gracias por salvarme... en serio...-Dijo la elfo, enterrando su rostro en el pecho de su salvador, de su héroe.

El corazón de Bell pegó un salto.

Sus mejillas se tiñeron de rojo.

Sus brazos envolvieron instintivamente a la chica.

-No podía permitir que algo te pasara-Respondió el joven.

-No quería perderte-Agregó, sin importarle lo terriblemente atrevido de las palabras.

-Yo... yo quiero seguir viendo sonreír a la hermosa hada, yo quiero seguir viéndote día con día... Ryuu-continuó, cerrando sus ojos y una expresión de felicidad pura.

-Yo quiero ser... tu héroe...-Finalizó.

"Me siento incomoda" pensó Airmid por lo empalagoso del reencuentro que presenciaba.

-B-Bell... ¿Q-Qué cosas dices?-Fueron las únicas palabras que pudo sacar.

Ella, luego de dejar de lado el ambiente de alegría que le traía saber de la buena salud del hombre entre sus brazos, se percató de la comprometedora y romántica escena que estaba protagonizando con el antes mencionado.

-¡Espero no estar interrumpiendo algo!-Reclamó una voz chillona, sacándolos de su burbuja.

-K-Kami-Sama...-Dijo Bell, con Ryuu aún en sus brazos.

Se trataba de la pequeña diosa de Bell, Hestia.

-Espero no estar interrumpiendo algo-Declaró con una mirada furiosa y una vena saltando de su frente.

Al darse cuenta, la elfo y el humano se separaron rápidamente.

-Y-Yo... ¡Sí me disculpan!-Gritó Ryuu. Intento excusarse aunque no pudo encontrar ningún argumento para justificar su actuar, motivo por el cual decidió que la mejor opción era hacer una retirada estratégica.

-¡P-Perdón por lo que dije Ryuu!-Se disculpó Bell. Comprendió lo fuera de lugar que habían estado sus palabras.

-Que bipolaridad. Hestia-Sama, la dejo con él, debo atender a otros pacientes-Avisó Airmid, saliendo de la habitación de igual manera.

La puerta se cerró y Diosa e hijo quedaron en total soledad.

-Bell... ¿Qué hacías con esa camarera?-Preguntó Hestia con una cara sombría y un tono de voz amenazador.

-K-Kami-Sama yo...-Bell tragó saliva tras decir aquello.

-¡NO LLEVAS NI 10 MINUTOS DESPIERTO Y YA ESTÁS COQUETEANDO CON UNA CHICA!-Reclamó la pequeña diosa con gran enojo.

-¡Y-Yo no estaba coqueteando!-Respondió el peliblanco, defendiéndose por tal acusación.

"Demonios, definitivamente no puedo negar eso del todo" se lamentó.

La discusión continuaba sin cesar, cada vez Hestia sacaba otro reclamo aún si fuera de hace meses.

Afuera de la habitación.

La familia Hestia y Ryuu estaban ahí, oyendo el relajo armado por Hestia y Bell.

-En verdad lo siento-Se disculpó Ryuu.

-No tienes nada de qué disculparte, ellos son así siempre-Respondió Welf.

-N-No por eso... me imagino que debió ser difícil llegar hasta los pisos profundos a salvarnos, si yo no hubiera estado ahí, yo...-Comentaba la elfo.

-Deja eso de lado, las circunstancias así se presentaron y no podemos quejarnos, menos viendo que todo salió bien, además, todos estuvimos de acuerdo en salvarte cuando supimos que algo sucedía-Dijo el herrero, intentando despreocupar a la chica.

-Lili piensa que fue un suicidio, sin embargo, también era algo que no podamos evitar. Bell-Sama iba a hacer hasta lo imposible por ayudarla porque es una chica-Declaró Lili, recordando lo dicho por Bell cuando la rescató.

-¿Porque soy una chica?-Ladeó la cabeza.

-Eso le dijo a Lili cuando la salvó-Respondió la hobbit.

-Y a mi-Agregó Haruhime.

-Y-Ya veo...-Fue la respuesta dada por Ryuu.

-Dejemos eso para después-Interrumpió Welf.

-Los gritos cesaron-Informó Mikoto.

-Veo que estás mejor-Airmid dio su punto de vista respecto a la salud de su paciente.

-S-Sí, me siento bien-Respondió la elfo.

-Creo que puedo darte de alta si así lo deseas-Dio la posibilidad la peliplateada.

-Eso sería fantástico, quiero ir a ver a las chicas del bar, deben estar muy preocupadas por mi-Opinó Ryuu ante la sugerencia.

-Bien, está hecho, eso sí, vístete bien, no creo que una elfo deba estar con ropa tan delgada, eso opino-Finalizó Airmid, dando media vuelta y continuando con su trabajo.

Ella tenía razón, la ropa de Ryuu estaba rasgada.

-¡Aquí estás Ryuu!-Nombró Syr, acercándose a ella.

-Ten, te traje ropa-Extendió un vestido blanco y sencillo.

-Muchas gracias Syr-Agradeció.

-Volvamos a casa-Dijo la chica.

-Sí-Fue la breve respuesta de la elfo, mirando de reojo la puerta que conectaba a la habitación de aquel chico que se había metido en su corazón.

Corrió por las calles al salir del hospital, hacia su hogar... ese bar lleno de inadaptadas y peligrosas chicas a las que consideraba familia.

Detrás de ella, Syr la veía y no pudo evitar sentirse feliz por ella.

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En "La señora de la abundancia", después de el reencuentro.

Ryuu había regresado a "La señora de la abundancia" después de su estancia en el "Hospital", todas las chicas se lanzaron a abrazarla y lloraron de alegría por ver sana y salva a su amiga.

Mama Mia la mandó a su habitación para que terminara de recuperarse y descansara lo suficiente para después volver a trabajar, sin embargo, después de algunas horas, la chica bajó.

-M-Mama Mia-La enana fue llamada por una de sus camareras.

-¿Qué sucede Ryuu?-Preguntó al ver a la elfo recién llegada, quien había llamado su atención.

-Y-Yo... l-lo que sucede es que... Bell-Las palabras no lograban ser dichas.

-¿Bell? ¿Desde cuando llamas así al chico?-La interrogó, con una sonrisa maliciosa, la misma que Aisha usa cuando la molesta.

-P-Perdón, C-Cranel-San-Rectificó su manera de nombrarlo.

La enana suspiró.

-Te enamoraste de él ¿No es así?-Lanzó la interrogante sus anestesia.

Las mejillas de Ryuu se tornaron color carmesí.

-¡A-A-Ah! ¡Y-Y-Yo no...!-Con la vergüenza al tope, no podía ni formar una palabra.

-No me puedes mentir, si no eres sincera conmigo no te ayudaré en lo querías pedirme-Ordenó Mama Mía con una mirada fulminante.

El tartamudeo de Ryuu se agravó de sobremanera y con el paso de unos minutos, en los que intentó tomar valor y formular su respuesta, pudo tranquilizarse.

-Yo... ¿Cómo podría no enamorarme de él?... Fue mi héroe... creyó en mi... me salvó cuando más lo necesitaba...-Respondió, con un cálido sentimiento en su pecho, específicamente el lado izquierdo, donde el corazón se encuentra, el cual tenía encima su mano derecha.

-Y-Yo amo a Bell...-Agregó

-Aunque... siento que he traicionado a Syr...-Concluyó, apretando aquel sitio.

Traicionar a su mejor amiga, enamorándose del hombre que a ella le interesaba.

Se sentía como una mala amiga.

-A veces debemos ser egoístas, más cuando se trata de nuestra propia felicidad, de todas formas, ninguna de ustedes dos está con él aún, así que será una competencia-Declaró la enana, posando su mano en el hombro de su trabajadora.

-Pero dime cuál es tu pedido, no tenemos tiempo para estas largas pausas-Agregó, rompiendo el ambiente.

-Yo... quisiera hacerle un bento a Bell...-Respondió, sacando humo de la cabeza.

-E-Es que él se quedará un par de días más en la sede de la familia Dian Cecht y... me gustaría... visitarlo y... prepararle comida...-Explicó las razones que la llevaron a ello.

Mama Mia abrió sus ojos en toda su circunferencia.

"Esta niña con trabajo sirve comida, si la dejo cocinar nada bueno puede pasar" pensó.

Sin embargo, la decisión y la ilusionada cara de ella le impidieron rechazarla.

Suspiró pesadamente.

-De acuerdo, luego de que los clientes se vayan, te quiero aquí-Respondió.

-¡Muchas gracias Mama Mia! ¡No la decepcionaré!-Respondió llena de determinación y con brillos en sus ojos.

Después de eso, salió de la cocina y subió a su habitación, ella aún debía descansar de sus heridas.

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-Eso despeja todas las dudas... así que también se enamoró de él...-Repitió Syr con sentimientos encontrados y una expresión complicada.

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