-¿Q-Quién es usted?-Preguntó Bell al ver al la chica, con clara sorpresa en sus ojos.
-Bell, eso no es lo importante ahora, por el momento debemos acabar con estas cosas-Interrumpió Aiz al peliblanco mientras esta misma desenfundaba su espada.
-Señorita, será mejor que no se vaya, Welf, Lili y Haruhime, quédense con ella para que no le suceda nada malo, el resto de nosotros ataquemos, Mikoto y yo defenderemos la parte trasera, Bete, Aiz y Bell defiendan la parte delantera que es de donde más monstruos están llegando, no sabemos si tienen algún punto débil, así que ya saben, mátenlos como con los anteriores-Ordenó Finn mientras todos tomaban las posiciones que dijo.
-¡De acuerdo capitán!-Gritaron todos al unísono, arremetiendo contra los monstruos.
La batalla comenzó, la coordinación del grupo, a pesar de tener solo una batalla juntos, era realmente buena, pero quienes resaltaban mas eran los que se encontraban en la parte delantera del equipo. La princesa de la espada, Vanargand y el héroe del destello blanco, podíamos observar como se movían y rotaban de posiciones como si se conocieran de toda la vida, varios "Antares" como aquella chica los acababa de nombrar, eran destruidos rápidamente, lo extraño era la resistencia que estos tenían, varios de ellos aguantaron demasiadas patadas del hombre lobo, las cuales tenían gran parte de su fuerza total en ellas, la espada de Aiz ni tuvo problemas al hacer cortes frontales con la punta pero a la hora de tratar de usar la parte lateral de la misma, pudo notar que era imposible hacerle un corte limpio, parecía que su dureza compensaba la falta de velocidad y de ataque que aquellas bestias poseían, Bell por su parte, era quien tenía más problemas, luchar con la daga Hestia le causaba problemas, la fuerza infundida en sus ataques era con todo lo que tenía pero no lograba hacerles un daño considerable, lograba derrotarlos cuando, después de varias series de cortes, estos caían, pero sí hablábamos de la espada corta, era una historia diferente, un arma con tal fuerza era realmente impresionante, no solo parecía que absorbía el daño recibido, si no que lo acumulaba y usaba para descargar más fuerza a los golpes del chico.
En la parte trasera, los problemas no faltaban, tanto la familia Hestia como Finn estaban teniendo problemas, por lo que Haruhime tuvo que recurrir a usar Uchide no Kozuchi potenciado por su otra magia Kokonoe, logrando así crear las 9 colas de la misma, esto hubiera sido imposible hace un tiempo pero gracias al entrenamiento con el elfo oscuro Hogni y a la subida de nivel que la renard tuvo después del mismo, desarrolló la suficiente resistencia mental para liberar las 7 colas, no 5 como en instancias anteriores pudo sacar(La lucha en los pisos profundos donde comenzaron la búsqueda de Bell y Ryuu). El aumento de nivel a Finn, Welf, Mikoto, Lili, Aiz, Bell y Bete les dió la ventaja que necesitaban en ese momento y de esa manera, tras una rápida pero algo cansada batalla, acabaron con los rivales.
-Creo que son todos por el momento, parecía que no íbamos a acabar, sentía que cuando mataba uno, llegaban otros dos detrás de él, en serio ¿Qué demonios son esas malditas cosas?-Comentó Bete con claro enojo, si bien no le gustaba recurrir a alguien más para tener que derrotar a un monstruo, supo que no había otra opción, el otro detalle que se veía presente en él, era cansancio.
-Tengo que darle la razón a Bete, parecían no tener Finn, era como si salieran de la tierra-Dijo Bell, estando de acuerdo con el hombre lobo.
-En fin, señorita, creo que nos debe una explicación, pero este no es lugar para darla, buscaremos una zona segura por el momento, hasta eso, Bell, Bete y yo vigilaremos los alrededores en busca de algún herido o de más monstruos, no creo que sea bueno dejar libres a esas cosas, si ven algún lugar en el que podamos charlar, nos avisan-Dijo Finn sin soltar su lanza y caminando hacia el peliblanco para jalarlo junto con él, aunque sin quitarle la mirada a la chica.
-Se las daré, no se preocupen por eso-Respondió la bella muchacha, con un semblante algo triste en su mirada, parecía que había pasado por mucho recientemente.
De esa manera, los 3 aventureros destinados a la búsqueda de monstruos p, no encontraron ninguna clase de avistamiento que pudiera llamarles la atención, aunque la escena dentro del pueblo era triste, solo habían restos de ropa y cosas que parecían haber sido tiradas por los espantados ciudadanos que perecieron en el lugar, Bell tenía rabia por ello, no podía dar crédito a la crueldad que aquellos monstruos demostraron, esas personas que no hacían daño a nadie, niños, mujeres, hombres inocentes viviendo sus vidas de manera pacífica, como él en sus tiempos en el pueblo junto su abuelo, si bien nunca tuvo la oportunidad para convivir con las personas a las cercanías de donde vivían, en ocasiones de escapaba y veía lo felices que eran las familias ahí, eso causaba una ligera sonrisa en su rostro, ver la alegría de las personas lo hacía feliz aunque le daba un ligero apretón en el corazón ver a los padres con sus hijos.
Flashback.
-¿Dónde estarán mis padres? ¿Acaso ellos no me querían?-Decía Bell con una mirada triste y algunas lágrimas en sus ojos mientras veía a un niño siendo cargado por su madre de manera amorosa, ese pequeño Niño peliblanco, quien la única familia que tenía era su abuelo, se sentía abandonado.
-Te equívocas, Bell-Comentó una voz detrás del Niño.
-¿Abuelo?-Dijo Bell limpiando sus lágrimas con sus pequeñas manos.
-No deberías estar aquí, Bell, es tarde para estar fuera, ven, regresemos a la cabaña-Contestó el abuelo de Bell, cargándolo de la misma manera que aquella mujer cargaba a su hijo.
-Abuelo... ¿Qué pasó con mis padres?-Preguntó el pequeño Bell con la mirada caída.
-Ellos fueron héroes, Bell, justo lo que tú serás cuando crezcas, ellos no te abandonaron, solo puedo decirte eso-Contestó Zeus acariciando el cabello del chico.
-P-Pero soy débil, abuelo, me lastimo fácilmente, lloro de miedo, me aterrorizan los monstruos... no creo poder convertirme en un héroe-Dijo Bell comenzando a sacar algunas lagrimas nuevamente, a lo que Zeus respondió posando sus dedos en los pómulos del Niño para limpiar las lágrimas que comenzaban a brotar y caer de sus ojos.
-No siempre serás débil, Bell, nadie siendo todo poderoso, nadie siendo el más fuerte de todos, dime Bell ¿qué tienen en común todos los Héroes?-Preguntó el abuelo con una sonrisa, tranquilizando al chico en sus brazos.
-Que nunca se rinden...-Contestó Bell.
-¡Exacto! Aunque pasen por muchos retos, aunque tengan miedo, aunque la fuerza de sus cuerpos esté por agotarse, los Héroes nunca se rinden, un héroe no se mide por su fama, fuerza o por el tamaño de sus músculos, se mide por el tamaño de su corazón y por su voluntad de nunca rendirse, así que Bell, prométeme algo-Dijo Zeus cambiando su rostro alegre por uno serio.
-Si abuelo, lo que sea-Dijo Bell, ya de manera más calmada, las palabras de su abuelo le habían levantado el ánimo,
-Aunque el muro sea muy alto y pienses que no lograrás pasarlo, prométeme que no te rendirás hasta lograrlo, así caigas millones de veces, con una vez que ganes, ya habrás logrado tu objetivo, haciendo que todos esos fallos anteriores, solo queden como recuerdos y experiencia ¿Puedes prometerme eso, Bell?-Expresó el abuelo de Bell, alzando su meñique para sellar la promesa.
Bell únicamente pudo pensar en las palabras de su abuelo y de manera emocionada Contestó.
-Lo prometo, abuelo-Sellando la promesa con ambos meñiques y volviendo a la cabaña.
Fin del flashback.
-¿Sucede algo, Bell?-Preguntó Finn al joven peliblanco, se había quedado unís minutos observando los restos que habían en una de las casas.
-Lo lamento Finn, recordé algunas cosas-Dijo Bell en respuesta a la duda del hobbit.
-No debió ser algo agradable, estás llorando-Dijo el Hobbit posando su mano en el hombro del chico.
Bell no se había percatado de ello, por lo que tuvo que dirigir sus dedos a sus ojos y ahí pudo sentir como estos se humedecían por las lágrimas que habían brotado.
-Todo lo contrario, fue un recuerdo hermoso, lástima que lo tuve que rememorar en una situación así, en la que me siento enojado-Contestó Bell.
-Tantos sueños... tantas vidas... tanta felicidad que hubo y pudo haber en este lugar, perdida por un monstruo así, eso me enoja-Expresó el peliblanco para finalizar sus palabras.
-Comprendo tu sentimiento... no dejemos que nadie más muera, Bell-Contestó Finn, mientras se retiraba de al lado del chico.
-Así será...-Dijo Bell para sí mismo.
-Oigan ustedes dos, los demás ya encontraron una cueva en la que no hay rastro de que la muerte haya llegado a él-Interrumpió Bete para llamar la atención de los otros dos aventureros.
-Vamos Finn-Dijo Bell algo frío y serio, comenzando a caminar hacia donde Bete los guiaba.
En la cueva/Zona segura.
-Bueno, para iniciar ¿Cuál es su nombre y quién es?-Preguntó Finn de manera amable.
-Mi nombre es Artemisa, soy la diosa de la naturaleza, la Luna y la caza, lamento que nos conozcamos en esta situación-Dijo la bella mujer que al parecer era una Diosa.
-He escuchado de ella, es una Diosa que, junto a su familia, viven a afueras de Orario, pero yo no pude observar a su familia-Dijo Bete al enterarse de quién era la persona frente a él.
-Lo qué sucede es que, a cercanías de aquí, ese monstruo atacó y mi familia junto a mi fuimos a ayudar pero...-Dijo Artemisa con una mirada triste, no hacía falta continuar, con esa expresión era más que obvio lo que había sucedido.
-Entiendo... de acuerdo Diosa Artemisa, lamento si soy grosero pero creo que hablo por todos cuando digo que esta situación es realmente mala, así que dígame ¿qué son esas cosas? Parece estar informada de ello-Expresó Finn sin rodeos.
-Es un monstruo sellado en las ruinas de Elsos por los Grandes Espíritus durante los Tiempos Antiguos. Es un monstruo gigante de un ojo, seis brazos y múltiples piernas con brillantes marcas rojas en todo el cuerpo como pudieron notar, pero el detalle importante es que puede crear a otros organismos parecidos a él pero en menor tamaño, cuando mi familia y yo quisimos ir a detenerlos porque se encontraban absorbiendo la vida de la tierra, plantas, animales y personas a su alrededor, pero no pudimos y toda mi familia falleció... yo salí libre...-Dijo Artemisa, con un ligero dolor en su corazón cuando dijo esas últimas palabras en su oración.
-Ya veo... si no detenemos a esa cosa, puede que aumente su fuerza y rango de alcance ¿me equivoco?-Preguntó Bell con sorpresa tras oír las palabras de la diosa.
-Así es, pero la única arma capaz de derrotarlo, se encuentra en las ruinas, no pude recuperarla-Contestó Artemisa.
-Miren chicos, creo que nos desviamos de algo muy importante, tenemos el tiempo encima ahora mismo, el dragón negro está cercano a Orario, no estamos seguros de que la espada exista, la mitad de nosotros será determinante en Orario cuando se luche contra aquel monstruo ¿y quieren encargarse del "Antares" igual? Lamento ser portadora de malas noticias pero a este punto hay que dejar claras las prioridades-Expresó Lili, sus palabras no estaban equivocadas, al contrario, tenía razón, el tiempo era lo que menos les favorecía en ese momento.
-Lili está en lo correcto, si bien el Antares puede ser un problema muy pronto, ahora nuestra prioridad debería ser Orario-Respondió Welf, estándoselo e acuerdo con la Hobbit.
Esto hizo que Artemisa se sintiera algo triste, no sabía como estaba la situación de Orario hasta ahora, por eso mismo se sentía así misma como una carga al tratar de buscar ayuda con las personas que acababa de conocer, iba decir que ella iría sola para no retrasarlos pero las palabras de un joven hizo que ese pensamiento se desvaneciera.
-Esperen, esperen, comprendo la situación pero no podemos dejar esto así, en algún momento será nuestro problema y si tenemos la oportunidad de solucionarlo antes de que sea más grande, lo mejor es hacerlo, no deseo que se sigan cobrando más vidas, ninguna vida vale más que otra, lamento esto pero, yo me quedo a ayudar-Expresó Bell con su rostro decidido, ellos ya sabían que era imposible hacerlo cambiar de parecer cuando se mostraba de esa manera, tras esas palabras la Diosa solo pudo observarlo con sorpresa, le impresionaba lo diferente que era a las personas a su alrededor, cualquier otra persona habría rechazado la misión pero él la aceptó sin vacilación alguna.
Finn por su parte, solo estaba sentado tomando su barbilla, pensando en qué opciones tenía, era claro que tenían que actuar rápido por el estado de emergencia en Orario, retardarse podría ser fatal, pero no podía dejar la situación así, pensó y pensó hasta que por fin llegó a una conclusión, pero para poder decidirse, necesitaba que se le contestara una pregunta que tenía.
-Diosa Artemisa ¿Dónde se encuentran esas ruinas?-Preguntó Finn.
-A 8 horas de aquí, en donde comienzan las zonas montañosas para llegar a un pueblo en medio de 3 montañas, creo que para llegar a ese pueblo se requiere al menos 2 días entre subida y bajada-Contestó la diosa.
-Ya veo... al parecer tenemos suerte...-Expresó El Hobbit con una sonrisa,
-¿A qué se refiere?-Preguntó Artemisa, con clara duda por lo dicho por el capitán del grupo.
-Ahí es a donde nos dirigimos, pero al parecer si está desviado del camino principal, si lo seguíamos, en un día llegaríamos a nuestro destino-Respondió Bell a la pregunta de la diosa.
-Bien Artemisa-Sama, iremos a derrotar a ese monstruo, pero si en 12 horas no lo logramos, con todo el dolor de mi corazón, deberemos dar media vuelta y seguir con nuestro camino-Contestó Finn, despertando la alegría de la diosa, ella había logrado conseguir ayuda para vengar la muerte de su familia y así evitar que el problema crezca aún más.
-Muchas Gracias-Expresó la Diosa con una sonrisa de alegría y algunas lágrimas en su rostro por el mismo motivo.
Y así emprendieron el viaje hacia las ruinas de Elsos.
Durante el camino hacia las ruinas.
Todas las personas estaban atentos a los ataques que podrían recibir mientras la distancia se acortara, no era paranoia, era estar atentos a un enemigo que no conocen, no saben su forma de pensar o si lo hacen tan siquiera, las ocho oras de camino con ese constante sentimiento de ser emboscados fueron eternas. Para romper un poco con el silencio del grupo y más importante, con el semblante triste de la diosa junto a ellos, Welf decidió hablar con ella.
-Disculpe Artemisa-Sama pero ¿Por qué usted y su familia vivían fuera de Orario?-Preguntó el pelirrojo con clara duda en su rostro, si bien Orario no es una ciudad maravillosa como muchos hablan de ella, era obvio que es mejor eso a vivir en pequeños pueblos, más si es de un Dios de quien se trata.
-Lo siento chico, no estoy obligada a contestar eso, no me interesa hablar más de lo requerido, además tengo un sentimiento de alerta respecto a ti, no me agrada eso-Respondió Artemisa frunciendo el ceño cuando Welf le dirigió la palabra, esto pareció golpear enormemente en él autoestima del herrero por lo que decidió no volverle a hablar y se alejó unos pasos de la diosa, con un rostro que denotaba lo dolido que se sentía por los comentarios de Artemisa.
Lili por su parte únicamente se rió por lo sucedido, le había causado gracia la forma en la que Artemisa había atacado a Welf con sus palabras, aunque se le hizo extraño esa reacción tan a la ofensiva que la diosa había usado, por lo que decidió probar algo.
-Disculpe a mi compañero Artemisa-Sama, puede parecer y ser un idiota pero es buena persona-Dijo Lili aún sin dejar de reírse.
-Eso es imposible, todos los hombres son únicamente cerdos pervertidos que miran con ojos de lujuria a las mujeres, solo nos ven como objetos-Contestó con claro enojo la bella peliazul.
Los hombres del lugar sintieron como si su orgullo fuera golpeado, aunque no fuera el caso o no fueran como esa diosa los describía, no podían negar que pensamientos de ese tipo habían pasado al menos una vez en sus mentes, pero curiosamente al oír la descripción que dió Artemisa, a la mente de Bell llegó el rostro de una persona.
-¿por qué acabo de pensar en Hermes-Sama?-Dijo Bell con una sonrisa resignada.
-¡Sobretodo ese idiota! ¡Él es un maldito pervertido de lo peor! ¡Por eso mismo tenía mala espina con ustedes! ¡De seguro son igual que él!-Gritó Artemisa con claro enojo y poniéndose a la defensiva.
-¡No es así! ¡Yo no soy un pervertido!-Gritó Bell en respuesta a los ataques constantes de Artemisa.
Aiz y Lili miraron a un lado tratando de disimular.
-A ver, a ver ¿¡Por qué ustedes dos ponen esas caras!?-Preguntó Bell con claro enojo.
-Verás Bell... digamos que tu actos no defienden tus palabras... como en Rivira-Dijo Lili con un semblante divertido, recordándole a Bell el incidente en donde Hermes lo envolvió y logró ver desnudas a las integrantes de la familia Loki y Hestia, provocando que el peliblanco se sonrojara enormemente y que Artemisa lo mirara con una mirada fulminante, como si ante sus ojos viera a la peor escoria que existe.
-¡Eso fue un accidente! ¡Hermes me levó ahí a base de mentiras! ¡Yo soy una víctima!-Expresó Bell con clara vergüenza pero la mirada severa de Artemisa seguía en su rostro.
La diosa únicamente apartó la mirada del chico y siguió su camino.
-Ehhhh, creo que me odia...-Dijo Bell con una mirada vacía dirigida hacia ningún rumbo en específico.
-Mientras Freya no piense que soy un pervertido me basta...-Agregó el conejo blanco recuperándose al pensar en su amada.
-Ya, ya, como te dije ayer, no comas frente a los hambrientos, eres el único con pareja de todos nosotros, no es para que estés presumiendo-Dijo Welf con un tono divertido, eres claro que sus palabras no eran en serio.
Curiosamente, Artemisa al oír eso, levantó el oído ligeramente, específicamente cuando Bell mencionó el nombre de Freya.
-Si Bell, Welf tiene razón, Freya esto, Freya aquello y aún así no le das el anillo para que se casen-Dijo Bete, uniéndose a la burla en conjunto hacia el chico peliblanco, éste únicamente pudo encogerse de hombros y guardar silencio, cualquier cosa que dijera podría ser usada en su contra.
-¿Por qué hablan de esa Diosa? ¿Qué tiene que ver ese Niño con ella?-Preguntó con indiferencia Artemisa, aunque era claro que le interesaba saberlo.
-Oh, ahora Artemisa-Sama si quiere hablar sobre ese pervertido-Expresó Lili, provocando a la Diosa de cabellos azules.
-No es que me interese, si así va ser entonces olviden mi pregunta-Contestó con un ligero sonrojo Artemisa, queriendo hacerse la desinteresada.
-Es broma, es broma, no se lo tome tan apecho Artemisa-Sama, creo que el que debería contarle sobre eso o darnos permiso para hablar es Bell, al fin y al cabo es la pareja de Freya-Sama-Dijo Lili, haciendo que la Diosa de cabellos azules abriera de par en par sus ojos color esmeralda.
-¿Pareja? ¿Esa ninfómana? Niño ¿cuántos años tienes?-Preguntó Artemisa sin vacilar.
-Oye Finn ¿qué es ninfómana?, Loki igual lo dice cuando se refiere a Freya-Sama-Preguntó Aiz en voz baja al Hobbit a lado suyo, ambos habían permanecido callados por gran parte del tiempo, alertas pero interesados en lo que decían.
-Si te digo es muy probable que Riveria me asesine, me reviva y me vuelva a asesinar, así que mejor olvídalo-Contestó Finn.
-Hummmmm-Dijo Aiz mientras hacía un puchero.
-Espere Artemisa-Sama, antes de que continúe o le responda déjeme decirle que a pesar de que usted sea una Diosa no voy a permitir que insulte a mi pareja-Dijo seriamente Bell, provocando el silencio en el lugar, el peliblanco parecía enojado por oír que Artemisa hablara mal de su pareja.
-Bueno, teniendo en cuenta eso, le contestaré, tengo 14 años, próximamente 15 y lo que sucede es lo que escuchó, Freya y yo somos pareja desde hace casi 3 meses en los que he tenido los días más felices de mi vida, es tierna y amable conmigo, siempre que tenemos la oportunidad salimos a comer o a caminar y antes de que pregunte, no, no hemos hecho nada pervertido, no tengo la intención de hacer nada de ese tipo hasta que me sienta preparado, así que, de la manera más cordial, le pido que respete a mi pareja-Respondió Bell con un claro sonrojo que fue aumentando gradualmente, él nunca le había hablado de esa manera a una deidad.
-Hummmm, eres extraño, no pareces estar bajo el efecto de su encanto-Dijo Artemisa, parecía que ignoró completamente las palabras del peliblanco.
-No parece que esté bajo dichos efectos porque no lo estoy, soy inmune a sus encantos, o mejor dicho a su habilidad jeje-Dijo Bell con una ligera sonrisa y rascando la parte lateral de su cabeza.
Esto despertó la impresión de Artemisa.
-Así que al fin lo encontró-Expresó Artemisa.
-Encontró en mi a alguien que la ama tal y como es, alguien que no la ve como objeto sexual como muchos lo hacen, yo amo a Freya de todas las maneras posibles, no solo en ese aspecto, por eso mismo, reitero, pido respeto hacia ella-Expresó el peliblanco con su tono serio nuevamente.
-Me agradas Niño, bien, no diré nada más, continuemos esta plática después o nunca si les parece mejor-Comentó la Diosa peliazul, dándose la vuelta nuevamente y caminando hacia adelante.
-No sabría decirte si la hiciste enojar o no pero probablemente ya no piense lo peor de ti-Dijo Welf tratando de levantar el ánimo de su amigo.
-Algo es algo a este punto-Respondió Bell con la mirada decaída.
-Tu suerte de pervertidor no te ayuda con tu reputación, Bell, debes aprender a vivir con eso, es lo mejor-Comentó Lili mientras seguís burlándose del pobre conejo.
-No quiero ni imaginarme lo que pasaría si esa "suerte" se activara nuevamente, desde que estoy con Freya no ha pasado, gracias a los Dioses-Expresó Bell con un suspiro largo, no deseaba ni imaginarse lo que Freya le haría si se enteraba que se vió envuelto en una situación de ese calibre cuando ambos ya son pareja.
Al pasar de unas 4 horas de haber iniciado el viaje.
-Esperen-Ordenó Finn, alzando el brazo a media altura para llamar la atención del grupo que venía detrás de él.
-¿Qué sucede Finn?-Preguntaron todos al detenerse en seco y ocultarse.
-Ahí están esas cosas, parecen más que antes-Dijo el Hobbit mientras señalaba el lugar de donde los monstruos provenían.
-No podemos atacar ahora, nos superan en número, tenemos la ventaja de que aún no nos hayan encontrado o sentido nuestra presencia, aprovechemos eso, Haruhime ¿podrías usar tu magia? Tenemos que ir con todo ahora-Dijo Bell, finalizando con esa pregunta dirigida hacia la renard.
-Claro Bell, yo me encargo-Dijo Haruhime.
En ese momento, Haruhime comenzó a realizar su cántico, dejando vislumbrar las siete colas que emergían de ella, permitiendo que potenciara a su magia Uchide no Kozuch, de esa manera, logró aumentar el nivel de todos los presentes en el lugar.
Todos se fueron esparciendo por la zona, evitando ser detectados aunque el brillo que emanaba de sus cuerpos no les hacía fácil esa tarea, por lo que fueron detectados, pero ya era tarde para los Antares, todos habían tomado sus posiciones y estaban listos para atacar.
Bell tomó la iniciativa y se dirigió con ambas armas en sus manos, lanzando cortes horizontales con toda la fuerza que su estado y nivel 6 le permitían, con el aumento de nivel, pudo acabar más rápidamente con ellos, el peliblanco no deseaba recurrir a su magia, no sabía cuando tendría la oportunidad de descansar su mente y quedarse sin magia en un momento así o peor, caer en Mind Zero, provocaría una carga en sus compañeros, a base de ataques físicos, Bell fue acabando con los monstruos pero los la cantidad de monstruos parecía no detenerse en ningún momento.
Por el lado de Aiz, en rápidas estocadas con la punta de su espada, acababa a diestra y siniestra con ellos, invocando su habilidad Avenger, evitando usar Ariel, de esa manera fueron cayendo los monstruos como muñecos de papel, rebanados con una precisión y fuerza digna de la princesa de la espada, sin hacer menos el esfuerzo de todos, parecía que la mejor adaptada a esa fuerza en su nivel aumentado era Aiz, pero como sucedía con Bell, los números no disminuían, aunque Aiz notó algo extraño, así como algunos de los Antares atacaban a los aventureros, gran parte del resto iban en dirección a Artemisa quien estaba custodiada por Welf, Mikoto, Haruhime y Lili, con Finn como soporte en caso de que las cosas se pongan difíciles en su lado.
Al notar aquello la princesa de la espada, decidió comunicarlo al resto.
-Oigan, gran parte de los Antares evitan pelear con nosotros, parece que su objetivo es Artemisa, los demás son sólo señuelos o escudos de carne para el resto-Informó la bella pelidorada sin detener sus ataques.
-Ahora que lo mencionas, creo que tienes razón, muchos de ellos deciden rodearme o se juntan para pasar por detrás del resto y no ser asesinados, esos malditos no son simples monstruos descerebrados, saben lo que están haciendo-Expresó Bete al mismo tiempo que golpeaba a todo lo que se moviera a su alrededor, con la velocidad y fiereza que se le caracterizaba.
-Tenemos que hacer algo, no podemos dejar que se acerque a Artemisa-Sama-Comentó Finn quien había escuchado lo dicho por Aiz.
-Podría encargarme pero necesitaría que todos se junten en una zona, no necesariamente abierta, también es importante que se alejen o una alternativa sería hacer lo que hice cuando peleamos contra la Amphisbanea, pero con la consecuencia de que quedaría agotado rápidamente y no podría asegurar concentrar el ataque a un punto en específico, esa ocasión fue más suerte que otra cosa-Dijo Bell al enterarse de la situación, sin dejar de luchar, blandía espada y daga de un lado a otros, bloqueando los golpes de las colas de los Antares, esquivando algunos otros cuando la distancia era ligeramente cercana, su destreza y agilidad como siempre eran sus mayores virtudes.
-Eso sería un problema, si Bell se desgasta tan pronto tendremos problemas, aún estamos a medio camino de llegar a las ruinas y nada nos asegura que se recuperará hasta entonces-Comentó Welf, haciendo una pared de fuego frente aquellos monstruos con aspecto de escorpión.
-Yo igual tengo una idea pero es arriesgada para quien la haga y para quien funja como carnada, no sé si funcione pero siendo Bell el que la haga, es muy posible-Expresó Lili para llamar la atención de todo el grupo de aventureros, la pequeña Hobbit era una estratega realmente buena, no se deben dejar subestimar solo por ser una soporte, ella fácilmente podría ser la capitana de la familia Hestia si Bell no lo fuera.
-Tenemos que usar a Artemisa-Sama como carnada, Bell huirá con ella a una zona alejada, de esa manera todos los monstruos irán tras ellos 2, el resto de nosotros acabaremos con ellos, pero debe de haber alguien que pueda acabar con los Antares que se acerquen lo suficiente para hacerles daño, ya con distancia obtenida, puedes usar tu magia Bell, al atacar estilo Kamikaze, podrás acabar con los que van por Artemisa, así es resto de ellos son los que tienen de objetivo distraernos, con los cuales estaremos peleando, es arriesgado pero si no arriesgamos es posible que perdamos ¿Qué opinan?-Expresó Lili mientras lanzaba sus flechas a los monstruos que osaran acercarse a la diosa de cabellos azules.
El grupo intercambió miradas pero sin dejar de luchar.
-¡Decidan rápido! ¡Por cada minuto qué pasa es tiempo perdido y energía perdida!-Gritó la Hobbit con claro enojo y desesperación por la tardanza en la mente de todos.
No tuvieron tiempo para reaccionar cuando de repente Bell corrió directamente hacia la Diosa y la cargó como a una princesa y empezó a correr en dirección al bosque.
-O-Oye ¿¡Qué demonios crees qué haces!?-Gritó o más bien escupió esa pregunta Artemisa, incómoda al ver como Bell la tomó sin su permiso.
-Lo lamento Artemisa-Sama, pero no tenemos tiempo de pensar en problemas sin importancia, si quiere luego puede insultarme y golpearme pero primero debo asegurarme de mantenerla a salvo, por eso mismo, agarrese fuerte de mi, voy a aumentar la velocidad-Dijo Bell acelerando aún más su paso, podía observar como todos los árboles junto a él pasaban de manera de una mancha verde con café.
-¡Bien! ¡Welf encárgate de protegerlos con la espada mágica! ¡Cuando Bell te de una señal para que te alejes lo más posible! ¡Te largas de ahí!-Gritó Lili nuevamente pero esta vez dirigido al herrero.
-¡Finn! ¡Necesitaré una mano aquí junto con Mikoto y Haruhime!-Ordenó nuevamente la pequeña jovencita, haciendo que el Hobbit de la familia Loki saliera corriendo hacia su dirección para ayudarlas.
-Parece que esa Hobbit tiene talento ¿Verdad,Aiz?-Expresó Bete con una sonrisa burlona, típica de él, aún estando en una situación tan difícil.
-Me recuerda a Riveria...-Dijo Aiz con un rostro como asustado, recordar a su mamá adoptiva le causaba pánico, cuando ésta se enojaba era peor que un monstruo irregular en los pisos profundos.
El escalofrío recorrió a ambos, quienes conocían de primera mano ese lado de la elfa.
Mientras tanto con Bell, Artemisa y Welf.
-Bien, Bien, un poco más, que la magia de Haruhime no se agote aún, estamos cerca de lograrlo, aunque esas cosas están comenzando a alcanzar mi velocidad-Decía en voto baja Bell sin quitar la mirada de enfrente.
-¿P-Por qué haces esto? No dudaste en ningún momento en realizar el plan, aún sabiendo que hasta tu puedes salir perjudicado-Dijo Artemisa mirando con un rostro complicado al chico peliblanco.
-Si llegara a dudar, todo saldría mal, un segundo en el que dudes, puede cobrarle la vida a muchas personas, incluso la propia, si existe una pequeña posibilidad de victoria, la tomaré y haré mía, respecto a por qué lo hago, es simple, no puedo dejar que nadie muera, no mientras yo tenga la posibilidad de evitarlo-Respondió Bell con un rostro decidido y serio, el mismo que pone cuando se enfrenta a una adversidad.
"Este chico en verdad es extraño ¿Por qué no huye? ¿Por qué no actúa como un cobarde? ¿Por qué no siento otra cosa que no sea pena por estar cerca de él? Si fuera otro hombre quien hiciera eso ya lo hubiera molidos golpes..." pensó la Diosa sin quitarle la mirada de encima al caballero de cabello y piel blanca.
-Creo que está distancia es suficiente, lamento lo que voy hacer Artemisa-Sama-Dijo Bell sacando de su trance a la diosa en sus brazos.
De un momento a otro, el peliblanco soltó rápidamente a Artemisa y la levantó para que ésta quedara encima de uno de los árboles, la lanzó como costal de papas pero por fortuna ella logró agarrarse de una rama lo suficientemente fuerte como para resistir su peso.
-¡Welf, hazte a un lado ahora!-Gritó Bell, alertando a su compañero el herrero que había estado acabando con varios de los Antares o al menos intentándolo ya que la potencia no era suficiente como para acabar con ellos.
-¡De acuerdo, Bell!-Expresó el herrero, lanzándose a un lado de la zona de impacto del ataque.
-¡THUNDERBOOOOOOOOOOOOOLT!-Gritó Bell a todo pulmón, invocando su magia más poderosa.
De un momento a otro, como Bell ya estaba acostumbrado a observar, un gran rayo blanco se desprendía de la palma de su mano en dirección a los Antares que por fortuna, habían estado aglomerados en fila aunque la anchura del ejército de los mismos era realmente considerable, al tener cercanos a los monstruos, Bell se vió empujado por la onda expansiva del ataque cuando chocó con el piso y el primer objetivo, destruyendo todo el camino con los Antares a su paso.
Bell frenó la ola del impacto poniendo fuerza en sus piernas, mismas que estaban siendo enterradas desde el pie al tobillo, destruyendo el piso que fuertemente intentaba frenar al cuerpo del chico.
Gracias a los dioses eso no pasó a mayores y pudo quedarse de pie.
Artemisa bajó del árbol para reunirse con Bell, se encontraba agotado pero todo estaba bien.
Hasta que de pronto de la nada salió un monstruo que había sobrevivido y estaba apunto de clavar el aguijón en una distraída Diosa pero fue detenido por el brazo del chico, perforándolo en el proces.
Una mueca de dolor se dibujó en el rostro de Bell, al ver su brazo ser atravesado por el aguijón del Antares, pero no tenía tiempo para quejarse.
-¡FIREBOOOOOOLT!-Gritó Bell con la mano libre que le quedaba y pulverizó al último de los monstruos que los seguían, cayendo de espaldas al piso en el proceso o eso hubiera pasado de no ser que Artemisa lo atrapara entre sus brazos antes de caer, atajándolo.
-Fue cansado... gracias por evitarme el golpe en la cabeza jaja-Dijo Bell con una sonrisa y risa ligera pero cansada.
-¡Idiota! ¡De haber atacado más abajo esa cosa pudo perforar algún órgano vital! ¿¡Eres consciente de eso!?-Expresó esa pregunta Artemisa con lágrimas en sus ojos.
-Pero no sucedió y está a salvo Artemisa-Sama, ganamos por ahora, es lo que le dije, si existe una pequeña posibilidad, la tomaré-Contestó Bell con una sonrisa pura pero interrumpiéndola para poder tomar aire nuevamente.
-¿Está bien Bell?-Preguntó Welf, acercándose a su amigo y a la diosa.
-Estoy bien, nada que una poción no pueda arreglar-Dijo Bell alzando su pulgar.
-Parece que el plan de Liliruca sí funcionó-Dijo Finn acercándose a los 3 junto al resto del equipo.
-Así parece, creo que tuve mejor criterio que "El valiente" de la familia Loki-Dijo Lili de manera presumida y con aires de grandeza.
-Ya, ya, mucha charla, solo denle una poción al tomate y sigamos con nuestro camino-Dijo Bete con clara indiferencia pero en el fondo se alegraba que no hubiera pasado nada malo.
Lili procedió a sacar una poción de curación y el estado físico de Bell fue mejorado de un instante a otro, al parecer las pociones de Miach-Sama aumentaron con creces su calidad, impresionante.
-Creo que tenemos que seguir, muy a mi pesar, que Bell salga herido siempre no puede faltar en una misión y parece que no le afecta-Dijo Aiz con una pequeña sonrisa divertida.
-El dolor no me lo quita nadie-Contestó Bell con una mirada perdida.
-Sin lloriqueos "Héroe del Destello Blanco"-Agregó Welf mientras levantaba a su compañero.
Después de ese encuentro, debían seguir su camino, atrás del grupo que comenzaba a retomar el camino hacia las ruinas, una diosa pensativa les veía las espaldas.
"Eres extraño, Bell Cranel" pensó Artemisa para después trotar ligeramente hacia el grupo.
Llegados a las ruinas.
La situación ante sus ojos era realmente mala, tuvieron la suerte de no ser detectados camino al lugar, de haber sido así hubieran alertado a todos los Antares que custodiaban el lugar, los números eran realmente grandes, eran el triple, no el cuádruple de monstruos que habían enfrentado en ocasiones anteriores, tanto en la ciudad, como antes de llegar a ella o a medio camino de las ruinas, eso era ciertamente muy desalentador pero consiguieron entrar a las ruinas sin pelear, eso ya era algo bueno.
-Bien, tenemos que estar en silencio, no sabemos qué es lo que nos espera dentro de ese lugar, según nos dijo usted Artemisa-Sama, al fondo de las ruinas, en un lugar plagado de un recubrimiento parecido a músculos, se encuentra el cuerpo original del monstruo, el problema recae en la lanza que Mencionó ¿hay algo importante que debamos saber de ella? ¿Tiene alguna idea de donde puede estar exactamente?-Preguntó Finn a la diosa Artemisa con una voz extremadamente baja.
-Debe estar en el mismo lugar que esa cosa, ese será un problema muy grande, nada nos asegura el tener el tiempo de distraer esa cosa o que el Antares ya la haya ocultado, no puede ser destruida, es la única ventaja que tenemos con nosotros, la seguridad de que aún existe, pero hay una cuestión más importante, solo una persona digna de ella puede usarla, yo pude pero no puedo matar a esa cosa, no tengo ni la fuerza ni la velocidad para siquiera acercarme, tampoco hay algo que nos asegure que alguno de ustedes pueda usarla, por lo pronto habrá que pensar otra forma de acabar con él, lamento dar esta noticia hasta ahora-Respondió Artemisa con un rostro decaído.
-Conque así está la situación, esto se pone cada vez más difícil con el pasar del tiempo, tenemos que encontrar alguna forma de lograr vencer, si no, como dije antes, será problema de otro-Contestó el Hobbit, muy a su pesar pero el solo hecho de estar en ese momento luchando contra ese monstruo en vez de cumplir con su búsqueda ya era suficiente sacrificio.
-Sigamos avanzando, no lograremos nada quedándonos parados en este sitio, mínimo busquemos el cuerpo de esa cosa y luego pensemos en alguna manera de acabar con él, quiero suponer que si el cuerpo principal muere, el resto igual lo hará-Dijo Bell mientras caminaba silenciosamente hacia adelante con el resto del grupo detrás de él.
Emprendieron su camino hacia donde se supone que el cuerpo del Antares se encuentra pero grande fue su sorpresa cuando de la nada, en las paredes, comenzaban a brotar monstruos, salían de algo con forma de capullos, fue en ese momento donde el grupo comprendió que no tendrían fácil el encuentro con Antares.
El tamaño de los monstruos recién nacidos era considerablemente menor a los que se podían observar custodiando las ruinas pero no por eso había que subestimarlos.
Comenzó la batalla por avanzar, como siempre, los que tomaban la delantera en la batalla eran Aiz, Bete y Bell, al no estar completamente desarrollados los monstruos, eran más fáciles de derrotar, su coraza Noé es tan resistente como los Antares maduros, facilitando el paso de las hojas de la espada y daga respectivamente, los golpes directos parecían surtir un efecto muy grande, esto fue comprobado por Bete quien arremetía contra violencia a los monstruos, de esa manera se fueron abriendo paso hasta llegar a la sala donde el cuerpo original los esperaba, no sin antes darse cuenta que la puerta por la que habían pasado para llegar al lugar fue recubierta y de esa manera se les impedía el paso si deseaban regresar, si o si debían pelear, al parecer la diosa Artemisa consiguió envolver al grupo en toda la situación, no había manera de evitar el conflicto que se avecinaba.
Pudieron observar al monstruo de casi 4 metros de altura, con varias patas y tentáculos a su alrededor, unidos a la parte del abdomen del mismo, sus pinzas eran realmente grandes y parecían tener una fuerza de agarre a considerar, se tomado por ellas podría desencadenar en una manera muy fea de morir, podrían ser aplastados pero lo que más llamaba la atención del monstruo era un cristal de color azul incrustado en la porción superior de su abdomen, justo detrás de la zona donde estaba lo que eran sus ¿ojos? Era difícil de reconocer que nombre tiene esa porción de su cuerpo pero de todas maneras, al darse cuenta de ese punto, pudieron suponer que era la parte más frágil del monstruo, aunque todo era una sola suposición, podrían estar equivocados.
-E-Esto no va ser sencillo al parecer, además, no logro vislumbrar la lanza en ninguna parte ¿Algún plan ¿Finn? ¿Lili?-Dijo Welf con claro miedo por lo que sus ojos estaban observando, era claro que se imaginaba algo realmente peligroso peor no de ese calibre.
-Uno de nosotros tendrá que inspeccionar por toda el área para ver si la encuentra, de otra manera será imposible poder hacer algo, el resto de nosotros tenemos que distraer a esa cosa el mayor tiempo que sea posible, me sorprende que aún no nos ataque, creo que está esperando a que alguno de nosotros haga un movimiento, de todas formas, Bell ¿nos harías los honores? Eres el que mejor se mueve bajo presión de todos nosotros-Dijo Finn con un tono serio preso sarcástico en la última parte de su oración.
-¿Estás consciente de que en pocas palabras me dijiste que soy un experto en huir?-Contestó Bell al Hobbit, dándole a entender que el insulto había sido recibido y entendido.
-¡No es momento para sus estupideces ! ¡Bell busca esa maldita cosa!-Gritó Lili con enojo ¿cómo era posible que en una situación así estuvieran tan relajados?.
En ese momento, sin tener que repetir la orden, Bell salió corriendo tomando el lado izquierdo de la sala, tenía que buscar en los alrededores, él monstruo intentó atacarlo con los tentáculos que sobresalían de su cuerpo pero en varios ágiles movimientos pudo esquivarlos, mientras tanto, en la parte frontal del monstruo, Welf lanzó una carga de su espada mágica, creando un mar de llamas que se dirigía al cuerpo del monstruo, con suerte podría causarle un daño considerable pero nada más alejado de la realidad, no pudo ni siquiera hacerlo retroceder o moverse por lo menos, en ese momento Haruhime tuvo que invocar su magia de cántico para potenciar su habilidad de Uchide no Kozuch, subiendo el nivel de todos por tercera o cuarta vez ese día, el cansancio en la chica se hacía presente aún más, si bien, el tiempo para poder usarla nuevamente es de 10 minutos, el agotamiento sigue persistente, aún más cuando la combina con su otra magia, potenciando el nivel de los presentes, con excepción de Bell que se encontraba fuera del rango de la habilidad.
-Bien, ganemos tiempo, todos tomen sus posiciones, Artemisa-Sama, Haruhime, manténganse detrás de todos nosotros, debemos protegerlas a cómo dé lugar-Ordenó Finn, apuntando su lanza en dirección al Antares.
En ese momento, el Hobbit dió la señal y todos se lanzaron contra el monstruo, comenzando la batalla.
Mientras tanto, con Bell y la búsqueda de la lanza.
"¿Dónde está? ¿Dónde está? No la veo por ninguna parte, nada es remotamente parecido a la lanza que nos describió Artemisa-Sama ¿La habrá ocultado? Si es así no creo encontrarla pronto, piensa Bell, piensa ¿En dónde ocultarías un arma que podría acabar con tu vida? En lo personal no la ocultaría en un lugar...alejado de mi... ¡ESO ES!" Pensó Bell y dió media vuelta hacia atrás, regresando por donde había llegado.
El peliblanco estaba siendo perseguido por varios Antares pequeños, el no deseaba pelear, solo mataba a los que interferían con su camino, debía ahorrar energías en caso de que no funcionara la lanza, tendría que lanzar su magia o usar ArgoVesta, al llegar a donde se estaba librando la batalla, pudo notar a sus compañeros manejando bien la pelea, no se veían abrumados, se estaban defendiendo correctamente pero la resistencia sería un factor determinante, era imposible resistir por mucho tiempo al recibir demasiados ataques consecutivos.
-¿¡Por qué carajo volviste maldito tomate!?-Gritó esa pregunta Bete mientras con ambas manos impedía que el Antares cerrara las pinzas que podrían asesinarlo, Aiz cortaba varios de los tentáculos que querían acercarse a Artemisa, Finn trataba de hacerle daño en el cuerpo al monstruo, Mikoto y Lili junto a Welf hacían lo mismo que la princesa, proteger a alguien, aunque en este caso se trataba de la renard, tenían 15 minutos de aumento de nivel y debían evitar a toda costa que dañaran a Haruhime, perderían su ventaja si ella era herida, noqueada o en el peor de los casos... asesinada.
-¡Tengo una idea de donde podría estar la lanza, por favor mantengan ocupadas las pinza y que alguien evite que alguno de esos tentáculos me impida avanzar!-Gritó Bell y de pronto Aiz se encontraba deteniendo la otra pinza y Finn era quien se encargaría de protegerlo en su camino hacia arriba del monstruo.
-Espero que no te equivoques Bell, la situación es lo suficientemente mala como para estar desperdiciando tiempo, de todas maneras, avanza tranquilo, yo te protegeré-Dijo Finn cortando los tentáculos que iban hacia ambos, la protección de Artemisa-Sama fue cedida a Welf, creando varias ráfagas de fuego hacia todo lo que se moviera en dirección a ellos.
Bell corrió a toda velocidad, podía sentir que los tentáculos se acercaban a su cuerpo pero eran eliminados rápidamente, el monstruo de pronto comenzó a moverse, cosa que no había hecho en todo el momento que habían estado ahí, de pronto el piso del lugar comenzó a agrietarse.
-¡Bell, nos debemos bajar o caeremos junto con esa cosa!-Gritó Finn pero Bell hizo caso omiso.
-¡LOGRO VERLA! ¡ESTÁ ENCIMA DEL CRITAL! ¡ESTOY CERCA DE ELLA, NO PUEDO DETENERME AHORA, VETE TÚ FINN!-Ordenó Bell mientras seguía escalando encima del Antares.
El piso se agrietaba aún más, Finn, no hizo caso a lo que Bell dijo, si iban a caer, no abandonaría a un compañero, caerían ambos.
El peliblanco siguió escalando pero justo al acercarse al cristal pudo ver dentro de él algo que le llamó la atención e hizo que se detuviera en seco.
-¡BELL, NO TE DETENGAS!-Gritó Finn con enojo por verse superado por los tentáculos, estaban aumentando en números, parecía que la prioridad ya no era la diosa peli azul, ahora era ellos.
Esto hizo que el conejo dejara de lado lo que vió y tomara la lanza, Justo cuando la sacó del mismo cristal en el que yacía incrustada, un gran brillo relució el todo el lugar antes de ser eliminado por el hundimiento del piso, cayendo así, Finn y Bell.
El resto del grupo no tardó en bajar al mismo tiempo que ellos para ver si esa cosa seguía viva y más importante, si tanto el Hobbit como el humano se encontraban bien.
El polvo se empezaba a disipar y ahí pudieron ver a Bell con la lanza en su mano, sosteniéndola firmemente y un gran brillo era emanado de la misa.
-Orion...-Dijo Artemisa con una gran sorpresa.
-Artemisa-Sama, lo que está en ese cristal... ¿Qué es?-Preguntó Bell con un rostro serio, tenia terror de saber la respuesta.
-Soy yo...-Dijo la diosa.
-¿Cómo que es usted?-Preguntó Finn, quien también pudo observar el cuerpo de Artemisa dentro del cristal.
-Es mi cuerpo físico, lo que ven ahora es una representación de mi misma, de esa manera es como conseguí ayuda-Contestó La diosa, despertando más preguntas qué respuestas.
-Tiene que romper ese cristal y asesinarme, si no lo hacen, el Antares consumirá toda mi fuerza y tendrá el poder de un Dios con Arcanum... yo ya no tengo salvación-Dijo Artemisa despertando una mirada consternada por parte de la persona que tenía la lanza en sus manos, en este caso Bell.
-No... debe de haber otra manera-Alcanzó a decir el peliblanco.
-No la hay...-Expresó con pequeñas lágrimas la diosa.
-¡Tiene que haber otra manera! ¡No hay manera de que asesine a una diosa!-Gritó Bell, con la esperanza de que exista alguna posibilidad de matar al Antares sin arriesgar la vida de Artemisa.
-Bell...-Nombró Aiz al chico peliblanco.
-Solo tú puedes hacerlo-Agregó la princesa de la espada, posando su mano en el hombro del tembloroso chico.
-P-Pero...-Quería buscar una excusa pero de pronto el Antares se lanzó contra ellos con una velocidad realmente sorprendente para su tamaño.
-¡Bell, tienes que hacerlo!-Gritaron todos tratando de bloquear los ataques del Antares.
Bell tuvo que resignarse, comenzó a cargar argonauta para hacer su deber... matar a una Diosa.
Un gran rayo fue disparado del monstruo en dirección de Bell, pero Bete logró absorber la magia con sus botas, un gran ítem si me preguntan.
Esto hizo que el Antares se desesperara, sabía que su fin estaba acercándose peligrosamente a él.
Argonauta, 49 segundos.
Sonó en la mente de Bell esas palabras, esa cuenta que debía llegar hasta un minuto, el brillo comenzaba a ser absorbido por la lanza.
Mientras tanto, el resto del equipo seguía dándole el tiempo necesario a Bell, el resto de los Antares que se suponía, se encontraban afuera de las ruinas, fueron cayendo por la abertura arriba de ellos, creando un ejército alrededor del cuerpo original.
Argonauta, 55 segundos.
La cuenta llegaba hacia el tiempo esperado, Aiz mataba a los monstruos junto a Bete y Finn, Mikoto ejercía su magia para frenar al Antares, consiguiendo al menos unos segundos extras, Welf comenzaba a agotarse por el uso constante de la espada mágica, pero de todas maneras tenía que proteger a las chicas detrás de él, el efecto de Uchide no Kozuch se estaba agotando.
Argonauta, 60 segundos.
"Ahora" pensó Bell al abrir su ojos con una mirada fría y decidida, si había duda en sus actos podrían morir todos en ese mismo instante.
Salió disparado con una enorme velocidad, su objetivo, simple, el cristal encima del Antares, entre más se acercaba, lágrimas brotaban de sus ojos, no quería hacer eso pero no tenía opción.
Escaló al monstruo y antes de clavar la lanza dijo.
-Lo lamento... no pude salvar a todos este vez...-
Al finalizar esas palabras, es cristal de quebró y el cuerpo de Artemisa pudo observarse pero como la dirección de la lanza era frontal, la punta de la misma fue incrustada justamente en el corazón de la diosa.
Todos los monstruos comenzaron a desaparecer cuando un gran brillo se extendía por todas las zonas afectadas, arreglando todo lo que se encontraba muerto, menos las personas que habían perecido.
Bell se encontraba en un lugar extraño, no sabía que había pasado, pero ahí pudo ver una silueta acercándose.
-Artemisa-Sama...-Dijo Bell con clara sorpresa al ver a la persona frente a él.
-Bell, muchas gracias por salvar a todos-Dijo la diosa con una sonrisa con ligeras lágrimas.
-No... no salve a todos, no la pude salvar a usted-Contestó Bell.
-Dicen que los dioses renacemos-Dijo Artemisa sin borrar la sonrisa de su rostro.
-¿podré volver a verte?-Preguntó Bell.
-Tal vez cuando renazcas o cuando mueras nos veamos en el cielo, cuando eso pase, platiquemos todo lo que no pudimos hablar en vida, Bell, tengamos 10,000 años de amistad(obvio lo tuve que cambiar amigos)-Respondió la Diosa.
Los rostros de ambos trataron de mantener una sonrisa amable pero les fue imposible.
En las ruinas.
-Bell, Bell ¿Estás bien?-Decía Aiz al darle pequeñas bofetadas para que despertara.
-Si, estoy bien-Contestó el peliblanco, aún con lágrimas en sus ojos.
-Lamento que todo haya tenido que acabar así, Bell-Dijo Finn con una mirada derrotada.
-Yo igual pero... no es momento de llorar por ella, cuando todo esto acabe, él tema del dragón negro, podré darme el lujo de llorar su perdida, no creo que ella hubiera querido vernos derrotados ¿cierto?-Expresó Bell pero sus lágrimas decían todo lo contrario a sus palabras, aunque ese detalle decidieron dejarlo pasar, era obvio el dolor de Bell.
-De acuerdo... sigamos con nuestro camino, Bell-Expresó Aiz, levantando a Bell.
"Artemisa-Sama, nunca la olvidaré" pensó Bell mientras avanzaba junto a todos, no le quedaba nada para recordarla, solo esos últimos momentos que pudo vislumbrar y la lanza con la que le había quitado la vida, tomó la lanza que se encontraba tirada a escasos metros de él.
"La protegeré con mi vida" dijo el peliblanco en su mente mientras trotaba ligeramente para estar a la misma distancia que sus compañeros, el viaje, aún no terminaba.
