Hola bonis!
Sabado 14 de enero y aquí estamos, tal y como he prometido con el capítulo 7
muchas gracias por todos sus comentarios, el ultimo encuentro entre Inu y Kag ha dado muuucho que hablar. De hecho, me he cuestionado lo mismo que ustedes se han preguntado: ¿Se puede mantener una amistad luego de un encuentro asi de intenso?
Por mi parte yo no podría. Siempre estaría en mi mente ese recuerdo al mirar a la otra persona y aquello lo volvería incomodo. No sé para ustedes ¿Les ha pasado alguna vez? Esperaré sus historias en los comentarios jiji.
Muchas gracias por esos 10 reviews de amorcito a:
- kcar: Nunca es bueno que haya un tercero, sobre todo cuando una relación está "casi comenzando". La lástima y lo que en realidad de cierto modo libra a Inuyasha de pecado, es que no tiene mas que una responsabilidad afectiva por Kag, no hay una relación, no hay por qué ser fiel por ahora. Veamos como lidia con la culpa jeje. Un abrazo!
- Geanery Sandoval Castaneda: Inuyasha es un mar de sentimientos confusos y ya sabemos lo mal que lidia con ellos en general jsdfnjsd, para él la amistad de Kag es tan importante que no quiere perderla. Me encanta que te encantara! Se vienen muchas cositas, por ahora estamos recién en el comienzo, pero uff, el InuxKag será intenso.
- Susanisa: AJJAJA, estando en la posición de Kag yo lo mato, pero tampoco tiene mucho derecho a reclamar :c considerando que en realidad no hay reglas para amigos con cierto nivel de ventaja. Espero disfrutes la actualización! Un abrazo
- joiscar: Toda la relación se ha complicado en un 1000%, todo será incómodo, todo será fingir que no les ha afectado, pero será imposible de ignorar. Kag tiene que hacerse la interesante hasta que Inuyasha se arrastre por ella después de tremendo error al dormir con Kikyo. Sessh tiene varias cosas para decir en este cap jiji, espero lo disfrutes!
- kat.rocio: Muchas gracias por tus palabras!, eres de Chile tambien! Me encanta. Pucha, de ahora en adelante será suuuper incomodo para los dos, considerando que pasar de ser mejores amigos a esto... incluso hablarlo será complicado aajajaj. Hoy actualizo un poco mas temprano!, asi que espero disfrutes la actualización, un abrazo!
- Marian Muxtay: es que todo el asunto ha sido demasiado tentador!, imaginate tener a Inuyasha allí, encerrado a oscuras, intentando hacerte perder la cordura, yo me rindo al instante ajajajja. Todo se ha complicado de sobremanera para ambos, sobretodo porque ninguno es capaz de asumir sus sentimientos por ahora.
- Guest: Rosa Taisho de mi corazón!, Inuyasha se ha pasado de idiota, pero ya veremos que Kag no se queda de brazos cruzados. Sessh y Kag en combate funcionan perfecto, ya vas a ver jiji. Un abrazo!
- Guest: Muchas gracias!
- Soyungirasol25: KEEEEE, pos si, creeme que cuando lo escribia cometiendo tal atrocidad tambien quise matarlo, es que Inuyasha es un poco idiota a ratos sjfnsj, y de ahora en adelante se viene complejisimo para ambos, pero creeme que Kag no se quedará de brazos cruzados. Espero disfrutes la actualizacion! Un abrazo gigante
- YokoGH: Que rico tener un descanso despues de taaanto estrés. Me encantaaaaa ajjajaja amo mucho que disfrutes los caps, Inuyasha ha sido un idiota, ese es el resumen del cap anterior, pero en realidad, los pensamientos van a empezar a torturarlo de a poco, lo importante es que nuestra hermosa Kagome seguirá digna siempre. Un abrazo y nos leemos pronto! Disfruta el cap 7 :3
La proxima actualización se programa para el sabado 21 de enero, probablemente en la nochecita porque trabajo ese dia. Los quiero mucho!
Frani.
Capítulo 7.- Conversaciones incómodas pero necesarias
Inuyasha
El sonido característico de la vibración de mi teléfono en modo silencioso sobre el velador a mi lado me hizo arrugar la frente, resistiéndome con fuerza a abrir los ojos. Estiré mi mano buscando a tientas el pequeño aparatito y al encontrarlo abrí apenas mi ojo izquierdo, encontrándome con el nombre de "Kagome" en la pantalla. Volví a cerrar los ojos y pegué el celular a mi oído al contestar.
– Hola pequeña. - Mi voz mas ronca de lo habitual dejaba en evidencia que el sueño aún me consumía.
– Hola tú. ¿Dormías? - Sonreí con su pregunta innecesaria.
– Un poco. - Contesté sarcástico y ella rio de forma genuina del otro lado
– ¿Desayunamos juntos? - Preguntó. Miré por sobre mi hombro a mis espaldas, donde Kikyo dormía plácidamente con su cabello liso esparcido por el edredón. Arrugué el entrecejo ante mi confusión, ni siquiera era capaz de recordar cómo habíamos llegado allí
– No puedo ahora… Kikyo se ha quedado a dormir.
– Ah, comprendo. - Su tono de voz alegre se había apagado de pronto. - ¿Y más tarde?
Lo medité por unos segundos, probablemente Kikyo pasaría el resto del día en mi departamento, y eso me ataba de manos para crear cualquier tipo de plan.
– No por hoy Kag, estaré ocupado, pero quizás mañana.
– Bueno. - Su voz cortante me dio indicios de que había hecho una mala elección de palabras.
– ¿Te has molestado? - No perdía nada con preguntar.
– No. - Musitó, al menos eso me dejaba un poco más tranquilo.
– Hablamos pronto. - Exclamé para cortar, cuando sentí a mi acompañante removerse inquieta. - Te quiero.
– Yo también te q… - Un bostezo mientras Kikyo se estiraba a mi lado me hizo sonreír mientras cortaba el teléfono.
– Buenos días. - Musité a su lado y sólo entonces ella abrió los ojos y me sonrió. - ¿Cómo has dormido?
– Muy bien en realidad… ¿Qué hora es? - Miré mi teléfono.
– Cerca de las nueve de la mañana.
– Hmm… dormiré un poco más. - Sonreí y besé su mejilla antes de levantarme y caminar hacia el baño, arrastrando mis pies por la flojera. Restregué mis ojos con las manos a la vez que bostezaba, puse pasta de dientes en mi cepillo y me miré en el espejo mientras cepillaba mis incisivos. Luego de unos cortos segundos mi reflejo trajo a mi mente ciertos flashbacks de la noche anterior, con una Kagome jadeante recostada sobre el lavabo frente a mí, con sus mejillas sonrojadas, mirándome fijo a través del espejo, mientras yo la penetraba y sujetaba por detrás.
¡MIERDA!
Tardé algunos segundos en reaccionar y recordar que aquello no era un sueño si no una realidad. Me atoré con la espuma de mi boca y comencé a toser de forma desesperada mientras los ojos se me llenaban de lágrimas en consecuencia. Escupí todo y tomé un poco de agua, mis nuevas facciones eran de pánico puro. Caminé a paso rápido hacia la habitación y busqué mi teléfono.
Ahora comprendía el repentino enojo de Kag, después de todo en mi somnolencia literalmente le había dicho a viva voz que había pasado la noche con alguien más luego de todo lo que había ocurrido entre nosotros. Pensé en escribirle de vuelta, sin embargo eso era demasiado cobarde de mi parte. Busqué unos jeans en mi closet y me lo puse a saltos mientras con mi mano libre cepillaba mi cabello.
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– ¿Vas a salir? - Kikyo me miró aún recostada.
– Tengo una emergencia que necesito solucionar ahora mismo, ¿puedes darme un par de horas? - Asintió. - Gracias.
Pasé una camiseta limpia por mi cabeza.
– Prepararé algo para comer mientras tanto.
– Mejor aún. - Me acerqué para despedirme, pude notar como estiró sus labios hasta mi, sin embargo di un beso corto en su frente. - Nos vemos en un rato.
Bajé hasta el estacionamiento y encendí el motor para salir, fue a mitad de camino que un semáforo en rojo me permitió meditar mis acciones por un momento. Ir con Kag en ese instante significaba darle más importancia a lo que había sucedido, ir con Kag significaba de manera implícita hablar al respecto.
¿Y qué vendría después? Tendríamos que reevaluar nuestra amistad, definir nuevos límites, decidir si eso quedaba en el pasado o…
Mi teléfono sonó nuevamente y el sólo hecho de pensar que su voz sonaría del otro lado me hizo estremecer. Pude relajarme cuando el nombre de mi padre apareció.
– Hola Padre.
– Buenos días Inuyasha… siento molestar tan temprano.
– No lo sientas, a estas alturas estoy acostumbrado. - Aquello lo hizo reír. - ¿Qué tienes para mí?
– Un trabajo a las afueras de la ciudad, con Kag. - Oh oh, mi mente colapsó de inmediato con la mención de su nombre.
– Hmm, en realidad no puedo hoy, estoy atado de manos… ¿Puedes conseguir a alguien más?
– Sesshomaru ha vuelto por algunos días, puedo preguntarle a él. - Apreté mis puños, sabía perfectamente que mi hermano tenía una relación seria escondida por allí, pero también sabía que la relación entre él y Kag a ratos arrojaba ciertas chispas al reencontrarse.
– Avísame. - Contesté. - Si no tienes a nadie más… No puedo dejarla sola.
– Te mantendré informado, hablamos. - Y cortó.
Me sentí un completo cobarde cuando apreté reversa y luego giré en "U" para dar la vuelta en dirección a mi hogar, aumentando la culpa con cada metro que me alejaba de ella. Me sentía una basura, pero muy en el fondo sabía que esa era la mejor decisión, esa era la decisión que salvaba nuestra amistad.
Un par de horas mas tarde mientras comía junto a Kikyo un mensaje hizo sonar mi celular
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De: Touga Taisho, 14 de octubre, 13:39
"Sesshomaru ha ido con ella, te informo para que no te preocupes"
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– Tsk. - Bloqueé la pantalla y la giré de cara hacia la mesa.
Kikyo bebió un sorbo de su café a mi lado.
– ¿Hace cuanto son amigos tú y Kagome? - Preguntó de pronto mientras volvía a dejar el tazón sobre la mesa.
– ¿Por qué la pregunta? - El tono de voz austero y a la defensiva fue evidente. Quizás estaba siendo demasiado obvio.
– Me interesa saber un poco más de tu mejor amiga, eso es todo. - Me sonrió.
Cierto, con ella no necesitaba estar a la defensiva, necesitaba calmarme.
– Hace cinco años.
– ¿Y cómo se conocieron?
– Intentó asesinar a mi hermano. - Exclamé mientras daba un mordisco a mi tostada. Kikyo me miró sorprendida.
– ¿Y aún después de eso has logrado confiar en ella? - Sonreí.
– Por supuesto, sólo le habían ofrecido una enorme cantidad de dinero, no era nada personal contra mi familia… Y ahora en realidad casi es parte de ella.
– Me encanta. Es tan raro esto de ver una amistad real entre hombre y mujer, yo nunca lo he logrado.
– ¿Por qué no?
– Porque las cosas tienden a confundirse. - Me atoré con mi sorbito de líquido caliente y lo sentí bajar por mi esófago quemando todo a su paso. - Ambos son muy afortunados de tenerse el uno al otro. ¿Estás bien?
Asentí.
– Por suerte ninguno de los dos ha confundido nada. - Sonreí.
– ¿Y donde vive ella?
– A cinco minutos de aquí, somos vecinos.
– Podríamos ir a verla más tarde. - Me sonrió efusiva, sin embargo mi rostro borró la sonrisa de su rostro. - Lo siento… Es sólo que quiero conocerla mejor, me interesa la gente que te rodea.
Sonreí y acaricié su rostro.
– Kag está ocupada hoy, tenía que trabajar.
– Oh… Que pena.
– Ya encontraremos otro momento.
– ¿Y qué tan buena es en lo que hace? - La miré extrañado.
– ¿Por qué te interesa tanto Kagome? - Me sonrió.
– Considérame una pequeña fan. He escuchado mucho de ella antes de conocerla. Es de las pocas mujeres en el rubro y destaca por sus números perfectos, después de todo ha fallado en toda su carrera con un sólo objetivo...
– Mi hermano... - Completé y ella asintió. - En realidad es bastante buena en lo que hace. - En todo lo que hace, pensé automáticamente. - ¿Quieres salir a algún lugar?
– ¿Dónde?
– Vamos al cine.
Me sonrió contenta.
– ¿Puedo elegir la película? - Asentí.
Me acerqué a su rostro y di un beso corto sobre sus labios.
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Kagome
Sesshomaru pateó con fuerza la puerta de madera que nos separaba de los objetivos, rompiéndola de inmediato. Él fue el primero en entrar, sin embargo antes de seguir avanzando me miró una última vez hacia atrás por encima de su hombro.
– Mantente atrás mientras yo te lo diga. - Asentí. - …O probablemente mi hermano va a asesinarme si algo te sucede.
Aquella última frase me distrajo un poco y sonreí con tristeza mirando hacia el suelo. ¿Realmente era así de importante para Inuyasha?
No hubo ruido a nuestro alrededor, los ocupantes del lugar probablemente ya se habían escondido o huido como ratas. Lo vi avanzar con seguridad hasta que un idiota se dignó a aparecer con un arma entre sus manos, apuntando directamente hacia nosotros.
– Al suelo, ¡ahora! - Obedecí y con ello esquivé el primer proyectil que iba dirigido a mi cabeza.
Los vi forcejear unos instantes, a los segundos la pistola volaba hacia mi y Sesshomaru casi no tuvo que esforzarse para arrancar de manera literal la tráquea de aquel sujeto por el cuello. Sentí un par de pasos que venían por la escalera y disparé sin mirar, dando en otro par de sujetos que cayeron rodando hasta la primera planta. Aproveché el instante para revisar la carga, sólo tenía un tiro más.
La chica que apareció a mis espaldas intentó atraparme por sorpresa, sin embargo la esquivé con facilidad, girándome hacia ella para dar un golpe certero sobre su pecho. Me miró con odio y yo me encogí de hombros mientras le apuntaba con el arma.
– No esperabas que te recibiera de brazos cruzados, ¿no? - Se abalanzó contra mí y yo sonreí al dispararle mientras volvía a esquivarla, sin embargo no le di. Busqué la horquilla en mi cabello y con un movimiento rápido espontáneo hacia adelante alcancé a cortar su rostro. La chica gritó furiosa mientras cubría el corte con una de sus manos.
– Invades mi casa y te atreves a cortarme la cara, acumulas malas decisiones. - Sonreí.
– Tu y tus amigos han ganado enemigos y me han pagado por tu cabeza… No es nada personal en realidad.
– El que intentes matarme lo hace bastante personal a mi parecer.
– Respeto completamente tu punto de vista… Pero en realidad no me importa. - Exclamé y ella me sonrió.
Avanzó sin meditar sus movimientos mientras yo me mantenía en posición de ataque. Aproveché la fuerza de su primer golpe de puño para mandarla al suelo de un solo movimiento, escuché el crujido poco sutil de su brazo y luego su grito de dolor cuando lo torcí aún más con regocijo. Sentí una zancadilla de sus piernas y caí con torpeza al suelo, de inmediato la chica se abalanzó sobre mí. A la distancia escuché a Sesshomaru molerle la cara a golpes a alguien más.
– ¿Últimas palabras, niñita? - Asentí.
– No se pierde el tiempo con preguntas estúpidas cuando estás a punto de ganar. - Me miró confundida y de inmediato atravesé su pecho con mi mano en punta. - ...O esto es lo que sucede.
Jalé con fuerza cuando encontré su corazón y entonces su mirada se apagó casi de forma instantánea, cayendo en peso muerto sobre mí. La moví con asco hacia un lado y permanecí allí en el suelo tranquila cuando no hubo más sonidos de alerta a mi alrededor.
Pronto el aroma de Sesshomaru se acercó con el sonido de sus pasos sobre el parqué. Miré hacia arriba, desde donde me miraba de brazos cruzados.
– El piso bajo tu cuerpo está lleno de sangre.
– Lo sé, no es mía. ¿Me ayudas? - Estiré la mano y él me estiró la suya.
Al ponerme de pie sentí como la sangre de la chica goteaba desde mi cabello.
– A veces eres tan… desastrosa para trabajar. - Me reí mientras me extendía el pañuelo de seda que llevaba en el bolsillo de su traje.
– ¿De verdad piensas que ese pequeño pañuelo servirá para todo esto? - Me indiqué a mi misma.
– Hmm… Tienes razón. - Se acercó con rapidez hacia mí y me cargó como un saco de papas sobre su hombro, al segundo instante aparecimos en el baño de aquella casa, me soltó dentro de la ducha con poca delicadeza y dio el agua fría.
Dí bocanadas desesperadas por la sensación gélida sobre mi cuerpo y vi como el liquido escurría rojizo hasta alcanzar el desagüe.
– ¿Te parece que tenemos tiempo para esto? - Exclamé molesta.
– Estamos a una hora de la estación de policía más cercana, perdidos en el medio de la nada, me parece que tenemos tiempo de sobra. - Lo miré enfadada y él me extendió una toalla. - Sécate y nos vamos, te llevas la toalla, no subías a mi auto así de sucia.
Salió por la puerta mientras yo temblaba de frío y me envolvía con el trozo de tela.
Caminamos juntos hacia el auto mientras secaba mi cabello a toques. Al entrar Sesshomaru encendió el motor y nos alejamos con tranquilidad por la carretera. No pude sacar a Inuyasha de mi cabeza, ni tampoco la duda de lo que estaría haciendo para entonces.
– Estás más silenciosa de lo habitual. - Musitó Sesshomaru a mi lado. - ¿Estás bien?
– Tengo un enredo de pensamientos en mi cabeza. - Exclamé honesta.
– Me imagino, cogerte a mi hermano después de tantos años de amistad… debe ser complejo para ti. - Me atoré con mi propia saliva por la impresión mientras él me sonreía sin mirarme y yo intentaba dejar de toser.
– ¿Cómo?… - Pregunté con dificultad.
– El olor sutil de su marcaje está sobre todo tu cuerpo, además de ello, has olvidado que tengo un olfato bastante desarrollado, y por último… Es mi hermano, su aroma es lo primero que podría distinguir a kilómetros. - Suspiré mientras miraba por la ventanilla.
– ¿Qué opinas de ello? - Pregunté.
– No creo que importe demasiado lo que yo pueda opinar.
– Eres el único al que puedo pedirle consejos al respecto. - Me ví a mi misma frente a la oportunidad perfecta de liberar un poco de la carga sobre mis hombros, realmente necesitaba hablar sobre el tema con alguien de confianza, considerando que esta vez mi mejor amigo era parte del problema.
– Hmm… - Meditó mientras frenaba por el tráfico frente a nosotros. - Sólo tengo una pregunta antes… ¿Qué es lo que esperas de ahora en adelante? - Lo miré confundida.
– No entiendo la pregunta.
– Que esperas que suceda, ¿por qué estás frustrada ahora mismo?
– No lo sé.
– Si vas a mentirme dejamos de conversar y ya está. - Respondió y yo guardé silencio por unos segundos.
– Lo he llamado hoy temprano… - Admití.
– Pésimo error. - Musitó.
– Y lo he invitado a desayunar juntos, pero estaba con otra chica, creo que eso es lo que me molesta.
– ¿El hecho de que esté con alguien más después de haber estado contigo? - Asentí. - Pero lo de ustedes fue algo de una noche, ¿no?
– Si, pero…
– ¿Y a esta chica la conocía de antes? - Guardé silencio. - Eso es un si, ¿Está intentando algo serio con ella? - Más silencio. - Otro si. Osea en resumidas cuentas, tu en este caso particular eres "la otra"
– ¿Disculpa? - Aceleró cuando el semáforo volvió a marcar verde.
– Piénsalo bien Kag, mi padre me ha comentado que Inuyasha llevó consigo a su fiesta a una chica nueva, Kikyo Otama, ¿Esa es la chica con la que estaba hoy en la mañana cuando lo has llamado, no?
– ¿Tu punto? - No necesité confirmar su pregunta.
– El hecho de que Inuyasha lleve a alguien que no seas tú a una reunión ya le da cierto nivel de importancia a aquella mujer, con lo que asumo que realmente le interesa y por otro lado… tú eres la mejor amiga que ni en sus sueños esperó coger alguna vez, de pronto ha sucedido y conociendo como conozco a mi hermano… Creo que preferirá fingir demencia al respecto.
– ¿Por qué?
– Porque hablar de ello significa perderte como amiga y vales mucho más para él en esa faceta que en la faceta prohibida que vio de ti anoche. - Suspiré, tenía tanta razón que dolía. - ¿Te gusta Inuyasha?
– No. - Contesté de inmediato.
– Contestaste bastante rápido, ¿Tan segura estás de tu respuesta? - Detuvo el auto luego de pegarse a la orilla y me miró fijo. - Kag…
– ¡Okey, no lo sé! - Respondí honesta y él me sonrió, ocultando sus ojos dorados con el gesto.
– Si somos sinceros en realidad nada me haría más feliz que verte con mi hermano, siempre he sentido que están en cierto modo hechos el uno para el otro, a su retorcida manera… Pero no quiero verte sufrir y es por eso que estoy siendo brutalmente honesto contigo, aunque me odies por ello. Si te sientes frustrada y ahogada con tus sentimientos, entonces háblalo con él, coméntale cómo te sientes, pero eso significará añadir otra trizadura irreparable en su amistad.
Tironeé de mi cabello por el estrés y volví a mirar hacia adelante mientras movía inquieta mis piernas.
– ¿Crees que Inuyasha me vea como algo más? - Me miró fijo y negó con la cabeza.
– No lo creo Kag. En mis 32 años jamás he visto a Inuyasha sentir un ápice de amor romántico por alguien y no creo que suceda pronto. - Asentí y sonreí.
– Gracias por ser honesto conmigo. - Me sonrió de vuelta.
– Necesito tu sonrisa de vuelta para no volverme loco. - Aquello me hizo reir. - ¿Tomamos un café juntos y te llevo a tu departamento luego?
Asentí.
– ¿Vas a comprarme galletas?
– Todas las que quieras.
Fue después de aquella conversación con el hermano mayor que llegué a la conclusión de que dejar el tema en el pasado era mi mejor opción. No iba a transformarme en una de esas chicas intensas que se volvían insoportables después de una sola noche.
Fue dos días después que volví a ver a Inuyasha, aunque esta vez en el ámbito laboral que acostumbrábamos a compartir. Tomé un par de bocanadas de aire antes de entrar en el gimnasio y al hacerlo me concentré en actuar tan normal como pude.
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Inuyasha
La vi entrar aquella mañana por la puerta principal del gimnasio de entrenamiento en su conjunto deportivo ajustado y una coleta alta, con una botella de agua en su mano derecha.
– Buenos días equipo. - Exclamó mientras se acercaba y hacía estiramientos suaves con sus brazos. Nos miró sonriente, aunque fue fácil notar cómo esquivó mi mirada sutilmente.
– Llegas tarde. - Exclamó Sesshomaru al saludarla con un beso en la mejilla.
– Me quedé dormida, lo siento. - Se acercó a mí y me sonrió. - Buenos días Inuyasha.
Como cada mañana se estiró de puntillas para alcanzar mi mejilla y yo le ayudé un poco bajando mi estatura.
– Buenos días.
El beso fue corto y cortés. De inmediato al separarnos caminó para posicionarse a un lado de Sesshomaru, quien le sonrió como a nadie.
– He vuelto a la ciudad por un par de meses, esperando que me hayan extrañado un poco. - El silencio en ese lugar fue aplastante como respuesta a su pregunta. - Me lo imaginaba. El entrenamiento de hoy consiste en comprobar su resistencia cardio. - Exclamó él. - Así que partirán trotando diez minutos alrededor del gimnasio.
Dio un par de aplausos y el equipo obedeció de inmediato. Kagome se unió al grupo y comenzó a trotar mientras su coleta se movía a la par.
– Tu también Inuyasha. - Me recriminó Sesshomaru.
– Ya lo sé idiota. - Me sumé y corrí hasta alcanzarla. Jalé de su coleta con suavidad para desconcentrarla y me miró con odio.
– ¿No hay formas mas amables de llamar mi atención? - Preguntó sin mirarme.
– ¿Cómo estuvo tu fin de semana?
– Tranquilo, ¿y el tuyo?
– Igual. - Respondí.
– ¿Cómo van las cosas con Kikyo?
– Perfecto.
– Me alegro.
– ¿Y tu con Alex? - Sonrió y bajó su mirada.
– Bastante bien en realidad.
– Eso es bueno…
– Ajá. - Respondió. - No pude conocerla… - Continuó.
– ¿A quién?
– A Kikyo, me perdí la oportunidad en la fiesta.
– Vendrán mas oportunidades. - Asintió.- Kag…
No se detuvo, sin embargo sujeté una de sus manos por la muñeca para llamar su atención. Sus ojos chocolate me miraron fijamente y entonces recordé los trazos de rojizo en otra situación particular.
– ¿Tú y yo… estamos bien? - Me miró confundida.
– ¿A qué te refieres?
– A si no estás molesta conmigo. - Me sonrió de inmediato.
– No tengo razones para estarlo. - La miré fijamente a los ojos, buscando la verdad en ellos. - ¿Tú sientes que si?
– No estoy seguro. - Se rió.
– Despreocúpate. - Palmeó mi hombro izquierdo un par de veces y siguió trotando, tomando distancia inmediata.
Me preparé para seguirle, sin embargo Miroku apareció de pronto frente a mi.
– ¿Podemos hablar? - Exclamó serio.
– ¿Sobre algo en particular? - Fingir demencia hasta el final de los días, esa era mi misión últimamente.
– Sabes perfectamente a qué me refiero. - Suspiré y miré a Kag a la distancia.
– Seguro.
Caminé a su lado hasta un sector apartado. Estando allí no dijo ninguna palabra y simplemente permaneció cruzado de brazos.
– ¿Y bien? - Musité.
– Kikyo es una amiga a la que realmente quiero mucho.
– Felicitaciones por ello.
– …Dame una buena razón para no decirle todo lo que sé y aconsejarle que se aleje de ti.
– ¿Qué es lo que sabes exactamente? - Exclamé burlón.
– El aroma a vainilla aún se aferra sutilmente a tu cuerpo idiota, ¿Prefieres que llame a Kagome y lo conversemos entre los tres? - Mi sonrisa se borró de inmediato. - Vuelvo a repetir: Dame una buena razón.
– No me parece que te haya dado el derecho de meterte en mis asuntos. - Respondí.
– Jugar con los sentimientos de una amiga cercana me otorga derecho inmediato Inuyasha. Sabes que si quieres estar con Kag no hay ningún problema por mi parte, pero decídete de una buena vez.
– Ha sido un error, no volverá a suceder. Siendo honesto realmente me interesa Kikyo y no quiero arruinarlo todo por un pequeño desliz provocado por el alcohol.
– "Pequeño desliz" - Repitió. - Me encantaría ver la cara de Kag al escuchar las palabras que has escogido para definir lo que pasó entre ustedes.
Suspiré hastiado.
– ¿Qué es lo que quieres escuchar de mí para guardar el secreto?
– Decídete por una de las dos.
– La decisión está tomada desde siempre Miroku, Kag es mi mejor amiga y nada más, fin del asunto.
El aroma característico de Bonnet apareció en el ambiente, lo vi caminar sonriente hacia la pelinegra, quien le respondió de la misma manera justo antes de ser levantada en sus brazos con un abrazo cariñoso, desvié la mirada de inmediato.
– Bien.
– Bien. - Coincidí. - ¿Algo más? - Negó con la cabeza.
Caminé de vuelta hacia ella, sintiendo la mirada de mi mejor amigo a mis espaldas. La escuché reír sobre algo junto a Alex.
– Buenos días Alex.
– Que tal Inuyasha.
– ¿Puedo robarte a Kag un segundo?
– Seguro, de todas maneras tengo que ir a cambiarme. - Se alejó y nuevamente mi mejor amiga me sonreía, tan falsamente que dolía.
– ¿Qué sucede Inu?
– ¿Puedes venir a mi departamento más tarde?
– Tengo planes para la tarde. Pero puedes decirme cualquier cosa aquí. - La miré serio y suspiré, justo antes de tomarla de la muñeca y arrastrarla fuera del gimnasio, para mi sorpresa, ella no hizo protesta alguna.
Al llegar al exterior me miró de brazos cruzados esperando mis palabras.
– Lo siento. - Exclamé honesto.
– ¿Por?
– Cuando me llamaste hace dos días… Lamento haber estado con Kikyo. - Me sonrió.
– No seas idiota, ¿Por qué me molestaria?
– Por todo lo que había pasado entre… entre nosotros. - Bajó la mirada hacia sus pies.
– Kikyo es la chica indicada para ti, y en realidad… lo que sucedió entre tú y yo no fue nada tan relevante, sólo un pequeño desliz. - Exclamó al momento que sus ojos se encontraron con los míos y supe que había escogido las palabras equivocadas. - ¿No es eso lo que has dicho hace un rato?
– Eso no… - Suspiré. - Sabes que no es así.
– En realidad sí lo es. - Musitó. - Pero está bien de ese modo, no espero que sea distinto, lo importante es que no hemos sido infieles después de todo, de alguna manera ha sido un buen momento para equivocarnos.
– ¿Seguimos tan amigos como siempre?
– No de forma instantánea, pero si, eventualmente todo volverá a ser como antes. - Tuve el impulso de abrazarla, sin embargo al acercarme de inmediato dio un paso hacia atrás, alejándose de mí. - Como dije, eventualmente.
– Puedo con ello. - Le sonreí. - Gracias.
– No hay problema, ¿Algo más que agregar?
– ¿Se lo dirás a Bonnet?
– Hmm, soy de la idea de que una relación no empieza bien si inicia con secretos, asi que si, probablemente se lo diga, pero tu nombre no será incluido en esa confesión. - Me miró fijamente. - Tu también deberías probar ser honesto, todo funcionará mejor.
Suspiré.
– Sip, tienes razón. - Me sonrió y dio media vuelta para marcharse. - Kag… - Se detuvo sin mirarme. - Te quiero mucho, más de lo que puedo llegar a expresar con palabras, sabes que no soy muy bueno con ellas.
Mantuvo su posición sin cambios.
– Yo también a ti. - Y entró.
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Kagome
Me esforcé por mantener mi corazón a raya mientras me alejaba de él. Alex me miró a la distancia sonriente. Apenas llegué a su lado escupí mis palabras.
– Necesito hablar contigo.
– Seguro, ¿Sobre qué? - Miré a nuestro alrededor, el resto del equipo parecía estar bastante concentrado en el entrenamiento.
Era un pésimo momento, pero las palabras me ardían en la garganta.
– Este fin de semana me acosté con alguien más. - Vómito verbal.
Su rostro amable cambió a uno descolocado, pero simplemente asintió.
– ¿Lo conozco?
– No, no lo creo. - Respondí de inmediato.
– ¿Ha sido algo importante? - Negué con la cabeza, incapaz de mentir sobre ello. - Entonces no tiene relevancia.
Lo miré confundida y él me sonrió.
– ¿No estás molesto?
– Kag… tú y yo apenas estamos entrando en un coqueteo sin reglas por ahora, en realidad no me debes fidelidad ni honestidad, y aún así has venido aquí a decirlo, lo que demuestra que no me he equivocado contigo.
Un peso enorme desapareció de mi espalda, como si hubiera cargado con la culpa más tiempo del que podía resistir. Me abrazó con cariño y escondí mi rostro en su pecho. Tal vez no lo merecía.
– Quiero que salgamos hoy.
– ¿Dónde? - Pregunté.
– Ya verás.
– No recuerdo haber otorgado un permiso especial para que descansaran. - Exclamó Sesshomaru a nuestras espaldas. - Bonnet, Higurashi.
Lo miré con cara de cachorro desvalido y entonces una sonrisa apenas visible se marcó en sus labios.
– 15 vueltas al gimnasio los dos. - Suspiré y asentí, comenzando a trotar junto a Alex.
– ¿Pasas por mi a las 8?
– Estaré puntual frente a tu puerta.
Una última mirada dorada me desconcentró a la distancia. Inuyasha me miró serio y luego simplemente desvió la mirada.
sip, habíamos destruido una bonita amistad.
