Buenas noches queridos/as mías.

La vida se me ha hecho un poco compleja en los últimos días, francamente estoy cansada, moviéndome en modo automático todo el tiempo. Lo único que me distrae bastante es escribir y en realidad aprovecho mi tiempo libre en ello. A ratos pienso que sería de mi vida si me dedicara a escribir todo el tiempo y a vivir de ello, ¿Funcionaria realmente? ¿Debería emprender en algo más? Según mi novio debería hacer lo que me haga feliz y ciertamente mi carrera me tiene un poco colapsada... Quizás es una señal del destino para cambiar de rumbo.

¿Como han estado ustedes? Sé que la actualización debía ser ayer, pero me he atrasado un poquito. Siento que ha volado el tiempo desde que empecé esta nueva historia, ya han pasado cerca de dos meses desde el capítulo uno, me impresiona un montón.

Muchas gracias por su eterno cariño!

- yancyarguetaf: Este capítulo es muuucho mas largo de lo habitual, en parte porque quería regalonearlos un poquito jiji. Espero que te encante! La verdad trae un poco de dramas para nuestra diosa Kag. Un abrazo!

- Geanery Sandoval Castaneda: Me da mucha lata esta parte de la historia porque efectivamente, Alex esta muuuy enganchado de Kag y ha decidido hacer frente a sus sentimientos en un mal momento, considerando que nuestra protagonista ahora mismo esta demasiado confundida. Pero weno, saben como amo el drama, y me encanta enmarañar las cosas antes de ponerlas en orden jiji. Espero disfrutes este cap porque se viene uffffff

- joiscar: Inuyasha posesivo, celoso, la verdad es que no tiene muchas intenciones de compartir a Kag, ya veremos como les va con ello jiji. Muchas gracias por tus comentarios! Siempre te leo en los primeros y la verdad me sacas una sonrisa con ellos. Un abrazo enorme :3

- Kat.rocio: Sesshomaru es nuestro aliado en esta historia ajajajja. Alex y Kikyo tienen su papel importante en esta historia, la verdad es que eventualmente me daré el tiempo de profundizar en ellos, Sé que todas amamos a Inuyasha, pero Bonnet no se queda atrás a la hora de ser encantador. Este cap se viene intenso, asi que ufff, espero que lo disfrutes. Un abrazo!

- Susanisa: Alex es el rival mas encantador del que me ha tocado escribir, aún no hemos visto todo su potencial, pero la verdad es que nos sacará varios suspiros en su momento.

- Marian Muxtay: Kagome ha sabido manejar la situación a su antojo teniendo a ambos comiendo de la palma de su mano, sin embargo en cualquier momento se le puede venir todo al suelo, sobretodo con un Inuyasha celoso dando vueltas por ahi, ya sabemos como es de impulsivo. Me parece que Inuyasha no tiene tantos problemas para compartir un poco de Kag, ¿Pero qué pensará Alex de ello? A final de cuentas jugar con fuego a veces no sale tan bien como querriamos.

- Guest: Inu celoso posesivo es uno de mis inus favoritos ajajja.

- Guest: Querida como has estado! Este cap se viene con haaaarto drama y algunas escenas que te van a sacar gritos de emocion muajajaja. Espero te agrade! Muchas gracias por publicar cada una de mis actualizaciones! Un abrazo enoooorme y nos leemos prontito.

- Soyungirasol25: Esos momentos entre los dos la verdad me encanta escribirlos, es intrigante ver como no se resisten al otro, me agrada que te haya gustado jiji. Nos vemos! Disfruta este cap que es muuucho mas largo de lo habitual.

Estoy haciendo todos mis esfuerzos por tener el proximo cap listo para el otro fin de semana, pero depende de mi trabajo que ultimamente me tiene atada de pies y de manos :c Manden fuerzas y haré lo posible para vernos el otro sabado!

Un abrazoooo los adoro

Frani.


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Capítulo 10.- No te enojes si te quiero para mí.

Kagome

Deslicé el dedo distraída por la pantalla de mi celular, mientras Inuyasha manejaba a mi lado en completo silencio. Fue recién a mitad de nuestro camino que decidió volver a hablar.

¿ver tu celular es más entretenido que hablar conmigo?

No quiero distraerte. - Respondí.

Ajá. - Sin mirarme estiró su mano derecha hacia mi con su velocidad característica, quitó el celular de mis manos y lo escondió en su lado del auto sin perder la atención en el camino.

¡Oye!

Salgamos hoy. - Exclamó de pronto.

No puedo hoy, si quieres podemos hacerlo mañana. - Exclamé sin mirarlo.

Puedes traer a Alex contigo, me da igual. - Sonreí.

En realidad quiero una cita a solas con él, probablemente lo arruinarías todo.

Meh, aburrida. - Musitó y yo me reí.

Ya he cancelado ayer, no voy a volver a dejarlo plantado.

Pero lo hemos pasado bastante bien ayer… Tú sobre todo.

Sentí el resentimiento en esa frase y sonreí al instante.

Vamos Inu, ¿Aún no lo superas?

¿Te das cuenta de que jamás nunca, nadie se había atrevido a dejarme a mitad de entretención?

Siempre hay una primera vez para todo…

Frenó en seco al cambiar la luz del semáforo y me miró serio desde su posición.

Me las debes.

Lo sé.

Y voy a cobrarlas, pronto.

Eso depende de mí. - Sus ojos dorados se abrieron sutilmente y me sonrió.

Su mano se movió del volante hacia mi muslo, donde sus garras rasguñaron mi piel con cuidado mientras avanzaba cada vez más arriba. Nos miramos fijamente mientras yo me dejaba hacer, sus dedos se colaron por debajo de mi vestido y la situación de inmediato me hizo respirar un poco más rápido. Alcanzó a rozar mis pliegues por sobre la tela de mi ropa interior, me hizo suspirar un par de oportunidades y quitó la mano para volver al volante y acelerar.

Todos podemos jugar el mismo juego sabes. - Exclamó sin mirarme.

Ja. - Sentí mi corazón alborotado y desvié la mirada de inmediato. - Ya veremos quien puede jugarlo mejor.

Se estacionó unos minutos después frente a un edificio antiguo de apenas tres pisos.

Bien, es aquí. - Miré la edificación confundida.

¿Estás seguro? - Asintió mientras apagaba el motor y salía del auto. Se acercó a mi puerta y la abrió para dejarme salir.

Voy adelante, ¿vale?

Vale.

Extendió su mano y la tomé con seguridad para salir. Jugué con mis horquillas entre mis dedos de manera distraída mientras subíamos hasta el último piso. Inuyasha me miró una última vez para comprobar que estuviera atenta y yo me puse en posición defensiva. Al instante dejó al descubierto una de sus cuchillas y rompió la parte del seguro, dándonos entrada inmediata.

Pegué mi espalda a la suya para vigilar todos los frentes y al no encontrar nada en la sala de estar caminé con seguridad hacia una de las habitaciones. Intenté abrir la puerta, sin embargo alguien me hizo presión desde el interior. Inuyasha me miró a la distancia, con una sonrisa sádica, asintió y yo pateé con fuerza. La persona con la que me encontré en el interior tomaba un arma pequeña con sus manos, apuntándome directamente.

¡ABAJO! - Gritó Inuyasha y yo obedecí sin pensarlo dos veces, evitando con ello un disparo certero. Me moví hacia adelante y me abalancé contra la chica, ambas caímos con fuerza al suelo.

Apreté sus muñecas por sobre su cabeza hasta que soltó la pequeña pistola y entonces sonreí.

¿Estás bien? - Inuyasha se acercó y mi rostro cambió cuando sentí cambiar de pronto la dirección del viento entre aquellas cuatro paredes.

Olvidé todo, simplemente me moví hacia él para empujarlo lejos del peligro, sin pensar demasiado en que ahora la que estaba en peligro era yo. Recibí un golpe de puño certero en el abdomen que me quitó el aire de forma violenta y me hizo encogerme en mi posición. Un hombre me tomó por el cuello y me azotó contra la pared mientras apretaba con fuerza.

Kagome Higurashi, quien diría que volveríamos a encontrarnos de este modo.

En toda mi desesperación por mi falta de oxígeno intenté reconocerlo, sin mucho resultado. Apretó sus manos cada vez más y mis ojos se tornaron llorosos. Sentí a la chica gritar a unos cuantos metros y al menos eso me relajó, significaba que Inuyasha se estaba encargando de ella.

Soy amigo de Kouga. - La sola mención de su nombre me hizo reaccionar un poco, él era Daru, uno de sus mejores amigos.

Suéltala, ahora. - A sus espaldas Inuyasha lo apuntó con el arma de la mujer que acababa de matar, apoyando el cañón en la parte trasera de su cabeza.

Vamos Inuyasha, nosotros bebíamos juntos hasta borrarnos. - Exclamó el sujeto.

Y esa es la única razón por la que no he disparado aún, vine por la chica y ya he acabado, suelta a Kag y te dejo vivir.

Daru pareció meditarlo por segundos que se me hicieron eternos, sin embargo al final su mano cedió y yo caí al piso, donde tosí de forma compulsiva mientras mis pulmones agradecían el oxigeno. Inuyasha me miró desde su posición para verificar que estuviera bien, yo asentí y sólo entonces volvió su atención al chico.

Bien, partamos de cero. - Musitó el peliplata con una sonrisa, justo antes de golpear la mandíbula de Daru con fuerza tal para empujarlo al sofá. - Eso es por atreverte a tocarla.

Okey, me lo merezco. - Exclamó Daru un poco aturdido.

La chica en la habitación era un encargo por trabajar con armas ilegales, ¿tú estás en lo mismo?

Daru lucía bastante confundido con la nueva información.

Ni siquiera la conocía, apenas he compartido con ella desde la madrugada, nos conocimos en un bar.

¿Y por qué atacar a Kag? - Se encogió de hombros.

¿Puedes juzgarme? Sólo ataqué a los desconocidos que invadieron rompiendo puertas de la nada, no la reconocí hasta que tuve su cuello en mis manos… Aunque si soy brutalmente honesto, en realidad nunca me agradó lo suficiente, tal vez quería aprovechar la oportunidad. - Idiota. - Kouga sufrió un montón por ella.

¿Bromeas? Fue tu amiguito el que destruyó todo. - Exclamé desde el suelo.

Eso no lo libra de sufrir la ruptura.

Pídele una disculpa, ahora. - Ordenó mi mejor amigo.

Jódete. - Inuyasha lo miró fijo y suspiró justo antes de apuntar el arma a la pierna de su nueva víctima y dispararle en el muslo.

¡ENFERMO! - Gritó con rabia mientras intentaba detener el sangrado.

Discúlpate o ya sabes donde va la siguiente. - Apuntó el cañón hacia su entrepierna y vi al pobre idiota perder el color de su rostro.

Perdón Kag. - Exclamó de inmediato. - Lo siento mucho, muchísimo en realidad. Kouga aún habla de ti, de vez en cuando.

¿Por qué eso me importaría? - Se encogió de hombros.

Me pareció algo importante para decir.

Dame tu teléfono. - Ordenó el peliplata.

No tengo teléfono. - Inuyasha suspiró hastiado.

¿Tengo que volver a repetirlo? - Daru simplemente rebuscó en el bolsillo de su pantalón, entregándoselo en las manos.

Genial, gracias. - Acto seguido lo tiró al suelo y lo pisó con todas sus fuerzas para hacerlo añicos. Daru no hizo ningún reclamo, simplemente lo miró con odio.

Mi mejor amigo se acercó a mí y tendió su mano para ayudarme a levantarme, acarició mi mejilla y puso su cuerpo frente al mío como un escudo humano mientras no dejaba de apuntar al intruso.

Espera… ustedes dos ¿juntos? - Preguntó.

Nosotros nos vamos de aquí, deberías hacer lo mismo si no quieres que te culpen por asesinato. - Daru sonrió cuando Inuyasha simplemente ignoró su pregunta.

Asi que este era el empleo que tanto ocultaban de nosotros…

Si lo revelas a alguien te buscaré y arrancaré la cabeza. - Exclamó Inu.

Y te conozco lo suficiente para saber que eso es cierto, no te preocupes, no diré nada.

Genial, andando. - Tomó mi mano y me arrastró fuera del lugar.

Cuando volvimos a subirnos al auto y avanzamos unos cuantos metros me atreví a decir lo que pensaba.

Él va a…

¿Decirlo todo? Lo sé.

¿Y no te preocupa?

No realmente, no tiene pruebas, sólo será un rumor que se esparcirá como tantas otras veces, que al final la gente comienza a olvidar.

Suspiré y asentí,

Si tú lo dices.

Reencontrarme con él me ha demostrado dos cosas importantes… - Frenó en el semáforo en rojo y me miró fijo. - Uno… realmente me cabrea si alguien te pone un dedo encima. Dos… Estás dispuesta a arriesgar todo por salvarme y ese es un sentimiento mutuo.

Siempre ha sido así.

No deja de ser importante. - Me sonrió y estiró su mano hasta mi mejilla. La acarició con suavidad y yo me recargué en su caricia, cerrando los ojos completamente relajada. Las bocinas comenzaron a sonar desde atrás y entonces él simplemente suspiró y volvió su atención a la conducción. - Está comenzando a esconderse el sol, ¿dónde te dejo? - Preguntó.

En mi casa, quiero ducharme. - Asintió.

Al llegar estacionó en la parte de visitas a un costado, apagó el motor y suspiró.

Bien, eres libre.

Se estiró para besar mi mejilla, y al instante el toque de sus labios sobre mi piel me provocó escalofríos. Antes de que se separara de mí en un impulso moví mi rostro hasta alcanzar sus labios y al presionarlos con los míos ambos parecimos aliviados, como si aguantar por ello hubiera sido una terrible tortura.

Una de sus manos se movió hacia el arco de mi mandíbula y me atrajo más hacia él para profundizar el beso. El toque de su lengua fue placentero, sin embargo en aquel encuentro predominó una sensación distinta, una sensación de cariño entre los dos. Mordió con suavidad mi labio inferior, dio un par de besos cortos mientras intentaba convencerse a sí mismo de separarse y entonces pegó su frente con la mía.

Necesito que salgas del auto, porque honestamente podría quedarme aquí el resto de la vida besándote. - Me reí.

Nos vemos mañana. - Musité.

Nos vemos. - Restregué mi nariz con la suya y suspiró con pesar una vez que tomó mi rostro entre sus manos y volvió a besarme.

Nuestros besos eran completamente distintos a los que compartía con Alex, con el tiempo nuestros labios se habían acostumbrado a los del otro y nuestros movimientos encajaban a la perfección. Una de sus manos se movió a mi cintura y yo suspiré con su toque. De pronto necesité de él, necesité sentir su cuerpo cerca del mío y me moví dentro de su auto para quedar sobre su regazo en el asiento de conductor. De inmediato movió el asiento hacia atrás para darnos espacio y me abrazó con pertenencia mientras su boca buscaba la mía.

Me moví sobre él aumentando la fricción y con ello nuestros latidos aumentaron de inmediato. Él bajó con su boca hasta mi cuello, dando besos húmedos en la extensión de mi clavícula.

Alguien va a vernos aquí… - Musité con los ojos cerrados.

Estás rodeada de vidrio polarizado, francamente lo dudo. - Bajó los tirantes de mi vestido y buscó el cierre en mi espalda, de inmediato la tela se sintió floja sobre mi cuerpo y cayó hasta mi cintura. Él me miró con atención, mientras sus garras delineaban el borde de mi sujetador. - Realmente me gusta mucho tu ropa interior… - Buscó el broche delantero y lo soltó con una sola mano. - Pero me gustas más sin ella.

Envolvió uno de mis pechos con su mano libre, mientras la otra se aferraba a mi cintura. Mantuve mis ojos cerrados por un instante, como si aquello me liberara de toda culpa.

No puedo hacer esto ahora… - Jadeé. - Tengo una cita en dos horas.

Me apretó contra su miembro y gimió ronco mientras buscaba mis labios.

Vas a necesitar una muy buena ducha, eso es todo.

No será suficiente.

¿Recuerdas las bombas de baño que te regalé para tu cumpleaños? - Asentí mientras besaba su cuello. - Tienen un aroma tan intenso que te hace doler la cabeza.

Por lo mismo no las he usado. - Se rio.

Bueno, si te das un baño con una de esas, será más que suficiente, y si no fuera así y Bonnet se molestara… ¿Qué importa?, siempre puedes volver a mis brazos, después de todo, aún mantienes tu soltería ¿no?

Sonreí y suspiré, antes de rendirme por completo, aquella oferta era demasiado tentadora para no aprovecharla. Desabroché su camisa mientras lamía su cuello y él rebuscaba el cierre de su pantalón entre los dos. Sentí su piel desnuda y caliente contra mi sexo y gemí cuando jugueteó para hacerme delirar, rozando mi vulva y sin entrar realmente.

Ya basta… - Tomó mi rostro entre sus manos y me miró fijo justo antes de colarse por mis bragas y presionar.

El dorado pareció intensificarse cuando me penetró lentamente y ninguno de los dos emitió sonido alguno. Simplemente disfruté de su carne dentro de mi, de la sensación cálida y abrasadora que nació desde nuestra unión y que se extendió a cada terminación nerviosa de mi cuerpo como una droga prohibida. Su boca bajó desde mis clavículas hasta mi pecho derecho en besos cortos y húmedos que me hicieron estremecer mientras me apoyaba en sus hombros para darme impulso en aquel vaivén exquisito entre los dos.

No podemos seguir con esto… - Jadeé intentando sonar convincente mientras me movía sobre él… No lo logré.

¿Por qué no? - Exclamó apretando la piel de mis caderas bajo sus garras.

Porque tenemos a dos personas que pueden entregarnos el mismo placer por menos culpa. - Me sonrió coqueto.

¿Pueden realmente? - su dedo índice se apoyó en mi esternón y rasguño desde el inicio de mis pechos hasta el inicio de mi ombligo, combinando la sensación de ardor con las ganas de que siguiera arañando cada centímetro de mi piel.

Lamió en movimientos circulares mi pezón izquierdo mientras su mano libre amasaba el derecho y yo simplemente me dejé querer, gimiendo contra su oído.

Bonnet no va a saber donde tocar para hacerte gritar… - Musitó contra mi piel mientras su miembro salía de mi lentamente y entraba con más violencia. - No tiene idea de las cosas que te gustan. - Me sujetó por los muslos, enterrando sus garras en ellos y haciéndome gemir alto. - No te conoce lo suficiente.

¿Y Kikyo? ¿Acaso ella te conoce? - Jadeé.

Hmm… - Escondió su rostro en mi cuello y rozó con sus labios mi piel. - Comienzo a olvidar ese nombre.

Sonreí triunfante justo antes de sentir sus colmillos rasgar mi piel y su boca succionar con fuerza. Me moví serpenteante sobre él y lo escuché gemir ronco sin dejar de morderme. Al salir de mi cuello buscó mis labios y sus besos se tornaron aún mas lascivos mientras su lengua dejaba sobre la mía la estela de sabor ferroso.

Alcanzamos el clímax casi a la par, él me abrazó con fuerza a su cuerpo mientras gruñía bajito y yo emití un sollozo involuntario de placer mientras me estremecía entre sus brazos, aferrada a su espalda con mis garras rompiendo su piel. Apoyé mi mejilla en su hombro intentando recuperar el aliento a la vez que sus manos subían y bajaban por mi espalda con caricias suaves.

Él no merece disfrutarte en esta faceta. - Musitó contra mi hombro.

¿Estás celoso? - Susurré contra su oído.

Tal vez. - Me reí y lo abracé con más fuerza.

Eres mi favorito de todas formas.

¿Lo prometes?

Te lo prometo.

Se restregó contra mí, dio un último beso sobre mi hombro y levantó su rostro para mirarme.

Muérdeme y bebe un poco de sangre para borrar mis mordidas en tu piel, se te hará tarde. - Su frase me trajo de vuelta a la tierra en un segundo. - A menos que quieras quedarte conmigo.

Tengo una cita.

Los amigos van primero que las conquistas. - Exclamó mientras movía su cabeza hacia un lado y me daba espacio para morder. Yo aproveché su ofrecimiento de inmediato.

Al finalizar me moví para salir de sus brazos y volver a mi asiento, cerré los ojos y suspiré.

Necesitaré dos bombas de baño para quitarme tu marcaje. - Aquello lo hizo reír.

Si se atreve a tocarte al menos sabrá que yo te tuve primero. - Golpeé su brazo. - ¿Qué? Soy competitivo por naturaleza.

Busqué el broche de mi sujetador y acomodé mi vestido sobre mi cuerpo.

Gracias por traerme.

No hay de qué, nos vemos mañana, cuidate enana.

Sonreí y asentí.

Tal y como él me aconsejó, me di dos baños con aquellas bombas relajantes que me había regalado, al finalizar mi cabeza daba vueltas por la intensidad de los olores sobre mi piel. Me miré en el espejo y suspiré, la culpa me carcomía tanto que la idea de quedarme sola y dejar de probar de ambos parecía bastante tentadora.

Alex llegó treinta minutos tarde a la hora acordada, apenas abrí la puerta su sonrisa encantadora me relajó por completo.

¿Dónde me llevarás hoy? - Pregunté.

Hmm, si te lo digo deja de ser sorpresa y se vuelve aburrido.

No me gustan las sorpresas.

No me importa. - Le di un golpe suave sobre su brazo y ambos nos reímos.

Llegamos cerca de las 8:30 a nuestro destino. Alex caminó un par de pasos frente a mí, adelantándose para comprar el par de boletos que nos servirían para entrar al parque de diversiones. Para cuando volvió a mi lado venía con ellos en una de sus manos.

¿Lista para la mejor cita de la existencia? - Me reí.

De todos los lugares para tener una cita… No esperaba éste en particular.

Esa era la idea. - Me entregó uno de los boletos y me sonrió. - ¿A qué quieres subirte primero?

Montaña rusa o nada. - Exclamé tajante.

Asintió y caminamos juntos a la entrada. Mientras hacíamos la fila para la atracción me abrazó por la espalda, apoyé mi cabeza en su pecho y miré a nuestro alrededor; comprobé que había un montón de parejas similares a nosotros. Definitivamente él había planeado todo ese escenario en su cabeza y eso lo hacía aún más adorable.

Avanzamos rápido hasta el primer puesto y nos sentamos en el segundo carro de la atracción. Me sorprendí en el instante en que me sentí como una niña pequeña, expectante por el inicio de la diversión. Tomó mi mano antes de partir, me miró fijo y entonces sentí la inercia de la velocidad sobre mi cuerpo, cuando comenzamos a movernos hacia la cima de aquella atracción.

¿Miedo? - Preguntó a mi lado.

Jamás. - Aquello lo hizo reír.

Cuando llegamos al punto máximo de altura y miré hacia abajo sentí mi corazón apretarse. Al mismo tiempo apreté con fuerza su mano y él me devolvió el mismo gesto. Segundos después caímos a toda velocidad pendiente abajo, sentí el vértigo invadirme por completo con aquellas cosquillas desesperantes en mi estómago mientras ambos gritábamos.

Dos vueltas más tarde llegábamos al punto de inicio, Alex con su cabello peinado hacia atrás y yo con mi flequillo desordenado. Nos miramos y explotamos en risa.

Tenemos que subir una vez más antes de irnos. - Musité y él asintió de inmediato.

Nos liberaron del arnés de seguridad y bajamos juntos tomados de la mano. Sentí mis piernas flaquear sutilmente aún con el deje de adrenalina a flor de piel.

¡Mira! Quiero un algodón de azúcar.

Corrí como una niña pequeña y él me siguió de cerca riendo. Apenas lo tuve en mis manos saqué un trozo para echármelo a la boca.

Espera. - Exclamó y yo me detuve en seco. - Déjame sacarte una foto. - Sonreí y asentí mientras sonreía a la cámara de su celular. - Listo.

Me acerqué para ver la fotografía.

Mándamela. - Asintió. - Tú escoges ahora.

Tengo algunas ideas…

Me guió en una dirección particular y yo me dejé llevar por completo a través de la gente hasta llegar a una noria enorme. Apreté su mano de inmediato.

Me dan miedo las norias. - Admití.

¿Por qué?

Porque pienso que en algún punto se desarmarán y caeremos al vacío. - Me sonrió.

Acabas de subirte a una montaña rusa Kagome…

¡No es lo mismo! - Aquello lo hizo reír.

Estarás conmigo. - Me miró fijo y me vi envuelta en el verde de sus ojos. Suspiré y asentí.

Bien, si morimos es tu culpa.

Difícil que mueras siendo una youkai Kag.

Totalmente posible si caigo de cabeza.

Me tomó de la mano y me guió hacia la fila. Cuando fue nuestro turno de subir aquel cubículo de cristal y metal me recordó a los del teleférico donde había estado algunos días antes con Inuyasha, también fui consciente de que aquella vez ni siquiera había recordado mi miedo a las alturas, simplemente por estar con él. Suspiré y me subí.

Alex se sentó a mi lado y me sonrió, intentando tranquilizarme en el momento que avanzamos y comenzamos a subir. Miré por el cristal con cierto temor, sólo para impresionarme por lo hermoso de la vista. Las luces de todo Japón encendidas parecían un enorme brillante en la oscuridad de la noche y las personas apenas se veían como hormigas a nuestros pies.

Wow. - No pude decir nada más.

Por eso quería que subieras, necesitaba que vieras esto. - Sonreí. - Siempre quise subir contigo aquí…

Nunca me trajiste…

Nunca se trae a una amiga a una noria. - Me sonrió. - Tenía que ser paciente con mis sentimientos.

Sentí mi corazón latir más rápido y el subidón de calor hacia mis mejillas, de inmediato bajé mi mirada a mis piernas. Había pasado tanto tiempo desde que me había sentido así, que se me hacía difícil controlar las sensaciones.

Sentí su dedo bajo mi mentón y el cómo levantó mi rostro suavemente hacia él, para luego acercar su rostro lentamente al mío. Yo cerré los ojos cuando sentí su aliento cálido y entonces sus labios se posaron sobre los míos, en un beso lento y dulce, que me hizo sonreír justo antes de abrazarlo por el cuello para no soltarlo más.


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Inuyasha

Caminé hacia la puerta cuando el timbre sonó. Abrí sonriente, sin embargo cuando sólo vi a Miroku y a Sango de pronto la alegría abandonó mis sentidos cuando recordé que Kag estaba en ese mismo instante en una cita.

Tu mejor amiga nos ha cambiado por una cita con Bonnet. - Exclamó Miroku mientras se encogía de hombros. - Sango lo intentó.

Bueno, ella se lo pierde. - Exclamé, después de todo no podía ser egoísta, yo la había disfrutado esa misma tarde. - ¿Nos vamos?

Ambos asintieron y caminamos juntos al ascensor.


El bar estaba bastante vacío, probablemente porque era día de semana y la gente normal evitaba destruirse hasta el fin de semana.

¿Qué te ofrezco para beber? - La mesera me sonrió encantadora.

¿Tienes gin? - Asintió.

Puedo ofrecértelo con agua tónica o bebida, tal vez con energética…

Sólo gin por ahora, gracias. - Le sonreí y ella asintió.

Hice sonar mis garras sobre la mesa mientras miraba a mi alrededor. Miroku había ido a la barra en busca de comida.

Te ves bastante aburrido. - Musitó Sango de pronto, sacándome de mis pensamientos.

Hmm, el bar está bastante muerto.

Y Kag no está aquí…

Si, también eso. - Fingí no darle demasiada importancia. - Hablando de ella… - Me sonrió.

¿Quieres hablar de Kag? - Aquello captó su interés de inmediato, apoyando su rostro en sus manos mientras me miraba con atención.

¿Crees que realmente siente algo por Alex? - Pregunté en un vómito verbal.

Sip, lo creo. - Me sonrió y suspiró. - Aunque mi amiga aún está un poco traumada con respecto a su historial de relaciones amorosas, ya sabes lo mal que salió todo con Kouga.

No me recuerdes al idiota. - Aquello la hizo reír.

¿Por qué la pregunta?

No creo que Bonnet sea el chico para ella.

Yo tampoco. - Exclamó y entonces la miré confundido.

Pensé que…

Sip ¿raro no?, ya sabes lo mucho que me gustó Alex durante mucho tiempo, es un buen chico, extremadamente tranquilo y bueno, por lo mismo… no es el chico para ella.

¡Es lo mismo que le he dicho!

Pero quien sabe, a veces creemos merecer cierto tipo de amor y nos sorprendemos cuando llega algo completamente distinto. - Me sonrió. - Sus traumas pasados no durarán para siempre, tal vez se deje engatusar de una vez por todas.

El corazón se me apretó en el pecho cuando imaginé la situación. Efectivamente podía suceder que Kag terminara enamorándose de Alex, podía suceder que ambos volvieran a Francia y entonces yo ya no podría verla. De pronto me sentí sorpresivamente triste.

Tengo un problema… - Admití. La desesperación me llevó a confesarlo frente a su mejor amiga, sabiendo que aquello era un arma de doble filo, después de todo no era algo que pudiera conversar abiertamente con Miroku.

Lo sé. - Exclamó Sango.

¿Lo sabes?

Ajá.

¿Qué me recomiendas?

Que actúes luego, o vas a perder la guerra apenas pestañees.

La miré fijo y entonces Miroku apareció con la comida. Asentí y Sango me sonrió mientras me guiñaba un ojo, justo antes de besar los labios de Miroku cuando este se sentó a su lado.


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Kagome

Alex detuvo el auto justo frente a mi edificio y entonces me sonrió cuando lo miré.

Tal y como prometí, sana y salva, ¿Te has divertido hoy? - Asentí.

Ha sido muy entretenido. - Desabroché el cinturón de seguridad y me acerqué para despedirme. - ¿Cuándo vuelvo a verte?

En el trabajo, mañana. - Me reí.

Cierto.

Tomó mi rostro entre sus manos y dejó apenas un par de centímetros entre su boca y la mía.

Kag…

¿Hmm?

Me encantas. - Sonreí y me acerqué para cerrar el espacio entre los dos.

Su beso fue tierno en un principio, sin embargo rápidamente se transformó en algo mucho más intenso, al dar rienda suelta a nuestro deseo por el otro. Su mano se movió a mi muslo y entonces jadeé al dejar de besarlo para hablar.

¿Quieres pasar un segundo? He comprado este nuevo café importado… Realmente quiero mostrárselo a alguien. - Susurré.

Sus besos bajaron cálidos y atrevidos hasta mi cuello, mientras yo me esforzaba por recuperar el aliento que las ansias me quitaban.

Seguro, ¿Por qué no? - Se separó de mí y me sonrió.

Asentí y me moví para bajar del auto. Caminamos con cierto apuro hacia la recepción del edificio, donde el conserje me sonrió amable.

Buenas noches señorita Higurashi.

Buenas noches. - Respondí. - El auto de allí afuera es de mi acompañante. - Asintió.

No hay problema.

Subimos el ascensor en silencio, abrí y cerré mis manos por los nervios, sabiendo perfectamente el por qué lo había invitado a subir. Al llegar al piso 10 nos bajamos juntos cuando el ascensor abrió sus puertas, Alex caminó en silencio a mi lado. Metí la llave en la cerradura de mi puerta y entramos juntos.

Bien… - Musité cerrando la puerta y apoyándome en ella mientras lo miraba fijo. - ¿Café?

Me sonrió.

Tal vez después. - Exclamó.

Hubo un par de segundos en que el olivo de sus ojos se encontró con el café de los míos, y sin embargo al siguiente instante volvíamos a besarnos con desesperación. Sus manos recorrieron mi cuerpo mientras las mías intentaban deshacerse con poco éxito de su camiseta. Bajó nuevamente hasta mi cuello y dio mordiscos suaves que me arrancaron suspiros y risas.

Nos movimos torpemente hacia el sofá, donde lo empujé y me subí a horcajadas mientras el se quitaba la camiseta que yo no había podido arrancar, me abrazó mientras aprovechaba su ventajosa posición para buscar el cierre de mi vestido, el que deslizó lentamente apenas tuvo la oportunidad. Los tirantes se deslizaron por mis hombros y por primera vez sentí su piel contra la mía, en una calidez agradable.

Depositó besos cortos sobre mis clavículas, bajando lentamente hasta mis pechos, los que apretó con suavidad bajo sus manos. Me dejé hacer por completo, jadeando entre sus brazos cuando su lengua trazaba caminos húmedos sobre mi cuerpo. Me moví sobre él tal y como lo habíamos hecho en ese mismo sillón hace unas cuantas noches, sintiendo como su excitación crecía cada vez más.

Sus dedos se colaron por mis bragas, acariciando con delicadeza los pliegues de mi intimidad. Dejé caer mi cabeza hacia atrás cuando uno se adentró en mí y arrancó el primer gemido de mi garganta. Mis manos torpes buscaron el cierre de su pantalón y cuando lo abrí y su piel caliente se restregó contra la mía ambos suspiramos, como si aguantar hasta ese momento hubiera sido una tortura.

¿Tienes protección? - Musité y él asintió, rebuscando con cierta desesperación su billetera en el bolsillo trasero de su pantalón. Tuve un instante de lucidez en que recordé que a Inuyasha no se lo había pedido, tal vez de manera inconsciente tenia preferencias después de todo.

Mientras él se preparaba me dediqué a morder el lóbulo de su oreja, disfrutando de sus gemidos roncos. Apenas estuvo listo se posicionó entre mis piernas y me miró fijo al tomar mi rostro entre sus manos y dar besos cortos.

¿Seguro que q… - No lo dejé terminar, simplemente me dejé caer suavemente y sentí su miembro adentrarse en mí, al mismo tiempo que dejaba escapar un gemido de baja intensidad.

Si, si quiero. - Respondí en un jadeo y él me sonrió antes de volver a besarme.

Comenzamos con un vaivén lento y tortuoso mientras me abrazaba a su cuerpo y yo pegaba mi frente a la suya. Cuando aumentamos la velocidad se movió con agilidad para dejarme abajo y entonces la penetración se hizo aún más profunda.

Toqué todo lo que pude alcanzar de su cuerpo, notando que en realidad su contextura era bastante similar a la de cierto peliplata, aunque un poco menos muscular. Pese a ello sus biceps se marcaban sin ningún problema al ejercer fuerza contra el sillón para no aplastarme. Mordí con fuerza mientras mis manos recorrían sus abdominales y suspiré cuando lo sentí salir para entrar nuevamente en mí de una sola vez.

Cerré mis ojos por la intensidad de mis sensaciones, sin embargo apenas lo hice Inuyasha volvió a invadir fácilmente mis pensamientos. Con la imagen mental de sus ojos dorados y el recuerdo de sus gruñidos de inmediato sentí la humedad aumentar en mi entrepierna y mi corazón latió desbocado. Me moví desesperada por aumentar la fricción entre los dos y con ello la intensidad de sus gemidos y los míos aumentaron en consecuencia. Al mismo tiempo experimenté cierto resentimiento al recordar que en nuestro primer encuentro el peliplata había huido de mis brazos directo hacia los de Kikyo, y entonces… ¿Por qué yo no podía hacer lo mismo?

Me aferré a la espalda de Alex con mis garras y gruñó de forma instantánea en respuesta. Lo miré fijamente, hundiéndome a voluntad en el verde de sus ojos, disfrutando como él parecía pertenecerme sólo a mí, sin necesidad de compartirlo con nadie más. Pronto mis jadeos se transformaron en gritos audibles de goce, el cosquilleo en mi vientre se hizo insoportable y entonces exploté en un placer casi tan exquisito como el que había sentido con quien manchaba mis pensamientos. Me retorcí bajo su cuerpo mientras él seguía con el vaivén y alcanzaba su propio clímax unos segundos después, desplomándose sobre mi cuerpo.

Besé su hombro antes de que se incorporara para mirarme de frente, aún con la respiración agitada. Cuando me miró y acarició mi rostro con cariño incluso llegué a sentir algunas mariposas en mi estómago, sin embargo mi mente no podía dejar de pensar en lo mucho que deseaba a Inuyasha en su posición.

El mejor tazón de café de mi puta existencia. - Jadeó y aquello me hizo reír mientras volvía a abrazarlo y esconderme en su pecho.

Salió de mi interior y poco a poco mi corazón volvió a su velocidad habitual. Me recosté a su lado y me encogí en posición fetal, sintiéndome ciertamente un poco culpable por manchar todo ese momento íntimo con el recuerdo de alguien más. Sentí sus manos en mi cintura y me movió para dejarme sobre él, de inmediato apoyé mi mentón en su pecho.

¿Estás arrepentida? - Negué con la cabeza.

He seguido mis deseos por ti. - Me acerqué para besar sus labios y él me correspondió de inmediato.

Te ves pensativa.

Hmm, más bien agotada. - Ambos reímos juntos y me apretó entre sus brazos. - ¿Te quedas a dormir?

¿Quieres que lo haga? - Asentí. - Entonces si, pero justo aquí bajo tu cuerpo. - Sonreí.

Por primera vez en cinco años Alex tuvo el pase para dormir a mi lado, sentí sus brazos abrazarme a su pecho cálido contra mi mejilla y mi respiración se hizo cada vez más pesada hasta rendirme en el sueño.

Despertamos en un par de oportunidades durante la madrugada, nos movimos juntos a mi habitación donde volvimos a unirnos hasta cansarnos.


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Inuyasha

La noche termino temprano en comparación a lo acostumbrado. Cuando me desperté temprano por la mañana y me moví para estirarme el primer pensamiento que se me vino a la mente fue mi mejor amiga.

Permanecí sentado en la cama sintiendo mis músculos acomodarse y busqué mi celular a tientas sobre la cama. Obtuve mi dosis diaria de redes sociales deslizando mi dedo por la pantalla mientras revisaba publicaciones. Una foto de Kag sonriente con un algodón de azúcar en su mano me alegró la mañana, sin embargo el pie de foto "volviendo a ser niña junto a Bonnet" me quitó la alegría de forma instantánea.

Marqué su número de inmediato, preparándome mentalmente para sonar casual, sin embargo no obtuve respuesta.

"Actúa luego, o vas a perder la guerra apenas pestañees"

Miré la hora, aún estaba a tiempo para ir por ella. Me moví al baño para ducharme y salí rumbo a su departamento quince minutos más tarde. Al llegar distinguí el auto de Alex en la entrada y de inmediato la rabia comenzó a invadir dentro de mi, estacioné y caminé hacia la recepción, donde el conserje me sonrió.

Señor Taisho, un gusto verlo por aquí. - Asentí respondiendo el saludo. - Asumo sube hasta el piso 10.

Asume bien.

¿Doy aviso de su visita?

No es necesario esta vez, muchas gracias.

Mi dedo índice se detuvo justo antes de presionar el timbre frente a su puerta, pensando en que tal vez era demasiado temprano para llegar allí sin avisar. Tuve la excelente idea de buscar la llave de emergencia en el macetero al lado de la puerta que ella alguna vez había mencionado, me armé de valor y abrí, sintiendo la ansiedad a flor de piel.

Lo primero que pude distinguir al entrar fue el aroma entremezclado y dulzón en el aire, lo que me hizo apretar los puños por la rabia. Mientras más pasos daba en el interior de su departamento, más sentía crecer en mi pecho esa sensación de pertenencia sobre ella. La ropa desordenada sobre el piso me hizo sonreír amargamente, después de todo… mi tardanza en reaccionar la había empujado directamente a los brazos de otro idiota.

Sentí unos pasos por el pasillo, y quien me recibió fue Alex, con su cabello negruzco desordenado mientras restregaba sus ojos. Fue imposible ignorar el hecho de que su aroma característico estaba opacado casi en su totalidad por un aroma dulce a vainilla y que sólo llevaba sus pantalones como vestimenta. Jodido idiota.

¿Inuyasha? ¿Qué haces tú aquí? - Preguntó.

La intensidad del aroma de Kag sobre él me comprobó que su marcaje sobre lo que le pertenecía siempre era intenso, tal y como ella. La rabia no tardó en apoderarse de mí y mis ojos ardieron cuando mi cuerpo se preparó para atacar de manera instantánea. Controlé con todas mis fuerzas mis ganas de arrancarle el corazón en ese instante.

¿Dónde está Kag? - Pregunté.

Durmiendo.

Bien, hazte a un lado. - Ordené y sin embargo permaneció bloqueando el pasillo.

¿Realmente llegas aquí, interrumpes algo importante y comienzas a dar órdenes? - Sonreí ofuscado.

¿Lo has pasado bien? - Me sonrió.

Increíble en realidad, la mejor noche de mi existencia, francamente. - Me sonrió altanero y de inmediato me acerqué con todas las intenciones de destruirlo.

Espero hayas disfrutado el momento, guárdalo como un hermoso recuerdo en tu cerebro, porque ese será el único que tendrás de haberte cogido a Kag.

¿Ah si? - Preguntó desafiante.

¿Has notado el aroma intenso de las bombas de baño en su cuerpo? ¿Siquiera has notado que tu y yo tenemos un exceso de aroma a vainilla encima? Apuesto a que mi querida amiga no te ha contado todo lo que ha sucedido entre los dos… - Su rostro perdió la sonrisa y supe que había ganado con esa pequeña revelación venenosa, sin considerar los problemas que me traería después.

¿Inu? - La voz de mi mejor amiga sonó a las espaldas del chico. Llevaba sólo una camiseta grande, semitranslucida y blanca y su cabello aún despeinado. - ¿Qué hora es?

Hora de ir a trabajar en realidad, toma desayuno, te llevo. - Musité.

Ah, no te preocupes, Alex me lleva. - Me sonrió.

No. - Exclamé tajante y ella me miró enfadada.

Realmente no tengo ánimos para comenzar a discutir tan temprano Inuyasha. - Musitó.

Saben, creo que me iré antes. - Exclamó Bonnet.

¡Perfecto! Realmente estás interrumpiendo aquí. - Exclamé mordaz.

¡Taisho! - La voz de Kagome sonó dura. - No creo que sea necesario recordarte que ésta es mi casa.

No te preocupes, nos vemos allá, ciertamente tenemos un montón de cosas que hablar y no quiero hacerlo con el idiota de tu mejor amigo interrumpiendo todo el tiempo. - Y entonces buscó sus cosas por el departamento.

Repítelo y veremos cuanto tardo en destrozar tu cara. - Le sonreí y lo tomé por el cuello, casi al instante el verde de sus ojos cambió a un rojo intenso.

¡Ya basta, suéltalo! - La voz de Kag me hizo soltarlo con cierto recelo y él se movió hacia la puerta. - Alex, no, espera. - Vi como ella lo perseguía y yo me mantuve de brazos cruzados hasta que cruzó la puerta de entrada.

Cuando mi mejor amiga se giró a mirarme, el rojo había reemplazado al café en sus pupilas.

Gracias por arruinarme la mañana sin avisar. - Exclamó.

Te llamé y no contestaste.

¿Qué pasaría si yo llegara a tu casa e hiciera lo mismo con Kikyo?

Lo comprendería.

Mentiroso. - Se acercó a mí y me miró con furia desde su altura. - ¿Qué le has dicho?

No puedes esperar a que vea como el idiota me restriega en la cara que se ha acostado contigo.

¡Nadie te ha restregado nada! ¡¿Qué le dijiste?!

¡EL AROMA DESAGRADABLE DE LOS DOS ME HOSTIGA EN LA NARIZ! - Grité.

¡NI SIQUIERA DEBERÍA IMPORTARTE!

¡PUES FELICIDADES, ME IMPORTA! - Me arrepentí en ese mismo instante, cuando el silencio se instaló entre los dos y tuve tiempo de analizar las palabras en mi mente

El rojo bajó un par de tonalidades en sus ojos y me miró fijo mientras se cruzaba de brazos.

¿Por qué?

Olvídalo. - Caminé hacia la puerta, sin embargo ella se me adelantó bloqueándola con su cuerpo.

No no, no vienes aquí y arruinas todo para luego huir. No te irás de aquí mientras no me contestes.

¿Quieres apostar? - Exclamé desafiante y altanero, levantando mi mentón para acentuar aún más la diferencia de tamaño entre los dos.

Dios, ¿tan difícil es para ti hablar de tus sentimientos? Pensé que había confianza entre los dos.

No supe que responder a ello, simplemente bajé la cabeza para evitar su mirada y suspiré antes de proseguir.

Me estoy volviendo loco con mis propias reacciones. - Exclamé honesto. - No sé qué es lo que pasa conmigo…

Estaba tan atareado que incluso si era una mala idea, necesitaba hablarlo con ella, a pesar de ser la causa parcial de mis problemas.

Desde que me besaste todo se está yendo a la mierda. - Exclamó molesta. - Después de ese estúpido beso entre los dos, las cosas se han salido de control.

Un simple beso y unos cuantos orgasmos no tienen nada que ver con esto. - Prefería fingir demencia, siendo consciente de que ese era el único modo de no perderla.

Son la causa de tus reacciones. - Exclamó levantando su mirada hacia mí. - Hemos pisoteado todas las reglas de amigos que habíamos respetado durante cinco años.

No tiene importancia, lo superaremos, no seas melodramática.

¿No sentiste ni siquiera por un instante que tus sentimientos hacia mí fueran distintos?

No.

Porque yo… Si sentí algo distinto a tu lado, sé que suena estúpido, pero por un momento he llegado a pensar que tu me…

Mi corazón dolió en una punzada de mala espina y me apresuré a hablar.

No lo digas. - Ordené interrumpiéndola. - No te atrevas a decirlo.

¿Por qué?

Porque si lo dices arruinarás todo aún más.

Me miró sin comprender y a decir verdad yo tampoco me comprendí del todo, aquella era la reacción del miedo, miedo a dejarme sentir algo más.

¿Arruinarlo? Necesitamos ser honestos entre los dos, creo qu…

Todo esto entre los dos, ha sido un jugueteo que ha ido demasiado lejos. Por favor no confundas las cosas. - Continué.

Yo… no he confundido nada. - Su mirada escondida bajo su flequillo y las manos cerradas en puño sobre sus muslos me dieron una mala señal.

Los dos estábamos demasiado ebrios y se nos ha escapado de las manos, luego hemos jugado con la situación unas cuantas veces más, delicioso a mi parecer, pero ya no importa, no volverá a repetirse, tienes mi palabra. - Levanté su rostro hacia mí con un dedo bajo su mentón. - Porque tú y yo estamos de acuerdo en que ha sido un error ¿no?

El chocolate en sus ojos permaneció con el rojo en trazas finas, su mandíbula apretada y su mirada de odio me provocaron escalofríos. Si alguna vez había tenido alguna oportunidad de reparar nuestra amistad o conseguir algo más, fue en ese instante que arruiné ambas posibilidades por completo.

No pensabas lo mismo hace un día, lo dijiste en tu departamento… - Me encogí de hombros.

Mentí. - Vamos Inuyasha, sigue arruinándolo todo por tus celos. Exclamó mi conciencia, intentando hacerme reaccionar.

Literalmente has venido aquí armando una escena de celos, por algo que según tú ha sido un error. - Se rio burlesca. - Deberías ser capaz de admitir tus sentimientos aunque sea por una vez.

¿Qué sentimientos? Por favor Kag, eres encantadora… adictiva y claramente no soy el primero ni seré el último en decírtelo… Pero eres mi mejor amiga y eso es lo único que seguirás siendo. - La miré desde mi altura con un deje de superioridad. - No confundas las cosas, ya no eres una niña de secundaria para emocionarte por un par de episodios íntimos entre los dos.

Vi en segundos como la decepción brilló en sus ojos, luego pareció desactivarse un interruptor en su cabeza, pues su mirada cambió a una completamente neutra y entonces me sonrió, justo antes de levantar su mano y darme una bofetada que en realidad no esperaba, pero merecía con creces. Mi rostro se movió por la fuerza y la sensación pulsátil en la zona me hizo comprender de inmediato que me había excedido.

Tienes razón, todo lo que sucedió entre los dos ha sido un error garrafal. - Coincidió y se hizo a un lado para dejarme salir. - ¿Sabes qué es lo que más me molesta? No es el hecho de que niegues que tuvimos una conexión estos días, o que hayas echado a Alex tomándote atribuciones que no te correspondían. Vienes aquí, armas un escándalo de proporciones y luego me tratas como si fuera una basura, si ese es tu concepto de amistad y cariño no lo quiero. Sal de aquí, ahora.

Caminé en modo automático obedeciendo y justo antes de cerrarme la puerta en la cara volvió a hablarme.

Ah, a todo esto, por si te quedaban dudas Inuyasha… Nuestra amistad se termina aquí de forma definitiva. - Y entonces cerró.

¡BIEN! - Grité desde afuera, sin obtener respuesta alguna.

Golpeé la pared a mi lado y sentí la furia recorrerme por las venas. Ese era el instante exacto en el que borraba para siempre a Kagome de mis pensamientos.

Apenas me subí al auto llamé a mi padre de inmediato.

Buenos días Inuy...

Queda estrictamente prohibido emparejarme nuevamente en misiones con Higurashi. - Exclamé sin responder a su saludo. - Espero estar siendo lo suficientemente claro.

El silencio del otro lado de la llamada me hizo perder la paciencia poco a poco.

¿Puedo saber el motivo? - Preguntó Touga.

No. - Un suspiró hastiado resonó del otro lado.

Lo tendré en consideración para las próximas misiones.

Genial. - Y corté la llamada mientras mordía algunas de mis garras por la ansiedad.

No volví a verla durante el día y mi rabia ayudó a no tomarle demasiada importancia.


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Kagome

Manejé echando humo por la rabia hasta la mansión Taisho. Caminé segura hacia el despacho de Touga y abrí sin tocar la puerta. Vi a Sesshomaru en una de las sillas del lugar frente al escritorio conversando con su padre, sin embargo no me importó.

¿Kag? - mi jefe me miró confundido.

Ya no puedo ni quiero trabajar más con tu hijo, asi que o me emparejas con alguien más o renuncio ahora mismo. - Me miró mientras movía su lápiz entre los dedos.

Primero que nada buenos días, segundo ¿Qué ha pasado?

No necesitas saberlo.

No, pero soy tu jefe y te estoy exigiendo las explicaciones correspondientes.

No hay problema, yo la acompañaré desde ahora. - Sesshomaru intervino.

Sal de aquí. - Ordenó Touga. - Necesito hablar con Kagome.

Padre…

Sal. - Repitió y entonces el hermano mayor suspiró. Dio una última mirada hacia donde yo estaba y desapareció por la puerta. - ¿Entonces? Estoy esperando.

Lo miré seria sin sentarme, aprovechando mi posición para demostrar que no me iba a doblegar.

Ya no funcionamos.

Discrepo en eso, funcionan bien juntos.

¿Quieres saber la verdad?

No creo tener que repetirlo. - Insistió Touga.

Me cogí a tu hijo y ahora se ha vuelto demasiado incómodo moverme a su alrededor, me parece que de todas formas el sentimiento es mutuo. - Sus ojos se abrieron sutilmente por la sorpresa, sin embargo no hizo ningún comentario al respecto. - No creo que sea necesario contarte los detalles…

Para nada. - Aclaró su garganta y se irguió en su silla. - Bien, Sesshomaru entonces se ha ofrecido a acompañarte, no sé si te parec..

Me parece perfecto.

Sin embargo Sesshomaru se quedará con nosotros sólo un par de meses más. - Exclamó Touga. - ¿Qué pasará luego?

Ya veremos. - Respondí. - Por ahora me tienes dos meses más trabajando para ti sin reclamos.

Abusé completamente del cariño que me tenía, porque en realidad en ningún otro escenario le habría hablado así a mi jefe, sin embargo la rabia me carcomía por dentro.

Me parece. ¿Algo más de lo que quieras conversar?

No por ahora, muchas gracias por comprender. - Me moví hacia la salida y lo dejé tranquilo en su despacho.

Caminé hacia el exterior y vi a Alex apoyado en el capó de su auto en el estacionamiento, con las manos en los bolsillos mientras miraba al horizonte. Cuando me acerqué no me dirigió la mirada.

¿Es verdad? - Musitó.

¿Qué cosa?

Sabes a qué me refiero. - Tardé sólo un par de segundos en comprenderlo: Inuyasha le había dicho todo.

Alex…

Si o no.

Si. - Asintió y se levantó para alejarse. - Espera, tenemos que hablar de esto.

No quiero hablarlo Kag, no ahora, dame unos días...

¡Pues tenemos que hacerlo! - Lo tomé por la muñeca y se giró a mi con la rabia reflejada en sus ojos verdes.

Sabía que algo sucedía entre ustedes y aún así… aún así decidí ponerme una venda en los ojos.

Tu y yo aún no somos nada… - Me defendí. - No te debo explicaciones y aún así estoy intentándolo.

Podrías haberte involucrado con cualquier otro y las cosas no cambiarían para los dos, es el hecho de que sea Inuyasha lo que arruina completamente las cosas, ¿Cómo sé que no me has visto la cara de idiota todo este tiempo?

¡Porque no lo he hecho!

¿Esa fue la única vez que sucedió algo entre ustedes dos? - No pude mentirle, simplemente bajé mi mirada y solté su brazo. - Eso creí.

Lo siento. - ¿Qué más podía decir en una situación como esa? Simplemente se me escapaba de las manos.

Eres increíble… - Exclamó negando con su cabeza y dándome la espalda una vez más mientras se alejaba de mi

Sip, me sentía una basura. Literalmente había arruinado todo antes de empezar y acababan de terminarme sin ser nada.

A fin de cuentas acababa de quedarme sin pan ni pedazo por ser una codiciosa.


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Inuyasha

Bebí de la botella de whisky en un par de oportunidades mientras esperaba a Miroku en su departamento. De pronto la puerta se abrió y la aparición de Sango me hizo erguirme un poco en el sofá.

¿Qué haces tú aquí? - Preguntó.

Tengo llave de este departamento desde que éramos compañeros de piso. - Dejó un par de bolsas sobre la cocina y caminó hacia el sofá hasta sentarse a mi lado.

Miroku no vendrá hasta más tarde, acabo de hablar con él. - Suspiré y asentí mientras me ponía de pie para salir de allí. - ¿Por qué lo necesitas?

He arruinado todo. - Exclamé mientras le sonreía amargamente. - Sólo tenía que ser honesto, pero me he asustado, yo… asustado ¿Puedes creerlo? - Me reí.

Oh oh…

Sip, oh oh.

¿La has hecho enfadar?

Me odia. - Dejé la botella vacía sobre la mesa. - Le dije que todo lo que había sucedido entre nosotros era un error.

¡¿Por qué dirías algo como eso?!

Porque Alex estaba allí y me restregó en la cara que se habían acostado… Su aroma entremezclado, todo me ha hecho explotar.

Oh…

Estaba enojado, no pensé las cosas... - Apreté las palmas de mis manos contra mis párpados intentando quitar un poco de mi frustración. - No sé qué hacer francamente, pero he sentido que ella me pertenece, cuando no es así.

Kagome va a perdonarte, sólo no le insistas por ahora, dale su espacio.

No va a perdonarme… - Musité. - También le he dicho a Bonnet lo que había pasado entre los dos, traicioné su confianza, ese era un secreto entre los dos, probablemente estén discutiendo por ello, la he cagado.

Con creces, pero hey, la vida es eterna para nosotros como demonios, no hay mal que dure 100 años. - Palmeó mi hombro y me sonrió. - Cocinaré ramen para esperar a Miroku, ¿me ayudas? Kag dice que eres un excelente cocinero.

Suspiré y asentí. Cualquier cosa que me mantuviera distraído por ahora.