Buenaaass lectores mios!
Ha pasado tiempo, lo sé, por ello traigo una propuesta para ustedes que no podrán rechazar. Hoy subo la actualización del cap 12, un cap que esta ufff, intenso, sin embargo mi idea es subir el cap 13 antes de lo habitual, entre mañana y pasado, a petición de uno de ustedes. Tanto amor en lecturas y comentarios no puede ser ignorado y ese es mi modo de devolverles el amorcito jiji.
Muchas gracias por sus comentarios!
- Susanisa: Estamos a unas cuantas palabras de presenciar una catarsis en Inu, pronto se dará cuenta de todos sus errores. Espero te guste el cap! Un abracito :3
- Geanery Sandoval Castaneda: Literal has captado la esencia de este Inu inicial. Inmaduro, un niño asustado, pese a ser el mejor asesino a sueldo los sentimientos aún lo paralizan. Veremos si Kag le da la oportunidad de despedirse, pero aún falta para ello. jiji. Por otro lado es cierto, Izayoi sigue siendo fertil, la verdad la idea de un hermano no se me habia venido a la cabeza, pero si parece bastante entretenida ajajajajja, en algún momento la desarrollaré o en esta historia o en otra. Un abrazo bella!
- joiscar: Es justamente lo que kag necesita: Un poquitin de tiempo lejos del peliplata que aún no se pone los pantalones para asumir sus sentimientos. Tus deseos cariño son órdenes y esta semana tendremos dos caps en 2 días! Asique espero este te emocione y motive para leer el proximo jiji.
- Kat.rocio: Ese era el curso de las cosas, Inuyasha tenia que alcanzar la cumbre de la idiotez llevando a Kikyo a su trabajo sjdfnsdj, en parte porque todos sabemos lo mucho que quiere provocar la ira de Kag, siendo tan inmaduro como es en estos primeros caps. Aun asi lo amamos y nos derretimos por él, un solcito en nuestro corazón. Alex es mi nuevo Noah en esta historia, y por ahora va ganando con creces en el modo en que resuelve las cosas. El desarrollo de personaje de Inu se viene intensisimo y la verdad veremos el quiebre que lo desata en uno de estos dos caps. De ahi en adelante solo podremos amarlo. Muchas gracias por leerme kat!, te has convertido en una de mis lectoras mas fieles, te adoro por eso. Un abrazo!
- kcar: SIIII, te extrañé, que bueno tenerte de vuelta! Espero disfrutes este cap 12 y el 13 que se viene mas prontito de lo normal- Un abrazooo.
- YokoGH: En realidad un Inuyasha pasado de copas ha resultado ser mas valiente que el Inuyasha sobrio ajajaja, Alex va a tomar provecho absoluto de su ventaja, asi que tendremos un romance bien bonito por allí, espero te guste la actualizacion!
- yancyarguetaf: Se merece sufrir un poquitin luego de tanta mala decisión, es que es un cachorro perdido :c, su desarollo de personaje se viene intenso en los proximos caps, a ver si se decide y hace algo para no perderla. Un abrazooo
- Soyungirasol25: El sesshomaru de esta historia me tiene sonriendo cada vez que escribo un poquitito de él ajajja, es que tiene esa personalidad fria y dominante, pero es un solcito con Kag. Lo amo. Espero disfrutes este cap!
- Guest: Bella miaa! Como estasss, efectivamente, me he dado cuenta de que cuando publicas mis actualizaciones hay harta gente al pendiente, es bonito, me hace sentir feliz, siento que parte de mi crecimiento como escritora te lo debo a ti, después de todo lo que mas cuesta en un principio es conseguir lectores, y tu has atraído bastantes a este lugar. Espero disfrutes este par de actualizaciones porque se vienen intesisisisisimas.
- Marian Muxtay: Esta Kag es mas impulsiva que las otras que he escrito, aunque tambien mucho mas valiente y un poco reticente a mostrar sus emociones, me gusta explorar en ello, después de todo esas personalidades variables le dan vida a los personajes. Muchas gracias por siempre comentar Marian, espero leerte por aqui prontito!
Veamos que tanta atención atrae este cap 12, he pensado en un reto interesante, si logra al menos 5 reviews de personas distintas en estas primeras horas, publicaré el numero 13 entre las 00:00 y las 1:00. Un abrazo enorme!
Frani.
'
Capítulo 12.- Un caos irreparable.
Inuyasha
Mis manos enmarcaron su rostro, sentí la calidez de sus mejillas justo antes de bajar mi estatura para alcanzar sus labios, los que besé con ansias una vez más. Caminé guiándola con mis pasos hacia una superficie donde pudiera subirla, la sujeté por la cintura y la senté allí, acomodándome entre sus piernas.
– Todavía puedes arrepentirte. - Musité, rogando internamente por que no fuera así.
– Eso es una vil mentira. - Respondió y no pude evitar reír, justo antes de adentrarme de una sola vez en su interior.
Sus garras se enterraron en mi espalda y un gruñido de placer escapó de mis labios mientras me aferraba a sus caderas. Todo aquello era tan prohibido que se sentía aún mejor.
– No tienes idea… de lo mucho que he soñado con esto. - Salí y volví a entrar de golpe. - Pero definitivamente mi imaginación no le hacía justicia a lo estrecha que eres.
Sus gemidos suaves inundaron todo el lugar mientras que la fricción entre su carne y la mía nos llevaba rápidamente a la locura, necesitando nuestros cuerpos aún más cerca a cada segundo. La atraje abrazándola con uno de mis brazos por la cintura y volví a besarla. Se me hizo imposible controlar mis gruñidos, más aún cuando acercó su boca a mi hombro y lo mordió con fuerza.
– No puedo… - Jadeó.
Distinguí incluso en la oscuridad sus ojos rojizos, el sudor en gotitas poblando su frente y las mejillas aún más ruborizadas con cada segundo que pasaba. Su corazón rápido doblegó el ritmo del mío y entonces comprendí que no podía resistirlo, que estaba cediendo al placer.
– ¿Que no puedes? - Aumenté la velocidad y bajé hasta su cuello donde mordí con fuerza una vez más.
Sonreí cuando el grito de placer que abandonó sus labios hizo eco a nuestro alrededor. No me importó demasiado si alguien había alcanzado a escuchar, no mientras no nos interrumpieran. Su pequeño cuerpo se estremeció entre mis brazos y bajé mis dedos hasta sus pliegues, donde sentí la húmeda evidencia de lo que sospechaba. Lamí mis dedos y el sabor único despertó aún más mis instintos.
– Hmm… - Kagome era mía, no había otra opción, ella me pertenecía
Mis ojos ardieron con intensidad cuando la sangre demoníaca se hizo protagonista.
'
Desperté agitado, con mi corazón latiendo con fuerza dentro de mi pecho, completamente amargado cuando descubrí que sólo era un sueño. Cerré los ojos y me permití recordar algunos momentos.
'
*Flashback*
Marzo, 2011
– Ven aquí. - Exclamé. Me acerqué para acariciar su mejilla, que mostraba un tono rojizo y amoratado por un golpe desmedido, sin embargo se movió de inmediato. Mordí mi muñeca y se la ofrecí sin dudar. - Ayudará a que sane más rápido.
– No lo necesito. - Sonreí. La conocía hace apenas dos meses, pero por algún motivo sabía de antemano que esa sería su respuesta al mostrar un poco de preocupación por su ser.
– Yo sé que no, pero te la ofrezco de todas maneras porque me molesta de sobremanera ese moretón.
Me miró y asintió, acercando su boca a mi piel completamente rendida.
– Bien… ¿Dónde está el idiota que te golpeó? - Pregunté.
– Allí adentro. - Indicó la caseta a sus espaldas.
– ¿Has logrado herirlo?
– Lo suficiente para que tú lo termines. - Musitó y yo sonreí.
– Perfecto.
*Fin de flashback*
'
La luz del sol comenzó a molestarme, sólo entonces cuando volví a abrir mis párpados noté que estaba recostado sobre el sofá en la sala de estar en casa de Miroku. Restregué mis ojos y disfruté el primer estiramiento del día.
'
*Flashback*
Junio, 2011.
La encontré hecha un ovillo en mi habitación esa tarde después de terminar mi misión. Cuando me sintió levantó su rostro para mirarme y la tristeza reflejada en sus ojos me hizo suspirar.
– Dime por favor que no tengo que matarlo. - Exclamé de inmediato.
– Hemos terminado.
– ¿Por?
– No importa. - Me senté a su lado y borré con mi dedo pulgar la única lágrima que había visto en su rostro desde que la conocía.
– Tu no lloras, el motivo para sacarte lágrimas debe ser bastante importante. - Me miró fijo y sonrió mientras se recargaba en la palma de mi mano.
– Lo he encontrado con alguien más. - No fue necesario que dijera otra palabra, la rabia me consumió por completo en un instante, después de todo no sólo traicionaba su confianza, si no también la mía.
– Escoria… le he abierto las puertas de mi casa, lo he tratado como a un hermano y aun así... - Kouga definitivamente había cometido el error más grande de su vida.
– Lo siento, no quiero ponerte en la situación de que tengas que elegir entre los dos. - Musitó.
– No seas idiota, ni siquiera tengo que escoger. - Me puse de pie y estiré mi mano hacia ella. - Vamos.
– ¿Dónde?
– A distraernos hasta que ya no quede rastro de él en tu cabeza.
– No tengo ganas.
– No me importa. - La tomé de la muñeca y la alcé con facilidad. Un impulso me hizo acercarla a mi y abrazarla con cariño por primera vez, ella era un cachorro perdido y yo siempre parecía listo para encontrarla. - Sé que es una frase de mierda que jamás ayuda en algo, pero todo va a estar bien. - Exclamé contra su cabello. - Ya vas a ver como llega alguien que realmente te merezca.
Suspiró y me devolvió el abrazo con fuerza.
– Gracias Inuyasha. Te quiero mucho.
Aquel día fue la primera vez que me dijo "te quiero" y comprendí que la amistad que habíamos forjado juntos la quería en mi vida para siempre.
– Y yo a ti. - La miré fijamente mientras tomaba su rostro entre mis manos. - Escúchame bien, llegará un día en que Kouga volverá e intentará recuperarte, lo sé porque los hombres somos así de idiotas. - Aquello la hizo reír. - Cuando eso suceda no quiero que le des atención, quiero que lo rechaces y reestablezcas el equilibrio.
Asintió segura de sí misma y volvió a esconderse en mi pecho.
*Fin de flashback*
'
A fin de cuentas no importaba demasiado si ella permanecía cerca o lejos, si me hablaba o no, yo simplemente la quería de vuelta, la necesitaba de vuelta.
Los pasos en el pasillo algunos minutos más tarde trajeron consigo a Sango y su cabello enmarañado, quien me sonrió mientras encendía el hervidor.
– ¿Café?
– Por favor. - Asintió y buscó otro tazón adicional en el mueble a sus espaldas. - ¿A qué hora llegamos aquí?
– Hmm, creo que cerca de las seis, vimos todos juntos el amanecer. - Me reí. - Son las tres de la tarde, por si te interesa.
– Bueno saberlo. - Se sentó a mi lado y me ofreció el tazón.
– ¿Y ese celular? - Preguntó indicando el aparatito negro en el suelo.
– ¿No es tuyo?
– Nones.
Lo tomé y al iluminarse la pantalla una foto de un chico apoyado sobre el capó de su automóvil destacó como fondo de pantalla.
– Esto no es mío. - La confusión me embargó por completo.
– ¿Te has convertido en un cleptómano en tu ebriedad? - Me reí mientras lo desbloqueaba, revisé el historial de llamados y el último número marcado a las 3 AM me quitó la sonrisa del rostro.
– Mierda. - Una llamada de 10 minutos de duración figuraba en el historial, una llamada que no recordaba haber hecho.
Sango se acercó y miró por sobre mi hombro.
– ¿El número de Kag? - La miré en pánico y entonces ella lo comprendió de inmediato. - ¡Robaste un teléfono y la llamaste ebrio! Oh joder, esto es lo más humano que has hecho en tu vida.
– No recuerdo haber hecho esto, ni siquiera tengo idea de lo que hablamos. - Un dolor de cabeza instantáneo comenzó a martillar en mi cabeza y apreté mis sienes con mi mano libre.
– Ve el lado positivo… Han hablado por diez minutos.
– ¿Por qué eso sería positivo?
– Porque significa que no te cortó de inmediato. - Bien, eso era cierto.
Miré a mi alrededor buscando a la otra azabache.
– ¿Y Kikyo?
– Se ha despedido temprano, dijo que tenía cosas que hacer y que nos veríamos en mi casa más tarde. - Asentí. - ¿Qué harás?
– Fingir demencia. - Exclamé sin mirarla.
– ¿Te das cuenta de que sabes su número de memoria?, lo encuentro en cierto modo adorable. - Musitó y yo la miré serio. - O tal vez no.
Me recargué en el respaldo del sofá completamente derrotado con los ojos cerrados.
– Necesito sacármela de la cabeza.
– O necesitas dejar de ser tan orgulloso e ir por ella.
– Olvídalo. - Me puse de pie, golpeé mis mejillas y sacudí la cabeza. - ¿Preparamos desayuno?
– Almuerzo…
– Lo que sea.
Asintió y caminó hacia la habitación.
– Despertaré a Miroku, ¿Te quedarás para ayudarme a preparar mi fiesta? - Sonreí.
– Por supuesto que sí, pero primero iré a mi departamento por ropa limpia y por un baño reponedor, envíame la dirección y estaré allí.
– Perfecto.
– Oye… - Se giró a mirarme. - Y Kagome…
– Kag también está confirmada. - Asentí y suspiré.
Toda aquella situación iba a ser bastante compleja de llevar.
'
Kagome
Caminé mirando cada vitrina de cristal en ese centro comercial, buscando un regalo que a ella le gustara. Terminé escogiendo una delicada pulsera de oro rosado para ella y para mí, en un símbolo de amistad entre las dos.
Con todo ello listo y luego de terminar de ordenar mi departamento permanecí sentada apretando y soltando mis manos, buscando algo más por hacer, el reloj marcaba las 10 de la noche, y sin embargo no tenía ánimos de ir, sabiendo que en realidad estaba obligada.
El timbre sonó cuando estaba a punto de dormirme. Abrí la puerta bostezando y los ojos verdes de Alex se entrecerraron acusadores al verme desordenada y adormecida.
– ¿Planeabas escapar de la fiesta? ¡Sabía que tenía que venir por ti!
– ¡Por supuesto que no!, pero tenía mucho que ordenar y… Okey si planeaba hacerlo. - Su risa ronca me contagió.
– Tienes 30 minutos para alistarte. - Palmeó mi hombro y entró pasando por mi lado.
Bien, ese era el estímulo que necesitaba, me estiré unos segundos y corrí al baño por una ducha. Decidí dejar mi cabello secar al aire mientras decidía que ropa usar y me maquillaba un poco. Terminé escogiendo una falda ajustada desde mi cintura hasta la mitad de mis muslos, combinada con un top de tirantes en blanco y una chaqueta de mezclilla y chiporro interno por si es que bajaba la temperatura. Caminé hacia la sala de estar y Alex me sonrió desde el sillón.
– Lo has logrado en tiempo record.
– Me dijiste que tenía 30 minutos.
– Y has tardado 45… - Exclamó mirando su reloj, tomé un cojín y se lo lancé mientras él lo esquivaba. - Andando.
Me moví junto a él y tomé la bolsita de regalo del arrimo.
– ¿Viniste en auto? - Asintió.
– Llamé a Sango antes de ir y me preguntó por si sabía algo de ti, asumí que estabas buscando actividades para no asisitir, y como tu departamento estaba en el camino…
– Gracias.
– No hay de qué. - Encendió el motor y tardamos cerca de 15 minutos en llegar, él estacionó afuera y apenas abrí la puerta para salir el ruido de la música retumbó en mi pecho.
Caminamos hacia la puerta que estaba abierta y avanzamos intentando esquivar a la gente. Fácilmente conté al menos 50 personas con mi visión periférica.
– ¡Por fin! - La voz de Miroku captó nuestra atención, se acercó a abrazarme y me sonrió. - Sango estaba a punto de destruir todo si no aparecías y créeme cuando digo que no exagero. - Me reí.
– Se que no.
– Está en la cocina, para que vayas a saludarla. - Asentí.
El camino a la cocina significó saludar a cada persona conocida que me sonrió, cuando finalmente lo logré mi amiga estaba metiendo más reservas de cervezas en el congelador.
– Esas latas van a reventar allí. - Exclamé.
– No alcanzan a estar demasiado tiempo en realidad asi que no te preoc… - Levantó su mirada hacia mí y su rostro se iluminó. Estupida Kagome, a punto de perderte esa sonrisa por miedo… - ¡Amiga!
Corrió a abrazarme y yo me reí.
– Siento tardar tanto.
– ¡No importa! Ya estás aquí. - Se alejó para mirarme de frente. - ¿Te ofrezco algo para beber?
– Una cerveza por ahora. - Asintió. - Por cierto… - Le entregué la bolsita de regalo. - ¡Feliz cumpleaños adelantado!
Dio saltitos de alegría mientras abría la envoltura. Tomó la pulsera en sus manos y me miró.
– Una es para ti y la otra para mi. - Exclamé mientras levantaba mi mano y dejaba ver la otra pieza en mi muñeca.
– Wow… Es muy bonita, gracias. - Me abrazó con cariño y yo sonreí.
Alex apareció de pronto para unirse al abrazo y permanecimos allí por un instante, en nuestra zona segura, disfrutando del cariño que tanto había extrañado esas últimas semanas.
– ¿Cómo siguen tus heridas? Miroku me contó lo que sucedió.
– Bien, casi han desaparecido, la única que ha demorado un poco más… - Mostré la herida en mi muslo, aun con algunos hematomas asociados al proceso de curación.
– Auch, te admiro montones, pero sabes que tienes prohibido morir ¿no? - Exclamó mi amiga.
– Lo tendré en cuenta. - Un ruido de cristal rompiéndose en la otra habitación le quitó la sonrisa del rostro.
– Necesito seguir viendo a los invitados. - Exclamó estresada. - Pero ya saben, esta es su casa. - Nos sonrió a ambos antes de desaparecer.
El silencio entre los dos nos hizo mirarnos y comenzar a reír de la nada. Alex se movió hacia el congelador por una cerveza y el sonido de la lata al abrirla me distrajo por unos segundos.
– Lamento lo de tu pierna… - Exclamó mirándome. - Lamento también que tu mejilla y tu antebrazo estén así de lastimados. - Acercó su mano a mi rostro y me recargué en ella.
– Meh, igual intento ser positiva, todo podría haber salido mucho peor.
– Lo sé. - Acarició suavemente con su pulgar en la zona y me sonrió.
Las risas que aparecieron de pronto nos distrajeron a ambos, para mi desgracia Kikyo apareció con Inuyasha haciéndole cosquillas mientras ella intentaba escapar; la primera en notarnos fue ella.
– ¡Kag! - Con la mención de mi nombre la sonrisa de Inuyasha se borró de inmediato, sin embargo la de ella permaneció intacta. - ¿Cómo estás?
– ¿Bien y tú?
– Bien. - Pasó por nuestro lado para dirigirse al congelador y sacar un par de cervezas. Inuyasha me miró fijamente y con ello descubrí lo mucho que había extrañado el dorado cálido de sus ojos carcomiéndome poco a poco.
– ¿Vamos? - Alex me sacó del trance y yo sonreí al asentir.
Vi como ambos se miraron con odio, pero fueron lo suficientemente discretos para no explotar por ello, también noté como Alex pasó a llevarlo con toda intención, sin embargo para mi tranquilidad nada sucedió.
– ¿Estás bien? - La pregunta de Alex me sacó de mi trance.
– Sip, todo bien.
Tomó una de mis manos y me sonrió mientras se movía al ritmo de la música y me instaba a hacer lo mismo.
– Vamos, tienes que animarte.
– No me gusta bailar.
– Ambos sabemos que eso es una mentira. - Sonreí al comprobar lo mucho que me conocía.
Poco a poco me contagió con su entusiasmo y sin darme cuenta me encontré a mí misma disfrutando de la música. Nos movimos siguiendo el ritmo del otro por horas y me sentí genuinamente feliz con él sonriendo frente a mi, mientras cada cierto tiempo bebíamos de nuestra lata de cerveza. Levanté los brazos y sentí sus manos bajar desde mis muñecas hasta mi cintura, recorriendo con suavidad el trayecto sin dejar de bailar. Me hizo girar con rapidez y mi espalda chocó contra su pecho, mientras él me abrazaba por la cintura y recargaba su barbilla en mi hombro.
La oscuridad, la falta de oxígeno, la música lenta y nuestros cuerpos moviéndose en sincronía agitaron mi corazón. Sus garras recorrieron mis brazos hasta mi cuello y una de sus manos se movió hasta mi mejilla para obligarme a mirarlo. Sus labios entreabiertos captaron mi atención sin problemas, sin embargo suspiré al sentir como el deseo me arrastraba una vez más al borde del abismo.
– Esto es un deja vu. - Musité y él me sonrió.
– ¿De los buenos o de los malos?
– De los buenos. - Recargó su frente sobre la mía y suspiró.
– Sé que dije que quería tu amistad, pero…
– ¿Pero?
– ¿No puedo tener un poco de ambas cosas? - Besó mis mejillas lentamente, quitándome con cada toque un poco de mi aliento mientras yo me permitía entrecerrar mis ojos. - Tu decides.
Sus labios rozaron los míos y sin embargo mantuvo su palabra, sin besarme hasta escuchar mi decisión.
– Podemos tener ambas… - Musité y entonces bajó sus labios hasta los míos y los sentí esbozar una sonrisa justo antes de profundizar la caricia. Me giré para abrazarlo de frente y sentí su lengua jugar con la mía mientras lo empujaba lejos del foco de atención.
Sus manos me sujetaron por la cintura mientras me giraba para dejarme contra la pared más cercana. Jugueteamos un poco con la tensión sexual entre los dos, dando besos cortos pero repletos de deseo. Uno de sus besos en mi mentón logró provocarme escalofríos que se propagaron por mi cuerpo. Tomó mi mano y me guió por uno de los pasillos, yo simplemente me dejé llevar, consciente de que en realidad eso era justamente lo que necesitaba.
Siendo amigos de Sango por tanto tiempo no fue difícil encontrar la habitación de invitados. Al entrar y cerrar la puerta el ruido disminuyó y con ello el momento se hizo aún más íntimo entre los dos.
– Sé que esto es un poco adolescente de nuestra parte, pero… - Lo interrumpí con un beso mientras me quitaba la chaqueta de mezclilla.
Estaba lejos de estar ebria, sin embargo me sentí embriagada por el deseo. Mis manos recorrieron su marcado abdomen por debajo de la camiseta mientras las de él tomaban mi cabello en un manojo, tirando suavemente de él hacia atrás para darse espacio y besar mi cuello mientras me arrancaba suspiros.
Volvió a dejarme entre su cuerpo y la pared y buscó el cierre lateral de mi falda mientras yo desabrochaba su cinturón. Sus toques me quemaron la piel cuando bajó mi falda de un solo tirón hasta el suelo y acercó su cuerpo al mío. Lo besé con ansias, disfrutando de las sensaciones cuando sus dedos juguetearon con mis bragas y las hizo a un lado para penetrarme de una sola vez. Los gemidos murieron en nuestros labios unidos mientras nuestros cuerpos se movían a la par y él me sujetaba con su mano tras mi cabeza, enredando sus dedos en mi cabello. No hubo intercambio de palabras de amor, no hubo palabras en absoluto, sin embargo lo preferí de ese modo, con los jadeos y gemidos inundando aquel momento entre los dos.
Subí una de mis piernas para abrazarlo por las caderas y el subidón de energía al sentirlo entrar más profundo me hizo arañar su espalda con desesperación.
El éxtasis entre los dos estaba recién comenzando.
'
Inuyasha
Tan masoquista como era los vi bailar a la distancia por horas, los vi besarse y desaparecer entre la gente.
– ¿Estás preocupado por Kag? - La voz de Kikyo me distrajo y sólo entonces recordé que bailaba junto a ella.
– ¿Preocupado? - Yo estaba celoso, lo suficiente como para ser capaz de admitirlo.
– Alex parece un buen chico para ella. - No supe que responderle.
No fui capaz de concentrarme en nada más después de eso y aproveché unos minutos mas tarde el momento en el que Sango y Kikyo bailaban junto a Miroku para escabullirme. Necesitaba paz mental, podía obtenerla en un segundo y seguir con mi vida.
Sin embargo obtuve todo lo contrario, cuando al alejarme del sonido ensordecedor de la música a través del pasillo, los exquisitos gemidos femeninos que mis oídos recordaban a la perfección resonaron a través de una de las puertas, siendo provocados por alguien que no era yo. No conforme con ello permanecí allí, recargado contra la pared mientras ella me castigaba por mi estupidez sin siquiera enterarse. La escuché gritar el nombre de su acompañante cuando alcanzó el clímax y me maldije por entregársela en bandeja de oro.
"Espero hayas disfrutado el momento, guárdalo como un hermoso recuerdo en tu cerebro, porque ese será el único que tendrás de haberte cogido a Kag"
Me reí de mí mismo, Alex podría incluso escupirme en la cara después de esto. Me alejé antes de ser descubierto y volví con mi grupo de gente, quienes conversaban amenamente. Quizás estaba bien aquella relación entre esos dos, quizás las cosas estaban destinadas a suceder de esa forma, conmigo a su lado con la etiqueta de amigo para siempre. Sango me miró preocupada.
– ¿Estás bien? - Sonreí de inmediato y asentí para no preocuparla.
– Sólo estoy un poco agotado. - Me miró comprensiva mientras palmeaba uno de mis hombros.
– Puedes dormir un rato en la pieza de invitados.
– No gracias. - Exclamé de inmediato, imaginando el aroma torturador que envolvía esa habitación.
Cerca de las cuatro de la madrugada ya casi no quedaba gente, salvo por nosotros, los amigos mas cercanos. Nos sentamos en un círculo en la alfombra mientras continuamos bebiendo. La torta de chocolate que Sango había comprado estaba cortada en trozos pequeños en el centro, sirviendo como snack.
– Muchas gracias por venir, gracias por hacer de este cumpleaños adelantado un día fantástico. - Kag la abrazó y pegó su mejilla a la de ella mientras Alex las miraba sonriente. El evidente aroma entremezclado de ambos no parecía molestar a nadie más que a mí.
– ¿Les parece si jugamos un rato? Aún quedan botellas de alcohol y la noche es larga. - Kag rio con la sugerencia de Miroku y yo sonreí de forma instantánea sin pensarlo, cuando sus ojos chocolate se encontraron con los míos borré cualquier signo de felicidad en mi rostro.
– Me quedaré sólo un par de horas más. - Exclamó.
– Inuyasha, ¿te quedas? - Pregunto Miroku.
– Inuyasha está cansado, déjalo que se va…
– Me quedo. - Exclamé de inmediato interrumpiendo a Sango. - Ya sabes como me gustan estos juegos.
– Me quedo, soy el encargado de dejar a Kag sana y salva en casa. - Los vi sonreírse como idiotas y puse los ojos en blanco.
– Me quedó también. - Musitó Kikyo a mi lado.
– Perfecto. - Exclamó Sango. - Partamos con "nunca nunca"
– Bien, yo inicio. - Exclamó Bonnet. - Yo nunca nunca he estado de cumpleaños un 10 de noviembre. - Sango lo miró juzgándolo.
– Eso es trampa.
– No lo es si queremos que la cumpleañera se embriague, bebe, ahora. - Sango suspiró y bebió de su vaso.
– Seguimos hacia la derecha… tu turno Kag. - La vi meditar sus opciones en silencio.
– Yo nunca nunca he estudiado leyes. - De inmediato Miroku y Kikyo bebieron un sorbo.
– Sango…
– Yo nunca nunca he bebido sangre de alguien en este cuarto.
– Mentirosa. - Exclamó Miroku y todos nos reímos.
– Solo quiero que todos beban. - Obedecimos a la cumpleañera sin reclamar. - Bien, tu turno Miroku.
– Yo nunca nunca he besado a dos personas en este grupo. - Oh, que idiota.
Tal vez el nivel de ebriedad le había jugado en contra, quizás sólo quería dejarme en evidencia para divertirse un rato. Las miradas cómplices entre Kag y yo me dieron a entender que ninguno de nosotros debía por ningún motivo alzar el vaso para beber. Miroku por su parte fingió inocencia, sin embargo Kikyo sin notar la tensión decidió beber y entonces toda la paz se fue al carajo, lo supe cuando Sango la miró confundida y Kag se atoró con su propia saliva.
– ¿Cómo es que eres la más reciente y has besado a dos en est… Oh. - Miró a Miroku a su lado y él se encogió de hombros, Sango miró a Alex como última opción.
– No me mires a mi. - Exclamó de inmediato.
– Ya sabes, mi historia del pasado con Miroku, algo sin importancia de cuando estábamos en la universidad. - Mi chica permaneció sonriente y completamente ajena del caos que acababa de crear. Tomé su mano y negué con mi cabeza para que se detuviera. - ¿Qué? Oh.
– ¡Oh cierto! ¡Sucedió hace tanto tiempo! lo había olvidado. - Exclamó mi mejor amigo de inmediato, mintiendo con descaro.
El silencio incómodo de los presentes fue señal clara de que ninguno de nosotros le creía nada.
– Me has mentido, me has hecho compartir con ella todo este tiempo…
– Pero Sanguito, el pasado es pasado.
– No creo que valga la pena molestarse por algo tan antiguo amiga. - Exclamó Kag. - Sucedió hace años. - Tan adorable como para intentar apaciguar el incendio en potencia.
– Kag tiene razón. - Apoyó Alex. - Seguramente el idiota lo olvidó, eso es todo.
– Si a mi no me importa, ¿por qué te importa a ti? - Exclamé y Sango me miró con odio.
– Lo siento Sango, realmente no tiene importancia, hemos sido muy buenos amigos desde entonces, sólo eso. - Continuó Kikyo.
– ¿Te acostaste con ella? - El silencio otorgó mas que mil palabras. - ¿Cuándo fue la última vez que te acostaste con ella? - Preguntó Sango y yo guardé silencio mientras me giraba una vez mas hacia mi mejor amigo y cruzaba mis brazos, de pronto esa respuesta me interesaba.
– Mucho tiempo… - Lo vi rascar su cuello y supe de inmediato que mentía.
– ¿Qué es mucho tiempo, amigo? - Sonreí mientras lo miraba fijo. - Y no te atrevas a mentir esta vez.
– Hace 6 meses. - Exclamó honesto y entonces todo ardió.
Sango se puso de pie y de inmediato Kag se incorporó con ella sujetándole del brazo, anticipándose a sus posibles reacciones.
– Sal de mi casa, ahora. - Exclamó Sango mirando a Kikyo. - Tu amistad con él se acaba en este mismo instante. - Exclamó severa, dominante y posesiva, algo que los youkais simplemente no podíamos controlar.
– Me parece que no tienes ningún derecho a decidir eso. - Exclamó la chica a mi lado y apreté su mano para hacerla callar. - Tu no eres su dueña.
– ¡Sólo tenían que ser honestos conmigo! - Gritó Sango. - ¿A ti no te molesta? - Me preguntó directamente.
– Francamente ahora sí me cabrea un montón. - Exclamé sonriente mientras miraba a mi mejor amigo. - ¿Cuándo planeabas decírmelo idiota?
– ¡Te dije que habíamos sido pareja en la universidad! - Se defendió Miroku.
– Y eso me importa una mierda, lo que me enoja es que te hayas acostado con ella hace 6 meses.
– ¡Y tu te acostaste con Kag hace menos de 1 mes! ¿Cómo puedes venir y recriminarme?
Mierda.
Abrí los ojos en una clara señal para que dejara de hablar pero ya era demasiado tarde y el daño colateral por algo que no me correspondía asumir terminó por involucrarme en un problema. Kikyo me miró desde su posición y vi el rojo aparecer invadiendo el iris poco a poco en sus ojos. Ahí iba el recuerdo de la dulce Kikyo.
– ¿Qué? - Exclamó bajito, me miró fijamente esperando por mi confirmación y cuando no la obtuvo miró a Kag. - ¿Es verdad?
– ¿Qué cosa?
– Tú e Inuyasha… - Su voz sonaba incluso quebrada.
– No, no lo es. - Exclamó de inmediato.
– Si, si lo es. - Exclamé sin pensar, agotado de ocultarlo.
Kikyo me miró y sus ojos vidriosos me juzgaron justo antes de lanzar su botella hacia Kag con toda intención de herirla. Vi en cámara lenta como mi ex mejor amiga la tomó en el aire antes de que impactara con su cara y la lanzó a la pared más cercana en un solo movimiento rápido, donde se hizo añicos con el golpe. Vi como tronaba sus dedos, tal y como lo hacía siempre antes de atacar y se abalanzó contra Kikyo sin pensarlo demasiado.
– ¡Kag, no! - Alex la sujetó por la cintura intentando quitarla de encima mientras ella quitaba las horquillas de su cabello y tomaba impulso para aniquilarla.
Tomé su muñeca y la detuve a tiempo, justo antes de que la plata atravesara el pecho de su presa; ella me miró con odio.
– Suéltame. - Ordenó.
– Vamos Kag, tú eres mejor que esto… - Musité.
– ¿Lo soy? - Intentó utilizar su brazo una vez más, sin embargo mi fuerza no se lo permitió.
Kikyo se aprovechó de su distracción para tomar uno de los cuchillos con los que cortamos la torta y sin meditarlo demasiado lo enterró en el abdomen de su nueva enemiga. Sentí el quejido bajito de Kag y como me miró como si la hubiera traicionado. Miró el espacio entre las dos y quitó el arma improvisada mientras Kikyo simplemente parecía en shock con lo que acababa de hacer.
Mi corazón latió rápido y sentí mis ojos arder por la rabia instantánea contra quien se había atrevido a herirla. Cerré mis párpados con fuerza e intenté controlar mis impulsos.
– Lo siento, lo siento. - La chica más nueva entre nosotros se deshizo en llanto y eso sólo hizo aún más incómoda la situación.
Kag se incorporó y yo me acerqué a ella de inmediato, mi mano se posó sobre su abdomen para evitar que siguiera sangrando y rasgué mi muñeca con mis colmillos para pegarla a su boca. Pude respirar un poco más tranquilo cuando el sangrado se detuvo y la herida cerró por completo, sin embargo el olor ferroso me volvió loco.
– Sácala de aquí o voy a matarla. - Exclamó Kag con el rojo vivo plasmado en sus ojos y yo asentí, miré de inmediato a Bonnet.
– Yo la cuido, no te preocupes. - Sabiendo que cumpliría su palabra arrastré a Kikyo conmigo hacia el exterior.
Estando afuera la subí al auto y permanecimos allí en silencio por unos segundos.
– Lo sient…
– ¡¿Qué estabas pensando?! - Exclamé molesto. Quería asesinarla, destruirla con mis propias manos.
– No he pensado, sólo tuve deseos de…
– Esto se termina aquí. - La interrumpí y ella me miró confundida.
– ¿Escuché bien? ¿Estás terminando conmigo?
– En realidad ni siquiera hemos comenzado algo… Pero si, lo que sea que existiera entre tú y yo, ya no lo quiero.
– No, no entiendes, no quería hacerlo, no ha sido a propósito… - Sonreí.
– Recapitulemos un poco ¿vale?, el hecho de que metieras a Miroku en problemas me importa una mierda, que te hayas acostado con él hace seis meses puedo superarlo, pero has apuñalado a Kag, la mujer más importante para mí después de mi madre ¿te das cuenta de lo grave que es?
– No quería hacerlo…
– Pero lo has hecho y no quiero este nivel de toxicidad en una relación, menos cuando ni siquiera ha comenzado, no lo necesito francamente.
– ¿Por qué me engañaste con ella? - Preguntó de pronto, sin embargo ignoré su pregunta.
– Te llevaré a tu casa, seguiremos trabajando juntos, pero nuestra relación ya no es una opción. - Abrí mi puerta y me bajé. - Me esperas aquí. - Y cerré de golpe.
Al entrar nuevamente en la casa escuché los gritos de Sango y de Miroku discutiendo en algún lugar, Alex estaba sentado en el sofá junto a Kag y ambos me miraron cuando aparecí.
– Llevaré a Kikyo a su casa. - Alex asintió mientras Kag esquivaba mi mirada. - ¿Podemos hablar? Sólo será un segundo
Sus ojos achocolatados siempre suaves para mí volvieron a mirarme, esta vez asemejándose más al chocolate amargo que al chocolate dulce habitual, también noté sus labios apretados por la rabia y el brillo de unas lágrimas que hacían vidriosa su mirada, pero que ella no soltaría jamás. Se puso de pie y caminó en dirección al patio mientras yo le seguía como un perro entrenado.
El frío de la noche volvió a golpearme y la oscuridad de la noche hizo aún más difícil nuestra conversación.
– ¿Estás bien? - Asintió. - ¿Me odias? - Negó con la cabeza.
– De todas las cosas que han sucedido estas últimas semanas… Ésta en realidad no es tu culpa. - Guardó silencio por unos segundos. - La mezcla entre los dos sólo genera caos a nuestro alrededor. - Musitó. - Es por eso que tenemos que alejarnos el uno del otro.
– ¿Y si no quiero alejarme? - Musité.
– No te estoy dando la opción de escoger. - Exclamó mientras miraba hacia el frente. - Me voy.
– ¿A tu departamento?
– Vuelvo a Francia. - Mi corazón dolió como si lo hubiera apretado entre sus manos.
– ¿Cuándo?
– En dos semanas.
– ¿Por cuánto tiempo?
– No lo he definido.
– ¿Es por mi culpa?
– Es por mi. - Sonrió y bajó su mirada. - Todo lo que sucedió entre los dos… No debió ser así, arruinamos las cosas.
– No te vayas… - Musité y levanté su mentón hacia mi para mirarle. - Por favor no lo hagas.
"Por favor" ¿Alguna vez había rogado así en mi vida?
Observé el pequeño corte en su mejilla y lo acaricié con suavidad, ella se recargó y cerró sus ojos.
– Necesito alejarme de ti… y de los sentimientos que provocas en mí. - Mi dedo se detuvo sobre su piel al escuchar esas palabras. Al final del día ella era más valiente de lo que yo podía llegar a ser. - Piénsalo de este modo… para cuando vuelva tal vez podremos ser tan amigos como siempre.
– Podemos ser amigos ahora.
– No te mientas de ese modo, no eres idiota. - Musitó. - Ahora simplemente no podemos. Hablaré con tu padre el día lunes, sé que mi contrato menciona una permanencia por varios años que no he cumplido, asi que es algo que tengo que discutir.
Fruncí mis labios y en un impulso me moví para abrazarla, había extrañado su calidez, había extrañado su aroma, ahora sutilmente opacado por el de Bonnet.
– Lo siento… - Mi voz sonaba increíblemente frágil. - Necesito que me perdones.
– Inuyasha… - Sus manos se movieron a mi espalda para devolverme el abrazo y entonces la apreté más a mi cuerpo.
Ella no lo sabía, pero esas disculpas no eran sólo por los eventos de las últimas semanas, parte de mi se disculpaba por ser un cobarde, por no poder asumir el sentimiento que invadía gran parte de mi corazón.
Se alejó un poco para mirarme.
– Ya volveremos a vernos y todo será como antes, te lo prometo. - Se estiró de puntillas para alcanzar mi mejilla y depositó en ella un beso cálido.
Hizo el ademán de alejarse y la sujeté por la muñeca. Esa era mi última oportunidad.
– Kag yo… - Me hizo callar poniendo sus dedos sobre mis labios y me sonrió.
– Que descanses Inu. - Y entonces entró.
Fui testigo de cómo Alex la llevó a su auto, fui testigo de como me la arrebataban de los brazos y como el cobarde que era no fui capaz de evitarlo, porque a mi pesar Alex era el mejor sujeto para ella.
Regresé a mi auto completamente derrotado, donde Kikyo dormía apoyada en el cristal de su puerta. Encendí el motor y manejé en dirección a su hogar. Al llegar no vi en ella intenciones de bajarse. Suspiré, apagué el auto y me bajé para abrir su puerta. Mientras la llevaba en brazos hasta su departamento sólo pude pensar en el mérito enorme que tendría que hacer Miroku para obtener mi perdón después de empujarme a los brazos de una chica así de intensa.
– ¿Dónde están tus llaves?
– En mi bolso. - Musitó contra mi pecho y yo asentí.
Al entrar caminé directo a su habitación y la recosté allí. Preparé para ella un tazón de café que dejé en la mesita al lado de su cama y me quedé allí por unos instantes.
– Yo no soy así… - Musitó de pronto. - Es cierto que soy intensa con mi cariño, empalagosa, pero tengo mis límites.
– Quizás simplemente sacamos lo peor del otro. - Suspiró.
– Lo siento. - Asentí.
– No es conmigo con quien debes disculparte. - Me puse de pie y caminé hacia la puerta. - Que descanses.
Manejé de vuelta a mi departamento y permanecí despierto hasta que el amanecer mostró sus primeras señales en el horizonte. Me sentí increíblemente triste, traicionado por mis propias emociones.
A fin de cuentas estaba perdiéndola y aún así no tenía la valentía suficiente para detenerla.
