Estimados lectores:

1ero de marzo y es tiempo de cumplir promesas, asi que os traigo la actualización, con un cap 14 que francamente los dejará deseando más jiji. La última subida doble de caps la verdad me ha dejado con un montón de reviews y con ello mi corazoncito ha explotado de felicidad, es esa clase de respuesta de parte de ustedes lo que me hace desear seguir escribiendo.

Muchas gracias por sus 16 reviews entre cap 12 y 13!

: De nada! la verdad es que de vez en cuando es bastante entretenido ver como todo se quema ajajja, Como siempre los hombres tardan bastante en avisparse :c, lo veremos con creces en este cap. Muchas gracias por tanto cariñito y amorcito en tus comentarios! Nos leemos prontamente.

Geanery Sandoval Castaneda: Finalmente un poco de cariño entre dos youkais demasiado orgullosos, y bueh, ya sabemos como es de impulsiva cierta azabache, la verdad es que el retomar esta cercanía con Inuyasha la espantará un poquito antes de tiempo. Espero disfrutes la actualización tanto como he disfrutado escribirla!

joiscar: De nada! siempre es bueno cuando entre ustedes y yo nos demostramos un poquitito de amor mutuo, la verdad es que mis historias no tienen sentido sin lectores, de vez en cuando regalonearlos no está de mas jeje. Un abrazo!

Marian Muxtay: Inuyasha necesitaba definitivamente ese pequeño empujoncito para terminar con Kikyo, la verdad es que él no es capaz de admitir que la ama aún, pero veremos algunos avances en este cap que nos demostrarán que nuestro platinado favorito realmente ha madurado con el asunto. Espero lo disfrutes! se viene bueno bueno jiji.

kcar: Tu sabes que yo amo el drama :c por eso está ese presentimiento, siempre cuando todo parece ir bien PAF, aparezco yo ajajaja. Espero leerte por aqui pronto! un abrazo.

YokoGH: La verdad es que Inu se la tenía bien bien merecida, y en parte es cierto, esto lo ayudará a madurar bastante más rápido. El tiempo pasará rápido en este cap, asi que afirmate a tu asiento y disfruta! Un abrazo.

joiscar: Inu es un impulsivo, pero cuando se trata de dar espacio a alguien que no lo quiere cerca la verdad es que no insiste demasiado si eso le pudiera hacer daño a Kag. asi que la verdad lo veremos luchando contra sus impulsos.

: Te respondo doble porque mumumu ajajaj, Tendremos la historia de Kikyo mas a fondo un poco mas adelante en la historia. Y la verdad es que bueno, a fin de cuentas el cariño entre los dos los ha hecho hacer las paces al menos por un ratito, pero ya sabemos que cuando estos dos se juntan… las llamas arden.

Susanisa: Miroku ha sido un idiota con creces, e Inuyasha… la verdad nos sorprenderá, este cap es un punto de transición en cuanto a su madurez en algunos aspectos… Espero disfrutes el cap! un abrazo.

Geanery Sandoval Castaneda: La historia del pasado de Kag trae bastaaantes tragedias consigo :c ahora sabemos por qué es tan buena en su trabajo, después de todo carga con un trauma bastante grande.

Marian Muxtay: A fin de cuentas ambos se adoran, es dificil permanecer lejos de alguien que realmente te importa, sobretodo cuando de pronto los fantasmas del pasado vuelven a aparecer. Veamos a que lleva este pequeño reencuentro entre esos dos.. Un abrazo!

Susanisa: Inuyasha piensa que no la merece, la verdad es que este cap nos trae sorpresas con respecto a lo maduro que es Inu con sus sentimientos. Ya verás! Gracias por el review :3

Guest: Rosa Taisho: Linda! espero que te haya ido excelente en el doc. Este cap trae mas Inu Kag que nunca, espero lo disfrutes! la verdad es que me he reido mucho con tus dos comentarios, siempre tienes esa facilidad de demostrar mucho tus emociones con ellos ajajajaj. UN abrazo enorme, sabes cuanto te quiero! Este cap se viene intensisisisisisimo, asi que espero lo disfrutes.

Guest: Muchas gracias! se pone mejor, lo prometo.

Soyungirasol25: La separación es en cierto modo necesario a los ojos de Kag, ella tiene esta idea de que amar a Inuyasha está completamente prohibido y que eso los hará odiarse en algún momento. Ya veremos que sucede, por ahora disfruta este cap, que se viene cargado de sentimientos y momentos intensos. Un abrazo!

Próxima actualización: lunes 6 de marzo, voy a tener que adelantarla un poquis porque el 8 trabajo de noche y bueh, no podré actualizar.

Nos vemos prontito!
Frani.


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Capítulo 14.- Un último adiós.

Kagome

El adictivo aroma de su intenso perfume me hizo despertar desorientada, al abrir los ojos lentamente, me encontré a mi misma acurrucada a su lado mientras dormíamos en el sofá y él me sujetaba con delicadeza por la cintura. Me tomé la libertad de admirarlo allí por unos minutos, completamente indefenso. Tomé uno de sus mechones grisáceos entre mis dedos y lo peiné con delicadeza. Había extrañado tanto despertar así que ahora parecía algo completamente normal si dejábamos atrás nuestras estúpidas discusiones.

Permanecí allí unos minutos más y cuando ya no pude sobre extenderlo sin sentirme culpable me moví a regañadientes hacia la cocina para preparar el desayuno. Encendí el hervidor y puse a tostar un par de rebanadas de pan. Preparé el café de grano en su pequeña y lujosa cafetera italiana, tal y como recordaba que le gustaba. Cuando todo estuvo listo serví un par de tazones y alancé a rozar el pan, que estaba tan caliente como para quemarme los dedos.

¡Auch! - La sensación de ardor intenso me hizo soltarlos de inmediato y entonces sentí una mano cálida aferrarse a mi muñeca en el aire. Mi espalda chocó contra su bien formado torso mientras Inuyasha me miraba aún somnoliento, con su cabello sutilmente enmarañado y luciendo aún así completamente perfecto a mis ojos. Miró mi mano con atención desmedida, buscando quemaduras y al descartarlas me miró fijamente.

¿Qué haces?

Preparo desayuno. - Soltó mi muñeca con suavidad y caminó hacia el refrigerador, desde donde sacó una botella de cristal con jugo en su interior y la llevó a su boca para beber un par de sorbos. Su camiseta oscura se levantó un poco con el movimiento de su brazo y me permitió ver parte de su marcado abdomen.

¿Puedo ayudarte en algo? - Preguntó.

Creo que sólo falta preparar la mesa. - Asintió, estiró su mano derecha hacia mí, me empujó suavemente con uno de sus dedos sobre mi frente y sonrió cuando lo miré molesta, para luego pasar por mi lado.

De pronto parecía que todo había vuelto a la normalidad. Me ayudó con los tazones de café, mientras yo llevaba el jugo y el pan tostado. Nos sentamos a la mesa juntos y lo vi sonreír sutilmente luego de dar el primer sorbo a su tazón.

¿Sabes lo pésimo que soy preparando café en esa cafetera? Había extrañado como lo preparas tú. - Me reí.

¿Como alguien fanático del café puede prepararlo mal en su propia cafetera? - Su risa ronca hizo eco.

No me juzgues. - Me miró fijamente. - ¿Te sientes mejor hoy? - Mi sonrisa se esfumó de inmediato.

Mucho mejor. - Me sonrió. - Lamento haber aparecido así de la nada, vomitando tanto drama en la madrugada. - Otra risa ronca hizo a mi corazón latir con fuerza.

No seas tonta, de todas maneras no podía dormir para cuando llegaste, me salvaste de buscar fallas en la pintura de mi techo por horas. - Mordió una tostada antes de volver a hablar. - Francamente no sé en qué nivel está nuestra amistad a estas alturas, pero sí soy consciente de que al menos la confianza no se ha perdido, puedes hablarme de estas cosas cada vez que lo necesites, sobre todo si no tienes a nadie más a quien contarlas. - Sonreí mientras él revolvía mi cabello con cariño.

¿Y tú? ¿Estás bien? - Mi pregunta lo descolocó unos segundos, probablemente porque era bastante abierta, después de todas los acontecimientos que habían ocurrido en los últimos días.

Si, supongo que si.

Hmm, no suenas para nada convencido. - Me sonrió.

Sólo tengo miedo.

¿Miedo de qué?

De que no regreses. - Exclamó honesto.

¿Piensas que podría pasarme algo?

Pienso que no tendrás motivos por los que regresar… Si tu vida va bien allá, ¿por qué volverías a un lugar donde nunca te sentiste completamente cómoda?

Porque estás tú. Pensé, sin embargo decirlo en voz alta podría arruinar las cosas que apenas estaban retomando su curso entre los dos. En su lugar apoyé mi mentón sobre mi palma mientras lo observaba con atención.

Puede que me sienta cómoda… o puede que me de cuenta de que Francia no es para mí.

Quizás. - Musitó. - Bonnet viaja contigo, ¿no? Me parece que sus vacaciones coinciden con tu viaje. - Asentí. - Me alegro de al menos no haber arruinado eso para ti. - Me sonrió y yo lo miré enfadada. ¿Desde cuando mi mejor amigo era tan comprensivo y amable?

Acto seguido golpeé su brazo con suavidad en un impulso, recibiendo en respuesta su mirada dorada aturdida por no comprender lo que acababa de pasar.

¿Auch?

Deja de actuar así. - Exclamé mientras él levantaba una de sus cejas.

¿Así como?

Tan pacífico y comprensivo. - Me miró confundido. - Este no es el Inuyasha que conozco.

Me estoy esforzando por arreglar las cosas entre los dos… - Volví a darle un golpecito.

¡Entonces no te esfuerces tanto! - Vi como su cabeza se inclinaba hacia un lado, como un cachorro perdido frente a mis confusas órdenes. - Me voy en 10 días… Lo único que necesito es al antiguo tú.

Sonrió.

Hmm, ese Inuyasha en realidad es un problema para arreglar las cosas. - Musitó para luego beber un sorbo silencioso de su café.

¿Por qué?

Porque le gusta su mejor amiga. - El dorado de sus ojos mirándome fijamente logró incluso entibiar mi corazón, sobre todo cuando no pude ver rastro de mentira en ellos al pronunciar esa importante frase.

El aire se tornó de pronto sofocante, el silencio entre nosotros aumentó los erráticos latidos de mi corazón y sentí el calor subir a mis mejillas. ¿Por qué todas las sensaciones tenían que ser tan intensas con él?

Yo… - Aquella fue la única palabra que pude articular con cierta dificultad, pese a que mi mente estaba inundada por muchas.

No es necesario que respondas nada, conozco tu respuesta de antemano. - Musitó para luego beber un nuevo sorbo de café y luego suspiró mientras se estiraba. - Ahh, me siento como nuevo. Siempre es bueno dejar una carga así de pesada, ¿No crees? Ahora puedo continuar con mi vida.

Bajé mi mirada a mi tazón mientras intentaba bajar el calor de mis mejillas.

¿Qué pasa enana? ¿Te han comido la lengua los ratones? ¿O es que acaso es imposible pensar por un instante que alguien como yo tenga sentimientos por alguien más?

Sólo es extraño escuchar esas palabras proviniendo de ti, después de tanto tiempo siendo amigos… ¿Por qué ahora?

Se puso de pie y estiró su mano derecha hacia mí.

Ven aquí. - Musitó ignorando mi pregunta y yo tomé su mano cálida con cierta reticencia.

Jaló de mí en un solo movimiento hasta su fornido y cálido pecho, mis manos se apoyaron en él mientras me abrazaba por la cintura con uno de sus brazos, y a la vez su mano libre peinaba un mechón rebelde sobre mi rostro. Me miró fijamente desde su altura y me sentí increíblemente pequeña, indefensa, maleable.

¿Recuerdas cuando nos conocimos? - Musitó mirándome con cierta adoración reflejada en sus ojos. - Recuerdas las infinitas insinuaciones sobre cómo eras exquisita a mis ojos… encantadora. - Su mano se movió hacia mi mentón, sujetándolo con cuidado. - ¿Recuerdas cómo fingiste demencia con cada una de ellas? Terminé rindiéndome por ello.

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*Flashback*

Lo vi mirarme con atención mientras entrenábamos en la soledad de ese gimnasio, hastiada lancé una de las cuchillas directo a su rostro y él la detuvo a milímetros con una habilidad envidiable.

Deja de mirarme. - Exclamé tajante y él se encogió de hombros.

Sólo para eso estoy aquí, para vigilarte. - Respondió.

Si, pero no tienes por qué mirarme así.

¿Así cómo? - Preguntó fingiendo inocencia mientras se acercaba a pasos lentos hasta mí. - ¿Cómo si fueras un exquisito y refinado platillo frente a alguien muriendo de hambre? - Estiró su mano hasta mi mejilla y yo la aparté de inmediato con un manotazo.

Así mismo. - Me sonrió.

¿Te han dicho lo bonita que es esa marca en tu frente cuando te enojas?

Basta de estupideces, concéntrate. - Exclamé intentando alejarme, sin embargo una de sus poderosas manos se aferró a mi muñeca izquierda.

Su mirada ambarina se mantuvo atenta a mis movimientos, bajó poco a poco su estatura hasta quedar a centímetros de mí rostro y me sonrió en una sonrisa torcida, extremadamente coqueta, sin moverse más allá.

¿Esta es tu táctica para conquistar chicas? - Pregunté burlesca.

No lo sé, pero si funciona contigo tal vez podría utilizarla en otras, ¿no crees?

Mentiroso, apuesto a que te aprovechas de esos jodidos ojos dorados para conseguir todo lo que quieres.

Hmm… ¿Te gustan mis ojos? - Preguntó en un susurro cercano a mis labios. - A mi me encantan los tuyos.

Se acercó un poco más y entonces sonreí fingiendo que me dejaba engatusar, a último momento cuando nuestros labios estuvieron a punto de tocarse yo simplemente me eché hacia atrás.

Los odio, en realidad. - La sonrisa se borró de su rostro y aquello fue una pequeña victoria para mí. - ¿Qué pasa Inu? ¿No estás acostumbrado a ser rechazado?

No realmente. - Exclamó honesto.

Siempre hay una primera vez.

Me sonrió a la distancia y suspiró.

Continuemos entonces… - Se puso en posición defensiva y yo sonreí victoriosa mientras hacía girar la daga restante en mi mano derecha.

*Fin de flashback*

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Lo miré confundida y él leyó mis pensamientos con cierta facilidad.

¿Lo recuerdas no? Este sentimiento no es nuevo… Simplemente ha encontrado un pésimo momento para renacer. - Se acercó lentamente, acortando el espacio ínfimo entre los dos; el instinto me hizo relamer y entreabrir mis labios, sin embargo los suyos fueron a parar a mi frente, donde depositó un beso cálido. - No te merezco, ni en esta ni en otra vida.

Aquella frase sonaba extremadamente triste. Me cobijó entre sus brazos y sentí su corazón latir con fuerza contra mi mejilla. Permanecimos allí abrazados en completo silencio; me apreté lo más que pude, intentando fusionar nuestros cuerpos cuando de pronto aquella situación parecía una nueva y definitiva despedida. Cuando hizo el ademán de alejarse me aferré con mis dedos a su camiseta como un gato asustado.

Espera… - Rogué. - No te alejes de mí, dame unos segundos más.

Apoyó su mentón en la cumbre de mi cabeza y suspiró bajito.

Te quiero tanto. - La frase fue dicha apenas en un susurro audible contra mi cabello, pude sentir incluso más la calidez de su aliento que el sonido de sus palabras.

¿Por qué suenas tan triste por ello?

Porque te vas.

Te quiero más. - Musité y él evocó una risita.

No lo creo. - Golpeé su pecho.

¿Cómo que n…

Atrapó mis muñecas entre sus dedos con firmeza medida, cuidando de no hacerme daño con sus mortales y filosas garras. Su rostro bajó lentamente hasta quedar a pocos centímetros del mío y su mirada ambarina bajó desde mis ojos hasta mis labios. Aquella tensión entre los dos era tan palpable que incluso me sentiría realmente estúpida si no me dejaba llevar por ella.

Sus ojos se entrecerraron y yo suspiré antes de estirarme en puntillas para eliminar el espacio entre los dos. Su boca atrapó mi labio inferior y entonces por algún motivo me sentí en el lugar y momento indicado, cuando sus manos tomaron mi rostro con delicadeza en el momento en que decidió profundizar la caricia.

Su lengua trazó un camino húmedo entre mis labios y yo los entreabrí de inmediato, disfrutando el pequeño deje amargo del café que le había preparado. Me aferré a sus muñecas y bajé mi estatura atrayéndolo hacia mí. Escuché como nuestros corazones latieron con fuerza casi al unísono.

Apoyé mis manos en el borde de la mesa a mis espaldas, rozando en mi torpeza uno de los tazones con café hirviendo en su interior. De inmediato sentí como Inuyasha jaló de mi con firmeza, evitando que el café alcanzara a quemar mis palmas. Nos separamos de golpe con el ruido de la loza al quebrarse contra el piso de parqué, vi el líquido escurrir desde el borde del mueble hasta el suelo y lo miré sintiéndome culpable.

Lo siento. - Me sonrió con una de esas encantadoras sonrisas torcidas, con los ojos entrecerrados y volvió a besarme, esta vez en una caricia igual de lenta, pero mucho más apasionada.

Le fue increíblemente sencillo atraparme entre la calidez abrasadora de su cuerpo y la pared más cercana, sus labios bajaron hasta mi cuello en caricias lentas y electrizantes, erizando mi piel con la calidez de su aliento. Sus manos bajaron hasta mi trasero, sujetándome desde allí sin dejar de besarme mientras me trasladaba a su habitación. Me dejó sobre la cama y sentí bajo mis palmas la suavidad de la seda oscura de sus sábanas mientras él se arrastraba sensualmente sobre mí, dando besos lentos sobre mis clavículas y mi cuello, para luego subir hasta mi rostro y depositar besos sobre mis mejillas y mi nariz, justo antes de juntar sus labios con los míos una vez más.

Escúchame bien Kagome. - Susurró mientras desabrochaba con habilidad uno a uno los botones de mi blusa. - Probablemente esta sea la última vez que disfrutemos así el uno del otro. - Continuó lamiendo el lóbulo de mi oreja izquierda mientras una de sus manos se colaba entre los dos y bajaba hasta mi centro, introduciendo un dedo y haciéndome jadear mientras arqueaba mi espalda. - No quiero que reprimas nada… - Añadió otro dedo y mis paredes se apretaron con intensidad. - Y eso es una orden.

Gemí mientras el placer chisporroteaba por cada una de mis terminaciones nerviosas. Envolví la longitud de su miembro con una de mis manos, bombeando mientras él se concentraba en devolverme el mismo placer que yo le otorgaba. Mis gritos de placer se combinaron con sus gemidos cada vez más intensos mientras aumentábamos la velocidad de nuestras lascivas caricias. Sentí mis piernas temblar y con ello una ola de delicioso calor viajó a través de mí en señal de puro y adictivo éxtasis.

Continué mis movimientos rápidos hasta que él se derramó en mi abdomen y cuando lo escuché gemir contra mi oído suspiré, sabiendo que aquello era simplemente el comienzo.


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Inuyasha

Me estremecí sobre ella mientras sus labios daban besos sobre mi hombro, esperando pacientemente a que disfrutara de aquel orgasmo del que ella era completamente culpable. Cuando volví a mirarla el marrón achocolatado de sus ojos parecía un poco más claro por la luz que entraba desde la ventana. Me di el tiempo de saborearla, de prepararla, con la intención oculta de que tal vez el placer la hiciera volver a mí. Quise hacer más extenso cada segundo, guardar en mi memoria cada trazo exquisito de su cuerpo, cada curva y lunar grabado sobre su piel. Pronto el aroma sutil y dulzón de su excitación en ascenso una vez más me hizo sonreír entre besos.

¿No estás agotada no? - Pregunté para después besar su mentón.

No. - Jadeó.

Esa es mi chica.

La lujuria se apoderó de mi y mis manos bajaron hasta su cuello, donde presioné suavemente su garganta con mis pulgares y ella en efecto echó su cabeza hacia atrás, dándome a entender sin palabras que aquello le gustaba. Mis garras rozaron su piel mientras mordía su labio inferior y la escuché gemir bajo mi cuerpo.

Me incorporé para sacar mi camiseta ante la atenta mirada de ella, la vi allí, tendida con el cabello desordenado sobre las sábanas, sus mejillas sonrojadas, su mirada lujuriosa y sus labios hinchados por mis caricias y entonces me sentí increíblemente afortunado. Disfrutarla una vez más me parecía la más justa de las despedidas.

Recorrí su cuerpo con mi mirada, francamente extasiado, amasé uno de sus pechos por sobre su lencería y sonreí al verla relamer sus labios para luego jalar de mi cabello para atraer mi boca a la suya. Sentí mi miembro dar un tirón entre los dos por el placer que me generaba verla disfrutar, desesperado por poseerla. Inhalé profundo y cerré los ojos cuando estos comenzaron a arder como prueba inminente de que mi demonio interno también quería probar un poco de ella.

Pronto sus caderas se movieron contra las mías de manera inconsciente, aumentando el roce entre los dos. Me abrazó con sus piernas y posicioné mi miembro entre ellas, presioné contra su entrada aún con la ropa estorbando, apoyé mis codos a cada lado de su cabeza y comencé un vaivén suave para incentivarla un poco más. La vi apretar las sábanas en sus manos, la vi mirarme fijo mientras el rojo se hacía notar cada vez más en sus ojos y las marcas amoratadas comenzaban a formarse en sus mejillas; sonreí conforme.

Ya basta de torturarme. - Gimió.

¿Te parece una tortura? - Pregunté con dificultad por mi respiración agitada.

Una de sus manos se apoyó en mi pecho y me empujó con fuerza suficiente para dejarme entre el colchón y su cuerpo, mientras se subía a horcajadas sobre mí y me apretaba con sus muslos aferrados a mis caderas. Recorrió con sus garras un camino por mi esternón hasta mi ombligo y bajó un poco más para terminar de deshacerse de mis pantalones. Bajó su rostro hasta el mío luego de lograr su objetivo y yo seguí con el trabajo quitándomelos con desesperación. La sujeté con fuerza por las caderas admirándola desde mi posición, disfrutando sólo entre sus brazos no ser el dominante en la situación. Rompí sus bragas con una de mis garras y quité la tela con tirones desesperados, ansioso por admirarla por completo. Se restregó contra mí cargando su sexo contra el mío en movimientos ondulantes y gemí ronco ante la necesidad de poseerla.

Ahh, Kagome… - Jadeé.

Como si hubiéramos estado hechos el uno para el otro simplemente me acomodé entre sus piernas y al presionarla contra mí sentí mi miembro entrar lentamente en su cuerpo. La fricción aumentó los latidos erráticos de mi corazón y apreté la piel de sus caderas entre mis dedos, intentando con ello controlar mis impulsos. Dios, La estrechez con la que me envolvió era apenas soportable para alguien tan salvaje como yo.

Nos movimos en un vaivén lento, apoyó sus manos en mi pecho para darse apoyo y pronto los gemidos entremezclados inundaron mi habitación. Me besó con hambre y sentí sus colmillos prominentes contra mis labios, rozándolos de manera peligrosa. Tomé su cabello en un manojo y lo tiré hacia atrás, dándome espacio para besar su cuello. Tenía una sola misión y esa era borrar cada posible rastro de Alex de su piel; con eso en mente besé, lamí y mordisqueé cada centímetro alcanzable, Kagome era mía, mía y de nadie más.

Metí uno de sus suaves pechos en mi boca, succionando con poca delicadeza, subí un poco mis caricias y mordí cerca de su clavícula con fuerza, obteniendo con ello un sollozo de placer que abandonó lentamente sus labios. Se restregó contra mi un poco más intenso y mientras bebía de ella la sentí correrse, alcanzar el orgasmo y enterrar sus garras en mi pecho al intentar controlar sus sensaciones. Se desplomó sobre mí estremeciéndose con suavidad y besé su hombro mientras la abrazaba y de un solo movimiento la dejaba bajo mi cuerpo. Entré una vez más en ella, esta vez de golpe, aprovechándome de su humedad ahora aún más intensa.

¡Inuyasha! - Gritó y yo sonreí conforme. Di mi nombre, sólo mi nombre.

Aumenté la velocidad y alcancé mi propio orgasmo entre gruñidos y besos; cuando creí que el subidón de energía ya había pasado ella enterró sus colmillos en mi hombro y entonces gemí ronco contra su oído, cuando aquella simple mordida volvió a activar la cascada de sensaciones electrizantes desde la raíz de mis cabellos hasta la punta de mis pies, en ida y vuelta, haciéndome estremecer mientras me sujetaba con fuerza desmedida del respaldo para no caer sobre ella.

Se separó de mí y me miró traviesa con el rojo intenso en sus ojos y en la comisura de sus labios, relamiéndose al disfrutar de mi sabor. Esa chica era una en un millón y yo realmente había sido afortunado en encontrarla.

Salí de ella y me recosté a su lado, cerrando los ojos con fuerza, aún golpeado por la intensidad de mis sensaciones, con la respiración entrecortada. Había sido una mala idea tener el mejor sexo de mi puta existencia con ella, sobre todo cuando quería sacarla de mi cabeza y dejarla ir.

Joder… - No fui capaz de articular otra palabra y la escuché reír bajito a mi lado. Sentí su calor cerca de mi cuando se acurrucó en mi pecho.

Mis brazos la envolvieron de forma automática y me encontré a mi mismo añorando esa caricia adorable, añorando estrujarla con cariño entre mis brazos. ¿En qué me había convertido esa pequeña mujer?

Así que a ratos te gusta ser dominado después de todo. - Susurró y yo sonreí.

Mientras seas tú quien me domine, en realidad no tengo objeciones válidas. - Ambos reímos y dio un beso corto sobre mis labios.

Aquel encuentro era una despedida, sin embargo lo único que había conseguido era grabarla a fuego en mi corazón.

Kag…

¿Hmm?

Me encantas. - Exclamé adormecido.

No tuve noción del tiempo o de los hechos después de ello, porque caí rendido por el cansancio con ella a mi lado.


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Kagome.

Lo vi sonreír sutilmente con los ojos aún cerrados, mientras soñaba algo de lo que jamás me enteraría, sentí sus dedos dibujar trazos invisibles sobre mi piel mientras me abrazaba. Ahí yacíamos, completamente desnudos sobre las sábanas de seda negra en su habitación mientras el día avanzaba y la luz del día desaparecía poco a poco. Me moví esforzándome al máximo por no despertarlo y cuando me vi libre de la prisión encantadora de sus brazos sonreí triunfante. Busqué mis ropas por el suelo mientras caminaba de puntillas alrededor del departamento.

Cuando estuve vestida y decente me senté a un costado de la cama y lo miré absorta en su belleza por un par de horas. Noté como el platinado grisáceo de su cabello largo contrastaba a la perfección con lo oscuro de su habitación, noté también el como su pecho subía y bajaba en respiraciones lentas y profundas, y como se abrazaba a la almohada como un niño pequeño al no tenerme cerca de él. Amé cada uno de esos pequeños detalles, amé cada parte de su ser.

Y entonces me sentí estúpida, derrotada y las lágrimas se agolparon en mis ojos. Inuyasha y yo nos habíamos encontrado en un acierto del destino, pese a haber nacido a kilómetros de distancia, pese a que debíamos ser enemigos, habíamos logrado forjar una amistad duradera, y ahora, después de cinco años habíamos arruinado todo. Eso era lo que más me dolía, después de todo, conseguir un buen amante allí afuera no era tan difícil, sólo bastaba con coincidir en el sexo, pero encontrar un amigo, un buen amigo en quien confiar, eso era casi imposible de lograr.

Y yo, la idiota mas grande, había decidido enamorarme de él.

Me puse de pie, me acerqué a su rostro y di un beso suave a sus labios antes de salir de allí para nunca más volver. Si había algún modo de recuperar esa amistad algún día, ameritaba poner unos varios miles de kilómetros de distancia entre los dos por un buen tiempo.

Tomé mi bolso y mis zapatos y al salir cerré la puerta de entrada con cuidado.

Eventualmente Inuyasha, cuando nuestro corazón pierda la costumbre al otro, cuando apenas recuerde el aroma característico de tu piel, sólo entonces estaré feliz de reencontrarme contigo.

Manejé con ciertas dudas hasta el departamento de Alex, toqué el timbre y él me sonrió, pese a que por un instante fui capaz de ver como los ollares de su nariz se expandían, probablemente al captar el aroma entremezclado de Inuyasha y el mío, dejándome en evidencia una vez más.

¿Estás bien? - Preguntó y yo asentí con una sonrisa.

Vámonos a Francia. - Musité.

En dos semanas…

No, ahora, vámonos y olvidemos un poco de Japón.

Me miró serio, acercó una de sus manos a mi mejilla y asintió.

Te sigo a donde quiera que vayas..

Ahh, yo no merecía esa devoción.


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1 mes después, Diciembre 2016.

Inuyasha

Para cuando desperté desorientado esa noche no la encontré entre mis brazos y tuve que esforzarme para convencerme de que no había sido un simple sueño. Kagome decidió adelantar abruptamente su viaje después de ello, arrebatándome la oportunidad de despedirme o de siquiera intentar convencerla de quedarse a mi lado. Tampoco fui capaz de contactarla, pues no volvió a contestar mis llamadas. De algún modo era como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra y por un instante me recordé a mi mismo fuera de mis cabales, destruyendo gran parte de los muebles de mi hogar un par de horas después de enterarme de su decisión.

Vi a Sango con el tazón de café entre sus manos mientras me miraba con lástima desde su posición.

¿Piensas en ella otra vez? - Preguntó.

¿Hmm? - Me sonrió.

Si te sirve de consuelo tampoco se ha contactado conmigo. - Musitó. - Quizás simplemente necesitaba con creces un nuevo comienzo.

Sonreí y miré por el ventanal de aquella cafetería.

Puedo comprenderlo, sólo me encantaría al menos enterarme de que está a salvo.

Las malas noticias viajan antes que las buenas, además ha desaparecido junto a Bonnet, yo creo que está a salvo. - Sonreí.

¿Hablaste con Miroku? - Pregunté para desviar su atención de vuelta a ella. Asintió seria. - ¿Qué has decidido?

Volveremos a intentarlo, se ha esforzado bastante por ello. - Asentí

Realmente vales mucho para él.

Mi teléfono sonó de pronto sobre la mesa y el nombre de mi padre destacó en el fondo oscuro.

Contesta, puede ser importante.

Tomé el aparato y lo pegué a mi oído.

¿Estás ocupado?

Un poco… - Respondí.

Tengo un par de objetivos para ti… y Kikyo. - Sonreí.

¿No puedes enviar a alguien más?

Tu hermano no está disponible y en realidad necesito que esto salga bien. - Suspiré.

Bien, dame 30 minutos para llegar.

Nos vemos.

Corté y miré con culpa a mi amiga.

No te preocupes, ya he bebido casi todo mi café. - Sonreí.

Sango… - Me miró con atención. - ¿Crees que Kag piense en mí de vez en cuando? - Pregunté de pronto.

Estoy segura de ello.

Pagué la cuenta y dejé a mi amiga en su casa.

Inuyasha… - Exclamó apenas detuve el motor, me giré para mirarla y me sonrió. - Conociendo lo impulsivo que eres, sé que has pensado en tomar un vuelo a Francia y seguirla… - ¿Tan fácil era leerme la mente? - Creo que si eso es lo que realmente quieres estaría bien.

¿Pero…

También creo que necesitan tomar distancia por un tiempo. Si vas por ella ahora probablemente todo terminará horrible. - Bajé mi mirada. - Sé que tú también lo piensas. - Asentí. - Después de todo las mujeres somos unos gatos, si nos entregas demasiada atención termina siendo aburrido y poco intrigante.

Es un impulso que he intentado controlar estas últimas 4 semanas, y hasta ahora lo he logrado. Sin embargo, no sé cuánto tiempo más pueda seguir controlándome.

Cuatro semanas es más de lo que esperaba de ti. - La miré serio y ella se rio. - Sólo piénsalo ¿Vale? - Asentí.

Besó mi mejilla y se bajó del auto, luego de ello me dirigí a la mansión de mi padre.

Al llegar vi a Kikyo sentada de espaldas en la recepción, el azabache brillante de su cabello por un instante logró alterar mi corazón, cuando de forma inevitable trajo el recuerdo de Kag a mi mente, sin embargo se giró hacia mí al escuchar mis pasos y entonces todo el encanto se desvaneció.

¿Estás lista? - Asintió y me siguió de cerca. -Hablaré un asunto con mi padre, espérame en el estacionamiento. - Detuvo sus pasos de inmediato.

Seguro. - y entonces caminé por el pasillo hasta llegar a su oficina.

Como era costumbre mi padre estaba tras su escritorio, anotando un montón de cosas con su pluma favorita. Levantó la mirada hacia mí y me sonrió.

Buenos días hijo mío.

Cerré la puerta con cuidado a mis espaldas y permanecí de pie en la entrada.

Vengo a preguntarte por…

¿Kagome? - Me miró fijo y entonces sonrió aún más. - Ya habías tardado demasiado.

¿Ella está bien?

Está viviendo en Niza, ha cumplido a cabalidad con los objetivos que le he enviado. - Asentí. - …Está viviendo con Alex.

¿Ah sí?

Por si te interesaba saberlo. - Me reí.

¿Por qué me torturas así?

Porque sigues sin asumir lo mucho que te importa. Podrías haberme solicitado hace semanas un traslado para seguirla, sin embargo pareces haberte rendido demasiado fácil, mi pregunta es… ¿por qué? Eso no es lo habitual para alguien como tú.

Suspiré, los consejos de mi padre y por otro lado los de Sango eran completamente opuestos.

Kagome me ha dejado bastante claro que no quiere ser seguida por un perro faldero y yo tampoco estoy dispuesto a asumir ese papel.

Las mujeres no tienen idea de lo que quieren, jamás. - Sonreí y di media vuelta.

Voy de vuelta a trabajar. - Suspiró y asintió.

Avísame cuando todo esté hecho.

Cerré la puerta y caminé hacia el exterior, donde Kikyo me esperaba apoyada en el capó de mi auto. Desactivé la alarma y caminé directo hacia el puesto de piloto. Al estar ambos dentro encendí el motor.

Son sólo dos objetivos, en teoría deberían ser sencillos, terminaremos rápido. - Comenté.

Esta es la primera misión que tenemos juntos… - Musitó y yo no respondí. - Quizás podemos ser un buen equipo.

No lo creo, sólo preocúpate de no morir.

Ajusté los guantes de cuero negro a mis manos al bajarme del auto y me concentré en finalizar con lo que mi padre me había pedido.


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Kagome

Miré la sangre escurriendo por mis dedos mientras mantenía la mano en alto frente a mi cara. Luego miré el suelo, donde yacía mi más reciente víctima. Sentí poco a poco como se borraba el ardor de mis ojos y los cerré mientras suspiraba. A mi lado Alex limpió los restos de sangre de su rostro con el dorso de su mano.

Eso fue bastante rápido. - Sonreí. - Aún tenemos tiempo para ir por otro.

Paso, necesito comer algo.

¿Algo como qué?

He estado pensando en papas fritas. - Se rió.

¿Mientras asesinabas a ese pobre sujeto?

Ajá. - Me abrazó con uno de sus brazos por mis hombros y caminamos juntos hacia el auto.

Manejó por cerca de 20 minutos antes de detenerse frente a la playa de Niza y yo lo miré extrañada.

Pensé que íbamos a casa.

Quiero mostrarte algo antes. - Musitó y yo asentí.

Nos bajamos y caminamos hasta llegar a la arena, sonreí cuando sentí como mis pasos se hundían sobre ella. La noche no me permitió ver lo turquesa del agua, sin embargo aún en la oscuridad me sentí frente a un paraíso.

¿Venías mucho aquí? - Pregunté y Alex asintió.

Mi madre me traía como premio aquí cada vez que obtenía una buena calificación. - Sonreí. - Caminábamos desde esa roca hasta el faro que ves allá. - Exclamó señalándolo a la distancia. - En el camino recogía conchitas que encontraba a la orilla del mar.

Su cabello negro iba aún mas desordenado gracias al viento costero. Conocía la faceta de adulto, sin embargo la niñez del chico a mi lado aún era un misterio para mí.

¿Por qué decidiste ser cazarrecompensas? - Pregunté y él me miró fijo.

Mi madre era una excelente madre… Sin embargo se había involucrado en algunos malos negocios para obtener dinero y mantenernos a ambos. Un día salió de casa y no volvió, a la semana siguiente un sujeto apareció frente a la puerta, confesando que él la había hecho desaparecer porque no había pagado sus deudas y que entonces si yo no lo hacía recibiría el mismo destino. - Bajó su mirada y sonrió. - Nunca había disfrutado tanto el romperle el cuello a alguien. Luego de esa primera experiencia fue bastante sencillo avanzar con las siguientes…

Miró sus manos con atención mientras sus ojos pasaban de verde a rojo con el simple recuerdo. Me recordó a su lado y entonces volvió a mirarme fijo.

Luego viajé a París y entonces te conocí. - Me sonrió. - El mejor día de mi existencia si te soy honesto. - Entrelazó sus dedos con los míos y bailó conmigo a la orilla del mar, mientras las luces de la ciudad a nuestras espaldas se apagaban poco a poco.

Me abrazó a su pecho mientras nos movíamos en un ritmo imaginario, sentí su corazón contra mi mejilla y lo abracé más fuerte.

He guardado lo que siento desde que llegamos aquí, pero estoy tan cansado de hacerlo… - Suspiró y tomó mi rostro entre sus manos. - Sé que no puedes corresponderme por completo ahora, pero estoy dispuesto a esperar lo que sea necesario, hasta que te lo borres del corazón.

No hubo necesidad de decir su nombre y aún así mi pecho se apretó de forma dolorosa, recordando la sonrisa torcida y aquellos ojos dorados entrecerrados.

El agua helada mojando mis pies me trajo de vuelta al momento, me separé por unos instantes y le sonreí.

No sé como puedo gustarte tanto, soy un desastre si me miras con atención.

Distas bastante de la palabra "desastre" para mi. - Pegó su frente a la mía. - Ha pasado un mes, en teoría mis vacaciones se terminan pronto… - Musitó. - Sin embargo si te das la oportunidad de intentarlo conmigo podría quedarme, podría intentarlo a tu lado.

El silencio entre los dos sólo dejó el ruido suave de las olas rompiendo contra la orilla y entonces tuve miedo, miedo de volver a estar sola. Me estiré de puntillas para alcanzar sus labios y nos unimos en una caricia suave y cálida mientras sus manos me mantenían cerca.

No tenía idea de lo que el destino tenía preparado para nosotros, sin embargo tuve deseos de arriesgarme, de permitirme por un instante pensar que en algunos meses o años, mi corazón borraría por completo a Inuyasha y le correspondería por completo al youkai frente a mi.