Hola Hola!

Ayer me quedé hasta tarde revisando el cap y me quedé dormida antes de poder actualizar :c de todas formas hoy se actualiza chicossss, espero hayan tenido un excelente fin de semana. Los quiero montones!

Muchas gracias por sus reviews:

- Geanery Sandoval Castaneda: :c son tiempos tristes para Inuyasha, prometo que tendra su felicidad de vuelta, por ahora aguantenme un ratito ajajaj. Gracias por comentar!

- tupananchiskama: Te hice esperar un día mas NOOOOOO :c jsfndjs, espero disfrutes el cap 15! Para no destrozar tu ansiedad. Un abrazo

- joiscar: El tiempo no se detiene y estos dos intentan seguir con sus vidas pese a extrañarse montones :c Espero disfrutes la actualización! El Próximo cap se viene intensisisisimo. Un abrazo!

- kcar: Muchas gracias por leerme!, Kag esta aterradisssima, y eso en realidad la orilla a tomar decisiones impulsivas :c Espero leerte pronto por aqui! Un abrazo

- Susanisa: AAA amo, amo que disfrutes tanto de la historia jsdfnsdj, Este cap te traerá algunas sorpresas, asi que disfrutalo, Un abrazo!

- Kat.rocio: Finalmenteee, Inuyasha ha logrado admitir sus sentimientos, le tomó tan sólo 14 capítulos ajajajaj, el cap anterior nos ha mostrado un Inuyasha mucho mas maduro de lo que habíamos visto hasta ahora y eso significa que tendremos un desarrollo de personaje mas o menos en los caps que vienen. Alex es el chico mas adorable que Kag podría encontrar, asi que igual empatizo con ella un poco, la verdad es que es dificil escoger entre dos personas que realmente te gustan :c Espero te agrade la actualizacion! Nos leemos pronto.

- Marian Muxtay: Kagome esta demasiado cegada con que la relación con Alex le va a arrancar a Inuyasha del corazón :c y todos sabemos como termina eso siempre. Muchas gracias por comentar! Espero la actualización te agrade. Un abrazo.

- Soyungirasol25: Inuyasha pertenece al lado de Kag y todos lo sabemos, pero el tiempo y la distancia lo ayudarán a madurar un poquis y eso me deja mas tranquila ajjaja. Gracias por el review!

- Guest: Muchas gracias R.T! La verdad es que tardé bastaaaante en escribir ese lemon, en parte porque quería que sintieran la diferencia con los anteriores, que la conexión era mucho mas intensa que antes asi que genial que te haya gustado!. Miroku y Sango vuelven a estar juntos, lo que francamente tambien me alivia bastante, esperemos Miroku sea capaz de comportarse esta vez ajajaja. Nos vemos en el próximo cap! Un abrazo hermosa.

- yancyarguetaf: Estos capitulos serán de pura penita para Inu :c, pero weno, todos sabemos que eventualmente tendrá su final feliz :3, Muchas gracias por estar atenta a mis actualizaciones, nos vemos prontito!

Esta semana estaré full trabajo, con turnos nocturnos y diurnos, asi que si bien mi intención es actualizar el próximo 14 de marzo, dejaré estipulado un rango de al menos 3 días de retraso, pero si o si dentro de la semana, dependiendo de como avancen las cosas.

Un abrazo enorme, gracias por tanto amorcito!

Frani.


Capítulo 15.- El tiempo no se detiene por nosotros.

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Inuyasha

Kikyo se mantuvo firme a mi lado mientras caminábamos hacia nuestros objetivos.

Si en algún momento parezco necesitar de tu ayuda, no me la entregues. - Exclamé sin mirarla. - Esta es la primera vez que trabajo contigo y eso significa que contra cualquier objetivo, por muy sencillo que sea, estamos en desventaja, pues no estamos acostumbrados el uno al otro.

Asintió.

No te expongas demasiado, mantente en silencio y todo saldrá perfecto. - Continué.

Nos adentramos en un edificio antiguo, de paredes altas de concreto, con detalles arquitectónicos similares a los del siglo XIX. La puerta principal de madera roída crujió bastante cuando tiré de ella para entrar. Tomé un respiro profundo y comprobé que mi arma de fuego estuviera debidamente sujeta a mi arnés. Allí adentro no había más que abandono, un olor a polvo y moho intenso que mezclado con la oscuridad me provocaba cierto nivel de incomodidad. Me mantuve al frente y sentí la respiración agitada de mi compañera a mis espaldas, en cierto modo parecía nerviosa, pese a llevar bastante tiempo trabajando en el rubro. La miré y le sonreí, intentando calmarla.

Subimos juntos al segundo piso y entonces encontré a uno de ellos, apuntándome directamente con un arma. Me crucé de brazos en cierta arrogancia y lo miré fijo.

¿Vinieron por mi? - Preguntó mirándome fijo.

No, la verdad he entrado aquí de puro gusto. - Le sonreí, sin embargo a él no le hizo gracia. - ¿Tu nombre es Akio Arata?

No tengo por qué decírtelo. - Suspiré. Un segundo tardé en llegar hasta él y golpear con fuerza el brazo que sujetaba el arma, sonreí conforme con el golpe seco del metal contra el suelo.

Lo inmovilicé contra la pared y lo levanté desde el cuello.

Akio Arata, ¿Sabes quien me ha pagado un montón de dinero por tu cabeza? - Negó con desesperación. - El padre de la niña a la que asesinaste hace un par de meses, apuesto a que puedes recordarla… O quizás para ti ha sido una de más de tantas.

N-no… He matado… A nadie. - Exclamó casi sin aliento mientras yo apretaba cada vez más mis garras alrededor de su piel.

Mentiroso. - La cuchilla de mi antebrazo atravesó con facilidad su pecho, sin embargo merecía una muerte lenta y yo iba a disfrutar otorgándosela. - Eres una escoria. - Exclamé con rabia mientras empujaba cada vez más.

¡Cuidado! - El grito de Kikyo me distrajo por unos segundos, me giré para mirarla y la vi interponerse como un escudo en el camino del objetivo restante, que había decidido atacarme por la espalda.

La empujé lejos del peligro con poca delicadeza y sentí el dolor agudo de la daga que atravesó mi pecho. El sujetó me empujó hasta el borde de la escalera y como era de esperar rodé hasta la primera planta. Mi espalda chocó con fuerza contra el suelo y apenas pude respirar cuando el dolor me invadió de golpe. Toqué mi pecho con la punta de mis dedos y vi el color de mi sangre teñirlos casi por completo. ¿Por qué?

¡INUYASHA! - La escuché gritar con pánico desde arriba.

¡Mátalo ahora, tiene un arma de plata! - Exclamé con dificultad. Un centímetro más hacia la izquierda y habría muerto instantáneamente.

Tosí un par de veces y me atoré con mi propia sangre. A lo lejos escuché el eco de los ruidos estruendosos en la planta superior, rogando internamente por que la azabache fuera capaz de acabar con el idiota, si no ambos estábamos muertos, muy muertos. Poco a poco mi visión se hizo borrosa y una jaqueca horrible me aturdió por completo.

El aroma adictivo a vainilla suave invadió mis sentidos con fuerza desmedida, miré a mi alrededor desesperado por encontrarla, sin embargo me encontraba completamente solo en ese lugar.

– ¿Tenían que aturdirte para poder hablar contigo? - Su voz sonó alta y clara desde todas las direcciones.

– ¿Aturdirme?

– Eres un idiota, pensé que vendrías por mí.

– ¿Es eso lo que querías? - Pregunté alzando la voz.

– Quiero sentir que el riesgo vale la pena. - Musitó.

– ¿El riesgo de que?

– De perderte. - Sus manos se materializaron cálidas y pequeñas y me abrazaron por la espalda. - Asegúrame que estaremos juntos para siempre, que el amor no se acabará y entonces accederé a intentarlo.

– Vuelve a mí. - Rogué. - La vida es aburrida si no estás cerca.

Sentí su mejilla apoyada contra mi espalda.

– ¿Me extrañas?

– Demasiado. - Admití y ella me apretó aún más.

De pronto me soltó y me giró bruscamente, sus ojos chocolate se encendieron en un rojo escarlata y se estiró de puntillas para besarme. La abracé posesivo por la cintura, intentando mantenerla cerca.

Un quejido bajito entre besos abandonó su boca y entonces se separó abruptamente de mí, sólo entonces fui consciente de cómo de pronto aparecía una herida enorme en el centro de su pecho. La sujeté cuando pareció desvanecerse y entonces me susurró con su último aliento.

– Él viene.

Desperté de golpe, con mis ojos ardiendo por el instinto innato de protegerla. Miré a mi alrededor y el blanco de las paredes, cortinas y muebles me hizo entrecerrar los párpados por la intensidad del reflejo de la luz. ¿Dónde estaba?

Finalmente. - Exclamó Sesshomaru a mi lado. - ¿Te sientes mejor?

Intenté moverme, sin embargo el pecho me clavó con intensidad y emití un quejido ahogado. Miré mis brazos, ambos tenían vías sanguíneas y cables que me conectaban a una máquina que sonaba con un "beep" insistente por cada latido de mi corazón.

¿Qué mierda? ¿Sigo soñando?

Estás en la mansión, habías perdido un montón de sangre y tuvimos que ir por ti.

Poco a poco mi mente proyectó pequeñas imágenes sueltas de mis recuerdos, alguien me había herido… había rodado por las escaleras.

¿Y Kikyo?

Fue ella la que nos llamó, está a salvo, esperando allá afuera a que despertaras. - Suspiré un poco más tranquilo.

¿Los objetivos?

Ambos acabados. - Así que había sido capaz de asesinarlo. Asentí. - Me ha dicho que ha sido su culpa.

Keh, ya no importa.

La haré pasar si no te molesta, parece bastante afectada. - Exclamó al ponerse de pie.

Kikyo apareció unos segundos después, mirándome con ojos de cachorro mojado.

Lo siento. - Musitó de inmediato.

Te dije que no me ayudaras.

Si, pero…

Pero nada, no debiste intervenir, no debiste decir nada. - Bajó su rostro y asintió.

No quería que te hicieran daño… - Su voz sonó de pronto quebradiza y me sentí culpable de forma instantánea por hacerle colapsar.

Ya no importa, estoy bien y tú igual, ambos objetivos muertos, todo bien.

No soy tan buena como Kag, ¿no? - La sola mención de su nombre me hizo sentir escalofríos. - Te he fallado.

Deberías irte a casa, necesitas descansar. - Respondí, ignorando su pregunta.

¿Me perdonas?

Seguro, ya olvídalo. - Me sonrió y se puso de pie

Permanecí allí mirando el techo, completamente absorto en mis pensamientos. Tenía bastante por lo que preocuparme, el pecho me dolía con cada respiración, la cabeza aún me daba vueltas y me sentía por primera vez increíblemente débil, pero sobre todo inútil. Pese a ello lo que ganó toda mi atención fue mi pesadilla, porque en ella Kag estaba herida. La agonía de estar lejos y temer que algo le sucediera se apoderó rápidamente de mi, habían demasiados kilómetros de distancia entre los dos y eso me quitaba todas las opciones de protegerla si es que ella lo necesitaba.

Mi madre apareció un par de horas después, con aquella sonrisa cálida que siempre me ayudaba a despejar mi mente. Se sentó a la orilla de la camilla y acarició mi rostro con la ternura que sólo una madre podría entregar.

¿Cómo te sientes?

Molido, francamente. - Me sonrió.

Me has asustado bastante… Llegaste inconsciente aquí, eso jamás había sucedido.

He estado distraído, eso es todo, no volverá a pasar. - Le sonreí y ella asintió.

¿Extrañas a Kag? ¿Es por eso? - Guardé silencio y desvié mi mirada. - Cariño…

Pensé que sería más sencillo sabes, el dejarla ir… - Apreté mis sienes con fuerza. - Ha pasado un mes, es tiempo suficiente para dejar de extrañarla.

Compartiste cinco años de tu vida con ella, te acostumbraste a su presencia, un mes no es suficiente. Pero pasará, siempre pasa, las amistades verdaderas prevalecen a pesar de la distancia.

La miré fijamente y sonreí, ella realmente pensaba que extrañaba a una amiga.

Mi padre no te ha dicho nada, ¿no?

¿Sobre qué?

Sobre Kag y yo. - Me miró confundida por unos segundos, sin embargo poco a poco pareció comprenderlo.

Bromeas…

Ojalá. - Sus ojos brillaron con alegría al límite, sin embargo rápidamente pasaron a la confusión.

¿Y por qué se ha ido entonces?

Es… complicado. - No siguió insistiendo y lo agradecí, simplemente suspiró y asintió.

Conozco el sentimiento. - Musitó.

Pero de todas maneras, me encantaría pedirte un consejo. - Exclamé y ella asintió. - ¿Crees que debería ir por ella? Si ella ha decidido alejarse… ¿Debería insistir?

Tu la conoces mejor que yo, ¿Crees que reaccione bien?

Creo que arruinaré sus planes y me odiará por ello.

Creo que si sientes un asunto pendiente debes ir, no porque todo salga como esperas, si no porque te permitirá cerrar el capítulo y seguir adelante si no es así, me parece más doloroso para ti si te quedas con la sensación de que no hiciste lo que estaba a tu alcance, al menos si lo intentas no podrás recriminarte a ti mismo.

Tenía tanta razón que me sentí un idiota por no pedirle consejos antes.

¿Y si todo sale mal? - Acarició mi mejilla.

Sabes lo mucho que adoro a Kag, sabes también que es la nuera que anhelo, aún así, si todo sale mal… No es la única chica en el mundo, si ella decide perderte, entonces encontrarás a alguien más. - Suspiró y me miró fijo. - Quiero que seas feliz, eso es lo único que importa.

Asentí y entonces ella se acercó para besar mi frente

Ni siquiera sé dónde encontrarla…

Déjame eso a mi, lo averiguaré por ti, pero recupérate primero, ya habrá tiempo de planificar eso luego.

y salió para dejarme descansar.


Permanecí allí un par de días hasta que mi pecho dejó de doler, o al menos lo suficiente para mantenerme en pie. Lo primero que hice al llegar a mi departamento fue buscar mi bolso y llenarlo con un poco de ropa, consciente de que aquel no era un viaje definitivo.

Busqué el primer vuelo disponible para lo antes posible y me dirigí al aeropuerto sin avisar a nadie de mis intenciones, quizás por el miedo de arrepentirme. Me subí al avión cuando el sol apenas iluminaba el horizonte y agradecí que el viaje fuera de noche, al menos de ese modo podía dormir las quince horas de viaje. Al aterrizar lo primero que recibí fue un mensaje de mi madre con la dirección de Kag en coordenadas.


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Kagome

Alex me miró entretenido mientras esperaba a que yo hiciera mi próximo movimiento. Miré las piezas sobre el tablero, esperando secretamente que una de ellas brillara para indicarme que debía moverla, suspiré cuando no sucedió.

Es aburrido si jugamos un juego que tu conoces demasiado bien y yo no. - Musité.

Puedes aprender conmigo.

Basura. - Aquello le sacó una carcajada.

Vamos, mueve cualquiera.

Moví la torre cinco casillas hacia adelante y comí a uno de sus caballos con una sonrisa, él me miró ofendido, sin embargo a la movida siguiente no sólo devoró mi valiente pieza, si no también a mi alfil. Suspiré.

Ya no quiero jugar.

Mala perdedora.

Mal profesor.

Ambos nos reímos y nos movimos a la cocina para preparar el almuerzo, por primera vez Touga no parecía disponer de nosotros y quería aprovecharlo para tener un día lo más común y corriente posible.

¿Y si hacemos algo entretenido hoy? - Exclamé de pronto.

¿Algo como qué?

No lo sé, salir a bailar, o al cine, cualquier cosa que me permita salir de la casa y que no sea sólo para asesinar gente.

Me parece una petición válida. - Exclamó mientras cortaba carne en trocitos. - ¿Recuerdas ese bar que vimos hace algunos días y que prometimos probar?

Ese es el lugar perfecto. - Me sonrió y yo sonreí de vuelta.

Luego de terminar el almuerzo me preparé para un baño relajante, llené la bañera con agua caliente y me sumergí disfrutando de la sensación de ardor que duró algunos segundos sobre mi piel. Me ovillé en mi misma y abracé mis piernas mientras apoyaba mi mentón en las rodillas.

"Te ves un poco triste, ¿Quieres un vaso de gin?"

Su voz ronca y encantadora resonó una vez más en mi mente y yo lo consideré como algo completamente normal, cuando en realidad rozaba la esquizofrenia. Cerré los ojos e intenté imaginarme los suyos, dorados e intensos como siempre.

Extraño un poco Japón. - Admití derrotada.

"Quizás extrañas la rutina"

Quizás te extraño a ti. - Musité bajito.

"Dijiste que era lo mejor para los dos"

Lo sé.

"Ah ah, sin llorar enana, casi podría creer que te arrepientes un poco"

Me hundí en el agua por algunos segundos y grité allí, sabiendo que nadie podía escucharme. Cuando salí para respirar los ojos verdes de Alex me miraron increíblemente preocupados y yo no supe qué mentira inventar. Me sonrió y acarició mi mejilla.

¿Puedo bañarme contigo? - Lo miré en silencio por unos segundos y luego asentí.

Vi como se despojaba de sus prendas una a una y sentí su cuerpo contra el mío cuando se sentó a mis espaldas en esa bañera lo suficientemente grande como para recibirnos a ambos. Sus manos me abrazaron por el vientre y apoyó su mentón en mi hombro mientras yo me recargaba en él, descansando un poco del peso de mis demonios.

¿Quieres hablar de ello? - Musitó con cuidado, como si temiera romperme con sus palabras.

Me siento un poco abrumada lejos de mi rutina. - Admití.

Creo que es normal, apenas ha pasado un mes. - Asentí.

¿Qué te ha dicho Touga?

¿Sobre qué?

Sobre tu estadía permanente aquí.

No he hablado con él aún, pero creo que en su interior él lo sabe. Mi cuerpo estará donde mi corazón esté… y eso es a tu lado. - Sonreí y suspiré.

Te quiero mucho. - Musité y lo miré hacia arriba. Él no me respondió, simplemente me besó lentamente mientras me abrazaba con más fuerza.

Permanecimos allí hasta que el agua se enfrió y nos alistamos juntos para salir. Noté como me miraba con atención mientras delineaba mis ojos.

Eso se ve extremadamente difícil. - Exclamó.

No si estás acostumbrado. - Me acerqué con el lápiz a su rostro. - ¿Quieres que te maquille? - Me abrazó por la cintura y dio besos cortos sobre mi hombro, provocándome cosquillas mientras lo abrazaba por el cuello

No por ahora bonita.

Caminamos de la mano hasta el bar. Bebí de mi vaso de gin mientras Alex iba por otra cerveza a la barra. Un escalofrío recorrió de pronto mi espalda y me giré por instinto al sentir peligro. A un par de mesas a la distancia una chica de cabello corto me miraba con atención mientras hacía girar el hielo en su licor, sin embargo cuando le sostuve la mirada me esquivó de inmediato, de algún modo se me hizo familiar. La acompañaba un sujeto de cabello largo y negro, con ojos rasgados y alargados, mirándome de la misma manera, a él no lo conocía en lo absoluto.

Bailemos, no vinimos para quedarnos sentados. - La aparición de Alex me sobresaltó, sin embargo me sacó de esa incómoda sensación.

Vamos. - Exclamé sonriente poniéndome de pie.

Me tomó de la mano y me guió cerca de la música en aquella oscuridad agradable. Nos movimos pegados el uno al otro mientras de vez en cuando escondía su cabeza en mi cuello y daba un par de besos traviesos que me sacaban risas. Sus manos me abrazaron por la cintura y las mías se aferraron a su pecho.

¿Y si hacemos una pequeña locura? - Susurró a mi oído.

¿Cómo cual?

Una de sus manos bajó un poco más para apretar mi trasero y sonreí al comprender.

Guíame a donde quieras y soy toda tuya. - Acercó sus labios a los míos y depositó un beso corto antes de tomarme de la mano y llevarme a través de la gente hacia la zona de los baños. Entramos ambos de una sola vez y entonces el silencio fue instantáneo.

Había un par de personas lo suficientemente ebrias para no cuestionarnos cuando comenzamos a besarnos y la excitación se nos fue de las manos. Apenas sentí la puerta volver a cerrarse cuando salieron empujé de Alex a uno de los cubículos y cerré para dejarnos allí completamente dispuestos en un espacio reducido.

Sus labios buscaron los míos con desesperación y aguanté a duras penas los gemidos cuando una de sus manos se coló por mi falda e introdujo sus dedos dentro de mi. Sentí las voces de unas chicas al entrar y para mi sorpresa la posibilidad de ser descubiertos simplemente aumentó con creces mi excitación. Busqué el cierre de sus pantalones y masajeé su miembro mientras él sonreía contra mis labios. Me alzó por las caderas y entró en mi de una sola vez mientras yo me aferraba a él con mis piernas y disfrutaba del vaivén entre los dos. Sus embestidas fueron poco delicadas, desesperadas, profundas. Aguanté a duras penas mis gemidos intentando con los besos opacarlos. El cubículo sonó con cada uno de nuestros movimientos sin embargo no me importó.

– Vous ne voulez pas gémir un peu? (No quieres gemir un poco? - Susurró contra mi oído para luego lamerlo con lentitud. - personne ne va nous juger (Nadie va a juzgarnos)

Salió lentamente de mi para volver a entrar con fuerza y entonces un gemido alto se escapó de mi garganta a la vez que mis garras se enterraban en sus hombros. Su pubis rozó con mi clítoris y sentí aquel cosquilleo agradable crecer cada vez más en mi vientre bajo. Mordí su cuello con fuerza y sentí el orgasmo golpearme con intensidad mientras el sabor ferroso bajaba por mi garganta y él me abrazaba para controlar mis espasmos, pronto lo escuché gruñir contra mi y morder mi hombro desnudo mientras se corría dentro de mi.

Intenté recuperar el aliento mientras él salía de mi y acomodaba sus pantalones. Me abracé a su cuerpo y esperamos a que salieran las personas que estaban dentro, tal y como él había dicho, a nadie le había importado lo suficiente como para intervenir. Al salir me miré en el espejo mientras él me abrazaba por la espalda y daba besos cortos en el sector que minutos atrás había mordido. Peiné un poco mis cabellos y mojé mi rostro antes de salir.

Permanecimos en aquel bar hasta cerca de las cuatro y media de la madrugada, luego caminamos juntos hacia nuestra casa mientras conversábamos entre risas. Cuando llegamos esperé a su lado mientras buscaba las llaves y volví a sentir la misma sensación escalofriante recorriendo mi columna vertebral; me giré de forma instantánea y vi algunos arbustos moverse, sin embargo no había nadie allí. Mi corazón latió un poco más veloz cuando por un instante creí sentir el aroma de Inuyasha.

¿Qué pasa? - Alex miró en la misma dirección que yo.

Creí… - Allí no había nadie, probablemente era mi mente jugando conmigo. - Nada, entremos. - Sonreí y él asintió.

Intentamos volver a jugar ajedrez, sin embargo volví a perder. Me abalancé sobre él y le hice cosquillas entre risas para vengarme. Se giró para dejarme bajo su cuerpo y me sonrió dulcemente mientras sus dedos peinaban un mechón rebelde sobre mi cara. Luego bajó su rostro hasta el mío y me dio un beso lento, cuando se separó de mí me tomó algunos segundos volver a la realidad.

¿Y eso por qué? - Pregunté.

¿Necesito una razón? - Lo atraje hacia mí y lo abracé con cariño

El fuego de la chimenea onduló en llamas serpenteantes mientras permanecimos abrazados en la alfombra. Suspiré y me acurruqué contra él, utilizando el ritmo de su corazón como una canción de cuna.


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Inuyasha

Mi espalda permaneció apoyada en aquel tronco hasta que ellos entraron, cuando volví a mirar pude ver por el ventanal como ambos reían mientras jugaban ajedrez. Podía caminar hacia allá, tocar la puerta y quitar de forma inmediata esa hermosa sonrisa del rostro de Kag o podía disfrutarla a la distancia, habiendo comprobado al menos que ella estaba a salvo, después de todo, podía ver en los ojos de Alex como la chica era su mundo… Y eso era exactamente lo que esperaba de él.

No era mi tarea arruinar su felicidad a costa de la mía. Sentí mi pecho arder como si hubiera un agujero en él y me convencí a mi mismo de que era por mi herida reciente y no por el vacío tortuoso de comprobar que ella realmente no era mía, que tal vez nunca lo sería.

Más te vale cuidarla. - Musité y sonreí con tristeza mientras me alejaba con mis manos en los bolsillos de mi abrigo.

Era un hombre de naturaleza competitiva, siempre lo había sido, y ceder a Kag voluntariamente a alguien más era el acto menos egoísta de toda mi existencia, simplemente porque no podía ser egoísta con ella, no si ella era realmente feliz. Parte de mi sufría por ello, sin embargo otra parte estaba feliz, después de todo mi madre había tenido razón y aquel era el paso que necesitaba para avanzar, había necesitado 30 horas totales de viaje para comprenderlo. Al llegar al aeropuerto tomé un taxi y arrastré mi ser hasta la mansión, la puerta fue abierta por Izayoi y su sonrisa se borró de inmediato al verme. Intenté sonreír mientras los ojos me escocían y ella me abrazó de inmediato. Había aguantado casi 10.000 kilómetros sin derrumbarme, sin embargo el abrazo de mi madre había sido el único empujoncito que había necesitado para mostrar mis sentimientos. Permanecí escondido en su hombro hasta que las ganas de llorar cesaron y entonces me separé un poco para mirarla de frente.

Empezamos de cero desde hoy. - Musité y ella asintió.

Empezamos de cero.

Me preparó una taza de té y conversamos hasta que el reloj de pared marcó la mitad de la madrugada. Me propuse como meta al salir el sol por el horizonte borrar de mi mente su nombre y desearle de todo corazón una vida feliz, lo suficientemente feliz para borrar su horrible pasado.


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2 años después, Diciembre 2018.

Sentí los besos húmedos de una de mis acompañantes, subir lentamente desde mi ombligo hacia mis hombros y cerré los ojos dejándome hacer, mientras mi cabeza reposaba en las suaves piernas de la chica restante.

Me gusta mucho tu cabello. - Musitó la última mientras lo peinaba con sus dedos. - Es muy suave.

Antes lo tenía hasta la cintura. - Respondí mientras ella jugaba con un mechón corto y desordenado.

Bromeas. - Negué con la cabeza. - ¿Por qué lo cortaste? Apuesto a que lucías como un samurai.

Un día llegué demasiado ebrio a casa y había un par de tijeras cerca. - Ambas rieron y siguieron en lo suyo.

Bajó su estatura lentamente hasta la mía y me besó de forma sensual, mientras la otra chica daba mordiscos cerca de mis oblicuos. Jadeé cuando una de sus manos traviesas fue a parar sobre mi miembro, masajéandolo con intensidad.

Las había conocido a ambas hace apenas un par de horas en un bar en el centro de Tokio, sin embargo nos habíamos llevado tan bien después de unas cuantas botellas de tequila seco que invitarlas a mi departamento había parecido una excelente idea. La de cabello castaño se subió a horcajadas sobre mí, guíando mi miembro a su entrada y abrazándome con sus paredes. Gemí ronco mientras las veía besarse justo encima mío. Ese debía ser probablemente el paraíso, no había otra explicación.

Jalé de las caderas de la rubia hasta mi rostro, el que puse entre sus piernas y lamí su centro con deliberada lentitud, entregándoles a ambas el placer que merecían a la vez. Aquella habitación prontamente comenzó a llenarse de gemidos cálidos, sin embargo estos cesaron abruptamente cuando el sonido del timbre sonó a la lejanía. Ellas se detuvieron de inmediato.

¿No es un poco tarde para que alguien toque el timbre? - Exclamó la rubia.

Ignóralo. - Mordí la parte interior de sus muslos y la sentí gritar bajito mientras la otra reía y se movía sobre mí. El timbre sonó insistentemente y yo suspiré cuando ya no pude concentrarme más. - ¿Me dan un segundo?

Las moví para levantarme de la cama y las ví seguir bastante entretenidas entre las dos, quien fuera que estuviera tocando ese jodido timbre iba a perder su vida en segundos. Tironeé de mis jeans para abrocharlos mientras caminaba a la entrada y cuando abrí Sesshomaru me miró serio.

Sé que no puedes vivir sin mí, pero acabas de interrumpir literalmente en el peor momento. - Exclamé y él me sonrió a medias mientras pasaba por mi lado izquierdo y se sentaba en el sofá de mi sala de estar. - ¿Vas a auto invitarte a entrar?

Han pasado dos años desde que no nos vemos, esperaba una bienvenida más acogedora de tu parte. - Lo miré de brazos cruzados y suspiró. - Dile a quien quiera que esté en la habitación que lamentablemente la diversión se acabó, tengo algo importante que hablar contigo.

Joder, ¿El asunto no puede esperar hasta mañana?

No lo sé, tal vez si, el asunto es Kagome. - Exclamó y entonces el nombre pareció quemar mis neuronas, provocándome un dolor de cabeza instantáneo. - ¿Puede esperar hasta mañana?

¿Ella está bien? - Pregunté de inmediato.

Sip, al menos por ahora, repito, sácalas de aquí. - Suspiré y asentí.

Caminé a la habitación y aplaudí un par de veces al entrar.

Hora de retirarse. - Exclamé serio mientras abría las ventanas para sacar el aire viciado del sexo.

Ambas me miraron con tristeza.

¿Por qué? - Preguntaron al unísono.

Porque algo importante surgió. - Sonreí y busqué sus prendas de ropa repartidas en el suelo para acercarlas a ambas. - Las espero afuera. - Y cerré.

Al volver a la sala de estar Sesshomaru me juzgó con la mirada, mientras mantenía sus brazos cruzados.

¿Dos? ¿Enserio? - Sonreí.

Soy un hombre difícil de satisfacer…

Un prostituto mejor dicho.

Por favor hermano, tenías las mismas sucias costumbres antes de conocer a Rin, si has caído en la monotonía por amor no significa que tu pasado se borra de forma automática. - Fingió demencia y bebió de su vaso de whisky.

Mis invitadas aparecieron cinco minutos después completamente vestidas, ambas le sonrieron a mi hermano y éste las miró con la frialdad brotando por sus poros. Les abrí la puerta y la castaña se acercó para besarme en los labios.

¿Nos veremos de nuevo?

Eventualmente. - Sonreí mintiendo con descaro y cerré la puerta al sacarlas. - Bien, ¿Qué pasa con Kagome? ¿Alex no es capaz de protegerla? - Exclamé burlón mientras servía un par de vasos de whisky dándole la espalda.

Tomura, su antiguo jefe, le ha puesto precio a su cabeza. - Exclamó y entonces mi sonrisa burlona se borró de inmediato.

Bromeas, ¿Dos años después de su regreso? ¿No te parece un poco tarde?

Dos años no son nada para un ser inmortal, supongo que dentro de sus planes estaba contemplado esperar pacientemente a que ella se relajara.

¿Y cómo lo sabes?

Por ahora extendió la oferta sólo por Francia, un conocido me ha enviado el anuncio.

Me entregó su teléfono y en la pantalla el rostro de Kag apareció tan bonito como siempre en un anuncio de "se busca" escrito en francés. La recompensa de 2 millones de dólares por entregarla viva de seguro atraería a bastantes parásitos codiciosos.

¿Desde cuándo?

Desde ayer. - Aquello ya era un tiempo excesivo.

¿Mi padre lo sabe? - Asintió. - ¿Y por qué no la trae de vuelta?

Porque ella no quiere. - Por supuesto, Kagome siempre era el obstáculo principal cuando uno intentaba mantenerla a salvo.

Já, me encantaría decir que me sorprende… - Exclamé, sin embargo el rostro de mi hermano permaneció completamente serio pese a mi pequeña broma. - Hay algo que aún no me has dicho. - Adiviné.

Sabes que sus padres fueron brutalmente asesinados y calcinados… - Asentí. - Que no se sabía a ciencia cierta quién era el responsable. - Ya sabía adonde iba aquella conversación.

No me digas que…

Ajá, Tomura es el responsable.

Lo miré confundido.

¿Estás seguro de ello? Porque hasta donde sé, él fue quien la acogió como una hija después del evento traumático.

Necesitaba una nueva pupila para entrenar, eso es todo. - Lo miré de brazos cruzados.

Asumo que Kag no lo sabe. - Negó con su cabeza. - Fantástico, al menos de ese modo no irá directo a su cabeza.

Por ahora Tomura la necesita viva y eso me relaja un poco, sin embargo no sé que es lo que hará con ella cuando la tenga entre sus dedos y estamos contra el tiempo. - Asentí. - La pregunta necesaria e incómoda es… ¿Vienes conmigo?

Lo medité mientras bebía un sorbo de whisky. ¿Estaba dispuesto a ello? A enfrentar los fantasmas del pasado, a lidiar con los sentimientos enterrados, ¿Estaba dispuesto a sacrificar mi tranquilidad por ella?, Suspiré.

Y entonces… ¿Cuándo viajamos a Francia? - Pregunté.

Sesshomaru me sonrió y entonces supe que su intención desde el principio era convencerme de ello.

Mañana por la mañana. - Respondió. - Ya está todo planificado, salimos a las 9 en un vuelo privado en el jet de la familia Taisho.