Hola lectores:
Han sido semanas difíciles e intensas, llenas de trabajo y poco tiempo para escribir :(, la semana pasada tuve tantos turnos que realmente se me hizo imposible actualizar, pido perdón por ello. Por otra parte odio subir nuevos caps sin revisarlos a consciencia, siento que cada párrafo afecta el desarrollo de la historia y prefiero estar segura de como quiero seguir avanzando en ella antes de publicar a la rápida.
Muchas gracias por su amorcito:
- Geanery Sandoval Castaneda: Siento en el alma haberte hecho esperar :c asi como pasaron dos años de distancia entre nuestros protagonistas siento que han pasado siglos desde la última vez que escribí aquí. Espero este cap te alegre un poco la tarde. Un abrazo
- Susanisa: Creo que fuimos testigos de la parte menos egoísta y mas adorable de Inu, él decidió perderla por verla feliz :(, considerando que el tener que elegir entre ellos dos también la haría sentir triste. De aqui en adelante se viene un Inu tan maduro que nos sorprendera a todas, incluso a la misma Kag. Un abrazo!
- tupananchiskama: Cuando todas deseamos que sea un impulsivo el idiota va y nos muestra su faceta más madura:( ajajajaj, era necesario. Espero disfrutes este cap! Me alegro que me aclararas tu nombre previo, ya se me había hecho extraño no verte en los reviews jaja. Un abrazo :3
- joiscar: Incluso yo estoy ansiosa por su reencuentro, siendo quien lo escribe ajajaja. Espero te agrade! Mucha gracias por comentar y por la paciencia mumumuum
- kcar: Dos añitos de corazoncito roto para Inu :c, ha empezado ya con esas costumbres autodestructivas, pero weno, se viene el reencuentro mas esperado por latinoamerica unida ajajaja. Espero lo disfrutes!
- YokoGH: Te lo prometo, van a estar juntos mas temprano que tarde. Muchas gracias por leerme!
- : Fue muuuy triste escribirlo :c es lindo cuando tu eres el ganador y te quedas con esa persona que te gusta, pero mas de alguna vez hemos estado en el lado contrario y queria esa perspectiva, quería que sintiéramos a un Inuyasha tremendamente triste, actuando con madurez para no hacer sufrir a su Kag :c. Lamento la espera, esos dos años de distancia han sido aun mas con mi demora ajaja. Se viene! Un abrazo.
- Guest: Rosa Taisho de mj corazón! He extrañado publicar y recibir sus comentarios :( la verdad es que el trabajo esta denso, me he hecho un tiempito para que no piensen que los he olvidado. Amo los años de distancia ajaja, a ratos les sirve a los personajes para creer que han superado todo, pero el destino les explota en la cara juntándolos una vez mas. Veremos que tal ese reencuentro. Muchas gracias por apoyarme hasta el infinito! Nos leemos pronto.
- Marian Muxtay: Nuestra Kag y su subconsciente extrañando a Inuyasha a mas no poder :c, Sesshomaru por su parte no se rinde con respecto a juntarlos ajajaja. Espero disfrutes el cap 16! Yo disfrute un montón escribiendolo. Nos leemos pronto!
- yancyarguetaf: Cierto? Es triste ver a Inu destrozado, pero heeey, sacó toda la madurez y el lado empatico con Kag, poniendo la felicidad de ella por sobre la suya :c. muchas gracias por amar tanto mi historia, espero este cap te guste de igual manera. Un abrazooo
- Soyungirasol25: sus hilos están enredadisimos por el destino, ya veremos lo que les tiene deparado a ambos, finalmente después de dos añossss, veamos que tal ese reencuentro. Millon de gracias por leeeme!
Próximo cap programado para el sábado 1 de abril! Ya he avanzado en el cap 17, asi que eso nos da un poco de ventaja.
los quiero un montón.
Frani.
Capítulo 16.- Si tu no vienes yo voy por ti
Kagome
– No me interesa en lo absoluto. - Exclamé tajante con la respiración agitada por el reciente esfuerzo, mientras Alex me miraba completamente superado por mi repentina pataleta. - No me iré de aquí porque el idiota de Tomura ha decidido hostigarme luego de dos años, mi vida está aquí, pertenezco aquí por completo.
Una de sus cejas se alzó mientras me miraba.
– El anuncio lleva 24 horas desde que se publicó y ya hemos tenido dos visitantes no deseados. - Indicó con desagrado el par de cuerpos desangrándose en nuestra sala de estar. - Esta vez hemos tenido suerte, pero vendrán más…
– Y los detendremos de la misma manera.
– ¡Escúchate Kagome! - Su voz en un tono más alto me sobresaltó de pronto y él suspiró. - Sabes que te amo, sabes que por lo general acepto cada una de las cosas que pides, porque para eso vivo, para satisfacerte, pero no me quedaré esta vez de brazos cruzados viendo cómo decides quedarte en el ojo del huracán, exponiéndote al peligro como si tu vida no importara.
– Pero…
– ¡Pero nada! ¡No voy a perderte por tus estúpidos caprichos de niña inmadura! - Sus palabras dolieron como dagas filosas en mi pecho y de pronto ya no quise seguir discutiendo con él; vi el arrepentimiento en sus ojos, sin embargo el orgullo me hizo darle la espalda y caminar hacia la puerta. - Kag…
– Déjame en paz. - Exclamé tajante justo antes de salir y dar un portazo.
En ningún momento me detuve para mirar atrás, simplemente me metí dentro de mi coche y encendí el motor para acelerar de inmediato.
'
Inuyasha
*Flashback*
Mi padre se sentó frente a mi en su despacho y me miró aún con los ojos entrecerrados y somnolientos. Luego de la desagradable e inoportuna visita de Sesshomaru a mitad de madrugada había acudido desesperado hasta la mansión, buscando más respuestas.
– ¿No podías esperar hasta mañana para conversar? - Preguntó estirándose lentamente.
– No realmente. Quiero toda la historia, toda la información que probablemente mi hermano se ha guardado. - Me miró en silencio por unos segundos.
– ¿Qué es lo que te ha dicho?
– Que Tomura le ha puesto precio a Kag, que la quiere viva. - Asintió. - Que él es el asesino de sus padres.
Mi silencio dejó en claro que eso era lo único que sabía. Mi padre se puso de pie y caminó hacia el mesón de la cafetera.
– Tomura realmente adoptó a Kag como su pupila cuando ella quedó huérfana. Era una niña de 17 años, sola contra el mundo…- Exclamó mientras servía agua hirviendo en su tazón. - ¿Quieres café?
– No gracias. - Respondí rápidamente, preocupado por no perder el hilo. - Kag mencionó que Tomura era amigo de su padre, que su padre le había pedido cuidarla si él fallecía. - Sonrió.
– Tenji Higurashi era un sujeto listo, preocupado por su familia, leal en su trabajo, lo sé porque trabajé a su lado durante casi 70 años. - Aquella información captó aún más mi atención. Kagome había escuchado bien la última conversación de su padre, el Touga de su historia era mi Touga. - Esa es la clase de favor que le pides a un amigo cercano… La clase de favor que Touga me pidió a mi, no a Tomura. Él sólo tomó provecho de la situación.
Lo miré confundido.
– ¿Tenji te pidió cuidar a su familia?
– Y fallé miserablemente. - Sonrió con tristeza al volver a sentarse. - Para cuando llegué a Francia no había más que cenizas en el recuerdo de nuestra promesa y su familia había sido calcinada junto con él, por algun motivo que aún no descubro. No me enteré de que Kagome estaba con vida hasta dos años después, cuando Tomura decidió enviarla para asesinar a tu hermano.
Poco a poco las piezas de un puzzle complejo comenzaron a ordenarse en mi cabeza.
– Dejaste que sucediera así… Dejaste que nos encontrara. - Mi padre asintió.
– La única heredera de mi mejor amigo de pronto estaba con vida y eso sólo significaba que podía cumplir con mi promesa, aunque fuera a medias. Investigamos todo sobre Kag en apenas un par de días, pero esa parte ya la sabes, fingimos caer en su trampa.
Bajé mi mirada a mis piernas, recordando como mi hermano me había presentado aquella misión, con una chica catalogada como "mortal y encantadora a la vez"
"Van a tendernos una trampa, pero la devolveremos con creces" había dicho. Él lo sabía, siempre lo había sabido.
– Querías rescatarla de sus garras…
– Sesshomaru es bueno guardando secretos, necesitaba que así fuera. - Continuó.
– ¿Por qué?
– Porque necesitaba ponerla a salvo, y para eso ella no podía odiar a Tomura, habría caminado voluntariamente hacia su muerte intentando asesinarlo. - Sonreí, todos conocíamos demasiado bien a Kag. - Asi que simplemente la convencimos de trabajar para nosotros, lejos de Tomura y bajo nuestro cuidado.
– Tú sabías que él era el responsable de la muerte de su familia. - Asintió. - Y aún asi no acabaste con él.
– Tomura es un objetivo más complejo de lo que crees… Es esa clase de víbora a la que si le cortas la cabeza crecen otras dos. Si lo mataba, muy probablemente otros habrían venido por Kag. - Me miró fijo. - Todas las decisiones que tomé, todos los enfrentamientos que evité… Todo fue para protegerla a ella y a ustedes.
Sonreí, mi padre cargaba con tanto peso sobre su espalda sólo para cumplir sus promesas.
– Ella aún no sabe que Tomura es el malo de la historia, la rabia arderá en su pecho al escuchar todo esto…
– Aún así Irán por ella y le dirán la verdad, esa es la única manera de que confíe en nosotros. - Extendió hacia mí una carpeta con la foto de dos personas. - Deben obtener información de ellos.
– ¿Quiénes son ellos?
– Los ejecutores de su sentencia. - Musitó. - Naraku y Kagura.
Suspiré, contar todo aquello a Kag iba a destrozarla en pedazos, pero peor aún, aumentaría su sed de venganza, ahora que tendría un sujeto a quien dirigirla.
*Fin de flashback*
'
No pude quitar de mi mente las palabras de mi padre. Llené mi maleta con un poco de ropa y armas, consciente de que en realidad no planeaba mantenerme demasiado tiempo allá, después de todo o mataba al idiota de Tomura o Kagome se venía con nosotros, no había mas opciones disponibles. Al llegar a la mansión junto a mi hermano me sorprendió ver un equipo de al menos 10 personas, entre ellas, Kikyo, quién me sonrió a la distancia mientras movía un brazo sobre su cabeza y me saludaba enérgicamente. Me acerqué molesto.
– ¿Y a ti quién te dio permiso para venir? - Exclamé. Kagome en peligro era suficiente como para permitir voluntariamente que Kikyo se incluyera en el grupo de riesgo. Era cierto, habíamos dejado nuestro fugaz romance hace años, sin embargo habíamos disfrutado algunos encuentros íntimos después de ello, lo que bastaba para incluirla en mi lista de personas importantes.
– Yo. - Exclamó Sesshomaru. - Necesitamos a los mejores, y es la única chica que Kag alcanzó a entrenar antes de partir, ¿Te queda alguna duda de que es una buena idea?
Lo miré en silencio.
– Tsk. - Subí mis anteojos de sol a la cumbre de mi cabeza y lo miré con odio. - ¿No te has puesto a pensar por un instante que quizás estás arriesgando demasiado?
– ¿Por Kag? La verdad me parece más que suficiente. - Respondió y no rebatí en lo absoluto, después de todo tenía razón.
– ¿No te preocupas por mí? - Miroku fingió molestia mientras se unía a nuestra conversación.
– ¿Debería? - Ambos reímos y nos movimos juntos hacia la pista donde uno de los jet privados de mi padre esperaba por nosotros. Al abordar nos sentamos cada uno en uno de los cómodos asientos forrados con cuero oscuro. - ¿Cuánto tardamos en llegar? - Pregunté al piloto.
– Es un vuelo directo, sólo serán unas quince horas, dependiente del clima de todas formas. - Oh fantástico, de pronto habían aumentado mis deseos de matarme.
Sesshomaru se sentó a mi lado y me sonrió.
– ¿Ansioso?
– ¿Por? - Exclamé mirando por la ventanilla a mi lado.
– ¿Kagome no es algo así como un asunto pendiente por resolver? - Sonreí sin dirigirle la mirada.
– Los años han resuelto ese asunto sin problemas.
– Puedo notarlo… - Sentí una de sus manos tironear de un mechón corto de mi cabello.
Di un manotazo para alejarlo y él simplemente esbozó una pequeña y casi imperceptible sonrisa.
Guardé silencio y volví mi atención a la ventanilla mientras nos elevábamos. Los primeros seis meses tras su partida la había extrañado tanto que había estado al borde de la locura, soñando con ella cada noche y despertando agitado cuando no la encontraba a mi lado, llamando y dejando mensajes a un número de teléfono inexistente. Con el pasar del tiempo y al enterarme de que Bonnet no volvería a Tokio para quedarse con ella… La verdad todo el asunto fue bastante más sencillo de superar, y con "superar" me refería a que sólo pensaba en ella un par de veces al mes.
– Apuesto a que la has extrañado un montón. - Se unió Miroku a las burlas a mis espaldas.
– Era mi mejor amiga, no serías capaz de dimensionar lo mucho que la extrañé. - Contesté honesto y entonces ninguno de los dos se atrevió a molestarme de nuevo. - Pero… pasado es pasado.
Sentí la mirada ambarina de mi hermano, sin embargo no me giré a mirarlo, simplemente intenté concentrarme en la ciudad desapareciendo bajo nuestros pies.
Me obligué a dormir unas cuantas horas, esperando con ello hacer un poco más tolerable ese viaje eterno. Sin embargo, cuando volví a abrir los ojos apenas habían pasado 6 horas desde nuestro despegue.
– Oh dios, quítame mis armas, quiero pegarme un tiro. - Miroku se rio.
– Son sólo 9 horas más, un poco de paciencia. - Lo miré hacia atrás.
– ¿Sango no se ha molestado cuando le has dicho que tenías que viajar?
– Cuando le dije que era un asunto delicado que involucraba a Kag no cuestionó absolutamente nada.
Aterrizamos cerca de las diez de la noche en Francia, 8 horas más temprano de lo que era en japón. Dos jeeps de color negro nos esperaban en la pista de aterrizaje, listos para llevarnos en grupos al hotel.
– ¿Habías venido a Francia antes? - Pregunté y Sesshomaru negó con la cabeza.
– ¿Tú?
– Una sola vez. - La última vez que había intentado recuperarla y había desistido de hacerlo hace dos años atrás. Kikyo me miró como si hubiera leído la dirección de mis pensamientos y yo le esquivé la mirada, siendo consciente de que en alguna de nuestras noches juntos le había contado ese secreto en estado de ebriedad.
– De todas formas sé que Niza es conocido por lo lindas que son sus playas. - Exclamó. - Tiene bastantes turistas en esta época del año. - Supe a qué se refería cuando ví un montón de gente revoloteando en las calles.
El chofer manejó por 20 minutos antes de estacionar frente a una acogedora casa de color blanco y dos pisos, lugar que yo reconocía a la perfección, reconocí la ventana de cristal enorme donde los había visto jugar ajedrez, reconocí el pórtico de madera y las flores rojizas en el jardín. Apenas el motor se detuvo sentí mi corazón latir un poco más rápido con cierto nerviosismo que se escapó por completo de mi autocontrol.
– ¿Esperas aquí? - Preguntó mi hermano, probablemente notando mi debilidad, yo sonreí fingiendo demencia.
– No lo creo. - Palmeé su hombro y abrí la puerta de mi lado.
Ambos caminamos hacia la entrada mientras Miroku y Kikyo esperaban en el auto. Tocamos el timbre en un par de oportunidades, sin embargo nadie respondió. Inhalé profundamente con la ilusión camuflada de sentir el aroma a vainilla una vez más, sin embargo contra todo lo que esperaba el olor ferroso y de la carne en descomposición me alteró de inmediato. Di una patada certera a la puerta frente a la mirada de desaprobación de mi hermano mayor y miré hacia el interior. Un par de sujetos yacían cara abajo sobre una bonita alfombra peluda de color blanco, ahora completamente arruinada por el color de la sangre seca en marrón, invadiéndola casi por completo. Sesshomaru suspiró.
– Bueno, al menos sabemos que sigue siendo capaz de defenderse. - Exclamó.
– ¿Dudaste de eso alguna vez? - Musité mientras me agachaba frente a los cuerpos, sonriendo de manera inconsciente al notar las marcas punzantes en sus cuellos, características de su modo de ataque.
Me levanté y caminé por el pasillo hacia las habitaciones, revisé el closet de la habitación principal, encontrando sólo unas cuantas prendas abandonadas y los cajones vacíos. Ellos se habían ido, y por el estado relativamente fresco de esos cadáveres en la habitación contigua, probablemente hace apenas un par de horas.
Tomé uno de los vestidos entre mis manos y lo acerqué a mi nariz, inhalando como un drogadicto expuesto a su droga favorita después de años. Allí estaba el aroma que buscaba, como si de pronto nunca se hubiera apartado de mi lado. Lo dejé en su lugar y volví con Sesshomaru.
– No hay nada acá.
De pronto la puerta de entrada volvió a abrirse y entonces Bonnet apareció, mirándonos como si fuéramos una especie de ilusión de su cerebro.
– ¿Qué hacen aquí? - Preguntó.
– Es un gusto volver a verte también Alex, hemos venido a ayudar. - Exclamé mientras me apoyaba en la mesa del comedor. - ¿Dónde está Kagome? - El verde de sus ojos me miró fijo por unos segundos, sin embargo luego esquivó mi mirada.
– Francamente no lo sé.
– ¿No lo sabes? - Me acerqué a él. - ¿Cómo que no lo sabes?
– Tuvimos una discusión hace un par de horas, le perdí el rastro y vine aquí pensando que quizás habría decidido volver.
– ¿Y su ropa?
– Yo la tengo, hice las maletas después de que matamos a ese par de idiotas, ya no podíamos permanecer aquí. - Asentí.
Por un momento quise golpearlo por perderla de vista, sin embargo yo más que nadie sabía cómo se comportaba Kag cuando algo no salía como ella quería, culparlo por ello era demasiado egoísta de mi parte.
– Bien, encontrémosla antes de que Tomura lo haga, ¿Te parece? - Bonnet me miró serio y asintió.
Extendí mi mano hacia él en un signo de tregua, después de tantos años de distancia tal vez era necesario dejar en claro que ya no había motivos suficientes para odiarnos, ambos éramos hombres maduros, ambos podíamos lidiar con el pasado. Tomó mi mano con firmeza y me sonrió para luego abrazarme como si realmente parte de su ser me hubiera extrañado.
– Asumo que has venido para convencerla de volver a Japón - Musitó.
– O para llevármela a la fuerza. - Aquello le hizo reír. - Sé lo increíblemente difícil que es lidiar con ella… En fin, es bueno volver a verte.
– Lo mismo digo.
Salimos todos al exterior y nos subimos en el jeep mientras Alex guardaba sus maletas en el maletero. Al subir de los últimos Miroku y Kikyo lo saludaron efusivamente.
– ¿Y Kag? - Preguntó Miroku.
– No está aquí. - Exclamé cortante. Me miró preocupado y asintió.
– ¿Sabemos siquiera dónde encontrarla? - Preguntó Kikyo y yo negué con la cabeza.
– Lo mejor que podemos hacer es buscar información con los rastreadores en este lugar. - Musitó Sesshomaru. - Fingir que queremos la recompensa.
"Rastreador", el término utilizado para referirnos a los informantes ilegales de localización y estado de objetivos buscados.
– ¿Conoces a algún rastreador por aquí? - Pregunté a Alex y él asintió.
– Vive en el centro de Niza. - Asentí.
– Genial, tú nos guías.
'
Kagome
Tomé el último sorbo de mi vaso de gin, mi rostro permaneció apoyado sobre mi mano libre, volví a llamar al mesero y éste me sonrió.
– ¿Qué necesitas?
– Que rellenes mi vaso. - Sonreí y la preocupación surcó su rostro.
– ¿No es suficiente ya? - Lo miré fijamente.
– No lo creo. - Musité. - Es más, vas a dejarme la botella. - Ordené utilizando mi habilidad, sus pupilas latieron por unos segundos y asintió, dejándome al instante la botella de cristal azulado con una sonrisa.
– Que la disfrutes.
– Muchas gracias. - Exclamé y me giré en la barra para mirar a mi alrededor.
El resto de los mortales en ese lugar estaban ensimismados en disfrutar al máximo el anochecer. Los vi bailar de forma lujuriosa, y de cierto modo me trajo recuerdos del pasado, sobre todo al mirar a un par de idiotas sonriéndose embobados mientras bailaban y mantenían su vaso de alcohol en alto. Sonreí, ¿Qué sería de Inuyasha para entonces? ¿Sabría de mi situación? ¿Me recordaría siquiera?
"¿Cómo podría olvidarte?"
Aún con el pasar del tiempo mi cerebro era capaz de recordar su voz, con cierto esfuerzo después de dos años, pero bastante similar a la original. También me había acostumbrado a escucharle cada cierto tiempo, aunque probablemente esta vez era por mi ebriedad. Me levanté de un salto de mi asiento cuando sentí ganas de orinar y de inmediato sentí el subidón del alcohol en mi cerebro, era cierto, como youkai mi resistencia era bastante, sin embargo tres botellas sin pausas ni comida comenzaban a causar estragos. Caminé a pasos rápidos intentando disimular lo mejor posible y suspiré al encerrarme en el baño, apoyando mi espalda contra la puerta, disfrutando del silencio por unos instantes. Me acerqué al lavabo y me miré en el espejo frente a mí, la habitación me daba vueltas, pero al menos me veía bastante decente. Mojé mi rostro y bebí un poco de agua acercando mi boca a la llave, cuando volví a levantarme una chica de cabello rojizo me sonrió por el reflejo del espejo, justo a mis espaldas.
– ¿Estás bien amiga? - Musitó y yo asentí. - Me alegro.
Sus manos se movieron rápidamente, apretando contra mi cuello una cadena de plata que ardió sobre mi piel. Jaló con fuerza y nos empujé contra la pared más cercana, intentando que se golpeara con ella, sin embargo nada aflojó su ataque.
– Kagome… No nos conocemos, pero vas a liberarme de este jodido trabajo. - Susurró contra mi oído.
Moví mi cabeza hacia atrás con fuerza y sentí el crujido de su nariz con el golpe, el dolor la distrajo lo suficiente como para soltar un poco, agarré la cadena entre mis manos y la alejé de mi cuello. Sentí el metal quemar contra mis palmas y cuando por fin logré liberarme la vi cubrir su rostro mientras la sangre caía a borbotones desde su nariz. Moví la cadena de plata entre mis manos, ignorando el dolor y sonreí al verla allí, completamente indefensa frente a mí. Jalé de su cabello para arrastrarla más cerca y di una patada sobre su abdomen justo antes de rodear su cuello con su propia arma y tirar de ella con fuerza, mientras la pobre chica se movía con desesperación por la falta de oxígeno en su organismo. Las resbaladizas baldosas del baño de aquel bar nos enviaron a ambas al suelo cuando ella comenzó a convulsionar, pese a ello me mantuve firme en mi agarre y sólo me detuve cuando dejé de escuchar su frenético corazón. Al menos podía alegar defensa propia, considerando que la chica simplemente se había abalanzado sobre mí.
Suspiré y permanecí allí unos instantes, con su cuerpo sobre el mío. De pronto la puerta se abrió y una chica ebria apareció caminando directamente a uno de los cubículos para vomitar.
– ¿Estás bien? - No obtuve respuesta.
Suspiré y arrastré a mi víctima a uno de los cubículos, el cuerpo sería problema de quien lo encontrara luego. Salí del baño luego de peinar un par de mechones de mi cabello y cerré la puerta a mis espaldas, lista para ir a casa, sin embargo a mitad de pasillo un sujeto alto y de facciones duras se atravesó en mi camino, yo simplemente le sonreí.
– Où est Agnès? (¿Dónde está Agnes?) - Lo miré confundida.
– Je ne sais pas de qui tu parles (No sé de quién me hablas)
– La fille avec qui tu es entré dans la salle de bain (La chica con la que has entrado al baño) - Ahh… con que su nombre era Agnes.
Sonreí lo más encantadora que pude.
– Est rentré à la maison (se ha ido a casa) - Me encogí de hombros e intenté seguir con mi camino.
De pronto la chica nauseosa del baño dio un grito escalofriante y supe de inmediato que había encontrado el cadáver. Nos miramos fijamente el chico y yo, sin embargo cuando intenté moverme rápidamente me atrapó contra la pared, pegando un cuchillo de plata a mi cuello.
– Tu es un petit menteur (Eres una pequeña mentirosa)
Comprendí rápidamente cuál era la relación entre los dos: probablemente cazaban recompensas juntos y eso significaba que al asesinarla a ella me había ganado el odio de él de manera instantánea. Apretó el filo lentamente sobre mi piel ya maltrecha y esperé mi fin, consciente de que tal vez parte de mi se lo merecía.
De pronto un par de manos se aferraron a su cuello y lo hicieron girar con rapidez para quebrarlo. Lo vi allí a mis pies y entonces cuando volví a mirar al frente unos ojos dorados me miraron fijo en la oscuridad. Su aroma característico invadió cada uno de mis sentidos y su rostro de facciones rectas y masculinas destacó con cierto reflejo de las luces escasas en aquel bar. Aquello fue lo único que me permitió reconocerlo, pues su habitual cabello largo platinado ya no existía, ahora apenas alcanzaba a cubrir sus orejas en un corte desordenado.
– Inuyasha… - Su nombre quemó mis labios cuando lo pronuncié y entonces sonrió, en esa clásica muestra de arrogancia.
– Hola enana, ha pasado bastante tiempo…
Mi corazón latió con fuerza aumentando su velocidad con creces y no supe discriminar si era por volver a verlo o por mi experiencia cercana a la muerte. La felicidad de tenerlo frente a mi fue tal que me lancé a abrazarlo con ímpetu y él me atrapó entre sus brazos, apretándome contra él mientras hundía su rostro en el espacio de mi cuello.
– Estás aquí… - Intenté creérmelo con todas mis fuerzas, después de todo ya había lidiado con algunas alucinaciones.
– Estoy aquí. - Susurró y entonces me separé.
– ¿Por qué estás aquí? - Toqué sus mejillas con cierta reticencia, intentando con ello comprobar si se trataba de un simple sueño. La calidez era real… Se sentía tan real.
Subí mis manos hasta su cabello y enredé mis dedos en esos mechones cortos y ondulados mientras él me sonreía.
– Salvándote la vida, como siempre. - Me dejó en el suelo una vez más y sus dedos tocaron con delicadeza mi reciente herida provocada por la plata en el cuello. - ¿Duele mucho? - Negué con la cabeza y sentí mis ojos nublarse cuando dejó de abrazarme. Había extrañado su toque, había extrañado esa característica preocupación por mi bienestar. Acarició mi mejilla con suavidad. - ¿Por qué lloras?
Me lancé a abrazarlo una vez más con la intención de esconder mi rostro en su pecho.
- Pensé que no volvería a verte, realmente intenté convencerme de ello. - Sollocé. Sus brazos me apretaron con fuerza y me permití ser vulnerable a sus ojos.
- Tarde o temprano vendría por ti.
Me separé para mirarlo desde mi altura inferior y él se apresuró a limpiar las lágrimas de mis mejillas.
- Tu cabello... - Gimoteé.
- ¿No te gusta corto? - Negué con la cabeza.
- No es eso... Es sólo que me demuestra que el tiempo ha pasado y que ambos hemos cambiado. - Me sonrió y volvió a abrazarme.
Mientras permanecía allí entre sus brazos recordé la situación a nuestro alrededor, recordé mi situación como objetivo, recordé que si habían miles de kilómetros entre nosotros, verlo de pronto frente a mí no podía ser una buena señal. Me alejé al instante como si su cuerpo me quemara.
– Por supuesto que tu padre te ha enviado aquí. - Exclamé acusadora y él se cruzó de brazos frente a mi.
– He venido por mi cuenta en realidad, siempre tuve la opción de rechazar.
– ¿Por qué?
– Para mantenerte con vida ¿Tú no harías lo mismo? - El dorado pareció derretirse mientras me miraba fijo. - Salgamos de aquí, dos cuerpos son demasiado para explicar, podemos hablarlo afuera.
Asentí, sentí su mano enrollarse en mi muñeca y jalar de mi con bastante facilidad. El frío de la noche nos golpeó y de forma instantánea quitó su chaqueta y la puso sobre mis hombros. Caminamos un par de cuadras en silencio y entonces el cabello platinado y largo de otro sujeto a la distancia me hizo sonreír. Corrí a abrazarlo, de pronto el vacío de mi corazón parecía volver a completarse.
Sentí una risa bajita de Sesshomaru contra mi cabello.
– También te extrañaba. - Susurró. Tomó mi rostro entre sus manos y me miró fijo. - No puedes permanecer aquí, estás en peligro.
Alex apareció de pronto, bajando del auto a nuestro lado y me miró con tristeza. Ninguno de los dos dijo nada, después de todo aún había asperezas por limar, sin embargo me alegré de verlo a salvo. Me alejé del abrazo y los miré seria.
– Si vinieron para llevarme de vuelta a Japón pierden su tiempo, voy a quedarme aquí, si mi antiguo jefe me quiere muerta entonces lo destruiré con mis propias manos. - Inuyasha me miró de brazos cruzados, negó con la cabeza, suspiró y se giró hacia su hermano dándome la espalda.
– Escúchame, hay que noquearla, luego de eso la tomamos y la llevamos al avión a la fuerza…
– Sigo aquí, escuchando todo lo que dices. - Exclamé y él se giró a mirarme.
– Lo sé.
Lo miré con odio, él me miró fijo y ambos soltamos una sonrisa. No habíamos compartido ni 10 minutos desde nuestro reencuentro y ya estábamos a una palabra de volver a discutir.
– ¿Quieren llevarme de vuelta a Japón y dejar a Tomura vivo una vez mas? - Los tres me miraron fijamente.
– Apenas te pongamos a salvo a unos cuantos miles de kilómetros, sólo entonces nos encargaremos de ello. - Exclamó Sesshomaru.
– Quédense aquí con nosotros… conmigo. - Musité mirando fijo a Inuyasha, sin embargo este me esquivó rápidamente. - Déjenme obtener la información que necesito, luego obedeceré y me moveré a donde quieran.
– ¿Y cuál es la información que necesitas y no puedes obtener desde Japón? - Preguntó Sesshomaru.
– La información de sus secuaces más cercanos, secuaces que no encontraré en Japón.
Los hermanos se miraron en silencio mientras asentían. Sesshomaru avanzó hasta mí y me mostró la pantalla de su celular, en ella, una fotografia de una mujer de cabello corto y oscuro, en compañía de un hombre cuyo pelo llegaba hasta la cintura, manteniendo el mismo tono, Kagura y Naraku.
– ¿Los conoces? - Asentí, había trabajado con ellos al comenzar en el sangriento mundo de los asesinatos, ellos me habían enseñado gran parte de mis habilidades.. - Sé exactamente dónde encontrarlos ahora mismo. - Musitó. - Si obtenemos la información que buscas, viajamos inmediatamente. ¿Tenemos un trato?
– ¿Dónde está la trampa? - Pregunté con desconfianza. Inuyasha esquivó mi mirada, había algo que no me estaban diciendo.
– No la hay. - Sesshomaru me miró imponente desde su posición. - Pero si no te agrada la idea, siempre puedo escuchar el plan de Inu y noquearte…
– Y todos sabemos que perderías contra nosotros. - Exclamó su hermano con un tono burlón.
– Ja. - Lo miré desafiante y suspiré. - Bien, llévame a donde sea que estén este par de idiotas.
Me sonrió y asintió.
Al subir al jeep la presencia de un par de personas más me sorprendió. Kikyo me sonrió y yo no supe muy bien cómo reaccionar, a la vez Miroku me miró sonriente.
– Hola. - Exclamaron ambos y yo sólo sonreí.
– Hola.
– Kikyo y Miroku esperarán en el auto a unas cuantas cuadras, necesitamos pasar desapercibidos. - Exclamó Sesshomaru.
– ¿Dos chicos de cabello platinado pasan desapercibidos? - Preguntó Kikyo.
– Me quedaré con ellos - Exclamó Alex de pronto. - Así seremos tres y tres… por si sucede cualquier cosa. - Lo miré con tristeza y él me sonrió. - Nos reencontraremos más tarde.
No hablé mucho más durante el camino, Alex se sentó en el asiento delantero mientras el resto íbamos en los asientos en fila de atrás. Por algún motivo mi novio parecía mas introvertido de lo habitual y parte de mi instinto me gritaba que no era sólo por nuestra pequeña discusión de antes.
Al llegar a destino el jeep se detuvo y bajamos uno a uno, caminé hacia la ventanilla de Alex y me apoyé en el marco.
– ¿Hablamos un segundo? - Me miró serio, sin embargo asintió, abriendo de inmediato la puerta.
Hice un gesto a los hermanos para que me esperaran y ambos asintieron mientras adelantaban algunos metros.
Alex me miró de brazos cruzados,
– Lo siento. - Musité sin mirarlo. - Sé que te preocupas por mi y que soy un dolor de cabeza cuando tengo un objetivo en mente. - Me sonrió.
– Lo eres, pero en realidad quien debe disculparse esta vez soy yo, toda esta discusión es innecesaria, ahora mismo es cuando mas unidos nos necesitamos. - Asentí.
Me estiré de puntillas para alcanzar sus labios en un beso corto y al instante sentí sus brazos envolverme mientras apoyaba su barbilla en la cumbre de mi cabeza.
– ¿Seguro que no quieres entrar conmigo? - Lo sentí suspirar.
– Sé que esos dos juntos pueden obtener más de lo que yo puedo y al mismo tiempo mantenerte a salvo. - Me separé un poco para mirarlo a la cara.
– ¿No estás molesto? - La aparición repentina de Inuyasha tal vez no era tan buena noticia para él. Simplemente me sonrió y acarició mi mejilla con suavidad.
– Te amo mucho. - Musitó y esquivó mi pregunta con ello.
– ¡Kagome! - El grito de Inuyasha me distrajo por unos segundos.
– Te amo mucho. - Contesté y le sonreí antes de darme la vuelta y correr hacia mis hermanos favoritos.
Tuve a un hermano Taisho por cada lado apenas los alcancé. El aroma del perfume de Inuyasha revoloteó a mi alrededor, sacándome en cara lo mucho que lo había extrañado sin darme cuenta. Entramos en otro bar, donde la oscuridad y el olor a sudor de personas agrupadas me hizo arrugar la nariz, deseando acostumbrarme a ello lo antes posible. Nos acercamos a una mesa vacía y colgué la chaqueta de Inuyasha en el respaldo de mi silla. Miré a mi alrededor con atención y sonreí cuando unos cuantos segundos más tarde los distinguí a unas cuantas mesas de distancia.
– Voy. - tomé impulso para ponerme de pie, sin embargo la mano de Inuyasha me atrapó por la muñeca. - Suéltame. - Ordené.
– Necesitamos hacer un buen plan para lidiar con estos dos, necesitamos hablarlo.
– ¿Tienes miedo? - Pregunté burlesca y él me sonrió.
– Los estás subestimando demasiado, no lo has visto hace 7 años, si tu evolucionaste ellos claramente también lo han hecho.
– Inuyasha tiene razón Kag, esta vez no podemos actuar sin pensar. - Suspiré y volví a sentarme.
– Bien. - Ambos me miraron serios y supe de inmediato que el asunto era importante. - ¿Cuál es el plan?
– ¿Cuál es la razón por la que Tomura te persigue Kag? - Sesshomaru preguntó mientras su hermano permanecía en silencio.
– Por venganza supongo, por traicionarlo y abandonarlo como jefe. - Pese a ello parte de mi se negaba a guardarle rencor, después de todo me había acogido en mi miseria.
– ¿Alguna vez te has preguntado por qué Tomura te acogió cuando tus padres murieron? ¿El cómo apareció en el momento preciso? - Continuó con sus preguntas extrañas.
El tema me tensó de inmediato, yo no hablaba de mis padres hace demasiado tiempo.
– Tomura era amigo de mi padre. - Exclamé. - Él le pidió que me cuidara antes de morir. Tampoco me importó demasiado, era un tema difícil de conversar, sobre todo cuando intentaba bloquear el recuerdo de mis padres.
Sesshomaru me miró fijo.
– No es el momento para conversar sobre esto… - Musitó Inuyasha regañando a su hermano.
– A mi me parece que es el momento perfecto, hermano.
Se miraron desafiantes y yo suspiré hastiada.
– Dímelo, ahora. - Ordené mirando a Sesshomaru, sabiendo que obtendría con más facilidad la información por ese lado. - …Dímelo o no viajaré con ustedes.
– Fue él quien los envió a matar. - Bien, aquello había ido en una dirección completamente opuesta a la que esperaba. Mis garras se clavaron en la mesa de forma instantánea. - Tomura es la mente perversa que planificó y ordenó la muerte de tus padres y hermano.
– Mientes. - Sentí la ira subir escalones rápidamente en mi interior. Tomura no había sido la definición de cercano, pero me había salvado, me había criado a su modo, bajo su retorcida imagen de padre adoptivo, todo aquello era difícil de creer.
– Te dije que no era el momento… - Exclamó Inuyasha a su lado. - Sus emociones van a jugarle en contra. - Decidí ignorarlo una vez más.
– Cuando te convencí de trabajar con nosotros el día que intentaste matarme… fue porque necesitaba sacarte de las garras de ese idiota manipulador, Touga era el amigo de tu padre, no Tomura, Touga decidió salvarte.
– Cuando me convenciste dijiste que te encargarías de él. - Musité.
– No hizo ruido cuando te mantuvimos con nosotros, pensamos que todo estaría en el pasado.
Miré a Inuyasha frente a mi.
– ¿Tú sabías todo esto? - Sentí mis ojos arder y mis colmillos crecer dentro de mi boca.
– Me he enterado un par de horas antes de viajar hasta acá, no es la clase de información que habría ocultado de ti durante tantos años y lo sabes. - El dorado en sus ojos me comió poco a poco y la calidez en mi pecho opacó la rabia hasta cierto nivel. - Sabes que jamás te he mentido.
– ¿Que rol cumplen Kagura y Naraku en esta historia? - Ambos se miraron.
– No se lo digas. - Exclamó Inuyasha. - No ahora.
– Dime. - Ordené.
– …Son quienes ejecutaron el asesinato de tu familia. - Listo, no necesitaba escuchar nada más.
Volví a ponerme de pie y esta vez cuando Inuyasha volvió a sujetarme me zafé con facilidad.
