Hola!

Fin de semana largo y he aprovechado para publicar :3 Muchas gracias por sus reviews en el cap anterior! El reencuentro de Inu y Kag ha comenzado bien intenso y no parece bajar esos niveles en ningún punto.

Muchas gracias por sus hermosos comentarios!

- Susanisa: Mas temprano que tarde querida, la paciencia siempre trae sus recompensas jiji.

- joiscar: Las escenas romanticas entre estos dos son mis favoritas para escribir, todos queremos a un Inuyasha asi de encantador en nuestras vidas :c Bonnet la verdad ha tomado la decisión mas mala dentro de las posibles, alejarse es darle chance y espacio a alguien más para ocupar su lugar... Esperemos no lo comprenda demasiado tarde. Nos leemos en la proxima actualizacion!

- Geanery Sandoval Castaneda: Finalmenteeeeee, esta vez Inuyasha no está dispuesto a perder y en este cap lo demostrará con creces. Veamos como responde Alex al respecto...

- kcar: Me tienen vomitando arcoiris por lo tiernos que son juntos en realidad, no sabes lo mucho que me he esforzado para no escribir un reencuentro apresurado, todo a su tiempo, este cap de seguro dejará hartos corazoncitos felices jiji. Muchas gracias por siempre estar!

- Kat,rocio: Hola hermooosa!, he adelantado la actualización anterior, pero he tenido que atrasar esta por motivos varios, que mas da :c asi es la vida. La verdad es que tambien me he sentido una adolescente escribiendo el cap ajajjaja, tuve que recurrir a los recuerdos de mi adolescencia, cuando una es feliz con apenas una mirada complice o un roce de manos. Luego de ver que escapar no ha resultado, Kag tendrá que decidir rapido si no quiere perderlos a ambos, es una posición compleja, sobretodo cuando no quieres hacer sufrir a nadie :c, pero ella ha madurado y con ello la forma de enfrentar los problemas cambia. Espero te enamores de este cap, porque yo me he enamorado al escribirlo. Un abrazo enooorme y nos vemos prontito.

- KamyuKadaj: Bienvenidisima a la sección de reviews, el que escribas por primera vez significa un montón para mí, es bueno saber quien se da el tiempo de leer mis historias :3, es bueno armar el grupito adorable que ha permanecido aquí conmigo, apoyándome desde hace un par de años. No nos detenemossss, espero este cap te agrade! Un abrazo.

- Guest: ya basta Kagomeee, lanzate a los brazos de Inu porfavaaaar. Ajajaj Muy probablemente este cap te encante. Muchas gracias por leerme :3

- Guest: Rosa Taisho! ¿Cómo has estado? ¿Como va tu pagina? Por lo que he alcanzado a notar siempre tienes un montón de gente agradeciendo tus historias recomendadas, la verdad es que es una labor bien importante para las personas fanaticas del inuxkag, muchas gracias por siempre apoyar a las escritoras como yo, ya sabes que el camino es distinto para cada una de nosotras y el empujoncito que das siempre es bien valorado. Un abrazo enorme y nos estamos leyendo.

- : Primero que todo bienvenida oficial para ti!, muchas gracias por darle tiempo a mis historias, la verdad es que si he conseguido atraparte con ellas significa mucho para mí. La verdad es que Inuyasha tiene bastante razón a mi gusto, Kagome tomó una decisión drástica por la desesperación de sentirse enamorada, pero ella tenía su consuelo, mientras Inuyasha tuvo que superar toda esa pena solito :c comprendo su enojo, comprendo que aún le duela. Muchas gracias! Espero leerte seguido por aqui. Un abrazo.

El cap 19 está avanzado a la mitad, la semana que viene comienzo un post titulo que me ocupará bastante tiempo de estudio, aun asi me esfozaré por actualizar una vez a la semana como lo he estado haciendo.

Proxima actualización agendada para el viernes 14!, de ahi iremos ajustando los tiempos de acuerdo a mi ritmo de escritura.

Un abrazo enorme, sepan que a veces puedo atrasarme un par de días, pero SIEMPRE volveré para actualizar, no tendrán jamás una historia a medias, porque soy muy obsesiva ajajja.

Los quiero montones.

Frani.


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Capítulo 18.- Todo lo que me encanta de ti.

Kagome

La revelación y aceptación tan repentina de mis propios sentimientos me hizo sentir ansiosa. Marqué en el tablero del ascensor el último piso para ir a la azotea, el sol me hizo entrecerrar los ojos y cubrirme con el dorso de mi mano cuando me acerqué al borde del barandal. Apoyé mis brazos en él y me estiré hacia atrás, inhalando y exhalando en tiempos lentos intentando calmar mi alborotado corazón.

¿Qué seguía ahora? Ya sabía que intentar borrar el sentimiento era imposible, ¿Entonces qué? Hablar con Alex y pedirle perdón por hacerlo perder dos años de su vida conmigo y ser la perra más egoísta en el universo.

No puedo hacer eso. - Susurré con los ojos cerrados.

Si puedes. Respondió la vocecita en mi cabeza.

No.

¡Si!

Fantástico, la esquizofrenia está de vuelta. - Exclamé en voz alta.

Miré hacia abajo, el bullicio de la ciudad apenas era audible en el piso 25 y el sol se sentía increíblemente cálido y agradable sobre mi piel, me consolaba saber que al menos estaba viva, viva para sentir, viva para equivocarme otra vez. Y eso se lo debía a Inuyasha.

Sintiéndome menos fatalista me armé de valor para volver a casa, bajé hasta el piso 15, caminé por el pasillo hasta mi puerta, giré la llave en la cerradura y entré intentando adecuarme al silencio; avancé por el departamento hasta que Alex me sonrió desde la cocina.

Ah, estás despierto. - Musité mientras dejaba mis llaves sobre la mesa. Debía decirle, pero no estaba lista para una conversación incómoda.

Buenos días bonita. - Musitó mientras se acercaba a mi.

Buenos días. - Bajó su estatura para darme un beso corto que apenas respondí y luego se alejó para seguir cocinando. - Hueles a Inuyasha.

¿Eh? - Atrapada maldita infiel. Pensé.

Su perfume. - Por supuesto, ni siquiera podía disfrutar de un abrazo apretado sin dejar con ello la prueba sobre mi ropa…

Sólo eso, un abrazo y tal vez varias horas durmiendo acurrucada en su pecho.

Ah, me prestó su chaqueta cuando me dio frío. - Mentí descaradamente y él asintió. - ¿Dormiste algo?

Las sutiles ojeras bajo sus ojos verdes destacaban sobre su habitualmente perfecta piel.

He estado con un poco de insomnio, ya sabes como no puedo dormir si no es cerca de ti.

Sonreí sintiéndome una basura y me acerqué hasta él.

¿Qué cocinas?

Huevos y tocino. - Asentí. - Asumo que tienes hambre.

Un montón.

Perfecto.

Nos sentamos a la mesa cuando los huevos estuvieron en su punto, el aroma a fritura deliciosa fue efectivo en abrirme aún más el apetito. Tomé un trocito de tocino crujiente con el tenedor y me lo eché a la boca.

¿Cómo ha estado la noche de películas?

Entretenida, estuve además jugando mortal kombat, debiste ir. - Parte de mí agradecía que se hubiera quedado en casa.

Para la próxima.

¿Ordenamos el departamento juntos hoy? - Musité.

Hoy no puedo, voy a juntarme con Kikyo. - De forma instantánea me atoré con el sorbito de café que apenas había alcanzado a beber.

¿Kikyo? - Exclamé con cierta dificultad, él asintió mientras daba una mordida a su tostada. - ¿Para qué?

Le he pedido ayuda con un asunto importante y me ha dicho que si.

¿Qué asunto? - Me miró confundido.

Algo de trabajo… ¿Qué pasa Kag, desconfías de mí? - Suspiré.

Sabes que Kikyo no es mi personaje favorito en este universo.

Sip, me sentía con el derecho de reclamarle, cuando en realidad no lo tenía.

Asi como tu sabes que Inuyasha no es el mío. - Guardé silencio.. - Aun así entiendo que es tu amigo y confío en ti, me encantaría recibir lo mismo de ti.

Bajé mi mirada al plato, intentando esquivar la suya mientras jugaba con los trocitos de tocino y los cortaba aún más pequeños, usándolos como distracción. Las últimas dos semanas Kikyo y Alex habían salido en misiones juntos, tal vez aquel era el escenario perfecto para entablar amistades, así había pasado para mi e Inuyasha.

Eso recibirás - Musité.

Puedo quedarme si así lo des…

No, no te preocupes. - Me obligué a sonreírle. - Recordé que tengo cosas pendientes de todas formas.

Tomó mi mano sobre la mesa y la apretó con la suya.

¿Todo bien entre los dos? - Preguntó mientras me analizaba y el verde de sus ojos me consumía poco a poco en la culpa.

Ajá, todo bien. - Sonreí.

No tienes nada que decirme…

No… - Levantó una de sus cejas y suspiré. - Lo siento, es sólo que te he sentido increíblemente lejano estos últimos días y no sé si es mi culpa, si hice algo mal o…

No has hecho nada mal. - Me interrumpió. - Vivimos situaciones de bastante estrés antes de venir aquí, mi mente y mi cuerpo aún no se relajan del todo.

Era una excusa muy mal armada, cualquiera podía darse cuenta de ello, yo me daba cuenta, pero seguirle el juego de algún modo facilitaba las cosas para ambos.

Entiendo… - Apoyé mis manos en el borde de la mesa para darme ánimos para seguir con esa conversación. - Necesito hablar sobre algo contigo…

Me sonrió y asintió.

Y lo hablaremos, pero no ahora, porque estoy atrasado. - Se puso de pie rápidamente, dejando su café a medio tomar mientras sujetaba su tostada con la boca y se movía rápidamente de un lado a otro en el departamento buscando sus cosas. - ¿Has visto mis llaves?

No. - Musité mientras lo miraba. - ¿No puedes esperar un poco? - Sentí el tintineo del llavero cuando encontró lo que buscaba. Se acercó a mí y me dio un beso corto en los labios.

A lo que vuelva. Te amo. - Caminó hacia la puerta y salió rápidamente, sin darme tiempo de protestar.

El silencio volvió a reinar y bebí el resto de mi café. Cuando terminé lavé la loza y caminé por el pasillo. Llené la bañera con agua hirviendo mientras me desvestía y me sumergí hasta el cuello, disfrutando del ardor suave sobre mi piel. Cerré los ojos e intenté imaginarme en un futuro cercano.

¿Qué imagen me hacía más feliz? ¿Una junto a Alex o junto a Inuyasha?

Rápidamente mi mente viajó en el tiempo, haciéndome recordar momentos que para entonces deberían haber estado olvidados:

– Escúchame bien Kagome. - Susurró mientras desabrochaba con habilidad uno a uno los botones de mi blusa. - Probablemente esta sea la última vez que disfrutemos así el uno del otro. - Continuó lamiendo el lóbulo de mi oreja izquierda mientras una de sus manos se colaba entre los dos y bajaba hasta mi centro, introduciendo un dedo y haciéndome jadear mientras arqueaba mi espalda. - No quiero que reprimas nada… - Añadió otro dedo y mis paredes se apretaron con intensidad. - Y eso es una orden.

Sentí mi núcleo encenderse rápidamente y pronto mi respiración se hizo cada vez más agitada. Pude recrear casi a la perfección la sensación de sus besos en mi cuello, su lengua dando toques suaves sobre mi piel y sus colmillos perforando cerca de mi clavícula.

– ¿No estás agotada no? - Preguntó mientras seguía dando besos cortos.

– No.

– Esa es mi chica.

Enterré mis garras en mis propios brazos cuando las sensaciones aumentaron y se salieron de control. Apreté mis pechos entre mis manos mientras me estremecía en el agua, cerré los ojos y su rostro apareció, sonriente y lascivo. Bajé mis manos por la línea media de mi abdomen hasta llegar a mi centro e introduje mis dedos en mi interior, jadeando mientras imaginaba que eran los suyos. Entré y salí con rapidez, aumentando la humedad poco a poco en conjunto con aquella sensación exquisita al acercarme al abismo. Rasgué la piel de mi muslo con mi mano libre y grité al alcanzar el orgasmo mientras mis ojos ardían en rojo por el placer.

Sólo entonces miré a mi alrededor, sintiéndome culpable mientras el agua se teñía de rojo por las heridas autoinflingidas por mis garras sobre mi piel.

Esto es un problema. Pensé mientras cambiaba el agua y me sumergía una vez más.


Inuyasha

Sentí el agua caliente caer sobre mi espalda y dejé ir un suspiro cuando todos mis problemas parecieron borrarse por ese pequeño instante. Poco me había durado el orgullo, poco me había resistido ante la oportunidad de abrazarla una vez más.

Envolví una toalla en mi cadera y me juzgué a mi mismo durante unos segundos frente al espejo. Nuevamente me estaba metiendo en un lío; tanto era mi cariño por ella, que era capaz de repetir la historia del pasado a voluntad, sólo por tener la oportunidad de sentirla una vez más entre mis brazos.

Mi teléfono sonó por un mensaje, terminando mi autosabotaje.

"Llego en 30."

Mierda. Había olvidado completamente que Miroku pasaría a almorzar. Me vestí rápidamente y caminé a la cocina, lavé y corté los vegetales sobre la tabla de madera y herví el agua mientras condimentaba la carne. Para cuando Miroku llegó la mesa estaba servida y el departamento olía a ramen en cada rincón. Me sonrió cuando abrí la puerta.

Mmm, huele delicioso aquí, el aroma llega hasta el ascensor, ¿Has cocinado para conquistarme? - Me reí y nos saludamos.

Tú querías que nos juntáramos. - Nos sentamos para comer y beber sake. - ¿Vas a decirme el por qué?

Me miró serio mientras masticaba un trozo de comida.

Voy a comprometerme con Sango.

Lo miré fijamente mientras intentaba buscar el signo de broma en su cara, sin embargo lucía bastante nervioso al admitirlo en voz alta.

Hmm. - Musité.

¿Hmm? ¿Buen hmm o mal hmm?

Bueno para ti, malo para ella, tendrá que comprometerse con alguien como tú, imagínate... - Le sonreí y ambos nos reímos. - Es una buena decisión, te felicito por ello. - Alcé el vasito de sake antes de llevarlo a mis labios.

¿No crees que es apresurado?

Creo que si en un impulso has decidido comprometerte, aún así es una buena señal, tu no te comprometías, tú abusabas de tu soltería 24 horas al día y los siete días de la semana, lo que significa que realmente estás enamorado y Sango… Sango es la clase de chica que consigues una vez en la vida.

Me sonrió y asintió.

Eso mismo pienso yo.

¿Y cuándo vas a pedírselo?

Planeo ir a cotizar anillos mañana temprano, para eso te necesito, no quiero hacerlo de forma apresurada, quiero que sea perfecto.

Aburrido, ¿no puedes ir solo?

Tú tienes mejor gusto que yo con las joyas. - Usó sus ojos de cachorro mojado y suspiré.

Voy a ayudarte… sólo si tu me ayudas con otra cosa. - Me miró genuinamente interesado. - Necesito un consejo…

Róbale la chica a Bonnet, es ahora o nunca. - Exclamó de inmediato y parpadeé confundido.

Ni siquiera te he dicho sobre qué era el consejo. - Se encogió de hombros.

Siempre necesitas ese consejo en particular. - Lo miré fijo y sonreí mientras negaba con la cabeza. - Era sobre eso de todas formas, ¿no?

Si, pero…

Amigo, Kagome te encanta, sólo estar cerca de ella te hace sonreír como idiota, flotas a su alrededor como un cachorro en busca de cariño y en realidad no imagino una pareja más compenetrada que ustedes dos… Además de Sango y yo, obviamente.

¿Y si me rechaza otra vez? - Guardó silencio y se apoyó en el respaldo de la silla.

Siempre puedes volver a intentarlo el otro año. - Lo fulminé con la mirada.

Estoy hablando en serio idiota, sabes que tengo cero experiencia en esta clase de cosas…

Cierto, lo siento. Si te rechaza… siempre me tendrás para prestarte un hombro. - Sonreí. - Y si no estás seguro sobre arriesgarte, cierra los ojos e imagina un futuro cercano, si ese futuro incluye a Kag, entonces lucha por ello, quizás necesitas dar un empujoncito al destino para ir en la dirección correcta.

¿Y Alex?

Ya basta de preocuparte por sentimientos ajenos, en la vida ganas o pierdes, aún si Kagome te escogiera, Alex eventualmente encontrará a alguien más. Tu y yo sabemos que ella no necesita un chico así de bueno y sumiso, necesita alguien que pueda lidiar con su carácter, que le haga cuestionarse sus principios…

Miré el plato frente a mi mientras apoyaba mi cabeza en mis manos. No me tomó demasiado tiempo dar con la decisión correcta.

Voy por la chica. - Exclamé seguro.

Hasta la muerte, compañero. - Alzó su vaso para chocarlo con el mío y bebimos el resto del licor de una sola vez.


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Kagome

Vi a Elizabeth correr por el puente a través de la lluvia y encontrarse de golpe con el señor Darcy, una escena que había visto mil veces y que seguía provocándome escalofríos.

"Señorita Elizabeth, he luchado en vano y ya no puedo dominarme más, estos meses han sido un tormento. He luchado contra mi buen juicio, contra mi familia, la inferioridad de su cuna, mi rango y muchas cosas más, pero estoy dispuesto a dejarlas de lado y pedirle que acabe con mi agonía."

"No entiendo que…"

"La amo, con toda mi alma"

Miré la pantalla mientras comía cabritas en silencio, "orgullo y prejuicio" era esa clase de película romántica que te hacía esperar por apenas un beso aburrido durante horas, pero podía verla miles de veces sin aburrirme, a esas alturas me sabía de memoria parte de los diálogos.

Mi teléfono sonó y contesté sin mirar.

¿Hola?

Hola enana. - Mi corazón dolió al estrujarse con su voz. - ¿En qué estás?

Viendo películas mientras como cabritas. - Hubo un silencio del otro lado.

¿Que película?

Una película… de acción. - Mentí.

El diálogo siguió sonando de fondo a todo volumen mentras buscaba desesperada el control para pausarla.

¿Estás viendo "orgullo y prejuicio" otra vez Kag? - Preguntó acusador.

Nop. - Lo escuché reír bajito.

Por supuesto que sí. Vístete y sal conmigo. - Exclamó demandante. - Estoy abajo, estacionado frente a tu edificio.

Bromeas.

Asómate por la ventana, puedo saludarte ahora mismo si no me crees.

Caminé de puntillas y abrí apenas la cortina, efectivamente, su cabello plateado destacaba 15 pisos más abajo. Corrí a la habitación a vestirme mientras olvidaba colgar la llamada.

¿Todo ese ruido ambiente mientras corres significa que sí? - Me reí.

Dame 5 minutos.

5 minutos y contando… - Y cortó.

Elegí unos leggings negros y una camiseta de tirantes en blanco, busqué mi chaqueta de mezclilla, me puse mis botines y salí dando saltitos mientras acomodaba el calcetín de mi pie derecho. Peiné mi cabello con los dedos y salí, apretando el botón del ascensor en múltiples oportunidades para llegar rápido al primer piso. Cuando las puertas del ascensor se abrieron Inuyasha me sonrió desde abajo, en aquella sonrisa torcida que me volvía loca. Lo analicé en segundos y su atractivo innato me hizo suspirar; el cabello platinado corto y desordenado en pequeñas ondas cubriendo parte de su frente, sus ojos dorados aún mas claros de lo habitual en contraste con su chaqueta de cuero negro y bajo ésta una camiseta blanca en contraste con pantalones negros.

Hola tú. - Musitó.

Hola.

Demoraste más de cinco minutos… - Di un golpecito en su brazo y se rio mientras caminábamos hacia su auto. Me subí del lado del copiloto y esperé a que él se sentara a mi lado. Todo ese lugar olía a su perfume.

¿A qué se debe la visita sorpresa? - Pregunté y él acomodó los lentes de sol sobre su cabeza.

Estaba aburrido en casa, tu estabas viendo esa jodida película por centésima vez, ¿Necesitas otra razón?

¡Es una buena película!

Lo sé, me has hecho verla al menos siete veces. - Musitó poniendo los ojos en blanco. - A lo que voy es… Tú y yo podemos aprovechar mucho mejor nuestro tiempo. - Lo miré divertida.

¿Ah sí?

Mhm. - Murmulló como afirmación antes de encender el motor.

Asumo que planeas sorprenderme entonces.

Oh pequeña, ¿Te he fallado alguna vez en eso? - Negué con la cabeza mientras me giraba a mirar por mi ventanilla, esa arrogancia exquisita de algún modo me extasiaba.

Luces animado.

He tenido una epifanía.

Epifanía…

Aja, y mi humor ha mejorado exponencialmente por ello.

¿Y de qué va esa epifanía? - Suspiró mirando al frente.

La vida misma…

Giró a la derecha en una de las avenidas principales y nos estacionamos frente a uno de mis bares favoritos.

¡Hey! Hace mucho que no vengo a este lugar. - Sonreí contenta.

¿Encontraste buenos lugares para bailar en Francia? - Preguntó acercándose a mi oído y yo me estremecí.

No muchos en realidad.

¿Te molesta bailar conmigo ahora? - Me giré a mirarlo, nuestros rostros a escasos centímetros, sus labios acaparando toda mi atención por algunos segundos… Estaba tan acabada, tan jodidamente atrapada.

En lo absoluto. - Mi voz sonó bajita, como si de pronto hubiera olvidado cómo hablar. Él sólo me sonrió y restregó mi cabello.

Vamos.

Se bajó primero y corrió a abrirme la puerta. Entramos juntos en aquel lugar, la música resonó fuerte en mis oídos y sonreí de forma instantánea, había necesitado de aquello con desesperación para sentirme viva. Arrastré a Inuyasha de la mano hasta el centro de aquel lugar, la gente a nuestro alrededor emanaba calor mientras se movían al ritmo de la música. Lo vi mirarme fijamente mientras me incentivaba a bailar, moviéndose frente a mi mientras me sonreía. Le seguí el juego y pronto nos mezclamos con el resto, saltando juntos mientras coreábamos las canciones y nos reíamos entre los dos. Moví mi cabeza bruscamente y con ello mi cabello se levantó.

¿Lo estás pasando bien? - Gritó a mi lado y yo asentí. Sus manos me sujetaron por la cintura y me pegaron a su cuerpo sin dejar de bailar, lo miré desde mi altura y él me comió con el dorado, quemándome de forma intensa la piel. - ¿Y podemos pasarlo mejor?

Buscó algo en el bolsillo interno de su chaqueta, una pequeña bolsita con una pastillita pequeña en su interior. La tomó entre sus garras y me miró esperando mi consentimiento.

¿Éxtasis? - Me sonrió. - ¿Así de adolescente te sientes el día de hoy? - Ambos nos reímos y él se encogió de hombros.

Miroku la ha dejado en mi departamento hace unos días, soy inocente si lo piensas de ese modo… Además, una de estas pastillitas para youkais como nosotros apenas es un dulce de menta y no sería tampoco la primera vez, ¿Recuerdas aquella noche que…

Yep, la recuerdo. - Recordaba la sensación de euforia y felicidad sin perder la lucidez mientras conduciamos a toda velocidad por una carretera abandonada, una de las pequeñas malas influencias de Inuyasha cuando recién nos estábamos conociendo.

Tú decides. - Miré la pequeña pastilla entre sus dedos y luego de unos segundos me estiré de puntillas para morder la mitad. - Esa es mi enana. - Se echó la otra mitad a la boca y siguió bailando frente a mí.

Mentiría si dijera que me arrepentí de esa decisión, sobre todo cuando cerca de cuarenta minutos más tarde sentí un subidón de energía en mi interior, quemando como una llama exquisita desde el centro de mi pecho hacia los extremos de mi cuerpo. Tomó mi mano y me hizo girar hasta su pecho, pegándolo a mi espalda mientras nos movíamos con el ritmo lento de la canción y podía sentir el roce sutil de su entrepierna contra mi trasero. Sentí mi cabello húmedo por el sudor y cerré los ojos mientras me recargaba en él.

Joder, no sabía lo mucho que necesitaba esto. - Apoyó su barbilla en mi hombro sin dejar de moverse y escuché una risita ronca cerca de mi oído. Su mano buscó la mía y subió con sus garras desde mis dedos hasta mi codo. - ¿Sientes eso?

Las terminaciones nerviosas de mi piel vibraron con su toque suave, provocándome escalofríos. Asentí y sentí su mejilla contra mi cabello.

Ahh, la vida es muy monótona sin ti, Kag. - Abrí los ojos y lo miré por sobre mi hombro, una vez más la distancia era casi inexistente entre los dos. - Realmente te he extrañado un montón.

Sus ojos levemente entrecerrados, mirando mis labios con deseo, su nariz rozando con la mía en pequeños toques suaves, mi corazón esforzándose por mantener un ritmo decente y sus manos abrazándome por el abdomen. Uno de mis dedos rozó su muñeca y sentí su pulso fuerte contra mis yemas. Subí mi mano hasta el ángulo de su mandíbula, dibujando el trazo con la garra de mi dedo índice, sintiendo la explosión sensorial aún más intensa. Mis ojos ardieron y vi los suyos pasar a anaranjado oscuro en respuesta. Los entrecerré, estiré mi cuello para acercarme más y el roce de sus labios con los míos me hizo gemir bajito, por el placer desproporcionado que aquel simple toque me provocó.

De pronto sus brazos dejaron de abrazarme, puso distancia entre los dos y me sonrió.

¿Nos movemos? Quiero mostrarte un lugar que me gusta mucho. - Fingió demencia, el dorado volvió a sus ojos y besó la raíz de mis cabellos.

¿Ahora? - Soné decepcionada sin poder evitarlo. Mi sistema nervioso tintineó exigiendo aquel beso, incluso había podido saborearlo en mi mente.

Justo ahora. - Me sonrió y rendida asentí.

Tomó mi mano y me guió a través de la gente hasta el exterior. Lo vi caminar al frente, sentí el aire frío mientras nos acercábamos al auto y aquello ayudó a aclarar un poco mi drogada mente.

¿A qué clase de lugar me llevas?

¿Has escuchado hablar del lago Saiko?

Hmm… - Me sonrió.

Es uno de los tantos lagos a los pies del monte Fuji.

Pero el monte Fuji queda a una hora de aquí…

¿Estás apurada por volver a casa? - Miré la hora en mi celular, eran cerca de las 22:30. - Yo te iré a dejar más tarde, lo prometo.

Mi conciencia buscó persuadirme de rechazar su oferta y volver de inmediato, sin embargo las ganas de seguirlo eran más grandes.

¿Alcanzamos a ir y volver antes de las doce? - Asintió.

¿Ese es tu límite?

Yep.

Okey, lo tendré en cuenta.

La hora de viaje se hizo corta mientras recordábamos momentos del pasado y cantábamos a gritos las canciones de la radio, la noche era sorprendentemente más oscura de lo habitual y para cuando llegamos al monte Fuji la luna menguante había alcanzado el punto máximo en el cielo. Estacionamos y caminamos por el lugar, la gente se estaba retirando para entonces.

Bien, aquí es.

La superficie tranquila del lago reflejaba como un espejo la luna sobre nosotros, perdiéndose el límite entre el cielo y la tierra. El monte destacó imponente con su sombra y la imagen perfecta logró quitarme las palabras de la boca.

Wow… - No había más que decir y aquello expresaba exactamente como me sentía.

Llegué hasta este lugar hace unos meses, cuando buscaba relajarme un rato, este lago en particular no es tan turístico como los del otro lado y siempre está más vacío.

Lo miré desde mi altura.

¿Por qué lo compartes conmigo? - Se encogió de hombros.

Sentía que era egoísta mantenerlo sólo para mí. - Me sonrió y comenzó a sacar sus zapatos.

¿Qué haces? - Miré a nuestro alrededor.

No creerás que vendríamos hasta acá sólo a mirar el lago, ¿no?

Hace frío idiota.

Por favor, tu piel resistiría temperaturas más bajas que ésta…. Además seguirás drogada por al menos unas cuatro horas más, ¿No sientes el calor en tu interior? - Quitó su chaqueta de cuero y su camiseta y desvié la mirada para no desconcentrarme con su figura.

Paso. - Se encogió de hombros y bajó sus pantalones para quedar sólo en boxers.

Tu te lo pierdes.

Caminó hasta el lago y se sumergió por unos segundos, luego vi su cabeza emerger a mitad de la nada.

¡Aburrida! - Gritó y yo me reí. - ¡El agua ni siquiera está helada! ¡Ven aquí!

Volví a mirar a mi alrededor, para entonces no había ningún alma cercana, tampoco había luces, todo apenas era iluminado por la luna. Suspiré y quité mi chaqueta. Me acerqué a la orilla y me sonrió desde su posición mientras me abrazaba a mi misma.

Deberías quitarte la ropa. - Lo miré en silencio mientras levantaba una de mis cejas. - Digo, luego volverás mojada a casa si entras así.

Tenía razón. Suspiré y quité mi camiseta y mis leggings dándole la espalda, sabiendo que su mirada probablemente estaba fija en mi. Mantuve sólo mi sujetador y mis bragas y entonces me zambullí de una sola vez. El agua se sintió más agradable de lo que esperaba mientras nadaba bajo la superficie para alcanzarlo. Cuando salí para tomar aire él estaba frente a mi, mientras movía sus manos para mantenerse a flote. Me sonrió y yo sonreí de vuelta, miré hacia la luna y agradecí poder vivir ese instante justo a su lado, disfrutando las sensaciones sobre mi piel y los colores vibrantes por efecto de la microdosis de éxtasis que hacía estragos en mi cabeza. Lo miré a mi lado, estiró su mano hacia mí y la tomé sin dudar. Sus manos se enredaron en mi cabello mojado y jaló suavemente de él hacia atrás.

Retomamos el momento y la conexión justo donde la habíamos dejado en el bar, hartos de fingir que no moríamos por tocarnos una vez más.

Me encantaría que pudieras verte a ti misma bajo esta luz, que tuvieras la oportunidad de ver lo hermosa que eres… - Susurró. El dorado de sus ojos se encontró con el chocolate de los míos. Su mano acarició mi mejilla y suspiró mientras yo me recargaba en su palma. - Hay muchas cosas que me gustan de ti, infinitas, pero ese trazo desordenado de pecas sobre tu nariz… Creo que me vuelve loco.

Me acerqué un poco más, apoyé mis manos sobre sus hombros y respiré un poco más rápido mientras me perdía en el ámbar.

Tú me vuelves loca. - Musité bajito y él me sonrió. - Haces que me cuestione mi propia existencia una y otra vez. Todo mi ser quiere lanzarse a tus brazos todo el tiempo… - Jadeé y deslicé mis garras siguiendo el trayecto de sus clavículas.

Sus dedos sujetaron mi mentón mientras me obligaba a mantenerle la mirada.

¿Qué se hace cuando los años y la distancia no son suficientes para borrar los sentimientos que compartimos? - Rozó mis labios entreabiertos con sus garras y sentí mi corazón latir con fuerza pero sin aumentar su velocidad, permaneciendo tranquilo como si aquel siempre hubiera sido nuestro lugar.

Rendirse, supongo.

Bajó su rostro hasta el mío, rozó su nariz con la mía en un beso esquimal mientras me tentaba poco a poco y suspiré mientras me abrazaba a su cuello y me escondía allí.

Voy a luchar por ti Kag, no me importa cuantas personas saldrán heridas por ello. - Susurró y su aliento cálido me estremeció. - Quemaría al mundo entero por una oportunidad de demostrarte lo feliz que podrías ser a mi lado, lo mucho que te adoro…

No necesitas quemar nada… - Volví a mirarlo. - Esa oportunidad ya es tuya.

Bajó sus labios hasta los míos y me besó lentamente mientras me abrazaba por la cintura. Dos años había resistido sin sus besos y ahora que los tenía de vuelta parecía algo imposible para mi. Su lengua exigió una entrada y abrí mis labios dejándole pasar, sabiendo que no había vuelta atrás después de ello, sin embargo no me importaba, podía lidiar con el incendio del futuro si él me abrazaba entre sus brazos y me protegía de las llamas.

Tomé su rostro entre mis manos mientras su lengua jugueteaba con la mía entre suspiros compartidos, perdí la noción del tiempo y la percepción del agua a nuestro alrededor fue aún más cálida cuando el beso se hizo cada vez más desesperado, porque no alcanzaba una caricia así de simple para demostrar lo mucho que nos habíamos anhelado, lo mucho que nos habíamos necesitado. Mordí su labio inferior con suavidad y él sonrió encantado.

Me separé para tomar aire y su boca se movió a mis mejillas, a mi mentón y a mi cuello mientras yo suspiraba con cada toque, sintiendo electricidad ardiente en cada segmento de piel que sus labios tocaban. Mordió con suavidad sin llegar a cortar y jadeé mientras mis garras se enterraban en los músculos de su espalda.

Espera… - Susurré. Sus labios buscaron los míos y por unos segundos me dejé llevar nuevamente, perdiendo el hilo de concentración. - Inuyasha… - Exclamé entre besos.

¿Hmm? - Apenas me puso atención mientras bajaba y lamía el trayecto de mi yugular. Mi centro demandaba su atención, necesitaba sentirlo.

Realmente tengo muchas ganas de continuar con esto… - Gemí cuando su mano se movió desde mi cintura a mi pecho izquierdo bajo el agua y apretó con suavidad sobre mi sujetador. - Pero necesito hacer las cosas bien esta vez.

Lo alejé por los hombros, me miró derrotado mientras suspiraba y asintió.

Puedo darte todo el tiempo que necesites para solucionar el resto… Mientras me prometas volver a mis brazos. - Sonreí y me lancé a abrazarlo, siendo correspondida al instante.

Tienes mi palabra.

Salimos del agua, me envolvió con su chaqueta y me entregó un pequeño termo con café en su interior mientras nos sentábamos a la orilla del lago.

¿Tenías todo esto planeado?

Tal vez. - Sonreí y me recargué en su hombro. - No tienes idea de lo mucho que te quiero, Kag.

Te quiero mucho. - Estiré mi cuello para depositar un beso en su mejilla y él me abrazó para lanzarnos al pasto.

Apoyó sus codos para no cargar su peso sobre mí y besó mis mejillas mientras yo me reía.

Ya basta… - Musité.

¿Me detengo?

No, no te detengas. - Musité y lo abracé a mí, besando el lóbulo de su oreja. - Lléname de besos y hazme ver que no estoy soñando. - Lo escuché reír bajito en mi cuello y obedeció aquella simple orden, dando toques cortos y cálidos, teniendo como límite mis clavículas, comportándose como un caballero sin pasarme a llevar.

Permanecimos allí hasta secarnos por completo y luego de eso cumplió su palabra, dejándome frente a mi edificio apenas cinco minutos después de las doce.

Llámame si necesitas algo… - Exclamó y yo asentí.

A su lado me sentía feliz, sin embargo al acercarme al desenlace inevitable la felicidad fue cambiada por ansiedad. Abrí la puerta y encontré todo a oscuras. Alex apareció de pronto por el pasillo, encendiendo las luces.

Por fin llegaste. - Me sonrió y caminó hasta mí. Di un par de pasos hacia atrás, incapaz de enfrentarlo. - Estás mojada, ¿Pasó algo?

Tenemos que hablar… - Se acercó para dar un beso sobre mi frente y asintió.

Lo hablaremos en seguida cariño, pero necesito decirte algo antes.

Es que esto no puede esperar. - Insistí.

Hoy ha sido un día distinto, intenso, en un principio me sentía solo y perdido, sin embargo Kikyo me ayudó bastante. - Lo miré confundida.

Alex, yo… - Su mirada reflejaba una advertencia y con sólo mirarlo de pronto sentí que debía detenerlo.

Tomó mis manos entre las suyas y colocó una pequeña cajita azul de terciopelo. La abrió y supe por qué mi instinto había querido detenerlo.

Creo firmemente que estamos hechos el uno para el otro… Cásate conmigo Kagome.

El verde de sus ojos se encontró con los míos y sentí mi corazón perder rápidamente el ritmo perfecto. Me quedé allí sin palabras por unos segundos, miré el anillo en la pequeña cajita y noté como parecía brillar con fuerza propia en un pequeño diamante solitario.