Hola lectores!

Como están? Como va la vida, la mía ha estado intensa, y un poco triste también. La última vez que publiqué les comenté que estaba embarazada y algunas semanas después de ello he tenido una pérdida. Ha sido brutal, no voy a fingir que todo esta bien cuando en verdad la pasé bastante mal, ha sido un proceso lento, y con mi novio nos hemos mantenido fuertes contra la adversidad, intentando superar la penita con amor. Tenía menos de 10 semanas de embarazo, me han dicho que en las primerizas puede suceder, que sólo ha sido "mala suerte" y bueh, verlo de ese modo me ha ayudado a no martirizarme por ello, porque quizás simplemente no era el momento y ya vendrá.

Para hoy, luego de un mes con todo esto ya estoy muucho mejor de ánimo, han parado mis dolores, porque tenía bastantes y lo veo como un evento canonico que tenía que suceder, que hay que seguir adelante y que mantendré mis ganas de ser mamá con la misma intensidad. Las cosas suceden por algo o de eso intento convencerme. Así que deséenme suerte, para que eventualmente (mas temprano que tarde) logre un embarazo sanito :3

muchas gracias por todo su amorcito en los comentarios:

- kcar: Pucha si, se vienen alguna dificultades, pero me conoces, mis finales siempre son felices jiji, valdrá la pena. Un abrazo!

- Kat,rocio: Hermosa! Gracias por tu comentario, efectivamente, la felicidad me duro poquito, pero el amor que uno siente por una personita que nisiquiera conoce es desde el primer dia. Todo esto ha sido un proceso de aprendizaje brutal, espero vivir la felicidas de nuevo pronto, espero que las cosas salgan bien, de verdad lo deseo con ansias. Con respecto al cap, Sango y Miroku son mis amigos favoritos, siento que ayudan un montón a avanzar con la trama, porque nuestros protas a ratos son bien cabezotas la verdad jfjsfjsh. ¿Como sigues de tus dolores? Espero que ya mucho mejor, no imagino el dolor post apendicitis, pero puedo apostar a que es intenso, Diosito ahí dándonos las peores batallas ajajaj YA BASTAAA. En fin, actualizaré mas seguido, todo esto de escribir me ayuda a distraerme, se vienen nueva historias, te sorprenderías con la cantidad de ideas que tengo en mente. Uuuff !

- luchimg: Hermosaaa! Te quiero más, gracias por compartir mi felicidad, se que ahora compartiras mi penita :c y esa es la idea, al final la vida esta llena de altos y bajos y agradezco poder compartir todo eso con ustedes. Espero este cap te guste y sigas apareciendo por aqui, un abrazote enorme!

- joiscar: me ha costado montones darme el tiempooo! Sobre todo este mes, pero sabes, dentro de tooodo lo que ha pasado, escribir ha sido mi terapia, y me ha ayudado montones. Ahora si tengo un deseo enoorme por ser mamá y espero poder lograrlo eventualmente. Espero que este cap te guste tanto como el anterior, se viene meloso, pero también con cierto nivel de drama. Disfrutalo y nos leemos!

- Susanisa: Es que quien no estaría celosa teniendo a Inuyasha como novio fjkdksfj, se hace bien complejo. muchas gracias por tus deseos buenos!, las cosas no han salido como esperábamos, pero la vida a veces nos sorprende mas que la ficción, un abrazo enorme!

- Guest: Cariñooo, releer este review para contestarlo ahora me hace sentir tan querida, tannn acompañada, y ahora que todo se ha puesto color gris la verdad lo valoro tanto que no sé como agradecer tanto amor. Eres la mejor, no tengo dudas de ello. Con respecto al cap a que los sorprendí con los sentimientos de kikyo muajajja, se que siempre es medio villana, pero esta vez he querido darle un corazoncito, se lo merece. Veremos que depara de aqui en adelante. Una vez mas muchas gracias!

- Karisho Lemar: Nuestra Kag preciosa va a estar llena de nervios, pero lo va a lograr, siempre lo logra djfjdjsd. Gracias por tus bendiciones, las cosas no han salido bien, pero vamos tirando hacia adelante :3

- Angela Inukag: Muchas gracias! Por tu comprensión y por el amor a distancia, las cosas no han ido bien, pero hey! Me he dado cuenta de lo lindo que hemos creado aquí en torno a nuestro fanatismo por inuxkag, todas ustedes se han ganado un lugarcito en mi corazón. El fic esta pensado para tener unos 30 caps, aunque como voy improvisando en el camino puede que se extienda un poqui. Tengo muuuchas ideas en mente para otros fics, asique hay frani para rato, sol ténganme paciencia ajajajja. Nos leemos pronto!

- Guest: Guaau! Gracias por leerme!

- Dido31: infinitas gracias, espero que este también te guste!

- YokoGH: finalmenteeee puro amor entre nuestros protas, ha sido complejiiiisimo revisar mis caps que ya estaban escritos, pero ya me estoy poniendo al dia. un abrazo!

- Rocio K. Echeverria: hola hermosa! Que pena que hayas perdido tu cuenta, pero que alegría tenerte de regresooo! Eres de mis lectoras que extraño cuando no apareces. Este cap se viene weno, asique espero lo disfrutes! Actualizaré prontito otra vez

todo este mes he estado con reposo en casa, asi que he aprovechado de redactar mas caps, como saben yo nunca tengo escrita la historia completa al comenzar a publicarla y eso a veces me trae dificultades jeje, pero siento que asi le da mas emoción, uno va adquiriendo más inspiración cuando el tiempo pasa. Por ahora hay vaarios proyectos en mente, asi que guarden su lugarcito en este rincón, porque SIEMPRE habrá actualización, tarde o temprano.

Una vez más muchas gracias por todo el cariño y el apoyo, estar de vuelta en fanfiction me ha alegrado la existencia! Espero la vida les sonría y si no, aqui estamos :3

atte.

frani.


Capítulo 22.- La familia que necesitaba.

Diciembre 2018.

'

Inuyasha

– Eso no se hace así. - Exclamó desde su posición. - Atrévete a cortar ese cable y vas a hacer que todo explote.

Suspiré hastiado al escuchar su voz y me giré a mirarla.

– ¿Y cómo se hace según tú, mocosa? - Apenas la conocía hace un par de semanas y ya me desagradaba lo suficiente. Sin embargo era dolorosamente bonita, y quizás esa era la única razón por la que intentaba soportarla.

Me miró seria y suspiró.

– ¿Puedo intentarlo yo?

– ¿Quieres que literalmente ponga mi vida en tus manos?

– Joder, ¿Tan dificil es confiar en alguien más? - Preguntó mirándome seria. - De aquí en adelante tu y yo trabajaremos juntos, tienes que trabajar un poco en esa actitud.

La miré serio y suspiré, justo antes de lanzar la pequeña bomba a sus manos.

– Una sola oportunidad, fallas y nos matas, sin presiones. - Me ignoró por completo.

No tuve más objeciones después de ello, no cuando la vi buscar con bastante precisión el cable exacto a cortar.

– Trabajabas con bombas. - Adiviné y ella me miró desde su posición.

– Un poco distintas, pero si, aquellas sólo lanzaban una nube de veneno, estas explotan y destruyen edificios completos. - Me reí. - Al menos parecieran tener el mismo mecanismo de activación.

Vi un cable blanco entre sus puntiagudas garras.

– Estás segura de que no es ese rojo… - Me sonrió.

– Eso es lo que ellos quieren que cortes. - Y sin previo aviso cortó con sus garras y el pitido dejó de sonar al instante.

Parecía bastante segura, sin embargo en ese instante una pequeña parte de su ser parecía sorprendida de tener la razón.

– ¿Quién te enseñó todo eso?

– Un conocido del pasado.

– Conocido…

– Ajá, trabajábamos juntos, su nombre era Bankotsu.

– Ah, en Francia. - Asintió. - Vaya, para tener sólo 19 años eres una verdadera cajita de pandora.

– ¿Pandora? - Asentí. - No se si tomarlo como un cumplido o algo malo.

– La mitología griega describe un pequeño recipiente lleno de misterios… - Me miró con sus ojos chocolate bien abiertos, dirigiéndome toda su atención. - Y desgracias.

Golpeé su frente con mi dedo índice y ella me sonrió.

– ¿Te cuesta mucho admitir que he salvado tu vida? No debiera ser tan complejo decir gracias.

– No te regodees demasiado, esto apenas está comenzando, a la larga te devolveré el favor.

Se detuvo en su andar antes de volver a hablarme.

– Inuyasha…

– ¿Qué quieres? - Respondí siguiendo mi camino, sin embargo como no obtuve respuesta me giré a mirarla.

– Tu y yo seremos amigos… los mejores amigos.

Su seguridad me descolocó tanto que ni siquiera encontré las palabras para responderle, simplemente vi su sonrisa radiante y me giré para seguir mi andar en silencio.

'

Desperté de aquel sueño, conformado en realidad por un recuerdo que incluso yo había olvidado. La misma mocosa preciosa de ahora 26 años que tanto me desagradaba en un principio dormía plácidamente a mi lado, abrazada a mi brazo izquierdo, completamente desnuda y con una respiración apaciguada. Sonreí sin poder evitarlo y me moví para abrazarla entre mis brazos; casi de inmediato se acurrucó contra mí.

Miré la hora en el reloj de mi muñeca, era cerca del mediodía.

Ka-go-me. - Susurré contra sus cabellos y se removió inquieta en un quejido somnoliento. - Vamos, es mediodía, ayer me dejaste muy en claro que querías levantarte temprano.

Se estiró como un gato entre mis brazos, sin embargo fue sólo para volver a acomodarse. Peiné sus suaves cabellos entre mis dedos, aquel era un vicio adquirido recientemente, con el que obtenía como recompensa el aroma a vainilla que tanto me encantaba.

He soñado contigo. - Musité mientras daba besos cortos sobre su rostro.

¿Qué soñaste? - Preguntó aún adormecida.

Con la Kag de 19 años. - Sonrió entre mis brazos y se apoyó en mi pecho, sólo entonces abrió los ojos, dejándome ver el chocolate tras sus pestañas.

Uff, una Kag muy desagradable… - Exclamó.

Insoportable. - Coincidí y se acercó para besar mis labios.

¿No has dicho que me amabas desde entonces? - Preguntó acusadora.

Hmm, quizás desde un poco después. - Su risa suave me contagió de felicidad al instante.

Los días habían pasado rápidamente hasta aquel sábado 22 de diciembre y nosotros ni siquiera habíamos salido de esas cuatro paredes para más que ducharnos o comer algo, demasiado ocupados en disfrutarnos mutuamente.

¿Dormiste bien? - Preguntó.

Hmm… - Sentí sus besos en mi cuello y suspiré por la calidez.

La abracé por la cintura y nos hice girar para dejarla abajo, preocupándome de no cargar mi peso sobre su pequeño cuerpo. Toqué con las yemas de mis dedos la punta de su nariz, comenzando un trayecto que rozó sus labios y bajó poco a poco por su cuello hasta llegar al centro de sus pechos. Me miró con hambre y tracé círculos imaginarios sobre sus montes.

La idea es salir de este interminable bucle de sexo, Inuyasha. - Yo sonreí.

¡Tu comenzaste a besarme! además, ¿Por qué querría salir de un bucle tan delicioso? - Apreté su pecho izquierdo en mi palma y ella jadeó en respuesta.

Porque ya han pasado dos días.

Y definitivamente no es tiempo suficiente para disfrutarte. - Pellizqué el pequeño pezón rosado ya endurecido y gimió bajito contra mi oído.

Dios, mira en lo que me has transformado, soy una ninfómana. - Me reí y di besos cortos sobre la zona.

Lo dices como si fuera algo malo.

Alzó su rostro para besarme y se abrazó a mi cuello, sus labios se entreabrieron contra los míos y su lengua lamió mi labio inferior con deliberada lentitud. Sentí una de sus manos traviesas colarse entre los dos y sujetar mi miembro con firmeza, lo que me arrancó un gruñido instantáneo.

Una pregunta me ha estado carcomiendo la mente… - Susurró mientras comenzaba movimientos suaves con su mano experta y yo sentía mi concentración desvanecerse poco a poco. Apretó un poco más fuerte y gemí ronco sobre ella. - ¿Me estás escuchando?

Sonreí extasiado.

Por supuesto que sí, ¿Qué pregunta? - Me miró seria y lo adiviné de inmediato. - ¿Aún quieres saber lo que hablé con Kikyo?

Me conoces lo suficiente.

Suspiré y me quité de encima mientras acomodaba mis pantalones de vuelta en su posición, de pronto toda la lujuria se había esfumado en tiempo record.

¿Si te lo digo dejará de ser un tema entre los dos? - Asintió. - Me ha alentado a confesarte mis sentimientos.

De inmediato apareció aquella arruguita característica en su frente, señal suficiente para saber que no me creía.

Mientes. - Sonreí.

No cariño, yo jamás miento. - Estiré mis brazos mientras me ponía de pie a un lado de la cama. - También me ha exigido agradecerle por separarte de Alex. Ambas cosas son verdad, tu decides si las crees o no.

Me miró confundida mientras se sentaba en la cama.

No lo entiendo.

¿Por qué no?

No veo el beneficio que podría sacar de ello. - Me senté a su lado y peiné un mechón de su cabello mientras ella divagaba en sus propios pensamientos.

Quizás no es tan mala como piensas.

Ja… - Suspiró y empujó las mantas para levantarse.

Además… Ha obtenido a Bonnet, esa es su ganancia. - Me miró sin expresión alguna en su rostro. - No confías en ella.

¿Puedes culparme? Literalmente me apuñaló con un cuchillo de torta. - Una carcajada escapó de mi boca, sin embargo la corté al instante que mi chica me fulminó con la mirada.

Ya te has vengado por ello. - Me acerqué a su rostro y restregué mi nariz suavemente con la de ella. - Y ahora me tienes a mi, soy el premio mayor.

Finalmente una sonrisa se asomó tímida en sus labios.

Había olvidado ese "pequeño" ego que te acompaña todo el tiempo. - Me encogí de hombros y ella tomó mi rostro entre sus manos. - Te amo.

Robó un beso rápido de mis labios y al segundo siguiente estaba de pie frente al closet, dando clases de su agilidad característica.

¿Qué clase de ropa debería usar hoy?

No hay código, así que el tipo de ropa con el que te sientas cómoda.

Mi teléfono sonó sobre la mesita de noche a mi lado, me estiré perezosamente para alcanzarlo mientras Kag seguía en lo suyo.

Buenos días… tardes. - Me corregí de inmediato.

¿A qué hora piensas llegar a este lugar? - Miré distraído a la chica que me mostraba dos vestidos para escoger, terminé apuntando con mi dedo índice al de color azul marino.

¿No estás demasiado estresado? Apenas es medio día. - Un rasgo característico de mi hermano mayor, estresarse de más.

Izayoi es la que me estresa preguntando por ti cada 30 minutos. - Me reí. - Ten piedad y ven aquí, porfavor.

Kag se está duchando… - Exclamé mientras la veía hipnotizado caminar en dirección al baño de la pieza, contoneando sus caderas en su andar femenino. - Déjame acompañarla y quizás con eso ahorremos tiempo.

Perfecto, llega antes de las dos o te destruyo. - Y cortó.

Me levanté como un gato acechando a su presa y caminé con cierta pereza hasta el baño, empujé la puerta entreabierta y la vi mirarme por sobre su hombro antes de entrar en la bañera. Caminé hacia ella en silencio, la abracé por la espalda y besé la raíz de sus cabellos. Nos sumergimos en silencio, uno frente al otro, aprovechando por completo el espacio que teníamos para los dos. No supe distinguir si el hormigueo en mi cuerpo era a causa del agua caliente o a lo exquisita que se veía Kag empapada.

Sabes, tuve un sueño bastante similar a esto cuando apenas te había conocido. - Susurró mientras lavaba su cuerpo frente a mi.

¿Ah sí? - Asintió y vi la lujuria calentar poco a poco el chocolate de sus ojos.

Pero era un poco distinto. - Se acercó poco a poco hasta mi rostro y se subió a horcajadas sobre mí, abrazándome con sus piernas bajo el agua. - Puedo demostrarte que tan distinto…

Recorrió con la garra de su dedo índice el contorno de mi mandíbula y se detuvo justo sobre mis labios entreabiertos, listos para besarla. Me sentí drogado sin realmente estarlo, tal vez por el vapor y el exceso de deseo que brotaba por nuestros poros.

¿Qué pasó con eso de "salir del bucle de sexo"? - Musité contra sus labios y ella lamió los míos con lentitud.

Hmm, aún no estoy lista para ello. - Admitió y entonces estampó sus labios contra los míos en un beso húmedo y embriagante.

Su lengua jugueteó con la mía en toques que iban y venían mientras mis manos se movían casi por instinto a sus caderas, cargándola contra mi entrepierna y aumentando con ello el roce entre los dos. Jalé de su cabello con dominancia para mirarla con atención y vi su pecho subir y bajar en respiraciones cortas y agitadas.

¿Soñabas esta clase de cosas conmigo? - Me sonrió inocente mientras sus manos recorrían mi pecho en movimientos circulares.

¿Quién eres para juzgarme? ¿Acaso nunca soñaste conmigo de esta forma?

La miré con atención, admitiendo con ello que lo había hecho en tantas oportunidades que había perdido la cuenta. Probablemente porque era la mejor amiga prohibida, la manzana que no podía morder.

Todo el tiempo. - La atraje hacia mí con mi mano derecha en su espalda y ella jugueteo con mi cabello húmedo.

Recorrí la hendidura de su columna vertebral con las yemas de mis dedos, sus ojos se entrecerraron mientras suspiraba bajo mi toque. Mi mano izquierda aún sumergida separó sus pliegues y presionó aquel pequeño botón de placer entre sus piernas, las que me apretaron con fuerza mientras mordía su labio inferior.

En esos días encerrados juntos había aprendido en tiempo record un par de cosas sobre mi enana favorita:

I. Le encantaba el sexo en el agua y francamente también se había convertido en uno de mis pasatiempos favoritos gracias a ella, considerando que el vapor cubría su piel con un brillo apetecible y que su cabello húmedo y desordenado encendía aún mas (si es que era posible) mis ganas de jalar de él con fuerza.

II. Ambos éramos dominantes y eso significaba competir por el poder a cada instante, lo que en realidad era bastante más emocionante que mis experiencias pasadas.

Una de sus manos bajó y apretó con suavidad mi miembro, frotándolo con un ritmo constante, provocando ciertas olas a nuestro alrededor. Cerré mis ojos sin perder de vista mi tarea, manteniendo el estímulo en movimientos circulares sobre su clítoris. Pronto nos sentí gemir a ambos, extasiados en aquella situación comprometedora, mientras nos mirábamos fijamente, dejando al deseo hablar por sí solo. Sus caderas siguieron sin problemas el ritmo de mis caricias y mi miembro no perdió tiempo en prepararse para ella.

Cuando la vi con las mejillas sonrojadas y al borde del orgasmo la atraje hacia mí, me abrazó con sus piernas y la penetré con deliberada lentitud, acoplando su cuerpo de manera perfecta al mío, sintiendo sus cálidas paredes envolverme por completo. La abracé a mi, escondiendo mi rostro en su cuello mientras gemía ronco contra su piel.

Y para mi sorpresa, cada vez que pensaba que había alcanzado el límite de cariño por su hermosa existencia éste parecía expandirse. Y allí estaba yo, alguien que jamás había amado a nadie, adorando cada parte de su ser, disfrutando del latido rápido de su corazón dentro de su pecho, admirando cada pequeño lunar que manchaba su piel… Guardando la dulzura de su aroma en mi memoria.

La abracé con fuerza y ella me devolvió el gesto, moviéndose a la par conmigo, jadeando mientras sus manos sujetaban en puño mi cabello semi corto. De pronto en un grito ahogado se estremeció entre mis brazos, para luego continuar en gemidos bajitos contra mi oído, mientras se restregaba contra mi disfrutando de su clímax. Di un par de embestidas más y sentí el orgasmo golpearme con fuerza mientras mordía su hombro izquierdo y mis garras se enterraban en la suave piel de sus caderas. Todo aquello en un ritmo pausado, obligados por el agua, abrazándonos mientras recuperábamos el aliento.

Te amo tanto. - Jadeé para luego dar besos por su cuello.

Mis dedos se enredaron en sus bucles, y permanecimos allí abrazados por unos minutos, luego nos lavamos el cabello mutuamente en la espuma y reímos de cosas sin sentido por los siguientes 30 minutos.

Cuando estuvo seca la vi envolverse a sí misma en aquel vestido azul marino, ajustado como el resto de su closet, cubriendo sus piernas hasta un poco más arriba de sus rodillas y me esforcé genuinamente por no arrancarlo a tirones. Fue mientras me concentraba en secar su cabello con el secador que sentí un impulso crecer cada vez más en mi pecho.

Oye enana.

¿Hmm? - Me miró por el reflejo del espejo frente a nosotros mientras se aplicaba máscara de pestañas. Dejé el secador a un lado y la hice girar entre mis brazos para mirarla de frente.

Sé que prometí darte tiempo… - Comencé. - Pero si te pidiera que fueras mi novia ahora mismo, ¿Te negarías?

Me miró tras sus largas pestañas con atención.

¿En un caso hipotético? - Preguntó.

Todo muy hipotético. - Mentí.

No lo creo. - Respondió. - Probablemente te diría que sí de inmediato.

Ya veo. - Nos miramos fijamente por unos segundos y luego comenzamos a reírnos nerviosamente. - ¿Entonces?

¿Entonces que?

No me hagas repetirlo. - Me sonrió y se sentó de un salto sobre el lavamanos, abrazándome por el cuello.

Lo siento, es que he olvidado lo que me dijiste. - La mezcla de inocencia y demencia fingida en sus ojos me hizo sonreír.

Realmente disfrutas esto.

Un montón. - Admitió.

Tomé su mentón para mantener su mirada sobre la mía y sentí su corazón revolotear con rapidez.

Kag… - Mi dedo se deslizó por su mejilla, acunando su rostro cuando se recargó en mi palma, mirándome con atención.

Inu…

Ha pasado mucho tiempo.

Un montón de tiempo. - Coincidió.

Y aún así, pasarán mil años y mi café favorito siempre será el de tus ojos. No sé si a una chica tan perfecta como tú le gustaría salir con alguien como yo… - Me sonrió.

Sus manos juguetearon con mi cabello mientras el silencio carcomía poco a poco mi tranquilidad. Delineo mi mandíbula con la yema de sus dedos y suspiró.

Nunca has estado en una relación formal con alguien…

No. - Confirmé.

¿Y estás seguro de que quieres que yo sea la primera? Conozco todos tus secretos. - Sonreí.

Y yo conozco todos los tuyos.

Sé que te aburres con facilidad de la rutina.

Y has logrado mantenerme enganchado a ti durante 7 años, ¿No es prueba suficiente de que me quedaré para siempre?

Siete años en una vida eterna no es nada…

No me hagas rogar enana, quiero mantener un poco de mi dignidad. - Recargó su frente en la mía y cerró sus ojos.

Mi respuesta a esa pregunta ha sido un sí desde el principio de esta conversación. - Musitó y sólo entonces noté que volvía a respirar justo antes de pegar mis labios a los suyos.

El mundo podría haberse acabado en ese mismo instante y yo me habría sentido satisfecho, porque tenía todo lo que necesitaba para ser feliz.

Te amo. - Musité entre besos.

Te amo.


'

Kagome

Aquella pequeña y nueva confesión de amor nos tomó otros 30 minutos de retraso. Sin embargo aún estábamos a tiempo cuando estacionamos en el frente de la mansión de sus padres. Apenas el motor dejó de sonar los nervios volvieron rápidamente a mi.

Inuyasha me miró desde su asiento y me sonrió.

¿Lista enana?

No realmente. - Admití.

Literalmente tienes medio camino avanzado, no hay nada que pueda salir mal. - Su mano derecha se extendió a mi mejilla y me derritió con el cálido dorado de sus ojos. - Después de todo, no es como si no los conocieras.

Suspiré, cerré los ojos y asentí. Tenía razón, yo podía con ello, me dedicaba a asesinar gente, ¿como no iba a poder con un simple día familiar?

¿Podemos mantener en secreto por ahora lo que pasó esta mañana?

¿Te refieres al sexo desenfrenado? - Preguntó distraído, guardé silencio y me miró sonriente. - Tranquila, no tengo intención alguna de que mis padres se enteren de nuestro noviazgo aún.

Suspiré relajada, busqué el seguro de mi cinturón de seguridad y antes de poder desabrocharlo su mano alcanzó la mía, ganando mi atención de inmediato.

Tengo mis razones para no querer decirlo, se que mis padres comenzarían a planificar una boda a pasos agigantados… Pero me encantaría saber las tuyas.

Sólo quiero que tu madre sea el centro de atención el día de hoy. - Al comprenderlo sus ojos dejaron ir la preocupación y me sonrió. - ¿Sobrepensaste las cosas?

Déjame en paz, es la primera vez que soy novio de alguien. - Me reí mientras me acercaba y tomaba su rostro en mis manos.

Idiota. - Di un beso corto sobre sus labios y seguí con mi objetivo de desabrochar el cinturón

De inmediato él se bajó y caminó hasta mi lado para abrirme la puerta. Me extendió su mano con caballerosidad y la tomé con firmeza.

El camino hacia la entrada de la mansión jamás se me había hecho tan corto. Las puertas se abrieron de par en par incluso antes de que alcanzáramos a tocar el timbre. Touga nos sonrió desde su posición.

¿Han despertado tarde hoy? - Preguntó.

Ni te imaginas. - Contestó su hijo y ambos rieron mientras se abrazaban.

Izayoi ha estado esperándolos con demasiadas ansias. - Sonreí y de inmediato él se acercó y depositó un beso en mi mejilla. - Todos están en el jardín.

Sentí como con cada paso que dábamos a nuestro destino mi corazón latía con fuerza y mis pulmones parecían olvidar su única función. Inuyasha no hizo ningún comentario a mi lado, simplemente dio un apretón suave sobre mi mano para transmitirme ánimos justo antes de salir nuevamente al exterior. Me miró por apenas un segundo y movió su boca en un "te amo" silencioso que fue el empujoncito que necesitaba, su mano soltó la mía casi al instante.

Las miradas de todos se instalaron sobre nosotros. El silencio incómodo duró apenas un par de segundos, sin embargo los sentí como una eternidad.

¡Inuyasha! ¡Kag! - Izayoi se levantó y corrió a abrazarnos. Vi la disimulada sonrisa de Sesshomaru mientras se acercaba con una chica abrazada a su brazo izquierdo.

¿Que no es la cumpleañera más encantadora de este mundo? - Exclamó Inuyasha mientras tomaba sus manos para besarlas.

Sesshomaru se acercó hasta mí y me abrazó con cariño.

¿Recuerdas que te mencioné a una tal Rin? - Musitó indicándola a su lado. - Una mujer sin importancia… - Exclamó burlesco y de inmediato la chica lo empujó suave fingiendo enfado. - O quizás el amor de mi vida.

Me reí mientras notaba aquella conexión destellante en sus ojos al mirarse y lo supe; el "quizás" estaba de más en esa frase burlona.

Finalmente apareces Rin, he esperado demasiado tiempo por esta presentación. - La chica me sonrió y su belleza destacó aún más en ese pequeño gesto. Tenía un cabello tan azabache y largo como el mío, con la diferencia de que caía en puntas desordenadas y no en ondas. Sus ojos de forma almendrada parecían ir delineados naturalmente y su nariz era tan pequeña y respingada que me recordaba a la de un duende adorable.

Alguien me ha mantenido escondida. - Exclamó alzando su mentón hacia su novio.

Cariño, ellos han hecho trampa, fingieron ser amigos por demasiado tiempo, sólo por eso es que mis padres conocen a Kag desde antes. - Exclamó Sesshomaru mirando a su hermano y yo sentí mis mejillas enrojecer sutilmente.

Nadie fingió nada… - Respondió Inu.

Ajá… - Nadie parecía creernos, pero a esas alturas no importaba demasiado.

Rin miró mi vestido con atención.

Me gusta el color de tu vestido.

Es mi color favorito. - Musité.

Entonces nos llevaremos muy bien. - Y así, como si me hubiera conocido hace siglos se soltó del brazo de su amado y se sujetó al mío, jalándome con ella un poco más lejos mientras los hermanos Taisho nos miraban prácticamente orgullosos. - ¿Eres asesina a sueldo? - La miré confundida y ella me sonrió. - ¿Muy directa?

Un poco, pero me agrada. Apuesto a que Sesshomaru te ha mantenido entretenida con nuestras historias.

Sé que eres la mejor chica en el equipo. - Pensé en Kikyo y sonreí.

Si, lo soy.

¿Me entrenarías? - La miré fijo, buscando algún atisbo de broma en aquella pregunta sin adornos.

Quieres ser cazarrecompensas… - Asintió y me hizo un gesto para que bajara la voz. - ¿Por qué?

¿Tiene que existir una razón?

Nadie escoge este trabajo por gusto. - Miró a su novio a la distancia y suspiró.

Quiero pasar más tiempo con él. - Era un motivo válido, pero no suficiente para mí.

No lo imagino como una experiencia agradable Rin, tendrás a Sesshomaru en una faceta aún más sobreprotectora. Además… no lo veo accediendo voluntariamente a ponerte en peligro.

Suspiró e hizo un gesto con su labio que me recordó a un niño pequeño con rabieta.

Imagina una situación compleja donde Inuyasha esté en peligro y tú no puedas hacer nada… O si alguien decidiera hacerle daño a Sessh usándome y yo no pudiera defenderme, necesito al menos aprender eso.

El café claro de sus ojos reflejaba miedo, ella realmente tenía miedo de ser una carga o perderlo.

Sesshomaru no permitirá que una situación así suceda. - Sonreí para intentar calmarla, no funcionó. - Rin, estás a salvo.

¿Y ellos? - Se acercó por mi espalda, mirando a la distancia a ambos platinados riendo mientras se servían whisky en vasos de cristal. - ¿Ellos están realmente a salvo?

Bien, aquella pequeña chica adorable acababa de plantar y germinar la semilla del pánico en mi mente y es que a fin de cuentas tenía razón y quizás sólo me había esmerado en bloquear ese pensamiento. Inuyasha me protegería a toda costa de Tomura, no tenía dudas de ello, y eso significaba que si yo no podía protegerlo, él quedaba en riesgo.

Comprendía el sentimiento… Nadie quería ser una carga por amor. Suspiré, Sesshomaru iba a matarme cuando se enterara.

– ¿Planeabas pedirme esto desde el principio?

Nadie de esta familia iba a ayudarme con ello. - Me reí.

Sólo te enseñaré defensa básica. - Susurré. - Y no habrá palabra de esto a Sesshomaru.

El aludido giró a mirarnos y ambas sonreímos a la par fingiendo inocencia.

Trato hecho. - Suspiré.

Dame tu teléfono. - Obedeció al instante y guardé mi número antes de devolverlo. - Eventualmente coordinaremos.

¡Familia Taisho! - El grito enérgico de Miroku al llegar nos distrajo lo suficiente. A su lado Sango sonreía tan encantadora como siempre.

Nos acercamos nuevamente al grupo y mi mejor amiga casi corrió a mis brazos.

¡Te ves hermosa! - Exclamó mientras saltábamos en un abrazo.

¡Muchas gracias! Apuesto a que no conoces a Rin, la novia de Sesshomaru.

Wow, valentía amiga, te admiro. - Ambas rieron mientras se saludaban y supe que su conexión había sido tan inmediata como la nuestra. Vendrían infinitas reuniones de amigas en el futuro, estaba segura de ello.

De pronto una mano jaló de la mía hacia atrás, hasta que mi espalda chocó con un torso cálido, de inmediato sus brazos me envolvieron por la cintura mientras apoyaba su mentón en mi hombro.

Hola tú. - Susurró contra mi oído y sentí un veloz escalofrío recorrer mi espalda. - Mi madre me ha ofrecido quedarnos a dormir aquí.

¿Pero? - No sonaba convencido.

Miroku quiere que vayamos a un bar más tarde. - Me reí.

¿Tienes ánimos de salir?

Sólo si es contigo. - Respondió al instante.

Me giré entre sus brazos y suspiré.

Adorable.

Lo sé. - Dio un beso corto sobre mi frente y disfruté de la calidez de sus labios.

Podemos ir un par de horas… y volver. - Me sonrió victorioso y asintió.

'

El almuerzo familiar se extendió por más de cuatro horas, sin embargo me sentí parte de un grupo acogedor, algo que no sentía desde la muerte de mis padres… O quizás incluso desde antes.

No quería perder eso por nada en el mundo… No de nuevo.

Noté como el par de hermanos desapareció en algún punto e Izayoi no perdió la oportunidad de sentarse a mi lado.

¿Muy nerviosa aún? - Miré hacia el frente mientras aquel hilo de pensamiento molesto invadía mi mente. - Algo te preocupa. - Adivinó.

No estoy acostumbrada a que la felicidad dure mucho en mis historias, mentalmente estoy preparada para que un meteorito caiga en el medio de este jardín en cualquier momento y destruya todo.

Todo estará bien…

Hay un asesino acechándome.

Y todos estamos dispuestos a protegerte, él no se saldrá con la suya. - Tomó mis manos entre las suyas y me sonrió.

Fingí una sonrisa de vuelta, porque en realidad no tenía sentido alguno el abrumar a mi suegra con mis miedos en el día de su cumpleaños, sin embargo conocía a Tomura mejor que nadie, y él siempre obtenía lo que quería.

Inuyasha y su hermano mayor aparecieron con un pastel enorme, cantando feliz cumpleaños mientras todos les seguíamos. Sus ojos dorados me miraron con atención en todo momento e intente borrar los miedos de mi cabeza, sin embargo mientras más me permitía ser feliz, más culpable parecía sentirme.


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Inuyasha

Vi sonreír a Kag todo el tiempo con esa amabilidad y dulzura que la caracterizaba, sin embargo parecía distraída. Tomé su mano bajo la mesa y di un suave apretón, sin embargo apenas me dirigió su atención.

¿Estás bien enana? - Pregunté cerca de su oído. Sólo entonces volvió a erguirse e intentó recuperar la compostura. - He notado eso.

Me miró con la cara de un niño al ser reprendido y suspiró.

Sólo estoy un poco cansada, eso es todo.

¿Prefieres que vayamos a casa en vez de salir más tarde? - Me miró en silencio por unos segundos, luego asintió. - Le avisaré a Miroku.

Lo siento.

No seas tonta.

Miré la hora en mi reloj, de todas maneras las pequeñas agujas apuntaban a las diez en punto. Miroku me miró desde el frente y saqué mi celular para mensajearle.

"Kag está cansada, nos vamos a casa"

Lo vi tomar aire para protestar, sin embargo una mirada bastó para detenerlo.

"¿Sucedió algo?"

La miré a mi lado, apoyando su mentón sobre su mano, aún distraída en sus propios pensamientos.

"No estoy seguro"

Me miró confundido del otro lado de la mesa.

"Podrías intentar preguntarle, a veces funciona"

La burla era tan explícita que sonreí.

"Idiota"

Guardé el teléfono, volví a concentrarme en Kag y tomé su mano pequeña entre las mías.

¿Nos vamos ahora? - Por algún motivo su poco ánimo me ponía ansioso.

Iré al baño primero. - Asentí y la vi entrar en la casa.

Mi hermano y mi mejor amigo aprovecharon el momento para ponerse de pie y comenzar a buscar sus cosas, ellos iban a salir, no tenía dudas de ello.

Inuyasha no viene. - Me acusó Miroku y mi hermano me miró indignado.

Algo le pasa a Kag. - Respondí cortante.

¿Está enferma? - Preguntó Sesshomaru.

No… no lo sé.

¿Probaste preguntándole? - Llevé mi mano a mi rostro hastiado.

¿De verdad parezco tan idiota como para no preguntarle? - Ambos se miraron. - Joder.

La aludida apareció y ambos guardaron silencio.

¿Pasa algo?

¿Estás bien? - Le preguntó mi hermano.

¿Por qué no lo estaría?

No vienes con nosotros. - Kag sonrió y se cruzó de brazos.

¿Si no quiero ir de fiesta por una vez en la vida es tan preocupante para ustedes? - Ambos la miraron serios. - Sólo estoy cansada, tu hermano no me deja dormir por las noches, ya puedes imaginar el por qué.

Me miró fijo cuando logró su objetivo, ambos chicos rieron y decidieron no seguir preguntando, había desviado la atención a un tema incómodo a propósito, pero lo veía en sus ojos, algo le preocupaba.

Inuyasha eres un animal desconsiderado. - Exclamó Miroku y yo sonreí.

Extendí mi mano hacia ella y la tomó de inmediato, pegándose a mi lado.

Avisen cuando lleguen. - Exclamó Sesshomaru.

Lo haremos. - Contestó Kag por mi.

La despedida fue corta, lo más difícil fue lidiar con mi madre intentando convencernos una vez más de quedarnos allí, sin embargo luego de tres intentos se rindió con una sonrisa y un par de abrazos apretados.

Manejen con cuidado y gracias por venir, este cumpleaños ha sido especial.

Nos encaminó hacia la puerta de entrada y Kag caminó en silencio a mi lado.

Bien señor Taisho, ¿Manejas tú o yo? Ambos bebimos casi lo mismo.

Ambos estamos igual de sobrios. - Se rio mientras se recargaba en mi pecho. - Okey, manejo yo.

Le quité las llaves de las manos y las hice girar en mi dedo índice mientras nos guíaba a mi auto. Abrí la puerta de copiloto para ella y la senté en su asiento, escuchándola suspirar mientras se estiraba como un gato. Una corriente de aire frío me hizo estremecer mientras daba la vuelta para entrar en mi puesto. Cerré la puerta y encendí el motor.

¿No tienes frío?

Un poquito. - Sonreí y encendí la calefacción, la vi derretirse en el asiento mientras se abrazaba a si misma en su abrigo negro y su bufanda a juego. - Gracias.

¿Vas a decirme lo que te pasa realmente? - Pregunté sin mirarla. - Tenemos un largo camino de 40 minutos por recorrer a casa y no dejaré de insistir hasta que tu respuesta me convenza.

La carretera apenas era iluminada por las luces del auto y la luna se escondía tras los pinos enormes del bosque que nos rodeaba.

Hoy me he sentido más acogida que nunca por los tuyos. - Musitó mientras se quitaba la bufanda. - Me ha recordado un poco a mi familia, y los he extrañado por un instante.

Lo siento. - ¿Qué más podía decir?

Estoy feliz, no necesitas disculparte. - Exclamó mirando por la ventana.

Interesante, porque luces increíblemente triste. - Respondí atento a la carretera.

No quiero perder eso otra vez. - Susurró. - No me dejo disfrutar esas cosas por el miedo de que algo superior me lo arrebate de golpe.

Amor… - Sip, iba a utilizar esa palabra melosa por primera vez, esperando que milagrosamente la animara.

Me distraje un segundo en su sonrisa triste cuando se giró a mirarme, sin embargo cuando volví la vista a la carretera una sombra corpulenta en la mitad del camino me hizo girar el volante con fuerza para evitarla. Escuché tres disparos antes de perder el control y luego el chillido de los neumáticos contra el asfalto resonó fuerte y claro justo antes de que mi adorado maserati se volcara, quedando de cabeza sobre el asfalto, con nada más que oscuridad a nuestro alrededor.

Mi primer pensamiento consciente fue Kag y la necesidad imperiosa de comprobar que estuviera bien. Miré a mi lado, ella aún estaba en su asiento, sujetada por el cinturón de seguridad. El bendito cinturón de seguridad.

La escuché toser un par de veces y noté como sus bucles azabache alcanzaban el techo del coche con ella de cabeza.

Había algo en la carretera. - Exclamó.

Lo sé, ¿Estás bien?

Me miró fijo y asintió, llevó una de sus manos a su cabeza, sólo entonces noté un corte que sangraba desde la raíz de sus cabellos y de inmediato no pude sentir otro aroma más que su sangre en el ambiente, bastante exagerado para una herida pequeña ¿Por qué olía tanto a Sangre?

Auch. - Musitó.

¡¿Te duele algo más?! ¡¿Alguna otra herida?! - Negó y pude relajarme sólo un poco. - Voy a soltar mi cinturón y el tuyo, ¿vale?

Vale.

A la cuenta de tres… Uno, dos… - Al intentar acomodarme sentí el dolor de un par de fracturas en mis costillas. - Agh… Mierda.

Inuyasha… - La miré con dificultad mientras seguíamos de cabeza y noté con pánico como aparecía un hilillo de sangre que brotaba desde su escote hacia su cuello y ascendía por su rostro gracias al efecto de la gravedad. En su abdomen una mancha de sangre enorme se hacía notar en la tela azulina, mancha que no dejaba de crecer.

¡¿POR QUÉ NO DEJABA DE CRECER?!

No tuve tiempo de meditarlo demasiado, no cuando una fuerza sobrehumana hizo girar el auto a su posición habitual con poca delicadeza y el quejido bajo de Kag dolió más que mis huesos rotos.

Bien, veamos… - Una voz ronca llamó mi atención desde el exterior. - Hola Kag, ha pasado tiempo.

Ella no respondió, apenas manteniéndose despierta mientras yo hiperventilaba.

La atención del sujeto fue a parar sobre mí, con una sonrisa torcida mientras jugueteaba con un arma en su mano derecha.

Y tu debes ser el afortunado novio… Inuyasha Taisho, es un gusto conocerte en persona.