Hola lectores!

Sólo me queda agradecer todo el apoyo y cariño que me han entregado con cada uno de sus comentarios, la vida a ratos puede sentirse sofocante, pero seguimos adelante y eso es lo importante.

Infinito amor para ustedes:

- kcar: muchas gracias cariño, con tanto amor en los comentarios casi he podido sentir sus abrazos apretados. Este cap se viene triste, pero espero te encante de todas formas. Un abrazo!

- Susanisa: hermosaaa! Sip, sigo recuperándome, fisicamente casi al 100, mentalmente aún estamos atrapados a mitad de camino, pero he tenido un monton de apoyo de mis cercanos y eso definitivamente los incluye a ustedes :3. Inu y kag estan en una peeesima situación, conocerás a un nuevo personaje y un poco de su historia con Kag (mas adelante veremos mas). Espero disfrutes la actualizacion!

- joiscar: Yo tambien los extrañaba a ustedes por montones, intento escribir los caps lo mas rapido que puedo para volver a leerlos emocionarse con ellos, pero a veces me cuesta jeje. Creo que la próxima vez escribire la historia completa antes de publicarla, para ir lanzando caps mas seguido. Con respecto a mi pérdida creeme cuando digo que ha sido doloroso, pero llevadero gracias a tanto cariño. Me quedo con una frase que has dicho: en algún momento de la vida las bendiciones serán el doble de lo que esperábamos. Este cap se viene intensisimo, pero oye! Nos estamos leyendo pronto, con más actualizaciones jiji. Un abrazo enorme!

- Rocio K. Echeverria: uufff ha sido intensisimo, junio es un mes que definitivamente borraría de mi existencia ajajaja, pero bueno, el tiempo pasa y con él el corazón va sanando de a poquito, pero a ratos pienso: Diosssss Ya no quiero ser tu mejor guerrera ajajajaja. Te he hecho esperar bastante por este cap, pero valdrá la pena, sólo espero estés preparada para un poco de tristeza en todo el amorcito :c. Muchas gracias por tanto cariño Rocio! Nunca termina de sorprenderme esta cercanía que hemos logrado entre lectores y escritor, una de las tantas cosas que agradezco de esta obsesión por el inuxkag.

- luchimg: De eso intento convencerme, todo pasa por algo! Y eventualmente vendrán cosas buenas. Tambien te quiero luchi, muchas gracias por tanto! Te hice esperar un poquitito por el cap, pero se viene bueno, lo prometo. Un abrazo!

- Carli89: muchas gracias, ya estoy mucho mejor, y parte de eso es gracias a todos ustedes, la verdad es que me ha sorprendido un montón todo el amor y la energía que me transmiten con sus palabras, créeme, han sido de ayuda. Se viene lo intenso, confirmo, estamos entrando de lleno en el climax de todo esto, con nuevos personajes importantes. Pero bueno, pese a los caps tristes todos sabemos que Inu y Kag lo logran, SIEMPRE terminan juntos y me encargaré de ello. Espero el cap te sorprenda!

- Guest: Hola hermosa, muchas gracias, efectivamente he tenido mucho cariño de mi familia y amigos, adicional a ello el cariño de mis lectores ha sido inmenso, y en verdad me ha demostrado que somos muy unidos, que esto es una relación de dar y entregar y eso me hace muy feliz. Gracias por tanto amor, incluso si es a la distancia he logrado sentirlo. JUJUUUUU ya veremos si has acertado, este cap se viene intenso. Nos leemos luego!

- Angela Inukag: Es que es el suspenso lo que mantiene todo mucho más entretenido! Jaja. Muchas gracias por los ánimos, gracias por leerme. Un abrazo Angela.

- Merak84: Hola! Que alegría leerte por primera vez!, muchas gracias por leer mis historias, cuéntame cual ha sido tu favorita hasta ahora! Se vienen muchas otras, créeme cuando digo que me esfuerzo un monton en que la redacción y la trama les enganche ajaja. También muchas gracias por enviarme tanta buena energía desde tan lejos! Ha sido un proceso duro, pero vamos de a poquito sanando, preparándome para cuando la vida decida premiarme de nuevo con semejante alegría. Espero disfrutes el cap! Un abrazo enorme.

e infinito amor también para aquellos que me leen y aún no se atreven a salir del anonimato, los estamos esperando!

El próximo cap está a medias, puede que tarde un poquitillo mas en actualizar, pero atentas. Las cosas se han tornado oscuras para nuestros hermosos Inu y Kag :c, todos sabíamos que llegaríamos a este momento, pero hey, valdrá la pena! Ya lo saben jiji.

ps: puede que los próximos caps se tornen aún mas oscuros, cumplo con advertir que podrían herir sensibilidades, la clasificación me lo permite jeje.

un abrazo

Frani.


'

Capítulo 23.- Crónica de un caos esperado.

Kagome

*Flashback*

Octubre 2009, Francia.

Me doblé por la cintura y apoyé mis manos en mis muslos mientras intentaba recuperar el aliento, mi mejilla izquierda dolía por el golpe que había recibido hace apenas algunos segundos de parte de mi entrenador. Apenas era mediodía cuando Tomura detuvo nuestro entrenamiento, luego de que el timbre sonara para distraernos a ambos. Caminó hacia la puerta y al abrirla una silueta alta e imponente apareció. Sus ojos azules miraron a su alrededor con curiosidad, analizando el interior de la casa hasta que se toparon con los míos y una sonrisa amistosa surcó sus labios.

– Kagome, éste es Bankotsu Ishikawa, quería presentarlos desde hace un tiempo. - Se giró a mirar al aludido. - Y esta es Kag, la chica de la que te hablé por teléfono.

Bankotsu me miró fijo desde su posición, de brazos cruzados y asintiendo lentamente a la información que acababa de escuchar. Me di el tiempo de analizar ciertos detalles característicos de su apariencia, como su piel bronceada, los ojos azules y brillantes, los ángulos duros de su rostro y por sobre todo el largo de su cabello azabache, sujeto en una trenza ordenada que llegaba hasta mas abajo de su cintura. Lamentaba estar en esa situación, toda destruida, golpeada y sudada cuando el sujeto era increíblemente perfecto.

– Es un gusto Kag. - No encontré palabras para responder, el aire aún escaseaba en mis pulmones. Un desastre.

– Bankotsu y yo trabajamos juntos desde hace un tiempo… - Continuó Tomura. - Excelente cazarrecompensas, con una habilidad que nos servirá bastante para los planes de este fin de semana.

– ¿Qué habilidad? - Pregunté interesada.

– Ya lo verás en acción… - Respondió mi jefe y padre adoptivo. - Va a deslumbrarte.

o —

Marzo 2010, Francia.

– Entonces… ¿Quieres intentarlo? - Su voz ronca a mi lado.

Lo miré con la respiración agitada, mi corazón bombeaba rápidamente por toda la adrenalina corriendo por mis venas.

– ¿Ahora?

– Vamos, me has visto hacerlo un montón de veces, tú puedes. - Su mano se apoyó en mi hombro derecho y sentí un pequeño escalofrío esparcirse desde su toque al resto de mi cuerpo.

Estábamos en medio de una redada, un par de guardias yacían muertos a nuestras espaldas y podía sentir los potentes golpes contra la puerta de acero sellada.

– Van a entrar aquí. - Gemí.

– Por eso necesito que lo hagas ahora, Kag. - Comencé a hiperventilar, si fallaba en eso Tomura iba a odiarme. - Hey. - Sus manos tomaron mi rostro con delicadeza para obligarme a mirarlo. - Confío en ti.

Su sonrisa cálida bloqueó los ruidos por un instante, y el silencio logró calmarme lo suficiente. Asentí y tomé un par de cables entre mis garras, doblándolos entre ellos para comunicarlos en un orden específico. Armé todo el circuito bajo la atenta mirada de sus ojos y cuando terminé una risita suya muy suave a mi lado me hizo mirarlo.

– ¿Está bien? - Pregunté y él asintió.

– Está perfecto, ahora enciéndela y salimos de aquí.

Programé el temporizador para 20 segundos, apreté el botón improvisado y al instante sentí su mano aferrarse con fuerza a mi antebrazo y jalarme para levantarme, corrimos juntos hasta la ventana, dio un golpe hacia el frente haciendo añicos el cristal y entonces me miró otra vez.

– ¿Confías en mí? - Miré hacia abajo, había al menos 3 pisos de altura. Inhalé profundamente y asentí, para entonces la puerta de acero estaba destruida y sentía los gritos adentrarse.

Asentí y al instante su mano apretó la mía, tomando impulso y lanzándonos al vacío. La caída libre se me hizo eterna, y cuando mis pies tocaron el suelo otra vez apenas cabía en la felicidad de estar viva aún, aunque mis huesos estaban resentidos. Apenas segundos después una explosión enorme comprobó que lo había logrado, la bomba había funcionado… Mi bomba.

Bankotsu me miró orgulloso y grabé esa imagen en mi cabeza, con el fuego ardiendo a sus espaldas y sus ojos en un color rojizo intenso.

Esa fue la primera vez que sentí una emoción extraña y desconocida apretar mi pecho: el amor inundando mi cuerpo por completo.

*Fin de flashback*


'

Actualidad, Tokio, diciembre 2018.

¿Vas a decirme lo que te pasa realmente? - Inuyasha no iba a dejarlo ir. - Tenemos un largo camino de 40 minutos por recorrer a casa y no dejaré de insistir hasta que tu respuesta me convenza.

La carretera apenas era iluminada por las luces del auto y la luna se escondía tras los pinos enormes del bosque que nos rodeaba. No tenía escapatoria de ese interrogatorio y si respondía rápido quizás podía terminarlo de igual manera.

Hoy me he sentido más acogida que nunca por los tuyos. - Tuve miedo de mirarlo mientras expresaba mis sentimientos, así que sólo me concentré en quitar la bufanda enrollada alrededor de mi cuello. - Me ha recordado un poco a mi familia, y los he extrañado por un instante.

Hubo un silencio incómodo entre los dos.

Lo siento. - Su voz suave a mi lado. Sonreí.

Estoy feliz, no necesitas disculparte. - Respondí mirando por la ventana.

Interesante, porque luces increíblemente triste. - No podía disimular nada frente a él, siempre fallaba miserablemente.

No quiero perder eso otra vez. - Susurré. - No me dejo disfrutar esas cosas por el miedo de que algo superior me lo arrebate de golpe.

Amor…

Mi corazón se estrujó de emoción al escuchar aquellas cuatro letras pronunciadas en el orden correcto para formar la palabra correcta, con el tono perfecto de su voz ronca y encantadora. Todo parecía tan perfecto… Inuyasha Taisho me amaba y eso era todo lo que necesitaba para respirar.

Me giré a mirarlo, lista para obligarlo a frenar y tomarme en ese lugar, sin embargo su rostro pasó de cálido a frío cuando volvió su atención a la carretera. Alcancé a ver una silueta alta e imponente. Lo vi tomar el volante con fuerza y girarlo por completo, luego de eso el ruido de 3 disparos demasiado cercanos y luego el caos.

No fui muy consciente de cómo sucedió, pero al abrir los ojos nuevamente estaba de cabeza, con la sensación de presión en mi cerebro por el flujo de sangre acumulándose en él. Tosí por el polvo picándome en la garganta. Miré a mi lado, comprobando para mi tranquilidad que Inuyasha seguía allí.

Había algo en la carretera. - Exclamé.

Lo sé, ¿Estás bien? - Su voz sonaba calmada, forzosamente calmada. Sus ojos dorados observándome con intensidad.

Asentí, revisando rápidamente si él lo estaba, no veía sangre, no veía heridas, eso era algo bueno. Una sensación húmeda en la raíz de mis cabellos me distrajo, llevando mis dedos de forma inconsciente a la zona y al mirarlos la sangre roja brillante escurrió por mi mano, formando caminos tortuosos.

Auch. - No me dolía, sin embargo quise calmarlo con bromas, demostrarle que todo estaba bien.

Obtuve el efecto contrario.

¡¿Te duele algo más?! ¡¿Alguna otra herida?! - Su voz había perdido la calma y ahora sonaba exaltada. Negué con la cabeza y lo escuché suspirar en un alivio pasajero. - Voy a soltar mi cinturón y el tuyo, ¿vale?

Vale.

Parte de mí tenía miedo, y el abdomen me punzaba, quizás era el mismo cinturón de seguridad el problema, cuando él lo soltara todo estaría bien.

A la cuenta de tres… Uno, dos… - Un crujido que provino de su cuerpo me hizo ahogar un quejido propio. - Agh… Mierda.

Tuve el impulso de moverme para ayudarlo, y eso sólo empeoró las cosas, cuando la presión sobre mi abdomen cambió y sentí líquido cálido escurriendo desde allí hacia mi cuello en una cantidad asquerosamente escandalosa. El cinturón no era el problema, el cinturón estaba salvando mi vida, haciendo presión en una herida… Una herida grave.

Inuyasha… - Ya no había bromas, había miedo tangible en mi voz. La sangre alcanzó mi rostro por efecto de la gravedad a tiempo para que él entrara aún más en pánico, pude notarlo en sus ojos, pude notar el dorado oscuro mezclado con horror agonizante.

Y eso sólo me aterró más, porque hasta entonces jamás había visto a Inuyasha asustado.

La fuerza sobrehumana que nos movió de golpe a la posición correcta no me dejó pensar más allá, el dolor invadió cada terminación nerviosa de mi cuerpo y ahogué un grito en un quejido bajo, obligándome a no preocuparlo más.

Bien, veamos… - Esa voz, yo conocía esa voz. - Hola Kag, ha pasado tiempo. Y tú debes ser el afortunado novio… Inuyasha Taisho, es un gusto conocerte en persona.

No pude abrir los ojos lo suficiente, pero a través de mis pestañas y bastante borroso logré reconocer una piel bronceada, ojos azules y un cabello oscuro sujetado en una trenza larguísima.

Bankotsu.


'

Inuyasha

No respondí a su alegre y poco acertado saludo, quizás en parte por el estrés excesivo de la situación, o en parte porque mi mente sólo podía pensar en cómo salir de allí y triturarlo lentamente con mis manos, provocando el máximo dolor posible. Sus dedos se aferraron al borde de la ventanilla y quitó de un solo tirón la puerta del lado de Kag. Lo vi extender sus asquerosas manos hacia la perfección de ella, él no merecía tocarla, no era suficientemente digno de ello.

No te atrevas a tocarla. - Mi voz era prácticamente gutural en ese gruñido de advertencia. Sus dedos se detuvieron a mitad de camino y me sonrió burlesco cuando decidió seguir avanzando hasta posar su dedo índice con delicadeza sobre la punta de la pequeña nariz de Kag.

La he tocado más veces de las que desearías, pero eso será tema de conversación para otro momento. Por ahora no creo que estés en posición de decirme que hacer, amigo mío. - Mi pecho vibró con los gruñidos y me dispuse a soltar el cinturón. - No te muevas o romperé su cuello ahora mismo. - Aquella simple amenaza fue increíblemente efectiva y él volvió a sonreír para luego mirar a Kag. - Kag, ¿Aún estás con nosotros? - No obtuvo respuesta, solo una mirada de odio infinito y una respiración agitada de parte de ella. - Oh cierto, dame un segundo.

Y sin mayores advertencias enterró su mano en su pequeño y herido abdomen, provocando un quejido ahogado que salió de mis labios favoritos mientras él rebuscaba con poca delicadeza en su carne. Luego de unos segundos sonrió al retirar la mano completamente cubierta en rojo carmesí y rodar entre sus dedos índice y pulgar un pedazo metálico que brillaba; uno de los disparos que había escuchado antes, y para provocar tanto daño definitivamente tenían que ser balas de plata.

Miré a Kag, aún estaba consciente y eso era lo único bueno que podía rescatar de la situación. Para entonces el asiento de cuero oscuro bajo su cuerpo goteaba sangre espesa, su vestido azul lograba disimular un poco la enorme mancha en su abdomen, aunque con poco éxito. La piel que quedaba a la vista mostraba caminos tortuosos de sangre fresca que avanzaban hasta su rostro por estar de cabeza hace apenas unos minutos. La había visto sangrar en un montón de oportunidades, sin embargo por primera vez me sentí aterrado, temeroso de que tal vez fuera demasiado para su pequeño cuerpo.

Enana… - No obtuve respuesta, sin embargo sentí su corazón latir un poco más rápido en respuesta

Excelente apodo para tanto amor, encantador. - Exclamó sarcástico el sujeto.

Guardé para mí mismo las respuestas a ese comentario, había cosas más importantes por las que preocuparse. Lo miré serio, dispuesto a actuar con madurez si eso me permitía salvarla.

Me sentía tan jodidamente asustado de perderla.

Déjame curarla, ha perdido demasiada sangre. - Rogué.

No lo creo.

SUS HERIDAS NO VAN A CERRAR, VA A DESANGRARSE AQUÍ, IDIOTA. - Grité. Ahí iba mi intento de madurez.

Ella va a estar bien, relájate joder, ¿No es cierto Kag? - Tomó su mentón con rudeza y movió su cabeza intentando obtener algún tipo de reacción, nada, para entonces se veía mucho más inconsciente que hace algunos segundos.

Por favor. - Mi voz sonaba quebrada, extremadamente desesperada, aún podía escuchar su corazón esforzándose al máximo, aquel esfuerzo que aparecía justo antes de apagarse por completo.

Me apuntó con el arma a la cabeza mientras mordía su propia muñeca y la pegaba a la boca de Kag, quien tuvo al menos el instinto de succión. Odiaba ver eso, pero podía soportarlo si eso la mantenía con vida. Escuché un quejido de placer de parte de él, disfrutando aquella situación enferma.

¿Es triste no?, me encantaría saber cómo se siente ver a la persona que amas consumir sangre de alguien más. - Me encogí de hombros.

Puedo tolerarlo si eso la mantiene viva, ya tendré mi oportunidad de cortar tu cabeza más tarde.

Wow ¿Así de seguro te sientes? - El azul de sus ojos parecía aún más oscuro.

Así de capaz soy. Le has hecho daño y yo te lo haré a ti. - Su sonrisa burlesca me hizo apretar los puños.

Esperé pacientemente a que Kag recuperara un poco de fuerza y sólo entonces me abalancé por sobre ella empujando la escoria fuera del auto.

El dolor agudo en mi costado derecho por las costillas rotas me impidió respirar bien, sin embargo mis manos apretaron su cuello con fuerza y mis garras cortaron su piel. Un disparo más rompió el silencio y el dolor agudo se trasladó a mi hombro izquierdo, el jodido mal nacido me había disparado.

Inuyasha. - La voz de Kag nos distrajo a ambos. - Bankotsu…

Mis manos le obstruían el flujo de aire, pero el idiota se esforzó por sonreír aún mas amplio al escuchar lo que al parecer era su nombre.

No lo mates aún. - Continuó, su voz suave apenas rompía el silencio en un quejido poco comprensible.

Cállate Kagome. - Ordené, sintiendo un pequeño crujido desde el cuello de mi presa, su tráquea tal vez.

Inuyasha… - Me giré a mirarla y mi corazón se rompió en mil pedazos. Había decidido ponerse de pie. Su cuerpo roto asemejaba al de una muñeca trizada mientras se apoyaba por completo en mi auto, la sangre seguía brotando roja y brillante a través de sus dedos mientras sus manos hacían presión sobre su abdomen. - Estoy bien, no lo mates, necesito hablar con él.

Me tomé unos segundos para procesar sus palabras, porque aseguraban algo que distaba por completo de la realidad.

¿"Estoy bien"?, ¡¿ERES CONSCIENTE DE LO QUE ACABA DE PASAR?! - Grité.

Había estado a pocos segundos de perderla y ella parecía no notarlo. Entré en trance, quizás por la rabia, quizás por el pánico que evocaba la idea de no escuchar su corazón nunca más o quizás porque simplemente quería destruir cada célula de quien se había atrevido a intentar quitármela. Mis ojos ardieron y golpeé en innumerables oportunidades el rostro de aquel sujeto, sintiendo el dolor en mis nudillos y en mi hombro, sin embargo no me importó, ya habría tiempo para preocuparme por ello, cuando sus facciones estuvieran destruidas.

Y entonces una pequeña mano húmeda por la sangre se apoyó en mi hombro y me distrajo lo suficiente.

Amor… - Cuando menos lo esperaba, aquella palabra melosa pronunciada de sus labios atrajo toda mi atención. Había utilizado la misma técnica que yo.

Giré mi cabeza para mirarla por sobre mi hombro. Su rostro estaba más pálido de lo habitual, pero logró entibiarme con una sonrisa mientras acariciaba mis mejillas y limpiaba con sus pulgares lo que al parecer eran lágrimas… Yo estaba llorando.

Todo va a estar bien. - Musitó. - Pero tienes que confiar en mí y dejarlo vivir un poco más, por favor.

Lo miré bajo mi cuerpo, era difícil ver una sonrisa para entonces, con lo hinchado y ensangrentado que estaba todo su rostro por los golpes. Solté el agarre de su cuello y entonces tomó una bocanada de aire desesperada para luego comenzar a toser sangre. Tan cerca de lograrlo.

Me puse de pie con cierta dificultad y la abracé a mi cuerpo, volviendo a sentir el pequeño dolor agudo en mi costado. Le ofrecí mi propia sangre, sin embargo negó suavemente con la cabeza.

No es necesario, sólo llama a tu hermano. - Exclamó y yo asentí, lo principal era sacarla de allí lo antes posible.

Envié un mensaje con mi ubicación, eso era suficiente para que Sesshomaru comprendiera que era una urgencia.

No puedes llevártela. - Seguía vivo, tirado en el suelo, pero vivo. - Van a encontrarte unos cuantos kilómetros más adelante.

Hundí mis garras en mi propio hombro buscando la bala y luego de algunos segundos eternos la encontré, quitándole con rabia. Me acerqué al idiota y lo tomé por la camisa, levantándole de una sola vez. De pronto todo el dolor había desaparecido por la descarga inmensa de adrenalina por mi torrente sanguíneo.

Comienza a hablar, tienes 10 segundos antes de que arranque tu corazón del pecho.

Necesito a Kagome viva para saldar una deuda. - Exclamó de inmediato.

¿Deuda con quien?

Tomura.

Ah, ambos pueden pudrirse en el infierno. - Gruñí y tomé impulso con mi mano derecha.

Inuyasha… - El jadeo de Kag me detuvo otra vez.

Escucha a tu novia, apuesto a que tiene buenas cosas para decir.

Sólo por el placer lo golpeé una vez más y enterré mi mano en su pecho con toda la lentitud del mundo, rozando apenas el bombeo rápido y desesperado de su corazón. Mis ojos ardieron cuando el color dorado cambió a rojizo.

Ahora sabes que no alardeo con amenazas vacías, ¿cierto? - Me miró con odio y asintió. - Perfecto.

Quité la mano y la limpié en su ropa, él permaneció allí de rodillas y maltrecho frente a nosotros. Permanecí apoyado en el capó de mi magullado auto, intentando erguirme y fallando en el proceso. Mantuve a Kag pegada a mi costado, usando mis manos para hacer presión sobre su herida. Mis costillas ya no dolían tanto, probablemente reparándose a sí mismas, sin embargo mi hombro sólo empeoraba, como una clara demostración de la plata y su efecto prolongado en mis tejidos, incluso cuando ya no estaba allí.

Asi que te ha enviado Tomura. - Exclamó Kag.

Sabes que él no hace el trabajo sucio. - Respondió.

Y aceptaste porque… - Se encogió de hombros.

Considéralo como el resultado de un corazón roto. - Sonrió y Kag suspiró. Noté como su cuerpo se tensaba un poco.

Inuyasha este es Bankotsu, el idiota que me enseñó todo con respecto a desactivar bombas, puede que lo haya mencionado en el pasado.

Bankotsu, el mismo nombre que había aparecido en mis recuerdos esa mañana, casi podía considerarse una premonición.

Tal vez lo mencionaste. - Exclamé tajante.

¿Mencionó que le enseñé otras cosas mucho más divertidas cuando estábamos juntos? - Su voz sugerente entregaba más detalles de los que Kag había liberado, aunque claro, en el tiempo en que ella lo había mencionado nosotros no éramos tan cercanos.

Me concentré en contar hasta 10 para evitar quebrarle el cuello. Hay cosas más importantes en las que pensar ahora mismo. Me recordé.

No contó esa parte, quizás no fue tan memorable como piensas. - Bankotsu me miró con odio y supe que había ganado esa pequeña victoria.

Hmm, puede ser, después de todo al parecer tampoco contó cómo desapareció engatusada por los Taisho y me abandonó sin previo aviso. - Continuó dolido y yo simplemente miré a Kag.

Nunca hubo nada formal entre nosotros, lo está exagerando. - Se defendió.

Nunca nada es formal para ti. - Respondió, sonando más herido de lo que él esperaba y carraspeando un poco al notarlo. - Pero bueno, la vida sigue y los reencuentros siempre son entretenidos, ahora puedo entregar tu cabeza y con ello salvar la mía.

Oh me encantaría ver cómo lo intentas, cuéntame, ¿Cómo es que planeas hacerlo? - Pregunté.

Siempre hay planes de reserva. - Contestó tranquilo. Para entonces parte de la herida en su pecho había comenzado a cerrar y su rostro mantenía la sangre seca, sin las señales de golpes. Una regeneración casi perfecta.

Ayúdame a encontrar a Tomura. - La voz suave de Kag demandó a mi lado, arrancando una risa de Bankotsu.

¿Por qué te ayudaría Kagome? Mi vida depende de la tuya.

Porque si me ayudas yo te libraré de él y tu cabeza seguirá unida al resto de tu cuerpo. Te estoy dando una salida sabes, de lo contrario Inuyasha va a matarte apenas terminemos de conversar y yo no podré evitarlo.

Una sonrisa amplia en el rostro ensangrentado y entonces el ruido de al menos otras 10 personas rodeándonos, saliendo como cucarachas de la oscuridad frondosa del bosque a nuestro alrededor. Había estado tan distraido que ni siquiera había captado su presencia.

No hay trato, Kag. - Y el miedo de perderla nunca fue más real.

Cada uno de los nuevos aparecidos tenía un arma, un jeep oscuro se estacionó a nuestro lado y entonces comencé a hiperventilar. Por supuesto que había un plan B por si Bankotsu fallaba.

Abrí y cerré mis manos intentando concentrarme en armar un plan, no había forma de esquivar todas esas armas disparando al mismo tiempo, ni tampoco había oportunidad de correr.

No había escenario posible donde nosotros ganáramos y ellos lo sabían, se habían encargado de ello. Kagome no podía pelear, lo que significaba un uno contra once, tal vez doce oponentes, sin armas, con varios huesos rotos y energía para apenas lograr derribar con éxito a tres, no era capaz de más, no era capaz de defenderla. La frustración nubló mi mente por completo.

Bien, te invito a subir a tu nuevo carruaje Kag. - Exclamó Bankotsu acercándose al jeep.

No vas a llevártela. - Exclamé.

Mírame hacerlo. - Di un paso hacia él, sin embargo sentí el "clic" de múltiples seguros de armas de fuego al ser desactivados. - Lo haremos de esta forma porque creo que es la única en la que cooperarás. - Exclamó dirigiéndose a mi novia, ignorándome por completo. - O te mueves conmigo o esas armas dispararán múltiples balas de plata a matar, ninguna logrará alcanzarte, puedo asegurarlo, pero definitivamente van a alcanzarlo a él.

No lo escuches y corre Kag. - Ordené.

Sip, también podrías intentar eso. Tomura me ha pedido específicamente que te lleve viva, pero supongo que si recibes un par de disparos en las rodillas no le molestarán tanto, serías mucho más fácil de manejar. - El sarcasmo goteaba espeso de su lengua.

Vi la angustia ahogar sus ojos chocolate mientras su mirada viajaba en ida y vuelta desde la mía a el peligro a nuestro alrededor, pude escuchar su corazón latir rápidamente dentro de su pecho y por sobre todo, pude ver el momento exacto en el que se rendía frente a mí, bajando su rostro con una sonrisa falsa.

¿Puedo despedirme al menos? - Preguntó a Bankotsu y este la miró serio.

Tienes 15 segundos. - Y eso jamás sería suficiente.

Incluso con sus graves heridas corrió hasta mí y se abrazó a mi cuello con sus brazos. Escondí mi rostro en su cuello, abrazándola con fuerza mientras ambos temblábamos.

No puedes irte, puedo sacarte de aquí, necesito qu…

No puedes, no sin herirte en el proceso. - Me interrumpió.

Prefiero estar muerto a dejar que te lleven, ¿No lo entiendes?

Tomé su rostro entre mis manos temblorosas y ella me sonrió, sus ojos vidriosos apenas contenían las lágrimas.

Todo va a estar bien. - Exclamó en un susurro con la voz quebrada.

No me mientas. - Nada va a estar bien, nada sirve si tú no estás.

Lo siento, tomé una mala decisión… Debimos quedarnos con tus padres. - Para entonces sus palabras eran sollozos poco comprensibles.

¡Tiempo! - Gritó Bankotsu y el pánico me envolvió.

Me aferré a ella como pude, sin embargo ella misma me alejó.

Inuyasha…

¡Cállate! Sesshomaru debe estar por lleg…

Tienes que dejarme ir. - Sus manos se posaron en mis mejillas y se estiró en puntillas para pegar sus labios a los míos, un sabor ferroso y amargo que recordaría como un beso de despedida, agonizante.

Apenas fui capaz de tragar el nudo en mi garganta cuando se alejó voluntariamente de mi, escurriendo su toque como agua entre mis dedos. Dolía como si me arrancaran el corazón del pecho, pero ella tenía razón, ese era el único escenario donde podía volver a verla, donde ambos seguíamos con vida.

Voy a encontrarte… - Musité y ella detuvo su marcha aún de espaldas. - No dejaré de buscarte y cuando lo haga no volveré a soltarte.

Me miró por sobre su hombro y me sonrió.

Lo sé.

Caminó hasta llegar a Bankotsu, manteniéndose tranquila y colaborativa.

Eso me ha roto el corazón sabes… - Bankotsu me miró fijo. - Mátenlo. - Ordenó.

Sonreí, no esperaba algo distinto.

Antes de que las armas se dispararán Kag enterró sus garras en su propio cuello y fui testigo de cómo la sangre escurrió rápidamente por su antebrazo. Tuve el impulso de moverme, sin embargo para entonces alguien visionario ya apoyaba el cañón de su arma en la parte posterior de mi cabeza.

Si lo matas no hay Kagome. - Exclamó firme. - Puedo matarme sin ningún remordimiento si me quitas lo único que me importa.

Joder. - Bankotsu se cruzó de brazos. - Como te gusta complicar las cosas, ¿Es tanto tu amor por este idiota que te has quedado sin pensamientos lógicos? No serías capaz…

Pruébame. - Kagome le sonrió y deslizó sus garras como navajas un par de centímetros, provocando otro chorro de sangre que probó su punto a la perfección.

De inmediato Bankotsu levantó una de sus manos en señal de alto y fue agradable dejar de sentir el acero contra mi cráneo.

No vas a herirlo, incluso cuando nos vayamos. - Continuó Kag.

Tienes mi palabra Kag, sólo deja de hacerte daño. - Lo miró desafiante y entonces asintió, alejando su mano de su cuello.

Él simplemente la tomó bruscamente del brazo y la arrastró hasta el jeep.

El sonido de la puerta al cerrar me hizo actuar sin pensar, porque era ahora o nunca. Mi cabeza se movió hacia atrás, golpeando al sujeto que tenía más cerca, quité su arma cuando lo distrajo el dolor de su nariz quebrada y sangrando a borbotones.

Apreté el gatillo una vez, la bala perforó su cabeza. Uno… Me giré hacia el resto y disparé tres veces más. Dos, tres, cuatro. Cuatro víctimas, sólo faltan ocho.

El dolor agudo en mi pecho me hizo encogerme cuando una bala se alojó en él y caí de rodillas en el asfalto con cierta dificultad para respirar, tomando bocanadas mientras sentía pasos del resto alejándose. Iban a dejarme allí, ni siquiera iban a dignarse a acabar con mi vida.

El frío por primera vez en vida fue palpable, los escalofríos recorrieron mi cuerpo una y otra vez mientras el sudor frío mojaba mi frente. Me quedé allí, de cara hacia el cielo oscuro, sintiendo como me ahogaba poco a poco en el silencio. Ningún auto apareció por ese camino, ningún atisbo de ayuda.

Tosí un poco de sangre y arrugué mi entrecejo, el sabor ferroso constante no era agradable. La bala de plata seguía alojada en mi pecho, estaba seguro de que no había perforado mi corazón y que eso era lo que me mantenía en la agonía, pero la pérdida de sangre no se detenía y eventualmente iba a apagarme. La inmortalidad de un youkai superaba un montón de situaciones, pero aquella no parecía ser una de ellas.

Estaba listo para morir, a decir verdad el dolor era tanto que lograba nublar mi conciencia a ratos, sin embargo no podía permitirlo, no sin antes traer a Kag de vuelta a casa.

El sueño pronto sobrepasó todas mis otras emociones, me esforcé por mantener los ojos abiertos, sin embargo no lo logré, mis párpados pesaban demasiado. Di un ultimo suspiro y entonces todo se fue a negro.

"todo va a estar bien" Aquellas palabras resonaron con su voz en mi cabeza.