Hola lectores!
Como os dije, fue difícil escribir el nuevo cap la semana pasada, mi cumpleaños acaparó toda mi atención. Ya son 28 y sacando la cuenta ya llevo tres añitos escribiendo historias para ustedes! Con un grupo de lectores y lectoras que ha crecido de forma exponencial y que está mas unido que nunca!
Muchas gracias a todos, pero particularmente a aquellos que dejan esos mensajitos que me dan los ánimos para seguir:
- Rocio K, Echeverria: He quedado preocupada por tu gatito :c has logrado encontrarlo? Espero que si. Inuyasha se encontrará de frente con la habilidad de Bankotsu, ya veremos cómo lidiará con eso, aunque eso probablemente para el próximo cap. Te mando un abrazo apretado, no sé en qué estará tu búsqueda ahora, pero fuerza de antemano!
- kcar: Muchas gracias! La verdad es que la historia está en su climax absoluto, mucha tristeza y drama, al menos por los próximos dos caps :c, espero disfrutes esta actualización. Un abrazo!
- joiscar: Obvio, Bankotsu realmente ama a Kag, todo lo que pueda usar para tenerla de vuelta definitivamente va a usarlo, pero el amor de nuestros protas es invencible, ya lo veremos :3. Muchas gracias por el saludo de cumpleaños! Espero disfrutes esta actualización, se viene intensisima.
- Cindy osorio: Ufff este cap trae las respuestas a tus preguntas jiji, aunque siguen complicándose las cosas. ya veremos! gracias por escribir Cindy :3
- Angela Inukag: Inuyasha puede ser un testarudo y celoso, todos lo sabemos, asi como también sabemos que la ama con todo su corazón, enfrentarse a esa habilidad de Bankotsu tal vez lo hiera bastante, pero sabrán salir adelante! Muchas gracias por leerme! Un abrazo.
- Lau: muchas gracias por tus buenos deseos! Espero esta actualización te deje con ganas de leer mas jiji.
- Guest: Inuyasha es nuestro asesino psicopata favorito, todos sabemos hacia donde va todo esto, también sabemos que Bankotsu usara sus artimañas para alejar a Kag de Inu :c! Se viene intensisimo. Muchas gracias por seguir promocionando mi historia Rosa Preciosa! Y gracias por el saludo de cumpleaños, aun estoy chiquita ajajaj. un abrazo!
- Cindy osorio: Acabo de notar que escribiste dos veces jaja! Ya no te torturaré mas con la espera! Disfruta el cap.
Capítulo 27 a medias, y adivinen que, he comenzado a redactar una nueva historia para ustedes! Este segundo semestre se viene con varias sorpresas jiji. Próxima actualización agendada para el domingo 20 de agosto! Quizás antes si los veo realmente expectantes jiji. O quizás con capitulo doble, todo depende de ustedes.
Un abrazo!
Frani.
'
Capítulo 26.- Las heridas que aún no sanamos.
Kagome
Cerré los ojos completamente abrumada y entonces mi cuerpo se movió por sí solo. Me abalancé contra él, quien me sonrió victorioso cuando se vio acorralado entre mi cuerpo y la pared. Lo escuché gemir ronco cuando mis dientes perforaron su piel y lo sentí estremecer bajo mi agarre feral, sin embargo lejos de querer alejarme sólo me abrazó más cerca, mientras yo llenaba mi boca del líquido ferroso y tibio, atragantándome con él.
Sentí mis propios gemidos morir contra su piel, no por el placer de morderlo, mi cuerpo cantaba de forma inconsciente al finalmente lograr alimentarse después de tanto tiempo. Luego de unos segundos me alejó de golpe tomándome por los brazos y luché contra su agarre con todas mis fuerzas, sin éxito, el idiota aún tenía más fuerza que yo.
Me sonrió victorioso desde su posición, con la respiración acelerada y un jadeo suave. Sus manos se movieron a mis mejillas y barrió con algo que no había notado hasta ese momento… Lágrimas nuevas.
Lágrimas de vergüenza quemándome poco a poco, porque a fin de cuentas yo había traicionado a Inuyasha e incluso si él lo comprendía me sentía increíblemente sucia y nefasta.
Yo ya no era merecedora de su amor
yo no valía la pena.
'
Inspiré hondo, me concentré en contar hasta diez en mi cabeza y me obligué a dejar de sollozar frente a Bankotsu, ese definitivamente no era el lugar indicado para mostrar debilidad, no más de la que él ya había visto. Me alejé de su cuerpo y me abracé a mi misma, intentando contener mis pedazos y la culpa, aun cuando el sabor ferroso en mi lengua quemaba intensamente para recordármela.
Él aclaró su garganta y pasó su mano izquierda por su cabello. El efecto potenciador de su sangre en mí fue casi instantáneo, lo supe cuando pude escuchar el latido acelerado de su corazón, sonido que no había sido capaz de escuchar hace semanas. No hizo más hincapié en cómo mi error lo hacía sentir victorioso, simplemente se alejó un par de pasos de mí y puso toda su atención en mirar hacia el exterior por la pequeña ventana a través de la cortina. Luego se giró hacia mí y tomó mi rostro entre sus manos; por más que quise alejarme mi cuerpo simplemente no se movió.
– Kag… - Esquivé su mirada. - Kagome, mírame. - Obedecí por unos segundos, pese a que mis pensamientos estaban en cualquier otro lugar, menos en él. - Necesitas decirme como mierda planeas salir de aquí.
– Yo… no lo sé. - Esa era mi realidad, no tenía idea de donde mierda estaba, no tenía idea de mis opciones o si es que siquiera las tenía.
Peinó un mechón de mi cabello y lo deslizó detrás de mi oreja izquierda con cariño.
– Creo que he hecho la pregunta incorrecta… Corrijo: ¿Qué tantas ganas tienes de salir de aquí? - Lo miré confundida. - Pregunto porque esta casa está perdida justo en el medio de un enorme bosque de pinos de al menos 10 kilómetros de espesor a la redonda… Tus ganas tienen que ser jodidamente grandes para sobrellevar eso.
– ¿Qué hay cuando el bosque termina?
Se acercó a la mesa de madera y corrió el mantel de un solo manotazo para hacer un dibujo de un mapa simple sobre el polvo que cubría la superficie.
– Si caminas hacia el este encontrarás la carretera, lo que puede sonar perfecto… Sin embargo es un lugar demasiado fácil de alcanzar, para ti y para cualquiera, incluyendo aquellos que decidan cazarte apenas noten tu ausencia. - Me mantuve en silencio por unos segundos.
– ¿Tengo otra opción? - Me sonrió y trazó una nueva línea en su dibujo.
– Si caminas hacia el norte encontrarás al final del camino una villa abandonada con un montón de casas en ruinas, buenos escondites, aunque probablemente será uno de los lugares que revisarán.
– Me dices que no tengo esperanzas…
– Absolutamente ninguna. - Bajé mi rostro completamente derrotada. - Pero supongo que puedes arriesgarte, todo es mejor opción que quedarte aquí, aceptar tu destino sin pelear… eso simplemente no va contigo.
– ¿No puedes ir conmigo? - Pregunté.
– No esta vez… ambos somos un estorbo para el otro. Lo que si haré por ti es salir ahora por la puerta principal y encargarme de los dos tipos de afuera.
– ¿Hay más aparte de ellos?
– Francamente Kag… No tengo la menor idea, como dije, tendrás que arriesgarte. - Asentí. - Dejaré la puerta abierta, tú decides, lo que suceda de aquí en adelante va por tu cuenta.
Asentí.
– Bako… - Sus hermosos ojos azules se abrieron al escuchar ese sobrenombre salir de mis labios, uno que no usaba hace años e incluso yo me sorprendí un poco. - ¿Qué pasará con tu hermana? - Me sonrió y bajó la cabeza.
– He estado pensando en eso durante varios días… Y he llegado a la conclusión de que incluso si te entrego a Tomura él no va a soltarla…. Y eso significa perderlas a ambas, quizás en el mejor de los escenarios puedo mantenerte a ti con vida.
Él me estaba escogiendo… ¿Por sobre su hermana?
– ¿Cuál es su nombre?
– Miyo Ishikawa. - Asentí.
– Recordaré su nombre, puedo pedirle ayuda a Inuyasha, él y su familia van a encontrarla, yo me encargaré de matar a Tomura y ponerla a salvo. - Una sonrisa amarga surcó su rostro y asintió, aún cuando no lucía convencido, porque obviamente no creía ninguna de mis palabras. - Bankotsu. - Sus ojos azules se encontraron con los míos cuando tomé su rostro entre mis manos. - Confía en mí.
Tomó mi mentón con delicadeza y vi su rostro acercarse al mío con claras intenciones de besarme, lo que de inmediato me hizo esquivarlo, recibiendo su beso en mi mejilla. Escuché una risa bajita derrotada mientras pegaba su cabeza a la mía.
– Estaré agradecida el resto de mi vida contigo… Pero no confundas las cosas. - Musité. - Lo que busco es volver a Inuyasha.
Asintió y al segundo siguiente su brazo libre me abrazó por la cintura, pegándome a su cuerpo en un abrazo apretado que me permití corresponder, ambos éramos víctimas, nada más que eso. Zafé de su agarre en mi rostro para esconderme en su pecho.
– Voy a permitirme por un instante creer que podrás cumplir la promesa de encontrar a mi pequeña hermanita… Y en el caso de que no puedas cumplir esa, al menos prométeme que lograrás que Taisho me de algunos kilómetros de ventaja antes de comenzar a cazarme. - Apreté su camiseta en mis puños.
Inuyasha iba a matarlo, nada iba a evitarlo, ambos sabíamos eso, sin embargo si no lograba encontrarlo al menos podría seguir viviendo, escondido por el resto de sus días, pero vivo.
– Te lo prometo. - Me apretó más cerca y luego simplemente me apartó de golpe.
– Si tan sólo las circunstancias hubieran sido distintas para nosotros Kag…
No terminó su frase, pero supe exactamente a qué se refería. Si yo no hubiera decidido abandonarlo y huir con Inuyasha y Sesshomaru a Japón, si yo me hubiera permitido seguir amándolo en el momento correcto, tal vez, sólo tal vez las cosas habrían funcionado para ambos, tal vez seríamos invencibles juntos, tal vez su hermana estaría a salvo… Tal vez mis ganas de vivir no dependerían de un par de hermosos ojos dorados.
Me dio la espalda y caminó hacia el exterior. Miré por la ventana una última vez, Bankotsu no tuvo que esforzarse demasiado para cumplir con su parte del trato, le tomó apenas cinco segundos el quebrar los cuellos de ambos hombres en la entrada de la casa. Luego se giró a mirarme una última vez y asintió, subiéndose a su auto y tomando el camino que probablemente lo guiaba hacia la carretera.
Sin perder más tiempo subí las escaleras a zancadas hasta mi habitación y cambié mi ropa por una más cómoda, considerando que tendría que caminar diez kilómetros que ni siquiera conocía. Escogí un leggings negro y una sudadera en el mismo color, en tonos oscuros podía utilizar perfectamente la noche a mi favor. Estuve a punto de salir indefensa cuando recordé buscar un arma; un cuchillo carnicero destacó sobre la encimera de la cocina y lo escondí en mi bolsillo justo antes de colocar el gorro de mi sudadera sobre mi cabeza.
Miré a Hakudoshi en el suelo con asco, consciente de la expresión de pánico plasmada para siempre en su rostro y la sangre espesa abandonando su cuerpo y avanzando hasta más allá del pasillo. Recordé cada uno de sus maltratos, cada uno de los cortes y las cicatrices que llevaría sobre mi cuerpo por el resto de mis días y sonreí feliz, el idiota había obtenido justo lo que merecía y yo se lo había entregado.
Tomé un gran respiro antes de pisar después de tanto tiempo el mundo fuera de ese inmundo lugar. El aire frío me quemaba la punta de la nariz y la lluvia ligera me hizo pestañear en múltiples oportunidades. Aún así mis pulmones agradecieron la pureza del exterior, en comparación a lo asfixiante que era esa jodida casa, con un aroma constante a moho y ceniza de fondo.
Me paré en el medio de la nada intentando crear una brújula en mi mente, ni siquiera había luna, lo que complicaba aún más la ubicación espacial. El camino de tierra por el que Bankotsu acababa de salir probablemente era el este, el que apunté con mi mano derecha, automáticamente levante mi mano izquierda para identificar el oeste y descartar ambos de inmediato. Sin embargo ahora tenía problemas para identificar el resto de los puntos cardinales.
Me tomó unos segundos recordar a mi profesor de geografia en la primaria, con un comentario que sin saber me salvaría la vida 20 años más tarde.
– "Si nuestra mano derecha apunta hacia el este y la izquierda al oeste… El norte es nuestro frente" - Musité en un susurro y sonreí al mirar el trozo de bosque oscuro frente a mí. - Caminar en línea recta Kagome, sólo eso, no puede ser tan complejo. - Intenté animarme.
No caminar, correr.
Tomé un último aliento antes de comenzar mi aventura y sumergirme en la infinita oscuridad.
'
Inuyasha
Miré a mi alrededor en esa despejada y solitaria pista de aterrizaje. La noche oscura y la lluvia hacían todo aún más deprimente. El improvisado viaje nocturno y con pronóstico de fuertes vientos fue difícil de llevar a cabo, con un montón de turbulencias que sólo aumentaron mi ansiedad durante el trayecto.
'
*Flashback*
– ¿Estás seguro de esto, de arriesgarte? Las posibilidades de encontrarla… - Sesshomaru me miró de brazos cruzados, yo simplemente me encogí de hombros.
– Es la única opción que tengo, no voy a darme por vencido, ella no lo haría conmigo. - Me miró serio, sin embargo asintió.
– Entonces voy contigo.
– No, no necesito poner en riesgo a más gente. - Me sonrió.
– Inuyasha… No seas idiota. - Nos miramos fijamente y luego de unos escasos segundos asentí sin hacerme de rogar, después de todo siempre preferiría la compañía de alguien tan útil como mi hermano.
Luego de preparar todo caminamos juntos hacia la pista de despegue, sin embargo justo antes de subirnos al jet su celular sonó y al contestar pude escuchar la voz asustada de Rin. - Espera Rin, calma, no entiendo nada de lo que dices, ¿Qué pasa?
– Hay alguien frente a mi departamento. - La escuché decir agitada del otro lado. - Lo veo a través de mi ventana, sé que puedo sonar un poco paranoica, pero el auto apareció aquí un par de minutos luego de que te fuiste y no se ha movido desde entonces… Tengo miedo.
Se giró para mirarme de frente, sus ojos idénticos a los míos me miraron fijamente, sin decir ninguna palabra, y siendo honesto tampoco fue necesario, yo lo comprendí al instante, no lo haría escoger, él tenía sus propios asuntos por atender.
– Ve con ella, ahora. - Exclamé.- Tiene sentido que estén ideando un plan B si se sienten un poco amenazados.
– Voy para allá, no salgas. - Exclamó antes de cortar. - Al menos tendrás al equipo contigo. - Asentí, mirando a mis espaldas a los quince agentes preparados.
– Eso será suficiente.
*Fin de flashback*
'
Vi como tres autos blindados se estacionaron frente a nosotros, todos solicitados por mi. Uno de mis agentes a mi lado dejó un pequeño aparatito en el suelo.
– ¿Y eso? - Pregunté.
– Alex ha dicho que esto le permitirá ayudarnos a la distancia. - Apretó un interruptor y el pequeño dron se elevó rápidamente en el aire, captando nuestra atención, pero perdiéndolo de vista cuando se desvaneció en la oscuridad.
– Hmm… Bien pensado Bonnet. - Exclamé y escuché una risa orgullosa en el audífono de mi oído derecho
– Tecnología y sus ventajas. - Respondió. - Ahora súbete a ese jodido auto, le he entregado las coordenadas del punto de partida al agente que lo conduce, ese punto es…
– Donde las cámaras captaron a Kag por última vez.
– Exacto, ya veremos cómo improvisar desde allí.
Condujimos por cerca de 20 minutos, pude sentir mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho mientras apretaba mis manos en puños en un intento de controlar mis temblores. Había arrastrado a 15 agentes a esto, si no funcionaba…
– Las coordenadas indican este punto. - Exclamó el conductor antes de frenar de golpe y yo asentí.
– Mantente cerca. - Abrí la puerta para bajar y el frío fue aún más intenso.
Miré hacia el frente, viendo nada más que bosque oscuro y silencioso. Asentí al resto de mi equipo como única señal para avanzar y ellos la comprendieron al instante.
– Hay un montón de movimiento en el perímetro Inuyasha, el clima no me acompaña, pero he visto al menos 10 camionetas dar vueltas a la redonda, todas parecen estar buscando algo…
– O a alguien. - Respondí. Aún había una mínima posibilidad de que Kag hubiera logrado escapar. - ¿Hay alguna casa perdida por aquí?
– Déjame verificar.
Continué avanzando por el bosque antes de obtener su respuesta, sentí las pisadas suaves de mi equipo seguirme a mis espaldas. Luego de unos minutos Bonnet volvió a hablar.
– Hay una pequeña casa a 10 kilómetros de donde estás, hay un montón de camionetas allí también, quizás sea bueno rodear el lugar en vez de alcanzarlo.
– Tanto movimiento en este sector abandonado me hace pensar que estamos cerca de algo importante. - Musité.
– Algo tan importante como…
– Kag. - Completé. - ¿Hacia dónde Bonnet?
– Hacia el oeste, te avisaré cuando estés cerca. - Sonreí.
Luego de semanas finalmente volvía a sentirme vivo con la mera ilusión de volverla a ver.
Volveré a casa con mi amada enana esta noche y luego de eso… Quemaremos el mundo hasta sus cimientos juntos.
'
Kagome
Fue difícil orientarme cuando las frondosas copas de los árboles taparon por completo el cielo, no había luna, no había luz, sólo viento, neblina y lluvia, creando charcos de lodo a mi alrededor, probablemente esa era la peor noche que podría haber escogido para escapar, aunque en realidad yo no había escogido… la oportunidad simplemente había llegado a mis manos. Además, debía agradecer que al menos la lluvia se encargaría de barrer mis huellas y eso seguía dándome una pequeña pero no despreciable ventaja.
Mis pies avanzaron en marcha automática, evocando crujidos de pequeñas ramitas que parecían demasiado ruidosos en un silencio tan asfixiante como el que me envolvía. Sentí mi garganta arder con cada jadeo desesperado en mi carrera a ciegas e incluso choqué de frente con un par de árboles en el intento de avanzar, sin contar un par de torceduras de tobillos que habían enlentecido bastante mi ritmo.
Me congelé en mi puesto y tapé mi boca con mis manos cuando de pronto el eco de múltiples voces se escuchó a mi alrededor, sentí escalofríos recorrer mi columna vertebral y mi corazón decidido a salir por mi boca, latiendo con fuerza como un ratón asustado a punto de ser cazado.
– ¡Puedo sentir su aroma por aquí! - Escuché una voz masculina y jadeé en respuesta.
Miré a mi alrededor, había sólo un montón de árboles y nada más, no había escondite, no había escapatoria. Miré hacia arriba y tomé la única decisión válida. Enterré mis garras en el tronco y ocupé todas mis energías para escalar al menos hasta la mitad del pino, abrazándome al tronco cuando alcancé una rama lo suficientemente resistente para permanecer allí hasta que los sujetos que me cazaban se fueran.
Apenas un par de minutos más tarde sentí sus pisadas allí abajo a unos cuantos metros y sus corazones latir de forma poco coordinada en un murmullo constante, era difícil distinguirlos por separado, pero pude identificar al menos cinco.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, porque en realidad no tenía escapatoria, nunca la había tenido.
Tantos años trabajando como gato, para terminar siendo el ratón asustado.
– Debe estar en las casas abandonadas. - Escuché a otro tipo. - No tiene otro lugar a donde ir.
– La lluvia está complicando las cosas un montón… - Exclamó otro.
– Sin quejas, Tomura va a matarnos si no la encontramos, sigan avanzando.
Los escuché perderse en la distancia y cuando los ruidos desaparecieron me permití respirar otra vez. Tenía que bajar, era ahora o nunca.
Miré hacia abajo sin poder ver nada realmente. Tomé un gran respiro intentando darme ánimos y me lancé desde esa altura de 4 metros hasta el suelo. Sentí el dolor agudizarse en mis tobillos apenas aterricé en la tierra, como recuerdo poco sutil de que mi cuerpo estaba definitivamente en su peor momento. Los apreté con fuerza intentando frenar el dolor e intenté incorporarme, sin embargo caí de bruces al suelo una vez más. Nuevas pisadas se escucharon a mi alrededor y mi corazón se estrujó dolorosamente por el miedo. Medité la opción de subir nuevamente el árbol, sin embargo sin pies funcionales y con mis garras ahora destrozadas era literalmente imposible de lograr. Pegué mi espalda al tronco, tapé mi boca una vez más y sollocé en silencio, esperando mi cruel e injusto destino.
Múltiples pisadas se acercaron cada vez más y mi corazón latió tan rápido y fuerte que pude escuchar el molesto zumbido en mis oídos mientras mi estómago se revolvía, provocándome unas ganas instantáneas de vomitar. Apreté el cuchillo en mi bolsillo, lista para utilizarlo.
Lo único que fui capaz de ver fue una silueta alta y oscura parándose justo frente a mi. No fui capaz de levantar la mirada, mi cuerpo tembló frenéticamente por mis sollozos y la silueta masculina se agachó frente a mi.
Una estocada certera, sólo eso necesitaba.
– Kagome. - Su voz ronca detuvo mis latidos por un segundo, y mi mano se detuvo a medio camino cuando él la sujetó con fuerza por la muñeca, justo antes de enterrar la punta de mi arma en su pecho. Levanté mi rostro y el color platino de su cabello destacó borroso a través de mis lágrimas en la oscuridad.
Inuyasha…
Mi visión se aclaró poco a poco y pasé rápidamente del pánico a la incredulidad. Mi mente debía estar creando visiones desesperadas en momentos desesperados. Mi risa bajita inundó de pronto el bosque frondoso y oscuro frente a sus ojos confundidos.
– ¿Ya estoy muerta? - Exclamé bajito mientras soltaba el arma. - No importa… Es lindo verte otra vez, incluso puedo sentir tu aroma, Inuyasha… Mi querido Inuyasha.
Me lancé a abrazarlo con ímpetu y todo se sintió extremadamente real y tangible. Su calidez, su aura protectora, el aroma a perfume varonil y el latido rápido de su corazón casi en coordinación con el mío. Hundí mis dedos en su espalda y enterré mi rostro en su pecho, esperando su respuesta a mi abrazo desesperado.
Todo aquello que tanto había extrañado y añorado… Todo era tan real.
Y entonces sus brazos me apretaron con fuerza desmedida, pegándome aún más a su cuerpo con desesperación, impidiéndome incluso respirar, sin embargo no me importó, después de todo yo ya estaba muerta.
– Estoy aquí Kag, estoy aquí. - Musitó con la voz rota contra mi cabello. - Dios, estás tan fría. - Sus manos se movieron sobre mí, intentando calentarme con el roce.
Arrugué mi entrecejo confundida y me obligué a separarme de su cuerpo y tomar su rostro entre mis manos temblorosas. Acaricié sus mejillas y vi sus ojos llorosos mirarme con adoración.
– Estás aquí. - Susurré incrédula. - Realmente estás aquí.
Y entonces mi cuerpo se movió sin pensar. No importaba si era real o no, simplemente me lancé a besarlo con anhelo desmedido y él me correspondió de inmediato. Sentí sus manos aferrarse con fuerza a mis muñecas y suspirar entre besos. Fue el toque de sus labios lo que logró convencerme… Inuyasha realmente me había encontrado.
Se obligó a si mismo a separarse de mí y volvió a mirarme fijo mientras acariciaba mi mejilla derecha.
– Ansío besarte sin pausas el resto de mi vida, pero primero necesitamos salir de aquí, ¿Puedes ponerte de pie? - Lo intenté frente a sus ojos atentos, sin embargo fallé al instante.
– Mis tobillos… - El dolor seguía allí. Él simplemente asintió.
– No importa, te cargaré. - Sus manos me cogieron con rapidez y me cargó contra su pecho justo antes de ponerse de pie, levantándonos a ambos sin dificultad. - Dime a donde me muevo, Bonnet. - Exclamó al aire y luego de unos segundos comenzó a caminar, con el resto de su equipo rodeándonos como un gran escudo a nuestro alrededor.
Caminamos por algunos minutos en completo silencio y tranquilidad, sin embargo de pronto un par de disparos de escopeta se escucharon a la distancia y no pude evitar apretar su camiseta bajo mis manos.
– Shh, estás conmigo, todo va a estar bien enana, estamos juntos, eso es lo único que importa. - Musitó contra mi cabello.
– KAGOME. - Mi nombre en un grito burlesco cada vez más cercano. - ¡Vamos Kag, tenemos un montón de cosas de las que hablar!
– Tomura. - Musité
– Cierra los ojos, no los abras hasta que yo te lo ordene. - Susurró Inuyasha y yo asentí.
– KA-GO-ME. - Volvió a gritar la voz ronca y un par de escopetazos, ahora sonando prácticamente a nuestro lado.
– Inuyasha… - El gemido de pánico abandonó mis labios.
– Shh.
– ¡NO TENGO TODO EL TIEMPO DEL MUNDO KAG, YA ME HAS QUITADO SUFICIENTE…
Los pasos de Inuyasha se detuvieron de golpe y yo apreté mis ojos con fuerza.
– Mierda. - Lo escuché gruñir. - No abras los ojos Kag.
No obedecí, los abrí de golpe y observé todo a nuestro alrededor. Una niebla espesa y amoratada nos envolvió por completo. Vi a Inuyasha aguantar su respiración.
– No aguantes la respiración. - Musité. - No servirá de nada.
Una de sus manos me hizo cerrar los ojos e intento proteger mi boca y nariz con la manga de su sudadera negra. Me abracé a su cuerpo con desesperación.
– Ka-go-me. - Esa voz molesta otra vez. - Vamos pequeña, no tiene por qué morir gente inocente por ti…- Casi al instante un montón de disparos resonaron a nuestro alrededor, mientras ambos nos escondíamos tras el tronco de un árbol. - ¿No me has extrañado como yo te he extrañado hija mía? - Los escalofríos hicieron temblar mi cuerpo.
A los pocos segundos Inuyasha cayó de rodillas, sin dejar de sujetarme. Sus ojos me miraron asustados, un miedo tangible de fallarme otra vez. Acaricié su mejilla y le sonreí, intentando calmarlo.
– Estamos juntos, eso es lo que importa. - Susurré.
Tomura iba a tener que arrancarme muerta y fría de los brazos de Inu, no había otra manera.
Una silueta se acercó a nosotros y ese fue el único momento en que sus brazos me soltaron, solo para lanzar una daga contra la cabeza de nuestro atacante, lanzándolo al instante al suelo.
Poco a poco el corazón de mi amado comenzó a latir de forma errática, el veneno aún era demasiado para él y debía admitir que para mi maltrecho cuerpo también. Miré a escondidas por el borde del árbol que nos cubría y fui testigo de la matanza que ejecutó una silueta masculina contra el equipo de Inuyasha, efectuada de manera limpia y silenciosa con una katana. Había sido increíblemente sencillo asesinar a quince agentes envenenados, no habíamos entrenado lo suficiente…
Un par de pasos se acercaron lentamente hasta nosotros, mientras Inuyasha yacía inconsciente bajo mi cuerpo y yo jadeaba desesperada por aire puro.
El sujeto frente a nosotros apoyó de forma altanera su katana ensangrentada sobre su hombro y estiró su mano libre hasta mí, en respuesta me abracé a Inu con fuerza.
– Aléjate de mí. - Gruñí. - Aléjate de nosotros.
Estaba dispuesta a ocupar mi último aliento de energía para salvarnos a ambos, esta vez no iba a darme por vencida.
– Vamos Kag, ¿casi diez años sin verte y no me has extrañado lo suficiente?
Pronto el veneno inundó por completo mi sistema, haciéndome perder el conocimiento casi al instante.
'
Desperté poco a poco, abrí mis pesados párpados y aún cuando enfoqué mi vista no fui capaz de reconocer el lugar donde estaba. Intenté moverme, sin embargo mis extremidades estaban amarradas a una silla.
Una silueta frente a mí me miró de brazos cruzados.
– ¿Inuyasha? - La única luz de aquel cuarto era demasiado débil para distinguirlo a la distancia.
Escuché su risa burlona y se acercó hasta mí, permitiéndome ver sus conocidos rasgos bajo la luz. Arrugué mi entrecejo.
– Tú… - Jadeé incapaz de creer lo que mis ojos veían.
Tomó mi mentón con fuerza entre sus garras y me sonrió.
– Di mi nombre, Kagome.
– ¿Sota?
Sonrió complacido y asintió.
– ¿No te da gusto verme vivo, hermanita? - Bajó su mano hasta mi cuello y apretó con fuerza, quitándome el aire poco a poco. - Hay tantas cosas que tenemos que conversar tú y yo…
Lo miré en pánico.
El sujeto frente a mi era idéntico a mi hermano pequeño, sin embargo sus facciones eran mucho más adultas, con un ángulo recto y firme en su mandíbula, no redondo y adorable como el que recordaba. No tenía idea de las cosas que podrían haberle sucedido en estos años, pero el aura que lo rodeaba era increíblemente oscura y aquello me angustió en demasía.
