NOTA DE LA AUTORA: Hola queridos amigos, trayéndoles de nueva cuenta actualización de esta comedia romántica de la cual disfruto mucho en escribir. Como ya vieron, la familia Kennedy es complicada, pero para que puedan ubicar mejor a los personajes, tres de ellos están inspirados en personajes muy conocidos para ustedes, tanto en personalidad como físicamente; ahí va la trivia.
Joey Kennedy: OC creado por GeishaPax que ella me prestó para la historia, pero si prestan atención, Joey está inspirado en un protagonista de una saga de videojuegos muy famosa. Pista: Dicho videojuego también está hecho por Capcom.
Meryl y Julia Kennedy: Ambos OC se distinguen por ser refinadas, tener una fuerte personalidad, estar a la moda y ser fabulosas. Ambas están inspiradas en dos películas en las cuales interpretaron el rol de "villana" de famosas películas relativas a la moda y enfocadas en la vida de mujeres que de un día para otro ingresaron al mundo de la moda, y al mundo de las chicas. Meryl está inspirada en una actriz que ha ganado 21 premios Oscar. Y Julia en otra famosa actriz que ha sido nominada al Oscar en varias ocasiones y ha protagonizada melodramas y películas para adolescentes hace varios años.
El primero que resuelva la Trivia, ganará un cameo en la historia. ;)
Y por ser temporada navideña, también estaremos dando regalos de reyes y Navidad, así que vayan escribiendo su carta, porque estaré regalando shots y drabbles navideños para ustedes. Dejen un review pidiendo alguna historia corta o shot que quisieran que yo escribiera para ustedes, pidiendo que ships desean y alguna petición especial que quieran que agregue. Sólo una pequeña regla; no me pidan lemmon, yaoi ni yuri porque honestamente no sé redactarlo y tampoco quiero regalarles cosas de poca calidad. ¿Va?
Espero disfruten el capítulo y antes de empezar, démosle un aplauso a GeishaPax que es la beta y directora creativa de esta historia. Agradecemos que también se den una vuelta a nuestra historia colaborativa "Ordainetan". ¡Los quiero!
RESPUESTA A REVIEWS.
PikachuFan18: ¡Hola! Efectivamente la familia Kennedy es un poco conflictiva y si las damas no te agradan, creo que hago bien mi trabajo. Espera, que se pondrá mejor, no sólo por ellas, también por Joey ;) ¡Nos estamos leyendo!
La Luz de Orion: Exacto, el cuadrado amoroso va a estar interesante. Pero no juzgues tan mal a Joey, quizás resulte mejor de lo que esperamos, todo puede pasar. Leon es distraído, muy distraído, esperemos pueda manejar todo lo que se viene. ¡Saludos!
manu: Hola, mira Addie tiene una vida ocupada y debemos ser pacientes con los autores para que actualicen, muchas veces no depende de nosotros, sino de nuestras actividades cotidianas. Iniciar una cuenta en fanfiction no es difícil, sólo presionas el botón sign up en la parte superior derecha y te registras, sino puedes buscar ayuda en google, ya sea en algún artículo o en youtube tal vez, insisto, hacer tus propias historias te ayudará bastante. La serie que me comentas no he tenido oportunidad de verla, he tenido mucho trabajo últimamente, me haré un espacio para revisarla. Si, he pensado en dejar descansar el cleon un rato, pero aún tengo que terminar mis fics pendientes para iniciar otros. ya sabes. Y respecto al problema de Geisha ya te dije, no puedo hacer nada al respecto, ella toma sus propias decisiones y no puedo influir en eso. En verdad lo siento. Disfruta mucho el capítulo.
"ACCIDENTALLY IN LAW"
Por Light of Moon 12
CAPÍTULO 7: CAYENDO.
—No me trago el cuento de que mi hermano y la camionera sean pareja formal desde hace años. —Se quejó Julia Kennedy sentándose en una de las mesas del club.
—Ya ni me recuerdes a esa estúpida pelirroja. —Mencionó Stacy con enfadó. —¡Es la peor humillación por la que he pasado! Mira que rechazarme por esa.
Julia se cruzó de brazos, totalmente cabreada. Definitivamente tenía que encontrar una forma de desenmascarar a esos dos.
La de cabellera oscura tomó su bolso y sacó un pequeño espejo para mirarse.
—Lo que faltaba, necesito un retoque. —Comentó poniéndose de pie y llevándose su bolso. —Voy al tocador, vuelvo enseguida.
La menor los Kennedy se quedó a solas, totalmente en silencio, pensando en la forma en que desenmascararía la falsa relación de su hermano mayor y Claire Redfield. Entonces se le ocurrió una idea.
Sacó su teléfono celular e inició una llamada.
—¿Diga?
—Ben, necesito que hagas algo por mí.
En la línea hubo un pequeño instante de silencio y enseguida la voz masculina respondió.
—¿En qué puedo ayudarla, señorita Kennedy?
—Quiero que investigues toda la vida privada de mi hermano Leon, de pies a cabeza durante los últimos diez años, quiero santo y seña de todo; ¿con quién salía? ¿a qué eventos asistía? ¿dónde estuvo? ¿tuvo una relación con alguien? Quiero saberlo todo, todo. No me importa a quién tengas que contratar, sobornar o hackear, quiero la información de primera mano cuanto antes. Al igual que con Claire Redfield, activista de Terra Save de la sede de Estados Unidos, quiero saber los mismos detalles. ¿Está claro? —Demandó caprichosa.
—Entendido. ¿Necesita que me encargue de algo más?
—Por ahora no, sólo revisa los pendientes de la oficina, pasaré por la tarde a una revisión.
—Está bien, cumpliré cuanto antes con su encargo.
—Eso espero. Adiós. —Finalizó la rubia, terminando la llamada con su asistente personal.
"Si en verdad Leon y Claire son la pareja firme y sólida que le quieren hacer creer a todo el mundo, tendrán que demostrármelo" pensó a la vez que esperaba a su amiga.
Después de pasar casi todo un día entero en soledad, la menor Redfield decidió que estaría el resto del día en su habitación y quedándose preparada para dormir, con pijama y la cara lavada, mirando una mala película en la pantalla gigante.
Ya era tarde cuando miró la figura conocida de su "prometido" entrar por su habitación, vistiendo un traje de negocios de color azul oscuro, y cargando un portafolio.
—Hola. —Saludó sin ganas el rubio.
—Hola. —Respondió la Redfield mirándolo de pies a cabeza. —Te ves bien.
—¿Eso crees? Estoy muerto.
Diciendo esto, se dejó caer a su lado sobre el colchón king size y votando lejos el portafolios.
—Esto es más difícil de lo que creí. —Murmuró con fastidio.
—¿Qué fue lo que pasó? —Preguntó a la vez que apagaba el televisor y se acercaba un poco más a él.
—Lo peor es que no sucedió nada. Mi padre me dio una especie de "capacitación" donde me explicó sobre acciones, movimientos en la bolsa, inversión bursátil… Y más cosas de las que no entendí un carajo pero que serán mi nueva vida dentro de poco.
—Todo esto es nuevo para ti, quizás podrás aprender sobre la marcha. —Dijo la pelirroja para reanimarlo.
—No lo sé, Claire. Como se lo dije a mi padre desde antes de aceptar todo esto, yo soy agente del gobierno, no un hombre de negocios.
La menor se quedó callada, pensando de qué manera podría ayudarlo.
—Lo siento. —Terminó por decir después de unos momentos de silencio. —Sé que te estoy aburriendo con todo esto.
—No, claro que no. Sólo pensaba en una manera de ayudarte. Me gusta escuchar tus problemas. —Repuso ella con una sonrisa. —Después de todo, eso hacen las parejas. ¿No?
Leon tomó su mano y la acarició con ternura. Sin duda tener a la chica Redfield a su lado en estos momentos era un alivio para él.
—Tienes razón, para ser una pareja, tenemos que empezar por parecer una. ¿Qué hiciste hoy en mi ausencia? —Preguntó con verdadero interés.
—No hice mucho en realidad. Estuve sola la mayor parte del día y aproveché para leer un poco.
—Lamento dejarte sola tanto tiempo. —Se disculpó con sinceridad sintiéndose un desconsiderado con su mejor amiga.
—No te preocupes, no me molesta. —Mencionó la pelirroja y añadió: —Además no estuve sola todo el tiempo, por la mañana pasé un rato con Joey.
—¿Joey? ¿Qué hacía aquí? —Cuestionó intrigado, ya que había visto a su hermano en la empresa.
—Al parecer, creo que olvidó unos documentos y pasó a recogerlos. Quería estar en la habitación pero tu madre mandó a traer un guardarropa nuevo para mí.
El hijo mayor de los Kennedy puso los ojos en blanco.
—También lo hizo conmigo. Espero no te haya ofendido.
—Descuida, no pasa nada. —Contestó sincera y prosiguió: —Y bueno al no poder estar en la recámara me fui a leer a una de las salas de la casa y fue allí donde vi a tu hermano. Platicamos un buen rato y luego volvió a irse a trabajar.
El ex policía enarcó una ceja verdaderamente intrigado.
—¿Puedo saber de qué hablaron?
—Trivialidades, ya sabes, cosas muy básicas, de esas que hablas con alguien que recién conoces. Estudios, gustos…
El mayor se quedó serio por las últimas palabras de la pelirroja, imaginando que quizás su hermano pudo haberse interesado en su futura esposa, pero inmediatamente dejó de lado esa posibilidad pensando que Joey no se atrevería a tal cosa.
Mientras continuaron charlando sobre lo que habían hecho en el día, Claire comenzó a acariciar la melena de su compañero, pasando entre sus dedos los cabellos dorados. Este pequeño gesto logró relajar al agente de tal forma que poco a poco se fue quedando profundamente dormido, hasta que comenzó a roncar ligeramente. Entonces la pelirroja se quedó mirándolo fijamente, estudiándolo con detenimiento.
Lo conocía desde 1998 y parecía que seguía siendo el mismo novato con espíritu de héroe, salvo por la madurez de sus facciones adultas. Pudiendo tener todo aquí sin tener que preocuparse por nada excepto de sí mismo al lado de su familia, había decidido dejarlo todo atrás por alcanzar su sueño y luchar por lo que creía que era correcto. Detrás de la fachada de hombre duro y solitario había una persona noble que siempre peleaba por las causas justas. Además del profundo cariño que sentía por el hombre que tenía a su lado, sentía un enorme respeto y admiración por su temple y fortaleza.
—¿Habrá un día en que no cargues el peso del mundo sobre tus hombros? —Murmuró ella mientras continuaba acariciando su cabello y lo miraba con ternura.
Observó que la corbata en su cuello quizás estaba demasiado apretada y no le permitiría descansar correctamente, por lo que decidió aflojar la parte superior de su ropa y así pudiera estar más cómodo.
Con cuidado, fue desatando el nudo de la corbata roja, para después desabotonar los dos botones superiores de la camisa, pero al moverse en medio del sueño, quedaron al descubierto una parte de sus bien formados pectorales.
Al parecer, la ropa no hacía justicia al fornido cuerpo del agente Kennedy. Claire Redfield sabía que su amigo era apuesto y tenía a más de una tras de él, ahora comprendía por qué, era bastante atractivo a la vista.
La mujer se descubrió a sí misma embobada mirando a su compañero cuando de repente este dio un respingo que la sobresaltó. Al parecer el ex Policía solo estaba soñando. Falsa alarma. Se hubiera sentido demasiado avergonzada si Leon hubiese despertado y la hubiese descubierto observándolo de esa manera.
—Creo que es suficiente por hoy. —Habló en voz baja y se retiró con cuidado de la cama.
No sabía si su prometido acostumbraba moverse demasiado mientras dormía por lo que consideró que era lo mejor irse del colchón y quedarse en el enorme sillón de la recámara. Afortunadamente, el sofá era bastante grande y acolchado en el que podría acomodarse con facilidad. Tomando una de las almohadas se acurrucó en el diván y se quedó dormida profundamente.
En algún momento de la noche, Leon despertó desorientado, desconociendo la habitación y sintiéndose ajeno por unos segundos, cuando de golpe recordó todo. Se había quedado dormido en la habitación de Claire, pero no veía a la pelirroja por ningún lado. Levantándose de la cama sin hacer ruido miró la corbata al lado de la almohada y notó que los botones superiores de su camisa estaban desabrochados. Recordaba perfectamente no haberse aflojado ninguna prenda por lo que pensó que alguien tuvo que haberlo hecho. Entonces recordó que en medio de la inconsciencia sintió unas manos femeninas en el pecho que poco a poco iban quitándole la corbata y desabotonando la camisa, con la suficiente delicadeza para no despertarlo, pero de alguna forma, se había percatado de la presencia de Claire. Y lo más extraño, era que le había agradado.
No era la primera vez que una mujer invadía su espacio personal despojándolo de su ropa de una manera lasciva, pero en esta ocasión, podía sentir la atención y el cuidado con que su compañera lo había hecho; el tacto de sus manos, la temperatura de su piel...Algo había sido diferente.
—No fue un sueño. —Concluyó mientras caminaba por el aposento para buscar a la ex motociclista.
Finalmente la encontró recostada en el sillón, hecha un ovillo a la vez que se abrazaba a una almohada. El agente se acercó hasta donde estaba y se agachó para mirarla de cerca.
Desde los pequeños gestos hasta los grandes actos como el que estaba haciendo ahora, nadie había hecho tanto por él en toda su existencia. Se preguntaba, qué era lo que movía a una persona a actuar de una manera tan noble y desinteresada.
—Gracias. —Murmuró a la vez que apartaba unos mechones de cabello rojo de su frente y depositó allí un beso suave, que hizo que la chica sonriera entre sueños.
Con delicadeza la tomó en brazos sintiendo su peso ligero y la acomodó de regreso en la cama, arropándola entre las sábanas y ajustando las almohadas. Cuando se percató de que estuviera cómoda se retiró del lugar sin hacer ruido, aún pensando en el rato agradable que acababa de pasar.
Los días pasaban y todos eran exactamente igual al anterior: trabajo, oficina y Claire. Cada día se esforzaba por ser ese empresario que debía de llevar las riendas de la empresa que sacaría adelante a su familia, pero al mismo tiempo, cada día se acostumbraba un poco más a la compañía de la pelirroja. Desde aquella noche en que se había quedado dormido en la habitación de su prometida, algo estaba comenzando a cambiar dentro de él; cada día se sentía más cómodo con su presencia. Después de una vida en tremebunda soledad era bastante agradable que al terminar su jornada encontrara a alguien que lo esperaba en casa para poder contarle su día, compartir la cena, ver televisión, o simplemente estar allí sentados en el sillón o recostados en la cama. Se estaba tomando muy en serio aquellas palabras que le había dicho a la menor Redfield; "para ser una pareja tenemos que comenzar a parecer una."
"Con que eso se siente una relación estable." Pensó.
Se encontró a sí mismo soñando despierto en la sala de juntas cuando llegó su padre con toda la comitiva de la Compañía, formada por el viejo Johnson, y los accionistas minoritarios; los Merkel y los Watson.
—Buenos días, hijo. —Saludó el padre de familia, invitando a tomar asiento a las demás personas.
—Buenos días, padre. Buenos días a todos.
Los recién llegados ocuparon sus asientos y Leon tomó su lugar al lado de Richard que presidiría la reunión.
—Antes que nada, gracias a todos por venir a esta sesión extraordinaria de Consejo, sé que tienen agendas ocupadas y conozco el esfuerzo que hacen por asistir. —Expresó con gratitud a sus socios y continuó: —Bien, como notarán en la orden del día, el asunto que hoy nos ocupa es sólo uno, por lo que nos tomaremos pocos minutos en tratarlo y eso es, presentar al futuro Presidente de Chambéry Inc.
El Consejo en general ya imaginaba la decisión de los dos accionistas principales de la empresa, pero era momento de que lo hicieran oficial.
—Como ya saben, Johnson y un servidor lo hemos hablado con antelación, contemplando los valores y políticas de nuestra compañía. Haciendo un razonamiento sobre lo que pensamos que es lo mejor para todos y nuestra empresa, creemos que el candidato idóneo para sucederme en el puesto es mi hijo mayor, Leon Scott Kennedy.
En ese momento todas las miradas se dirigieron al recién mencionado. Sus años en el Servicio Secreto y en la División de Operaciones de Seguridad le habían enseñado a mantenerse sereno y a leer el lenguaje corporal de las demás personas, por lo que pudo suponer lo que los demás pensaban antes de que lo externaran.
Johnson, el socio poseedor de acciones de mayor valor al igual que su padre había dado su visto bueno desde antes de la reunión por lo que no había necesidad de preguntar. Las miradas cansadas de los ancianos y conservadores Merkel lo miraban con aprobación, sobre todo Antonella Merkel, que siempre había visto con buenos ojos al hijo mayor de los Kennedy desde que era un niño. El rostro de George Watson se mantenía inescrutable pero sin señales corporales de tensión, lo cual era bastante bueno, pero la esposa de este, Emily Watson, veía con desagrado la propuesta hecha por Richard Kennedy. Leon supuso que estaba enfurruñada por lo que había sucedido en el pasado con su hija, por lo que no le tomó mucha importancia.
—Leon será un digno representante de nuestra compañía y estoy seguro que nos llevará por un camino seguro al éxito. —Apremió el viejo James Johnson dándole su voto de confianza al hijo de su socio.
—Nosotros también creemos que Leon es la mejor opción. —Apoyó la matriarca de los Merkel, tras un asentimiento por parte de su esposo.
Ya tenían a los Merkel de su lado, ahora sólo faltaban los Watson.
—¿George, Emily? ¿Ustedes que piensan? —Cuestionó Richard a los socios restantes.
El hombre castaño abrió la boca para decir algo cuando su esposa se adelantó para hablar.
—No dudamos de la capacidad de tu hijo, Richard. Pero nos gustaría ver su currículum, ¿es acaso un experto en finanzas como para que podamos confiarle nuestro patrimonio?
El rubio sonrió de lado, sin duda su antigua "suegra" iba a intentar vengar el honor de su hija, ya que cuando él y Stacy eran novios, Emily Watson jamás le puso un sólo "pero" al mayor de los Kennedy. En parte la dama de sociedad tenía razón en el cuestionamiento que realizaba, pero no le había gustado la arrogancia con que lo había hecho.
"Bruja." Dijo mentalmente el ex Policía ante el comentario de la señora. Tenía ganas de contestarle el comentario a la encopetada Watson pero su padre tomó la palabra.
—Emily, es anticuado pensar que para ser Presidente de la Compañía es requisito fundamental tener una carrera enfocada en finanzas.
Leon sonrío ante el comentario de su padre. Consideraba que no era necesario ser experto en negocios para tomar las riendas de una sociedad millonaria, pero sí era requisito fundamental ser el primogénito de alguno de los socios mayoritarios, y lo más absurdo, estar casado. Sin duda su padre era un lengua hábil y un virtuoso en el arte de la persuasión, no por nada en su era como Presidente de Chambéry había logrado prosperidad y una economía estable como nunca antes se había visto en la empresa.
—Mi padre al fundar el Corporativo era abogado que litigaba asuntos civiles y Thomas Johnson era arquitecto. Ninguno de los dos tenía idea de cómo funcionaban los mercados empresariales sin embargo eso no fue impedimento para que pudieran formar todo esto. —Argumentó extendiendo los brazos, señalando a la totalidad del inmueble. —Además, Leon no es ningún novato, en su trabajo por Estados Unidos ha dirigido organizaciones en su gremio con el voto de confianza de los grandes líderes gubernamentales del país vecino.
La madre de Stacy se cruzó de brazos en su asiento y su esposo tomó el uso de la voz por primera vez.
—Está bien, Richard. Le daremos el voto de confianza a Leon.
Pero al parecer la mujer no iba a darse por vencida.
—¿Y qué hay de nuestras políticas? ¿Leon está casado o va a casarse?
El patriarca de los Kennedy iba a responder nuevamente pero el ex Policía levantó una mano para impedirlo y contestar por él mismo. Era hora de tomar protagonismo en la reunión y no se iba a perder la oportunidad de sacar de la duda a Emily Watson.
—Voy a cumplir cabalmente con todas las políticas y valores de la empresa, Emily. De hecho, antes de entrar en funciones como Presidente, voy a casarme con mi prometida. Mi boda será dentro de unos días y por supuesto que todos están invitados, ya llegaran personalmente sus invitaciones al evento. —Explicó con voz diplomática que provocó una sonrisa por lo bajo de su padre y continuó: —Agradezco a todos y cada uno su confianza para conmigo al depositar su futuro en mis manos. Les prometo que haré todo lo posible por cuidar sus intereses y continuar los pasos de mi padre y mi abuelo.
El pequeño discurso recitado por su hijo mayor había complacido de sobremanera al mayor de los Kennedy. Leon tenía el temple y el carácter que el puesto requería. No habiendo nada más que tratar, Richard Kennedy finalizó la reunión, concluyendo en felicitaciones para el más joven por parte de Johnson, los Merkel y George Watson. Emily también externó sus buenos deseos al futuro Presidente, aunque lo hizo de mala gana.
Justo cuando el agente iba a salir de la oficina llegó Irma la asistente de su padre y ahora también su mano derecha, a entregarle un recado.
—¿Qué pasa, Irma?
—Señor, llamó su madre para recordarle la sesión fotográfica y la entrevista para Visages es hoy a las 16:00 p.m.
¡Demonios! Con el ajetreo de la junta y el trabajo se había olvidado completamente de que hoy la gente de una de las revistas más importantes de Vancouver irían a su casa para hacer un artículo de varias páginas para anunciar formalmente el compromiso del heredero Kennedy. Era un capricho tonto de su madre, pero no le gustaba contradecirla. No le había dicho absolutamente nada a Claire, por lo que inmediatamente pidió que lo comunicaran con ella.
Una de las empleadas contestó al segundo timbrazo pero al intentar comunicarla con su prometida, ella no podía contestar debido a que estaba dándose un baño. Pidió entonces que le dejaran el recado para prevenirla mientras él se daba prisa en la oficina.
Stacey Watson caminaba tranquilamente por uno de los pasillos de la enorme residencia Kennedy cuando de repente escuchó a uno de los empleados atender una llamada, y por lo que decían supo que quien estaba al otro lado de la línea era Leon.
La caprichosa y mimada ex novia del antiguo Policía del R.P.D. seguía sin superar el rechazo de este y acostumbrada a siempre salirse con la suya, no descansaría hasta que encontrara la forma de desquitarse, tanto de él como de su prometida.
Así que sin ningún reparo, tomó uno de los teléfonos auriculares que estaban cerca del hall y se escondió a un costado de las escaleras para escuchar la llamada.
—Por favor, avisen a mi prometida que los chicos de Visages estarán en casa a las 4:00 p.m., no comeré en casa para estar a tiempo para la sesión.
—No se preocupe señor Kennedy, enseguida le daremos su aviso a la señorita Redfield.
—Gracias, Maggie. Hasta luego.
Dijo terminando la llamada el hijo mayor de la familia.
La castaña puso mala cara y colgó el teléfono.
"¿Con qué para eso era la llamada de Leon? ¡Maldita y mil veces maldita!" Expresó para sus adentros, llena de cólera y frustración.
—Esa sesión de fotos y la presentación ante los medios como la futura dueña y señora de Chambéry Inc. debió ser mía. —Murmuró caminando en círculos como si fuese una fiera enjaulada.
Estaba furiosa. A pesar de que Claire no contaba con la aprobación de Julia y sobretodo de Meryl que era la más importante, sabía que la matriarca de la familia no haría nada para poner en entredicho el buen nombre y prestigio de su familia. Podía tener una aliada temporal en Julia, pero Meryl jamás se pondría de su lado si eso significaba un perjuicio para los Kennedy por mucho que no le agradara su futura nuera. Y como buena dama de sociedad, iba a hacer la gran presentación de su hijo y prometida al mundo con circo, maroma y teatro.
Entonces se le ocurrió una idea.
Miró dirigirse a la planta superior a la empleada con la que Leon había dejado un mensaje para su novia y se adelantó para detenerla.
—Maggie, ¿a dónde vas? —Preguntó la ojiverde.
La ingenua muchacha respondió con tranquilidad.
—Voy a darle un recado a la prometida del señor Kennedy, señorita Watson.
— ¿Ah, sí? ¿Qué recado?
—El señor Kennedy no vendrá a comer. Y a las 4:00 p.m. estarán aquí las personas de la revista Visages, para la entrevista.
—Oh, ya veo. —Expresó con fingido interés y agregó: —Sabes, subiré a ver a Claire en unos momentos, si quieres le paso el recado personalmente para que no te distraigas de tus quehaceres. —Ofreció simulando amabilidad.
La inocente mujer aceptó de buena gana el favor de la chica Watson y se retiró a la cocina para continuar con sus labores y la eludida se quedó recargada sobre el descansabrazos de la escalera, sonriendo con suficiencia.
—En bonito lío vas a meterte con Meryl cuando la hagas quedar mal con los medios, querida Claire. —Susurró con maldad para luego retirarse al jardín para tomar una bebida fresca disfrutando de la ejecución de su pequeño plan.
Joey Kennedy se encontraba en el amplio despacho de la residencia, revisando unos cláusulas de rescisión de unos empleados que habían dejado la empresa el mes pasado y que aún se les debía parte de su liquidación.
En esas estaba cuando llegó su hermana Julia, con sus aires de diva atravesando el lugar.
—Joey.
El interpelado alzó la vista del escritorio.
—¿Qué pasa?
—¿Sabes dónde está la contabilidad del ejercicio fiscal pasado? Papá me dijo que había una copia aquí.
—Está en el librero frontal, es una carpeta de color azul oscuro, en cuanto la desocupes asegúrate de traerla de regreso. —Indicó distraídamente y la rubia halló enseguida lo que buscaba.
Iba a marcharse en cuanto tenía el libro contable en las manos pero en lugar de eso decidió iniciar una conversación con su hermano.
—¿Has notado que la relación entre Leon y su prometida es bastante extraña?
—No sé a qué te refieres. —Respondió enseguida sin despegar la vista de los documentos que leía.
—Digo, para estar a punto de casarse no aparentan ser una pareja. Ya sabes, acaramelados. Nunca se toman de la mano, nunca se miran con complicidad, es más, creo que en todo este tiempo nunca los he visto besarse. —Explicó haciendo un movimiento de manos. —Es algo muy raro.
—No lo sé, Jules. Leon pasa prácticamente el resto del día con ella después del trabajo, quizás son más reservados. —Mencionó el de cabello más oscuro.
—Aún así, sigue sin dejar de ser extraño.
En ese momento, alguien tocó la puerta del despacho.
—Adelante. —Anunció Joey.
Tímidamente Claire Redfield apareció por la puerta mirando a los hermanos reunidos.
—Oh, lo siento Julia, no sabía que estaban ocupados. —Se disculpó al mirar allí la presencia de la menor de los Kennedy.
—No te preocupes, Claire. Ya me iba. —Respondió mirándola de arriba a abajo y se despidió. —Nos vemos más tarde.
La pelirroja se preguntó el por qué del escrutinio de su cuñada, cuando al parecer ya se había acostumbrado a mirarla con su aspecto de vestir desenfadado.
—Siéntate, Claire.—Indicó poniéndose de pie y acomodando una silla. —¿En qué puedo ayudarte? —Preguntó amable el hermano de su prometido.
—No hace falta, Joey, no te preocupes. —Respondió declinando cortésmente las atenciones del varón. —Sólo quería saber si hoy había una junta importante o algún pendiente en la empresa.
Joey miró extrañado a su cuñada.
—Hmm, no, nada de eso. Al contrario, el día ha sido bastante tranquilo. ¿Por qué la pregunta?
—Bueno, Leon no ha llegado a comer y no he querido llamarlo por temor a interrumpir algún asunto importante. —Contestó con honestidad.
Algo raro estaba pasando.
—Leon no va a venir a comer. —Afirmó provocando el desconcierto de la mujer. —Dijo que aprovecharía el tiempo de la comida para estar en casa más temprano y llegar a tiempo con la gente de Visages.
El abogado se dio cuenta de que la activista no estaba entendiendo nada de lo que él le estaba diciendo e inmediatamente comprendió lo que estaba pasando.
—Creo que no lo sabes.
—¿Qué?
—Mamá agendó una cita con la revista Visages para anunciar ante los medios tu compromiso con mi hermano, y hoy vendrían a la casa a hacerles una entrevista y tomar una serie de fotografías.
La ex motociclista sintió como si le hubiesen lanzado un balde de agua fría. No tenía ni idea de que iba a hacer una presentación oficial ante los medios y mucho menos que la iban a fotografiar para aparecer en la portada de una revista. Creía que eso sólo le pasaba a los famosos de Hollywood o a la realeza europea. Parecía que nunca terminaría de comprender el poderío adquisitivo y el prestigio de la familia Kennedy.
—Juraría que Leon te había llamado para avisar.
—¡No tenía ni idea de nada! —Soltó finalmente con nervios llevándose una mano a la cabeza. —¿A qué hora se supone que estarán aquí?
—A las 4:00 p.m.
Miró su reloj de pulsera y sintió unas repentinas náuseas.
—¡Dios! ¡Eso es en media hora!
Ahora entendía porqué Julia la había mirado de arriba a abajo. Iba a aparecer en la portada de una de las revistas más importantes de Vancouver vistiendo pantalones de chándal y tenis deportivos. Y lo peor, si todo esto era auspiciado por Meryl Kennedy, se metería en un grave problema.
—No puede ser, no preparé un vestuario para la ocasión y ya no tengo tiempo de salir a elegir uno. —Murmuró consternada pensando cómo diablos iba a resolver ese problema.
El representante legal de la empresa miraba la preocupación evidente de la futura mujer de su hermano. Y con justa razón, estaba metida en un enorme problema. No podía cambiar la fecha con los chicos de la revista, ya que conseguir una cita y un espacio con Visages no era cosa fácil y por supuesto no se la daban a cualquiera. Pensaba en alguna forma de ayudarla, pero ¿cómo?
Entonces de repente se le ocurrió una idea y sacó su smartphone del bolsillo. Iba a realizar una llamada.
—Quizás aún podamos hacer algo. —Mencionó él a su cuñada que lo miraba expectante.
—¿Pierre? Soy Joey Kennedy. Necesito un gran favor.
Después de relatarle al sujeto del otro lado de la línea de manera rápida lo que estaba sucediendo y de endulzarle el oído con su particular forma de ser, colgó el teléfono inteligente y anunció:
—Listo. Pierre Giroud, nuestro diseñador de la compañía y su equipo llegarán en diez minutos para prepararte para la sesión. Ve a tu habitación, ellos llegarán aquí pronto.
—Pero los de Visages llegan en menos de media hora. —Habló todavía angustiada.
—No te preocupes, estarás lista a tiempo, yo me encargo de eso. —Afirmó con seguridad y dándole una gran sonrisa a la chica que tenía enfrente.
Claire en verdad estaba agradecida, Joey la estaba salvando de una grande. Intempestivamente, la pelirroja le dio un abrazo a su cuñado para agradecer el gesto que había tenido para con ella.
—Gracias. —Agradeció sincera mientras él correspondía al gesto con inseguridad.
Ese abrazo lo había tomado con la guardia baja, ya que no se esperaba este acto por parte de la Redfield. Pero, ¿acaso importaba? Claro que no, al contrario, era bastante agradable recibir una muestra de cariño espontánea de alguien tan genuino como Claire Redfield.
Con cuidado se separó de él y se fue a su habitación para esperar al equipo de belleza mientras el abogado la miraba alejarse.
Soltó un suspiro sin querer. No tenía duda que Claire Redfield era un imán y ella ni siquiera lo notaba.
Continuará...
