Miraba con manos en la cadera la nueva decoración completa del apartamento donde actualmente viviría. Ubicado en Shibuya, no tan lejos de su natal Tokio; pese a eso era una nueva experiencia por así decirlo, un cambio de ambiente sería la mejor palabra para definir los sucesos nuevos en su vida. Logrando iniciar con el retroceso a su edad como si nada hubiera pasado.

Agitando la cabeza hizo a un costado esas dudas regresando la vista una vez más al lugar. Era cómodo esa era la principal razón, claramente no tenía un ambiente familiar, hacia falta la presencia de su querida madre, buyo, sota e inclusive las raras anomalías de su abuelo. Pero intentaría recuperar la vida que una vez tuvo en la época moderna. Salió de los pensamientos en el preciso momento en que sonó el timbre de la puerta, con pasos rápidos se trasladó de la cocina a la entrada abriendo lentamente para sacar la cabeza, encontrándose con un chico de cabellos rubios y negros con un hermoso color cian en los ojos.

— Hola.

— Uhm...Hola.

Creando un silencio incómodo entre ambos adolescentes. Rápidamente el rubio volvió a hablar en un intento de cambiar la dirección de esa extraña conversación.

— Soy Matsuno Chifuyu, tú vecino. — señalando la puerta detrás suyo medio abierta — Mi mamá me mando a darte la bienvenida.

— Un place Matsuno-san. — inclinando un poco la cabeza — Higurashi Kagome.

— Si...bueno...— pasando la mano detrás de la cabeza innumerables veces.

Pese a que existía una posibilidad de rondar entre la misma edad, se sentían incómodos siendo obviamente la principal razón. Era la primera vez en verse, levantando la cabeza Chifuyu se percató por primera vez el bonito color azul en lo ojos de la fémina, inclusive notó lo pequeña que le resultaba. No era intimidante al cambio, era como un pequeño gatito negro, sonriendo al percatarse de la adorable comparación.

— ¿Te gustan los mangas?.

— ¿Shõjo?.

Inmeditamente sus ojos adquieren un brillo singular — ¡Deberiamos ir la próxima semana!.

— ¿Ir? — murmura inclinando la cabeza a un costado, resultando tierno para el rubio — ¿Nosotros dos? ¿Juntos?.

Chifuyu reaccionó al percatarse de su atrevimiento con la chica — Yo...bueno. — pasando la mano por la nuca sonrojado — ¿Te gustaría acompañarme?.

Kagome observó fijamente al chico hasta percatarse en la puerta del departamento donde vivía el rubio. Una mujer posiblemente resulte ser la progenitora del mismo, le estaba dando ánimos como si fuera un combate, sacando una ligera risa.

— Bien. Vamos la próxima semana a leer mangas Chifuyu-san. — extendiendole la mano con una linda sonrisa.

— ¡Seamos buenos amigos!.

•••••••••••

No fue sorprendente para chifuyu llevarse bien con Kagome. Tenían gustos similares, en esos pocos días que llevaban conociéndose descubrió que viva sola en el departamento algo de lo cual se preocupó no solo él, sino también su madre. Ella le había respondido que su mamá tenía completa confianza en que podía cuidarse sola, entonces desde ese momento la azabache pasó a ser cuidada por la matriarca de la familia matsuno.

No solamente eso había ocurrido, Peke J siempre estaba con su amiga. No le molestaba en absoluto, pero cuando intentaba acercarse un poco a ella, rápidamente el felino lo interceptaba y se acostaba en su regazo, como si marcara territorio. Charlaban animadamente, leían mangas, jugaban juegos de mesa y ante eso descubrió que la chica tenía un talento nato en el mismo.

Se podría decir que Kagome era su mejor amiga en tan poco tiempo y ante eso. Debía presentarla a su mejor amigo, Keisuke Baji. Aunque en esos momentos era un poco difícil de encontrar, ya que el chico estaba de vacaciones con su madre así que hasta que el ciclo escolar diera por iniciado se volverían a ver.

— Baji-san suena como una persona genial, Fuyu-san.

Ah... y una cosa importante se le olvidaba al chico. Su querida amiga era menor que él y eso lo hacia ser el responsable de ella. Aunque no lo solicitara.

— Baji-san... me salvó de ser molido a golpes hace un año. Desde entonces le juré lealtad y por eso soy el vice-comandante de la primera división. — exclama orgulloso.

La azabache gira lentamente su cuerpo al encontrarse boca abajo para ver a su amigo. Actualmente se encontraban en la habitación de la fémina descansando en la cama, con varios mangas dispersos y una caja de pizza en la mesa enmedio del lugar.

— Uhm... Cuando tengas una pelea puedes venir aquí y te curare.

— No debes hacerlo.

— Eres mi amigo. Como tal puedo curarte sin ningún problema Fuyu-san.

Girando rápidamente le respondió — Entonces deja de utilizar el "San" cada vez que me llamas. — esperando una contestación de la menor que no llegó — Es broma Kags' — acariciandole el cabello divertido — Vendre aquí cada vez que salga lastimado ¿mejor?.

— ¡Sí!.

Sin poder evitarlo, Chifuyu se lanzó abrazar a la menor sin pensarlo mucho. Realmente para él Kagome era demasiado tierna, no sabía si era por la altura, el brillo inocente en sus ojos azules o por cada dulce expresión que hacia.

— ¡Ah! ¡Chifuyu-san me estas ahogando!.

— ¡Dejate querer compañera!.

— ¡Lo intento pero me estas ahogando!.

Todo ante la atenta mirada de la señora Matsuno, la cual recién entrada al departamento en búsqueda de sus dos retoños para decirles que la cena estaba lista, pero ante los ruidos fue a la habitación con puerta abierta encontrando a los dos niños abrazados o mejor dicho el suyo abrazando con mucho cariño a la menor, quien intentaba alejarlo.

Sonriendo negó lentamente ante la actitud de los dos. Dejandolos un rato mas jugar, agradeciendo internamente la llegada de Kagome en ese inicio de primavera para alegrar la vida de su hijo, quien estaba triste desde que el chico del departamento de arriba se fue de vacaciones.


¡Hola! Ha pasado bastante tiempo desde que estuve por estos lados. Pero quería sacar una historia de TR con mi personaje favorito que es, Kagome.

Ojalá sea de su agrado. Bye, Bye