Emocionada.

Era el sentimiento persistente en Kagome. Faltaba pocos días para iniciar la semana de clases, las vacaciones de verano estaban a punto de terminar faltando solamente dos días en el calendario de forma oficial. A pesar de esas tres semanas fueron las mejores en compañía de Chifuyu y ahora su actual acompañante: Mitsuya.

El peli-lila era muy agradable ante las espectativas de la azabache, a decir verdad, si hubiera conocido al chico de ojos lavanda cuando realmente tenía mentalidad de una pre-adolescente. Estaría enamorada de él o tendría un tipo de "crush", era un chico. Perfecto. Amable, espontáneo, atento, cariñoso, sabia cocer, era alto, sabía cocinar, era alto, dulce, era alto y era guapo ¿Ya había dicho que era alto?. Pero en si, Mitsuya Takashi, era un prototipo de chico ideal.

Como en esos momentos. Se encontraba acompañándola hacer las compras al supermercado, ya que su amigo rubio, se fue hacer unas actividades desconocidas para ella. Solamente sabía que salió desde horas tempranas gracias a la información de la señora Matsuno. Sin más que hacer decidió salir a comprar llevando las cosas necesarias y en el camino se encontró al joven costurero comprando hilos para el regreso al club.

No eran desconocidos eso era algo obvio, tenían un canal de intermedio el cual era Fuyu. Restando eso, habían estado conversando una que otra vez por mensaje. También fue él personalmente al departamento a dejarle el suéter, que por cierto era una preciosa pieza de arte ante sus ojos, no solamente eso, le había regalado un bonito vestido que daba la casualidad, utilizaba ese día.

De tela a cuadros ligeramente pegado al cuerpo, posiblemente hecho con las medidas previas y con un ojo crítico de diseñador para adivinar las medidas de la cadera, a medio muslo de tiras, que en esa ocasión utilizaba una camisa de cuello de tortuga blanca, mocasines junto a unos calentadores blancos y una boina negra. Acompañada por un mano libre que era llevado por el chico sin ningún problema.

Se sobresaltó al sentir la mano del chico tomar la suya.

— Vamos a cruzar la calle para llegar.

Siguió con la vista el lugar que apunto ligeramente con la cabeza, solamente debían cruzar y llegarían al supermercado. Que por cierto, estaba ligeramente lleno ese día, tal vez porque estaban en fin de semana y algunas personas estaban libres.

Al cruzar llegaron rápidamente al punto pasando por las puertas electrónicas, siendo recibidos por un "Buenos dias" del personal a cargo en esa ocasión. Mitsuya se tomó la libertad de agarrar una carretilla para dirigirse sin soltar la mano de la azabache hacia los pasillos; Kagome observó atentamente los perecederos en el mostrador siendo observada por el peli-lila con una ligera sonrisa. Desde carne, arroz, verduras, bebidas enlatadas, lácteos, dulces, helado o chucherías. Porque si, en su departamento vivía un adolescente en crecimiento, es decir, Chifuyu.

— ¿Te gusta el oden?.— al percatarse de las cosas que llevaba.

— Mi mamá lo hacía los fines de semana. Desde que llegue a Shibuya no lo he comido, le prometí a Fuyu-san que haría un poco. ¿Quieres cenar con nosotros?. — girando lentamente retirando la vista del precio del huevo.

— Claro. Este día Mana y Luna están con mamá.

— ¿Cómo están tus hermanitas?.

Mitsuya ríe levemente al notar que atrajo por completo su atención — Estuve haciendo tu suéter en casa, ellas me preguntaron de quién era y les comenté que se trataba de una amiga. Están emocionadas de conocerte. — acercándose a acomodarle la boina.

— Me gustan los niños...— susurra tímida ante la cercanía del ojo lavanda — Si quieres podemos comprarles algunas galletas o puedo hacerles unas caseras.

— No debes molestarte.

— ¡No!. — agitando sus manos nerviosa — Lo hago con mucho gusto...— cerrando los ojos al sentir la mano pesada del chico encima de la cabeza.

— Eres muy dulce. Estoy segura que les gustará.

Mitsuya sonríe al notar la emoción en los ojos zafiros de la pequeña azabache, soltando una risita porque dio un leve salto. Era como una niña, tan bonita.

— Taka-san. ¿Sabes que está haciendo Chifuyu-san?. — observando las manos del chico sostener la suya — Su mamá me dijo que salió hacer unas cosas con la ToMan.

— Uhm... estamos preparando una fiesta de bienvenida para Baji, además de celebrar que paso el curso antes de las vacaciones... no fueron las mejores notas, pero lo importante es que no reprobó.

— ¿Baji-san?. — murmura recordando las anécdotas que el rubio le a contado.

A decir verdad uno de sus mayores miedos en esos tiempos es no caerle bien a Baji-san. Desde que conoce al primogénito Matsuno siempre le a hablado acerca del capitán de la primera división; una de las cosas que más recuerda es: su amor obsesivo con los gatos, es pirómano, golpea a las personas cuando tiene hambre. Pero también bajo las palabras del rubio... es leal, sumamente leal y esa lealtad es puesta por encima de su propia vida. Ella soltó un pequeño suspiro al memorar la parte en donde le preguntó a su mejor amigo, si le gustaba el chico.

He inmediatamente recibió una negativa de parte de él.

— No te preocupes Kagome-chan. — Mitsuya decidió esta vez tomar ambas manos de la azabache — Es cierto que Baji es ciertamente... problemático, y también es cierto que es amigable a su manera. Estoy seguro que le caerás bien.

— ¿Y si no...?.

Él con confianza se acerca a besarle la frente — En dado caso, puedo presentarte a otras personas. Seguramente le caerás bien a Mikey... aunque todo mundo le cae bien a Mikey.

— ¿Mikey-san? ¿Es el comandante de la ToMan, verdad?.

— Si, también puedes caerle bien a Draken son similares en actitud, están los gemelos Smiley y angry. Te diría que le caería bien a Hakkai pero... es muy tímido con las mujeres.

— Suena como alguien lindo. — riendo y haciendo que el mayor riera de igual forma.

– Es agradable. Todos lo son, no te debes preocupar. Y si es así, entonces nos tienes a Chifuyu y a mi, no es mucho pero es trabajo honesto.

El peli-lila abrió los ojos de sorpresa al sentir los brazos de la azabache rodearlo por la cintura ocultando el rostro en su pecho. Lentamente la rodeó entre sus brazos correspondiendo.

— Muchas gracias, Taka-san.

— No es nada...— le susurro en el oído, ya que tuvo que encorvarse para estar en una ¿buena? posición.

— ...¿Eh? ¿Mitsuya?.

Rápidamente el ojo lavanda se separó del abrazo para ver, quien lo llamaba.

— ¿Draken?.

Kagome rápidamente voltea a ver a la persona sorprendiendose por la gran altura del chico, ¿Ese...era Draken?. Rubio con un dragón tatuado en la secciones afeitadas, una trenza con un mechón suelto, alto... muy alto, si pensaba que Mitsuya era alto, entonces él quedaba por debajo de esa palabra. Se sentía intimidada no por la mirada, sino por la altura, escondiéndose de forma inconsciente detrás de Takashi.

Ante esa acción Draken alzo una ceja curioso ante la vista de la chica de cabellos azabaches. Era la primera vez que la veía, era alguien memorable en apariencia para recordarla con facilidad más si se centraba en el rostro o mejor dicho en los ojos zafiro de la chica. Bajando la mirada se encontró con suma sorpresa interna un vestido elaborado por su amigo, porque reconocía lo que él hacía y por ultimo su vista se centró en las manos unidas junto al intento de esconderse detrás del chico, sacándole una ligera carcajada.

— Oh, ella es Higurashi Kagome. Amiga de Chifuyu y mía, se acaba de mudar a Shibuya. Kags el es Draken, como te había mencionado es el vice-comandante de la ToMan.

— Hola. — saludo el rubio alzando una mano — Realmente me llamo Ken Ryuguji, pero puedes llamarme Draken.

— Higurashi Kagome...— separándose un poco del joven — Mucho gusto en conocerlo Draken-san. — inclinándose por respeto.

El rubio incomodó le indico que no hiciera eso sacándole una risa al peli-lila. Desde ahí los tres jóvenes se dedicaron a comprar juntos; por lo que dijo Draken estaba comprando bebidas para la reunión de mañana, sorprendentemente en ese tiempo tanto el dragón como la sacerdotisa se llevaron muy bien... alejando un poco el ligero miedo de la azabache solamente por la altura y la mirada del chico.

Pero vamos... en el sengoku sus compañeros no eran tan, tan altos. Si se apartaba un poco al lord Sesshomaru. Tampoco es como si ella fuera muy alta en ese tiempo; sin embargo terminó siendo amiga de Draken quien era muy amable, pendiente y amigable. Aunque para ella con un ojo analítico descubrió fácilmente que al rubio le costaba expresar sus emociones de forma libre.

Como antes. De cruzar la calle, Mitsuya era el encargado de llevar las compras como un caballero olvidándose de darle la mano, observó al rubio intentando tomarle la mano o indicarle de alguna forma que la quería ayudar. Así que decidió tomarle de un trozo de la chaqueta de patrones que llevaba esa ocasión.

Estaba segura que ese día hizo un nuevo amigo. Amigable, pero pandillero en ascenso, Lo importante era la amabilidad. Porque para ella juzgar a las personas solo por su apariencia no era para nada cordial.


Espero que sea de su agrado la historia. Los quiero mucho, nos vemos en la próxima actualización.