Recordaba la sensacion tan agradable que brindaba el viento chocar contra el cuerpo, exactamente le hacia tener lagunas de recuerdos en la espalda de Inuyasha. No era lo mismo, eso era obvio; el viento del sengoku era diferente al viento de la epoca actual, la contaminacion ambiental seguia creciendo a diferencia de la epoca antigua donde el aire era puro, fresco y sin gramos de contaminacion o bueno era en menor escala.
Apretó el agarra en la cintura de Manjiro al sentir el aumento de velocidad. Sacando un ligero suspiro por la situación donde se encontraba: luego de escapar de Draken creía que el rubio bromeaba con llevarla fuera de la escuela y claro fue tan inocente que al darse cuenta. Ya estaba fuera de las instalaciones siendo montada casi a la fuerza a la motocicleta, Ken apareció y lo obligó a dejarla en el lugar que correspondía siendo asi el primer dia de clases.
Peleó con un grupo de chicas, casi, casi rompe un brazo, los estudiantes estaban divididos en tenerle miedo o tenerle respeto y una cosa súper importante: el comandante de la ToMan volvió por ella para ir a comer. ¿Dónde? no sabia, pero no sentia ninguna sensación negativa por parte de él asi que confiaba en esa ocasión.
Otra cosa que notó desde ese viaje o mejor dicho desde la mañana. Eran esos "impulsos oscuros" que sintió la primera vez en conocerse, no estaban presentes siempre... al cambio se escondian en lo mas rebuscado del alma, tenia que concentrarse bastante para notarlos. Estaban suprimidos por el mismo portador, pero estaba seguro que esa negatividad seguiria creciendo y creciendo a creces al no ser "liberados". Abrió ligeramente la palma de su mano colocando un poco de su poder en el cuerpo del chico para ir purificando poco a poco esa oscuridad, era obvio para ella reconocer de que trataba: una maldición.
Alguien o algo puso esa maldición en el cuerpo del rubio, ante los ojos humanos no habia nada a diferencia de los ojos de una miko, como ella, miraba las cadenas manchadas de oscuridad rodear el cuerpo del chico, una espesa neblina lo cubria a sus alrededores no se expendia, estaba concentrada en rodear nada más. La agresividad de la misma le incomodaba pero ella intentaria eliminar por completo esa energia para que Manjiro fuese libre.
— Gome-chan. ¿Estás molesta hoy?. No has dicho ni una palabra desde que iniciamos a viajar.
— No es eso Manjiro-san. Estaba pensando que tengo mucha tarea esta ocasión y eso que es el primer dia de clase. — recostando por completo su cuerpo en el de él.
Él asiente levemente usando una pierna para recargar el peso de la moto y el de la chica al estar en un semáforo rojo.
— No te he dicho donde vamos. Ken-chi y yo siempre vamos a este lugar, pero hoy está cerrado por lo cual pensé que podiamos comer en mi casa.
Ella alzó la cabeza un poco sorprendida: — ¿En tú casa? ¿No es incómodo para tí?.
— No. La vez pasada fue en el dojo, pero ahora te llevaré directamente donde corresponde. Tengo una hermana menor, creo que sigue siendo un año mayor que tú, se llama Emma y mi abuelo Mansanku.
— Yo tengo un hermano menor también... se llama Souta, está mi mamá y el abuelo... A veces extraño mi familia pero estoy un poco acostumbrada a vivir lejos de ellos.
— ¿Vivir lejos?. — murmura parqueando la moto enfrente de la casa — Bien hemos llegado.
Manjiro fue el primero en bajar para llevar la moto con la chica encima hacia el garaje. No podia darse el lujo de dejarla por cualquier lado, cuando estuvo en el lugar correspondiente sostuvo por la cintura a la azabache bajandola del vehiculo con suma facilidad, esperando a que ella arreglase la falda. Por primera vez Mikey se fijaba más en la chica; era de bonitas facciones o mejor dicho tenia facciones de bebé, una piel blanquecina, era más bajita que él tanto que podia acomodar su menton encima de su cabeza y eso le gustaba, era delgada pero se notaban suaves curvas femeninas a lo cual llego a la conclusion que ella seria muy hermosa al ser mayor y claro algo que le llamaba bastante la atención.
Uno de ello eran los ojos azules. No eran azules oscuro sino con subtonalidades celestes y un matiz ligeramente plateado. No era simplemente el color... también lo expresivos que eran, no dejaba nada atras y le resultaba facil de leer. Lo otro era la calidez que desprendia; el ser humano por lógica tenia un cuerpo caliente para mantener pero no se referia al tipo de calor corporal. Era una calidez diferente todo en ella le resultaba cálido, desde un abrazo, el roce de cuerpo, el roce de manos, una mirada o una acción.
Era un contacto más íntimo como si tocará el alma. No era facil de describir la sensación pero le resultabs tan agradable y aquello le molestaba; no en un mal sentido era al revés, él le inquietaba tocar algo tan puro como la chica. No se sentia a veces a gustó de unas manos manchadas tocasen esa pureza tan característica de la azabache, bajo la vista centrandolas en sus manos... con esas manos habia lastimado a uno de sus amigos de infancia... apretó con fuerza hasta formarlas puños, abrio levemente con sorpresa sus ojos al ver las pequeñas manos de Kagome tomar las suyas y entrelazandolas con un pequeño apretón de reconfort.
Lentamente tomó la decision de alzar la cabeza encontrándose con una sonrisa amable, esa amabilidad consiguió disipar los pensamientos negativos albergados en la mente. Esa neblina oscura de esfumó por completo tranquilizando su alma, cómo si hubiera sido librado de toda culpa, se sentia aliviado... una sensación diferente a lo normal. Con suavidad elevó las comisuras de su boca correspondiendo con cansancio la sonrisa de la menor, dando dos pasos al no estar tan distantes pegando sus frentes con ojos cerrados.
— Llevamos conociendonos poco. Pero siento que te conozco de toda mi vida... sonará egoista decir esto... Si existe un Kami en este mundo, por favor permita que te quedes a mi lado por mucho tiempo, por favor...
Los ojos zafiros de la chica se abriero con sorpresa ante esa petición... no, ante esa súplica, el alma lo suplicaba con fervor. A lo cual su esencia de sacerdotisa no logró evitar corresponder a esa súplica, no estaba todo en sus manos. Los dioses, la vida y el destino eran los únicos que podian decidir ante eso... lo que tocaba esperar ante esa solicitud de un alma que pedia un perdón.
— Estoy segura que los kamis aceptarán tu petición, Manjiro-san. — llevando su mano a la mejilla del chico, sintiendo como dejaba su peso caer ahí.
— Es lo que más anhelo en este momento. — murmura contra la palma de la chica dejando un beso para atraerla a su cuerpo.
No sabia si era una reacción de su cuerpo pero necesitaba abrazarla en cada ocasión, era como si todos sus pecados fueran liberados con cada acción. Se sentia reconfortado... un lugar seguro, donde podia sentirse bien consigo mismo y libre.
Sin embargo algo que no se habia percado aún la Miko era un alma de un chico de estatura alta recostado encima de la Honda CB205T de Manjiro, con los brazos cruzados y una sonrisa agradecida.
— Ojala ella pueda ayudar a Mikey... — murmura recostando el menton en la palma de su mano.
*
En el año 2016 en las calles concurridas de Tokio, Japón. Caminaba con paso rapidos una azabache de melena corta a la altura de los hombros con algunos mechones blancos, en esa ocasion llegaba tarde a una reunión con la directiva del hospital central cargaba en brazos varios papeles de un paciente en esta vegetativo y esperaba pacientamente la respuesta de los familiares del mismo; a diferencia de en su maletín en el cual llevaba otros papeles que eran esenciales para la cura de un virus y sumado a eso un posible medicamente para el control de otros. Todo eso era muy importante para ella.
El cruce peatonal estaba lleno como siempre, no era un escenario diferente a lo normal. Ahora no era una viajera en el tiempo, ni tampoco la enfermera de unos pandilleros, ahora era una doctora dirigida al ámbito pediatra, psicólogico y neurológico. Toda la experienxia obtenida en el sengoku dieron esos frutos, sumado a eso sus poderes espirituales que ayudaban en algunos casos menores, le hicieron ser reconocida como un medico de "manos mágicas".
En el preciso instante que el semáforo puso en rojo y la señal peatonal en verde, dio el inicio de las personas caminar lo mas rapido posible para cruzar. Ella caminó escuchando sus tacones negros golpear el pavimento subiendo la bufanda que habia bajado al cuello, ese año la temporada de otoño llegaba muy pronto y sumado a eso la lluvia caia de forma constante... suspirando abrió su paraguas para evitar ser mojada.
Con pasos contínuos siguió su marcha al estar cercano a su destino. Sin embargo detuvo su andar al ver en una cabina un chico intentar cubrirse de la lluvia, un intento mediocre al estar completamente empapado. Su caminar se volvio seguro acercandose al chico, el cual la vio chocando azul con azul por primera vez.
De alguna forma ambos sintieron verse uno en el otro, un paralelismo sorprendente. Ambos eran azabaches, ambos tenian una tonalidad similar de ojos, sus facciones eran casi similares a diferencia que ella tenia una de bebé que conseguia aparentar ser menor a su edad y algo que la sacerdotisa noto. Esa magia particular que reconoció de forma inmediata, no era lo mismo pero la esencia... frente a ella estaba un viajero del tiempo, su poder estar inactivo al igual que el de ella.
— Buenas noches.
— Buenas noches. — susurra ella aún sorprendida del paralelismo.
Igual forma el chico estaba sorprendido no sabia que era esa sensación. Era algo casi mágico lo que rodeaba a la chica de menor estatura, un impulso le decia que se acercará más y su cuerpo queria actuar de forma inconsciente. Enterró sus uñas en la piel de sus muslos intentando contener lo que sea que intentarán sus impulsos.
— Disculpa. Venia a entregarte un paraguas.
El azabache iba a detener a la chica, sin embargo ella rapidamente tomó sus manos sintiendo el cuerpo temblar y un gemido bajo salió de su boca. Sonrojándose ante eso junto con un agradecimiendo mental de las gotas de lluvia amortiguar ese sonido vergonzoso; el tacto directo de piel contra piel provoco una corriente electrica en ambos. Como acción kagome se separó rapidamente viendo de reojo al chico, quitandose la prenda de lana del cuello para envolverlo con una rapidez sorprendentemente.
— Es para que no tengas frío. Estoy cerca del hospital por eso puedes quedarte con ésto. — dio un vistazo rápido al reloj en la muñeca maldiciendo en voz baja. — Me tengo que ir, fue un placer.
El azabache intentó detener a la chica pero ella había comenzado a correr.
— ¡¿Cómo te llamas?!. — gritó suplicando que su voz de escuchará.
— ¡¡Higurashi Kagome!!.
Siendo lo ultimo que escucho al perder a la femina entre la lluvia y la gente con paraguas encima, obstructando la visión. Con suspiro apretó la tela con sus dedos subiendola casi a la nariz disfrutando del aroma a durazno impregnada.
— Yo soy... Hanagaki Takemichi. — murmura triste de no poder presentarse.
Y fue asi como dos viajeros del tiempo chocaron por primera vez...
Buenas, buenas como que ya es normal darme viajes y no volver un buen rato por estos lados. Pero como vieron finalmente Takemichi y Kagome se han encontrado, no en el pasado. Sino en el futuro.
Como habran notado la historia esta en estos momentos en el 2004, un año antes de la historia original. Tambien cabe aclarar que en ese año estan a mitad del mismo y posiblemente tambien tengamos mas escenarios de ambos viajeros en el futuro interactuando muy poco.
Como dato curioso: cuando inicie por completo la historia del anime, Takemichi no podra recordar a Kagome en esa linea de tiempo.
bye, bye, hasta otro capitulo. Besos.
