Gales pasa al baño de visitas, se lava la cara y no crean que no, se tiene que convencer a si mismo unas cuantas veces de que... esto es genuinamente lo mejor y volver no es necesariamente la mejor idea. Luxemburgo está acabando de despedirse de España y Romano diciendo que tiene que ir a trabajar y está, como siempre, recibiendo protestas.
Sigh... también le ha dicho a Holanda y a Francia y también se han quejado. Germania es el único que le entiende.
Al final, Gales termina por salir, yendo a buscarle de nuevo viéndose tan absolutamente de la hostia... se le acerca cuando lo ve ahí acabando de despedirse de todos
—¿Ya estás? —Gales le toca el hombro.
—Ah, oui, oui.
—¿Nos vamos?
Luxemburgo asiente y sonríe. Gales sonríe un poco también, aunque suspiiiira.
—¿Ya te han reñido todos?
—Creo que solo faltas tú —suspira el flamenco, tomando la bolsa del ordenador y colgándosela de cuello.
—Nah, yo no voy a reñirte —se mete las manos a los bolsillos—. No hoy.
—Mira que bien, porque tengo hasta que llamar a Allemagne.
—Ohhh, ¿para trabajo? Si quieres ahora en el coche...
—Seguro va a gritarme también —asiente.
—¿Por?
—Tengo que decirle que mi hermana no va a estar disponible mañana ni pasado…
—Uhhh... bueno, no creo que eso sea tu culpa.
—Non, pero no le va a parecer bien —se encoge de hombros—. Y también tengo que llamar al parlamento.
—Vaaaaale, ahora... —sale por la puerta sintiendo esto como... el fin de una era. Se le arruga un poco el corazón con esa idea, mirando la casa de reojo mientras camina al coche.
—¿Estás bien? —pregunta mirándole de reojo con su único ojo a la vista.
—He... estado mejor. E-Es que...
—Si quieres me voy con mi hermano...
—No, please...
—¿Seguro?
—Creo que si no estuvieras aquí probablemente estaría volviendo ahí a pedir perdón y a hacer esto... algo aún peor. Prefiero oírte hablar con Germany... —medio bromea yendo a abrirle la puerta del coche sin pensar mucho en ello.
—Por mucho que insistas no voy a conducir yo —levanta las cejas pensando que se va a meter él.
—Nadie conduce mi coche más que yo —Gales se ríe un poco y abre la puerta haciéndole un gesto para que entre.
—Eso está bien. Entonces... ¿Te arrepientes? —se mete al coche.
—¿De conducir solamente yo? No —sonríe mirándole desde fuera, suponiendo que no es a eso a lo que se refiere.
—Esperemos que así sigas, pero no hablaba de eso.
—Ahora te... respondo —cierra la puerta y le da la vuelta al coche.
Luxemburgo acomoda el ordenador predispuesto a usarlo en el coche. Sí, claro. Es bonito que lo creas.
—N-No me arrepiento, pero ugh —Gales mira la casa por última vez, suspira y se sube al coche.
—¿Ugh? —enciende el ordenador poniendo la contraseña y mira a Gales de reojo con esa vacilación.
—Siento como si me acabara de arrancar un trozo —explica sinceramente, encendiendo el coche
—Ya... me imagino.
—En fin, no quiero agobiarte con esto —mira la computadora y sonríe de lado.
—¿Y qué harás ahora? —Luxemburgo vacila, un poco preocupado aún.
—Lo que hace uno cuando pasan estas cosas —suspira—. Ir a casa, intentar dormir, fallar miserablemente, beber... pasar unos días de infierno... tratar de no mirar todas sus cosas en mi casa... —se muerde el labio y traga saliva—. Probablemente vender la casa.
Luxemburgo se humedece los labios, pensando en eso.
—Buscar un apartamento más pequeño... no sé—sigue el británico.
—Quieres... —empieza, vacilando.
—Yes —le mira de reojo sin siquiera dejarle proponerle nada.
—Quoi? —parpadea.
—P-Perdona... q-qué ibas a... —Gales se sonroja.
—¿Qué crees que iba a proponer?
—N-No tengo ni idea, pero casi cualquier cosa es mejor que... ugh, ¿qué ibas a proponer? Quizás ibas a decir "quieres hablar de camino hasta mi casa sobre esto" o "quieres que hablemos de otra cosa" o... "quieres ir a tomar algo". O... "quieres que te deje solo para que te estrelles contra un poste".
—De hecho... —se hunde una mano en el pelo y se sonroja un poquito sin darse cuenta—. Probablemente te agobies un poco pero... iba a decirte que si querías pasar unos días en mi casa. Es decir, sé que nos conocemos muy poco pero vamos a ser concuñados o algo así y... bueno, me caes bien a pesar de todo lo que has amenazado con secuestrar a Tintín y robarme el oro del baño —bromea un poco, sonriendo al recordar la conversación—. O sea, es que siento que ella va a quedarse en esa casa con toda esa gente para distraerla y sin tus cosas y... tal vez te ayudaría. No hace falta ni que nos veamos. Hay una casita para invitados al otro lado de la piscina con otra entrada y puedes... puedes usar la piscina y el jardín y los coches si quieres mientras estoy en el trabajo... que es casi todo el tiempo. A lo mejor te distraes un poco con eso hasta que volver no sea tan duro.
—E-Eso sería... eso sería SUMAMENTE amable.
—Es decir, lo que digo es que... me sabe mal esa imagen de volver a casa y sentir que tienes que emborracharte. No es que yo no haya pasado por rupturas y bueno, no sé, piénsatelo. No hace falta que te decidas ahora. Al final mi casa... de verdad es muy grande, hay cuartos de sobra y yo ni siquiera estoy ahí más que por la noche. Aunque entiendo que pienses que es un favor demasiado grande de un desconocido pero de verdad no es una molestia. Insisto, ni siquiera hace falta que... me esperes para cenar o algo así, te daré unas llaves y puedes salir y entrar cuando quieras.
—Yes. No tengo que pensármelo, la respuesta es SÍ —Vamos, es que los británicos. Poca suerte que tienen, no van a desperdiciarla.
Luxemburgo sonríe.
—De verdad no soy TAN molesto como este fin de semana.
—Eso sí que no me lo creo —se ríe con eso.
—Anda ya, ¿qué me sabes?
—No es algo que se finja para un fin de semana —se encoge de hombros sonriendo.
—Bueno, y aun así me has invitado —Gales se ríe un poco más
—Ya me estoy arrepintiendo...
—Si... en algún momento necesitas que me vaya, dime...
—Llamaré a tu padre, que sé que te llevas muy bien, para que venga a recogerte.
—Oh, ¡venga ya! —se queja, riéndose.
—El plan perfecto.
—El plan CRUEL.
—El plan que funciona.
—¡Puedes solo pedírmelo! —sonríe y la verdad es que ahora parece más relajado.
—Vale, vale, nada de agresiones—levanta las manos sonriendo.
—Thank you... contrario a la impresión que dan mis hermanos, yo soy un tipo muy decente.
—Voy a tener que pedirte que dejes de decir eso y empieces a demostrarlo si quieres que te crea a estas alturas.
—¡Estoy demostrándolo ya!
—Nada más decirlo no es una demostración, por muchas veces que lo repitas
—¡Te estoy trayendo a casa!
—Bueno, tus hermanos también lo hubieran hecho.
—No estoy muy seguro de eso.
—Belgique, Seychelles y France no hubieran dejado que me dejaran tirado.
—Igual, no te llevo por eso —Gales se ríe.
—¡Ah! France me ha pedido que tire tu coche al río así que si pudieras dejarme bajar y luego lanzarte por esa pendiente contra un árbol... ¿por qué me llevas, entonces?
—P-Pues... porque me caes bien —Gales le mira de reojo y se ríe con el comentario sobre Francia.
—Ah, oui. Seychelles parecía desconcertada por eso.
—¿Porque me caigas bien? Yo mismo lo estoy —bromea.
—¿Lo estás? ¿Por?
—Pues no me pareces del todo alguien agradable —se ríe —. Eres hasta malévolo
—¿Malévolo yo? Si soy un encanto. Pregúntale a cualquiera.
—De hecho, justamente en eso me parece que radica tu peligro.
—Le pides a alguien amablemente algo tan simple como que estalle su coche contra un árbol y de repente eres malévolo —ojos en blanco, pero sonríe.
—¿Y qué hay de las amenazas romanas?
—¡Pura defensa propia!
—¡Que va!
—Pues no es que las amenazas con Tintín sean muy decentes.
—Noto un amor infinito por Tintín.
—Oui.
—Los leí una vez cuando salieron...
—¿Y?
—Me gustaron. Aunque creo que ahora serían un poco... obsoletos
—Bueno, vamos son... clásicos.
—Si, supongo que sí. Pero no los he leído después. Lo que pasa es que... —Sonríe de lado
— Quoi?
—Me sorprende que me hayas dejado ver tu talón de Aquiles tan pronto. Basta con secuestrar a Tintín.
—¿Y entonces qué?
—Puedo conseguir lo que quiera —sonríe.
—¿Y qué quieres conseguir? —le mira de reojo
—Ah, eso no lo sabemos aún... Iremos viendo cómo se desarrollen las cosas —se sonroja un poco—. Oye... de verdad, si es mucha molestia...
—¿Eh?
—Puedo irme a mi casa... —suelta el cínico después de decir que sí a la primera
—¿A qué te refieres?
—A que me dio cierto cargo de conciencia ahora —risita.
—Ah, ¿lo que te he propuesto? Nah, en serio. Igualmente... tengo todas esas cosas, ¿sabes? Los coches, la piscina, la biblioteca, el spa... Y siempre me riñe todo el mundo porque no las uso, así que para una vez que sirvan de algo.
—¿No las usas? ¿Nunca?
—Muy rara vez —se encoge de hombros—. En serio, no te sientas obligado, pero pronto verás que no es una molestia.
—Así que...
—Le diré a Vincent que ponga a alguien para ti —le mira de reojo.
—¿Que ponga alguien para mí?
—Para que te ayude y te guíe
—¿Un valet? —Gales levanta una ceja.
—Exacto. Así no tendrás que estar buscándome.
—Ohh... ya... bueno, eso... yes.
—Quoi?
—Eso me impedirá molestarte —sonríe de lado.
—Todo son ventajas.
—A qué hora te vas a trabajar en general... y a qué hora vuelves. Solo para saber cuánto tiempo tengo para vaciar la casa...
—Si es por eso, unos dos minutos a las tres de la mañana.
—¿Si es para otra cosa? —Levanta una ceja.
—No voy a creer en que es para otra cosa ahora.
—Como no me digas pensaré qué haces el horario de nueve a cinco.
—Pero si te estoy diciendo —se ríe
—¿Dos minutos a las tres?
—Exacto.
—¿Necesitare pedir el turno a esa hora por toda la semana?
—Para entrar a desvalijar, oui.
—¡No voy a desvalijar nada!
—Tú has sido quien lo ha dicho —se encoge de hombros y Gales se ríe tomando la salida de la autopista—. Quería... preguntarte por Mónaco.
—Quoi? —parpadea, dándose cuenta otra vez que no ha... hecho una mierda más que ¡aguantar el ordenador abierto en sus rodillas!
—Spain... te ha preguntado todo lo de casarse y eso, solo me dio curiosidad
—Ah... Ehm... Eso —carraspea un poco.
—¿Es mala pregunta?
—Digamos que... estaría más cómodo explicándolo con un poco más de cerveza encima.
—Ohhh... eso se puede arreglar. Debe haber algún sitio donde comprar cerveza en domingo a esta hora...
—Noooon aún tengo que llamar a Allemagne —¿estás suplicando? ¡Está suplicando!
—¡Pues le llamas antes de entrar al bar!
—¡Iba a llamarle en el coche al venir y mira!
—Pues... —Gales se ríe, encogiéndose de hombros.
—Voy a llamarle ahora, no importa lo que digas —saca el teléfono.
—¿Dónde está el bar?
—Hay muchos en el centro, no me distraigas —insiste y guarda primero el ordenador.
—¿Es hacia allá? Tienes que guiarme —Gales sonríe al verlo guardar el ordenador.
—Eh... —mira alrededor, con el teléfono en la mano—. Baja por esa calle —le señala
—Vale... —ahí va, sonriéndole y Alemania contesta.
Nah, si no ha llamado, o a lo mejor lo ha hecho, pero no lleva el teléfono en el oído. Eso le pasa a Alemania con frecuencia.
—Espera, no... ehm... no, no, por ahí. Gira a la derecha a la próxima.
—Me sorprende que sepas sobre los bares... —lo hace.
—Disculpa, pero sí tengo vida social.
—Ah, ¿sí? No es eso lo que dicen por ahí
—Pues se equivocan.
—Me hace ilusión conocer "tu bar".
—¿"Mi bar"? No es mío, o sea, no es que me conozcan y todo eso, es la zona de bares. ¿Tú tienes un bar donde te conozcan?
—Hombre. Varios. Se pelean por mí —se ríe.
—Ya, claro, en algo hay que ocupar el tiempo. Pero ¿en serio? Que entras y pides... lo de siempre y saben…
—Es que ni pido, llego a la barra, saludo, por ejemplo, a Miller y me sirve mi trago. Dependiendo de cuál bar sea voy a jugar dardos o billar...
—Nah, no te creo, eso solo pasa en las películas. Yo soy más de cartas o de ruleta, claramente.
—Voy a llevarte a mis bares para que lo veas, ¡pero claro que no pasa en las películas solamente! —se muere de risa —. A mí no me gusta la ruleta o al menos no tanto como las cartas.
—Por quoi? Tiene su gracia, la tensión de la bola girando... Es más... espectacular que las cartas
—Pero es casi sólo de suerte y la suerte no se nos da. No es como a France que cosa que juegue de suerte, la gana.
—Bueno, no del todo, puedes apostar cosas con posibilidades bastante altas. Al cincuenta por ciento. No puedes equivocarte cada vez.
—Créeme.
—Fallar cada vez implica tanta suerte como acertar cada vez. Solo habría que apostar a lo contrario para ganar siempre.
—Ya... ya. Yo sé que parece inexplicable, pero... prefiero los juegos en los que la habilidad tienen algún mérito. Además de que... soy bueno con las cartas. ¿Me estaciono?
—¡Ah! —vuelve a mirar porque se ha distraído otra vez—. Oui, hay un parking un poco más adelante.
—Vale... —le mira de reojo y le sonríe, metiéndose en cuanto llegan.
—Debimos dejar el coche en casa y venir en uber. O tomar las cervezas en casa.
—Puedo venir por el coche mañana, ¿no?
—Oui, oui, pero me tendré que llevar el ordenador.
—Hombre, no, venimos por él. No vas a estar cargándolo todo el tiempo.
—No voy a dejarlo en el coche y no hacer nada hasta mañana.
—Venimos por el antes de que venga el Uber... ¿Qué tal que la olvidas en el bar?
—No vamos a beber tanto, ¡solo un par!
—Pues yo lo decía si te pone nervioso que maneje con un par... —como si algún día no trajeras un par encima.
—Oui, pero no como para olvidarme el ordenador. O sea, no quiero que te cortes si quieres beber solo porque tienes que conducir.
—Déjalo o bájalo... me da igual —Gales se ríe.
—Lo bajaré. ¡Y ni siquiera he podido llamar a Allemagne!
—¡Pues llámale!
Luxemburgo vuelve a hacerlo y se lleva el teléfono al oído y Alemania contesta después de un par de veces.
—¿Dónde está el bar? —pregunta Gales a la vez
—Pues elige el que quieras, aquí hay unos cuantos y en la calle de abajo —responde con teléfono al oído.
—Vale, vale... —tan sonrientillo.
—Allemagne?
—Luxemburg.
—Allò, disculpa que te moleste en domingo, pero es para avisarte de que mi hermana mañana va a tomarse el día libre.
—Ah, ¿mañana? Ya lo imaginaba
—Ya, cuélgale... suficiente mensaje —Gales le molesta un poco.
—Oui, ya sabes, con todo este anuncio de la boda, así que si tienes algo urgente —le hace un gesto a Gales para que espere.
—¿Te escribo a ti?
—Oui, o me llamas —asiente
—Tenía una junta con ella mañana temprano.
—¿Algo en lo que pueda ayudarte yo?
—Pues... seguramente. Era con los inversionistas de DHL... —empieza Alemania mientras Gales tira de Luxemburgo hacia uno de los bares.
—Vale, ¿puedes mandarme por mail la hora y duración para que mi secretaria la organice en mi agenda? ¿Podemos hacerla por videoconferencia?
—Te mando los datos, ja. Espera, deja ver si hay algo más...
—Si puedes, los documentos relacionados para que pueda revisarlos esta noche —sigue, dejándose tirar sin mirar donde.
—No vas a revisar nada esta noche —alega Gales.
—¿Ahora? —Alemania vacila.
—Oui, no quiero llegar a la junta y que tengáis que explicármelo todo —Luxemburgo le hace un gesto con el dedo para pedir silencio porque luego no se entera de lo que le dice
—Eso va a pasar igual porque ahora vas a ir por cervezas, dile —discute Gales.
—Nein. ¿No te lo puede mandar ella? —pide Alemania.
—Ehm... —no, no se lo va a decir poque en su mente volvéis a casa en un rato y en lo que tú te acomodas él acaba todo esto—. Non, claro que no. Ella debe estar ya en el hotel.
—¿Hotel?
—Pues te he dicho que se estaba tomando el día libre.
—Ya... ya. Vale. Ahora los busco y te los envío.
—Merci. ¿Hay algo más? No sé si el martes ya volverá.
Gales se acerca a la barra, pide dos cervezas y habla un poco con el bartender de sabores y tipos, eligiendo dos distintas.
—Si no, dime para reagendar. Espera, el martes... uy—sigue Alemania.
Luxemburgo se queda parado junto a él hablando al teléfono sin sabes ni donde está. Va a sentarse en una mesa cualquiera y a sacar el ordenador. Gales le sigue, con las dos cervezas. Parpadea al verle sacar la computadora y hasta se ríe un poco.
C Solo está mirando si le llega el mail de Alemania, aunque entre tanto, contesta otro que tiene de antes
—¿Cuál quieres? —pregunta Gales ignorando a la computadora
—El martes tenemos una mañana cargada... a la de las once ibas a entrar tú igual, ¿no?
—Ah, dreckt, oui. Ehm... quoi? —pregunta a Gales como si acabara de aparecerse ahí delante suyo.
—Beer. ¿Cuál de las dos quieres?
—Ehm... Je ne sé pas... le diré que el martes sí que no puedo cubrirla —vuelve al teléfono.
—Te aclaro que depende de la que elijas será la historia que te cuente.
—Oh, entonces tiene que volver. ¿Te dejó instrucciones?
—Oui, oui... Mándaselas a ella también, así verá que no soy solo yo.
—Vale... vamos a ver, si eliges esta te cuento como estábamos de casados en el otro universo... sí eliges esta te contare la historia de Germany y las sillas robadas de la Bauhaus.
Luxemburgo, además que sigue escribiendo el mail...
—Espera... oh y tengo estos planos que tenía que revisar ella, Ugh.
Gales suspira, notando que el teléfono es MUCHO peor que los textos para distraerle, toma un pretzel y se lo lanza. Es que... es otra persona cuando esta trabajando.
—¿Planos? ¿De qué? —pregunta pero vuelve a mirar a Gales.
Otro pretzel, con bastante puntería, en medio de los ojos... cree. O puede que sobre el flequillo.
¡Le está mirando!
Sí, y le ha lanzado igual otro pretzel, riendo.
Intenta esquivarlo un poco y esconderse tras el ordenador
—¿¡Cual cerveza quieres!? ¡Hay que aprovechar, me has mirado! ¡Responde mientras puedes!
—Espera, Allemagne, me están tirando comida. ¿Qué me decías de unos planos?
—¿Comida?
—Tierra llamando a Luxemburgo... —Otros tres pretzels. Gales se asoma desde atrás de la pantalla.
—Galletitas saladas —explica, porque claro, eso lo resuelve todo, comiéndose uno y escondiéndose más.
—Están siendo bombardeados, Tierra llamando a Luxemburgo
—¿Quienes? —pregunta Alemania
—Cymru, está aquí intentando que elija una cerveza o algo así.
—¡Hasta que no elijas no puedo tomar la mía! —otro pretzel.
—¿Quién?
—¡Pues elije tú y yo tomaré la otra!
—No sé qué cervezas te gustan. Además, ya te he dicho que de acuerdo a la cerveza es la historia. ¿Qué tanto hablas con el nazi ese?
—Da igual, me gustan todas.
—No parece —se la acerca.
—Luxemburg? —interrumpe Alemania.
—Oui, oui, estoy esperando.
—Ya te mandé dos.
Ooootro pretzel.
Va a intentar capturarlo con la boca, este.
El que sigue va con buena curvatura para que lo pueda atrapar
—No me llega nada, a ver... creo que el wifi aquí va un poco mal...
—¡No vas a salir! ¡Velo en el teléfono!
Luxemburgo mueve un poco el ordenador y toma una de las cervezas sin mirar ni cual.
—Al fin... Mira quien se dignó a elegir.
—¿Ya te ha llegado? —pregunta Alemania.
—Oui, lo estoy viendo, merci.
—¿Y la invitación?
—A ver... Oui. También, ahora se la mando a Charlotte —lo hace, dejando la cerveza ahí al lado.
—Y esto que te mando debes leerlo para mañana.
—Uf... creo que tengo otra reunión a esa hora, voy a tener que cancelar una o hacer las dos a la vez.
—No puedes hacer dos reuniones a la vez —asegura Gales lanzándole cacahuetes ahora.
—Oui, oui, ahora lo leeré.
—La puedo mover solo quince minutos atrás.
—Vale, eso creo que ayudaría un poco.
—Espera...
Otros cacahuates. Los esquiva... la verdad, pobremente porque con solo un ojo no tiene muy buena profundidad visual
—Ja! Dos de tres. Voy a hacer una puntuación. En la boca son cien.
—Paraaaaa —se ríe un poco.
—No hasta que le cuelgues al nazi.
—Noooon ¡está moviendo mi reunión!
—Luxemburg? ¿Estás ahí?
—Eh? Oui, oui, dime.
—Pues como si tu reunión pesara los que un camión. Ya córtale o me voy a beber tu cerveza.
Luxemburgo se la acerca para que la pruebe si quiere y Gales se ríe.
—¡No! ¡No quiero que me des!
De hecho, sonríe y toma la de Gales para probarla, haciéndole sonrojarse un poco con el asunto de los besos indirectooos.
—Está buena esta también, voy a quedarme esta —decide.
—¿Crees que puedas también revisar algo del Brexit si te lo envío? Necesito la tabla. El condensado pues. ¿Quedarte qué? —sigue Alemania.
—¿Del Brexit? A lo mejor sí. Mándamelo a ver. Nada nada, la cerveza.
—Ahora me roba la cerveza —"protesta" Gales tomando la suya.
—¿Cual cerveza?
—Nada, ¿has podido mover esto?
—Si, ya te mandé la invitación y los papeles del Brexit.
—D'accord, le echaré un ojo.
—Bien, danke. Creo que es todo... ah, no, espera. Belgium me iba a enviar...
Gales quiere ahorcarlo.
—No sé si yo tengo los documentos de Belgique, pero dime.
—¡Belgium solo no va a ir un día! Come on, de verdad, ¡piensen que está enferma! —protesta Gales.
Luxemburgo se ríe un poco con eso y le pide paciencia si'l vous plait en un susurro
—ES que te puede tener ahí hasta la media noche —Gales sonríe—. Anda... al menos bebe.
—Espera, espera... estoy mandándote. Es bastante texto y están las nuevas normativas.
—¿Pero no era ella quien te iba a mandar a ti?
—Si, ella me iba a mandar los nuevos rubros que le darían mañana los abogados.
—Eso yo no lo tengo, se lo mandarán a ella, tendrás que esperar hasta el martes.
—¡Le ha dicho que no a algo! ¡Milagro!
—Te reenvió el último correo igual a ver si puedes hacer algo — Alemania bufa un poco y Luxemburgo le saca la lengua a Gales.
—Pues lo siento, es que para llamar y pedir que me lo manden a mi mejor llamas tú y que te lo manden a ti directo, aunque seguro te dirán que no pueden y blablablá.
—Ahora me demuestra como sí que es capaz de ponerse muy firme... —se burla Gales, bebiendo de su cerveza y riendo de la lengua que le ha sacado.
—Excusez-moi?
—Pues no pensé que pudieras decirle que no —Gales se ríe.
—Digo que no a las cosas que no se pueden.
—¿Colgar no se puede? —pregunta sonriendo de lado.
—Bueno, Allemagne, necesito leer esto…
—Vale, vale... hablamos mañana. Gracias por avisarme.
Gales sonríe vencedor
—Hasta mañana —se despide Luxemburgo y Alemania cuelga ¡Al fin!
—¡HA COLGADOOOO! —grita Gales, levantando los brazos. Luxemburgo se guarda el teléfono y se vuelve al ordenador sonriendo un poco.
—Ha costado... te has perdido de dos historias fantásticas.
—Puedes contármelas ahora —sigue tecleando mientras habla.
—Hasta donde me quede el que me iba a contar algo eras tú.
—Nah, tú primero.
—¿Que yo me invente dos historias en vez de que tú me cuentes una real?
—Pues cuéntame una real.
—Vale, vale, te la cuento —le da un trago a su cerveza y sonríe. Le mira por encima del ordenador un segundo y le sonríe y luego se vuelve al mail que tiene que leer—. ¿Crees en la magia?
—¿Dices como... de juegos de cartas?
—No, digo como de... estrella en el piso con velas y... magia.
—¿Tú... crees en eso?
—Bueno... mi madre... yo sé que no tengo que decírtelo en realidad, ya la viste, pero... bueno, ella es una bruja. Lo parece, ¿no?
—Belgique, Espagne, Roma y Romano dicen eso también, pero pensaba que era figurado.
—Lo... parece, bueno, no lo es tanto. Cuando éramos pequeños hacía más magia de la que hace ahora, menos mal, pero mis hermanos, Alba y England aprendieron bastante de ella... así que Alba quería saber cómo pedirle a Belgium matrimonio y... consideró que la mejor opción era usar magia.
—Ah, es verdad, no han contado como se lo pidió, con toda la gente gritando —nota.
—Oh, sí... pues para averiguar cómo pedírselo, fuimos con magia al... siglo dieciséis. De hecho, como ya te dije, estas cervezas son tu pago de la apuesta.
—Ah, la apuesta esa que de hecho era abuso de poder, claro.
—Eso decías tú dramáticamente. Pero en... ese viaje al pasado, Alba y yo cambiamos el presente.
—Ah, eso es un cliché.
—Por supuesto... — Gales se ríe —. Aun así... es lo que pasó, lo siento. Y en esa realidad, ni Galia ni my mother ni Rome, ni Germania ni ninguno de ellos habían vuelto.
—Bueno, eso nunca ha tenido mucha explicación de todos modos. No sé cómo no les han hecho más pruebas para saber cómo es posible.
—Magic...
—Ya, claro.
—¿Tienes alguna otra explicación?
—Non, pero... Es como si te dijera que fueron lo alienígenas. La ausencia de otras explicaciones no haría que esa fuera cierta.
—Bueno, es que aquí si existe esa explicación con my mother... anyway. El mundo al que volvimos era raro, como podrás imaginar.
—Ya, ya... la teoría del caos. Pisas una pequeña mariposa y de repente la especie que ha evolucionado son arañas emplumadas gigantes.
—No era tan... exagerado porque fuimos únicamente al siglo dieciséis, pero exactamente —Gales sonríe notando que tiene bastante su atención, bebe un poco más de su cerveza —. Bueno...
—¿Y? ¿La moda era ir con sombreros de papel de aluminio y los coches volaban? —en realidad sí, ha dejado de teclear y desde luego de leer.
—Nah... —se ríe —. Pero todo mundo en Europa estaba emparejado de manera... extraña.
—¿Extraña cómo?
—France estaba con Germany. No se hablaba con England.
—Oh ¿Y Veneciano?
—Veneciano... no lo sé. Creo que con tu hermano. Eire estaba con Spain. Romano con...
—Pffff
—Ya... ya. Y espera que Alba llevaba la vida entera casado con Belgium y tenía un montonazo de niños que no parecían suyos.
—O sea, ¿todo el mundo estaba mezclado menos ellos dos? Que conveniente —vuelve a reírse
—Es que... tiene lógica. Habíamos viajado al siglo dieciséis a hablar con ellos, y se ve que... bueno, Belgium... Debe haber quedado prendida de él.
—Mi hermana, la fácil.
—Pues... es obvio que el hombre de su vida es Alba. Se llevan extremadamente bien y tiene toda la lógica que, si se conocen antes, a ella le guste.
—Bueno, eso mismo pasa con... Espagne y Romano, me parece a mí. O France y Angleterre.
—Ya, pero no es lo que cambiamos del pasado...
—Bueno, entonces qué pasaba contigo, si Galia no estaba...
—Yo... estaba lejos del drama y del triángulo amoroso —Gales se sonroja un poco
—Bueno, como ahora —sonríe de ladito.
—Creo que es lo que me impulsó a estar como ahora...
—¿Tan feliz te pareció que eras?
—Yes —Gales se humedece los labios mirándole fijamente—. Al menos era... un mundo sin drama. No sé...
—Así que tuviste que destruir el continuo-tiempo entero para decidir eso... me pregunto qué habrás roto para decidir que cerveza pedir —le toca el pie con el suyo.
—Ah, esa decisión es mucho más fácil que la de dejar a alguien, venga ya —se sonroja un poquito con el pie, dando un saltito pequeño, pero sin quitarlo.
—¿Y qué hay de mí? —Él si lo quita porque era solo... un toquecito sin querer. Se ríe igualmente cerrando la tapa del ordenador
—¿Q-Qué hay de t-ti?
—¿Con quién estaba yo?
—Ahh... o-oh... ehm... c-con... England.
—¿Con... Angleterre? —levanta las cejas sin esperarse eso. Gales carraspea.
—France estaba con Germany y tu... decidiste sucumbir al encanto británico por lo visto —se ríe, tocándole el un poco con el pie.
—No que me queje —se ríe—. France lo hace sonar como algo que realmente vale la pena, pero creo que soy demasiado hetero para eso —niega con la cabeza.
A Gales se le congela un poco la sonrisa con esa respuesta. Por supuesto, esto estaba yendo demasiado bien, había tenido demasiada suerte hasta ahora con absolutamente todo. La única explicación plausible era que... esto no fuera a ir como debía, sino en dirección opuesta.
—Me lo dice alguien que estuvo con France...
—Bueeeeeno, pero France no cuenta —ojos en blanco. Gales suspira, y se ríe un poco, pasándose una mano por el pelo.
—Eso decimos todos —responde tomando su cerveza y dándole un buen trago pensando que... quizás esto termina siendo como Francia. El cayendo en la estúpida espiral de enamorarse... como ya estaba cayendo, y el otro... sin estar realmente interesado.
—¡Pues aun así! Es la verdad. Estuvo bien probarlo una vez y todo eso, pero...
—Ya, ya... en realidad, de buenas a primeras yo tampoco lo consideraría una opción... —toma otro trago de cerveza, manteniendo la sonrisa—. Aunque supongo que si... Bueno, si encontrara a la persona correcta y su único asunto fuera que fuera del mismo sexo que yo... no sé.
—Supongo que... necesitaría como... bastante para ver así a un chico.
—Ya... ya —Gales suspira profundamente, un poco alicaído con esta parte de la conversación—. Bueno, me ibas a contar de Mónaco.
—¿Qué pasa?
—Nothing... estaba pensando nada más que... esto es complicado siempre.
—¿Por?
—Volver a... estar soltero —se inventa tratando de salir un poco de este tema.
—Ah, oui, lo sé —asiente.
—¿Lo sabes? ¿No llevas tu desde el principio de los tiempos con Mónaco? Se hizo la luz y luego la pareja Mónaco – Luxemburgo.
—Para nada —se ríe—. Se hizo la luz y salió alguien a preguntar de qué color —eso es de Terry Pratchett, aunque él no lo sabe, pero lo leyó por ahí. Es que los ojitos de corazón
—No me cites a Terry Pratchett... —... que me enamoro, piensa para sí.
—¿A quién?
—A Terry... ¡Ugh! ¡Cómo no sabes quién es Terry Pratchett!
—¿Debería saberlo?
—Claro que... ugh, chico, no has vivido. Pero sí.
—¿Que no he vivido?
—Pues no, ¡si no sabes nada de Terry!
—¿Pero por qué no? ¿Quién es?
—¡Es un escritor muy divertido! YA me habías dicho que no viste Good Omens... bueno. Igualmente esa cita es de él
—Mmm... lo buscaré
—Oye... espera. ¿Tú no saliste con Hutt River?
—Quoi? No! Ugh. Ojos en blanco con eso, en serio… Solo fuimos a tonar unas cervezas... como... pues como ahora tú y yo.
—¿Entonces por qué te molestan con él?
—Esto es culpa de Seychelles —se sonroja un poco—. Sabe que lo de Mónaco y yo... bueno, a saber de qué se queja Mónaco con ella y siempre está inventándose cosas. O sea, solo porque fui una vez con un tipo a tomar cervezas en vez de irme al hotel a trabajar... no me extrañaría que empezara a decirte cosas raras a ti. No le hagas caso si lo hace —pide un poco nerviosito.
Gales aprieta los ojos riéndose un poco.
—Non, non, ¡no te rías que lo digo en serio!
—Ya, ya imagino los chismes ahora si me quedo en tu casa...
—Uy, bueno... sobre todo ella, los demás no son tan intensos... —no le mira.
—¿Así que es posible que empiece a correr el rumor de que estamos... no sé, acostándonos o algo así? Hombre... si tú tienes novia y yo estoy... terminando esto con Galia.
—Pues... ya lo sé, pero... No creo que sea nada tan así como... que me gustas o algo así, eso es lo que decían con Hutt. O sea, no sé qué le decían a él, pero eso me decían a mí.
—S-Seguramente tienes mejor gusto que e-esto.
—Ese no es... el asunto.
Gales se ríe, sonrojándose un poco más.
—Bueno... —carraspea cambiado de tema—. Mónaco. Uhm. No, no es como que... llevemos tanto de hecho, Espagne y Romano llevan más o France con Angleterre si pensamos en término intermitentes.
—Hmmm... ¿Es decir...? —Cualquiera diría que darse cuenta de que lo más probable es que no le gustas al chico que te gusta haría que quizás te gustara menos... no era el caso de Gales que parecía tener una atracción fatal por las historias dolorosas. Da otro trago a su cerveza, escuchándole.
—Esto empezó... después de Napoleón.
—Cielos... —no estás ayudando mucho para que no se sienta agobiado.
—Pues... France, ya sabes cómo fue esa época y la revolución —carraspea—. El caso es que después de todo aquello, no sé si se sintió culpable con nosotros o qué, pero...
—¿Ajá? —se termina su cerveza, de hecho.
—Un día, un poco... cualquiera. Decidió que nos viéramos los tres juntos y... ya sabes que le encanta jugar a cupido, así que bueno, hizo su magia.
—Ya... —Gales hace los ojos en blanco. CLARO. Tenía el idiota de Francia que presentárselo a MÓNACO. No podía habérselo presentado a ÉL, tan soltero y rogón que estaba esa época,
—Supongo que le pareció que nos parecíamos en algunas cosas y nos veíamos bien juntos y que podía funcionar. Que, a ver, tampoco estaba equivocado, es decir, ¡mira donde estamos!
—Tú estás en un bar medio de medio pelo con un británico feo.
—Algo mal debo haber hecho en la vida, es evidente —Se ríe con eso.
—Al menos es medio entretenido el británico
—Ni siquiera me está dejando trabajar. Otra vez.
—Parece ser su única gracia. ¿Me traerías otra cerveza?
—Eh? Oui, oui... —se levanta.
—Una como la que me has robado, please—Gales sonríe de lado porque lo ha dicho para que no se ponga a trabajar en lo que va él.
—Está más buena que la otra ¿verdad? ¿Porque no te la has tomado? Hubiera pedido yo otra y ya —se encoge de hombros.
—Porque la has querido tú y no iba a desperdiciar la otra... además debes empezar a conocer al chico de la barra.
—No voy a conocer al chico de la barra, hombre. Además, todo problema sea una cerveza desperdiciada.
—La cerveza no se desperdicia... y por qué no lo vas a conocer, voy a traerte aquí mañana otra vez.
—¿Mañana? ¿Por?
—Bloody hell contigo —Gales se ríe.
Luxemburgo parpadea sin entender eso, ¿no ibas a la barra tú? Sigue ahí plantado, de pie como un imbécil.
—Pues porque eso hacen los amigos, arrastrar a sus amigos workaholics fuera del trabajo y llevárselos por una copa.
—¡Eso es sumamente cruel y vas a dejar de ser mi amigo! —se ríe.
—Cruel! Buff... y por lo visto de beber cerveza.
—Pues... ¿me estás amenazando?
—Yes.
—La tortura psicológica no funciona conmigo —mentira.
—Seguro cierran tarde —ofrece.
—Pero iguaaaaal —lloriquea un poco porque la tortura psicológica no funciona con él.
—Siempre puedes ignorarme como hace rato —se levanta, quedando frente a frente con él y tomándole del brazo. Luxemburgo levanta las cejas cuando se levanta acordándose que iba a ir a pedir las cervezas—. Veo que tengo que practicar arrastrarte a sitios... —tira de él.
—Espera, espera, a ver si se me van a llevar el ordenador.
—¿No eres como el país más seguro de todos los países seguros? Además, en un bar no se roban las cosas.
—Es que sería un desastre que eso pasara —igualmente no se fía.
—Entonces ve... —gesto con la mano
—Vale, vale... —ahí va.
Gales inclina la cabeza, mirándole de espaldas. En lo que él las pide. Se gira a mirarlo cuando nota que le mira, esperando que se las sirvan.
Gales carraspea, reaccionando y sentándose otra vez en vez de quedarse ahí, estupidizado.
Luxemburgo sonríe y luego se gira a por las cervezas tomándolas y yendo de vuelta. Gales se da un golpecito en la cabeza a si mismo. Ugh... idiot. Estas embobaaaandote.
Luxemburgo le pone la suya delante sentándose y sonriéndole.
—Ohh... hello.
—¿Qué haces? —se ríe un poco.
—Ehh... me... nothing
—Estabas golpeándote la cabeza... —de repente deja de sonreír—. ¿Sigues arrepentido? Igual tendríamos que hacer otra cosa para distraerte.
—Ohh... ehh... otra cosa?
—Oui, esto no parece estar funcionando muy bien.
Gales le mira pensando que... es que sí que le distraes. Sonríe.
—Probablemente ya me habría parado en una gasolinera y vaciado una botella de whiskey completa... está funcionando más que bien
—¿Seguro? Suena a que solo lo dices para volver mañana.
—Podríamos probar algo más —Gales se ríe.
—¿El qué?
—No sé, tú parecías estar lleno de ideas.
—Mi plan era volver a casa a ver si algo en ella te llamaba la atención —no necesita ir a tu casa para ello, lo tiene delante.
—Me llama la atención tu historia con Mónaco.
—Ah, te la estaba contando, es verdad.
—Yes, sobre France y sus dotes excelentes de cupido —Gales le da un trago a la cerveza.
—Bueno, al principio todo fue bien, ¿sabes? Ambos estábamos acostumbrados al ritmo de France que es así como... bueno, ya lo sabes.
—Cuando se le da la gana... si se la da.
Asiente.
—¿Así que empezaron así? Esporádico e informal.
—Oui y todo fue bien, al principio no era como ahora con los teléfonos y todo eso... sacre bleu, ¿sabes que me va a matar como sepa que te estoy contando esto?
—Nah, bueno... ¿Tú vas a contarle?
—Non, pero... no le gusta que desconocidos sepan...
—Bueno... enfócate en contármelo, venga.
—Bueno, el caso es que llegó un punto que ella quería... más. O sea, no podíamos casarnos como tal por asuntos políticos, pero... si quería que la cosa fuera de vernos más que solo una o dos veces al mes.
—Hmmm… Bueno, ¿cuál es la vergüenza en ello?
—Espera, espera. Que aún no llegamos, así que bueno, como te decía en esa época no era como ahora. El trabajo era el trabajo, pero nadie esperaba la... inmediatez de ahora en todo, así que de hecho ella no empezó a notar el problema hasta que empezamos a vivir juntos.
—Ohhh... vivir... ¿¡viven juntos?!
—Non, ahora non, pero hubo una época en la que sí...
—Ohhh...vive con Andrés un mes... y te diré quién es.
—El caso es que fue terrible y... una de las peores épocas que hemos tenido. Broncas constantes y resentimientos.
—Cielos... lo siento.
—Al final ella encontró a otro y lo dejamos —se encoge de hombros.
—Ohh... eso es... feo —Gales traga saliva.
—Oui, bueno. No duró mucho y volvió por mí, así que accedí, aunque con la promesa de que sí me lo tomaría en serio y sí... estaría por ella. Así que, en un par de años, para que viera que sí lo hacía, le pedí matrimonio.
Las cejas de Gales hasta el cielo. Uuuugh, deja de mirarle con ojitos de corazón.
—Pero... ella me dijo que no, que el matrimonio no... no funcionaba así. Que lo que ella quería era compromiso real por mi parte, no que firmáramos un papel y yo siguiera en las mismas.
—B-Bueno, voy a darle la razón en eso. El matrimonio no arregla nada.
—Uhm... sí, bueno, no deja de ser un poco humillante —Traga saliva porque... no es una historia tan fácil. Y luego bebe un poco más de cerveza.
—Lo digo... lo digo por experiencia. No me lo tomes a mal... yo... sé lo que es que te digan que no —aprieta los ojos—. Pero es también bastante humillante pensar que solo por casarte las cosas van a ir bien... yo me casé así con Galia.
—Bueno, a mí me pasaron ambas cosas, me dijeron que no por pensar que solo por eso iba a ir bien.
—Ugh... ¿Y-Y como es que... ?
—¿No lo dejamos? —pregunta acabando la frase—. Bueno, no me pareció el peor motivo para rechazarme, así que en realidad intenté... esforzarme de nuevo y cuando creía que lo había conseguido, que las cosas iban mejor, que teníamos menos broncas y era el momento de pedírselo de nuevo... resulto que lo que pasaba es que ella se estaba viendo con otra persona —no le mira.
—Bloody hell...
Se encoge de hombros sin mirarle y el británico extiende la mano hacia el sobre la mesa bastante sin pensar.
—Eso es bastante cruel... p-pero ¿c-como es que...?
—No pasa nada, cuando volvió fui yo quien estaba con otra —Bebe un poco más de cerveza y se cruza de piernas sin mirarle a él ni a la mano, vuelve a sonreír de lado.
—Estoy empezando a pensar que más que compasión lo que necesitas es un regaño —repite las mismas palabras que le dijo el hace unas horas—. Con... ¿otra?
—No iba a estar esperándola para siempre —Se encoge de hombros y le mira de reojo.
—Desde luego... pero de alguna manera... volvieron —nota su propia mano y la quita de golpe, sonrojándose.
—Bueno, al final nunca salió bien, ni lo suyo ni lo mío y... convenimos que no lo hacíamos tan mal, pero tal vez nuestra relación necesitaba nuevos términos. Y aquí estamos.
—¿Y cuáles son los términos actuales?
—Eso sí que no puedo decírtelo —se ríe.
Gales se ríe un poco también porque estaba pensando en si esos términos incluían o no salir con un británico enamoradizo tarde o temprano. Aunque ha dicho que nooo le guuuuustan los hoooombreeeees.
El trauma.
¡Pues es que es como que la frase más importante que ha dicho en toda la noche!
—Vaaaaale, vaaaale. Aun así...
—Quoi?
—Creo que puedes encontrar a alguien con quien te vaya mejor... de verdad.
—Supongo que sí. En general no es que haya muchas chicas y la mayoría están emparejadas. Estoy con ella... es cómodo, porque ya la conozco.
Y luego dicen que el trauma, "chicas". Gales suspira.
—Eso me da unas enormes esperanzas a mí —se ríe un poco.
—Oh, venga... Aunque ahora que sé que tu mujer está disponible...
—Tu pareces ser considerablemente más paciente que yo... —Gales levanta las cejas y le mira, tragando saliva. Él se ríe y niega con la cabeza porque era una broma—. En realidad... e-ella si quiere salir de ahí. Parece que no, yo lo sé... y creo que tarde o temprano lo hubiera logrado.
—No conmigo, tampoco. Entre que ella tiene ese problema y que yo no soy de perseguir a nadie, seguro empezaría con ella y al cabo de un año nos habríamos visto dos veces y ella asumiría que ya no estamos juntos y yo no me enteraría hasta tres años más tarde.
—Seguramente tú tampoco eres el chico adecuado para ella. Ojalá lo encuentre... porque ella merece salir de ahí y ser la absoluta prioridad de alguien —Gales se ríe.
—¿Por qué crees que no?
—Pues por todo eso que has dicho tú... ella necesita a alguien que se meta en sus rollos y los aguante, seguramente que se acueste con ellos y... Alguien que sea más listo que Rome —baja el tono de voz y se sonroja un poco, porque eso implica que él, que siempre se ha creído tan listo y tan astuto, definitivamente no lo ha sido.
—Uf... Voy a hacerte pagar un euro cada vez que tengas esos pensamientos.
—Es que es cierto, de verdad necesitas... outsmart him. Si él tira de ella de un lado, necesitas encontrar la forma de neutralizarlo. Yo no... no he podido. Me han ganado los celos y la ira ciega contra él.
—En realidad ahora ese es problema de... ella, ¿no?
Asiente, suspirando.
—Bueno y tuyo si quieres ir por ahí —se ríe.
—¡Que era una broma! ¡No te vas a ofender ahora! —protesta Luxemburgo riéndose y gales con él.
—Nah, qué va... solo no me acostumbro aún que sus problemas no sean mis... problemas ya. La verdad... ESE en concreto es sumamente liberador.
—Alguna ventaja tenía que tener —se encoge de hombros.
—Debe ser la única... pero la decisión ya está tomada. Perdona, ¡me he puesto otra vez a hablar de mí!
—No hay problema, es bastante gordo para que quieras hablarlo.
—Va a decir que fue su idea...
—¿Quién?
—Galia. Lo hace por mí, y se lo agradezco... mi madre no me dejará de hablar y los otros dos no vendrán a matarme...
—¿Por qué no pareces muy feliz entonces?
—Entiendo que no hay otra forma... pero eso implica obviamente que Rome... es el ganador —Gales arruga la nariz
—¿No dices que ella en realidad no quiere eso? No me parece que sea el ganador si al final ella tampoco es realmente feliz con él.
—Pero él va a sentirse el rey del universo... poseedor de todas las almas.
—Que se sienta como quiera, eso no quita que sea un sentimiento falso.
—Ya, ya... En realidad, sí.
—Pues déjale disfrutar mientras dure, quien ríe el último ríe mejor.
—Ojalá todo esto salga bien —Gales sonríe de lado.
—Si no, siempre puedes volver.
—¿A pedir perdón? Espero no tener que hacerlo.
—Es probable que no —se encoge de hombros.
—Aún sin... encontrar a alguien. Y no creas que no me da miedo y seguro voy a arrepentirme a momentos, pero...
—Por ahora me has encontrado a mí —le sonríe—. Que no estoy seguro que sea algo bueno, pero...
—¡Por supuesto que es algo muy bueno! De haber sabido que Belgium tenía hermanos agradables...
—Pues no recuerdo que vinieras a investigar antes —se ríe.
—¿Nadie te ha dicho que somos del todo antisociales?
—Que excusa más pobre.
—¡Lo somos! ¡Tú tampoco viniste a buscar a los hermanos de Alba!
—Bueno, yo no soy el que está diciendo que esto es algo bueno, de hecho, yo ya me estoy arrepintiendo —le pica un poco y Gales se ríe con eso.
—Aún puedes salir corriendo.
—Ahora que te he prometido quedarte en mi casa, creo que es un poco feo.
—Es tan... cute que seas tan educadito.
—¿Qué tiene eso de... cute?
—Todo... formal, casi como si te importara de verdad lo que dicen los demás de ti.
—¡Pues me importa!
—Cute.
—No es cute, es ser... considerado.
—También —sonríe de lado, mirándole a los ojos—. Thank you.
—¿Por? —parpadea descolocado porque iba a seguir... con el otro tema.
—Por invitarme unos días a tu casa... —sonríe de lado —. Aunque sea cute.
—Bueno, ya te he dicho que yo también sé lo que es pasar por una ruptura —le sonríe y se encoge de hombros y Gales sonríe también dándole un par de tragos a su cerveza—. Bueno, una o un millón, probablemente pronto pase yo por una cuando se entere que hoy al final además de no ir con ella no he trabajado nada.
—Oh, acabo de mandarle el memo...
—Oui, mentalmente, será.
—Sí, decía que no te he dejado trabajar nada y la has pasado bomba.
—Y aun así tendríamos que volver porque le prometido a Allemagne que leería eso para mañana.
—Ohh... venga ya, ¿y si no lo lees?
—¡No puedo no leerlo!
—Si puedes...
—Mais non, llegaré a la reunión sin saber nada y todos se burlarán de mí. Lo de la consideración a los demás no es solo porque yo nunca me pondría un polo como ese que llevas tú.
—Quién se va a bur... what?! —Se SONROJA—. ¿Q-Qué tiene de malo?
—Han llamado antes los años sesenta, mientras estaba en la barra. Quieren que se lo devuelvas —se ríe.
—Oh, venga ya... —se sonroja mucho haciendo que vuelva a reírse—. Ugh... ¿tú también estás en las filas de France de que... nos vestimos fatal y damos vergüenza?
—¿Las filas de France? Non, cher, esto es buen gusto. No tiene nada que ver con France.
—B-Bueno, quizás no tengo buen gusto para la ropa, pero tengo un excelente gusto para la compañía.
Luxemburgo abre la boca. La cierra. La vuelve a abrir. La cierra de nuevo. La vuelve a abrir. Se sonroja. Bufa "hum" un poco pero sonríe sin poder evitarlo.
—Checkmate.
—Pues... n-no diría yo exactamente...
—Prefiero tener buen gusto para la compañía... que para la ropa. Tu pareces ser exactamente el polo opuesto, mira el tipo con la camiseta rara que tienes junto...
—Quoi? ¿Ahora resulta que tú si eres mala compañía?
—Pues mira el gusto TERRIBLE que tengo por la ropa... —se ríe.
—¡Una cosa no tiene que ver con la otra!
—Mientras no te de realmente VERGÜENZA a salir conmigo. Vale, no sé si debemos ir al golf —se ríe un poco más
—¿Por?
—Creo que los pantalones de cuadros naranjas y las pajaritas a juego... con las boinas verdes no le gustan a todo mundo.
—¿Insinúas que esto puede... empeorar? ¿Que no estabas casado con Galia? ¿No aprendiste nada?
—Galia... habitualmente solo elegía mi ropa a veces —se sonroja un poco más —. ¡De verdad es ropa normal de golf!
—Hay ropa de golf y... ropa de golf.
—Bueno, considera las ventajas... todo lo que hagas conmigo te hará ver a ti mil veces mejor.
—Non, non, non... no es así como funciona.
—Sí que funciona un poco así... si alguien nos ve dirán, mira a ese chico tan guapo y bien vestido, junto a ese hombre de dientes horribles y esa ropa espantosa...
—Pobrecito, debe estar ciego o a lo mejor es daltónico —añade a su frase.
—Oh, venga ya... aunque si quieres puedo ponerme lentes oscuros para que todo mundo encuentre una explicación —Gales se ríe.
—¡Me refería a mí! —pero se ríe un poco igual. Gales abre la boca y se sonroja.
—Bloody hell... —susurra girando un poco la cara
—Quoi?
—¡N-NI que tu estuvieras tan guapo!
—Tú lo has dicho —se encoge de hombros y sonríe de ladito pensando que es mono
—Shut up... —se estira un poco la camiseta—. Que sepas que esta es una de mis polos favoritas.
—No hay más preguntas, señoría.
—¡Pues no voy a dejar de usarla solo porque no te gusta! Además, aquí no tengo otra y... —se la estira otra vez—. Es de buena marca y tiene aquí un dragoncito —señala el logo de la polo que de hecho creo que es la razón por la que le gusta más.
—A lo mejor lo que pasa es que... necesitas ropa nueva.
—Pero si esta está perfectamente buena, ¡no tiene ni un agujero, ni una bolita!
—Pero te ayudaría en el proceso. Los cambios... el cerebro los procesa mejor.
—Ya... claro. ¿Vas a elegir tú la ropa para mí? —Gales se ríe.
—Non, non... —levanta las manos—. Ni siquiera sé si realmente el problema solo es este polo.
—Oh... ¿tú crees?
—No tengo ni idea, podría ser. No he visto más ropa tuya.
—Ni la veras —Gales sonríe de lado
—¿Y eso?
—No traigo nada más de ropa... pensaba ir a casa por más pero ahora empiezo a... temer la idea.
—Ah, pues ve, hombre, ¿o qué planeas? ¿Ir desnudo por la casa? No es cuestión de escandalizar a Vincent.
—What the hell! No! —chilla haciendo reír a Luxemburgo—. Pues es que si vas a ponerte así... quizás sea mejor ir a comprar un montón de polos iguales a esta.
—¿Por?
—Pues ya te ha parecido fea... ya no hay nada peor.
—Si la ide es que prefiera que vayas desnudo...
Oh my GOD, Lux… De verdad... luego no digas que solo te gustan las chicas y que not e gusta flirtear.
Ya, ya... ¡Esto no es flirtear! Solo se están... tomando unas cervezas y hablando de... hum. Temas de chicos. No lo entenderías.
—Q-Q-Quizás...
—Creo que ya me distraes suficiente sin necesidad de medidas drásticas —se ríe.
—Uno nunca sabe qué se puede necesitar para que me hagas caso.
—No se puede negar que... podría tener cierta gracia — Vuelve a reírse. WTF con esa mirada de arriba abajo, Mr. Straight!—. Pero hay que pensar en Vincent.
—O-Of... course —Vale... es que mira que le haces cosas a las mariposas de su estómago. Cielos.
—No es lo más apropiado —se muerde un poco el labio de abajo y luego se ríe—. Pardon, pardon. De hecho, puedes usar ropa mía si quieres, creo que tenemos una talla parecida e igual tengo mucha que está sin estrenar
—N-No. No. T-Tampoco necesito usar ropa tuya que te sobre, d-de verdad... no es que... o sea, e-estoy jugando n-no...
—Lo digo para que no tengas que ir hoy a tu casa. No te lo tomes como caridad, hombre. De hecho, sí tengo mucha ropa que... pues ya he usado una vez y ya sabes cómo es eso en el mundo de las revistas. Aun así... no bromeaba con lo de que te iría bien comprarte ropa nueva o así, para mentalmente... cortar más fácil con esta situación.
—No... recuerdo la última vez que me compré ropa. ¡Y no ha sido por... falta de dinero para comprarla!
—¿Estás seguro? Puede... sí ser un acto de caridad esto
—¡Es que mi ropa está buena! ¡De verdad! Creo que el último traje que compré fue para... mi boda.
—Mon dieu...
—No soy el hombre apropiado para las revistas.
—Eso... veo.
—M-Menos mal que no te gustan los ho-hombres, que s-seguro tu asistente me odiaría
—¿Por? —le mira de reojo.
—Tu asistente o tú... manager de... moda o quien sea que se encargue de tu imagen pública.
—Ah, ya... Espera, ¿estás asumiendo que si me gustaran los hombres me gustarías tú? —¡pero qué gratuito fue eso! Eso ya es crueldad por crueldad.
Gales hace una cruel mueca de burla para sí mismo y mira su vaso de cerveza.
—Venga, ¡es una broma! — Luxemburgo se ríe con esa cara sin poder evitarlo porque es que Gales es SÚPER EXPRESIVO. Los problemas de que seáis buenos actores. Gales le mira
—Well... si podía gustarle a la mujer más bonita que ha pisado la Tierra... a estas alturas ya tú no me causarías tanto impacto.
—Supongo que tus gracias tendrás —asiente riendo otra vez.
—Tengo una letra preciosa.
—¿Veees? Eso es... remarcable —Vuelve a reírse
—Indeed. Más derecha que mis dientes.
—¿Me he pasado? —Vacila un poco porque... sigue bromeando pero no se ríe.
—Absolutamente —le mira serio. Poker face.
—L-Lo siento —traga saliva—. No quería ofenderte. O sea... lo que estaba diciendo no era que nunca fueras a gustarme ni aunque fuera yo gay. De hecho, aunque nadie lo crea, no soy así de superficial.
—¿Ah, no? —inclina un poco la cabeza y entrecierra los ojos.
—Ya, ya... ya sé lo que parece. Porque France... y Mónaco... Pero no es cierto —suspira.
—¿Sabes qué creo? —pregunta echándose al frente en la mesa, bastante, estirando la mano hacia él y tomándole de la camisa, tirando un poco de él. Luxemburgo levanta las cejas tensándose un poco—. Creo que... eres un niño muy mimado que...
El flamenco parpadea descolocado y el británico sonríe finalmente.
—Tiene razón al decir que tengo los dientes desastrosos... —añade.
—Lo único que digo es que probablemente el problema no son los dientes, si no que necesitaría conocerte mejor —explica Luxemburgo.
—Y estás aun poniendo una cara de susto y de agobio como si DE VERDAD te hubieras pasado... que lamento no poderte sacar una foto —se ríe.
—Q-Quoi? —Parpadea otra vez con eso y vacila.
Es que mira que guapo es así de cerca. Puede recordar aún lo distintos que eran sus labios y sus besos a los de Galia.
—G-Got... you.
Luxemburgo le mira bastante intensamente especialmente porque él lo está haciendo. Gales traga saliva... soltándole un poco la camisa, sin dejar de mirarle. Esto para que tenga efecto... debería ser claro que es broma, darling.
Luxemburgo le sonríe un poco, le mira los labios pensando en otra cosa por un instante... y luego gira la cara riéndose un poco.
Gales... es que hasta se le abre un poquito la boca. Facepalm. Vale, la risa... lo saca un poco de la estupidez. Se... ríe después de un poco, también. Ugh. Gales... en serio.
—¡Pues cómo no iba a creérmelo si te pones así tan serio!
—Pues claro que me lo pongo. Soy actor, darling... No te olvides.
—Anda... vámonos —empieza a recoger igualmente sonriendo y negando con la cabeza—. ¿Quieres?
—Seh, Seh... venga. Vámonos.
Cuando acaba de guardar el ordenador se va a la barra a pagar. Gales sonríe un poco mirándole hacer y pidiendo un bolígrafo a una de las meseras que va pasando. Escribe algo en uno de los dos posavasos y se estira guardándolo dentro de la computadora cerrada, en la mochila.
—Ya está, deuda saldada —vuelve tan sonriente sin haber notado lo del posavasos, tomando la bolsa—. ¿Llamo a un uber?
—Ja! vale... mañana invito yo —le devuelve el bolígrafo a la chica qué pasa, levantándose —. Nah, vamos en mi coche. Si no he tomado nada, hombre...
—Vale, vale, solo pregunto —levanta las manos y hace un gesto para que pase delante.
—¿Así que... no voy a verte hasta el próximo fin de semana? —Sonríe un poco al ver que no protesta de la idea de venir mañana.
—Probablemente —suspira—, pero de verdad hay muchas cosas divertidas que puedes hacer en mi casa.
—Dudo muchísimo que alguna sea tan divertida como hablar contigo.
—Anda ya, solo porque he caído en una broma ahora vas a estarte burlando de mi hasta la saciedad...
—Dudo que haya saciedad...
—Sacre bleu! —protesta riéndose.
—¿Decías que había una biblioteca?
—Oui.
—¿Y tiene algo más que horribles libros de diseño de interior o de utilería?
—Mais oui! Revistas de moda y libros de recetas de cupcakes. Y los comics de Tintín que voy a hacer que guarden bajo llave, recuérdamelo cuando lleguemos.
—¿Libros se recetas de... cupcakes?
—¿No te gustan las cupcakes?
—No me gustan los libros de cupcakes.
—Ah, bueno, puedes mirar entonces los de interiorismo y moda de los que sí pareces un gran fan.
—¿No tienes algo que no tenga dibujos?
—Non... pero me ha dicho mi profesora que el año que viene leeremos un libro que solo tienen dibujos al principio de los capítulos.
—Así que estás aprendiendo a leer... —Gales se muere de risa con eso.
—Por eso necesito tanto tiempo para preparar la reunión de mañana.
—De hecho, ahora que lo pienso en todo el día no te he visto leer nada.
—¡Porque no me dejas! Eso sí es definitivamente tu culpa.
—Mmmm... eso o no sabes leer —se ríe
—Mais oui, mira, la P con la A... Pa —le señala un cartel.
—Muy bien... poco a poco... Pronto podrás dejar los cuentos y pasar a libros.
—No sé, no sé, tengo a medias Pulgarcito y La princesa y el guisante —vuelve a reírse.
—Supongo que Vincent se pasará toda la noche leyéndote... —Es que le hace reír otra vez un montón y se le pega la risa, claro
—Oui, se mete en mi cama y me hace abraza mientras me lee hasta que me duermo.
—Muy normal, Mr. Straight.
—¡No es un rollo sexual! —se ríe con ese apodo.
—Entre que te está leyendo cosas del trabajo... abrazaditos como cucharita. Solo me falta que digas que están desnudos. ¿Hablamos de este Vincent que conocí? ¿o es otro Vincent más joven y vigoroso?
—Eso solo en verano, es una cuestión puramente de temperatura —vuelve a reírse.
—Oh... ¿y tiene sus partes íntimas dentro de ti por una cuestión puramente de placer?
—A veces, pero es solo parte de la relación empleado empleador, sigue sin ser nada sexual —sigue.
—Ohh... I see. Todo está muy claro ahora, Mr. Not-So-Straight
—Nada de not so straight! Esto es puro NoHomo.
—De palabra... ya lo veo —abre el coche, yendo otra vez al lado del pasajero a abrirle la puerta.
—Pues, aunque no lo creas —vuelve a parpadear sin saber a qué puerta tiene que ir—. Los coches ingleses me marean.
—Discúlpame, pero este vehículo está completamente manufacturado en mi país... no importa que tan inglesa sea la marca —abre la puerta del copiloto y espera a ver hacia dónde va.
—Tú país forma parte... sois todo ingleses —resume. Gales le mira fijamente con eso... y cierra la puerta del copiloto.
—Ya está. Te vuelves andando.
—Quoi?
—¡Todos ingleses! Es increíble lo que tiene uno que oír... — Frunce el ceño dando la vuelta al coche y pasando frente a él haciendo su acto de Británico súper enfadado. Luxemburgo parpadea con eso.
—¿Así de rápido encuentra uno tu punto débil?
—Muévete, pequeña colonia holandesa...
Luxemburgo vuelve a reírse y la verdad, le hace sonreír un poco.
—Y es la última vez que te abro la puerta del coche caballerosamente.
—¿Eso hacías? Creía que estabas intentando volverme loco para que no supiera a qué lado tengo que montarme.
—Eso hacemos los ingleses... ¿vas a subirte o qué? ¿Si sabes accionar una puerta de coche?
—En realidad, no —decide levantando las manos
—Es momento de aprender. Little Holland. Toma la manija y tira de ella.
—¿Qué manija? —pone las manos en el cristal como si la buscara.
—De hecho, ¿sabes qué? Voy a hacértelo más fácil —sonríe, subiéndose del lado del conductor y bajando el vidrio de la ventanilla —. Sube. Tienes que saltar por ahí.
Luxemburgo inclina la cabeza mirándole fijamente, sonriendo. Gales sonríe también.
—No te quejes si luego te hago daño —se descuelga el ordenador del hombro, metiéndolo primero y acomodándolo en los pies.
—¿Daño?
—Voy a saltar. Aunque no lo creas, sí hago deporte —da un paso atrás para tomar impulso y se humedece los labios.
—Mientras solo me hagas daño a mí y no a ella —le da unas palmaditas al coche en el volante.
Da una palmada calculando un poco y da un salto, apoyándose en el techo del coche como cuando se sale de una piscina, para levantar las piernas lo bastante, de manera que los pies se le suban a la ventanilla. Casi... CASI lo consigue, pero no. Tiene que doblar las rodillas y luego meter los pies dentro.
Gales igualmente levanta las cejas. Menos mal que dobla las piernas, o creo que si le dejaría KO.
Sí, por eso le ha dicho que no se queje si le hacía daño. Acaba arqueando la espalda y entrando la cabeza y los brazos. Sacude la cabeza para ponerse bien el pelo.
—Si tienes dos ojos.
—Non! —se lo cubre sonriendo.
—¿Tienes heterocronía o algo así?
—Más bien, un ojo vago —miente.
—¿Me estás tomando el pelo?
—¿Por?
—¡Porque no se si creérmelo o no! —le mira de reojo y vacila, pensando que quizás sí que tiene. Se humedece los labios—. Ese ha sido un gran salto.
—Nah, que va, pero merci.
—¡Si que lo ha sido! ¿Qué deporte prácticas? ¿Salto a la ventanilla del coche?
—Lo más regularmente, esgrima.
—Esgrima —sonríe de lado —. Oh...
—Oui, con France. Lo hace pasar por reuniones de trabajo.
—¡Hombre! ¿Eso se puede? Yo trabajo todos los miércoles.
—Pues si te encuentras con alguien y resuelves asuntos de trabajo...
—¿Hay un campo de golf en Luxemburg? —pregunta saliendo del estacionamiento
—Non... Si lo poníamos no nos cabía el cartel que dice "Binvenue a leLuxembourg" así que tuvimos que tomar una difícil decisión...
—Quizás podrías hacer los jardines de tu casa un club de golf... así podríamos tener juntas —Gales se ríe
—¿Si fueran reuniones conmigo trabajarías?
—Oh, ¡claro! —No sé si vayas a trabajar una mierda...
—Vaya, mira la buena influencia.
—De hecho, estamos trabajando.
—¡Anda ya!
—Claro que sí.
—Si no hablamos de trabajo no es trabajo.
—Estamos ahora mismo hablando de trabajo.
—Eso es muy relativo.
—No lo es... ¡Hemos dicho "trabajo" muchas veces!
—¡Solo decir la palabra no implica estar haciéndolo!
—¡Desde luego que sí!
—Eso es como decir que me estoy acostando contigo si digo "sexo".
—J-Justamente así funciona, ¿no? —el SONROJO.
—Casi pensaría que si con lo que te has sonrojado —muere de risa.
—No, si lo digo en serio... —Gales se ríe un poco.
—¿El qué?
—¿No es así como funciona el sexo?
—No voy a caer en esa siendo de quién te estás separando —se ríe otra vez.
—¿Crees que sería imposible solo mantener conversaciones de sexo sin tener sexo con ella? —pregunta yendo... sin rumbo a casa de Luxemburgo. Así que, por favor, trata de decirle dónde dar vuelta o van a acabar probablemente en otro país, porque no está poniendo atención.
—Pues si es así, no me extraña que no dejara a Rome.
—Uhhhh... eso fue del todo gratuitooooo.
—¡Es que mira lo que me estás diciendo! —aprieta los ojos.
—¿Que te estoy diciendo? —se ríe.
—Qué crees que solo decir sexo ya es suficiente.
—Y no sabes lo qué pasa cuando dices orgasmo.
—Me abstendré entonces —levanta las manos.
—Tú te lo pierdes —sonríe de lado.
—Oh, resulta que es algo bueno.
—Desde luego.
—Creo que dices eso solo porque quieres que lo diga.
—Oh, of course. No me gusta dejar a la persona con la que estoy teniendo sexo sin el placer del mismo.
—No creo que tenga el mismo efecto en mí que en ti.
—Eso es una terrible falta de imaginación de tu parte…
—O un exceso de necesidad por la tuya.
Gales se humedece los labios con eso, y traga saliva. Quizás... estaba siendo demasiado tonto. Se sonroja un poco.
—Y... ¿es mucho lo que tienes que leer?
—Teniendo en cuenta que no me has dejado hacer nada en todo el día...
—Seguramente a las tres de la mañana me odiarás por eso... —sonríe un poquito preguntándose si realmente estaba pareciendo excesivo de necesidad en general de atención.
—Tal vez venga yo a no dejarte dormir a ti entonces.
—¿Quieres... ayuda? —propone e igual se ríe un poco.
—¿Para no dejarte dormir? Veamos qué propones.
—No, no creo que necesites ayuda para eso. Vas ahí y hablas y creo que tendrías la bastante atención, ya lo hiciste hoy en la mañana. Preguntaba para... leer lo que tienes que leer y preparar lo que tengas que preparar.
—Ya me imagino que si me meto en tu cama y te susurro... la palabra al oído podría conseguir toda esa atención fácilmente —se ríe—. Non, non, tengo que leerlo yo porque si no, no me voy a enterar de la reunión.
Gales le mira de reojo, riéndose un poco y sonrojándose... y de verdad se pregunta cómo es que Escocia quiere que las cosas vayan lentas, cuando este chico le dice estas cosas. Ahora va a estar pensando en ti en su cama susurrándole "orgasmo" al oído.
—Te diría que puedo hacerte compañía mientras lo lees, pero creo que no me vas a creer que no voy a distraerte.
—¿Sabes? Empiezo a entender porque France dice que hacer sonrojar a los británicos es divertido. No, no te creo.
Gales se sonroja un poco más con eso del sonrojo y Luxemburgo sonríe de ladito mirándole
—Justamente para eso nos sonrojamos, para entretenerles.
—Ah, nah, esa no te la compro, ni de broma lo haces expresamente.
—Por supuesto que lo hago a voluntad y puedo impedirlo.
—Vale, hazlo otra vez —se cruza de brazos.
—No quiero.
—No puedes.
—Claro que puedo.
—No voy a creerlo sin verlo —sonríe de lado.
Gales se humedece los labios. Vamos, que no se es un buen actor sin siquiera intentarlo. SE concentra y piensa en algo vergonzoso. Piensa en... tener sexo con él y ese... punto perfecto en el lugar perfecto... que sabía dónde estaba. Y los gritos que pegaba.
Luxemburgo sigue mirándole. El británico le mira de reojo, y creo que se sonroja tan poquito que prácticamente no se nota. Aun así, sí que se revuelve incomodito.
—Ahí está.
—Mmmm... Vamos a probar al revés porque...
Traga saliva, ojos en blanco, sigue... concentrado en la calle. Y en serio creo que te va a llevar a Holanda, porque sigue conduciendo sin saber a dónde va, ni hacer caso
—Procura no sonrojarte, pero... llevas como quince minutos dando vueltas sin ir realmente a casa —¿en serio le vas a decir eso para hacerle sonrojarse teniendo en cuenta lo que le has dicho antes? Gales se muere de risa—. Quoi? ¡Es verdad!
—Ohh... qué vergüenza! Me has atrapaaaadooooo —Lo siento, Lux, no va a sonrojarse por eso.
—¡Pues lo es! ¿O lo estás haciendo a propósito?
—Pues tu no me dices para donde ir, solo estoy yendo a donde sea... quizás eventualmente tu casa se materialice frente a nosotros. Supongo que... en una ciudad con cinco calles, tarde o temprano iré a dar a la correcta.
—¡¿Ahora me vas a echar a mí la culpa?!
—Nah, solo... ¡es que no tengo idea de a donde voy y no me corriges!
—Vale, vale... a ver... —mira alrededor y luego le dice por dónde ir.
—Aun así... no me he sonrojadooooo.
—Eso no prueba nada.
—Eso lo prueba todo —sonríe.
Luxemburgo le mira de reojo bufando un poco porque no le ha salido bien y Gales le mira de reojo también y... mueve la mano hacia él. A medio camino se pregunta a si mismo... what the hell está haciendo.
El flamenco le mira la mano y parpadea con ese movimiento. El británico vacila... porque si fuera Galia le acariciaría un poco la pierna. Pero... come on, no puede acariciarle la pierna. Se sonroja. Vacila. Traga saliva. Ehm... Vacila otra vez. El... Baile.
—Heil Hitler? —se burla.
—Oh, come on! Shut up —la baja a su pierna y le aprieta sobre el muslo a ver si salta con cosquillas. Y salta. Sí que salta, ya lo viste la otra vez. Gales se ríe
—Eh! Non! —intenta separarse, pero Gales le aprieta otra vez, muerto de risa y Luxemburgo salta otra vez intentando que le suelte—. Nooon!
—Kriptonita.
—¿¡Quién te lo ha dicho!?
—Nadie... yo sé algunos secretos.
—No te creo.
—¿Quién lo sabe?
—Belgique y Hollande... y Seychelles. Ugh, ¡ha sido ella!
—Ugh... ahora va a parecer que sí me lo dijo ella... pero no lo hizo yo lo acabo de descubrir solo! —da la vuelta en la esquina de su casa, reconociendo la zona.
—¡Que va! No podías saberlo de otro modo.
—¡Lo acabo de descubrir! —le aprieta otra vez la pierna, sintiéndole calientito en su mano y sonriendo un poco porque... joder, le gusta.
—Nooon! —intenta que le suelte con las dos manos, riéndose.
Es que... o se pelea con él o conduce. Se detiene, eligiendo pelearse un poco con él, muriéndose de risa y Luxemburgo grita más algunos insultos en flamenco, pataleando.
Se le recarga un poco encima, ahogado de risa porque... En serio... en serio deberías dejar de TOCARLE. Él intenta hacerle cosquillas de vuelta... la verdad... pobremente porque con la risa, apartarle y los pataleos casi no puede hacer nada más.
Es que... ha dejado de apretar del todo, solo... tiene la mano ahí. ¿Puede hacerle esto diario? ES que mira cómo se está riendo. Comete el estúpido error de mirarle a la cara y él le mira también, calmando su respiración.
Es que los ojitos de corazón del británico embobado.
—Esto no va a quedar impune...
—Ah, ¿no? —susurra con voz bastante grave, aún medio riéndose.
—Non. Esto es... prácticamente un crimen de guerra —le señala tan falsamente ofendido.
—Crimen de guerra es no saberlo... —le acerca la mano otra vez y Luxemburgo se la toma con fuerza para parársela. Gales deja de moverse, mirándole otra vez a los ojos—. ¿Y cuáles represalias vas a tomar?
—Aun... no lo he decidido —le aprieta un poco menos y le hace un cariñito con el pulgar sin siquiera darse cuenta.
—¿Algo muy feo? —Gales mira las manos de reojito y sonríe, relajándose visiblemente.
—Definitivamente —le suelta al ver que mira las manos.
Gales baja la mano y tramposamente le aprieta otra vez, un poquito. Luxemburgo suelta uno de esos grititos porque no se lo esperaba yendo a quitársela de ahí otra vez. Gales se ríe, como si tú gritaras mucho más varonilmente.
—¡Voy a decirle a Vincent que te meta en el peor cuarto! ¡Que te meta al sótano!
—Este es el MAYOR descubrimiento del día... —es que se muere de risa con esas amenazas—. Ohh, ¿y que guardas en el sótano?
—¿Pues que voy a guardar en el sótano? Mi oro. Tiene que estar justo debajo de mi habitación para que pueda yo dormir sobre él. ¿Es que no sabes nada de dragones?
—¿Me estás diciendo a MI que si no se nada de dragones?
—Pues no parece, con esas preguntas.
—¿Así que me vas a poner a dormir con lingotes de oro debajo de tu cama? —se ríe.
—No queda más remedio. Con ese comportamiento no me dejas opción.
Es que sonríe, porque además está hablando de Dragones. De hecho, le está diciendo que él es un dragón, que me parece que es una broma que suele hacer.
—Veo que te gusta mucho tener a chicos arriba, abajo y detrás mientras duermes —
—Y delante, no te olvides de delante.
—Todo esto sobre pilas y pilas de oro... Smaug —Se ríe un poco con eso.
—¿Cómo si no iba a tener seguro mi oro?
—De ninguna otra forma, desde luego.
—Anda, vamos —le señala, sonriendo, porque están parados fuera. Gales parpadea, saliendo de la absoluta ensoñación con la que le estaba mirando. Se sonroja un poco...
—Ah, sí... si. Claro —avanza el coche y la verdad, Luxemburgo parpadea un poco porque normalmente las puertas se le abren mágicamente a su chofer. Lo que pasa es que su chofer tiene un controlito para abrirlas.
—Ah, espera, acércate a eso y llama —le señala. Gales... baja la ventanilla de Luxemburgo para que hable el, porque, verán, está del lado incorrecto
—Estos coches ingleses me marean —le asegura sonriendo a la cámara como si fuera alguna clave de espía secreto para entrar.
—"Hello, soy Smaug, he vuelto a proteger mi oro..." —Gales le hace una voz graaaave y las puertas se les abren, desde luego—. Con todos los guardias que debes tener... que seguro en tu vida has visto, asumo que Vincent les reparte fotos tuyas. "Si ven a este chico... sí, este, le abren la puerta sin explicaciones"
—Si no lo dices en francés no funciona... ¡claro que los he visto!
—No te creo que conozcas a todo el staff... y no voy a hablar en francés, ¡yo NUNCA hablo en francés! —chillonea así súper pasional. Va a estarte recitando poemas en francés antes de que te des cuenta.
—Nadie sabe hablar inglés en esta casa... como mucho alguno sabrá flamenco, pero Vincent no te va a entender si no le hablas en francés.
—¡¿Como no van a entender el inglés?! ¡No se hablar francés! —Irlanda se muere de la risa con esa declaración y de hecho, Luxemburgo ni le cree)
—¡Pues porque no es necesario hablar inglés para trabajar aquí!
—¡Se necesita saber inglés para trabajar en cualquier lado últimamente! ¿Qué tal que salieras con alguien que no hablara francés?
—No en mi casa. No sois el centro del universo, esto es Europa continental.
—¿Y si salieras con alguien que no hablara francés? —insiste y se estaciona en la entrada, donde se ha estacionado antes.
—Pues entonces ya veríamos, no es como que les vaya yo a exigir hablar italiano o ruso por si acaso saliera con alguien...
—Good gracious... RUSO!
—Pues... —se encoge de hombros. Qué curioso que nombres el italiano el primero. Ejem.
—¡Ugh! ¿Y con que italiano vas a salir si están todos emparejados?
—San Marino no siempre ha tenido el novio que tiene ahora.
—¿San Marino Es hombre o mujer? —¿Tú no eras el que se los sabía a todos?
—Ya te he dicho que no me interesan los chicos —se ríe y se baja del coche. Gales aprieta los ojos otra vez con ese asunto, bajándose también ¡Es que está siendo bloody INSISTENTE!—. Si no, para el caso, sé que Veneciano no está en su mejor época tampoco —añade
—¿El de Germany?
—Oui
—Oh, vaya... —sonríe de lado medio malévolo... ¡como si tú vida no se estuviera cayendo a cachos!
—Así que si hablas con Allemagne mejor no le menciones el asunto —ahí se va hacia dentro donde ya le esperan con la puerta abierta.
—Yo no habló prácticamente nunca con Germany —menos aún desde que Alemania sabe que voté por el Brexit... Le sigue con las manos en los bolsillos.
—Ya, ya... el arduo trabajador. Vincent, este es Cymru. Es nuestro invitado. Se va a quedar unos días con nosotros... si'l vous plait, enséñale la casa y acomódalo donde guste. Tengo que ir a revisar unos documentos, estaré en mi despacho.
Vincent levanta las cejas y mira a Gales de reojo. Arruga un poco la nariz porque... nunca antes le habíamos visto ¿y ahora se va a quedar aquí a pasar unos días? Ese "acomódalo donde guste" siendo... peligroso.
—Préstale también algo de ropa mía, lo que quiera —sigue Luxemburgo y se vuelve a Gales—. ¿Te apetece tomar algo? Sírvele lo que quiera.
—¿Te... veré en un rato, entonces? ¿Antes de que Vincent vaya a susurrarte las buenas noches?
Asiente, la verdad, yo no confiaría en ello, pero... ahí se va una vez Vincent ha susurrado el protocolario "Oui, monsieur".
