- ¡Taisho! - gritó su padre, lanzándole el balón, el cual se estrelló en su pecho, segundos antes de que pudiese sostenerlo - ¡Tienes que estar más atento!
El peliplata frunció el entrecejo, sin embargo, se mantuvo en silencio. El tenso momento repercutió en sus alumnos, quienes pasaban la mirada entre los dos
- Muy bien niños, divídanse en dos equipos, finalizaremos con unos ejercicios de dominación y pases del balón
Mientras su padre continuaba con el último tramo de la clase, el joven se dirigió a las gradas, en dónde se encontraba su mochila. Se sentó, tomando su celular, mirando fijamente la pantalla sin encender
¿Cuál... será su nombre?
Pensó, mientras el rostro de la chica adornaba aquellas palabras
No tenía idea de nada sobre ella, sólo su aroma, y, había deducido que estaba en el mismo equipo de Kikyo, sin embargo, aún no era suficiente como para descifrar su identidad
¡Sota!
- Él dijo que era su hermana... - murmuró
- ¿Hermana de quién?
- ¿He? - elevó la mirada, encontrándose con la seria expresión de su padre - De nadie
- ¿Por qué estabas tan distraído? No es normal en ti
- No es por nada - se puso de pie, tomando su mochila - ¿Estas listo?
- Primero debo acomodar las cosas - señaló los elementos utilizados en la clase
- Te espero en el auto - volteó, comenzando a caminar
- Oye - se detuvo, volteando - Estas estresado, ¿no es así?
- Eso creo, ¿por qué preguntas?
- Por tu actitud hoy... deberías, tomarte un descanso
- Hm - sonrió - ¿De dónde quieres que saque tiempo para eso?
Sin esperar respuesta, volteó, saliendo del gimnasio, para posteriormente abandonar el edificio en dirección al auto de su padre,el cual se encontraba estacionado en la calle. Lanzó su mochila al asiento trasero y se sentó en el asiento del copiloto, con su móvil en la mano. Antes de desbloquearlo, encendió el estéreo, con su música favorita
Ingresó a su Instagram, con la intención de matar el tiempo, sin embargo, amplia fue su sorpresa cuando, la primera publicación que la popular aplicación decidió mostrarle, fue una foto de Kikyo con sus amigas
Finalizamos el entrenamiento, con ellas... #Amigas #Entrenamiento #Intercolegial
Las cinco mujeres estaban sonriendo frente a la cámara, sin embargo, su mirada dorada sólo estaba sobre una de ellas
- Es... hermosa - murmuró, sin darse cuenta, de que él también estaba sonriendo
Rápidamente desvió la mirada a las etiquetas de la foto, buscando a la desconocida que lo había cautivado con aquella mirada y aquel aroma. Pasó sus ojos por los tres primeros nombres, sin darles importancia, hasta dar con el apellido buscado
- Higurashi... ¿Kagome?
Sin dudarlo, clickeó su perfil y, para su nueva sorpresa, su perfil estaba publico
Habría apostado lo que fuese, a que su perfil seria privado
- Maldición - gruñó, al no encontrar ninguna foto de ella en la que lograra verse su rostro en toda plenitud - Sólo hay cosas de su vida cotidiana... ¿por qué no me dejas verte?
- Definitivamente necesitas un descanso - cerró la puerta del auto, acomodando su cinturón
- ¡¿Qué?! - se sonrojó, bloqueando su celular - ¡¿En que momento abriste la puerta?!
- Hablar solo es preocupante, ¿sabes hijo? - puso en marcha el vehículo - ¿A tu casa?
- No estaba hablando solo - bufó - ¿A dónde más si no?
- Podrías venir a cenar con nosotros esta noche, tu madre estaría muy feliz... hace mucho no te ve
Madre
Entrecerró sus ojos, mirando por la ventanilla a todas las personas que se dirigían en diferentes direcciones de la ciudad
- Odio cuando haces esto
- ¿Qué cosa?
- Nombrarla para doblegarme
El hombre sonrió ante aquel comentario
- ¿Por qué no la llamas? Estoy seguro de que se pondrá muy contenta... ya sabes, su risa emocionada que...
- Ya... eres detestable - suspiró, tomando su celular y marcando el número de Izayoi, mientras su padre se detenía en un semáforo
Desvió su mirada a un costado por un segundo, observándo el tumulto de gente que cruzaba de un extremo a otro. El sonido de la llamada retumbaba en su oído, cuando miró al frente y se quedó sin aliento
Kagome
Sus labios se separaron ligeramente, mientras veía a la mujer atravesar la calle, en el medio de un grupo bastante amplio de desconocidos. Su andar era sigiloso pero notable, ante sus ojos resaltaba sobre cualquiera que se parara a su lado. El auto siguió su rumbo, mientras él, sin disimularlo ni un poco, mantenía su cabeza en la dirección de la mujer, que se perdía en medio de la multitud
...
Sus manos temblaban, sin embargo, trataba de ocultarlo, sosteniendo su arco con firmeza. La corriente eléctrica que había atravesado su cuerpo, al encontrarse con la mirada del muchacho, aún persistía en su interior. Lanzó la flecha, incrustándola en el centro de la diana
- Vaya Kagome - sonrió Kikyo - Fue un tiro perfecto - se acercó - Te felicito
- Gracias - le devolvió la sonrisa
- Espero que hagas lo mismo en la competencia - acotó Yuca, con su arco sobre su hombro
- Todas daremos nuestro mayor esfuerzo - respondió la capitana - Debes concentrarte más en lo que haces tú
La castaña desvió la mirada, sin responder
- Creo que ya es tarde... - dijo Eri, tratando de cortar la tensión en el ambiente
- Si.. tenemos cosas que hacer - terminó Ayumi
- De acuerdo, pero, antes... - fue corriendo a las gradas para tomar su celular y regresar rápidamente - Hace mucho tiempo que no nos tomamos una fotografía
Las chicas asintieron, acercándose entre si y sonriendo para la selfie. Kagome se colocó a uno de los extremo, al lado de Ayumi
- Luego la compartiré - sonrió, mirándola
- Debo irme - pronunció la estudiante - Es demasiado tarde
Saludó a sus amigas mientras se dirigía a las gradas, en busca de su hermano, para posteriormente, salir del edificio, con destino a la estación de trenes
- ¿Qué estas haciendo? - preguntó el niño, observándola teclear con su celular
- Estoy escribiéndole a Rin... ya estamos demasiado atrasados
- ¿Supiste para que te buscaba mi profesor?
- ¡¿Heee?! - sus mejillas se sonrojaron al instante - ¿Qué profesor?
- Taisho... Inuyasha Taisho
Inuyasha Taisho
Sus labios buscaron curvarse en una tonta sonrisa, mientras su mente ilustraba, con su perfecto rostro, aquel particular nombre, sin embargo, rápidamente retomó la compostura
- No, ¿por qué debería saberlo?
- Bueno, porque él...
- Sota, perderemos el tren - lo tomó de la mano, apresurando su paso hacia la estación
Obviamente, estaba mintiendo, ya que llegaron con minutos de sobra. Abordaron el tren, mientras cada uno se sumergía en su propio mundo. La morena tomó su libro, abriéndolo en la página en la que había quedado esa mañana. Leyó la primera linea, sin embargo, rápidamente, el peliplata volvió a aparecer en su mente
Su cabello... es tan único... jamás vi uno igual
Cedió ante la presión de aquella sensación, sonriendo tiernamente, sin apartar los ojos de las páginas que tenía al frente, después de todo, era una perfecta excusa para que nadie le preguntara por su sonrisa
Sus ojos, parecían de oro... tiene la mirada más hermosa que he visto en mi vida
- Hermana - la mujer elevó su mirada, encontrándose con su hermano de pie - Nos vamos a pasar
- ¿Qué? ¿Ya llegamos? ¿Tan rápido?
El niño asintió, ella se puso de pie y ambos se colocaron al frente de la puerta, ya que, para su suerte, no había demasiada gente como para tener que abalanzarse
Salieron de la estación y comenzaron a caminar en dirección del templo, el cuál se encontraba bastante cerca
- ¡Abuelo! - gritó el niño, terminando de subir los escalones
El anciano le devolvió el saludo, mientras Rin salía de la tienda
- Bienvenidos - pronunció, colocando sus manos en su espalda - Parece que han tenido un día largo
- Lo siento, abuelo - respondió la joven - Fue mi culpa... no supe calcular bien el tiempo
- Bah, no te preocupes, ¿quieren un poco de té?
- Siii - comenzó a saltar - Tengo mucha hambre
Ambos se retiraron en dirección de la casa, bajo la atenta mirada de las mujeres
- Te ves cansada - pronunció Rin - ¿Fue un día agotador?
- Demasiado - suspiró, ingresando a la tienda y sentándose - Tengo que reprogramar mis horarios
- Puedes descansar - sonrió, pasando detrás del mostrador - Yo me haré cargo de las ventas
- ¿Estas segura? - sin buscarlo, sus ojos emitieron un pequeño brillo de alivio
- Por supuesto - sonrió - Pero, hazme un favor - hizo una pausa - Luego de que te des una ducha, ¿podrías traerme unas galletas?
- Trato - sonrió, estrechando su mano
Sin más, ingresó a su casa, directo a la ducha, en dónde tomó un relajante baño, perdiendo completamente la noción del tiempo. Al salir, se colocó su ropa cómoda, secó su cabello y salió nuevamente, esta vez, en dirección de la tienda, la cual se encontraba a dos calles de su hogar
Su mente vagaba por todo lo que tenía pendiente, al día siguiente, luego de dejar a Sota en la casa, debía ir al hospital, a realizar sus pasantías, las cuales la ocupaban desde las 03:00hs hasta las 07:00, dependiendo de que tan ajetreado fuera su jornada
Se detuvo en la esquina, esperando que el semáforo le diera la posibilidad de paso, un auto se detuvo al frente e, instintivamente lo miró, abriendo ampliamente sus ojos
I...Inuyasha
El chico estaba mirando a la dirección contraria, sin embargo, gracias a que la ventanilla estaba baja, logró reconocer su inolvidable cabellera. Sus mejillas hirvieron al instante, al mismo tiempo en que apuró su paso, con su vista al frente, tratando de pasar desapercibida de aquella mirada dorada, que la reconoció de inmediato, sin dejar de observarla
