Disclaimer: Danganronpa y sus personajes no me pertenecen, sólo la trama de este fanfic

Advertencias: —AU (Universo alterno), por el momento es rating T, pero posiblemente lo cambie a M posteriormente, futuro lenguaje vulgar, violencia, problemas psicológicos, situaciones sexuales, entre otros, narración de dudosa calidad, temas cliclé, posible yaoi (hombre x hombre) y yuri (mujer x mujer), pésimo sentido del humor.

Aclaraciones: «Pensamientos», "voces del pasado".


KNOW UNDER SKIN


CAPÍTULO I

Tenerte sería perderte


Tomó el vaso de cristal lleno de Bourbon y lo llevó a su boca, sentado sobre una de las mesas con mejor ángulo de aquél humilde restaurante. Observa a la mujer que se encontraba en frente de él, y escucha la hermosa melodía que toca en el piano. Desde esa perspectiva, podía observar todo a la perfección, el movimiento suave y ágil de sus blancas manos, como el rubio cabello de la chica se movía sutilmente de un lado a otro, y aquella faceta de su rostro que lucía la felicidad que sentía en aquél momento, que hacía que Kaito sonriera.

Desde que llegó a esa ciudad, semanas atrás, nada le había llamado su atención, pero cuando descubrió ese lugar, no pudo evitar seguir visitándolo cada noche, era como si se tratase de un imán, aquélla chica lo llenaba de algo que hace tiempo había perdido. Lo llevaba hacia aquél sabor perdido del pasado. Lo hacía sentir humano una vez más.

Kaede Akamatsu era su nombre. Lo único que sabía de ella, además de que trabajaba allí por las noches tocando el piano, y tenía una amiga, rubia como ella, pero menos angelical, que a veces venía a visitarla. Sabía tan poco que quería conocerla. Sin embargo, sabía que no podía hacerlo. Kaito tenía que mantener sus límites entre los humanos, el simple hecho de estar allí no debía permitírselo, porque tenerla sería perderla.

Una vez la chica termina de tocar, todos aplauden, incluido Kaito, por tal maravillosa actuación. Ella sonríe y el de hebras moradas se le queda mirando hipnotizado por aquélla luz y bondad. Podía casi creer que se trataba de un ángel y no de una humana.

Salió del lugar, siendo a penas media noche, muy temprano para un vampiro, pero peligroso para alguien como Kaede. Por esa razón, él la seguía desde las sombras hasta su casa; y no, no se trataba de un acosador. Porque Kaito conocía muy bien el peligro que un humano podía encontrar a altas horas de la noche; ya que cada depredador nocturno buscaba sus presas, y ella no sería una de esas.

Era consciente de la cantidad de asesinatos que han estado ocurriendo en la ciudad, Kaito sabía que varios de los de su especie no tenía control en ocultar sus fechorías, ya que, a fin de cuentas, en las noticias y autopsias siempre dirían que fue a causa de un ataque animal.

Por esa razón escoltaba a Kaede sin que ésta lo supiera.

. . .

Una vez Kaede llega a salvo, Kaito regresa a lo que podría llamarse como su hogar, una de las mansiones alejadas de la ciudad. Tenía hambre, pero la idea de volver a tomar sangre humana le revolvía el estómago, por lo que soportaba así días, semanas, hasta que no aguantaba más e iba en búsqueda de comida. Aunque a veces recibía cierta ayuda para no matarlas en el proceso.

—Fuiste de nuevo a verla —adivinó Harukawa Maki, una de los vampiros con los que vivía, aquélla a la que transformó años atrás—. Te he dicho que te traerá problemas, nada bueno sale de estar con los humanos, imagina si él se entera —regañó la chica, si que tenía agallas para hablarle así a su creador, pero era eso lo que le agradaba de ella— ¿Al menos conseguiste algo de comida? —Preguntó. Mostrando preocupación.

—No, comí hace tres días, no lo necesitaré más por un tiempo —respondió agotado, mientras caminaba hacia el sofá y se acostaba, Maki lo siguió con la mirada.

—Sabes que si no quieres beber sangre humana, puedes beber de mí... —le recordó, apareciendo a su lado—. No quiero que te desmayes y el sol salga contigo tirado...

—Estaré bien —Kaito le sonrió, mientras llevaba su mano hasta la cabeza de Maki, acariciándola como a un perrito, nota el rubor en sus mejillas, tiempo atrás, hubiese intentado matarlo, pero ahora era diferente. Era normal preocuparse por su creador, aunque para Kaito era algo distinto.

—¡Ah, que buena cena! —En ese momento, apareció el otro vampiro con el que Kaito compartía piso— ¿Oh? —El chico observó a Kaito y Maki en la sala— ¿Interrumpo algo? —preguntó para luego lamer sus labios cubiertos de sangre. Usualmente, traía alguna compañera a casa, pero al parecer no pudo evitar matar a su víctima antes.

—Ouma, ¿dejaste a tu cena tirada en la calle? Recuerda que las noticias cada vez son más frecuentes —le respondió Maki, con cara de asesina.

—¿Acaso me crees tan vulgar? —le preguntó Kokichi Ouma simulando tristeza por lo que le dijo la vampira—. No, más bien la tiré al bosque —Respondió cambiando si faceta triste a una sonriente en un abrir y cerrar de ojos—. Al menos así es más creíble que fue un ataque animal —mencionó burlesco. Kaito no habla, después de todo, Kokichi era un sádico que hacía la vida de los demás un infierno, incluyendo la de él—. Por lo que veo Kaito-chan no ha comido nada hoy tampoco —manifestó el pequeño vampiro.

—No lo necesito —le respondió fríamente, con sus ojos cerrados.

—Que odioso eres, y yo que te traje una linda chica —dijo simulando tristeza nuevamente, el vampiro era un experto para mentir.

—Ouma... —nombró Maki con cierta voz asesina, obviamente quería que parase, pero él no lo haría, Kaito lo conocía.

—¡Hey, ya puedes entrar! —llamó el chico regresando su sonrisa e ignorando por completo a Maki. En eso, una joven de cabellos rubios muy alegre entra a la habitación, Ouma la toma de la cintura y la acerca a él, claramente estaba hipnotizada— ¿Seguro que no lo necesitas? —preguntó mientras tomaba el brazo de la chica e inyectaba sus colmillos en el, un segundo después los aleja y deja que salga la sangre, la cual Kaito huele desde el sofá donde sigue acostado, no puede ignorarlo, abre sus ojos como platos y traga saliva nervioso.

Siempre lo hacía, cuando estaba lo suficientemente aburrido, buscaba formas de atormentarlo, ¿cómo podía preocuparse por alguien así? Y sin embargo, no podía ignorarlo, después de todo...

—Bebe —ordenó Kokichi.

...era su creador.

Kaito no esperó un segundo más antes de ir, a la velocidad que sólo un vampiro era capaz, hacia la humana, cambiando el color morado de sus ojos a un rojo vivo que lo hacían lucir como el vampiro que en efecto era, él clavó sus colmillos sobre su cuello y bebió.

Ella gritaba, pero el sabor de su sangre le impedía prestarle atención, bebió hasta la última gota de esta. Cuando observó el rostro de su víctima, notó que tenía cierto parecido a Kaede, no pudo evitar hacerlo sentir fatal, por lo que dejó el cuerpo sobre el piso y se alejó con cierto temor.

—¿Linda, no? La conseguí especialmente para ti —le dijo Kokichi mostrando una faceta de niño inocente, y su baja estatura sólo lo ayudaba a obtener tal efecto—. Se parece a esa chica, ¿cómo se llama? ¡Ah, Kaede-chan! —manifestó con una sonrisa, que rápidamente se borró al ser sostenido por Kaito de su camisa, lo levantó hasta poder tener su rostro a la altura de la de él.

—¡Si le haces algo te juro que...!

—¿Me matarás? —interrumpió con una sonrisa malévola, Kaito se quedó en silencio—. Sabes que no puedes —manifestó mientras llevaba una de sus manos hasta su rostro y acariciaba, provocando que Kaito temblase y frunciera el ceño mientras apretaba sus dientes con rabia, quería apartar su mirada de la de él, pero no podía—. Después de todo, soy tu creador, y yo tengo... todo de ti.

Kaito redujo su agarre hasta que bajó a su creador, quien, a pesar de ser mucho más bajo, tenía poder sobre él. Porque Ouma lo despojó de su alma, extinguió toda luz que alguna vez tuvo, lo arrastró hacia un corredor de locura, vacío su mirada.

—No te preocupes, no le haré nada —Prometió—. Será más divertido ver como te acercas a tu perdición —manifestó Ouma mirándolo con superioridad—; porque para un vampiro, amar humanos sólo los condena.

Sin decir nada, Momota da marcha atrás y deja a un sonriente Ouma y a una Maki preocupada en la sala, él se va a su habitación enojado consigo mismo, por no poder quitarle la razón a Ouma, quien lo convirtió en lo que era ahora. Kaito aún recuerda morir, recuerda el apagarse cruel y doloroso de todo lo que era humano en él, cuando nació en la noche como vampiro, lo oscura e infinita que era. Recuerda el poder, la soledad, los cuerpos de cada una de las personas a quienes mató. Recuerda el placer, la culpa, la insípida satisfacción, el sabor de la sangre, el horror de sus víctimas y el suyo propio. La manera en la que Ouma Kokichi lo arrastró a la más temible oscuridad y lo volvió suyo, de muchas más formas que sólo lo hacían querer acabar con su vida.

Pero entonces recuerda cuando encontró a Kaede, cuando la miró y volvió a sentir, como ahora siente que vuelve a vivir.


Notas de autora: Otro capítulo seguido, aprovechando mi tiempo e inspiración, más cosas de la vida de Kaito han sido descubiertas, además de la existencia de otros vampiros. Las cosas poco a poco se volverán más problemáticas y dramáticas :P Y sí, digamos que cada personaje tendrá un pasado algo extenso que se irá explicando a medida vaya escribiendo los capítulos.