Disclaimer: Danganronpa y sus personajes no me pertenecen, sólo la trama de este fanfic

Advertencias: —AU (Universo alterno), por el momento es rated T, pero posiblemente lo cambie a M posteriormente, de todas formas intentaré no ser tan detallista con ciertos hechos, lenguaje vulgar, violencia, problemas psicológicos, situaciones sexuales, entre otros, narración de dudosa calidad, temas cliclé, pésimo sentido del humor, dramas y angustia, Ooc (fuera de personaje).


KNOW UNDER SKIN


CAPÍTULO IX . II

Amándote he saboreado el cruel sacrificio de anhelar lo inalcanzable.

Segunda temporada


Habían pasado varios días tras su regreso a casa, Miu Iruma ya se había recuperado por completo, al menos, físicamente hablando; porque su estabilidad emocional no estaba del todo bien, y una vez más, todo era culpa de Kokichi Ouma.

Desde la última visita del pequeño vampiro mentiroso en el hospital, no había visto más. Y no podía entender, como después de proclamarla como suya en esa habitación, desapareciera de esa manera.

Estaba preocupada. Quizá le había pasado algo, aunque lo dudaba, Kokichi era un vampiro, y uno muy fuerte, no se dejaría hacer daño por alguien. Entonces, podría haber sido algo que ella había hecho, y no sabía muy bien el qué.

Miu se acostó en su cama y se abrazó a sí misma, hundiéndose en sus pensamientos. Extrañaba sentirlo sobre ella, sus colmillos, su olor, sus tacto, su voz, todo.

Quizá lo único que había hecho mal fue enamorarse de él, un vampiro sin humanidad que sólo la usaba y la veía como exclusivamente su alimento; y, aunque no le molestaba ser vista de esa forma siempre que fuese él, ¿qué la hacía pensar que alguien como Ouma Kokichi le pudiera corresponder? Pero eso no la hacía detener el deseo de acercarse y conocerlo más. Destruir aquellos muros que los separaban.

Y no era por la hipnosis, Kokichi sólo la había obligado a guardar el secreto de lo que era, de lo que él, Momota, Harukawa, y muchas otros más en realidad eran. Eso le hizo mentirle a sus mejores amigos, y sabía muy bien que los mismos corrían peligro; sin embargo, ¿cómo podía evitar aquellos sentimientos que cada día la abordaban más y más?

¿Cómo controlaba esas insaciables ganas de verlo, de estar con él, de sentirlo sobre ella? Ser la dueña de cada una de sus palabras sucias que susurraba en su oído.

No lo hacía, así de simple; por lo que una vez decidida, se levantó de su cama y se arregló, para salir del departamento en dirección a la mansión de los vampiros.

. . .

Se veía determinada a hacerlo cuando lo decidió, pero ahora que se encontraba parada en toda la entrada de la mansión, algo dentro de ella la detuvo. Se sentía tan fría, helada, así estuviese totalmente cubierta para que no notasen las marcas que Kokichi había dejado en ella. Sin embargo, su corazón latía con tanta fuerza que sentía que se saldría en cualquier momento.

Tragó saliva nerviosa, ya no había marcha atrás, debía entrar, debía verlo.

Cuando intentó tocar, la puerta se abrió sola, Miu se sorprendió, era la primera vez que visitaba el hogar del vampiro; era obvio que vivía en condiciones mucho mejores que ella (quien vivía alquilada). Los muebles, paredes, todo lucía exactamente como los libros de vampiros que leyó, pues al menos algo debía ser cierto de allí. Los vampiros solían vivir en los lugares más altos de la sociedad.

—¿Hola? —Fue lo primero que dijo al entrar— ¿Ouma? —Lo llamó, pero nadie contestó, más sin embargo, ella siguió caminando, llegó a la sala que tenía la chimenea encendida, lo agradecía, porque el frío que tenía en ese momento no era normal, pero no podía quedarse allí mucho tiempo, no cuando su única misión era ver a Kokichi, saber que estaba bien.

Siguió el recorrido hasta llegar a lo que parecía un estudio, lleno de libros y un escritorio en medio, se acercó más y observó un álbum de fotos sobre la mesa, el cual sintió la necesidad de tomarlo. Miu lo revisó y vio muchas fotos de Ouma con un grupo de chicos disfrazados en blanco y negro, parecían parte de un circo.

—Espiar a los demás está mal, Miu —La rubia se asustó al escuchar una voz tan conocida pero a la vez tan lejana, que la llenó de nostalgia y al voltearse para ver a esa persona, el álbum cayó de sus manos, sus ojos se habían abierto como platos, y, por supuesto, se había puesto tan pálida como una muerta.

—¿A-Amami? —Apenas logró articular, porque sí, ahí estaba él, en carne y hueso, con el abdomen totalmente descubierto— ¿C-cómo es posible? T-tú... estás muerto —tartamudeó.

—Lo sigo —Afirmó él con una sonrisa.

—Eres un vampiro —entendió rápidamente, pero eso no la hizo quedar menos confundida.

¿Por qué hasta ahora es que hacía aparición? ¿Por qué después de tantos años tras su suicidio? Tras dejar una gran marca en el grupo de preparatoria.

Amami se fue acercando a ella, quien automáticamente retrocedió, pero el escritorio le impidió continuar.

—¿También me tienes miedo? —inquirió el peliverde—. ¿Huirás como Kaede?

—Kaede... ¿ella lo sabe? —preguntó, con sus ojos bien abiertos, temerosa, tenía a Amami muy cerca de ella.

—Lo sabe —respondió—. Me quiere lejos de ella, pero eso no impedirá que me rinda, tarde o temprano Kaede será mía —prometió.

—¿Q-qué te pasa? ¿Desde cuando esa obsesión por Kaede? —preguntó, totalmente confundida. La mirada de Amami había cambiado, ya Miu no lo reconocía, fue cuando se dio cuenta que aquel chico cool de la preparatoria había desaparecido.

—¿Acaso crees que por haberte enseñado a besar me gustabas o algo? —Miu se sonrojó ante el recuerdo.

Sí, Amami había sido su primer y único beso antes de la llegada de Kokichi, nunca lo había admitido, pues le daba vergüenza no ser tan experta a como realmente decía ser. En ese tiempo, el peliverde observó su preocupación al no haber besado a nadie, por lo que le había ofrecido enseñarle. En realidad, Miu no sabía decir si alguna vez le gustó Amami, si le parecía apuesto, pero nunca se dedicó a realmente pensar sobre lo que alguna vez sintió.

El vampiro, quien tenía su mano sobre el rostro de la humana, fue detenido por otro que había llegado justo a tiempo. No se trataba de nadie más que de Ouma Kokichi, quien había tomado el brazo del contrario, con suma fuerza.

—¿Qué estás haciendo con mi comida? —Inquirió el de cabellos oscuros, y el mismo se veía muy enojado.

—¿Tu comida? No veo el nombre de Kokichi Ouma por ningún lado —dijo sonriente.

Ouma se mostró más molesto por su atrevimiento, y de un solo movimiento, tomó a la más vulnerable de la habitación en sus brazos, la misma se quejó, pero no pudo hacer nada contra la fuerza del vampiro, quien le quitó la bufanda y desabrochó su chaqueta, dejando que se viera parte de su piel desnuda.

—Éstas marcas de mis colmillos lo dicen todo —le dijo, con actitud de niño egoísta que no quería compartir su juguete.

—Oh, con qué es así... —manifestó Amami con una sonrisa, acercándose a ambos nuevamente—. Pues podría tener dos tipos de marcas de colmillos, ¿no crees? —Sugirió mientras tomaba la mano de Miu y la llevaba cerca de su boca para clavarle sus colmillos.

—De-detente... —rogó la única humana que allí se encontraba.

—¿Qué acaso no le eras fiel a Kaede-chaan? —manifestó Ouma, logrando que Amami se detuviera y se alejara.

—Siempre es bueno un poco de diversión mientras logro mi objetivo —alegó— Tal y como nosotros lo hicimos —Iruma lo vio confundida ante tal confesión, y en ese momento Amami se fue rápidamente de la habitación.

—Ouma... ¿Acaso ustedes? —En realidad, no tuvo ni qué preguntar, cuando ambos chicos estaban sin camisa en aquella mansión.

—¿Nos liamos? Sí —respondió sin rodeos, Iruma sintió como su corazón se rompía en ese momento—. Ya que no me puedo divertir contigo de esa forma, pequeña zorrita virgen —dijo divertido, pero entonces al verla llorar se detuvo.

—Creí que algo malo te había pasado —manifestó Miu mientras seguía llorando—. Sé que jamás me querrás de la forma en la que yo lo hago; a mí no me importa que me uses como quieras, sólo no me abandones más —pidió, desesperadamente, y antes de seguir hablando, fue callada por un beso del contrario.

—Deja de intentar devolverme la humanidad, Miu —por primera vez dijo su nombre y la chica sintió que todo se detenía, y ella lo vio, por primera vez, con ojos piadosos y una sonrisa que se veía sincera—. Déjame seguir siendo el malo de la historia.

—Kokichi... —el vampiro estaba mostrando debilidad, no era la primera vez. Ella ya lo había abrazado una vez por encontrarse en esa situación, pero ahora era totalmente diferente. Ouma parecía como un niño desamparado que necesitaba protección, pero sobre todo amor.

¿Cómo podía negar sus sentimientos cuando veía esas facetas de su amado? Sabía que había abandonado su humanidad, no sabía sus razones, pero cada día que pasaba, sólo quería ser la persona que lo salvara.


Notas de autora: ¡Heeey! Estoy viva, tenía este capítulo desde hace una semana pero tuve que releerlo varias veces para editarlo, a veces sólo escribo desastres JAJA, espero les haya gustado, un poco más del desarrollo Irouma, como ven hago ésto más difícil por la personalidad e historia de cada personaje, me gusta lo complicado jeje, bueno, espero no tardar tanto con el otro capítulo pero no puedo hacer promesas con tanto trabajo ;w; en fin, se les quiere queridos lectores, gracias por leer!