Disclaimer: Danganronpa y sus personajes no me pertenecen, sólo la trama de este fanfic
Advertencias: —AU (Universo alterno), por el momento es rated T, pero posiblemente lo cambie a M posteriormente, de todas formas intentaré no ser tan detallista con ciertos hechos, lenguaje vulgar, violencia, problemas psicológicos, situaciones sexuales, entre otros, narración de dudosa calidad, temas cliclé, pésimo sentido del humor, dramas y angustia, Ooc (fuera de personaje).
KNOW UNDER SKIN
CAPÍTULO XII . II
Lloraría océanos de sangre por mantenerla con vida
Segunda temporada
Abrió sus ojos encontrándose con la suave piel de Iruma, quien había llegado a su mansión días atrás, y que había estado con él desde entonces; difícilmente podía abandonar aquel lugar luego de todo lo ocurrido. Ni Kaito ni Maki habían aparecido por allí en días, por lo que nadie, además de él y Amami, estaban enterados de la presencia de la humana allí. Ouma se despegó un poco de ella y la miró detenidamente, un rostro tan que se veía tan angelical como el de una bella durmiente, aunque él sabía que la humana no era del todo pura, su mente superaba los límites de la perversión, que encajaba tan bien con los deseos de Kokichi y eso lo llenaba de ansiedad, porque nadie lo había realmente llenado como Miu.
Con su mano acarició su rostro, luego bajó hasta su cuello, sintió y observó las marcas que había dejado en el, llenándolo de satisfacción por saber que era sólo suya y deseando que fuese así para siempre. Sin embargo, por primera vez, desde que se convirtió en vampiro pensó:
—«No puedo hacerle algo que ella no quiere, no puedo maldecirla con esto» —pensó mientras se sentaba sobre la cama y miraba sus manos, podía ver la sangre que corría por ellas, toda la sangre de la gente que ha matado a lo largo de los años. No quería que Iruma pasara por lo mismo que él, ése horrible y desesperante proceso a la no-muerte.
Ouma se detuvo en ese momento, y se sorprendió tras ése pensamiento. Por primera vez en mucho tiempo consideró los sentimientos de alguien, y se preocupaba por su bienestar. Aquello, sin lugar a dudas, era muy humano para un vampiro; tampoco le molestó sentir algo por lo que ni por Kaito logró sentir cuando lo convirtió, porque en principio él sólo quería a alguien que lo acompañara por el resto de su infinita vida sin importar qué.
Se volteó nuevamente y observó el rostro dormido de Miu y se dio cuenta de lo blando que se había vuelto. Sabía que si no quería volver a su débil forma, si no quería de regreso su humanidad, debía deshacerse de la humana, quien lo hacía debilitarse.
Pero para hacerlo realmente, debía matarla.
. . .
Ése día había desaparecido de la mansión, agradecía que en los días de invierno, la mayor parte del tiempo estuviese nublado; pues así podía caminar casi libremente por la ciudad, aunque solía usar un sombrero por los pocos rayos de sol que a veces salían entre las nubes. Decidió alejarse de Iruma por lo menos en ése día tan importante, debido a que tenía una reunión en la mansión Togami, dónde Celestia residía, y en dónde todos los vampiros que vivían en el pueblo se encontrarían.
En realidad, a pesar de que Ouma siempre sabía lo que ocurría, en ésa oportunidad no tenía ni la menor idea de lo que se podía tratar la reunión en la casa de la vampiro pura sangre. Aunque si presintió que Amami tendría algo que ver en éso, pues era un vampiro raro, cuyos planes sólo estaban relacionados con quedarse con Akamatsu, y sabía hasta que punto podía llegar para conseguirlo. Pero, desde que atraparon a Korekiyo, no hubo más ataques descontrolados hacia los humanos. Al menos sabía que de éso no se trataba.
Amami era un vampiro realmente joven, por lo que Ouma supo, murió y aceptó su inmortalidad por Kaede, y estaba convencido de que ella querría estar con él como vampiresa, estuvo años siguiéndola como su fantasma, hasta el punto en que Akamatsu pensó que sufría de esquizofrenia. La estuvo llenando de tanta locura los últimos años, que pensó que casi estaba lista para aceptar su regalo de inmortalidad.
Sin embargo, Kaito había arruinado sus planes.
Así como Kaede le había quitado a Kaito de sus manos, su creación le arrebató la hermosa y peculiar humana a Rantarou. Era por eso que se habían unido, para recuperar lo que en principio les pertenecía. Pero ahora el pequeño vampiro dudaba de lo que hacía, y todo por la humana que dormía plácidamente en sus sábanas, como una bella durmiente esperando el rescate de su príncipe, pero Ouma no era un príncipe, era el demonio destinado a llevarla al infierno.
. . .
—Se preguntaran el motivo de ésta reunión —habló la vampiresa pura sangre, Celestia Ludenberg. Se encontraban una gran cantidad de vampiros sentados en el gran salón de la mansión Togami, el dueño del inmueble se encontraba justo al lado de ella, aunque más bien para mostrar mucha más autoridad en la no-muerta; quien tenía totalmente hipnotizado al humano de tanta influencia en la ciudad, o más bien, de todo el país. Celestia sabía muy bien que controlar dicha dinastía, repleta de sirvientes y personas de alto rango, era lo mejor para ella y sus intereses, que, además de estar con todas las comodidades que tanto amaba, y estaba acostumbrada desde siempre, podía mantener a los de su raza a salvo.
Kokichi conoció a Celestia en los momentos en que estuvo con Junko, aprendiendo de ella. Se podría decir que siempre se llevaron peculiarmente bien. Enoshima le contó un montón acerca de ella, pues de la boca de Ludenberg jamás hubiese salido algo con respecto a su vida. Pero para los vampiros originales, llegar a su nivel era realmente difícil. Ella lo apostó todo para poder llegar hasta dónde estaba, destronando a la rubia que en su momento, Ouma de forma enfermiza tanto amó. Aunque no tuvo que ver con su muerte, Kokichi supo que la pelinegro se aprovechó de la situación, y no la culpaba, teniendo tales sueños y objetivos, el vampiro de menor estatura hubiera hecho lo mismo.
—He sido informada de que nuevos enemigos han llegado a la ciudad —anunció a todos los presentes e hizo una pequeña pausa antes de continuar—. No es ahora uno de nosotros, sino cazadores de vampiros —la multitud empezó a descontrolarse después de aquella noticia. Pues, sabían que no se trataban de simples humanos. Los cazadores de vampiros, eran especializados en la localización y exterminación de los de su raza. Kokichi por el contrario, sólo mantuvo su cara serena, si bien sabía que los cazadores de vampiros no eran un juego, tampoco eran algo de lo cual no se hubiese encargado antes.
Sin embargo, algo lo mantenía nervioso en ésa ocasión, a pesar de que no lo demostraba.
—Con esto quiero decirles que una guerra se acerca, y no diré que será fácil, por lo que he investigado, es muy probable que venga con la siguiente luna nueva, dónde muy bien saben, es dónde nuestros poderes se ven debilitados —prosiguió la reina vampiresa—. Por lo que ahora más que nunca debemos estar unidos y atentos a todo lo que les diga y seamos informados —Celestia en ningún momento perdió el control de sus palabras, como toda líder debía mostrarse ante las dificultades.
Pero Ouma sabía que estaba preocupada, ésto era diferente a todo lo demás; y eso lo mantenía inquieto.
. . .
Cuando se encontraba regresando a la mansión, ésta vez en limosina, se dio cuenta de que la puerta de la entrada estaba abierta, Kokichi supo en que todas sus inquietudes tenían que ver con eso, pero no quería creerlo.
Salió rápido del vehículo y corrió, con toda su velocidad vampírica hasta su habitación, en dónde pudo confirmar lo que más temía.
Iruma había sido raptada. Pudo notar el olor de su sangre sobre el suelo, se arrodillo y la rozó con sus dedos, pudo saber con eso que la rubia se había resistido. Había sido durante la larga reunión, si hubiera llegado antes estaba seguro de que hubiese podido detenerlos; aquello lo había hecho enojar, pero sobre todo desesperar, se habían llevado lo único que tenía en aquel entonces, y lo único que sentía que lo quería devuelta.
Ouma paró en ése entonces.
"Querer"
Ella lo quería, realmente lo hacía, no era por interés, por obligación, por ser el líder, el más poderoso, era algo verdadero.
Y por primera vez, desde que se convirtió en vampiro hace muchos años, una lágrima cayó, cuando sucedió, empezó a desbordarse más y más.
Ouma gritó, fuerte pero tan fuerte, que sintió que sus cuerdas vocales se romperían en cualquier instante, empezó a golpear el suelo de madera dónde se encontraba la sangre de Iruma hasta romperlo.
—¡Maldición, maldición, maldición! —Quería destruirlo todo en aquel entonces, no pensaba, sólo desesperaba. Las lágrimas no paraban, las mismas caían sobre el piso roto y se juntaba con la sangre de Iruma, luciendo como un océano de sangre; se sentía tan débil. Entendió en ese momento todo lo que sentía Kaito, eso era lo que siempre estuvo evitando.
—¿Ouma? —Justo llegó él, como si sus pensamientos lo hubieran llamado. El nombrado levantó la mirada y observó al más alto, parado justo en frente suyo, no entendía que había pasado y tenía que explicarle.
—Iruma fue secuestrada —fue todo lo que dijo, con un sumo dolor que no pudo ocultar.
Notas de autora: Ok, estoy llegando a dónde quería llegar, me gustó mucho como describí cada sentimiento confuso de Ouma, le costó mucho aceptarlo, pero él también quiere a Iruma. Ahora sufre por su reciente perdida, ¿qué hará para recuperarla? Por otro lado, Kaito aún no sabe lo que está "realmente" ocurriendo, una vez lo haga ¿qué sucederá? Espero les haya gustado éste capítulo, nos leemos luego!
