Disclaimer: Danganronpa y sus personajes no me pertenecen, sólo la trama de este fanfic.

Advertencias: —AU (Universo alterno), por el momento es rated T, pero posiblemente lo cambie a M posteriormente, de todas formas intentaré no ser tan detallista con ciertos hechos, lenguaje vulgar, violencia, muerte de personajes, problemas psicológicos, situaciones sexuales, entre otros, narración de dudosa calidad, temas cliclé, pésimo sentido del humor, dramas y angustia, Ooc (fuera de personaje).

Aclaraciones: «pensamientos»


KNOW UNDER SKIN


CAPÍTULO VIII . III

He escuchado tus ruegos desde la penumbra.

Tercera temporada


Sentía el corazón palpitarle con fuerza, y un poco de nauseas, realmente estaba ansiosa por lo que estaba a punto de hacer. Kaito la había acompañado a llegar hasta aquella iglesia, pero no podían entrar juntos, debido a que estaba a punto de reunirse con el clan de cazadores de vampiros que conoció a finales de otoño; y que, la llevaron a intentar que se uniera a ellos, aprovechándose de su confusión y roto corazón, además de la preocupación que tenía por sus amigos. Pero ahora entendía y era diferente, se trataba de una comunidad dónde habían vampiros buenos y vampiros malos, tal y como los seres humanos.

En el tiempo que estuvo con ellas, pudo darse cuenta de que eran buenas personas, pero no conocían nada más allá, fueron educadas para cazar vampiros, viéndolos a todos como viles chupadores de sangre que debían ser exterminados. Ella estaba ahí para intentar convencerlos de trabajar juntos contra Junko, e intentar hacerles ver que no todo era maldad, que no todos debían ser "exterminados". Aunque para ella, exterminar era una palabra muy fuerte, sentía que debía haber otros medios de poder detener a los vampiros, no sólo quitándoles la "vida".

—¿Estás bien? —le preguntó su novio. Notó su preocupación enseguida y le respondió con una pequeña sonrisa y asintiendo con su cabeza.

—Estaré bien, no me harán daño, pero dudo en si podré convencerlas.

—Podrás hacerlo, lo imposible es posible, creo en ti —le animó Kaito con una cálida sonrisa que la llenó de confianza, siempre había sido una persona positiva, pero en momentos como ésos, Kaito la llenaba de mucha más confianza y no dejaba que cayera—. Entonces, a partir de aquí te dejo sola, no puedo entrar sino me liquidarán —bromeó un poco, provocando que Kaede se riera. Entonces procedió a despedirse y alejarse, dejando rastros de huellas por la nieve que había caído anoche.

«¡Bien, vamos a entrar!»

Con más animo, procedió a caminar hasta el portón, el cuál se abrió solo, luego de fijarse que había una cámara viendo quien entraba, imaginó que verificaron su identidad. Se dirigió hasta la entrada de la gran iglesia, el cuál, antes de tocar la puerta se abrió y fue recibida por un hombre muy alto y corpulento con un traje elegante, dándose cuenta de lo raro que se veía porque estaba descalzo.

—Usted debe ser Akamatsu Kaede —se dirigió el joven de lentes con una cálida sonrisa—. Mi nombre es Gonta Gokuhara, un placer.

—Un placer... ¿Pero cómo conoce mi nombre? —preguntó un tanto sorprendida.

—Angie-san nos dijo que hoy vendría, fue avisada por Atua —informó. Aún no lograba entender del todo aquella religión proveniente de Polinesia, sólo sabía que su Dios era llamado "Atua", y los miembros de ésta iglesia eran entrenados para cazar vampiros, por ende utilizaban armas especiales, su forma de lucha era balanceada con la velocidad de un vampiro, todo lo pudo presenciar en la guerra de luna nueva. Entrenó por semanas con Angie, Himiko y Tenko, pero le faltaba mucho más tiempo para alcanzar el alto nivel de ellas.

Tsumugi se había infiltrado y aprovechó la oportunidad de llevarse a su arma secreta, Kiibo, un robot que se haber sido visto por Miu, se habría emocionado por tanta tecnología. Ahora que había pasado tiempo desde la guerra entre vampiros y la iglesia, y el despertar de Junko, volvía para pedirles ayuda y se unieran a su causa. Gonta, el joven alto y adorablemente corpulento que la recibió no estaba la última vez, quizá recién habría llegado como refuerzo, porque ésta guerra aún no acababa.

Caminó por los largos pasillos hasta llegar a lo que parecía la zona de entrenamiento, Tenko se encontraba practicando su Neo Aikido junto a Himiko quien lanzaba hechicería. Al fondo, se veía a Angie meditando, sentada con las piernas cruzadas y ambos brazos extendidos hasta su rodilla, dónde apoya sus codos y hace un círculo con los dedos pulgar e índice de sus manos, con sus ojos cerrados. No podía negar, que Angie le parecía un ángel.

—Kaede, volviste —anunció aún con los ojos cerrados— Atúa me dijo que necesitas nuestra ayuda.

—Así es... —afirmó un poco tímida. Aún no sabía si en realidad existía Atúa y de verdad le hablara a Angie, por eso a veces le incomodaba lo precisa que podía llegar a ser la morena— Angie-san, se acerca una guerra.

—El mundo está lleno de guerras, Kaede —Yonaga seguía en su posición de meditación.

—Hablo de algo mucho peor... Enoshima Junko es peligrosa —en ése momento Angie abrió sus ojos, se mostró diferente.

—¿Enoshima Junko? —nombró—. Ella murió hace muchos años —anunció muy convencida de lo que decía.

—Sí... pero la han traído de vuelta, el día de la guerra de luna nueva en una de las mansiones Togami, Shirogane Tsumugi los traicionó y se llevó a Kiibo con ella —intentó explicar, notó que el rostro de Angie estaba un poco desconcertado—. Está usando el cuerpo de mi amiga Miu como recipiente —detalló provocando que el dolor de nuevo volviera y las lágrimas se asomaran en sus ojos—. Debes ayudarnos Angie-san, ayudarnos a derrotar a Enoshima, debe haber una forma de derrotarla sin hacerle daño a Miu, tienen una bruja de su lado.

—El hechizo de resurrección es el más difícil de invocar... —susurró en suspenso, lucía pensativa y podía jurar que un poco aterrada—. Si es cierto lo que dices, y Junko regresó... días oscuros se acercan...

—Lo sé, ella es peligrosa —reiteró.

—No sólo es eso, lo dices, pero no entiendes lo que eso significa para el mundo —Angie se levantó y se acercó a ella, bajando del santuario en el que se encontraba—. Los antiguos libros de la biblioteca de esta iglesia hablan de ella. La primera y segunda guerra mundial fueron causadas por Enoshima Junko, guerras civiles, suicidios masivos... Y estoy segura de que iniciaría una tercera guerra mundial, o peor, el fin del mundo que conocemos, si ella regresó es porque busca algo mucho peor de lo que alguna vez causó.

Quedó desconcertada con lo que oía, y el tono de voz en el que Angie le decía todo lo que Junko era. No podía imaginar de lo que era realmente capaz, o que era lo que quería.

—Así esté usando el cuerpo de tu amiga como recipiente no significa que es menos peligrosa, más bien, se aprovecha que no son capaces de matarla por esa misma razón —explicó Yonaga—. Tsumugi fue muy lista al engañarnos y unirse a nosotros, fue ella quien nos trajo información de los vampiros que aquí habitaban, gracias a ella ocurrió la batalla de luna nueva, porque se necesita mucha sangre vampírica para el hechizo de resurrección.

—¿Hay alguna forma de vencerla sin hacerle daño a Miu? —inquirió preocupada, en busca de alguna esperanza.

—La hay... —dijo Angie en suspenso, más bien, con duda.

—Iruma debe morir —Himiko, quién se había acercado junto a Tenko para unirse a la conversación le dijo aquellas palabras que la dejaron en shock. Sintió ganas de vomitar—. La única forma de "salvarla", es que muera y "renazca" como vampiro, pero yo no llamaría salvar a convertirla en vampiro.

—Eso sería condenarla —concluyó Tenko.

—Gonta no conocer a Iruma-san, pero Gonta no le desea eso a nadie —mencionó triste.

—¿Convertirla... en vampiro? —no había pensado en ésa posibilidad, pero era la única razón por la que Junko quizá aún no se había convertido en un vampiro y seguía como una humana, sin poder alguno más que su influencia diabólica.

—Sí, pero necesita un hechizo especial antes de convertirla, la sangre de vampiro que reciba debe estar hechizada —explicó la bruja.

—¿Y eso puedes hacerlo? —Le preguntó.

—Es magia muy avanzada, incluso para mí... —manifestó Himiko—. Pero podría ser posible...

—¡Por favor, no conozco a nadie más! —Suplicó.

—No depende de mí... —Vio como Himiko volteó su mirada hacia Angie, y todos la imitaron, y la misma lucía pensativa.

—Por favor Angie-san, sé que son caza vampiros, pero como humana les digo: existen vampiros buenos que no merecen su exterminio, y mi amiga Miu... no merece ser abandonada, hay vampiros que quieren salvarla —intentó convencerla, ella era su única esperanza.

—¿Vampiros buenos? —repitió Yonaga— Los vampiros no se preocupan por los humanos.

—Sé que suena inverosímil pero lo he visto con mis propios ojos, lo he vivido con ellos —objetó con firmeza—. Celes-san se preocupa porque los vampiros no causen problemas a los humanos, y quiere ayudarnos a detener a Enoshima —fue explicado detalladamente—. Ouma-kun es uno de los descendientes de Enoshima y también quiere detenerla, quiere salvar a Miu —sintió que le faltaba el aire pero no se detendría—. Kaito indudablemente quiere que ésta guerra termine.

—Momota Kaito —nombró, era consciente de que Angie sabía sobre su relación— ¡Hilarante! Un vampiro enamorado de una mortal, como si un corazón que no late aún fuera capaz de amar —mencionó con una sonrisa confiada, como queriéndo hacerla molestar— ¿no te habrán hipnotizado?

—Yumeno-san puede lanzar algún hechizo para verificarlo, ¿no? —replicó con firmeza y un poco molesta por el comentario— No he sido hipnotizada, todo ésto es porque creo en que existe maldad y bondad de ambos lados, vampiros, humanos, brujos, no sé que más exista, pero todos tenemos un lado gris, incluso los caza vampiros —se detuvo, con el corazón latiendo con fuerza.

—Sin duda todos somos seres grises, Kaede —dio la razón la de cabello albino—. La única diferencia es que los vampiros matan humanos para alimentarse. ¿Crees que puedes salvarte de su sed omnipotente?

—Celes-san es quien se encarga de mantener el control, sabe que deben alimentarse de sangre humana, pero no deja que los maten, si eso pasa, el vampiro es buscado y castigado por ello, tal y como pasó con...

—Korekiyo Shinguji —nombró Angie—. Ése vampiro que llevábamos tiempo buscando, ¿murió por eso?

—Así es, Celes-san no quiere que hayan más víctimas, quiere mantener el control y orden entre los vampiros que gobierna —intentó explicar sin muchos detalles, ya que los desconocía hasta el momento.

—Hm... Angie-san —en ése momento Tenko intervino y todos la miraron—. Sé que sonará extraño viniendo de mi parte, pero... Soy testigo de que en la batalla de luna llena, Momota Kaito y Harukawa Maki se aseguraron de no matarme.

—¿No estarás pensando en confiar en ellos, no, Tenko? —interrogó con cierta aura que daba miedo—. Después de todo, eso sería traicionar a la iglesia.

—No... yo sólo... —dijo con voz temerosa.

—Tenko no nos traicionaría, pero tampoco mentiría —defendió Himiko.

—Interesante... —dijo Angie mientras seguía pensando, y después de un largo tiempo juntó sus manos haciendo un sonido de aplauso un poco fuerte—. Atúa los ha escuchado, y ya me ha hablado, los ayudaremos.

—¿D-de verdad? —Preguntó incrédula, a pesar de estar feliz por el resultado, incluso notó como sus compañeros estaban sorprendidos, pero no se vieron negados ante la declaración de Angie.

—Atúa me dirigió a ti por una razón, Angie puede oír a Dios, y es probable que las cosas estén a punto de cambiar —dijo con sus bravos hacia arriba, con las manos juntas, y los ojos cerrados—. Felicidades Kaede, estás a punto de hacer la diferencia, vampiros y humanos se unirán para vencer a una amenaza mayor.

No podía creer lo que había logrado, sus ojos se iluminaron de sobremanera, y por primera vez aceptó un poco a ése tal Atúa.

«Miu, pronto te salvaremos»

Pensó queriendo que su mensaje llegara a su amiga.


Notas de autora: ¡Buenas, buenas! Espero se encuentren bien, me he sentido más inspirada a continuar ésta historia así que traje actualización lo más rápido posible (Dios, cuando volveré a ser de las que actualiza semanal), como verán obviamente no me he olvidado de los caza vampiros y su rol en ésta historia. Espero les haya gustado, pronto se acercarán más problemas jeje.