HONNE
Los verdaderos sentimientos y deseos de una persona.
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
…
Capítulo 7. Una pesadilla, un sueño y luego una pesadilla otra vez.
Decir que se sentía nerviosa era quedarse corto comparado con lo que en realidad había guardado en su interior desde aquella noche y en el trayecto de su viaje, acercándose cada vez más Kioto, lo que había visto comenzó a atacar su mente con más agresividad.
—Tranquila, Sakura-chan, todo saldrá bien — Iruka quiso hacer el intento de reconfortarla pensando que su inquieto estado de ánimo solo se debía a su encuentro con Sasuke.
Lo cual era en parte cierto.
Solo que había un asunto extra del que sólo ella tenía conocimiento y que cuando se lo contara a su prometido conseguiría hacer palidecer la noticia del concubinato, en comparación.
Mismo que la tenía tan sumida en sus cavilaciones mentales que estuvo ajena al recibimiento que tuvieron una vez arribaron en Kioto. De todas formas, solo un par de personas se acercaron a la mano derecha del emperador para darle la bienvenida y no repararon en ella más allá de saludarla.
Por lo que le pareció una eternidad, estuvo parada al lado de Iruka, simplemente tratando de controlar el temblor de sus manos sobre su regazo, así como de regular su ritmo cardíaco ya que éste se había descontrolado anticipándose a que muy pronto tendría que enfrentarse a Sasuke.
Pero cuando pensó que aún tendría unos minutos más para prepararse, su acompañante y ella fueron llevados a otra sala en la que, para su sorpresa, ya se encontraba su amado prometido esperándolos.
—Sasuke-kun... — la doncella lo llamó casi en un susurro, ganándose una mirada de sorpresa del Uchiha cuando la vio entrar.
—¿Sakura? — de la impresión, el muchacho se olvidó de su código de comportamiento como oficial y tardó un par de segundos en recordarlo e inclinarse hacia Iruka respetuosamente.
—Oficial Uchiha, Sakura-chan... Los dejaré solos para que conversen y regresare en un rato para que podamos irnos — y sin más, la mano derecha del emperador salió de la habitación, dejando a solas al par de confundidos amantes.
Durante unos pocos segundos, que tanto para Sasuke como para Sakura se sintieron como años, se mantuvieron separados simplemente observándose el uno al otro como si fuera la primera vez que se veían en años y aunque en otras circunstancias hubieran actuado igual que en el reencuentro que ya habían tenido anteriormente, en esa ocasión la maraña de sentimientos internos de cada uno les impidió hacer eso.
—Sakura ¿Qué haces aquí?... ¿Y por qué has venido con el emisario del emperador? — al menos el Uchiha pudo salir de su estupor antes que ella para incluso tener la iniciativa de caminar en su dirección para tomarla en sus brazos.
La doncella no respondió al instante, en cambio prefirió aferrarse a él con fuerza y recrearse en su calidez y amor, por si acaso más tarde los perdía. Este silencioso comportamiento suyo no hizo más que alarmar a Sasuke, quien intentó separarse para que pudieran hablar propiamente, aunque ella no se lo permitió.
—No, no me sueltes Sasuke-kun... — murmuró terriblemente triste y asustada.
—Me estas asustando Sakura, dime que ha pasado, por qué estás aquí y te ves tan abatida — aunque trató de sonar tranquilo y conciliador no tuvo el resultado esperado.
—Por favor, solo un minuto más — derrotado, él la estrechó contra sí con tanta fuerza y cariño que la chica se sintió lo suficientemente segura como para levantar su rostro hacia él y hacerle otro pedido —. ¿Y podrías...? ¿Podrías darme un beso?
Aunque aún estaba intranquilo y necesitaba respuestas a sus preguntas lo antes posible, hubo algo en la expresión de la chica que le hizo imposible el negarse, ya fuera la forma el que se mordía el labio inferior, el brillo desesperado en sus ojos o el casi imperceptible temblor de su cuerpo. Lentamente posó sus labios sobre los de ella haciéndola suspirar y ya que se encontraban solos y pesar de todo enormemente contentos de verse, fue inevitable que el contacto se volviera cada vez más apasionado.
Tanto que la pelirrosa por fin pudo olvidarse, aunque fuera por un corto tiempo, de todas las cosas que la habían estado torturando desde hacía días, mientras que Sasuke sintió como los temores que había estado albergando desaparecían ante el placer de tenerla entre sus brazos.
Solo que no podían estar así para siempre y aunque le gustaría prolongar su dulce reencuentro lo más que se pudiera, al mismo tiempo Sakura ya no quería seguir retrasando lo inevitable. Así que con pesar se separó de él y lo tomó de la mano para guiarlo a que tomaran asiento en un sillón.
—Sasuke-kun, h-hay un par de cosas que estoy aquí para decirte, pero me siento demasiado nerviosa y te pido que seas paciente conmigo mientras hablo ¿Sí? — cuando lo vio asentir dudoso, ella aspiró aire con fuerza y luego entrelazó ambas manos con las de él —. Pero primero necesito que recuerdes siempre que te amo... Te he amado siempre y no hay nada en el mundo que pueda cambiar ese hecho.
—Sakura ¿Por qué me estás diciendo todo eso? — el pelinegro intentó deshacer el agarre, pero ella se lo impidió, aferrándose con más fuerza.
—Porque he hecho algo y no ha sido motivado por otra cosa que no sea mi amor por ti... — como si esa declaración no fuera lo suficientemente inquietante, por la mejilla de la joven se deslizó una solitaria lagrima que sólo consiguió alarmarlo aún más.
—¿De qué estás hablando? ¿Dime que pasó? — de repente, recordando de quien había venido acompañada, una conjetura que ya casi podía escuchar a su amada confirmarle llegó a su mente —. Sakura... ¿Acaso fuiste...? ¿El emperador te...?
Con el miedo y la desesperación abriéndose pasó dentro de ambos, la chica apenas asintió con la cabeza cuando su prometido ya se había levantado del asiento violentamente y chasqueó la lengua, enojado, mientras trataba de digerir la noticia.
Aunque de inmediato fue imitado por ella, quien atormentada se plantó frente a él y buscó tener su atención nuevamente.
—¡Pero escúchame! ¡Conseguí solucionarlo!
—¡¿Cómo vas a solucionar algo así?! ¡Su palabra es definitiva! ¿Qué podrías hace tú para cambiarlo? — él intentaba rehuir de ella, incapaz de mirarla por la angustia que se abría pasó en cada centímetro de su ser. Sentía que iba a vomitar en cualquier momento.
—¡En serio lo hice Sasuke-kun! ¡Yo soy y todavía seré solo tuya! ¡Aun podremos estar juntos! Yo... — antes de que pudiera continuar, recibió una mirada de parte de su amado que fue tan extraña para ella que por un segundo no lo reconoció. Eran tan amarga, enojada e incrédula que hizo que las rodillas le flaquearan —. Sasuke-kun, yo... Hice un trato con él.
Ahora todavía más alterado que nunca, el Uchiha la tomó por los hombros sin delicadeza y le exigió que le explicara en ese mismo instante qué había hecho. Con un poco de dificultad y el llanto entorpeciendo su discurso, Sakura le explicó detalladamente el acuerdo al que había llegado con el emperador, poniendo especial énfasis en el hecho de que ella prácticamente sólo estaba trabajando como actriz, solo que eso no fue suficiente para calmar el genio de su prometido.
—¿Cómo pudiste aventurarte a hacer algo así? ¡¿Qué no te has puesto a pensar en lo fácil que podría traicionarte u obligarte a hacer algo en contra de tu voluntad?! — probablemente los gritos masculinos y el llanto de la chica se escuchaban por fuera de la habitación, pero a ninguno de los dos podía importarle menos en ese momento —. ¡Debiste haberte negado! ¡Porque ya estabas prometida a mí!
—¡Eso intente, pero, aunque hubiera luchado más no hubiera servido de nada! ¡Casarnos fue algo que acordamos solo tú y yo! ¡No esta oficiado con nadie más como testigo! ¡Él podía haberme reclamado de todas formas! — Sakura estaba comenzando a desesperarse cada vez más pues él no parecía escucharla y rehuía de su tacto, obligándola a perseguirlo por toda la estancia —. ¡Por eso de cierta forma hemos tenido suerte de que las cosas resultaran de esta manera!
—¡"Hemos" dices! ¡Yo ni siquiera quiero su apoyo con esto! ¡Ya te lo dije! ¡Conseguir justicia por mi familia es algo que solo me corresponde a mí!
—¡No seas obtuso! Si quieres hacerlo sólo ¿Entonces porque me pediste que me casara contigo? — acorralándolo en una esquina para que no se le escapara, Sakura se enfrentó a él cara a cara para mostrarle que, además de llanto, en sus ojos había una férrea convicción en lo que estaba haciendo —. Esto podría ser más grande de lo que imaginamos y definitivamente imposible de manejar tú sólo, ya lo sabía el día que conocí a Kakashi-sama y ahora... Ahora no tengo dudas de que esa corazonada estaba en lo correcto.
—¿De qué estás hablando? — hubo un titubeo en su voz, acompañado de un temblor en sus manos, que de inmediato le hicieron saber a Sasuke que algo más estaba sucediendo. Pero antes de responderle, la chica se giró a ver la puerta como si temiera que alguien pudiera entrar de repente y los escuchara.
—Sasuke-kun, como ya te dije mi identidad y dónde estoy es un secreto para los demás residentes del palacio, por lo que tengo que moverme como una sombra allá adentro... Y hace un par de noches y-yo... Y-yo vi algo que no debía — una nueva emoción se sumó a las que ya inundaban a la pelirrosa, esta vez siendo un terror tan profundo que al Uchiha le hizo olvidar su ira —. A-ahí hay alguien que para empezar no debería... No debería...
—¿Sakura? Sakura cálmate, tranquila — sin dudarlo Sasuke la tomó en sus brazos para contenerla, aunque no pudo evitar insistir en que terminara de explicarse a pesar de que ya estaba en su límite —. ¿A quién viste?
La Haruno nunca se había sentido tan imposibilitada de hablar en toda su vida, pero aun así consiguió murmurar débilmente:
—A Madara-san...
Lamentablemente, luego de esa terrible confesión no tuvieron más tiempo para conversar ni reconfortarse el uno al otro, pues Iruka entró en la habitación para anunciarles que debían ir a cumplir con el encargo que tenían pendiente.
Obligando así a que Sasuke tuviera que torturarse mentalmente durante todo el trayecto hasta el hogar del maestro chocolatero, con la noticia de que su tío estaba vivo y por alguna razón habitaba el palacio cuando se suponía que debería estar muerto.
Al menos, dado que tenía conocimiento de su relación, Iruka no había interferido con la cercanía que Sakura mantuvo con él abrazándose a su torso, mientras el pelinegro la rodeaba por los hombros con un brazo. De hecho, el par de ojos ajenos contemplaban con interés la manera en que estaban aferrados el uno al otro, aun cuando se veían sumamente perturbados y su conversación no había salido bien.
Como si esa fuera la respuesta natural que tenían al afrontarse a sus problemas.
Cuando estuvieron llegando a su destino, Sakura se detuvo en la entrada de la rústica y sencilla tienda de dulces, para dar un par de profundas respiraciones antes de entrar, como método para controlar sus emociones.
Sin importar lo que había pasado anteriormente, todavía tenía que cumplir con el pedido de Kakashi y tenía que esforzarse en no permitir que su aflicción le impidiera llevarlo a cabo eficazmente.
Los hijos del maestro chocolatero los recibieron con expresiones cansadas y sumidos en una tristeza que casi hacen llorar a la ya de por sí sensible chica. Era obvio que creían que a su padre le quedaba poco tiempo y que ya no había nada que pudieran hacer por él para cambiarlo.
—Pasa Sakura-chan, nosotros te esperaremos aquí afuera... — Iruka le pidió a la pelirrosa con suavidad y aunque ella no se sintió intranquila por el pedido, por alguna razón Sasuke sí. Lo que fue notorio para la mano derecha del emperador y que no perdió oportunidad de señalar una vez la doncella entró en la habitación —. No te preocupes Uchiha-kun, ella sigue aquí cerca y no le pasara nada.
—Lo sé, señor... — aunque era evidente que tenía dificultades para creérselo de verdad.
—Ahora que estamos solos déjame decirte que eres justo como tu prometida te describió.
—¿Ella le contó de mí?
—En realidad todo lo que sé de ti es de boca de nuestro emperador y él tiene esos datos porque eres el tema de conversación favorito de Sakura-chan — viendo como esa declaración pareció asombrar al muchacho, Iruka prosiguió —. Desde que llegó al palacio, no ha dejado de hablar de ti, de su infancia juntos, ni de lo mucho que te quiere...
Ante sus palabras, el atractivo joven de mirada glacial observó a su acompañante con tal escrutinio que de no ser porque estaba acostumbrado a los hombres difíciles de la corte, hubiera conseguido doblegarlo.
—¿Puedo preguntarle qué tan considerado está siendo nuestro señor respecto a mi compromiso con ella? — ahora que tenía a uno de los allegados de Kakashi dispuesto a hablar, pensaba sacarle toda la información posible.
—Bastante más de lo que puedes imaginar hijo y eso se debe a lo encariñado que esta con tu prometida... — escuchar eso último consiguió hacer fruncir el ceño a Sasuke, aun cuando fue solo un comentario inocente por parte de Iruka, así que rápidamente siguió explicándose —. Verás, nuestro señor se encuentra muy intrigado por la falta de convencionalidad en Sakura-chan y se identifica con ella por esa cuestión. En parte es por eso por lo que le ha pedido que le ayude a escaparse de esta obligatoria costumbre que le parece tan agobiante, eso y el hecho de que es una niña con un buen corazón, incapaz de traicionarlo.
—Sakura confía en él y en que siempre respetará todos los límites que ella le imponga, pero yo dudo mucho de eso. Nuestro señor es un emperador ¿Por qué habría de importarle lo que una simple plebeya quiera? — su muy entendible inquietud hizo suspirar sonoramente a Iruka.
—Haces bien en dudar Uchiha-kun, pero lo cierto es que, en muchas cuestiones, como lo es el concubinato, nuestro señor no tiene tanto poder como te imaginas. Es por eso que se vio en la necesidad de armar todo este teatro... — antes de continuar, el hombre deslizo ligeramente la puerta de la habitación donde Sakura estaba hablándole al maestro y le indicó a Sasuke que se asomara —. Sin embargo, lo que sí tiene es honor y palabra, así que nunca se atrevería a mancillar a tu dulce flor... Y eso ella lo sabe.
Obedeciendo su pedido, el Uchiha se acercó a la entrada y visualizó la pequeña figura de la pelirrosa arrodillada junto al futón del enfermo anciano.
—Probé uno de sus chocolates una vez, pero solo pude comer uno ya que Kakashi-sama los atesora más que nada y ya le quedaban muy pocos — ella estaba sosteniendo la mano del hombre, quien apenas y podía mantener los ojos abiertos mientras la escuchaba —. Son realmente deliciosos señor, en Tokio nunca probé nada así de excelente... Nació con un talento digno de poner en los registros históricos, lo que confío en que así será y en el futuro todos sabrán que un emperador solo comía dulces si los había preparado usted.
Esas palabras obtuvieron una reacción positiva del anciano, pues aún a través de su agonía y su mirada perdida fue posible reconocer que algo parecido a la dicha cruzaba por su agotada faz.
—Antes de que enfermara, el emperador incluso me prometió que como regalo de bodas iba a darme todas las clases de dulces que usted y sus hijos hacen aquí y esa idea realmente me emociona — una hermosa sonrisa se asomó en los labios de la chica, como siempre, incapaz de contenerla cuando estaba a punto de hablar de Sasuke —. A mi prometido no le gustan los dulces, es irónico porque él es exactamente así, tanto que los comería solo para hacerme feliz... Es el tipo de hombre que ve siempre por la felicidad de los demás antes que la de él y según me han contado, usted también es así ¿No?
Ante esa pregunta, el maestro reflexionó con cuidado lo que debía responder, dispuesto a incluso esforzarse en pronunciar palabras. No obstante, al final se quedó callado con la mirada perdida, incapaz de saber si realmente lo era.
—Al parecer también es muy modesto, aun cuando sus hijos y Kakashi-sama le deben gran parte de su alegría al enorme esfuerzo que le ha puesto a su trabajo todos estos años — la doncella le acarició la frente con suavidad mientras lo miraba con algo parecido a admiración —. Lo ha hecho muy bien señor, todo, de principio a fin y he venido en nombre de su más ferviente admirador a hacérselo saber. — observándola desde afuera, Sasuke creyó ver cómo tanto el enfermo como su prometida parecían a punto de llorar y comprobó que así era cuando a ella se le rompió la voz —. En nombre de Kakashi Hatake, la persona, no el soberano, le doy las gracias por haber venido al mundo y formar parte de lo poco que le trae felicidad a su vida.
Acto seguido, Sakura le hizo una profunda reverencia al hombre, pegando la frente al suelo por varios segundos, en la específica muestra de respeto que Kakashi le pidió hacerle ya que en su estatus de emperador él no podía.
Cuando se incorporó la chica estaba por decirle más cosas, sin embargo, al Uchiha ya no se le permitió seguirla espiando pues Iruka volvió a cerrar la puerta silenciosamente.
—¿Lo ves? Ni siquiera en estas circunstancias ella puede dejarte de lado en sus pensamientos — el hombre se cruzó de brazos y miró al oficial con solemnidad —. Increíblemente a nuestro emperador le gusta escucharla hablar de ti y admito que entiendo por qué.
—No entiendo... — si realmente estaba interesado en su prometida ¿cómo podría soportar escucharla hablar todo el tiempo de él?
—Bueno hijo, hay un brillo innato en cada persona que se enciende cuando habla, experimenta o siquiera piensa en lo que lo hace feliz. En el caso de Sakura-chan, eres tú — esa parte la entendía, Sasuke se sentía igual respecto a ella, pero lo otro... —. Cuando tú estás en sus palabras, en sus pensamientos o sus anhelos su luz es tan brillante que atrae a la gente como una polilla al fuego.
—Y nuestro señor por eso la quiere cerca ¿No?
—Entiendo tu punto de vista hijo, tu prometida es hermosa, leal, inocente y amorosa, la mujer que cualquier hombre querría tener a su lado, pero no debes preocuparte por que el emperador desarrolle sentimientos carnales por ella — inconscientemente, el joven apretó los puños a sus costados, para nada dispuesto a creer eso —. Lo cierto es él es tan infeliz que lo único que espera es contagiarse de la alegría y vitalidad de Sakura-chan, aunque sea un poco. — bajo la mirada incrédula del frio joven e intuyendo que la pelirrosa estaba por salir de la habitación, Iruka decidió cerrar el tema de una vez por todas —. De modo que no tendría sentido que se interponga entre ustedes cuando tú eres lo único que hace que ella sea así.
Habiendo cumplido el propósito por el que estaban en Kioto y una vez se despidieron del maestro y sus hijos - reiterándoles que tenían el absoluto respeto y apoyo de su soberano - el tío de emisarios regresaron al carruaje.
En el trayecto la joven se permitió derramar un par de lágrimas en el pecho de su amado, todavía muy afectada por lo visto en la tienda de dulces. Los hijos del maestro se veían tan perdidos y tristes que le recordaron a su propia depresión tras la muerte de su padre.
Al menos se tenían entre ellos y no tenían que pasar por el luto solos, como ella tuvo que hacer.
—Muy bien pequeños, por órdenes de nuestro emperador lo siguiente en nuestra agenda es dejarlos nuevamente a solas para que puedan terminar de ponerse al día y discutir esta intrincada situación en la que están — Iruka les indicó con voz apacible cuando el carruaje se detuvo abruptamente y, al asomarse por la ventana, Sasuke se dio cuenta que estaban frente al lugar donde vivía —. Así que por favor entren, yo vendré después para recogerte e irnos Sakura-chan, ¿Están de acuerdo?
Ambos asintieron y obedecieron sin replicar las órdenes del hombre, entrando al departamento del Uchiha para fin estar a solas.
Se suponía que debían hablar pues tenían demasiadas cuentas pendientes que arreglar y asuntos que resolver, sin embargo, apenas cerró la puerta, Sasuke se abalanzó sobre su prometida tomándola con desesperación por las mejillas para besarla de lleno en los labios.
La pelirrosa correspondió el contacto de inmediato y se abrazó a él con la misma fuerza, dejando que el momento simplemente fluyera.
Pero, tras identificar que había algo además de amor y deseo en el beso que su prometido le estaba dando, se separó de él para pronunciar las palabras que sabía tanto necesitaba escuchar.
—Te amo Sasuke... Más a nada en este mundo, te amo como tienes una idea — y el efecto fue inmediato pues el pelinegro pegó su frente a la suya y cerró los ojos, afligido, mientras la escuchaba —. Eres lo más importante para mí, mi vida, mi razón, mi sueño, todo eres tú... y fue mi amor por ti lo que me orillo a hacer esto, por favor perdóname...
—No tengo nada que perdonarte, sé que estás haciendo esto esperando que salga bien... — el oficial volvió a besarla, esta vez llevándola hasta donde su futón se había quedado extendido esa mañana. La recostó con delicadeza y luego procedió a contemplar su rostro con infinito amor a la vez que preocupación —. Pero aun así... No sé qué vamos a hacer, Sakura.
—Ya te lo dije Sasuke-kun.
—Dices que tienes bien establecidos los términos y condiciones de tu trato con el emperador — la doncella rápidamente afirmó sus palabras con un asentimiento —. Entonces no seas ambigua conmigo...
Estando sobre ella a una cercanía casi nula, el Uchiha captó como se humedeció el labio inferior mientras ponía en orden su discurso y tuvo que contenerse de volver a besarla como el loco enamorado que era.
Como tanto había estado soñando hacer las últimas semanas y más aún desde que la tuvo frente a él al inicio del día.
Sin embargo, ese deseo tuvo que ser definitivamente pospuesto pues ella estaba por responderle.
—No soy una concubina en realidad, soy una actriz, un truco, una pantalla simplemente. Vivo en un ala secreta en el palacio donde solo el emperador, Iruka-san y dos personas de servicio pueden entrar, de manera que nadie sabe quién soy o como me veo. Todo lo que saben es que existo... — la joven hizo una pausa para analizar que expresión tenía su prometido mientras le hablaba, pero no pudo leer ningún sentimiento claro en su atenta faz —. Así seguirá siendo mientras Kakashi-sama cumple con su parte del trato que es brindarte las condiciones adecuadas para que trabajes sin ninguna dificultad, así como asegurarse de que estés bien. Una vez que tú consigas llegar a la verdad detrás de la muerte de Itachi y Fugaku-san, nuestro acuerdo termina y yo vuelvo a casa como si nada hubiera pasado...
—¿Y tú realmente crees que cumplirá al pie de la letra todas sus promesas? — él no estuvo preparado para escuchar su respuesta.
—Le dije que me mataría si no lo hacía... — ante su atónita mirada obsidiana, tímidamente ella se señaló cada parte de su cuerpo mientras las nombraba: —. Me cortaría el cuello si no te protegía, me atravesaría el cráneo si alguien te llegaba a lastimar por su descuido, me abriría el vientre si intentaba retenerme a su lado y me sacaría el corazón si él mismo intentaba hacerte daño.
—¿Tanto te aprecia como para temer que hagas eso? — terriblemente celoso por ese hecho, él comenzó a besarla en un lento recorrido que fue desde su frente hasta su mentón sin detenerse en sus labios.
—Quiere que seamos amigos y creo que es sincero. He estado aprendiendo a confiar en él — un poco aturdida por sus deliciosas atenciones ella estaba teniendo dificultades para hilar ideas —. Entiendo que se siente atrapado en ese frío y solitario lugar y él comprende mi necesidad de cuidar de ti.
—Porque sabe que me amas — él concluyó comenzando a descender por su cuello de cisne.
—Lo sabe, se lo digo todo el tiempo, no puedo evitarlo... — ella se aferró a su espalda y se retorció ligeramente al sentir como su prometido la besaba y pasaba su húmeda lengua por esa sensible zona de su cuerpo —. Cada que hablamos y me pregunta algo sobre mí, termino hablándole de ti...
Emocionado por sus sinceras palabras, Sasuke comenzó a besar con más ahínco la zona en donde su cuello se unía a su hombro hasta dejar una pequeña marca roja que esperaba ella no se molestara por tener.
Aunque contrario a eso, ella se incorporó lentamente del futón y lo miró con los ojos encendidos.
Sus irises estaban más brillantes que nunca y sus pupilas estaban tan dilatadas que era imposible no identificar el deseo y lujuria que fluía dentro de ella. Sonrojada y profundamente embelesada por el momento, Sakura nunca le había parecido más hermosa y deliciosa.
Así que se inclinó para besarla con hambre y pronto se abrió paso en su cavidad bucal para explorarla con su lengua, harto de tanto juego previo.
Ella lo dejó hacerla como quisiera, cooperando activamente en el cada vez más caliente contacto e incluso dejándolo recorrerla con sus manos.
Dado el poco cuidado que estaban poniendo en sus acciones, el elegante kimono azul índigo que la joven usaba se desacomodó comenzando a abrirse en la parte del pecho y al notarlo, el Uchiha se quedó mirando esa parte de su cuerpo por más tiempo del que fue consciente. La sola vista de su pálida piel y la idea de ver su delicado torso lo estaban excitado demasiado.
Solían bañarse juntos cuando eran niños, pero eso dejó de pasar a partir de que cumplieron ocho años, así que a pesar de que esa no sería la primera vez que veía parte de su desnudez, se sentía como sí lo fuera.
—Mi amor... — Sakura lo llamó consiguiendo que él levantara la mirada hacia ella y se encontró con una expresión tan entregada y enamorada en su bello rostro que quiso volver a besarla en los labios. Solo que la joven no se lo permitió.
Pensando en nada que no fuera lo mucho que amaba a ese hombre y lo necesitada que estaba de que supiera que ella seguía siendo solo suya, la pelirrosa se apartó de él, para que le diera el espacio suficiente para deshacer el nudo de su obi.
Con los dedos temblorosos y procurando no mirarlo a los ojos para evitar echarse para atrás por la vergüenza, poco a poco la joven se despojó de la gruesa tela de su kimono hasta que este se abrió de par en par dejándolo apreciar su cuerpo todavía cubierto por la fina tela de su nagajuban.
No era como si estuviera completamente desnuda ante él, pero ese gesto tenía un propósito en concreto.
—Sin importar donde o con quien este el corto tiempo que va a durar nuestro tiempo separados, yo sigo siendo tuya. Yo soy tu prometida y seré tu esposa no importa lo que tenga que hacer para lograrlo... Pero por ahora... — la chica tomó su gran mano entre las suyas mucho más pequeñas y la atrajo hasta posarla sobre su cuello —. Esto es lo único que puedo darte.
Soltando su mano, segura de lo que haría, Sakura lo tomó por las mejillas y lo atrajo hacia su cuerpo para besarlo con dulzura, mientras lentamente volvía a recostarse.
Confundido y embelesado por su repentina entrega, Sasuke trató de no perder el control y guardar la compostura, a pesar de que tenía el hermoso cuerpo de su prometida debajo de él y una furiosa erección dentro de sus pantalones pidiéndole a gritos que la tomara en ese momento.
Sin embargo, en cuanto la escuchó pronunciar un lujurioso "por favor, tócame en todas partes" no pudo hacer otra cosa más que obedecer.
Sin separarse de sus labios descendió su mano por su figura y aunque ella estaba tratando de no ponerse demasiado nerviosa o avergonzada y mucho menos de arrepentirse por lo que estaban haciendo, lo cierto es que la tarea le estaba siendo difícil.
Inconscientemente soltó un pequeño gemido cuando él le palpó un pecho por encima de la tela y un poco inseguro procedió a apretarlo, evaluando su peso y tamaño.
—Mi hermosa Sakura... Te sientes tan bien... — él murmuró a su oído mientras continuaba recorriendo la curva de su cintura y se regodeaba en lo amplias que eran sus caderas —. Muero porque llegue el día en que seas mía completamente.
—Ya lo soy, siempre lo he sido — ella le recordó en un jadeo cuando sintió sus grandes palmas en la extensión de su trasero, apretándolo con deseo y luego bajando para acariciar sus largas piernas —. Te amo Sasuke...
—Y yo a ti Sakura...
El nagajuban permaneció puesto en todo momento mientras el par de amantes seguían besándose y ella se entregaba parcialmente a él como una prueba de que aún seguía reservando esos placeres para quien deseaba con todo el corazón que fuera su marido.
Esa persona especial a la que quería proteger y en quien pensaba día y noche, teniendo incluso el tipo de sueños prohibidos que se acercaban bastante a lo que estaban haciendo.
La pelirrosa sentía como la humedad y el ardor en su entrepierna le rogaban que se dejara poseer en ese lugar, en ese instante y por ese hombre. Sin embargo, todavía no estaba lista ni quería que su primera vez fuera de esa forma.
Todavía guardaba la ilusión de completar ese acto de amor en su noche de bodas y para su fortuna él supo entenderlo y sin ninguna oposición la dejó volver a vestirse después de un rato memorizando su delicado cuerpo con sus manos.
—De entre los muchos sueños que aún guardo siempre has sido el más especial de todos... Estar contigo como tu esposa es mi mayor anhelo... — ya estando de pie, ella rozó su nariz con la suya como solían hacer desde que eran niños.
—Creí que ese derecho estaba reservado por tu deseo de convertirte en la arquera más famosa de todos los tiempos... — él la abrazó contra su pecho y le acarició el cabello con dulzura.
—Tienes razón, habrá que reorganizar mis prioridades — captando que estaba bromeando, Sasuke le besó la frente al tiempo que esbozaba una suave sonrisa —. Pero en realidad una cosa no quita la otra... Podré ser ambas cosas sin ningún problema porque tú me lo permitirás ¿No es cierto?
—Por supuesto que sí.
—Porqué confías en mi ¿Verdad? — su amada quería llegar a alguna parte con eso y él lo supo de inmediato.
—Con ojos cerrados, oídos sordos y manos atadas
—¿Entonces confiaras en mi mientras estoy en el palacio? — aunque ella quería una respuesta en específico, lo cierto es que no podía dársela.
—Confío en ti Sakura, pero no puedes pedirme que no me preocupe.
—Lo sé, pero te juro que estaré bien, incluso seré muy cuidadosa al vigilar a tu tío y averiguar qué está pasando — con todo lo que habían pasado ese día, el Uchiha casi se olvida de ese detalle —. Tengo la certeza de que algo muy turbio ocurre alrededor de él, incluso que podría tener algo que ver con lo que les pasó a Fugaku-san e Itachi-niisan y pienso averiguar todo al respecto.
—De ninguna manera Sakura, prométeme que no te pondrás en riesgo poniéndote en su radar — abruptamente, él la sostuvo por los hombros con fuerza y la observó con seriedad.
—P-pero Sasuke-kun...
—Ningún, pero. Ya te estas poniendo demasiado en riesgo solo estando en ese nido de víboras y te aseguro que desde el más allá tu padre debe estarme maldiciendo por permitirte estar ahí — más severo de lo que nunca había sido nunca con ella, sus palabras salieron de su boca con una seriedad que no le dejaban oportunidad de oponerse —. Le prometí a tu familia, a la mía, a mí mismo y sobre todo a ti, que siempre te protegería y cuidaría de tu bienestar, así que de ninguna manera pienso consentir que te metas donde no debes y menos con alguien que podría ser más peligroso de lo que imaginamos ¿Entiendes?
—Si mi amor, pero... — él la miró aprensivamente pero aun así ella no se detuvo —. Pero si por casualidad llego a saber o encontrarme con algo extraño que debas saber, no te molestes conmigo, por favor.
—Nunca me enojo contigo — volviendo de golpe a ser el Sasuke tranquilo de siempre, le acarició el cabello con cariño.
—Esta mañana lo estabas, incluso me hiciste llorar — era cierto ¿cómo pudo olvidarse de ello? De repente se sintió tan avergonzado que su rostro no pudo ocultarlo y Sakura se apresuró a besarlo como consuelo —. Pero está bien, tenías derecho a estar molesto y de verdad lamento haber hecho esto sin consultarte antes.
—Yo también lo siento... Por todo.
Ese momento fue como regresar a sus días de infancia, donde al menor desacuerdo terminaban en una pelea desproporcionada y luego se arreglaban rápidamente, incapaces de estar separados o molestos con el otro durante mucho tiempo.
Era gracias a ese vínculo tan fuerte que los unía, que sabían que, a pesar de los tropiezos, obstáculos y vicisitudes que actualmente acaparaban sus vidas, al final terminarían estando juntos.
Porque era así como estaban destinados a estar desde el día de su nacimiento y así sería hasta que murieran.
Así que al final se sintieron seguros de despedirse esa noche, confiando en que todo saldría bien y que él otro estaría protegido y en buenas manos hasta que pudieran volver a verse.
No obstante, esa atadura que les exigía mantenerse unidos sin importar las circunstancias, había sido tirada con demasiada fuerza ese día y cuando Sasuke regresó a casa luego de que su prometida emprendiera camino de regreso al palacio, se dio cuenta de que había cobrado el precio por ese error incendiando el lugar donde vivía.
Ese donde horas antes había disfrutado de la más pura y carnal cercanía con su futura mujer y donde también le había confesado sus sentimientos semanas antes.
Ese fuego que consumía el lugar furiosamente ante los ojos de su inquilino, era el castigo por haber peleado con Sakura por más justificado que hubiera sido.
...
NOTAS FINALES:
¡ME DUELEN LOS DEDOOOOS! No manches neta me arden jajaja Escribí esto en dos sentadas y neta que siento orgullosa a la vez que horrizada por mi ética de trabajo.
Plis denle mucho amor a éste cap para perdonarme a mí misma por ello y recordar que si me siento motivada a escribir y actualizar rápido es porque están leyendo mi historia.
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Como siempre les doy las gracias a todos los que están aquí brindándome su apoyo, en serio les agradezco millones que sigan aquí y me brinden su apoyo, plis nunca se vayan.
En fin, esto ha sido todo por hoy y nos vemos en una siguiente actualización. Bye!
