HONNE

Los verdaderos sentimientos y deseos de una persona.

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

Capítulo 12. El gran hombre que merece más que solo agradecimiento.

Sasuke contempló con gran admiración a la mujer entre sus brazos mientras ésta aún seguía sumida en sueños. Desde su llegada al palacio y habiendo aceptado hospedarse en el mismo cuarto que ella, pasaban las noches y recibían los nuevos días en la misma cama.

Solían dormir juntos cuando eran niños e incluso llegaron a hacerlo un par de veces en la adolescencia. Con ella recostada sobre su pecho y abrazándolo por la cintura y él descansando su cabeza sobre la de ella mientras la estrechaba contra sí con un brazo. A simple vista no parecía que nada hubiera cambiado respecto al pasado, pero en realidad sí que lo había hecho. Ya no eran un par de amigos que disfrutaban de la inocente compañía del otro, sino un hombre y una mujer que estaban preparándose para casarse.

Así entonces, ahora cada mañana el Uchiha podía deleitarse con la belleza de una Sakura distinta a con la que había compartido cama desde la niñez. Sus largos rizos rosados que no habían hecho más que crecer acariciando sus mejillas y esparciéndose a su alrededor como una perfumada cortina. Su suave y pálida piel iluminada por el tenue brillo de la mañana, dándole un aspecto divino. Su angelical rostro de rasgos más maduros, aunque igual de dulces y delicados como en antaño, descansando ajeno a los ojos que vigilaban. Y su delicado y seductor cuerpo acomodado contra él sin ninguna vergüenza o decoro.

Era en momentos como ese que Sasuke se reafirmaba a sí mismo que su prometida siempre había sido, era y sería la mujer más hermosa del mundo. No obstante, fue sacado de su ensoñación cuando la pelirrosa suspiró profundamente, anunciando que estaba por despertar.

—Sasuke-kun... — murmuró al tiempo que abría los ojos y se los frotaba para aclarar su visión.

—Aquí estoy, buenos días — el hombre respondió sonriendo ligeramente al ver a la doncella luchar por borrar todo rastro de cansancio de su cuerpo.

La joven se retorció lentamente necesitada de estirar sus entumecidos músculos y sin querer la tela de su yukata para dormir se deslizó por sus hombros, dejando al descubierto su pecho. Dado el fresco clima de la mañana sus rosados pezones se pusieron erectos al instante, algo que Sasuke no perdió de vista, ni tampoco oportunidad de aprovechar. Como un león dispuesto a devorar una gacela, se posicionó sobre ella y comenzó a lamerlos con gula.

—Mmm~ — Sakura gimió cuando sintió la calidez y la humedad apoderarse de esa sensible zona de su cuerpo y con delicadeza acarició las oscuras hebras del cabello de su amado mientras éste la atendía.

No solían hacer eso todo el tiempo, de hecho, habiendo comenzado a dormir juntos hacía ya más de una semana, esa era la tercera vez que ocupaban el futón para algo más que no fuera conversar, acurrucarse o dormir. Estaban en proceso de recuperar todo el tiempo que tantas cosas ocurridas en su vida les habían quitado, así como de conocer eso de lo que habían sido ignorantes hasta hacia muy poco: sus cuerpos.

—Mi amor... ¿Puedo?

Por ejemplo, ahora la pelirrosa era mucho más desinhibida al momento de comunicar sus deseos, así como de explorar el masculino cuerpo del hombre al que había amado desde siempre. Entendiendo al instante que ella quería tomar el mando, él simplemente asintió a su pedido y se separó de ella, arrodillándose lejos para que pudiera levantarse.

Sus pupilas se dilataron al ver como la prístina tela blanca de su yukata permanecía desacomodada sobre su piel, revelando tanto como ocultando algunas zonas de su lujuriosa vista. Era una tortura que, en conjunto con la excitante expresión de deseo en el rostro de muñeca de su prometida, era muy difícil de soportar.

Por su lado, Sakura comenzó a respirar agitadamente, anticipándose a lo que estaba a punto de hacer. Ya había visto el pene de su prometido con anterioridad, pero el efecto de tenerlo listo y a su merced fue igual de poderoso que la primera vez.

La simple visión del erecto miembro asomándose por la yukata, como evidencia de su gran excitación, fue suficiente para que la pelirrosa comenzará a sentir como su propio núcleo se humedecía. Así que no pudiendo resistirse más, la doncella se inclinó hacia él, levantando sugerentemente la parte inferior de su cuerpo en el proceso, y sus pequeñas manos fueron directo a palpar la hombría de Sasuke. Sacándolo a la vista tras unos segundos de acariciarlo con la tela de por medio.

El pene de su amado la hacía sentirse una completa pervertida por la rapidez con la que la excitaba siquiera verlo. Erguido en todo su poderoso largo, grueso y venoso, de piel rosada y de apariencia suave y delicada, brotando del oscuro vello púbico que subía como un tentador camino hasta su ombligo. Incluso antes de comprometerse, ella siempre estuvo segura de que Sasuke era hermoso en cada parte de su cuerpo, pero aun así no podía evitar estar embelesada y sorprendida al comprobarlo.

Tomándose su tiempo, Sakura envolvió su pulgar y su dedo índice alrededor de la circunferencia, apenas logrando que sus dedos se encontraran y comenzó a bombear su largo falo como él le había indicado la última vez que debía hacer. En todo momento sus ojos mantuvieron el contacto con los de él, observándolo con lujuria y al mismo tiempo timidez. Fascinada por la aterciopelada suavidad de la piel y la gota de humedad en la diminuta hendidura del glande.

Sasuke chasqueó la lengua cuando ella aumentó el ritmo al que lo masturbaba y se excito al límite por la deliciosa visión de su mujer viéndolo desde abajo y con su maravilloso trasero levantado sugerentemente, como si se lo estuviera ofreciendo. Con delicadeza, levantó su bello rostro tomándola por el mentón y delineó sus voluptuosos labios con el pulgar hasta adentrarlo en su dulce boquita. Al mismo tiempo que su mano no dejaba de atender su pene, la pelirrosa lamió y chupó con gula su digito, haciendo que la pasión en el Uchiha alcanzara nuevos límites.

—Tómame en tu boca... — le ordenó, deseoso por sentir su húmeda y pequeña cavidad oral a su alrededor.

Por un momento la doncella dudó en hacerlo, aunque al final, haciendo caso a su propia lujuria y perversión, soltó su dedo, dejando un hilillo de saliva que conectaba sus labios a él, y se inclinó hacia el pene que aun descansaba en su mano.

Primero lo tocó con la punta de la lengua y saboreó las gotas que cubrían la rendija. El sabor del pre-seminal de Sasuke no se parecía a nada que hubiera probado antes, era dulce y al mismo tiempo picante, pero en lo absoluto desagradable. Se preguntó si el resto de su miembro tendría el mismo sabor, así que sacó más la lengua y comenzó a lamerlo de abajo hacia arriba como si fuera un dulce. El impacto fue demasiado poderoso para el Uchiha, quien gruñó complacido por su labor e inconscientemente inclinó las caderas, acercándose más a ella.

—Métela toda en tu boca — él pidió conteniendo un jadeo de placer.

Obedeciendo, la chica puso la rígida carne en su boca y bajó la cabeza con lentitud hasta que sintió el glande en el fondo de la garganta. No podía explicar cómo ni por qué, pero la sensación de albergarlo de esa forma tan obscena la hizo humedecerse aún más. Tal vez era porque hacerle sexo oral le daba una gráfica idea de cómo sería tener ese grueso y largo pene en su interior y ante la mera idea sus paredes vaginales se contrajeron de anticipación.

Sasuke se estremeció por la maravillosa sensación y enredó los dedos en su espeso cabello rosado para facilitarle la tarea de deslizar su pene dentro y fuera de su boca a una velocidad cada vez mayor. Era la primera vez que sentía algo semejante. El placer que le provocaba su caliente y mojada boca, en conjunto con su traviesa lengua recorriéndolo y produciendo excitantes sonidos acuosos, la succión a la que sus hinchados y rojos labios lo sometían y la perversa forma en que la doncella lo observaba con los ojos entornados simplemente era demasiado para él.

Lo que tenía en frente superaba con creces cualquier fantasía prohibida que hubiera tenido con ella desde la época en que alcanzó la pubertad.

—¿Te gusta? — Sakura se separó de él para cuestionarlo con un hilo de voz y verla con la respiración agitada, las mejillas sonrojadas y relamiéndose los labios casi lo hace perder la razón.

—Sí, continúa...

La pelirrosa atendió su pedido sin demora y reanudó su tarea, aumentando progresivamente el ritmo al que su boca se metía y sacaba el cada vez más resbaladizo pene. Por su lado, el Uchiha dejó de simplemente sostener su cabello entre sus manos y lo uso para dirigir el ritmo al que la embestía, usando tal vez demasiada fuerza en el acto, aunque ella en ningún momento se quejó. De hecho, Sakura parecía disfrutar de ello, pues entre felaciones la escuchaba gemir y sus uñas se aferraban a las caderas masculinas para mantenerlo cerca de ella como si temiera que se le fuera a escapar.

Tras un par de minutos más, el pelinegro sintió que finalmente estaba llegando a su límite y le pidió a su prometida que se retirara pues pronto iba a correrse, solo que ésta se negó e incluso redobló sus esfuerzos, solo deteniéndose cuando lo sintió palpitar con fuerza y el caliente y espeso líquido llenó su boca.

Hasta que la última gota de semen salió de él, la doncella se separó ligeramente y aunque había sido vaciado hasta el fondo el miembro aún se mantenía erecto y deseoso de ir más allá.

—Sabes delicioso, me encanta — con la respiración agitada y concentrada en saborear su semilla, al tiempo que sus fanales verdes le daban una mirada de necesidad, Sakura se veía más que receptiva continuar —. Ojalá pudiera seguir haciendo esto por más tiempo.

Solo que al final, recordando la hora y que pronto serían llamados a sus obligaciones de ese día, la pelirrosa decidió arrodillarse igual que él y simplemente darle un beso antes de disponerse a abandonar el lecho.

Decepcionado por tener que darle la razón, Sasuke la observó colocarse correctamente la yukata y procedió a hacer lo mismo para acto seguido levantarse y caminar hasta ella. Entre pequeñas risas, Sakura se dejó envolver en un abrazo mientras se afianzaba a él con el mismo cariño. El Uchiha le besó la sien y la frente, susurrándole al oído lo mucho que la quería y lo dichoso que era de saberla suya.

Aquella había sido una manera más que perfecta para iniciar la mañana y dentro de esa habitación ambos tuvieron la oportunidad de olvidarse de las cosas malas que los esperaban fuera de ella.

En ese mundo que no les permitía amarse en completa libertad, pero que al menos seguía fallando en separarlos.


Mientras aquel par de jóvenes disfrutaban de haber reanudado su idílico romance, Kakashi estaba enfrentándose a las dificultades que su acto del concubinato le acarreaba. Siendo más precisos a lo que a su consejo le preocupaba de él.

Hatake siempre fue consciente de que ninguno de esos hombres era tonto y que, al menor descuido o señal sospechosa, todos comenzarían a dudar de si realmente estaba cumpliendo con sus debes en la alcoba con Sakura.

A veces le parecía demasiado enfermizo como a tanta gente le importaba algo tan íntimo y privado como su actividad sexual, más tomando en cuenta que la pelirrosa no era ni siquiera una opción para convertirse en su futura emperatriz. Sabía que el que estuvieran tan desesperados porque de ella saliera un descendiente (por más que las probabilidades de éste de ascender al trono fueran muy remotas) se debía a un creciente miedo a que su soberano se rehusara a casarse, por azares del destino muriera y el país se quedara sin un heredero, pero aun así...

—Esa fue una de las condiciones que puse desde el momento en que acepté tomar una concubina: nada de revisiones ni invasión a su privacidad — el peliplata espetó con la mirada afilada.

—En su momento se aceptó cumplir con eso porque el panorama se veía prometedor, ahora, sin embargo, resulta sospechoso que Haruno-san lleve tanto tiempo aquí y aún no se haya producido ningún fruto en su vientre — uno de los hombres más complejos en cuanto a carácter no se limitó en señalar —. Que la vean los médicos del palacio podría darnos respuestas al por qué.

—Ya sea si ella es infértil, si alberga alguna enfermedad que le dificulte concebir o... — otro concejal se detuvo antes de completar esa oración, dudoso de proseguir, aunque alguien más lo hizo por él al final.

—O si en realidad no está atendiendo a sus deberes y no puede estar embarazada porque sigue siendo virgen.

Ante aquella furtiva declaración, todos los demás miembros de esa honorable junta comenzaron a murmurar sus propias especulaciones respecto a la gran posibilidad de que eso fuera cierto. Algunos también habían pensado en ello, pero nunca quisieron vocalizarlo pues sabían que el emperador podría tomárselo muy mal.

—Ah, ya veo... — aunque Kakashi ni siquiera se inmuto por la teoría y permaneció tan impasible como siempre —. ¿Y en qué te basas para creer eso último, Homura?

—Cada persona en esta mesa puede ver que tiene especial aprecio por esa jovencita, mi señor. Esta dispuesto a protegerla a toda costa, incluso de nosotros y estoy seguro que también de usted mismo — bueno, al menos aquel anciano había acertado en esa parte, pensó el soberano —. Además, todos nos hemos reunido con ella, aunque sea una vez y, aunque no tenemos argumentos claramente innegables, podemos ver en su rostro y su forma de ser que su pureza aún reside en ella.

Internamente, el emperador reflexionó lo correcta que era esa afirmación. Sakura poseía una especie de aura de inocencia y dulzura que era imposible pasar por alto y que lamentablemente delataba con facilidad el hecho de que aún no había perdido su virginidad.

—Parecen ser unos expertos en mujeres señores, pero me temo que esta conversación no va a llegar a ningún lado.

—Sí lo hará mi señor. Si todo está en orden como usted dice, nos dejara hacer una revisión a Haruno-san. Una simple cita con un médico y listo — Homura se puso firme y observó a su soberano sin un gramo de miedo, pero sí con clara amenaza —. De lo contrario volveremos a presionar para que consiga una nueva novia y veremos la forma de que Haruno-san no vuelva a poner un solo pie aquí.

Kakashi dio una lenta mirada a su alrededor, observando atento como todos los hombres en los que se suponía debía confiar apoyaban esa declaración. Si bien nunca había sentido especial aprecio por ningún miembro de su consejo, ese día comenzaba a verlos bajo una perspectiva más hostil.

—Ustedes a veces olvidan quien es su emperador.

—Y usted a veces olvida que sus deberes son más que firmar y sellar acuerdos — otro hombre que hasta ahora no había intervenido en la conversación, alzó la voz —. Debe guiar al país incluso cuando ya no reine más, cuando sea hora de pasar su corona a sus descendientes, nuestros futuros emperadores. Es su obligación también velar por nuestro futuro.

El peliplata meditó un momento que opciones tenía para responder a esa solicitud que más bien parecía una orden. Podía ignorar inquietudes de una sola persona en esa junta, pero no una que todos ahí compartían por igual. No quería hacerlo, le había prometido a Sakura que la protegería a toda costa y eso incluía su integridad y honor. Dejar que la humillaran por no haber cumplido con su papel como concubina era algo que primero muerto que dejar que sucediera.

No obstante, sus mentiras ya lo habían alcanzado lo suficiente y si no hacia algo pronto terminarían por superarlo. Su amistad con Sakura, el cariño que había conseguido que ella le tuviera, su buen nombre, su honorabilidad como emperador, incluso los planes de Sasuke, todo se vería arruinado si dejaba que esos hombres también se convirtieran en un obstáculo para sus secretos propósitos.

—Le comunicare esta sugerencia en cuanto la vea — varios hombres fruncieron el ceño al escuchar que su imperioso llamado de atención a su señor era considerado una mera recomendación —. La decisión será de ella. Si quiere someterse a esa revisión no me interpondré en ello, pero si no, jamás se volverá a tocar este tema... Eso es lo único que puedo hacer por ustedes ¿Contentos?

Ninguno respondió. Era obvio que esa resolución no les pareció agradable, pero ya habían tentado demasiado la paciencia de Kakashi y por esa ocasión decidieron parar. Ya habría más oportunidades en el futuro para continuar presionando en conseguir ese heredero que tanto necesitaba el país y que su egoísta emperador se negaba a darles.

El peliplata ordenó proseguir con los demás temas en la agenda que aún faltaban por tratar y aunque la anterior animosidad en la junta bajó un poco, varios hombres no pudieron dejar de darle vueltas en su cabeza al motivo por el que su emperador no podía simplemente acostarse con la muchacha si era tan obvio que la quería.

Era una duda natural en ellos y que no tenían cómo esclarecer pues carecían del conocimiento que el miembro más discreto en esa mesa sí poseía. Como siempre, Madara se portó como el perfecto y callado espectador que todos conocían. Concentrado en analizar la forma en que Kakashi se tensaba cada que sus leales consejeros dudaban de él o intentaban poner en una complicada situación a Sakura.

Sería tan fácil ayudar a todos a comprender. Simplemente tenía que levantarse y decir "no se acuesta con ella porque la chiquilla ya tiene otro amante" pero aún no era tiempo. Todavía era muy pronto para jugar esa carta y hasta que los preparativos no estuvieran listos tenía que seguir fingiendo que nada extraño o sospechoso sucedía con él.

Puede que el Uchiha se sintiera con la total confianza de avanzar en sus planes desde las sombras, creyendo que así nadie lo vería, pero lo cierto era que Hatake podía leer muy bien esa mueca de falso desinterés en su rostro. Comenzaba a entender por qué Sasuke sentía una apremiante necesidad de darle castigo a ese hombre lo más pronto posible.

Esa animadversión que Madara Uchiha le hacía sentir iba a pagársela muy cara, tarde o temprano.


Al emperador le tomó dos días animarse a preguntarle a Sakura la manera en que debían proceder en esa cuestión, pero, como si no fuera lo suficientemente complicado tener que comunicarle las malas noticias a ella sola, Sasuke decidió que también quería ser partícipe de esa conversación.

Débil ante los ojos enamorados de la joven, él no se negó a dejar que su prometido los escuchara. Aun cuando eso resultó todavía más contraproducente para el soberano.

—¿Una revisión? ¿Q-quiere decir que...? — la joven titubeó, sorprendida por lo que su amigo acababa de decirle.

—Están a punto de descubrirnos, sí — Kakashi asintió tratando de ignorar como la preocupación crecía en la joven de ojos verdes y como el hombre a su lado tensaba la mandíbula.

—¿No puede simplemente decirles que no deben meterse en sus asuntos privados? — Sasuke lo cuestionó con genuina duda.

—Llevo años haciéndolo, pero tienen cierta jurisdicción en mi vida personal que les da el valor de ignorar mis súplicas — el emperador soltó un suspiro y se cruzó de brazos —. Les deje en claro que si tú te negabas no se hablaría más del tema cariño, sin embargo...

—Ellos no piensan ceder hasta que su curiosidad esté satisfecha — la pelirrosa completó la oración por él, con voz angustiada.

—Lo he estado pensando bastante y lo cierto es que el que sospechen de nosotros es una amenaza mucho más amplia cuando consideramos a qué información podrían lograr acceder si continúan metiendo sus narices donde no deben.

—Podrían averiguar su acuerdo con ella — Sasuke concluyó acertadamente.

—Y poner en alerta a Madara sobre mis planes para acorralarlo — un poco nervioso por tener que comunicarles más desalentadora información, el peliplata tomó un sorbo de su té antes de continuar —. Hace poco mis investigadores consiguieron dar con el informe de la muerte del concejal al que sirvió antes de tomar su puesto, pero aún no estamos listos para ponerlo de frente a la justicia.

—¿No es lo suficientemente incriminatorio lo que encontraron?

—Una intoxicación, eso es todo a lo que se concluyó, aunque no descarto que en realidad pueda ser un envenenamiento — tanto Sasuke como Sakura sopesaron mentalmente esa teoría. Tomando en cuenta de quien estaban hablando, eso era lo más probable que hubiera sucedido —. De cualquier forma, aunque a veces siento que estamos lejos de averiguar la verdad también siento que estamos cerca. En cuanto la contundente evidencia que estamos esperando llegue, podremos ponerlo en un juicio al que ninguno de los demás concejales se atreverá a cuestionar.

Al escucharlos siendo traídos nuevamente a colación, la pelirrosa trató de resolver esa primera cuestión de la que en ese momento era apremiante encargarse.

—Kakashi-san... Entonces, por ahora la única forma de calmar a su consejo es... — su expresión de aflicción hizo sentir muy culpable al mayor en la habitación, de la misma manera en que provocó gran impotencia en el chico de cabellos oscuros.

—Lo lamento cariño, Iruka y yo hemos buscado mil maneras de salir de esto, pero siempre llegamos a la misma conclusión: no se van a detener por nada del mundo.

Tras esas palabras la habitación se sumió en un sepulcral silencio que le concedió a Sakura la oportunidad de reflexionar qué debía hacer. Era un hecho que si permitía que la revisaran se darían cuenta de inmediato que seguía siendo virgen y ello pondría en peligro tanto el honor de Kakashi como los planes de Sasuke. Sin mencionar que nada descartaba que no fueran a castigarla a ella de alguna manera por fallar en lo que se suponía era su trabajo. Pero, sobre todo, estando tan cerca de atrapar a Madara y averiguar los motivos detrás de sus crímenes, no podía permitir que el progreso que ya habían hecho se les escapara de las manos.

—Entiendo, y-yo... Estoy dispuesta a hacerlo — anunció para sorpresa de sus acompañantes.

—¿Qué? — Sasuke ladró consternado y se giró para verla con completa seriedad —. Sakura aún si quisieras hacerlo no puedes, ellos se darán cuenta de que tú y él no...

—Entonces ayúdame — la doncella lo interrumpió con un tímido susurro que apenas y alcanzó a ser escuchado por el hombre frente a ellos. Necesitada de repetir su pedido, la Haruno levantó la mirada y sus suplicantes ojos verdes se encontraron con los de él. No quería ponerlo en esa situación, pero ¿acaso tenían de otra? —. Sasuke-kun ayúdame.

—Sakura... — murmuró analizando con detenimiento su avergonzada y al mismo tiempo segura expresión.

Estaba convencida de hacerlo y sus palabras, así como su expresión, eran la clara muestra de que estaba admitiendo pasar por ese humillante proceso de revisión y salir de él exitosamente, fuera como fuera.

—No creo que podamos recurrir a otra cosa Uchiha-kun — Kakashi interrumpió sus cavilaciones mentales —. Ustedes van a casarse un día, no hay nada que les impida no estar juntos desde ahora.

—Con todo respeto señor, para empezar esto es algo que solo nos compete a nosotros dos — no quería ser insolente, pero no quería escuchar a nadie ajeno a ellos opinar sobre el tema.

—Sasuke-kun, por favor, escuchame — ella tomó entre sus manos el cada vez más ofuscado rostro de su prometido y lo observó con determinación —. Sé que no es así como debieron ser las cosas y que en otra época hasta yo me habría negado a dejar que esto saliera así pero no hay más opción... Mientras sea contigo, perder mi virginidad no es algo que realmente me atormente en lo absoluto, ni siquiera en esta situación.

—P-pero ¿Qué hay de lo que ya habíamos pactado? ¿Qué hay sobre esperar al matrimonio? — no fue su intención, pero su voz sonó enojada y herida.

Estaba harto de que su maldita venganza y el trato que tenían con el emperador le arrebataran todo lo que una vez había soñado con compartir con Sakura y los obligaran a conformarse con lo poco que sus circunstancias se dignaban a dejarlos tener.

Había imaginado el momento en que se unirían en cuerpo y alma por primera vez desde hacía años. Su amada pelirrosa usaría un kimono nupcial digno de una princesa, tendrían una hermosa boda en la que todos sus invitados clamarían lo destinados que estaban a terminar juntos, se dirían promesas llenas de amor y esperanza en el futuro antes, durante y después de yacer juntos y en el momento en que consumaran su matrimonio no habría más que ellos dos de por medio.

Ya había sacrificado muchas cosas, no quería que lo que debía ser un acontecimiento especial para los dos se viera manchado por ese tipo de presión sobre ellos. Más aún sobre la doncella.

Sakura también se sintió momentáneamente triste por tener que olvidarse de esas expectativas que una vez llegó a tener respecto a su noche de bodas, pero fiel a lo capaz que siempre había sido para ponerse en segundo lugar por debajo del bienestar de Sasuke, hizo a un lado eso y se reafirmó a sí misma que tenía que hacerlo.

—¿Y por qué no se casan de una vez por todas? — aunque Kakashi se adelantó con una contundente sugerencia a que ella pudiera comunicar su decisión.

—¿Ah? — Sakura apartó la mirada de su amado para ver al emperador con evidente confusión.

—Cariño, sabes tan bien como yo que de la misma manera en que puedo ocultar que quien está contigo es Uchiha-kun y no yo, puedo encontrar la manera de que se casen en secreto.

El emperador sintió como el estómago se le retorció apenas esas palabras salieron de su boca, pero no tuvo corazón para resistirse a darle algo que estaba en total posibilidad de concederle. La pequeña pelirrosa no dejaba de sorprenderlo con su enorme capacidad de anteponerse a las dificultades con más valentía y seguridad de la que él o el mismo Sasuke la creían capaz. No era justo que Sakura sacrificara tanto y recibiera tan poco, si darle una boda adecuada era algo que estaba en posibilidad de hacer por ella no tendría dudas en hacerlo realidad.

Aun si en el proceso su corazón se rompía más y más con la consciencia de que ella nunca estaría con él.

—¿Casarnos? ¿Ahora? — la chica murmuró todavía tratando de digerir su ofrecimiento.

—Bueno, tal vez tome algunos días preparar todo, pero, si ustedes quieren, podrían casarse próximamente — entre el emperador y el Uchiha hubo un intercambio de miradas en la que el más joven le comunicó lo intrigado que estaba y el mayor le pidió que confiara en él —. Si ustedes están pasando por tantas cosas para proteger nuestros intereses, en especial tú Sakura, lo menos que puedo hacer es darte la oportunidad de que tengas el día especial que siempre imaginaste.

—P-pero ¿Cómo vamos a...?

—Déjenmelo todo a mi, chicos — Kakashi contempló a ambos chicos con seriedad y al mismo tiempo con su característico buen ánimo —. Ustedes solo tienen que decirme si quieren hacerlo o no.

Con esa condición de por medio, Sasuke y Sakura se tomaron una pausa para reflexionar si acaso era una buena idea tomar la propuesta del emperador. Si bien casarse siempre fue la meta final a la que aspiraban llegar después de resolver todo el asunto de Madara, no sonaba tan descabellado hacerlo en ese momento.

Ya se habían adelantado a un montón de cosas en cuestión de meses: confesar sus sentimientos de manera abrupta, pasarse la etapa del noviazgo e ir directo al compromiso, iniciar su vida sexual antes del matrimonio. Casarse no tenía por qué unirse a esa lista en un mal sentido, ni tampoco sonaba a algo que les traería consecuencias negativas a sus planes.

En cambio, parecía una opción que aseguraría aún más su futuro y reforzaría el amor que se tenían y lo unidos que estaban.

—Sakura, tú... ¿Te casarías conmigo en este momento si te lo pidiera? — aun así, el Uchiha cuestionó a su amada con voz tímida.

Él ya le había hecho esa pregunta antes, pero el efecto de escucharlo pronunciar esas conmovedoras palabras fue el mismo que la primera vez. Dentro de su pecho, el corazón de la doncella comenzó a latir rendido al gran afecto que sentía por el hombre junto a ella y que no hacía más que crecer conforme los días pasaban.

Algo que dudaba que fuera a cambiar una vez que se convirtiera en su esposa y la madre de sus hijos.

—Me casaría hoy mismo y en este preciso instante de ser posible — respondió con una dulce sonrisa.

Entre ambos hubo un profundo intercambio de miradas en las que era evidente la manera tan apasionada en la que se amaban. Cualquiera que los viera podría decir que nunca había sido testigo de una pareja tan enamorada como la que ellos formaban. Era como ver dos estrellas que brillaban más fuerte si tenían al otro a su lado y que existían una por la otra desde el inicio de los tiempos.

Era conmovedor verlos, aunque a Kakashi más bien le producía un arrebatador malestar que en ese momento solo podía manejar apartando la mirada.

—Bueno, entonces no se diga más, iré a buscar a Iruka para que se encargue de todo — Kakashi concluyó poniéndose de pie, dispuesto a irse.

—Espere Kakashi-sama... — sin embargo, la pelirrosa también se levantó y se aproximó hacia él a paso rápido.

Fueron apenas un par de escasos segundos, pero al emperador le parecieron largos minutos que disfrutó cuadro por cuadro, de principio a fin. Cuando menos se lo esperó, la pequeña joven de cabellos rosados lo había rodeado en sus brazos en un corto abrazo que no tuvo la oportunidad de responder.

Al menos su cerebro fue capaz de registrar la maravillosa sensación de tener su cálido cuerpo contra el suyo y la hermosura de su rostro lleno de felicidad, agradecimiento y dulzura. Podría ser que esa fuera la primera y última vez que sería abrazado por ella, pero, en lugar de sentirse desdichado por eso, lo embargó una profunda felicidad que no podía recordar haber sentido antes.

—¿Sakura? — su nombre apenas y había podido salir de sus labios en un murmullo por la impresión.

—Mil gracias Kakashi-sama, por todo. Por cuidar de mí, mi familia y sobre todo de Sasuke-kun. Nunca voy a poder pagarle toda su amabilidad — su gratitud era tan genuina que su voz se quebró ligeramente —. De verdad muchas gracias por todo esto.

Aunque estaba conmovido e hipnotizado por la preciosa joven de ojos brillantes que tenía en frente, Kakashi pudo levantar la mirada hacia el chico que se mantenía al margen, simplemente viéndolos a la distancia.

El Uchiha le había manifestado no estar enojado con él por sentir algo por Sakura y aun cuando no se veía contento por haberla visto tener ese gesto tan cariñoso con él, había algo en su lenguaje corporal que denotaba tranquilidad.

De hecho, lucia solemne y tan complacido como su prometida. Tan diferente a su apariencia apática y amarga de siempre.

—Gracias, señor...

Y como si su expresión no fuera suficiente, escuchar esas palabras sinceras de boca de Sasuke casi lo hace exclamar de sorpresa. De repente, ese joven que abiertamente le mostró que no era de su agrado y por el que guardaba ciertas dudas respecto a su capacidad de ser el hombre que Sakura merecía, comenzaba a cambiar en su consciencia.

De hecho, bastó con ver como las comisuras de su boca se elevaban en una casi imperceptible sonrisa para reafirmar que la pelirrosa había tenido razón sobre él todo el tiempo.

Sasuke Uchiha era un muchacho con un corazón blando y dulce cuya naturaleza primaria era amar.

Alguien a quien tampoco podía negarle el derecho de ser feliz con la persona que amaba... Por más que él la amara también.

...

NOTAS FINALES:

Cuando comencé este fic tenía la idea de poner a Sakura en una encrucijada entre Sasuke y Kakashi, sin embargo, conforme iba escribiendo y desarrollando la historia eso se volvió cada vez más improbable. La unión del SasuSaku aquí es demasiado fuerte para ser rota.

De cualquier manera, pienso ocuparme de Kakashi de alguna manera, se ha portado muy muy bien y necesita ser feliz también. Aunque siguiendo el canon del personaje original, este Kakashi también es más de encontrar su felicidad en la de los demás. Algo un poco deprimente si me lo preguntas jaja.

.

Muchas muchas gracias a quienes siguen pendientes de la historia y continúan dándome su apoyo por más que últimamente me cuesta trabajo venir a actualizar con la misma regularidad. En especial a:

De verdad les agradezco millones por todos sus buenos deseos y comentarios, gracias a ustedes he podido tomar fuerzas para no dejar caer este fic a pesar de las dificultades.

Plis déjenme saber también en este capítulo que pensaron y que piensan que va a pasar a continuación. No quiero spoilearlos demasiado, pero el próximo cap es algo que me emociona escribir, así que ya se imaginarán a que me refiero jeje.

Sin más por añadir nos leemos en la siguiente actualización. Bye!