Sinopsis:
Ella busca información acerca de la verdadera naturaleza del que parece ser el amor de su vida. Él está dispuesto a todo por salvar a la mujer que cree amar. Ambos creen tenerlo todo aunque en realidad no tienen nada. Saben que sus vidas son malas, pero desconocen que juntos podrían ser muy buenos.
(Basada principalmente en la canción "So good" de Halsey)
La historia sucede en el viaje de Bella y sus amigas a Port Angeles, y durante la 2da temporada de The Vampire Diaries.
La línea temporal será de cuando se estrenaron las películas y la serie, es decir en 2004/2006, pero, voy a combinar elementos del año real en que se empezó a publicar la historia en 2022. (Solo es por si describo algunos hechos o cosas que en esos años aun no existían o aun no pasaban pero en la actualidad sí)
Disclaimer: Los libros de Twilight es propiedad de Stephanie Meyer. Los libros de The Vampire Diaries es L. J. Smith. También la historia puede contener partes de las películas y la serie de los respectivos libros. O alguna frase de alguna canción porque me inspiré en ella.
(Isabella POV)
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—El drama fue interesante, pero ambos fueron muy sentimentales, eso le quitó realismo a la discusión —la voz de Katherine es la primera en romper el silencio Sus pisadas hacen eco en mis oídos mientras se acerca a mí. —Me gustó, pero pueden mejorar.
—Qué bueno que te resultó entretenido —le respondo aun con la voz filosa por las emociones negativas que hay en mis venas. Cuando se coloca a mi lado, hace un puchero con sus labios.
—Una discusión de un matrimonio ajeno siempre es entretenido —sus pestañas se baten, mi rostro hace una mueca de fastidio. Katherine se acerca a mi oído como si no quisiera que nadie se enterara de nuestra conversación. —Recuérdalo, Damon es hombre.
—¿Y eso que tiene que ver? —pregunta Stefan detrás de nosotras.
—Ustedes los hombres creen que tienen el derecho de opinar respecto a nosotras las mujeres, critican todo lo que decimos y hacemos. Somos unas malvadas perras manipuladoras —se cruza de brazos la vampira. —Pero, si una mujer hace lo mismo con ustedes, si una de nosotras se atreve a decir algo... Uff.
Katherine señala la puerta por donde salió Damon después de hacer el drama de su vida.
—Sabes que Damon es así —se encoge de hombros Stefan.
—¿Un asno? —pregunto.
—¿Un imbécil? —pregunta Angela uniéndose a la conversación.
—Damon es un maldito cabrón —Katherine afirma. Ninguno de los tres puede evitar la sonrisa que brota de nuestras bocas.
—Iba a decir que Damon es "difícil de tratar" pero esa descripción es mejor —Stefan se encoje de hombros. —¿Estás bien?
Sus ojos están puestos en mí. Me toma por sorpresa su pregunta, sé que aún estaba receloso con mi presencia y que de repente se preocupe por mí era algo extraño.
—Sí, estoy bien —trato de sonreírle. —
—Discúlpalo —trata de abogar por su hermano. —Damon actuó así porque lo tenías preocupado, a todos en realidad.
—A mí no —Katherine mete su cuchara a la conversación, pero es ignorada.
—Gracias por no echar mi cuerpo al rio, Stefan —le digo, él hace una señal para restarle importancia. —Lamento que aún no confíes en mí.
—Confío más en ti, que en ella —apunta a Katherine, ella rueda los ojos con fastidio.
—¿Saben qué? Hablen lo que quieran de mí, iré a morder a alguien —la vampira castaña se da la vuelta y sale de la casa. Por supuesto, nadie la sigue.
—¿Cómo se siente morir? —Angela me pregunta divertida. Me estremezco.
—No sé qué es peor, morir o revivir —mis dos acompañantes sonríen burlones. —Parece que tengo resaca, pero me siento deshidratada y a la vez parece que mi cuerpo se está congelando.
—Alaric dijo que era difícil la primera vez —me asegura mi amiga. —Le avisé que ya habías despertado y me mandó una serie de recomendaciones.
—¿Le contaste? —suelto un jadeo. —¿Quién más sabe?
—Alaric, Bonnie y Jeremy porque estaban juntos, —mi amiga enumera con su mano, —¡oh! y le contaron a Caroline.
—Ella le contó a Elena —Stefan habla tímidamente. Mis ojos se abren todo lo que mis parpados le permiten.
Mierda.
—Elena ha preguntado por ti —Stefan dice vagamente.
—¿Sí? —pregunto cómo quien no quiere la cosa. Stefan sacude la cabeza de arriba abajo.
—Le expliqué lo que pasó, quería venir, pero le dije que lo mejor era dejarte descansar.
—Sí, gracias —le digo insegura del rumbo al que quiere dirigir la conversación.
—Elena no es mala, Isabella, solo está desconcertada con tu existencia.
¿Quién se cree? ¿El abogado del diablo?
—No es mi culpa que no me recuerde —le aclaro.
—Hablando de eso, ¿Por qué no te recuerda?
Lo miro un momento analizando si debo responderle o no. ¿Qué más da? Ya todos aquí estamos condenados.
—Cuando éramos niñas, tuvimos un accidente, supongo que ella se golpeó la cabeza y por eso no me recuerda —desvió mi mirada de la suya. —Después de eso yo me fui a Arizona y ya no volví.
—¿Por qué volver ahora?
—Porque es mi familia, Stefan —masajeo mis sienes con mis manos, —me sentiré peor sí sé que algo le sucedió y yo no lo evité o, no la ayudé.
—¿Cómo te enteraste de lo que estaba pasando aquí? —pregunta receloso.
—¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio?
—Lo lamento —baja la mirada. Es extraño ver a un vampiro tan sumiso, incluso los Cullen saben que tienen más poder que cualquier humano y eso los hace mantenerse erguido. ¿Por qué Stefan es diferente? —Solo quiero que Elena esté a salvo, ahorita no sé en quien confiar, no puedo confiar ni en la sombra de nadie.
—Lo entiendo —asiento. —¿Te puedo preguntar algo?
Stefan vuelve a colocar sus ojos en mí, bueno, lo tomaré como una respuesta afirmativa.
—¿Por qué te acercaste a ella? ¿Es porque te recuerda a Katherine? —su postura se tensa, pero no me siento amenazada, ahora me siento más curiosa de sus respuestas. —¿Por qué cree un vampiro que puede estar al lado de una humana?
—¿Lo preguntas por Damon?
—¿Qué? No, no —doy un salto hacia atrás. —Yo... solo quiero comprender.
No soy tan valiente como para contarle mi pequeña historia en Forks.
—Al inicio me acerqué a ella porque pensé que era Katherine —admite con un suspiro muy profundo. —Pero luego la conocí, vencí mis miedos y mis demonios internos y me enamoré de ella. Ahora aquí estoy, arriesgando mi existencia porque no puedo pensar en un futuro sin ella.
— ¿Qué pasaría si Elena...? —muerdo mis labios para evitar terminar la pregunta, pero ya es tarde, Stefan sabe lo que quería preguntar.
— ¿Si Elena elige a Damon? —su rostro se torna triste. Muevo mi cabeza afirmativamente. —Lo tendré que aceptar.
—¿No es eso egoísta? ¿No lucharías por ella?
—Amo a Elena, pero, Damon es mi hermano —su voz se rompe. —Amo más a Damon que a cualquiera, y si él es feliz, si él puede ser feliz después de tanto tiempo, está bien.
Lo miro asombrada. Nunca creí que el vínculo que tienen ambos hermanos fuera así de fuerte, según lo que me había contado Elijah y Alaric, ese vínculo se había roto cuando ambos se transformaron, pero parece que nadie se ha dado cuenta de que, gracias a todo lo que han vivido, ese vínculo se estaba reparando.
Decidí que era mejor cambiar de tema.
—¿Qué pasó con Elijah? —les pregunto recordando lo que pasó la noche anterior.
—Sigue igual de muerto allá abajo —responde Stefan. —Nos encargamos de los brujos que trataban de revivirlo.
—Bien, así que se quede —respondo mirando en dirección al pasillo que conducía al sótano.
—¿Te puedo preguntar algo? —Stefan luce inseguro con las palabras, —a ambas.
Angela y yo nos miramos, pero ambas asentimos.
—¿Por qué, si Elijah es su "amigo", ustedes lo traicionan para ayudarnos a nosotros?
—En realidad, nos estamos ayudando a nosotras mismas —responde Angela. —Pero ustedes están en el medio, son como un efecto colateral.
Stefan se queda en silencio, sus ojos sobre mí.
—No puedes juzgarme por tener secretos, Stefan, todos aquí los tienen —el vampiro castaño suelta una respiración muy profunda. —Pero van a tener que confiar en mí, en ambas.
—Estaré en mi habitación por si necesitan algo —dice mientras su cuerpo se gira, caminando para ir rumbo a las escaleras.
—Cuando dijiste que este lugar estaba de locos, pensé que te mofabas porque no te gustaba el pueblo, no pensé que de verdad estuviera lleno de locos —Angela murmura divertida.
Una risa brota de mí y le hago un gesto de "te lo dije".
—¿De verdad vamos a dejar a Elijah muerto? —me pregunta.
—¿Quieres que ande detrás de nosotras obligándonos a hacer cosas? —le pregunto con los ojos abiertos.
—Pues, no —se sonroja. —Pero ¿crees que eso nos dé tiempo?
—Eso espero Ang —cierro los ojos unos segundos, aun mis sentidos están muy sensibles a mi alrededor. —¿Cómo van tú y Bonnie?
Desde que ambas se conocieron hicieron un clic, ambas se entienden y comparten uno que otro secreto y trujo de su magia y ambas quedaron en practicar un poco juntas.
—Ella es buena y su magia también. Me contó que ha tratado de leer el Damnatus, pero no ha podido, por obvias razones —da una vista a su alrededor para asegurarse que no esté nadie más con nosotras. —Además, Bonnie cree el lugar de las brujas se puede rastrear, por la energía que emana de él.
—¿Crees que con eso pueda detener a Klaus? —pregunto comenzando a trazar una idea en mi cabeza. —O al menos ¿puede conseguir más tiempo?
—Nadie puede detener a Klaus —me asegura. —Pero, si Bonnie puede absorber la magia que hay en el lugar donde mataron a sus antepasadas, sin duda puede darle al infeliz una cuchara de su propia medicina.
—Hacerle difícil la existencia ¿eh? —levanto una ceja interesada.
—Exacto —me sonríe. —Ellos estarán bien, Bella. Ya le mostré a Bonnie como absorber la energía, en caso de que encuentren el lugar, claro.
La miro, ambas sabemos lo que significa, pero estamos en una casa que casualmente pertenece a dos vampiros que no confían en nosotras, y hay una vampira extra merodeando por aquí, que en la primera oportunidad que tiene de salvar su trasero a costa de los demás, la utiliza. No nos conviene dar detalles de lo que sabemos. Mi amiga y yo continuamos con temas más casuales, hablando de la escuela, de nuestros hogares y una que otra anécdota de lo que ha pasado este fin de semana.
Estábamos tratando de darle un poco de tiempo a los Gilbert para que despertaran y poder ir a molestarlos a una hora un poco más decente.
—Deberíamos ir a recoger nuestras cosas —le digo mirando mi celular, —hay un largo camino para volver a casa.
—¿Nos vamos a despedir? —con su cabeza me señala el techo, sé que se refiere a Stefan y si tengo suerte de Damon.
—No lo sé —digo con honestidad. Ahora mismo me siento insegura sobre cómo actuar respecto a ellos.
Angela asiente regalándome una mirada preocupada. Ambas salimos de la elegante mansión sin molestarnos en avisarle a nadie, era muy probable que Stefan estuviera escuchando nuestra conversación.
La camioneta Jeep que había sido alquilada por Elijah, estaba estacionada en la calle esperando por nosotras, Angela la había estado usando para moverse por el pueblo, teniendo en cuenta que yo usaba al primero que se me cruzara enfrente y que fuera en la misma dirección que yo. Pero esta vez, mi amiga me había extendido las llaves.
—Tú conoces mejor este lugar —se disculpa.
Ambas subimos acomodándonos en uno de los asientos, ella del lado del copiloto y yo detrás del volante.
—¿Y si nos la quedamos? —le pregunto arrancando el motor.
—¿Esta cosa? —Ang me mira sorprendida.
—¿De verdad crees que Elijah solo la alquiló por unos días? —le doy una mirada incrédula. —¡Por supuesto que la compró!
—¿No sería raro que llegáramos a Forks en esto? —su cabeza se inclina, —¿Cuánto se hace a Forks en esto?
Hago un cálculo rápido. —Son como 40 horas o más, si queremos llegar a clases mañana, debemos conseguir un vuelo.
—Qué bueno que Elijah me dejó su tarjeta de crédito —bate sus pestañas y tuerce su cuerpo. Mis labios forman una enorme sonrisa.
Sigo conduciendo, pero el camino fue más corto de lo que nos hubiera gustado, o al menos a mí. La casa Gilbert apareció cuando giré por la ultima calle, por fuera parecía ser una casa cualquiera de este pueblo, incluso en todos estos años no ha cambiado nada, incluso el color de la fachada sigue siendo el mismo.
Pero por dentro, aunque sigue teniendo los mismos muebles y la misma decoración, las personas que habitan dentro son muy diferentes. Las circunstancias los han cambiado, nos han cambiado a todos.
—¡Vaya! Estas viva —Jhon aparece en la puerta. Bajo del auto y me acerco a la casa haciendo una mueca de fastidio.
—¡Qué lástima! Tú también —le respondo seca mientras paso por su lado.
—Cierra la boca —Angela gruñe, —no estamos de humor.
—Nunca —murmura Jhon. Ang y yo lo ignoramos y nos dirigimos al interior de la casa, ambas somos recibidas por el abrumador silencio.
—Lo hiciste bien, bruja —felicita a mi amiga. Angela rueda los ojos.
—Hubiera sido mejor si no fueras un idiota egoísta y me hubieras prestado el anillo —Angela lo empuja y se dirige a la cocina.
—Quería probar tus habilidades —se encoge de hombros el aludido mientras la sigue. Yo voy detrás de ellos en silencio.
—¿Ahora haces exámenes? ¿No soportaste que Alaric se casara con Isobel y ahora en venganza quieres quitarle su profesión? —se mofa Angela.
—Que graciosa —dice Jhon con ironía.
—¿No tienes nada mejor que hacer? —le pregunto. —No me respondas, para que estés aquí jodiendo la vida de todos, no, no tienes nada mejor que hacer.
—Yo no soy el enemigo, Isabella —se cruza de brazos.
—Pues lo pareces —gruño. —¿Por qué quisiste asesinar a Damon?
—¿Yo? —se hace el ofendido. Lo miro con los ojos entrecerrados, ¿Ahora se hará la victima? —Yo solo le di lo necesario para encargarse de Elijah, no es mi culpa que no los supiera utilizar.
—Eres un cabrón —escupo en su dirección. —No sé qué planeas, no sé porque ahora quieres volverte el bueno cuando siempre has sido un hijo de puta, pero te voy a descubrir.
Jhon se ríe, eso solo aumenta mi furia.
—Qué bueno que tengas ese anillo, porque lo vas a necesitar —siseo con furia con mis dientes apretados, —si no tienes cuidado vas a terminar muerto en el suelo de esta cocina.
—¿Es una amenaza, Isabella? —pregunta con una sonrisa bailando en su rostro.
—¿Honestamente? Sí — camino hasta quedar frente a él. —Ahora, si quieres dejar de ser un inútil y hacer algo por el bien común, ve, búscala y dile a Isobel que quiero hablar con ella, que salga del maldito hoyo al que se metió.
Jhon me mira con sorpresa. —¿Cómo sabes que sigo hablando con ella?
—No lo sabía, me lo acabas de confirmar —le brindo la mejor de mis sonrisas, la risa cubierta de una falsa tos de Angela se escucha a mis espaldas, y el rostro de Jhon cae hasta al suelo, no necesito ser adivina para notar su fastidio. —Entonces, si quieres seguir respirando, te aconsejo que vayas a decirle, corre.
—¿A decirle que, a quién? —la voz de Jenna se hace presente en la cocina.
Doy un salto alejándome lo más posible del hombre. No quiero que Jenna se haga una idea equivocada de que estoy confabulando con él o algo así.
Jhon pasa su mirada de Jenna a mí. Mis ojos le lanzan dagas, lo reto a que suelte su lengua viperina, quiero que se atreva a decirle la verdad a Jenna, quiero que me dé razones para enterrarle un cuchillo en el pecho.
—¿Y bien? —Jenna se cruza de brazos, mirándonos a los tres.
—Voy a subir a decirle a Elena que ya llegó Isabella —Jhon le explica, —desde ayer quiere hablar con ella.
—Cobarde —susurramos por lo bajo Angela y yo. Jhon sale casi corriendo de la cocina.
Nos amenaza a todos con decirle la verdad a Jenna, pero cuando tiene la oportunidad prefiere no decir nada. Sabe que tampoco a él le conviene que Jenna se entere de toda la verdad.
—¡Vaya! ¡Ya aparecieron! —Jenna nos mira de mala manera, su atención está de nuevo en nosotras. —Hablaré con Liz para que las elimine de la lista de personas desaparecidas.
—No lo hiciste —le digo rogando en mi interior que de verdad no lo haya hecho.
—No, Isabella, no lo hice —suelta un suspiro. —No lo hice porque Elena me aseguró que había hablado con ustedes anoche y que estaban bien.
Le doy una mirada fugaz a mi amiga, Angela asiente distraída. —Sí, nosotras le avisamos.
—Creí que estarías en el campus —cambio de tema rápidamente. —Rick lo mencionó.
Jenna me lanza una mirada para nada feliz, supongo que sigue molesta por la pelea que tuvo con Alaric en la cena en casa de los Salvatore. Creí que ya se habían arreglado después de lo que pasó en la fiesta que hubo en el Grill esa misma noche, parece que me equivoqué.
—Claro, les resulta conveniente que no esté —se acerca al refrigerador abriéndolo para buscar en el interior, —así es más fácil para ustedes.
Cierra de golpe la puerta.
—Yo no dije eso —le aclaro recargándome en la pared cerca de mí. Jenna parece capaz de lanzarme cualquier cosa en sus manos si me acerco. —Definitivamente no me refería a eso.
—Claro —dice forzando una sonrisa.
—Jenna…
—¿Qué, Isabella? —gruñe. —¿Acaso no tengo derecho a estar molesta con ustedes? Me ocultan cosas, me dicen mentiras, ¿creen que soy idiota y que no me doy cuenta?
—No es eso, es solo que... —trato de explicarle, pero me corta.
—Tú, llevas más de 10 años sin aparecer en este lugar y de repente por arte de magia estas aquí. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no cuando Charlie te ofrecía venir a visitar a Elena en el verano?
—Es que yo...
—Jhon también aparece de la nada reclamando su papel de padre responsable con Elena, cuando pasó años sin preocuparse por ella —se cruza de brazos. — ¿Qué hay de Isobel? ¿Está en verdad muerta? ¿Tu madre vio el cuerpo? ¿Charlie acaso?
—¿Por qué me preguntas todo eso? —mi voz sale nerviosa.
— Resulta que Jhon se la pasa hablando de ella, metiéndome dudas sobre lo que es verdad o no —sus ojos brillan con lágrimas siendo contenidas. —Alaric no quiere decirme nada de ella, Elena siempre evade el tema y parece que está del lado de Rick —se frota el rostro con las manos, — estoy comenzando a pensar que Jhon dice la verdad.
Casi me suelto llorando al verla tan desesperada. Jenna me sigue mirando mientras sirve el contenido de la botella de jugo que sacó del refrigerador en tres vasos. Nos tiende uno a cada una y se queda con el último.
—Haré de la abogada del diablo —Angela trata de sonar conciliadora. —Quizás haya una buena razón para no decirte, ¿No crees que te están protegiendo?
—Pero esa no es su decisión —Jenna se queja, en silencio le doy la razón, yo ya pasé por esa sensación. —Merezco la verdad, como todos.
—A veces no es tan sencillo —Angela trata de forzar una sonrisa, está sintiéndose como yo, una miserable.
—Lo es cuando quieres a alguien —Jenna se deja caer en una de las sillas del comedor. Sus ojos están vidriosos y sus cejas casi unidas en un intento de contener su llanto. —Una relación se basa en confianza, si amas a alguien le dices la verdad sin importar lo dolorosa que sea, y se ayudan a pasar a través de esa situación.
Angela se aclara la garganta.
—Respondan con honestidad — Jenna nos pide, — ¿Ustedes le mentirían a la persona que aman?
Siento una cubeta de agua helada caerme encima, el frio recorre mi espina dorsal produciéndome escalofríos.
Mi mente me remonta al inicio, cuando sentía la necesidad de saber la verdadera naturaleza de Edward, me puse incluso en riesgo por saberlo, por investigar la verdad. Ahora que ya lo sé, soy yo quien no es honesta. Soy yo quien está en este lugar a escondidas de él, portándome tan diferente a como él me conoce y haciendo cosas, de las que quizás me arrepienta, sin importarme lo que él sentirá cuando se entere.
¿Quién soy yo para ocultarle la verdad a Jenna? ¿Con que cara puedo hacer eso? El rostro de Angela debe ser un reflejo del mío, no me atrevo a mirarla, no puedo ver que soy yo una de las razones por las que ella tampoco puede ser honesta con la persona que quiere.
—¿Cómo pueden ser tan malditamente egoístas? —Jenna golpea su cabeza contra la madera de la mesa del comedor.
Angela me da una mirada y la señala en silencio. Ambas pensamos igual, Jenna no puede seguir así y nosotras no podemos seguir mintiéndole a todo Forks. Mi mente toma una decisión mucho antes de que sea consciente de lo que diré. Esto me traerá muchos problemas, lo sé.
—Jenna —la llamo, sus ojos se posan sobre mí. —Isobel está muerta
Jenna bufa y cierra los ojos, su cabeza se baja y se sacude con decepción. Ella esperaba recibir una explicación muy diferente a esa, porque esa es la que recibe de todos a los que le pregunta. Decido intentarlo de nuevo.
—Isobel está muerta —repito. —Pero, quizás el día de mañana se aparezca aquí, tocando a tu puerta.
—¿De que estas hablando? —pregunta confundida. Su cuerpo se mueve como en cámara lenta, se pone de pie y sus piernas la acercan lentamente a mí, sus ojos grandes brillan.
—Isabella, para —Elena aparece al lado nuestro, sus ojos pasan de una a la otra, evaluando la situación. —No puedes hacer esto, para por favor.
Ignoro la súplica desesperada de Elena, esta no es su conversación. Jenna merece la verdad, merece confiar en alguien.
—No la escuches —Jenna toma mi rostro, lo empuja para que la mire. —Dime la verdad, por favor, Isabella. —Jenna me suplica, sus manos se colocan en mis hombros con fuerza, —quiero saber la verdad, por favor.
Sus manos se colocan en mis hombros, sus dedos aprietan mi piel con fuerza, sacude mi cuerpo tratando de que las palabras salgan de mi boca. Miro por la esquina de mis ojos a mi prima. Elena sacude la cabeza, también suplicándome.
—Sé que has visto esa tumba en el cementerio con el nombre de Isobel —le digo, Jenna asiente. —Es falsa, Isobel solo fingió su muerte.
—Isabella no —Elena trata de silenciarme de nuevo tomándome de una muñeca, pero me zafó de su agarre con una sacudida.
—Isobel abandonó a Elena, fingió su muerte y se fue — explico con voz neutra, trato de mantener mi rostro de la misma manera. — Está viva, ya ha estado aquí un par de veces y no me sorprende si vuelve una tercera vez.
El rostro de Jenna refleja varias emociones en pocos segundos, para de la esperanza al miedo y luego al dolor. Se gira buscando a Elena.
—¿Lo sabias? —le pregunta con voz temblorosa. —¿Alaric, Jhon, todos ustedes lo sabían?
—Yo te lo explicaré todo, Jenna —Elena trata de acercarse. —Isabella no sabe nada.
—Sé más que tu —me encojo de hombros. —Isobel es la razón por la que no me recuerdas, —me giro a mirar a Jenna —ella es la razón por la que no volví a Mystic hasta hoy.
Jenna sigue perdida en su mente, sus ojos fijos en la nada.
—No tenías derecho para decirle —mi "adorada" prima me reclama.
—¡Y ustedes no tenían derecho para mentirme! —grita Jenna volviendo en sí. Elena la toma de la mano, pero Jenna da un salto hacia atrás. —No, no, no me toques.
—No, Jenna, escúchame —Elena ruega, pero no es lo suficientemente rápida, Jenna corre escaleras arriba antes de seguirla escuchando. La castaña la sigue tan rápido como puede.
—¿Tenías que hacerlo de esa manera? —Angela se acerca a mi lado.
—No —respondo, suelto el aire de mis pulmones. —Pero tampoco pueden seguirle mintiendo, no podemos seguirle mintiendo a nadie, Ang.
Angela baja su mirada, sabe a lo que me refiero.
—¡No tenías por qué hacer eso! —Elena baja furiosa por las escaleras. Maldición, mi cabeza ya duele de nuevo, ¿Por qué todos gritan? No puedo soportar tanto drama.
—No, no tenía que hacer eso, Elena, ya sé que eso te correspondía decirlo a ti —ruedo los ojos por la situación, —pero Jenna lleva bastante tiempo en la oscuridad, le ocultan una verdad que tiene frente a sus ojos ¿Cuándo pensaban decirle? ¿Cuándo la mataran?
—Tú no sabes nada —su rostro se tensa mientras habla. —Solo la estábamos protegiendo.
—Aún no lo entiendes, ¿verdad? —Angela se mete a la conversación. —Así solo la hacen más vulnerable.
—¿Ahora me vas a decir que ustedes son honestos con todo el mundo? —nos mira a ambas, furiosa. —¿Por qué no le dijeron la verdad a Damon? ¿Tenian que hacerlo sufrir con eso?
—¿Hablas del anillo? —pregunta Angela, Elena asiente. —Jhon no quiso prestarme su anillo para copiar la magia, además que el de él está hecho de plata, —mi amiga se encoge de hombros, —no estaba segura de que funcionaría con cualquier otro material.
—¿No que eras muy poderosa? —Elena la mira con desdén.
—Eso no es de tu incumbencia —Angela le sonríe cálidamente.
—Bonnie está deslumbrada contigo y no puedes hacer algo tan sencillo ¡Que decepción!
Angela rueda los ojos. —Resulta, Elena, que yo hago magia más complicada que un simple anillo de vida y por eso Bonnie está deslumbrada conmigo.
—¿Y tu no podías ponerlo sobre aviso? —la atención ahora se pone sobre mí. —¿Sabes por lo que pasó?
—No —me encojo de hombros, —estaba demasiado ocupada tratando de que mi corazón latiera de nuevo.
—Damon estuvo realmente mal pensando que habías muerto ¿Acaso no te importa? ¿Qué eres? ¿Otra Katherine que solo planea utilizarlo?
—Y si así fuera —avanzo dos pasos en su dirección —¿Qué?
—¡Eres una maldita zorra manipuladora! —grita mientras sus manos se colocan en mis hombros empujándome hacia atrás.
—Sí, tal vez.
—Dime algo, ¿de verdad te interesa Damon o solo querías ser una más de la lista?
—Eso no es de tu incumbencia —repito las palabras de mi amiga.
—¡Claro que me importa! —grita de nuevo. —Damon no se merece que lo vuelvan a lastimar, mucho menos necesita a otra ramera que haga su vida miserable.
—¿Yo soy esa zorra ramera que solo lo lastima? —pregunto divertida, Elena luce confundida por mi repentino humor. —¿Qué hay de ti? ¿Acaso no eres tú la que está repitiendo la historia? La hermosa dopelgänger que enamora a los hermanos Salvatore.
—¡Cállate! —chilla molesta.
—No Elena, cállate tú —ya no puedo contener mi molestia ni mis ganas de lanzarle algo a la cara. —No sabes nada de mí, no sabes lo que pienso o lo que siento y aun así me acusas de ser una zorra que está jugando con Damon. No sabes nada de nosotros.
—No necesito saber nada —me empuja de nuevo. —Ya eres parte de la lista de zorras que se revuelvan en la cama de Damon, con eso basta.
—¿Estas celosa de que yo forme parte de esa lista y tu no? —oculto la carcajada que nace en mi garganta.
—Sabes que Damon está enamorado de mí —sisea. —Si yo quiero puedo meterme en su cama tambien.
—En ese entonces, ve, hazlo —es mi turno de empujarla. —Revuélcate con Damon y rómpele el corazón a Stefan.
Elena cierra los ojos, sé que he dado en un punto sensible.
—Yo nunca lastimaría a Stefan —suspira.
—Ya lo estás haciendo primita, tú indecisión solo está torturando a ambos hermanos, los está matando.
Sus ojos vidriosos me miran, sus labios se mueven en un claro gesto de molestia.
—Afirmas que amas a Stefan, pero andas por ahí parloteando que tienes a Damon de las pelotas. ¿Qué crees que sucederá cuanto tengas que elegir?
Elena no responde.
—Pueden jugar ahorita al perfecto trio, un triángulo amoroso apasionado. Ellos te aman y tú los amas a ellos ¡Que romántico! ¡Todo un cliché! — aplaudo falsamente. — Pero llegará el momento en que te obliguen a elejir solo a uno. ¿A quién vas a elegir, Elena? —mi voz se suaviza con la última pregunta.
Algo en mi interior desea que en este momento responda a esa pregunta. Deseo que en este momento tome una decisión y corra a la casa Salvatore. Quiero que vaya y le diga a Damon que se acabó, que no lo elige a él.
Con mucho esfuerzo me trago el sentimiento que hay dentro de mí. Lleno mis pulmones de aire y le doy una mirada a mi amiga, Angela reacciona y va a buscar nuestras pocas cosas que hay en esta casa.
—Ahora, si me disculpas —hablo de nuevo, —me duele demasiado la cabeza y solo lo estas empeorando.
Mi cuerpo se gira y salgo de la cocina.
—¿Y a mí eso que me importa? —Elena pregunta con fastidio. Me freno en seco, mi cuello se gira y hace un crujido cuando llega al máximo que mis huesos le permiten.
—Te importa Elena —escupo con furia. —Te importa porque arriesgué mi maldita vida por ti, me mataron porque me aseguré de que Elijah se mantuviera frio y muerto solo para que el jodido trato suicida que hiciste con él perdiera vigencia y el cabrón no te asesine cuando Klaus venga por ti.
—¿Ahora me vas a decir que es mi culpa? —su rostro hace una mueca ofendida.
—Sí Elena, ¡Es tu maldita culpa! —es mi turno de gritar. —¡Por tu culpa estoy aquí y no en mi casa viviendo una vida muy diferente a esta!
—¿De qué hablas? —cruza sus brazos sobre su pecho.
—No es la primera vez que haré el intento de salvar tu vida, Elena —trago pesado recordando ese momento. —Y lo haré por el cariño que alguna vez te tuve, solo por eso.
—¡Yo no pedí que vinieras! — dice exasperada. — ¡Yo ni siquiera sabía de tu existencia! Sigo sin creer que seas mi prima.
—¡No lo sabías porque borraron tu memoria! —me muerdo la lengua, arrepintiéndome al instante de decir esas palabras.
—¿Qué? —retrocede unos pasos.
—La primera vez que salvé tu trasero fue porque Isobel me vendió, nunca me preguntó si estaba dispuesta morir en tu lugar —mi voz sale acompañada de un gruñido. —Ayer me mataron por ti, porque te hice el favor de darte un puto día más de vida.
Se encoge en su lugar. De nuevo es como una niña atemorizada del mundo que se esconde en un rincón.
—¿Cómo fue que Isobel te vendió? —pregunta con voz rota. — ¿Por qué lo hizo?
Ahora sus ojos escurren las lágrimas que estaba tratando de contener.
—Búscala y pregúntaselo a ella —apunto con mi cabeza la puerta, —a mí nunca me lo quiso decir.
—¿Jhon lo sabe?
—Oh sí, ese cabrón está al tanto de todo.
—Estoy lista —Angela regresa a mi lado. En su espalda hay una mochila y en sus manos está otra.
—¿Se van? —Elena pregunta mirando de una a otra.
—Tenemos cosas que hacer —Ang le medio sonríe.
—Ya sé que no soy de tu agrado, ódiame, no me interesa —miro de nuevo a mi prima, ella se cruza de brazos, pero su cuerpo se encoge. —Pero puedes confiar en mí y hacer esto más fácil —le suplico, —o puedes hacer que esto acabe fatal para todos.
—Yo... —titubea, pero al final no dice nada.
—Y no te metas en mi vida —digo con voz dura. —Yo sabré que hago, como lo hago y con quien lo hago.
Giro mi cuerpo y muevo mis piernas para llegar a la puerta de la casa. Me encuentro a Jenna que va bajando la escalera, trae el rostro cubierto de lágrimas, una maleta en sus manos y otro bolso en su hombro. En cuanto me ve puedo notar su incomodidad.
—Jenna —Elena casi corre hasta ella. —Lo siento mucho, sé cómo te debes de sentir y…
—Ira y traición es lo que siento en este momento —le dice pasando por su lado, toma una chamarra del perchero que está cerca de la puerta y la lanza a su mochila.
—¿A dónde vas? Déjame hablar contigo —le suplica mi adorada prima.
—No me interesa escuchar más mentiras Elena —levanta la palma de su mano, —me iré al campus, tengo cosas que hacer allá. —Sus ojos se posan en mí, —y ustedes dos... Angela fue un placer conocerte, Isabella fue bueno verte... pero espero que ya no estén para cuando vuelva.
Jenna sale de la casa dando un portazo que nos hace saltar a las tres.
—De verdad espero no volver —digo, no estoy segura a quién. Angela me da una de las mochilas que trae, la acomodo en mi hombro con cuidado. —Vámonos.
Elena nos fulmina con la mirada, pero no dice nada más. Puedo sentir su mirada mientras salíamos por la puerta de la casa, puedo sentirla incluso mientras nos subimos al auto. No me molesto en mirarla, no tengo ganas de mirarla. Me siento mal por Jeremy que perdió su oportunidad de despedirse de mí, pero, hablaremos luego por teléfono como usualmente lo hacemos.
—¿Crees que esté bien? —Angela pregunta con un suspiro, arranco el auto para salir de la calle donde se encuentra la casa de las pesadillas, me enferma el pensamiento de seguir en este lugar siendo vigilada por la muchacha de pie en el pórtico echando humo de cada poro de su cuerpo.
Me tardo un poco en responderle.
—¿A quién te refieres exactamente? —levanto una ceja. Angela me mira mal, yo tomo una respiración antes de responderle. —Jenna estará bien, solo necesita tiempo para procesarlo, está dolida porque le mintieron, es todo.
—Eso apesta —se queja. Le doy una mirada de reojo. —Ya sé, ya se, nosotras estamos haciendo lo mismo que ellos.
—¿Tú le dirías a Ben la verdad? —le pregunto. Angela se queda en silencio por unos segundos, pensando en su respuesta. 7
—Ya lo he pensado, anoche le di mil vueltas al asunto y llegue a la conclusión de que sí quiero decirle, quiero que me apoye, pero me da miedo su reacción. Me aterra pensar en cómo vaya a reaccionar —su voz es leve pero segura. —Bonnie me contó cómo fue enterarse que era bruja, y como fue para los demás entrar de golpe al mundo sobrenatural. No me gustaron sus palabras.
—Lo entiendo —asiento con la cabeza, mis ojos no se despegan del camino.
—¿Y tú? —se gira en su asiento. —Edward no es ajeno al mundo sobrenatural, ¿Por qué no le dices la verdad?
—¿Ahora estás de su lado? —le pregunto recelosa.
—No, pero no evadas mi pregunta.
—Antes de venir aquí, lo mencioné. Traté de decirle que existía la posibilidad de que hubiera otro mundo fuera del que él conoce —mis manos se aprietan alrededor del volante. —Pero él cree que, por ser lo que es y por la edad que tiene, lo sabe todo.
—Si se llega a enterar de lo que pasó aquí… —Angela deja incompleta la frase.
—¿Se termina de morir? —pregunto divertida.
Angela se ríe, ambas hemos descubierto lo dramático que puede llegar a ser cuando se trata de mí, incluso Charlie está asombrado que haya sido capaz de amenazarlo para que le dijera donde me encontraba, por supuesto que Charlie no se doblegó y al final Edward se rindió, o al menos eso nos había contado mi padre en una llamada que le hicimos.
—¿Estas... segura que es en ese lugar? —me pregunta mi amiga después de un rato de verme conduciendo en silencio, su cabeza y sus ojos mirando por la ventanilla, —¿al menos sabes llegar?
—Sí, ya casi llegamos —le digo con seguridad, detengo el auto. —Pero tenemos que caminar, no quiero que vean las huellas del auto.
Angela resopla, pero baja también del auto tomando la bolsa con las cosas que ha preparado para esto. Ambas emprendemos un largo camino por el terreno cubierto de hierba crecida y árboles, no puedo evitar comparar este bosque con el de Forks, este es seco y color marrón pálido, el otro es húmedo y cubierto de hierba verde.
—¿Lista para esto? —le pregunto a mi amiga. — ¿Segura que puedes hacerlo? No quiero que te sientas forzada a nada, Elijah se puede ir al infierno.
Angela no responde, solo me da una mirada y acomoda bien la mochila en su hombro. Bueno, esa es su señal para seguir adelante y yo solo puedo apoyarla. Tomo una profunda respiración antes de levantar mi brazo y apuntar con mi dedo la casa casi derrumbada que está frente a nosotras.
—Es aquí —sus ojos están fijos en la construcción, —puedo sentirlo.
—Hay que darnos prisa —la apuro. —Damon sabe de este lugar, no le tomará mucho tiempo darse cuenta de que lo conoce.
Angela y yo casi corremos a la puerta de la casa, las hierbas y ramas secas crujen debajo de nuestros zapatos. Doy una mirada a mí alrededor para asegurarme que no haya ningún intruso, además de nosotras, claro. Me detengo en la puerta.
—Hay que hacerlo, quiero ir a casa —Angela suspira y cierra sus ojos.
Soy la valiente que estira su mano y toma el picaporte de la puerta, puedo sentir el óxido en la palma de mi mano, el metal ya está gastado y duro por la falta de uso, me cuesta un poco de esfuerza girarlo, pero al final logro abrir la puerta. El interior de la casa esta desierta y completamente de polvo, telarañas y un aroma extrañamente agrio. Mi nariz se frunce al sentirlo.
Nos metemos por el lugar, la madera cruje debajo de nuestras pisadas, el polvo se levanta quedando en el ambiente conforme vamos adentrándonos entre las habitaciones de la casa.
—No puedo respirar —jadeo, mi cuerpo cae contra uno de los muros. Había una sensación extraña, asfixiante, incluso el ambiente se sentía caliente.
—¿Me esperas aquí? —pregunta Ang, sacudo la cabeza. Me toma de la mano y me ayuda a ponerme de nuevo en mis dos pies, obligo a mi cuerpo a seguirse moviendo.
—Es aquí —murmuramos ambas.
El color de la madera del piso y de las paredes de alrededor de la habitación es de un tono más oscuro, supongo que es por el fuego que usaron hace mucho tiempo. Angela y yo nos ofrecemos una mirada de aliento antes de comenzar.
Me arrodillo sobre el suelo cubierto de polvo, vació el contenido de la mochila que descansaba sobre mi hombro. Angela se había encargado de conseguir velas, sal y agua.
—Y el ingrediente especial —me sonríe, en su mano sostiene el Damnatus.
La noche de la cena en la casa Salvatore, había sido la oportunidad perfecta para recuperar ese libro. Damon cometió el error de dejarme junto con Alaric en la biblioteca, además que había sido tan idiota como para ocultarlo ahí. Elijah fue el primero en notarlo, este libro tenía un color negro peculiar que lo hacía resaltar de entre cualquiera. El original se encargó de decírnoslo y Angela y yo nos encargamos del resto.
Tomamos ese libro y en un descuido de todos, lo sacamos a simple vista para que nadie notara nada extraño. Por supuesto funcionó.
—Sé que no están felices —se queja mi amiga, —yo tampoco quiero hacer esto, pero es necesario.
Le doy una mirada extrañada.
—Me están hablando —su mano señala a su alrededor. —Algunas no me quieren aquí.
—Voy a acomodar las velas —digo insegura de que más decirle. Me encargo de distribuir por el suelo las velas en distintas posiciones que ella me señala, después me explica como colocar el agua.
—Cuando yo te diga, haces un círculo a mí alrededor —me señala la bolsa de la sal.
—Si jefa —sonrió con nerviosismo mientras retrocedo un par de pasos.
Angela se queda de pie en el medio de la habitación, sus manos se extienden mostrando sus palmas y sus ojos se cierran, su cabeza se mueve de un lado a otro, pareciera como si tuviera a miles de personas a su alrededor y todas le hablaran al mismo tiempo.
—¿Qué demonios te están diciendo? —pregunto mirando a mi alrededor, obviamente mis ojos no captan nada, pero sigo sintiendo la opresión en el pecho, como si algo malo fuera a suceder.
—Solo pido la ayuda de las mías —lloriquea Angela. —Quiero que mis antepasadas me den su poder, solo ellas.
De repente se encienden las lámparas de la habitación, por la época en la que fue construida la casa y por el tiempo en que se usó, la gran mayoría son candelabros con velas aun funcionales.
Las velas que yo había colocado en el piso de la habitación se encienden en segundo lugar, pero el color del fuego en ellas es de color negro.
—Están listas —Angela me mira, su pecho sube y baja por la agitación y la adrenalina que está sintiendo. —Van a darme solo la magia negra.
Trago con fuerza el nudo en mi garganta.
—¿Tú estás segura? ¿Estás lista? —la miro con una ceja arriba. Angela no me responde, solo vuelve a cerrar los ojos.
En mi mente comienzo a contar los segundos, uno por uno hasta que se vuelven minutos, estoy expectante a que algo suceda. Angela suelta un bramido, algo parece estirar las extremidades de su cuerpo, su garganta se desgarra por el grito ensordecedor que sale de su boca.
Mis ojos miran el Damnatus, se encuentra a dirección de sus pies, descansando tranquilamente sobre el suelo. De entre las hojas color negro comienza a brotar una luz de color obscuro, parece que se están quemando las hojas pero en lugar de que el papel se consuma aparecen palabras, de una en una se van escribiendo.
Algo en mi interior me impulsa, aunque Angela no me haya dicho nada aun, siento que es el momento correcto para hacer el circulo de sal a su alrededor. Me acerco a ella, pero hay una especie de campo a su alrededor que me rebota hacia atrás impidiéndome tocarla. Decido no tentar a mi suerte y hago el circulo lo más cerca que esa pared invisible me lo permite.
En cuanto el círculo se completa siento mi cuerpo ser expulsado con fuerza hacia atrás, salgo volando por los aires hasta que mi espalda se estrella contra una de las paredes. Trato de concentrarme en lo que está pasando, pero el dolor de mi cabeza regresa con más intensidad hasta hacer que mis oídos zumben. Trato de mantener mis ojos abiertos, pero no puedo.
—¿Bella? —la voz de Angela es el primer sonido que llega a mis oídos en cuanto el zumbido se detiene.
—¿Angela? —le pregunto buscándola desesperada con la mirada. La encuentro donde estaba, pero esta vez arrodillada en el medio del círculo de polvo planco.
—Lo hice, Bella —me dice levantando la mirada. Su nariz sangra, sus ojos tienen una extraña aurora de color rojo, pero hay una sonrisa orgullosa en sus labios.
—¿Te sientes bien? —le pregunto preocupada, la sangre en su nariz no se detiene, parece como si se hubiera dado un golpe y la tuviera rota.
—La tengo —presume con orgullo, —¡Bella, lo logré!
Angela no es una bruja de magia pura como Bonnie, al contrario, su linaje ha sido castigado por siglos. Ellas comenzaron el desbalance de la naturaleza y fueron condenadas a practicar magia negra. El Damnatus es una recopilación de la vida y la magia de todas sus antepasadas, por eso es difícil de leer, ahí está escrito hasta los más oscuros secretos de la magia.
—¿Bonnie podrá venir después? —le pregunto mientras me arrastro por el suelo para recoger todo.
—Sí, ellas me dejaron claro que no me darían nada de magia blanca —Angela da una mirada a su alrededor. —Pero, saben que vendrá Bonnie y se la entregarán a ella.
—¿Te sientes bien? —le pregunto de nuevo.
—Sí, no te preocupes —se limpia el rostro con las mangas de su blusa. —Hay que irnos de aquí antes de ellas nos saquen.
Ambas nos apresuramos a recoger el resto de las cosas, nos aseguramos de no dejar ningún rastro, eso incluye el más mínimo grano de sal que se pudo haber atorado en alguna grieta del suelo. Nos toma tiempo, pero finalmente lo logramos y salimos casi corriendo de las ruinas de la casa
En cuanto colocamos todo en el interior del auto, incluyéndonos a nosotras, ambas soltamos un jadeo. Mi cuerpo se desploma en el asiento del conductor, el silencio nos abraza por algunos segundos.
—¿Lista para volver a casa? —murmuro mientras arranco el motor.
—¿No vas a despedirte? —se cruza de brazos.
—No
—¿Ni agradecerle? por lo menos —levanta una ceja.
—No sé de qué me hablas —me hago la loca, mi vista se fija en el camino frente a mí.
—Alaric, Katherine, el cadáver de Elijah, los hermanos Salvatore, —me da un leve golpe en el hombro, —Damon.
—Estoy segura que una despedida es el menor de sus problemas.
—¡Oh, vamos! —se queja. —¡Quizás esta es la única oportunidad que tendrás! Ya sabes, de hablar con él, explicarse, disculparse, ¿declararse quizás? —me mantengo en silencio, pero puedo sentir perfectamente su mirada sobre mí. —¿Enserio no quieres intentar nada con él?
—Espera, espera, no tengo que intentar nada con nadie —respondo con la mandíbula apretada, — además, en Forks está Edward, y yo…
—¡Isabella! —me advierte, bueno en realidad gritó mi nombre. Mi cuerpo se sobresalta y me encojo un poco en mi asiento. —¡No te hagas la tonta!
—¿Yo? —pregunto inocente.
—Eres tan malditamente increíble —dice entre dientes.
—Lo sé —le sonrió mientras me estaciono detrás de la casa que sería nuestro destino final en este lugar.
—Espera, ¿Qué no iríamos al aeropuerto? —pregunta cuando nota que nos detuvimos. Sin responderle, dirijo mi mirada a la puerta trasera de la casa de los hermanos Salvatore. —¿De verdad lo harás?
Angela se baja entusiasmada, deja la puerta del auto abierta totalmente y llega corriendo a la madera. Me apunta con desesperación el interior. Trato de seguirla, pero con menos emoción que ella.
No estoy segura de lo que estoy haciendo, estoy actuando por puro impulso. Como usualmente sucede cuando se trata de Damon.
Vine a su casa con la esperanza nula de encontrármelo, no estoy aquí para disculparme o rogar su perdón, no tengo porque hacer eso, yo no hice nada malo. Ambos dejamos muy en claro lo que opinamos del otro, y por lo poco que lo conozco, sé que llegar y ofrecer sentimentalismos sería una pérdida de tiempo.
Estoy aquí para… algo. No estoy segura de que cosa es.
Me adentro en la casa aun distraída en mis pensamientos. Mi cuerpo se estrella contra el cuerpo de mi amiga, abro la boca para reclamarle el repentino freno a sus pasos, pero una mano cálida se posa sobre mi boca. Mis ojos la buscan regalándole una mirada confundida.
Angela coloca uno de los dedos de su mano libre en sus labios haciéndome una señal para que guarde silencio, yo muevo mi cabeza diciéndole que sí, pero aun sin comprender porque debo quedarme en silencio. Ahí es cuando mis oídos captan la conversación que se está dando cerca de nosotras.
—Me enamoré, Damon —la voz de Elena llega a mis oídos, su voz se escucha cerca, pero a la vez lejos. Mi cuerpo se congela cuando mi cerebro registra las palabras que acaba de pronunciar, mis ojos se abren tanto que mis parpados duelen. Angela me mira de la misma manera, sorprendida por lo que acaba de escuchar.
—Me enamoré de esa persona que llegó a mi vida cuando más la necesitaba, cuando estaba completamente sola.
Siento mi cuerpo recargarse contra el muro donde permanecemos escondidas, por lo cercano de sus voces, parece que ellos están del otro lado de la pared, eso nos mantiene a nosotras en las sombras donde ellos no pueden vernos. No voy a mentir, después de escuchar las frases de Elena, en mi interior nace un deseo de moverme para poder ver con mis propios ojos la escena.
—Me enamoré de esa persona que porque no me dejó caer y que me ha demostrado lo fuerte que puedo ser.
Mi corazón comienza a latir con fuerza, una de mis manos sube a mi pecho con la esperanza de silenciar el desbocado golpeteo en mi interior. Las manos de Angela se colocan en mis hombros, me sostiene con fuerza, como si temiera que me fuera a desmayar.
—Estoy enamorada de hombre que se convirtió en mi puerto seguro, de ese hombre que hará hasta lo imposible por protegerme y por mantenerme con vida —la voz de Elena se rompe, como si los sentimientos que está expresando la sobrepasaran. —Me enamoré de este hombre que me ama y que está dispuesto a dar su vida por mí, no del vampiro asesino y sanguinario que fue en el pasado.
Muerdo mi labio inferior para evitar que las palabras salgan de mi boca, mis puños se aprietan a los costados de mi cuerpo. Muevo mi cabeza señalando el exterior de la casa haciendo una señal para salir de este lugar, Angela entiende que necesito salir de aquí cuanto antes.
Nos movemos lentamente, tratando que nuestras pisadas no se escuchen para nada. Me parece imposible que Damon no haya notado nuestra presencia, pero, quizás está tan metido en la conversación con Elena que no ha puesto atención a su alrededor. O quizás, si ha notado nuestra presencia y ha dejado que escuchemos a escondidas, así evita hablar conmigo y decírmelo a la cara.
—Yo te amo Elena —son las últimas palabras que escucho antes de salir de la casa para subirme al auto y huir de este maldito pueblo.
Buen día, buenas tardes, buenas noches. ¿Cómo están? Además de con ganas de matarme. jijiji. Fueron unos días llenas de ansiedad, trabajo y una pelea por boletos para Taylor Swift. Además que mi lado responsable me dijo que tenía más fic para escribir. Uff horrible.
Por cierto, este capitulo se supone que era de Damon, voy de 5 en 5... 5 los cuenta Isabella, y 5 los cuenta Damon, pero la verdad, el capitulo pasado me enfadó JAJAJA así que decidí castigarlo y darle a Bella este cap.
Tampoco quise poner de nuevo todo lo que sucedió en Mystic Falls contado por Isabella, sentí que eso sería repetir mucho las cosas. Hay unos espacios en blanco que no me parece que sean relevantes en la historia, ¿Quieren verlos? Quizás se los publiqué como outtakes, lo pensaré.
En fin, nos leemos en el siguiente.
