Sinopsis:

Ella busca información acerca de la verdadera naturaleza del que parece ser el amor de su vida. Él está dispuesto a todo por salvar a la mujer que cree amar. Ambos creen tenerlo todo aunque en realidad no tienen nada. Saben que sus vidas son malas, pero desconocen que juntos podrían ser muy buenos.

(Basada principalmente en la canción "So good" de Halsey)


La historia sucede en el viaje de Bella y sus amigas a Port Angeles, y durante la 2da temporada de The Vampire Diaries.

La línea temporal será de cuando se estrenaron las películas y la serie, es decir en 2004/2006, pero, voy a combinar elementos del año real en que se empezó a publicar la historia en 2022. (Solo es por si describo algunos hechos o cosas que en esos años aun no existían o aun no pasaban pero en la actualidad sí)


Disclaimer: Los libros de Twilight es propiedad de Stephanie Meyer. Los libros de The Vampire Diaries es L. J. Smith. También la historia puede contener partes de las películas y la serie de los respectivos libros. O alguna frase de alguna canción porque me inspiré en ella.


(Isabella POV)

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Después de la crisis existencial que tuve mientras me duchaba, y el ataque de nervios que me atacó mientras me vestían con la ropa que Alice mi había dejado en su habitación, me sentí lo suficiente valiente como para volver a bajar los escalones y enfrentarme de nuevo a la familia de vampiros que me esperaba.

—¿Tampoco te animas a bajar? —la voz de Angela interrumpe en la habitación, ya está vestida y su ropa grita "Alice" por todos lados, pero aun trae la toalla envuelta alrededor de su cabeza.

—No aun no —le digo desde mi lugar en el borde de la cama. —Esme dejó comida para ambas.

Su rostro se gira para ver el par de charolas con tazones humeantes y de un aroma delicioso.

—Eso si es sorprendente —dice.

—Aprendió hace una hora —le digo recordando las palabras de Esme. —Somos las primeras que la obligamos a usar la cocina.

Angela mira la puerta sorprendida, sonríe y se acerca a la mesa y se sienta a investigar a olerla e inspeccionarla. Yo me siento en la silla frente a la suya, pero no toco la comida.

—¿En qué nos metimos, Angela? —suspiro.

—En algo que estaba destinado a pasar —me responde. —Y aunque disfrutes de la deliciosa comida, o aunque hagas que Esme la ponga en la basura, va a pasar lo que tiene que pasar.

Suelto un bufido.

—Ahora, come conmigo antes de que se enfrié —estira su mano con una cuchara en ella. Se la quito de entre los dedos y tomo uno de los tazones.

Mientras comemos, ambas nos sumimos en una conversación que incluye varios temas, algunos son sin importancia, pero de vez en cuando alguna mencionaba algo relacionado a Nicklaus.

No se cuánto tiempo pasó, pero cuando terminamos de comer, Alice apareció de nuevo en la habitación y se encargó de llevarse todos las cosas sucias para darnos más tiempo de terminar de lucir presentables. Creo que ya sospechaba que necesitábamos más tiempo para prepararnos para enfrentar a lo siguiente que venía. Necesitábamos prepararnos para enfrentarnos a una nueva realidad donde los Cullen son parte del plan.

Un escalofrió recorrió mi cuerpo cuando alcancé a Angela en el último escalón algún tiempo después. Los vampiros estaban tan inmóviles que parecían estatuas de mármol decorando la enorme sala de estar de la casa. Si no es porque, en la mesa de madera que estaba en el medio faltaban las tres tazas donde Esme nos había dado la infusión, hubiera pensado que habían pasado solo segundos y no el par de horas que nos habíamos tardado arriba.

Ahora que lo pienso, es muy probable que, a esa infusión que tan amable e insistentemente nos habían ofrecido, Carlisle hubiera puesto un par de medicamentos para tranquilizarnos y por eso mi percepción del tiempo ha estado fallando.

Disimulo los movimientos de mi cabeza para seguir inspeccionando la casa. Desde donde estoy no tengo una vista completa al área donde se encuentra la cocina, el comedor y la sala de estar, pero si alcanzo a ver que el cadáver de Alaric no se ha movido. Eso es buena señal. Creo.

—La sangre en su ropa les daba un mejor aroma —mi cabeza se levanta como si tuviera un resorte en el cuello.

La figura elegante, erguida y sonriente de Elijah aparece en el marco de la entrada a la sala de estar de la casa Cullen, detrás de él, Charlie luciendo más relajado y a su lado Carlisle quien tiene una mirada de preocupación.

—¿Quién eres tú? —Edward pregunta desde su lugar cerca de la ventana. Sus ojos dorados entrecerrados mirando con demasiada atención al nuevo invitado.

—Nos acabamos de duchar —Angela se queja ignorando al cobrizo. —Eso no es muy caballeroso de tu parte.

—No lo digo por eso —aclara. —El aroma en su ropa es... —hace una mueca de disgusto.

El aroma de los Cullen es muy peculiar, al inicio había podido identificar el aroma a frio, es como si tu nariz estuviera metida en una montaña de nieve o cerca de varios cubos de hielo. Pero cuando volví del viaje exprés a Mystic Falls, puede percibir un aroma nuevo, creí que era alguna especie de perfume que se ponía Alice para camuflajear el aroma a hielo, pero luego confirmé que no, que todos los fríos que rondaban a mi alrededor olían de la misma manera, como un algodón de azúcar, uno muy congelado.

Ahora que Elijah llegó y me confirmó que no soy la única que percibe ese aroma, sé que es algo característico de esta raza de vampiros.

—Es lo que hay —le digo mirando hacia otro lado, no quiero dar más explicaciones.

—Hola, Isabella —sonríe cálidamente, —Angela.

— ¿Lo conoces? —Edward de nuevo pregunta, pero de nuevo es ignorado.

—No me hables —le respondo a Elijah. —Estoy molesta contigo.

—Al que apuñalaste fue a mí —se burla, — ¿y tú eres la que está molesta?

— ¡¿Lo apuñalaste?! —Edward grita y se acerca unos pasos en mi dirección. Jasper se pone delante de él y lo detiene, yo lo ignoro de nuevo.

— ¿Crees que después de eso me fui de fiesta? —me cruzo de brazos.

—Si —dice levantando una ceja. —Y dicen que la fiesta de esa noche en el Grill fue de las mejores en muchos siglos.

—Bueno, sí, si nos fuimos de fiesta —tartamudeo, —pero fue para conseguir información. —Elijah frunce los labios. — Después de eso fue como una pesadilla.

—Sí, lo siento por eso —nos mira a ambas, una de sus manos se pone en su pecho como un gesto de disculpa. —No era parte del plan.

—Casi muero, Elijah —le digo. Escucho el jadeo colectivo de los Cullen.

— ¿¡Qué tú qué cosa?! —Edward empuja a Jasper y se acerca aún más a mí. — ¿Cuándo fue eso? ¿Por qué? —Apunta a Elijah, — ¿Fue su culpa?

No hago ningún esfuerzo para explicarle. Elijah tiene una ceja levantada en su rostro y sus labios murmuran un "Te lo dije" haciendo referencia a la conversación que tuvimos sobre Edward y su deseo de mi sangre.

—Elijah —le digo sacudiendo mi cabeza, —si eso no hubiera funcionado...

—Pero lo hizo —me mira, en sus ojos puedo ver la orden silenciosa de que guarde silencio. —Angela hizo un muy buen trabajo, y ahora tenemos otros problemas.

—Cierto —Charlie entra en acción, empuja levemente a Elijah para hacerlo que entre totalmente a la sala. Los Cullen dan un paso hacia atrás.

—Familia, él es Elijah Mikaelson —Carlisle se coloca a su lado para hacer las presentaciones necesarias. —Es también un original, y es hermano de Nicklaus —Elijah lo mira con los ojos entrecerrados analizándolo, Carlisle no se inmuta y sigue con las presentaciones. —Ellos son mi familia...

Nombra de uno en uno, mientras ellos hacen una sonrisa, un gesto, o una mueca conforme son nombrados. No sé si es casual o intencional, pero Edward es el último al que presenta.

—Hasta yo puedo sentirlo —Elijah se gira en mi dirección con una sonrisa forzada.

—Imagina lidiar con eso a diario —Jasper comenta mirando a su hermano cobrizo y a mí.

—Claro, eres empático —Elijah inclina su cabeza, —puedes sentir su sed como tuya.

Nunca me había puesto a pensar en la magnitud de la sed de Edward por si sangre, tampoco en cómo afectaría eso a su familia, o al menos a Jasper que es el que siente sus emociones. Por eso en la escuela se mantiene lejos de Edward, porque es su sed la que le afecta, no porque de verdad yo huela apetecible para el rubio. Ahora que Angela les puso el extraño "velo" para bloquearlos de Edward, Jasper se ha visto más relajado a su alrededor, supongo que ayuda con el problema de la sed.

Edward tiene la frente arrugada y aun mira fijamente al hombre vestido en un traje elegante que se pasea por el interior de su sala. Pero, por supuesto, Elijah no le toma importancia.

—Es un placer tenerte aquí, Elijah —Carlisle mira al hombre. — Puedo preguntar, ¿A qué debemos la visita?

—Bueno, es más que obvio que necesitan mi ayuda —le sonríe el hombre. —Además, me enteré de los problemas que hay aquí y luego su relación de los problemas en Mystic y quise venir.

—¿Qué pasó allá? —salto asustada.

—Detalles mínimos —responde en original. —Ustedes se llevaron la peor parte.

—Vaya suerte la nuestra —Angela dice mientras camina y deja caer su cuerpo en el escalón que da la bienvenida al nivel de la sala de estar de la casa Cullen. Yo me quedo de pie junto a ella, apoyada en el marco de la pared divisora.

Ahora estamos de nuevo todos en esa sala como si fuera una sala de reuniones. Incluido Elijah que ha aceptado la invitación silenciosa de sentarse en el sofá con Charlie a su lado, de nuevo todos tenemos acceso a una vista de distintos ángulos del cadáver en la mesa.

—Por cierto, Isabella —Elijah llama mi atención. —Te traje algo especial.

Se inclina hacia sus pies dejándome ver por primera vez desde que llegó una mochila con apariencia de maletín que hay pegada a su pierna. La abre con cuidado y mete la mano.

—Tómalo como una ofrenda de paz por el pequeño error que te llevó a esa situación tan desagradable —Elijah suelta un suspiro con su clásica elegancia para hacer todo.

Gracias vampiro arrogante y con porte de caballero inglés del siglo antepasado, gracias por recordarme las desgracias que me ocurrieron en ese jodido lugar del demonio.

—Además —una de sus manos se levanta y saca de su mochila una bolsa de plástico negro, —espero que esto mejore tu ánimo y te ayude a controlar esos arranques de emociones que has tenido. O al menos espero que te ayude a comprender las razones de tu comportamiento.

Se levanta y lanza la bolsa en mi dirección, mi cuerpo actúa instintivamente, levanto las manos y me estiro para tomarla en el aire antes de que caiga al piso.

—¡¿Que mierda es eso?! —grito lanzando de nuevo la bolsa. Con mi grito, todos los Cullen se pusieron de pie y rodearon la bolsa, Edward incluso cruzó la sala y se colocó delante de Angela y de mi cuerpo.

Charlie, Elijah y Alice son los únicos que mantuvieron su lugar. Jasper da unas miradas a todos, y cierra los ojos mientras su cuerpo se relaja, acto seguido el resto de nosotros bajamos la guardia. Mi cuerpo hace el esfuerzo de rodear el de Edward para acercarme.

—No, no te acerques —su mano rodea mi cintura manteniéndome detrás de él.

—Tranquilo Romeo —Elijah se ríe. —No es peligroso.

—No te creo —Edward le gruñe.

—No es peligroso —repite Elijah. —Al menos no para ella.

Eso llama mi atención y por supuesto que el original sabía que eso aumentaría mi curiosidad de alcanzar esa bolsa.

Mi mano toma el brazo de Edward que se mantiene en mi cintura, le doy un par de golpecitos tratando de que me suelte.

—Tranquilo —le digo, —dudo mucho que sea una bomba o algo similar.

Edward gira su cabeza y me mira. Se debate un par de segundos sobre lo que es correcto a ser, pero al final se rinde y me suelta alejándose en dirección al comedor, pero aun manteniendo sus ojos fijos en el bulto que está sobre el suelo.

Muevo mis piernas lentamente para acercarme al bulto, me arrodillo y con mis ojos examino la bolsa, No hay movimiento, no hay ningún aroma, tampoco hay ningún líquido extraño que salga de ella. Mi mano se estira para moverlo.

—No lo saques —Edward está en cuclillas a mi lado, su mano helada está sobre mi muñeca, deteniendo mis movimientos. Sus ojos están puestos fijamente sobre la figura de Elijah. —No confió en él, no sé porque está aquí, pero esa cosa no puede ser nada bueno.

—Edward... —Carlisle trata de negociar con él.

—No, dijiste que él es hermano de Klaus —le acusa. —¿No es casualidad que esté aquí mientras todo esto está sucediendo?

Elijah se recorre hacia adelante aun en el sofá, se inclina al frente colocando sus codos en sus rodillas y sus ojos miran divertidos a Edward.

—Se supone que tú lees mentes, ¿Por qué no lees la mía y me dices que estoy tramando?

Edward aprieta la mandíbula y los puños de sus manos, eso incluye la que está rodeando mi muñeca.

—Cierto, no puedes —Elijah se ríe alegremente. —Lo que yo haga o no, no es asunto tuyo.

—Lo es si la involucra a ella —le responde Edward inclinando su cabeza en mi dirección.

—Pero eres el que más la ha lastimado —Elijah regresa su espalda a su lugar y se encoje de hombros. —Como ahora, si sigues apretando, tendremos que llevarla a un hospital a que le reconstruyan la muñeca.

Eso parece hacer reaccionar al cobrizo, mira nuestras manos y me suelta como si le quemara. El lugar donde su mano estaba apretando, está de un color aún más pálido que el resto de mi piel y puedo sentir la sangre que lucha por volver a viajar por las venas de esa zona.

—Bella, ¿estás bien? —Carlisle da un par de pasos cerca de mí, en su voz hay demasiada preocupación. —Déjame revisarte.

Mi mano se abre y se cierra un par de veces, si me molesta, pero no es nada que me impida moverme.

—Estoy bien, gracias —le respondo mirando de reojo al cobrizo. —Ahora veré que hay aquí dentro.

Señalo la bolsa, Carlisle no dice nada, pero sé que estará examinando con atención el comportamiento de mi muñeca y de mi mano para descartar algún problema.

Con esa misma mano que ya estaba por llegar a su meta, doy un par de empujones y golpes a la bolsa. Sí, está blando y suave, pero no hay señales de que se mueva o de que sea algo peligroso. Ahora mismo solo se me ocurre que puede ser un peluche, o alguna parte del cuerpo de alguien al que Elijah tuvo que inyectarle demasiados sedantes para que no se mueva, y quizás envolverlo en alguna tela para que no se desangre.

Espero que no sea la mano o la pierna de alguien, no quiero vomitarle a Esme el elegante azulejo que hay por todo el piso.

—¿Confías en mí? —Elijah me pregunta con tranquilidad

—Si —respondo segura y sin dudar.

Con ayuda de mi otra mano, deshago el nudo que trae la bolsa y la giro con un movimiento rápido para vaciar el contenido. Del interior, cae con un golpe seco, una bola negra de... algo.

—¿Qué es eso? —Charlie pregunta.

De nuevo con mis manos, lo muevo y lo acomodo hasta que puedo estar segura o al menos sentirme segura de que la manera en la que lo acomodé es la correcta.

—¿Es...? —miro sorprendida a Elijah. El resto de los presentes tienen la misma sorpresa y confusión que yo.

— No te preocupes —Elijah rueda los ojos, —me aseguré de dejarlo vivo, bueno quizás lo dejé más idiota de lo que ya estaba, pero está vivo.

—¡¿Vivo?! —pregunto de nuevo mirándolo con horror.

—Sí, vivo —el original se recuesta contra el respaldo del sofá de color gris. —Resulta que en el avión no está permitido subirlo, así que tuve que sedarlo para que la azafata no lo arrojara por la puerta.

Mis dedos forman una pinza y levanto al nuevo visitante de esta casa. Hago una mueca de disgusto.

—¿Qué no debería ser un reglo para Angela? —le digo sin despegar mis ojos de la cosa a medio vivir. —Ella si usa gallinas negras.

—Si no lo quieres, dáselo —Elijah da un golpecito en su pierna. —Angela lo puede sacrificar.

Angela sacude su cabeza negando. Su rostro está haciendo también una mueca de asco.

La cosa se mueve de repente, haciendo que todos nosotros saltemos por la sorpresa, mis manos lo vuelven a lanzar lejos de mí. Elijah suelta un par de risas por nuestra reacción, pero mantiene su mirada atenta en la escena frente a él. La cosa sigue moviéndose por un rato, luchando por ser él mismo quien acomode las extremidades de su cuerpo, finalmente se detiene cuando lo consigue y no desaprovecha la oportunidad de darnos una mirada fulminante a todos.

Si, definitivamente es un animal y como dijo el vampiro, es un animal que está muy vivo.

—¿Yo para que lo quiero? —le pregunto a Elijah haciendo una mueca de disgusto.

No es que me den asco los animales, tampoco los detesto, es solo que soy muy mala cuidándolos. Eso puede ser confirmado por los dos peces que Renée insistió en comprar cuando era una niña, los pobres eran muy bonitos, pero los maté de hambre.

¿Qué se supone que yo haga con un animal medio drogado y que no puede mantenerse sobre sus patas?

El cuervo de color negro se tambalea aun en el suelo, su cabeza va de un lado a otro analizando a las personas que lo rodeamos, cuando se encuentra frente a Elijah, hace un esfuerzo por mantenerse estable sobre sus patas, levanta sus dos alas y comienza a sacudirlas en el aire mientras que de su pico salían sonidos muy desafinado e histéricos como para los de su especie.

—Sí, lo que digas —Elijah pone los ojos en blancos. El cuervo vuelve a hacer los sonidos histéricos. —Si no fueras un idiota, no te hubiera hecho eso.

—¿También está poseído? —Charlie le pregunta a mi amiga haciendo un esfuerzo por no interrumpir la peculiar conversación que sus ojos están viendo. Angela niega sin despegar los ojos del animal, ella tiene una mueca en su rostro que no logro identificar.

—Oye, a partir de aquí no eres mi problema —Elijah levanta sus manos mostrándole sus palmas.

El cuervo se gira dándole la espalda al original. Luego… ¿camina hacia mí? De nuevo comienza a retorcerse y apuntar a todos lados con sus alas mientras se sigue acercando a mí. Una mano fría se coloca en mi abdomen y de la nada me veo flotando en el aire contra algo que parece muro muy helado en mi espalda. Giro mi cabeza hacia atrás para descubrir quién me levantó del suelo.

—Angela, ¿segura que la gallina no está poseída? —la voz de Edward suena junto a mi oído. Es él quien me tiene contra su cuerpo a un metro del animal que de repente se quedó quieto y que ahora luce ofendido.

—No es una gallina —Angela suspira. —Poseída… no lo sé. No creo.

El animal rueda los ojos, hace el gesto con tal lentitud que pareciera que de verdad hay algún demonio en su interior.

—¿Es peligroso? —pregunta de nuevo.

—Para Isabella, no —Elijah responde con voz cansada. —Para ti… —le da una mirada al cobrizo, luego sus labios forman una sonrisa burlona, —sí, para ti si puede serlo.

El cuervo se gira y sacude su pequeña cabeza como si estuviera de acuerdo con el original.

—Estaré bien —le aseguro a Edward.

—No, esto no está bien —dice cortante. —No sabemos que es realmente esa cosa o de lo que es capaz.

El cuervo regresa su cabeza hacia nosotros, su cuello se estira asegurándose de que tenga una vista completa de Edward que aún sigue detrás de mí, lo mira de arriba hasta abajo, pareciera que en esa pequeña cabeza, justo arriba de sus ojos, un par de cejas se juntaran para dar la apariencia de que está molesto por algo.

¿Está haciendo una mueca de asco? ¿Es fastidio acaso? Ese pequeño rostro cubierto de pequeñas plumas negras es muy expresivo, incluso más de lo que puede serlo cualquier animal que he conocido. Quizás ya estoy loca y soy la única que puede notar la mueca de asco que acaba de hacer.

Un momento, yo he visto ese gesto antes.

Sacudo mi cuerpo y de un manotazo alejo el brazo de Edward, camino dos pasos y me arrodillo quedando lo más cerca que puedo del pequeño animal. Mis ojos recorren cada pequeño detalle su cuerpo, deteniéndome en sus ojos azules.

¿Desde cuándo los cuervos tienen los ojos azules?

El animal me mira con él pecho inflado, como si estuviera muy orgulloso de tener mi atención, en sus grandes ojos azules hay un sentimiento que no puedo distinguir, ¿felicidad? ¿Diversión? ¿Molestia? ¿Desesperación, acaso? No lo sé, pero si estoy segura que esa mirada ya la he visto antes. Al igual que esa extraña sonrisa entre coqueta y burlona que me está dando.

Me doblo lo más que mis articulaciones me lo permiten y me concentro en analizar al animal a fondo. La posición en la que está parado es imponente pero a la vez muy relajada, sus plumas son de un color negro azabache pero con reflejos en un color azul eléctrico. Sus ojos, son mi problema, esos ojos ya los he visto antes, ese color de azul ha sido mi perdición estos últimos días.

Hecho mi cuerpo para atrás, alejándome de él.

—Ahora si es oficial —digo sonriendo. —Me estoy volviendo loca.

Dejo caer mi cuerpo a un costado de mis piernas, me giro y colocó mis codos sobre mis rodillas que han quedado elevadas del suelo, además que pongo mi rostro entre mis manos frotándolo con fuerza.

Necesito volver a la realidad, tanta magia y cosas sobrenaturales van a terminar con mi cordura.

Un picotazo en mi pierna me sobresalta. El cuervo obeso por su tamaño poco común está golpeando mi pierna con su pico.

—Ouch —me quejó sobando el espacio de mi pierna que acaba de ser atacada por un animal poseído. —¡Me duele!

El cuervo de nuevo picotea mi pierna.

—¡Me duele, idiota! —con mi mano lo aparto de mí y lo lanzó hasta el otro lado de la sala.

El pobre animal que aún trae el efecto de lo que sea que Elijah le dio, rebota un par de veces contra el costoso azulejo antes de poder detenerse y colocarse sobre sus patas.

Su mirada se posa de nuevo en mí, camina por el espacio que hay libre entre nosotros mientras de nuevo se retuerce mientras sus alas comienzan a apuntar a todas direcciones. Su pico se abre y se cierra varias veces como si se estuviera quejando mientras que de su garganta vuelven a salir esos sonidos agudos y aterradores.

—Oye, ¡oye! —le grito tratando de detener su histeria. —Relájate.

Por suerte se detiene, su pecho sube y baja por el esfuerzo que le costó hacer todo ese drama.

—Yo no hablo... cuervoñol… o lo que sea que tú hables —frunzo mi rostro. —No entiendo lo que estás diciendo.

El cuervo rueda los ojos.

Maldito animal loco. Primero está comportándose muy amigable y luego estalla en histeria. ¿Qué demonios le dio Elijah? ¿Acaso está delirando? ¿Lo envenenó?

Ahora me siento preocupada de tener otro cadáver en esta casa. Mis manos se acercan a su cuerpo tratando de alcanzarlo para poder darle una examinada en busca de… algo. ¿Carlisle sabrá curar animales?

Antes de que pueda tocarlo, el animal se tuerce y me da otro picotazo en mi mano.

—¡No hagas eso! —le digo molesta mientras mi cuerpo reacciona a golpearlo. Su cabeza se giró por la fuera del impacto, pero cuando se regresa a su lugar original, vuelve a soltar horribles sonidos y se sigue moviendo. —¿Me estas reclamando?

El asiente.

—¿Y por qué? —me cruzo de brazos. De nuevo el efecto de que levanta una de sus cejas invisibles. —Pues no, no tengo idea de porque me tratas así.

De nuevo sale de su garganta ese chillido. Sus alas se mueven de nuevo, es como si esas fueran sus manos y tratara de hacer gestos para que entienda lo que me está diciendo. Se golpea la cabeza, la sacude, sus alas se colocan dobladas en una cintura invisible. Luego parece como si estuviera bailando, salta un par de veces, da unas vueltas y se deja caer en el suelo. ¿Saca la lengua?

Mientras lo observo con mi mejor cara de concentración mientras él sigue actuando y despotricando en mi contra con ese tedioso graznido, mi cabeza está analizando la situación.

¿Qué tan loca me veré por estarme pelando con un animal? En primer lugar, ¿Qué tan loca debo estar como para estar en una casa llena de vampiros y una bruja observándome mientras tengo una conversación con un animal?

¿La respuesta?

El día de mañana voy a despertar como una interna en un hospital psiquiátrico.

Mi cabeza se mueve afirmando o negando a lo que sea que el animal está diciendo, a veces digo uno que otro comentario al que él responde haciendo más gestos.

Después de algunos minutos, mis dientes tienen mi labio inferior tan apretado que no dudaría en que ya esté sangrando, pero si lo libero pueden pasar dos cosas, la primera es que un vampiro me atacaría para beber mi sangre, y la segunda es que, si lo suelto, voy a soltar una carcajada tras otra hasta que me duela el estómago de la risa.

Doy una mirada a mí alrededor. Edward y Rosalie tienen una mirada de disgusto, Carlisle, Esme y Charlie me miran con preocupación, Alice, Jasper, Angela y Elijah están al borde de un ataque de risa, al igual que yo. Finalmente Jasper no puede evitarlo, se tira contra el sofá donde ha estado sentado, mientras su estómago sube y baja por la risa. Alice está igual que su esposo, retorciéndose y sosteniéndose al borde del mueble. Elijah y Angela no se quedan atrás, ambos se doblan por el ataque de risa que sufren.

El cuervo detiene sus gestos y sonidos. Les da una mirada, y coloca una punta de su ala en su pecho. No necesito hablar su idioma para entenderlo, está indignado porque se están burlando de él. Eso hace que yo pierda la batalla y que mis labios formen una sonrisa que más tarde se convierte en una carcajada que trato de ocultar con una tos muy falsa.

El lindo animalito se gira hacia Jasper que aún tiene su boca tapada para disimular la risa que sigue sacudiendo su cuerpo, extiende su ala que parece que está formando un puño y la sacude en dirección al vampiro rubio

—¡Tranquilo soldado! —le dice Jasper fingiendo una voz seria, pero sus risas lo siguen traicionado. —Hay que respetar a sus superiores.

De nuevo, el cuervo rueda los ojos y abre nuevamente su pico, forzando a su garganta a que haga otra vez los graznidos horripilantes mientras da pequeños saltos en dirección al rubio vampiro. La risa sale de mis labios de nuevo al ver la escena. El cuello del cuervo se tuerce en mi dirección.

Un borrón de color negro se aproxima a mí a una velocidad que le cuesta a mis ojos detectar. A mi cuerpo le llueven un sinfín de picotazos y tirones a mi cabello.

—¡Basta! —le digo sacudiendo una de mis manos en el aire para alejarlo de mí, pero el sigue atacándome por el suelo, por el aire y por todos los lados que puede.

Escucho un par de risas, pero me es imposible darme cuenta de a quién pertenecen.

—¡Es suficiente! —la voz de Edward llega a mis oídos.

Los picoteos se detienen al igual que las risas. Levanto mi cabeza y a través de la maraña de cabellos que hay en mi rostro y me permito observarlo, su mandíbula está tensa, las aletas de su nariz están ligeramente dilatadas, sus ojos están oscuros de los bordes de sus pupilas, y su frente está arrugada. Con un movimiento se coloca de cuclillas frente a mí, con su mano helada acomoda mi cabello, los bordes de mi blusa y del suéter que se han desacomodado.

—Te dije que podía ser peligroso —su voz es un tono más bajo de lo usual, mientras habla puedo ver el borde de sus dientes. Con su mirada le lanza dagas al cuervo que lo mira con la cabeza de lado. —Te lastimó.

Mis dedos acarician mi rostro, se siente un poco de humedad en él. Cuando concentro mi mirada en mis dedos, veo las pequeñas manchas de sangre en ellas. Por eso estaba tenso. Miro fugazmente a Jasper, su atención está totalmente en su hermano, conteniéndolo, ¿quizás?

—No es nada —digo secamente.

Me pongo de pie y rodeo el cuerpo de Edward para acercarme de la cocina. Puedo sentir la mirada de todos en mi espalda, pero no les pongo atención, mi prioridad es limpiarme la sangre antes de que suceda algo que me involucre y a los vampiros.

Rodeo el cuerpo de Alaric que sigue en la misma posición sobre la mesa del comedor, y me acerco hasta la llave del fregador para tomar una toalla de papel y humedecerla con un poco de agua. Aun de espaldas a mi público, me limpio con desesperación las gotas de sangre del rostro.

El cuervo aparece delante de mí sobre la encimera de la cocina. Ya no está esa pequeña sonrisa burlona que ha mantenido todo este tiempo, ahora su rostro es de concentración y sus ojos me observan con detenimiento. Sigo con mi tarea de limpiar mi rosto, por supuesto que, en pocos segundos, la sangre y las pequeñas heridas de mi rostro ya han desaparecido. El cuervo ahora me mira sorprendido.

—Ya va a despertar —Alice salta y apunta al cadáver que tengo en la mesa a mis espaldas.

Extiendo mi mano hacia el fregador, cuando consigo mi objetivo, me giro para enfrentar al muerto. Su piel ya está de un color más cálido por la circulación de la sangre en sus venas, su cabello tiene brillo de nuevo y su pecho sube y baja tomando respiraciones tranquilas.

—¿Qué estás haciendo? —Angela me mira asombrada.

Todos se han acercado al comedor formando una barrera para evitar que el cadáver salga huyendo por la puerta. Angela es la única que se coloca a mi lado. Elijah y Charlie se colocan del mismo lado que yo en la cocina, pero recostados contra la esquina más alejada de la cocina, en caso de que Alaric se levante, seria a los últimos que verá por lo que tenemos más oportunidad de controlar la situación si es que se descontrola.

Además, son los únicos que podrían bloquear la enorme ventana que hay sobre la encimera de la cocina. Si yo fuera Klaus, también me lanzaba por aquí para evitar a los Cullen.

—Es por si acaso —levanto el sartén de metal que he tomado del fregadero. Lo colocó a un lado de mi cabeza tomando el mango con ambas manos, como si fuera un bate de Baseball.

—¿Estas pidiendo permiso o estas avisando? —Angela me mira divertida.

—Estoy avisando para que nadie me detenga —les doy una mirada rápida a todos. —A la primera idiotez que diga, lo voy a golpear.

—Es bueno no arriesgarse —sonríe Jasper.

Todos nos quedamos con la mirada fija en el cadáver. Alaric toma una gran bocarada de aire y abre los ojos de golpe. Mis manos se aprietan alrededor del mango del sartén, lista para moverlo y estrellarlo en la cabeza del castaño si es necesario. Alaric hace un enorme esfuerzo por sentarse aun sobre la mesa, sus ojos aun luchan por abrirse y sus quejidos y muecas son un claro aviso de que algo le paso. Volver de la muerte ya era algo complicado y doloroso, hay que añadirle que Rick tiene que lidiar además con varias heridas y golpes en su cuerpo.

—¿Qué demonios? —pregunta cuando logra abrir los ojos. Lo primero que enfoca su mirada es a mi amiga, —¿Angela?

—Hola Rick —medio sonríe la nombrada, aun insegura de con quien está hablando realmente. Alaric le da una mirada confundida. Los ojos de Angela se mueven hacia mí, eso alerta a Rick y hace que su cuello se gire desviando su mirada a mí.

—¿Isabella? —sus hombros se relajan al verme.

—Hey —le doy un gesto con mi cabeza. Bajo con cuidado mis manos que aún tienen el sartén, no lo quiero soltar, pero no quiero que Rick se sienta amenazado. Suponiendo que sí es él.

—¿Dónde estoy? —Pregunta paseando sus ojos por mi alrededor, — ¿Qué fue lo que pasó?

—¿Qué fue lo último que recuerdas? —le pregunto con los ojos entrecerrados.

—Estaba saliendo de mi casa, caminando hacia mi auto. Iba a conducir hasta el campus para hablar con Jenna sobre lo que pasó —baja su cabeza sacudiéndola como si eso aclarara su mente. —Algo me golpeo y —señala la cocina, —desperté aquí.

—¿No recuerdas nada más? —Angela se acerca a él, analizándolo de arriba hasta abajo, buscando algo que le diga que está fingiendo.

—No —Rick dice seguro. —¿Por qué me duele todo el cuerpo? ¿Qué pasó?

Miro a Jasper en busca de respuestas, solo él puede decirnos si el comportamiento y las emociones de Alaric son genuinas.

—Sí, está confundido de verdad —Jasper lo mira con ojos entrecerrados.

—¿Quiénes son ustedes? —Alaric se mueve con delicadeza deslizándose por la mesa en la dirección contraria a la de los Cullen.

—Son la familia Cullen —le digo. —Mis amigos.

Alaric me mira. —Pero, son... —se interrumpe.

—Eso no es lo importante ahora —atraigo de nuevo su atención.

—Entonces, ¿qué fue lo que paso?

—Klaus te estaba usando —Angela le responde. —Por eso no recuerdas nada, él trajo tu cuerpo aquí y te usó para atacarnos.

Alaric parpadea un par de veces mientras analiza las palabras que acaba de escuchar.

—Tuvimos que golpearte unas cuantas veces —le digo poniendo mi mejor cara de culpabilidad y disculpa a la vez.

—Eso explica el dolor —sus manos recorren su cuerpo tratando de encontrar las zonas donde más le duele.

—Quizás yo pueda ayudar con eso —Carlisle da unos pasos para acercarse, aunque trata de parecer amigable, es cuidadoso mientras se acerca.

—Él es Carlisle, es doctor —explico a Rick.

—Iré a traerte unos analgésicos —Carlisle le sonríe.

Desaparece por la escalera bajo la atenta mirada del recién vuelto a la vida.

—Esto es increíble —murmura Rick. Angela asiente.

Alaric se mueve mientras Angela quita un par de sillas para que pueda bajar de la mesa. Cuando sus piernas están firmes en el suelo, se gira para formar parte del extraño círculo que hemos formado en su camilla improvisada. Es cuando se da cuenta por primera vez de la presencia de los otros dos hombres

—Hola Rick —mi padre llama su atención. —Es un placer verte después de tantos años.

—Charlie —Rick le sonríe pero aún hay consternación en su rostro por todas las emociones que está viviendo. —Si, es bueno verte.

—Me alegra que el acento británico en tu voz haya quedado atrás —Charlie se burla mientras se acerca a la mesa, mueve una de las sillas y se acomoda en ella.

—¿Gracias? —Alaric pregunta levantando una ceja.

—De nada —Charlie se ríe.

—¿Cómo te sientes, Alaric? —Elijah pregunta desde su lugar en la esquina.

—¿Qué no estabas muerto? —Alaric apunta acusadoramente al original.

—Sí —Elijah dice con soltura, —lo estaba.

—¿Cómo llegó aquí? —me pregunta el castaño aun apuntando con su dedo a Elijah.

—Igual que tú —me encojo de hombros. —En avión.

—Pero, pero... —tartamudea, —¿Quién lo despertó? ¿Por qué lo revivieron?

—Nosotras no —Angela y yo respondemos a la vez.

Alaric nos mira, parece que no está muy convencido. Puedo entenderlo, de repente aparezco yo, muy apegada al original, luego, resulta que soy yo quien lo apuñala y evita que un brujo le saque la daga, pero ahora Elijah está a aquí justo cuando Rick acaba de despertar de una muerte extraña.

El pequeño cuervo, que ha estado oculto detrás de mí cuerpo, aletea y se coloca sobre mi hombro. Ese movimiento llama la atención del castaño.

—¿Damon? —pregunta. Mi cuerpo se congela al escuchar las palabras. Mi cuello se tuerce para mirar al animal en mi hombro, el pajarraco está subiendo y bajando su cabeza como si asintiera.

Maldición, entonces no estoy tan loca.

—¿Damon? —pregunta Edward pasando su mirada de Rick a mí. Sé que está recordando que ya ha escuchado ese nombre antes.

Mierda, voy a tener muchos problemas.

—¡Que buen nombre! —pego un salto mientras grito para evitar una catástrofe.

Angela tose fingidamente, cubre su boda con el puño de su mano, aunque aún se puede ver sus labios elevados por una sonrisa. Alaric me mira confundido, su boca se abre para hablar de nuevo y aclararme a lo que se refiere, pero no pienso permitirlo.

—¡Si que parece un demonio! —digo mirando de reojo al idiota que sigue sobre mi hombro. —Gracias Rick, ¿Cómo sabias que necesitábamos ponerle un nombre?

—Pues, en realidad yo no —trata de volver a hablar, pero Carlisle aparece de nuevo en el lugar sosteniendo en su mano un frasco.

—Esto te ayudará —Carlisle se coloca frente a él, abre el frasco y saca dos píldoras. Angela se mueve y sirve un vaso con agua para pasárselo al castaño.

Alaric me mira, inseguro si debe tomar el medicamento, pero yo asiento, animándolo a que lo haga. Finalmente toma las píldoras y bebe el agua.

—¿Necesitas también algo para el dolor, Bella? —Carlisle me pregunta, su mano me ofrece el frasco con píldoras.

—No gracias —le sonrió. —No me duele nada.

—Deberías tomarla —Edward me dice. —Las heridas de tu rostro...

—Ya no están —lo corto. —Solo era algo superficial, no es para tanto, Edward.

Los ojos dorados de Edward me examinan, sé que puede ver cada poro de mi piel, sus cejas se elevan visiblemente sorprendido por la falta de heridas en mi rostro. Carlisle también se acerca, su mano roza mi frente para asegurarse que no haya nada extraño.

—Tienes una muy buena cicatrización, Bella —me dice el doctor. —Si tienes molestias, avísame, te daré algo.

—Sí, gracias —sonrío al rubio. Edward ahora mira la espalda de su padre, su rostro muestra claramente la confusión que está sintiendo en ese momento.

—¿Cómo? —pregunta. Carlisle se gira para enfrentarlo, pero no dice nada. Supongo que le está diciendo todo por su mente.

Por la esquina de mi ojo miro nuevamente al cuervo que no se ha movido de mi hombro. Su concentración total está en Edward, su cuerpo pequeño está tenso y su cabeza parece estar temblando.

—¿Soy yo o está gruñendo? —Charlie me pregunta, sus ojos también están analizando el comportamiento del cuervo.

—Creí que lo estaba imaginando —murmuro.

—Creo que no le caes bien, Edward —Jasper da unas palmadas en el hombro de su hermano. El tono en su voz es burlón y sarcástico. —Ya sabes lo que dicen de los cuervos, —Edward le da una mirada confundida a su hermano.

—Si yo fuera tú, me cuidaba —Elijah le advierte al cobrizo. —Estoy muy seguro de que este cuervo quiere sacarte los ojos.

A excepción de Alice y Jasper, todos los Cullen nos brindan una mirada confundida, pero ninguno de nosotros les aclara nada.

Carlisle se aclara la garganta. —¿Alaric, te molesta subir conmigo a mi despacho? —le pregunta —Allá puedo revisar y curar tus heridas con más comodidad.

Alaric titubea un poco, sus ojos se posan en Charlie y luego en mí, pero recibe respuestas silenciosas de nuestra parte.

—Sí, está bien —acepta, cuadras los hombros y se prepara para seguir al vampiro.

—Yo voy —Angela avisa. —Tengo muchas preguntas, Rick.

—Ya somos dos —dice Elijah que se separa de su esquina y rodea la mesa para acercarse al grupo que irá a interrogar a Rick.

—Yo me quedo —dice Charlie. —Si no les molesta, Alice me mandó un mensaje prometiéndome un plato de comida caliente, y sería muy grosero de mi parte negarme. Alice y Esme saltan con emoción y se acercan a la cocina para preparar la comida de Charlie.

—Yo los espero —les digo. —Tengo algo que hacer.

Elija sonríe adivinando mis intenciones, Angela y Rick me miran confundidos.

—Andando, entonces —Carlisle les indica el camino, el grupo sigue al vampiro por las escaleras para subir al despacho de Carlisle.

—¿Me lo prestas? —Esme extiende su mano en mi dirección, sus ojos bajan rápidamente a mi mano. Tomo un suspiro antes de colocar el sartén en su mano. —Me alegra que no haya sido necesario.

—Aun no estoy segura de eso —le respondo.

Sin esperar a que me diga algo más, rodeo el comedor y me colocó en el escalón que divide la cocina de la sala. El resto de los Cullen vuelve a esparcirse a mi alrededor, el único que se queda junto a mí, es Jasper, de pie, recostado contra el barandal de cristal de la escalera. Y por supuesto el demonio hecho cuervo, que se acomoda junto a mí en el escalón.

— Perdón —digo al aire. —Pero esto es algo que necesito hacer.

Mi cabeza se gira, mi atención se pone en el animalito que tiene su cabeza levantada en mi dirección. Le sonrió. Mis manos se estiran lo más rápido que pueden en su dirección, la sorpresa y lo inesperado de mi acción evitan que salga volando y que se me escape, mis manos rodean su pequeño cuello apretándolo con fuerza. Lo colocó a la altura de mis ojos gozando la expresión sorprendida que me da.

—¡Tú le sacaste la daga ¿verdad idiota?! —lo sacudo con fuerza. Trata de abrir su pico para hacer un sonido, pero lo vuelvo a sacudir. —¡No me jodas! ¿Cuánto tiempo llevabas tratando de hacerlo? ¡Querías a Elijah muerto y cuando te hago el enorme favor de darte su cadáver en bandeja de plata me sales con la estupidez de que tú lo reviviste! ¿Eres idiota o qué?

El animal me mira con los ojos azules muy abiertos. Abre el pico tratando de hacer uno de esos sonidos horribles que hace, o de al menos tratar de respirar.

—Asno —lo lanzo por arriba de mi cabeza lejos de mí.

Me cruzo de brazos inclinando mi cuerpo para que mis codos descansen en mis rodillas. Fijo mi mirada en un punto en el piso.

—Pobrecito —Jasper dice con voz tierna, pero una nota de diversión se asoma en su voz. Chasqueo la lengua.

El animal regresa de nuevo a mi lado, Jasper se agacha y toma en su mano al idiota y animal que tiene forma de cuervo, le revisa con cuidado el cuello asegurándose que no esté fracturado.

—Como si yo pudiera lastimarlo —bufo molesta. No le pasó nada, estoy muy segura de eso. En realidad, si fui cuidadosa cuando apreté su pequeño cuello, está bien que sea un idiota que actúa por impulso y que ahora mismo tenga muchas ganas de tronarle ese cuello, pero, es imposible y además no lo quiero muerto.

—¿Te das cuenta de que acabas de ahorcar a un ave? —Emmett se burla de mí. Mis ojos se posan en él mirándolo de mala manera, pero su risa de niño divertido es contagiosa y a los segundos me tiene mordiendo mi labio para no reírme.

—Necesito tomar aire —aviso soltando el aire de mis pulmones. —Si me quedó aquí me volveré más loca.

—Te acompaño —dice Edward.

—No —le digo mientras me pongo de pie. —Quiero estar sola, volveré en un rato.

—Pero el bosque... —comienza a replicar.

—Volveré después —le digo caminando a prisa en dirección a la entrada. Aun escucho a Emmett burlarse de mí mientras salgo por la puerta de madera.

El aire frio me recibe y la leve llovizna acaricia la piel de mi rostro. Rodeo la casa mientras mi mirada sigue fija en cada una de las puertas que conducen al bosque, no quiero que Edward salga a escondidas y me siga, no quiero que ninguno de ellos me acompañe, necesito estar sola o de verdad me volveré loca.

Camino por el patio trasero de la casa de Esme hasta la línea de árboles que anuncia el inicio del bosque. De ahí emprendo una caminata sin una dirección clara en mi cabeza, de todas maneras, si me pierdo, uno de los Cullen o Elijah me encontrarían demasiado fácil.

Las hojas de los árboles escurren enormes gotas que caen sobre mi cabeza y mi cuerpo estremeciéndome por la sensación tan helada. Las gotas más ligeras aún siguen cayendo desde el cielo gris que me cubre. Pongo mis brazos alrededor de mi torso para mantener el calor de mi cuerpo, Alice me había prestado una blusa y un suéter con la idea de que me quedaría dentro de su casa, y solo a mí se me ocurre salir usando solo eso. Debí haber tomado una de las chaquetas que estaban en el perchero junto a la entrada, no creo que los Cullen se hubieran molestado.

Un peso se coloca en mi hombro.

—Idiota, me asustas —le grito sintiendo que mi cuerpo se sobresalta, mi corazón comienza a bombear con fuerza en mi pecho. Miro de reojo al causante de mi mini infarto. Unos ojos azules me regresan la mirada. —No me interesa, vete.

Le doy un golpe para alejarlo, el ave salta de mi hombro alejándose de mí. Mis piernas vuelven a caminar por la fría y húmeda hierba del bosque, al menos Alice había limpiado mis botas que usaba en la mañana y me resultaba cómodo moverme sin que se me mojaran los pies.

Ahora que lo pienso, parece que la vampira ya sabía que esto pasaría y la semana pasada nos había regalado a Angela y a mí varias maletas con ropa y zapatos de distintos tipos, incluso diario en la mañana nos "recomendaba" que usar ese día. Nosotras de idiotas no le habíamos cuestionado la razón.

No me molesta, de hecho se parece a la ropa que usé en Mystic, solo que en una versión más acogedora y suficientemente caliente para este tipo de clima.

De nuevo el peso aparece en mi hombro.

—Estoy enojada contigo —gruño. Me regresa el sonido. —No me importa, vete, quiero estar sola.

Giro mi rostro para mirar al lado contrario de donde él está. Escucho que suelta un profundo suspiro, seguido de un aleteo que hace que la presión en mi hombro desaparezca.

Mis ojos lo buscan a mí alrededor, pero se ha ido.


Hola, holaaaaaaaaaaaaaa

¿Cómo están? jijijij ¿Que tal les va? ¿Ustedes si hablan cuervoñol? JAJAJAJA Pobrecito animalito, nadie lo entiende.

Oigan, spoiler del siguiente capitulo...

Resulta y resalta que yo estaba bien inspirada escribiendo, pero Isabella, (que también va a narrar el siguiente cap), se se puso a hacer brujería y se metió en mi cabeza para ella escribir el capitulo. Entonces, yo quería que fuera de cierta manera para que la historia fuera en la dirección que tengo planeada, pero resultó ser algo completamente diferente.

Ahora tengo que darle otro giro y pues, el siguiente capitulo que voy a subir, (aun no sé exactamente cuando) ¡Trae soundtrack! No se si les ponga el nombre de las canciones, o incluso les haga una playlist en Spotify o algo... ¿Ustedes que opinan?

En fin, díganme que piensan y pues, nos leemos al siguiente.